Cap.4-La Mansión Smith.
Capitulo Cuatro: Mansión Smith (La selva de los Smith).
Después de unos minutos, más o menos, dejo de pensar mucho y solo lo hago.
Me impulso entre el césped y el cemento duro de la ventana para poder pasar mi flacucho cuerpo por el orificio como anteriormente la elfina de la casa.
Una vez adentro, puedo sentir la calidez del clima, que llega a ser demaciado reconfortante. Exagerado, a decir verdad.
La elfina me mira unos segundos esperando captar mi atención.
-En un momento la encontrara mi ama -dice ella en reverencia -. Por favor no salga de aquí, puede ser mortal.
Con eso avanza hacia la puerta y sale, cerrando.
¿Cómo que podría ser mortal?
Bueno, estar en una casa mágica de Mortífagos no estaba en mis planes, pero supongo que es mucho mejor que el inico del verano del año pasado.
Ahorita podría estar barriendo o cocinando para gente cruel. Pero ahora todo es diferente y me alegro por recordar los viejos tiempos.
La habitación donde estoy es más bien un despacho. Hay un escritorio en el fondo, junto a la chimenea y las paredes están llenas de libreros con varios objetos y novelas polvorientas. También hay un sofá enorme en el centro, y el piso se adorna por una increíble alfombra de terciopelo gris. En el techo cuelga un candelabro pequeño, con cristales y unas cuantas velas de adorno. La habitación es tan enorme que probablemente cabría tres veces la sala común de Hufflepuff.
Estás personas son extremadamente ricas y después de todo, creo que sí tiene sentido eso de que debe ser mortal. Aún más si viven magos tenebrosos aquí.
Asomó la cabeza por la misma venta donde entre, para observar a Sirius, pero el se ha ido, dejándome sola y con miedo.
¿Es verdad que no debería salir? ¿Y si lo hago? ¿Que pasa?
Entonces me recorre los nervios y siento una ráfaga de aire, pero no frío, no. El aire permanece igual de cálido, muy caliente. Cómo cuando te arrinconas junto a la chimenea después de cenar.
Posteriormente escucho un gruñido abismal, tan fuerte que incluso mueve las paredes como terremoto.
¿¡Que es lo que está pasando!?
El ruido se escucha otra vez, junto con la misma ráfaga de aire caliente.
Procedo a sospechar si es normal o significa que ocurre algo.
Así que tomando mi pequeña valentía, dirijo mi cuerpo hacia la salida para ver lo que ocurre allá dentro, sin embargo un sonido me detiene y entonces la veo.
Leah Smith abre la puerta con tanta fuerza que parece querer tirarla y lo primero que hace es correr hacia mi con aires de heroína.
-Hola -le sonrió amable.
Ella ignora mi cortesía y toma mi muñeca sin pensarlo. Cuando me doy cuenta aparecemos detrás del escritorio escondidas.
-¿Que haces? -pregunto alarmada y ella se asoma sigilosa.
-Shh, nos escuchara.
-¿¡Quien!?
«Aaaagggghh»
Ese gruñido vuelve aparecer. Alarmando a la chica quien mete su cabeza entera debajo del escritorio y cierra los ojos esperando, yo igual lo hago pero no siento nada, así que los abro dudosa y entonces veo como el fuego sale disparado desde la puerta, iluminando toda la habitación en colores anaranjados vivos.
Empiezo a sudar de repente y comparo la experiencia con ser un bollo dentro del horno.
Una vez que el fuego termina, Leah saca la cabeza y me indica que hago lo mismo.
-¿Que fue eso? -reclame ofendida.
-Oh, hola Prewett -me saluda tranquila -Hace mucho que no te veo.
-¿Que fue eso? -repito -¿Un dragón? ¿Tienes un dragón aquí dentro?
-No es un dragón. Es una serpiente china.
-¡Pero escupió fuego!
-Son similares, pero no lo mismo -ella rueda los ojos obvia -. La serpiente se desliza y no puede volar, literalmente produce bolas de fuego y la piel es transparente.
Inclino mi cabeza un poco para ver por la puerta como se aleja la cola de la serpiente hacia la siguiente habitación. Confirmo pronto la apariencia del animal, dando puntos la sabiduría de la chica.
-¿Y que hace aquí?
Una vez que permanecemos seguras se levanta del escritorio, tronando su espalda en una señal de estrés.
-Papá dice que la dejo escapar por accidente de su jaula -explica con cierto grado de misterio -. Aunque estoy casi segura que fue Zack, es su juego favorito.
Yo imito la acción de Leah, para mirarla perpleja.
-¿Su juego favorito? ¿De que hablas?
Leah deja de estirarse. Me ve molesta por no saber de lo que habla.
-Ya sabes, el juego de escapar de la serpiente antes que te mate -dice rodando los ojos -. Siempre jugamos esto con papá, aunque con otros animales. Le gusta variar.
-¿Antes de que te mate? ¡Es verdad lo que me advirtió tu elfina, por las barbas de Merlin es mejor que nos vayamos ya!
Sujeto su antebrazo y la dirijo hacia la ventana pero ella me detiene pronto.
-No podemos irnos de aquí sin antes ganar -susurra.
-¡No importa el estúpido juego! ¡Ambas estamos en peligro!
-Es que no lo entiendes -la pelirroja toma mis brazos con total confianza -. La cosa es así, escapas de la creatura ileso y entonces podrás hacer lo que quieras. Pierdes y bueno no hay mucho que explicar, mueres y ya. Papá lo ocupa para cuando pedimos permisos o favores, tiene la creencia de que debes trabajar duro por lo que quieres ¿Que mejor enfrentando una criatura mágica? Entonces si solo me escapó, sospechara que fue por una razón grande y si solo ganó y me voy, pensará que en realidad pasaré el verano con una amiga. Lo normal para nosotros.
Un nudo aparece por mi garganta haciendo difícil tragar saliva.
-Tu familia está loca.
-Se volvió peor el verano pasado -suspira.
Por primera vez desde que la conozco me doy el tiempo para observarla con detenimiento. Resulta que es muy guapa, tiene este cabello ondulado y abundante color rojo, pero no del mismo tono que mis primos, el de ella es cálido como el fuego del fénix y tiene la piel amarilla casi dorada, sus ojos son miel. Las facciones del rostro la hacen ver cómo un hada e incluso me planteo si es parte veela, porque crea el mismo impacto que Fleur cuando la miras.
-Pero últimamente creo que Zack intenta matarme, más de lo normal -me vuelve a decir después de un rato -¡Shh!
Smith se vuelve a esconder detrás del sofá, pidiendo que haga lo mismo, cuando nos hincamos, asomamos los ojos para ver cómo la serpiente se desliza por fuera de la habitación, sin lanzar fuego, luego simplemente se va y entonces un joven de cabello negro intenso entra.
Leah me sujeta de la túnica y hace que caiga al suelo. Las dos nos mantenemos calladas.
-Se que te escondes en algún lado, pequeño rábano con patas -gruñe el muchacho antes de irse.
Cuando sus pies se alejan, por fin nos levantamos.
-¿Lo ves? -señala ofendida -. Pero tranquila, la serpiente lo persigue también.
-¿Y no te da miedo?
-¡Para nada, me crié con esa cosa!
Frunzo el ceño: -Me refiero a la serpiente china.
Ella lanza una sonrisa radiante.
-¡Por eso! -asiente gustosa -. Se cada movimiento, sus debilidades, habilidades ¡Todo! Claro que Zack es otro asunto. El puede usar la magia y yo aún no, por lo tanto me tiene en desventaja.
-El que acaba de entrar era tu hermano, entonces -dedusco pronto y ella afirma con la cabeza -¿Igual juega?
-Po supuesto, No creerás que la serpiente querrá matar a una sola persona. Al único que obedece es a papá. Una vez lastimó a Mamá ¡Ellos casi se divorcian por eso!
Sacudo mi cabeza un poco confundida por tanta información en unos pocos minutos.
La casa es grande, la gente es hermosa, tienen animales extraños, pero no es suficiente, resulta que también les gusta matarse entre si. ¡Vaya familia!
Y creer que mis conocidos era extraños.
Ginny tenía razón con la descripción de la agradable y aterradora familia.
-¿Y si mejor te espero afuera? -dije con tono de terror en mi voz.
-Dexi ya sabe que estás aquí, te perseguirá de todas formas.
-Ay, hasta tiene nombre y todo.
Leah mira detenidamente el reloj gigante de arena, que cuelga en una de las paredes como adorno principal.
-Solo tenemos cinco minutos antes de que se entere que andamos por aquí -dice señalando al reloj -. Será mejor que nos movamos a otra habitación.
Tragó saliva con dificultad y la miro insistente.
-¿Confías en mí? -la pelirroja me toma por los brazos para ver directo a los ojos y me sonrojo de repente.
-¡No!
-Bueno, tendrás que hacerlo desde ahora.
Sin previo aviso toma de nuevo mi mano, tirando de ella hacia la salida. El próximo cuarto imagino que es el living porque parece igual de grande y la puerta principal está justo enfrente. Los bellos pisos de mármol hacen que el correr sea difícil sin resbalarse. Hasta que llegamos a unas escaleras de madera barnizada y las escalamos sin dudar. Cuando me doy un momento de observar el interior, me doy cuenta que es más grande lo que se ve por fuera. Ella me arrastra por pasillos y pasillos, hasta que vemos otras escaleras pequeñas que se mueven. Cómo en Hogwarts.
-¡Tu hogar es enorme! -exclamo cuando me suelta repentinamente y comienza a trotar por los pasillos estrechos del lugar.
-Hechizo de expansión -me explica uniendo su oreja en cada puerta que pasamos -. Mi padre colecciona un montón de creaturas mágicas y tiene habitaciones para algunas de ellas. Es más bien un laberinto aquí dentro.
Mi pecho comienza arder por la falta de aire. La verdad es que buena condición no tengo y estar corriendo para sobrevivir ya debería ser costumbre.
Debí acompañar a Cedric todas esas tardes que entrenaba en el lago negro...
Leah parece tan acostumbrada al correr e incluso diría que su cuerpo luce atlético. Ella es más alta que yo por bastantes centímetros por lo tanto sus pasos son más prolongados que los míos y nada más intento seguirle el paso.
-¡Por aquí!
Nos metemos finalmente a uno de los tantos cuartos que hay. Ella saca de sus jeans unos fósforos y prende uno de ellos para darnos luz.
-¿Dónde estamos? -le susurro al oído, Leah empieza a reír por las cosquillas... Creo.
-En la habitación de los escarbatos.
Yo frunzo el ceño, apegando mi cuerpo al de Smith en forma de protección.
-¿Y hacen daño?
-¡Para nada! Son tan tiernos como los cachorritos -dice señalando adentro de la habitación oscura -. Bueno, al menos que traigas algo de valor.
Miro mi dedo con el anillo que me dió Cedric el año pasado e inflo los cachetes para evitar llorar por recordar eso.
-Tengo un anillo -dije mostrando mi dedo -¿Pasa algo malo?
Leah sonríe pronto.
-No puede ser, Lavander tenía razón el año pasado -rie juguetona -. Si sientes que alguien se trepa en ti solo acaricia su panza, eso les gusta.
Abro la boca para responder, hasta que oigo un «Ssh» saliendo de su boca y entonces escuchamos la áspera piel de la serpiente deslizarse por el mismo pasillo.
-Tenemos que encerrarla en la habitación de los gatos esfinge -dice abriendo la puerta levemente.
-¿Y que hacen esos gatos?
-Nada, son simples gatos pero a mí papá le parecieron interesantes cuando fuimos a un refugio de animales Muggle. Aunque a Dexi le molestan.
Leah se pasea por todo el cuerpo, aún sosteniendo su pequeño fósforo. Veo que se inclina un poco y sujeta a uno de esos escarbatos que se encontraban ahí. Era real que parecían pequeños cachorros cruzados con un puerco espin. Tan bonitos.
-Sujeta a Rodric y dame tu anillo.
Extiendo las manos para sujetar el pequeño animal como si fuera una madre protectora y Leah extiende la mano para recibir mi anillo.
-Yo... No puedo.
Alcanzó a ver qué rueda los ojos desesperada.
-Tranquila, lo recuperarás, para eso es Rodric. Siempre encuentra las joyas, nunca falla.
Se lo doy sin pensarlo y ella abre la puerta para salir corriendo hacia otra habitación y regresar como un cometa. Ahora me arrebata al escarbato cuando lanza el anillo hacia el cuarto de los gatos y cae haciendo un sonido fuerte.
-Muy bien Rodric, ve por ese anillo antes de que Dexi entre por completo a esa habitación. ¡Y no te robes el collar de los gatos!
Pongo a Rodric tiernamente en el piso y veo al pequeño animalito avanzar con sus pequeñas patas. El escarbato hace lo mejor que puede con el tiempo. Hasta que logra meterse en la habitación de los gatos, causando uno que otro ruido.
-¡Sabía que haría desastre! Una vez que Dexi oiga el ruido vendrá y podremos encerrarla.
No fue nada tonta al armar su magnífico plan, después de un rato la serpiente regresa con total confianza de saber dónde está su presa y sin dudar entra a la habitación.
Por un segundo dudo que semejante serpiente vaya entrar ahí, pero recuerdo el hechizo de expansión y lo hace.
Entonces me preocupo por Rodric.
-¡Debemos cerrar la puerta antes que se de cuenta que no andamos ahí! -me jala nuevamente y yo la detengo.
-¿¡Que hay de Rodric!? No podemos dejarlo. Lo matara.
Smith niega con la cabeza por no saber que hacer. Entonces el pequeño animal sale de la habitación contento de tener mi anillo devuelta. Por último Leah cierra la puerta intentando trabarla y salimos corriendo con Rodric en manos.
Aunque la seguridad no dura mucho, porque la serpiente quema por completo la puerta y un montón de gatos pelones salen por montones junto con la serpiente que parece tener asco.
-¡Corre, Ellie, Corre!
Ambas vamos de un lugar a otro tratando de evitar las ráfagas de fuego o los empujones que nos da Dexi con la cola.
Hay escaleras y pasillos larguisimos por doquier, yo comienzo a agotarme tanto que la vista se me nubla de pronto. Siento por un momento que terminaré muerta en la mansión Smith y la pobre elfina tendrá que sacar mi cuerpo.
Al doblar la esquina, cuando he perdido el paradero de Leah, me tomo un momento para sentarme y descansar un poco, tratando de no hacer ruido, aún con Rodric en manos.
La respiración la tengo tan agitada y mi pecho sube y baja como un loco. Aquí he llegado.
Supongo que veré a mi padre allá arriba. Tal vez conozca a Merlin o los padres de Harry.
Cierro los ojos esperando lo peor cuando escucho ruidos del mismo lugar en el que estoy. Sin embargo, no pasa nada y cuando abro los ojos me encuentro con un joven.
La respiración se tranquiliza cuando lo veo de cerca. Es tan guapo, casi tanto como Leah, pero tiene el cabello negro con la misma piel dorada y los ojos son bellos, uno de color miel como los de Leah, aunque el derecho parece un color azul como el agua. Sin duda es el hermano y es todo un galán.
-¿Quien eres tu? -pregunta confundido mirándome.
-¿Tu quien eres? -pregunto de vuelta en instinto de supervivencia.
El pelinegro me apunta con la varita sin nada de sentimientos en los ojos. Ladeando un tanto la cabeza para desafiarme, pero no tengo ganas de defenderme. Estoy medio muerta.
-¡Aquí zoquete! -escucho que le grita su hermana desde el otro lado -¡Espero que Dexi te rostice enterito!
El chico Smith le lanza una maldición con la varita y ella rebota en una de las paredes.
-¡Eres una idiota!
Le lanza otra maldición.
No sé cómo ni de dónde, pero mis pocas fuerzas salen a flote y lanzo mi cuerpo sobre él para tumbarlo en el piso, Rodric sale volando con mi anillo pero logra atraparlo y caer en el cuello del hermano, el cuál toma rápidamente su reloj de oro. Entre tanta distracción, la serpiente nos encuentra y Leah se levanta recuperada sujetando mi mano para escapar.
-¡Pudrete en el infierno, Zoquete! -exclama riendo, Zack se levanta desprevenido y Leah le alza el dedo de enmedio mientras corremos hacia un balcón que da hacia el jardín.
Rodric corre detrás de nosotras con el reloj y mi anillo.
-¡A la cuenta de tres saltas y te sujetas del barandal! -ordena cuando abrimos la puerta y señala la barra para sujetarse.
-Leah, yo no creo que pueda hacerlo.
-¡Si lo harás, si quieres sobrevivir!
Por lo lejos observo a Zack escapando del fuego, desviando el camino. Entonces Dexi nos ve en el balcón y se desliza directo hacia nosotras.
-¡Uno...! -grita la pelirroja, Dexi derriba los cristales que protege el balcón -¡Dos...! ¡Tres!
Dexi se avienta con fuerza y cae en picado hacia el jardín. Creando un sonido estrepitoso.
El corazón me late a mil por hora y las mano me tiemblan del susto. Estoy colgada en la barra metálica de la casa desde el segundo piso. Si caigo podría terminar como calcomanía en el jardín, así que ya no miro hacia abajo y observo a Leah enfrente mío, igual sujetando la barra, pero balanceando si cuerpo de adelante para atrás, súper divertida. Rodric la sujeta del tobillo.
-¡Uuuuju! ¡Estuvo de pelos! ¡A qué si Ellie!
-¡Voy a morir! ¡Auxilio! -chillo.
-¡Por eso no estás en Gryffindor! ¡Cobarde!
Yo frunzo el ceño.
-¡Por algo no estás en Hufflepuff! ¡Grosera!
¡En fin, nosotras ganamos!
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