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Cap.1-Lo Impensable.




Capitulo uno: Lo impensable

-¿Viste algo extraño antes de lo sucedido, es decir, entre el intervalo del inicio de la competencia hasta ese día?

-No.

-¿Donde encontraste ese giratiempo exactamente?

Trague saliva antes de contestar.

-Mmh, el verano pasado, en la mundial de Quidditch. Después del disturbio, lo encontré tirado cerca de la tienda en la que dormía. Lo tome porque me pareció curioso, ni siquiera sabia su función, pensé que era un simple adorno.

-¿Alguien le advirtió sobre él? Un maestro, un amigo... Probablemente un competidor.

Podía sentir el sudor tibio caer por mi frente mientras escuchaba el rechinido de las tablas de madera contra el zapato del señor Choi.

Negué con la cabeza, entonces prosiguió.

-¿Como supo el momento exacto para utilizar el giratiempo si no sabia lo que era, señorita Prewett?

-Solo lo supe.

-¿Solo lo supuso? Señorita Prewett, eso sin lugar a duda me suena sospechoso. El giratiempo es un artefacto casi imposible de conseguir, tener uno sin ningún tipo de permiso o vigilancia resulta ilegal.

-Estoy enterada.

-Si es así ¿Por que tuvo el descaro de utilizarlo?

-¿El descaro? Señor ¡Murieron personas!

-¿No cree que alterando la linea del tiempo causo ello?

-¡¿Me esta culpando?!

-¿Por que no recurrió a las autoridades?

-¡No se! ¡No se! Nada más seguí mi instinto. Hice lo que creí, estaba asustada y la adrenalina me hizo actuar. ¿Por que creen que una niña de quince años tendría planes macabros para matar a sus compañeros?

-¿Potter la amenazo? ¿La hechizo? ¿La obligo para crear este caos y así ganar la competencia?

Negue con la cabeza, confundida.

-Potter jamas haría eso, es mi amigo.

-Por supuesto. Muy bien -Asintió el detective, nada convencido -Según la cronología de su historia, señorita. Potter y Diggory no estaban al tanto de su presencia hasta que llegaron al dichoso cementerio. ¿No es así? Digame, ¿Harry los protegió?

Solté un suspiro.

-Hizo lo que pudo... Todos lo hicimos.

-¿Por que no le pidió ayuda?

-Estaba ocupado siendo torturado por él...

-Harry Potter le contó esa historia.

-Lo vi, con mis propios ojos.

Hasta ahora,después de tanto, después de todo, podía sentir como mis ojos levemente se tornan en un fuego seco. Quería matar con una mirada a todos los que se encontraban ahí parados, mirándome como una pobre chiquilla que no sabia lo que decía.

Pero me encontraba bastante sana, completa, cuerda. Con cualquier estribo de mi mente bien sujeta.

Aunque supongo, claro, que no era fácil para nadie de quince años permanecer en una silla de interrogatorio con más de cien magos enfrente suyo a la espera de un testimonio bien hablado sobre algo traumante.

-Lo que creí, puede retirarse.

-¡Se levanta esta sesión!

Y con un golpe firme entre la varita de un ministro de magia y la mesa propia, todo por fin había terminado.

Mi nombre es Ellie, Ellie Prewett, la niña hambrienta que salio en columnas especiales del profeta estos últimos meses por ser la especial víctima del mago más loco de los últimos tiempos, Harry Potter. Cómplice del segundo mago más loco de los últimos tiempos, Albus Dumbledore.

Aturdida, hechizada, obligada, amenazada o increíblemente enamorada para sucumbir dentro de los efectos de Potter. Todas esas historias, debieron ser el guión perfectamente ensayado para persuadir que justamente el señor tenebroso no ha vuelto, ni de chiste y Hogwarts corrompe gravemente a nuestro siempre confiable ministro cabeza de bollo Cornelius Fudgge.

Si, así es como lamentablemente se ha estado manejando el asunto desde hace algunas semanas.

Harry Potter, el chico que lucho contra el señor oscuro, es un mal muchacho con problemas de abandono. Según el profeta.

Y luego estoy yo, recién liberada de un interrogatorio de casi dos horas, solo para terminar un caso sin importancia.

Cuando cierro la puerta del gran salón, tras de mí, un rayo de luz impacta mis ojos y el humo difuminado aparece por mi rostro nublando aun más mi campo visual. Una foto tras otra, todos los reporteros de los periódicos están ahí. Intimidandome.

-¿Puede hablarnos del veredicto final?

-¿Alguna declaración para el profeta?

Me encuentro en un momento de duda, pero lo único que mi cuerpo ha podido hacer, es quitar a la gente enzima mio y avanzar libremente hasta la salida del departamento. Justo tras las espesas paredes oscuras, un foro más brillante me espera y puedo ver a mi familia sentados uno tras otros con ansias, en las bancas.

-¡Ellie! -Exclama la tía Molly con alivio.

Ella me apretuja en un fuerte abrazo, incluso puedo sentir a mis pulmones salir por mi boca.

-Salí.

-Oh, mi niña. ¿Fueron duros contigo? ¿Te hicieron algo grave o cruel?

Negué con la cabeza rápidamente, aun si fuera verdad, no me atrevería a contarle nada. Se preocuparía más de lo que debe y por ahora, eso no es bueno.

Su rostro permanecía cansado, cansado y triste, las manchas verdes se marcaban por debajo de sus opacos ojos, mientras que las arrugas se pronunciaban entre su frente amplia y aquellos mechones de cabello descoloridos.

Suspire por un segundo, antes que el primo Bill y el Señor Weasley me sujetaran amablemente de la espalda para continuar con el camino a casa.

Los cuatro emprendemos una caminata discreta hacia la salida, pero algo me detiene. Algo que me intriga mucho... Más bien alguien.

Ahí va, con la cabellera castaña brillante y rizada, con las manos pálidas sujetas entre si, con nerviosismo. La señora Diggory acaba de entrar a las instalaciones.

Sin ningún apuro me dirijo a ella.

-¡Señora Diggory! -La llamo, pero fracaso en el intento y ella sigue su camino -¡Señora Diggory!

He tomado prisa entre mis pies, tanto para alcanzar a la mujer que se sorprende gravemente con mi llamado.

-Ah, Ellie. Querida -Me habla con nerviosismo -¿C-como estas?

-Bien, acabo de salir de mi interrogatorio, yo... ¿Que hace aquí?

Ella claro que se ha puesto pálida, mucho mas que de costumbre. En tanto yo permanezco segura, aunque todo esto parezca un vil fiasco.

Porque diremos que estos últimos meses nadie la ha pasado bien.

-¿De verdad? -Contesta a mi platica, luego se rasca la nuca -Estoy aquí por asuntos personales. Ya sabes, Amos trabaja aquí y quise visitarlo.

Le miro sospechosa.

-Oh, debe sentirse sola -dije con tristeza, tal vez en un intento de consolarla -Lo lamento en verdad.

-Yo también lo lamento -la mujer me sujeta de las manos y las lágrimas que amenazan con salir, se vuelve en un soplido de molestia, luego sus delgadas uñas se entierran levemente en mi piel y me asusto, claro que lo hago. Pero no reacciono, solo tomo el suficiente coraje para verla alarmada y luego voltear a ver a mi tía Molly quien permanece con el entrecejo fruncido antes una frase que Bill acaba de brindarle -. Pero debes saber algo, lo que paso... Todos al igual que él, debemos olvidarlo. Ellie, ¿Entiendes? Por favor, ni tú ni tus amigos deben acercarse a nosotros, jamas. ¿Escuchaste? ¿Lo entiendes no? Solo protejo a mi familia, no es personal. Pero no volveré a pasar por esto.

-Señora Diggory. Pare, me lastima.

-Prometeme que no volverás ni siquiera a mirarlo. El ministerio de magia cuenta con nosotros.

Cuando siento el ardor aun más intenso, tomo el suficiente coraje para forcejear y salir de su agarre. No tengo tiempo de estudiar su rostro, solo estoy concentrada en escapar.

Me volteo rápidamente a dirección contraria, pero escuchó voces lejanas y me topo con la espalda de mi primo Bill.

-¿Ellie? ¿Donde estabas? ¡Tienes que regresar con mamá! ¡Pronto!

-¿Que sucede?

-Mamá te explicara cuando lleguen, vamos, vamos.

Me sujeta del abrigo y casi casi me lanza como voló de boliche hasta la chimenea más cercana del ministerio con la tía Molly esperando.

Luego la flama verde nos consume y lo primero que veo son cuatro caras pecosas.

Esa adrenalina inesperada me hace tambalear antes de avanzar por completo en el cuarto, sin embargo las manos de Ginny me sujetan con fuerza y siento pasar una ráfaga de viento mejor conocida como: La tía Molly en camino para resolver problemas.

-¿Pasa algo? -Pregunta uno de los gemelos desconcertado.

-Harry -es lo único que pronuncia Molly Weasley antes de irse.

Los ceños fruncidos se aproximan a mi esperando una respuesta.

Sin embargo, yo me encontraba igual de confundida.

-¿Harry? ¿Que le paso a Harry? ¿Lo vieron? -se alarma Ron.

Negué con la cabeza: -Todo es confuso.

-Como que confuso, Ellie. Estuviste ahí, sabes lo que sucedió.

Si, exactamente pasaron diez minutos en los que mire al suelo sin ninguna respuesta clara, aun con las manos de mi prima sujetándome y la mente dando vueltas a lo desquiciado. Cuando por fin se calmo aquella tormenta de ideas, fue solamente que pude abrir la boca para explicar la alocada crónica en el ministerio.

-Estaba... Estaba con la señora Diggory, la encontré por casualidad, me dijo cosas extrañas. Actuaba raro en realidad, como si tuviera miedo de algo, de alguien -hice una breve pausa para tragar un poco de saliva -. Me dijo que me alejara de su familia. Después de eso Bill me arrastro contra la chimenea para poder escapar lo antes posible, solo pude escuchar acerca de un problema con el ministerio.

-¿Y en el juicio Ellie? Debió surgir un problema por tu testimonio ¿No crees?

Negué con la cabeza rápidamente: -No lo se, yo seguí con mi historia y ellos aun siguen con su posición, no pueden hacer nada sin antes encontrar pruebas.

-Pero mamá hablo de Harry.

-Es de lo único que hablan en el ministerio estos días -se alzo de hombros Fred restando importancia.

Sin embargo Ginny le ignoro y apretó sus delgadas manos hacia las mías.

-¿Que hay de la señora Diggory? ¿Sabes por que estaba ahi?

-No. Se lo quise preguntar pero contesto muy agresiva. Algo como que el ministerio estaba de su lado,que tenían que hacer bien las cosas.

-Oh no, por las barbas de la tia tessy, Fudge los debió haber sobornado para que estén de su lado -. Dijo Ron con preocupación.

Aun así con aquella hipótesis quise defenderlos.

-Los Diggory son gente decente.

-Bueno, después de lo que paso con Cedric, no es sorpresa que sus padres no utilicen la razón -sentencio George con un toque de verdad. Tal vez era yo la que lo quería justificar.

Tal vez era mi sentido de culpa que empezaba a prender llanto dentro de mi corazón.

Tal vez era yo, quien aun no dejaba ir ese pensamiento.

-¿Ahora? ¿Le preguntamos a Mamá? ¿O esperamos a que Bill regrese a casa? -Cuestiona Ginny soltandome para abrir la puerta y vigilar el pasillo, el cual ya no se encontraba desierto, pues la llamativa silueta de Hermione, la mejor amiga de mi primo Ron, apareció ante nosotros con vibra exaltada y u poco nerviosa.

-La orden del Fénix llegara pronto -nos advierte -Es Harry, paso lo impensable. Quieren correrlo de Hogwarts...

-No digas tonterías Hermione -Regaño Ron.

-¡No es ninguna tontería Ronald Weasley! -grito histérica haciendo que el pelirrojo diera un largo paso hacia atrás -¡Harry fue atacado por un par de Dementores, utilizó magia para defenderse, enfrente de Muggles.

-¿Como lo sabes? -Cuestione anonadada.

Ella hizo un gesto de berrinche y se toco la cabeza estresada de la situación.

-Encontré el tonto juguetito de Fred y George afuera de la puerta y lo tome antes de que lo encontraran, pero escuche el nombre de Harry y fue difícil no escuchar la conversación -chillo la castaña, mientras Ginny sujetaba su espalda consolando su frustración.

-¡No pueden correrlo! Dumbledore toma las decisiones ahi.

-Eso no importa Ron -se volteo Granger apretando los dientes -Son temas legales, es una regla que ningún mago de nuestra edad debe romper ¿Lo recuerdas? El permiso de magia fuera de la escuela. ¡Somos menores de edad! Fudge y el ministerio es el que se encarga.

-Pero... Pero.

-Nada de peros, si no se resuelve esto, en verdad podrán echar a Potter. Para siempre.

Ministerio de Magia 1

Harry Potter -0

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