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Cap.15-Mi Ex, Vagones y Madres.




Capitulo quince: Mi Ex, Vagones y Madres.




Luego de mi reencuentro con amigos, más o menos pasaron cinco minutos para que Leah y su madre salieran del baño, finalizando la conversación secreta que tenían entre madre e hija.

Cosa que a Hermione ni a mi tía les hacía gracia. Incluso Harry se había apuntado a la ola de desprecio, pues mantuvo su rostro un tanto serio hacia la presencia de Louisa Smith, mientras que los demás, bueno, no hace falta explicarlo, es obvio por sus miradas y sonrisas bobas que hasta comprarían todo lo que la señora Smith les quiera vender.

Antes de pararse enfrente de nosotros, la pequeña Smith limpia la única lágrima que cae por su mejilla y recupera su postura firme.

La señora Smith sonríe en dirección a la Tía.

—Querida Molly, te agradezco tanto que cuidaras a mi hija este verano. Me ha dicho que eres una excelente cocinera, pero seguramente te ha dado mucha lata —rie por lo bajo haciendo que todos los hombres hagan lo mismo, excepto por mis tíos que le ven como un bicho raro —. En fin, permíteme darte un cheque, por las molestias que te pudo causar, yo sé que no es fácil...

—Oh, no es necesario, Louisa. Lo hago con gusto. 

—Que adorable eres Molly, pero insisto. Con tantas responsabilidades que tienes —la pelinegra señaló a sus cuatro hijos pelirrojos, Harry, Hermione y su sobrina, osea yo. Que si, eramos tantos que parecía guardería pero ya que —. Leah es una carga más.

No sé si lo dijo por ella, pero lo sentí como una ofensa, ¿Llamar a su hija una carga indirectamente estaba bien? Supongo que no, cómo sea, no conozco mucho sobre madres amorosas ni nada de eso. Aún así me pone triste pensar en como debe sentirse Leah a todo esto.

Automáticamente también le hago una mueca de desprecio.

—¡Para nada! Si fuera mi hija jamás la abandonaría y aún así no la dejaré sola como cierta persona.

Louisa quita la sonrisa de su boca y frunce el ceño, está enojada, la tía está enojada y los demás miramos como espectadores en un ring de pelea esperando por el siguiente movimiento.

Esto no terminará bien.

—Cuidado cómo me hablas, Molly querida, estamos del mismo lado.

—¿Enserio? Eso significa que te quedarás o huiras como una cobarde porque no te puedes decidir entre ella o salvar tu pellejo.

—¡Cómo puedes decir eso! ¡Yo soy su madre!

—Pues será mejor que dejes de solo decirle y comiences a demostrarlo. Leah te necesitaba y tú no estuviste.

—¡Algún día entenderá porque hice todo esto! —la señora Smith aprieta los puños por la ira que enmena. Gracias a los gritos los miembros de la orden salen del trance y se preocupan por el escándalo que acaban de comenzar estás dos mujeres —. Pueden verme como quieran cualquiera de ustedes, no me importa, pero ella sabrá la verdad y es lo único que me interesa. Además no la deje sola. Aquí hay alguien que le importa tanto como a mi.

—Bien —asiente la tía, roja del coraje —Pero hasta que eso pase no te atrevas a buscarla. Ya has hecho suficiente con romperle el corazón.

Todos volteamos a ver a Leah, esperando que de alguna manera proteste en contra de la señora Weasley para defender a su mamá. Pero en cambio se quedó callada mirando al suelo y eso es suficiente, para darle la razón.

Leah ya ni siquiera sabía quién era su verdadera familia, no sabía quién era y lo peor es que, no sabía en realidad de que lado estaba.

Pero a pesar de eso, de que no tenía idea de nada y yo en cambio tenía mis pies bien puesto en mi bando, las cosas fueron diferentes...

Louisa Smith se volteo rápidamente observando a su pobre hija que permanecía estática, tratando de adivinar lo que había en su mente para poder resolverlo, entonces se giró levemente y me miró.

Me miró como si me conociera, como si se tratase de una persona muerta o algo así. Con esos ojos enormes aún más abiertos y la boca hasta el suelo. La sorpresa en su rostro era inevitable de ver. Tanto que los demás se preguntaban que había sucedido.

—¿Ellie? —dijo mi nombre.

Por primera vez Leah alzo la mirada para detallar lo que sucedía y mis primos abrieron levemente la boca. Harry y Hermione se miraron entre si.

—No te metas con mi sobrina —la tía Molly se puso entre nosotras cuando descubrió su acción de querer acercarse más.

—¿Tu sobrina?

Momento tenso.

Al parecer todos aquí me conocen y yo ni siquiera se lo que sucede. No sé en lo que hago metida, ¿Quien eran ellos y por qué sabían quién era? ¿Por qué era importante?

—Disculpe —dije entre tanto alboroto —¿Nos conocemos?

Louisa se vio muy confundida por mi pregunta.

—¿Sirius no te lo dijo?

—¿Decirme que?

Nada tenía sentido, por lo menos para mí. ¿Sirius que tenía que decirme? ¿Ella quien era para asombrarse de mi? ¿Que estaba pasando?

—Louisa —Remus llamo la atención de la mujer que quedó paralizada enfrente mío y cuando pudo reaccionar al llamado de Lupin, el expreso de Hogwarts anuncio su salida —. Será mejor que te vayas, más personas están llegando, podrían encontrarte y los chicos ya tienen que irse.

Louisa sigue sin moverse.

—¡Mamá!— Le grita está vez Leah recuperando la cordura —¡Los Malfoy están aquí! ¡Tienes que irte ya!

Volteo levemente hacia el otro lado y puedo ver cómo los señores Malfoy acompañan a los dos jóvenes, quienes se suben al tren de inmediato, sin despedirse.

Luego de eso, cuando me dirijo nuevamente hacia el disturbio de la familia, me encuentro con Louisa ya desaparecida y la mitad de La Orden conmocionados por el pleito de hace un rato.

—¡Ya suban al tren! —nos manda ojo loco.

Con la energía que podemos, reaccionamos ante eso y tomamos todos nuestros equipajes. Excepto Leah que queda mirando el vacío de su preciosa madre, quien la acaba de abandonar otra vez.

—Leah, vamos —insiste Hermione jalando su brazo —Tenemos que irnos.

La pelirroja finalmente da la vuelta y George le ayuda con el equipaje al ver que apenas podía caminar.

Finalmente nos despedimos de todos nuestros amigos y familiares, hasta que Hocicos llega a tiempo para despedirse de su ahijado.  

—¡No olviden escribir! —exclama la tía Molly finalmente.

Los ocho logramos entrar apretujados por el pasillo, tratando de asomar la cabeza hacia la ventanilla para observar a nuestra familia despedirse por última vez, hasta navidad. 

Sirius que sigue aferrado, persigue el tren por toda la estación, haciendo reír a la mayoría de los presentes, incluso Harry se ve contentó de verlo alejarse de ese modo. Luego el tren dobla la esquina y todos desaparecen.

Ahora, estamos completamente solos.

—¡No debió hacer eso! ¡Fue muy arriesgado!  

Harry despega los anteojos de la ventana y mira a la castaña de mala manera, entonces Ron le responde.

—¡Déjalo en paz! ¿Tu que sentirías si te quedarás encerrada por tanto tiempo?

Granger se cruza de brazos, en desacuerdo con mi primo.

—Sirius estará acompañado por la orden, Ron. No estará solo —gruñe la castaña, volteando hacia la pelirroja mayor que no anda muy atenta a la conversación —. Además no me refería a Sirius.

—¿Cómo que no?

Ron frunce el entrecejo confundido, pero Hermione toca el hombro de su amiga y mejor se queda callado.

—¿Leah? ¿Cómo te sientes?

Smith sale de su trance, sacudiendo la cabeza exasperada, para luego prestarnos atención a todos los que la vemos con detenimiento.  

—¡De maravilla! —contesta volviendo a la normalidad, con esa voz despreocupada —Y bueno, ¿Que esperamos? Venga, vamos a buscar un vagón.

Harry, Ginny y yo comenzamos a avanzar detrás de ella, pero Ron y Hermione se detiene a unos cuantos pasos que damos.

—En realidad Ron y yo tenemos que reunirnos con los demás Prefectos —declara Granger, más en tono de disculpa hacia Potter que otra cosa —. Nos darán indicaciones y tendremos que hacer rondines... Pero solo un rato, no creo que estemos ahí mucho tiempo.

Harry se alza de hombros como queriendo dar a entender que todo andaba normal, pero su rostro decía otra cosa, y bueno, también fue un momento incómodo por ver la reacción del chico, quien solo asíntio demostivado.

—Vale.

—Siempre es la misma charla con estos —dice Fred entre tanto agetreo.

—Como sea, nosotros buscaremos a Lee para hablar de negocios. Nos vemos —se despide George.

Al final, ellos cuatro se van a la dirección opuesta y los cuatro que quedamos seguimos el mismo camino. 

Todo el recorrido hacia nuestra búsqueda de un vagón libre nos quedamos en completo silencio. Solo se escuchan las conversaciones de las otras personas que de igual manera van a la búsqueda de un espacio libre. 

En eso, aparecen Justin y Susan que asoman sus cabezas por sobre la puerta del compartimiento en el que están, cuando me miran hacen una seña y corro hacia ellos con todo y equipaje.

—¡Ellie! ¡Estábamos por salir a buscarte, ven con nosotros! —me pide Susan alegre y yo afirmo con la cabeza.

—Enseguida voy —les digo y me giro haciai prima y mis dos amigos Gryffindor que se detienen enfrente de un vagón donde hay una chica rubia platinada —. Iré con ellos, nos vemos luego chicos.

Me despidió de los tres e intercambiamos sonrisas antes de irme.

—Por cierto, necesito encontrarte una vez que lleguemos a Hogsmeade, tengo que decirte algo —susurra Leah, lo más discreta que puede.

—Muy bien. Te buscaré.

Con eso, los saludo con la mano y voy directo hacia los Hufflepuff que aguardan con emoción.

Ellos esperan con los brazos bien abiertos y dando saltitos por la emoción de volvernos a encontrar después de un verano difícil. La calidez de los Hufflepuff y el olor de la magia comenzaban a apoderarse de mi, haciéndome sentir mejor que nunca. 

Justin se encarga de acomodar mi equipaje en las rejillas de arriba y nos sentamos por fin, para disfrutar del viaje.

Ellos han comenzado con la golosinas y las distracciones cómo libros y otras cosas.

—¿Dónde están Ernie y Hannah? —pregunte, aunque pronto me acuerdo de que son Prefectos y seguramente están con Ron y Hermione para lo de sus rondines.

—Fueron hacerse cargo de sus títulos —bromea el castaño abriendo una rana de chocolate —. Me siento aliviado de no haber sido seleccionado, no soy bueno para confrontar a la gente.

Susan rueda los ojos y yo comienzo a reír.

Ah, en verdad los extrañaba.

—En fin, debes contarnos cómo estuvieron tus vacaciones —exige Susan con la mirada más seria está vez —. Escuchamos que las cosas se pusieron difíciles.

—Si, fue así.

Entonces les conté toda la historia. Desde que nos mudamos a un lugar secreto, lo que paso con Harry y el Ministerio, hasta lo de Cedric. Exceptuando algunas cosas, claro. Pero ellos me escucharon con detenimiento y sin hacer algún comentario innecesario. Hasta que termine con lo de esta mañana y todas especulaciones que tenía en mente, ellos opinaron, aún mirando perplejos.

—Mi familia ya sabía que algo andaba mal —Susan es la primera en hablar —. Mis padres dicen que Fudge se esfuerza mucho por hacernos creer que todo anda normal,  pero se le olvida que muchos estuvimos ahí y se sabe más de lo que se debe. No es la primera vez que esconden información.

—Mamá dice que lo de Cedric no fue ningún accidente como lo dijeron en el profeta —declara Justin, limpiando el chocolate de su boca.

—¿A qué te refieres?

—Ella le reviso las heridas y dijo que habían sido por parte de una varita, manipulada por una persona obviamente. Ningúna creatura fantástica pudo hacer daños internos tan profundos y duda que Potter o tu lo hayan hecho, pues fue magia negra muy avanzada.

—¡Eso es lo que trato de decir!

—Mi tía Amelia me dijo que estuvo en el juicio de Potter, me contó lo que paso. Dice que se enfrentó con los Dementores ¡Y que además sabe hacer un patronus! Es como un especie de héroe ¿Eso he cierto?

—Susan, parece que exageras un poco —insiste Justin celoso, pero ella le ignora. 

—En parte si. Pero no sabía lo del Patronus. Es por eso que se metió en problemas, los del Ministerio lo planearon ¿No? Están bajo su cargo.

—Hasta lo que se, puede ser posible. La tía Amelia dice que fue común tener espías en la primera guerra.  Es probable que también allá infiltrados está vez.

Suelto un suspiro de alivio, con tan solo verlos y saber que apoyan mi historia, no me hacen sentir como si estuviese loca por primera vez, cómo a diferencia de los adultos. Ellos se toman estas cosas tan en serio que no pueden creer el hecho que una niña haya visto cosas. 

—Mi alma puede descansar en paz ahora que saben todo y están de nuestro lado —digo echando mi espalda contra el respaldo del asiento.

—Por supuesto que lo íbamos a estar, Ellie —contesta Justin con obviedad —. Te creemos.

Inclino la cabeza sin más que decir, entonces mis amigos me comenzaron a platicar de sus  veranos que al parecer han sido mejores que el mío. Susan dice que se la paso en casa construyendo una torre de cartas de poker con su padre y fueron al zoológico la última semana. Mientras que Justin fue a la playa de blackpool con su mamá mientras ella trabajaba en San Mungo.

El hospital para magos y brujas.

Estoy ahí tratando de prestar atención a sus anécdotas cuando, después de tanto tiempo e inesperadamente, por fin, lo veo.

Al co-campeon del torneo de los tres magos.

Al chico de Oro.

A Cedric Diggory.

Mi Ex.

La ventana sucia no me permite ver mucho de el, pero claro que lo distingo por su cabellera y destacable estatura.

Era el, caminando por el pasillo, rodeado de todas las personas posibles para un pequeño tren de más de un siglo. 

Con tanta gente gritando su nombre, no es sorpresa que el chico ni siquiera haya volteado hacia nuestra dirección, pero es decir, ¿Por qué lo haría? 

Su breve precencia fue como en cámara lenta, solo fueron unos pequeños pasos enfrente de mi y podía describirlo con lujo de detalle. Como si hubiera visto un fantasma del castillo, flotando.

Pero no era un fantasma, ni una fantasía, ni mucho menos cualquier chico. Se trataba del gran Cedric Diggory, el segundo niño más famoso del colegio despues de Harry Potter. Quien abría competido contra él en una prueba despiadada.

¿Y quién era yo?

La chica que le había salvado la vida, puff, nadie importante. 

Pues cuando se fue, sin siquiera tener la oportunidad de girarse, me rompió de alguna manera el corazón. Aunque había pretextos buenos para excusar este mal encuentro. Podría salir de ahí y explicarle lo que había pasado, recuperarlo, sin embargo no lo hice.

Y lo peor es que me siento mal y yo fuí quien tomo la decisión de dejar nuestra relación así... Sin acabar. Solo tomando caminos diferentes. 

Como si lo nuestro nunca hubiera pasado.

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