Cap.19-Cedric Diggory.
Capitulo diecinueve: Cedric Diggory.
La mañana del primer día de clases, Susan, Hannah y yo, nos levantamos temprano.
Lo suficiente como para aprovechar los vestidores de chicas para nosotras solas. Entonces, con la ausencia de gente, comienzo a explicarle a Hannah lo que había contado en el vagón con Susan y Justin.
Cómo era de esperarse, ella interrumpe en algunas ocasiones para hacer mofa de la situación, aunque se tiene la mayor parte preocupa. Ya cuando termino de contarle mi historia, estamos caminando por los pasillos de Hogwarts.
—Lo lamento Ellie, fui muy irresponsable —se disculpa avergonzada —. Te juro que no lo volveré a hacer... Bueno, olvida el juramento, no puedo asegurarlo, pero trataré.
—Bien por eso Hannah —asiento tranquila.
—Ahora es mi turno de contarles mis anécdotas —dice Abbott recuperando el ánimo —. Espero que Draco Malfoy te haya devuelto tu conejo, porque ayer en la noche nos amenazo a Ernie y a mi, para llevar a su grupito de nuevo ingreso hacia las mazmorras. Dijo que si no lo hacíamos, no te devolvería nada y tuvimos que esperar como media hora a que llegara para decirles a los pobres como entrar. De paso conocimos a la nueva.
—Se lo devolvió —contesto Susan por mi —. Aunque Justin casi se bate a duelo con el, pero me sorprendió que Malfoy permaneciera tranquilo ante eso.
—Es que tú novio es un tonto. Y Draco Malfoy el triple de eso.
Yo me hecho a reír.
—Lo que pasa es que Malfoy está abusando de su poder como Prefecto —contradice Susan, olvidando el tema de Justin —. He cierto lo que dijiste ayer sobre la elección de Dumbledore con los Prefectos, se le salió de las manos, empezando por los dos Slytherins.
—¡Oye! Conmigo no se equivoco, lo dices por celosa, es eso.
—Yo no estoy celosa, al contrario, me siento feliz por ti. Solo que pienso que no eres muy responsable...
—Ey, yo soy muy responsable.
—Hannah...
—De acuerdo, pero yo sé cuidarme muy bien a mi misma y es por eso que me eligieron. ¿Necesitas más razones?
Susan está apuntó de abrir la boca.
—¿Y que tal la chica nueva? —dije interrumpiendo la pequeña discusión, justo a tiempo antes de que se convierta en una pelea más grande —¿Es agradable?
—¿Eh? Oh... Bueno, a diferencia de Parkinson, si lo es.
—Menos mal.
—Viene de Manhattan —nos cuenta —. Dice que estudió en Ilvermony.
—¿Ilvermony?
—Ya sabes, la escuela de magia para América del norte. También nos dijo que le gustaba más Hogwarts porque parecía muy medieval y toda la cosa.
Oh, me preguntó cómo serán el resto de las escuelas de magia. Por ahora, físicamente solo conozco Hogwarts.
—Ademas parecía interesada en el rey de Roma, osea Malfoy —vuelve a decir después de un rato, cuando por fin entremos en el Gran Comedor —Creo que le gusta.
Pobre chica, ni siquiera sabe lo que dice.
Es decir, Draco es guapo, si. No podemos negar algo que es claro como el agua, sin embargo, es la peor persona que conozco y no estoy muy segura de que quiera tener una relación con alguien así.
Ya será su problema. Supongo...
Mientras tanto creo que deberían advertirle, o ella se dará cuenta sola. Lo que pase primero.
—¡Genial! Llegas temprano, te toca más comida ¿Por qué nadie me lo dijo?
Las tres nos sentamos al borde del comedor para nuestra casa. El desayuno consiste en huevos con beigol y jugo de uva.
Casi no hay nadie en el salón, aunque los pocos madrugadores que llenan de poco a poco las mesas, luchan cada segundo para no caer en picado sobre sus platos de avena.
—¡Oh, Abbott! ¡Que bueno que encuentro a una Prefecta de Hufflepuff —Sprout acaba de entrar al gran salón, exasperada con un montón de pergaminos apilados —. Entrega esto a tus compañeros de casa. Hoy tengo clase con los de segundo año y se me hace tarde, debo encerrar a las plantas caníbales antes de que lleguen.
—¿Plantas caníbales? —cuestiona mi amiga con miedo.
—Si, no queremos que haya accidentes. Aunque la última vez que una planta se comió el meñique de un alumno fue como hace veinte años.
—¡Que casualidad! Tengo un tío que perdió el meñique hace veinte años, aquí en Hogwarts —Hannah entrecierra los ojos.
—Correcto.
—Sospechoso...
—Entrega a tus compañeros — repite la profesora de Herbologia, extendiendo los pergaminos —Debo irme.
La jefa de casa se despide y Hannah no sabe que hacer con tantos papeles en los brazos.
—Ayúdenme, terminaré más rápido.
Susan y yo asentimos gustosas, sacando un par de hojas de encima.
—¿Que es esto? ¡Oh, nuestro horario!
Susan coge el primer pergamino al azar.
—Este es tuyo Ellie —lo observa con detenimiento —. Despues del almuerzo se pondrá interesante.
—¡Déjame ver!
Ella extiende mi horario.
—Defensa Contra las Artes Oscuras —leo atenta —. Junto a Gryffindor.
—No puede ser —Hannah también se asoma — Diablos, nos toca Historia de la magia a primera hora un lunes entrando de vacaciones. Este horario es una bazofia.
—Parece que seremos los primeros de quinto en conocer a Umbridge —anuncia Susan, ignorando el comentario de su amiga.
—Me da mala espina —dije en voz alta, más para mi que para ellas —. Sobre todo por la primera impresión que nos dió ayer, con su discurso. Puedo equivocarme.
—Pues yo digo que tiene cara de torta y si algo útil he aprendido de la bisabuela Abbott es que no debes confiar en una mujer que tenga cara de torta, porque eso significa que se pone bótox
—¿Y que tiene?
—Ni idea —acepta Abott —. Aunque la de Umbridge parece natural.
—Sea o no por la cara de torta —les adivierto sigilosa —no debemos confiar en ella.
El par concuerda finalmente.
—Bueno, acabemos esto de una vez, antes de que sea demasiado tarde.
Las tres tomamos caminos diferentes una vez que iniciamos la tarea.
A los pocos que conozco por sus nombres, les entrego su horario primero y dejos a los que no para el final. Así pregunto por ellos con los demás.
Una de las ventajas de estar en Hufflepuff es que somos pocos, a la mayoría ya los conocerás si es que pasas mucho tiempo en la sala común. Cómo fue mi caso, además, Cedric y Hannah son muy populares y eso me ayudó a entablar conversación con otros.
—Clara Summers —llamo a la castaña, dándole su hoja —. Tu horario.
—Iba a preguntar cómo estuvo tu verano —me dice arrebatando el pergamino —. Pero con la ruptura que tuviste, dudo mucho que la hayas pasado bien.
La única risa que se escucha es la de ella.
Así que mejor me volteo y me retiro del lugar. No estaba de humor para seguirle el cuentecito a Clara Summers. Era su último año y se suponía que tenía que madurar, aunque no fuera así, ella ya tenía el camino libre con él, así que si quisiera podría perder tiempo en conquistarlo en vez de burlarse de las pobres ex novias.
Ah, solo por eso extraño cuando Cedric les daba su merecido.
Ahora será mi turno de hacerlo por mi misma. ¡Y más vale!
No queremos que Mía Wolf les queme la cabeza como a Griselda el año pasado.
Agridulces recuerdos.
Ya casi termino con mi misión, así que me tomo un tiempo para acomodar los pergaminos que faltan. Aquí hay un tal, Ernie McMillan que todavía no se levanta y un Liam Boss que se sigue besando con su novia, un par de chicos de tercer año y... ¡Oh, cielos!
Cedric Diggory, séptimo grado.
No puede ser.
Sin siquiera prevenirlo, mi corazón late con tanta fuerza que el sudor corre por mi frente y las Snitchs que creí desaparecidas vuelven a mi estómago, ahora más fuertes que nunca.
Observo un minuto a Susan pensando si platicarle o no. Pero al final decido meter su tarjeta hasta el último de la fila para evitarlo el tiempo que sea posible.
No me importa si llega tarde por mi culpa.
Quería tener tiempo para prepararme.
—Uff, aquí vamos —me digo a mi misma una vez que termino de dar los horarios que faltaban —. ¡Tu puedes! ¡Tu puedes!
La mesa es larguísima y da la casualidad que veo al castaño comer solo. Incluso distraído se ve muy bello y por supuesto no dudo en recordar las veces que nos tomábamos de las manos para desayunar.
Ahora en el presente, el ni me conoce y yo lo debo ignorar.
Cosas de la vida.
Así que, con toda mi poca valentía, me acerco discreta hacia su lugar. Cómo ya dije, está completamente solo, distraído seguramente por sus pensamientos sobre Quidditch y vete tu a saber que más.
—Emm.. tu... —susurro con la voz más pequeñita que tengo, dudando si hablarle o arrepentirme.
Pero ya es demasiado tarde.
El chico se voltea desinteresado hasta que posa sus ojos grises en mi, esperando que pase algo. Porque si no, entonces se preguntara que tanto hago viéndolo.
Sería el doble de vergonzoso.
—¿Cedric Diggory?
Pero que tonta ¡Es obvio que se trata de el!
Solo tengo que fingir demencia.
—Hola. Si, soy yo —por las barbas de Merlin, había olvidó el dulce tono de su voz — ¿Y tú?
Se supone que pregunté: “¿Que sucede?” y no un “¿Y tú quien eres”
Pues tu ex novia, pero no puedo decírtelo.
La última vez que hablé con él frente a frente fue hace mucho, específicamente hace tres meses en un sementerio dónde Lord Voldemort nos atacó y casi morimos.
El señor oscuro...
Tiemblo de tan solo recordarlo.
Aún no estoy lista para esto, no después de tener un flashback que me hace querer llorar enfrente de él.
Me quedó callada un rato y me mira confundido.
—Yo... Me tengo que ir —doy la vuelta tan rápido como Snape manda, para escapar ágilmente, entonces recuerdo el pergamino en la mano y me veo obligada a regresar —. Ups, casi lo olvido. Ten tu horario de clases.
Ahora sí, me fugó antes de siquiera escucharlo decir Gracias.
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