🐺CAPÍTULO CINCO🐺
El frescor de la costa nos pega de lleno mientras caminamos entrelazando nuestras manos bajo una atmósfera creada solo para nosotros dos, dos lobos que se reconocen desde el primer instante de aquel tiempo, dos hombres que se anhelan desde el principio de toda esta habladuría.
Mi precioso Omega...
Él, observa maravillado los diferentes colores que se esparcen a medida que la oleada se traslada orillando su espuma blanca sobre la tibia arena.
Su sonrisa... Su maldita sonrisa que agranda mi pecho en innumerables bocanas de suspiro, funciona como un transformador de ilusiones a porvenir.
Soñando despierto en agradecimiento -día a día- hacia alguna deidad que deparó nuestros destinos, uniendo los hilos para yacer aquí a su lado, justo en este preciso momento.
Porque realmente no hay otro lugar, más que este bendito instante, en el que me gustaría estar más...
Escucho su risilla captando mi atención nuevamente.
—Alfa... ¿No es hermosa la playa?
—Aquí, el hermoso eres tú, cachorro.
Y recibo como pago por el halago, su más grande y brillante sonrisa, perdiéndose sus ojitos en dos finas líneas ante la demostración del más hermoso y puro amor.
Nuestros pies húmedos junto a el salado y frío líquido rompen contra la continua forma del reborde de las olas en la orilla.
Ya que traslado sobre mi fornido cuello ambos pares de zapatos prendidos en sus ataduras como unos collares de ofrenda divina para percibir la bendita sensación que tiene a mi Omega con sus brillantes ojos agrandados al maravillarse con el paisaje.
He arremangado su pantalón, desanudado sus zapatos, acomodado su ropa, acariciado su desaparecida cintura y amado cada risa o gesto que me otorga.
—Amor ¿Hay alguna sensación más hermosa que sentir el frío del mar bajo tus pies?! —cuestiona con su mirada perdida entre sensaciones y haciendo un revoltijo de emociones en mi ser, al verlo disfrutar de sobremanera del paseo que le quería evitar.
Y como quiero controlar mi sobredosis de miel declaro: —Sí cariño, sentirme en lo profundo dentro tuyo.
No aguanto las risotadas al percibirlo virar sobre el agua con sus cejas enarcadas —Con que quieres jugar sucio lobito —me comenta.
Me arrimo a su prominente cuerpo y rebuscando de donde apresar, lo acerco sugestivo a mi torso para besar de forma nada romántico esos hermosos belfos que tanto degusto de mil formas y en todas las posiciones.
Luego de una extensa exposición de como derretirlo con besos frente a un público atento a cada movimiento o manotazo de mi Omega.
Nuestras feromonas de excitación se pierden en combinación con el vaho de nuestro calor junto al contraste de la frialdad marina, y mientras rodeo su cuerpo para separar nuestro ardor le murmuro —Cariño, si no me separo ya de tí -más que besos-, daremos un espectáculo porno porque ganas de follarte en cuatro patas no me faltan.
Percibo su pecho subir y bajar con dificultad mientras lo abrazo y articulando entre jadeos me comenta: —Mejor amor... Comamos algo antes de que pierda la razón y te monte como un maldito lobo en celo frente a todos.
—Me parece que somos el centro de mayor atracción en toda la playa —le comento mientras asgo su pequeña mano entre risas luego de esconderme tras su cuerpo para acomodar mi entusiasmado amigo.
—Eso es por tu culpa Alfa... Yo estaba todo enamorado del paisaje disfrutando y a ti, se te ocurre traer a colación la profundidad de mi interior, sabiendo cómo me pongo yo —confiesa mientras es jalado por mis brazos en dirección a los puestos de comida sobre la calle.
—¿Cachondo? —insinúo observándolo de soslayo.
—Caliente a punto de ebullición diría yo, más que cachondo... Es más Alfa, creo que si la princesa no estaría en gestación soy promotor de otro milagro, con eso te digo todo.
—¡Wow! Creo que sos el terror de los Alfas cariño.
—De los Alfas no, terror tuyo amor, solo tuyo.
Acomodo su vestimenta una vez en la vereda atisbando sus palabras calar en lo profundo de mi corazón, así que tomando su delicado rostro entre mis manos, me acerco hasta robarle el aliento con suaves roces de labios —. Te amo Omega mío, solo mío y recuerda que soy tuyo, ahora y siempre cariño...
—Lo sé mi amor —contesta entre besos mientras acaricia la cinturilla de mi pantalón.
—Vamos a buscar un lugar donde sentarte así te acomodo tus zapatillas en esos bellos pies todos redondos, aunque el agua del mar los dejo renovados, me parece —comento recibiendo un coscorrón por nombrar sus hinchados pies que tanta molestia le ocasionan.
Luego de la odisea de querer calzarlo porque quería andar así y lograr ponernos de acuerdo de que se iba a lastimar y está pesado para cargarlo de regreso, nos dirigimos a los puestos de alimentos que tanto le gustan a mi Omega.
Aunque hubiera preferido que coma saludable en estas semanas. Pero si no lo dejo probar su comida callejera, posiblemente se me venga encima y no como mi Omega calenturiento, sino como la bestia enardecida a la cual no le cumplí el capricho o el deseo.
—Definitivamente cariño, los antojos te transforman de cachorrito a lobo bravío —pienso en voz alta siendo preso de mis dichos cuando mi Omega me otorga una intimidante mirada y solo atino a declinar mi cabeza para seguir camino.
Y mientras él elige de todo un poquito en el puesto de comida, yo reviso un pequeño local de remeras con el logo del lugar para comprarle a mi pequeño, pero al final me decido por una gorra toda colorida como le agradan a él.
Y cuando levanto mi visión observo un remeron que dicta para mi malicia "No estoy gordo, estoy relleno de amor" y automáticamente se lo señalo a la vendedora.
De solo imaginarlo con el remeron sin nada abajo mi lobo se retuerce de impresión ante mi juicio.
Mañana, retomo la jornada laboral aunque mi Omega está de licencia por embarazo riesgoso (aunque creo que el que más riesgo corre debo ser yo) riesgo de quedar seco, y no de bolsillo.
—Amor... ¿Quieres? —me ofrece con cierto recelo acercándose a mi lado y aunque me divierta robarle sus papitas prefiero negarme así lo observo rellenar sus mofletes de comida y dedicarme luego a limpiarlo entre lamidas.
—No, gracias cariño, me compraré unos rollitos de Kimbap.
—¡Cierto señor lobo sanito! Nada de grasa para ese esculpido cuerpo de Dios griego, mejor... Más para mí, mi amor.
—Pero solo por hoy cariño, mañana vuelves a tu dieta más equilibrada, recuerda lo que es mejor para tí, así evitamos complicaciones a futuro.
—¡Como diga señor! Entre ustedes, y me refiero al doctor y a tí, me tienen los huevos rellenos... Con todo respeto digo —comenta elevando sus manitos repletas de grasientas elaboraciones.
Y solo atino a rodearlo risueño con mis brazos besando y absorbiendo el aroma de sus cabellos para luego observar más adelante, un muro que podría servirnos de aposento para ambos.
—Ven cariño, vamos a sentarnos un momento, deja descansar tus pies —el solo asienta con sus mofletes rellenos como la última cena.
De camino, compro un par de bebidas en otro puesto para así dedicarme a abrazarlo y mirarlo mientras engulle todo a su paso.
Cuando regresemos debemos acomodar los bolsos para retornar a la ciudad, quizás lleve un rato a la playa al pequeño Dong-yul para regresar bien caiga la tarde.
—¿Alfa? _cuestiona mi Omega con un deje de tristeza en su voz —¿Cuando dejarás el trabajo de escolta personal?
—Cariño, no lo puedo dejar porque sí, tú bien sabes que estudios no tengo así que trabajo en lo que puedo y lo que sé, a parte la paga es muy buena.
—La paga será muy buena, pero el peligro me aterra, y cada vez que sales de casa y no saber si regresas o no, me consume.
—Deja de preocuparte cariño ¿Sí? —trato de aliviar sus penas porque no puedo dejar todo por su miedo anticipado.
Y eso que no está en total conocimiento de mi nuevo sujeto a escoltar, y no es que le esté mintiendo, solo omito información confidencial.
—Abrázame Alfa y no me hagas caso, es que imaginarme que algo malo te pudiera pasar, solo me altera y aunque confío en ti y en tus promesas que siempre regresarás... No lo puedo controlar.
—No pienses en eso —regalo dulces besos a sus cabellos —. Estoy aquí para tí y para mi pequeño... Y Por supuesto que para la princesa de papá también.
Inspiro profundo rogando que nunca nada malo me suceda, porque de solo meditar el sufrimiento de mi Omega me desgarro lentamente por dentro.
GRACIAS POR LEER Y COMENTAR🥰
LOS AMITO MUCHO❤
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