Capítulo 11
Vivi
Era media noche, exactamente las dos de la mañana y yo me había despertado toda sudada, tenía la cama desordenada y unas ganas de llorar increíbles.
Había tenido una pesadilla, esa pesadilla, otra vez.
La luz estaba apagada, la ventana abierta y mi cabeza daba vueltas. "¿Por qué la luz estaba apagada, yo la había dejado prendida?"
Con miedo aún estiré mi brazo y prendí la lampara. Le tenía miedo a la oscuridad, necesitaba a Mati.
Agarre mi celular y busque su contacto. Lo vi en línea y le mandé un mensaje para que por favor venga, lo necesitaba. Él sabía mi miedo y cuando vio mi mensaje me dijo que enseguida venía.
Escuché el sonido de la puerta y me paré como pude para que Matías entrara. Cuando entró a la habitación lo abracé y me quedé en su pecho unos segundos.
-Tranquila - repetía una y otras vez mientras acariciaba mi cabeza. Me llevó hasta la cama y me acostó. -donde tenes las pastillas para dormir?- preguntaba mientras buscaba aquellas pastillas que no recordaba donde estaban.
-Mati- susurré como pude. -Veni por favor- mi voz era débil, odiaba estar lejos de mi casa y soñar esa maldita pesadilla que vagaba por mi cabeza día y noche. Matías al escuchar mi voz, dejó de buscar las pastillas y corrió hacia la cama para acostarse a mi lado. -No te vayas por favor, te lo suplico- mi voz quebradiza hizo que una lágrima saliera de mi ojo, me aferré más al cuerpo de Matías.
-No me voy a ir, dormí tranquila gordita- susurro Matías. No quería que se vaya, quería estar cerca de él, lo necesitaba realmente.
Lo necesitaba.
Siete de la mañana del día siguiente.
Había despertado junto a Matías, tenía su brazo bajo mi cuerpo y el otro en mi cadera. Me levanté despacio para no despertarlo y me dirigí hacia el baño para lavarme la cara.
Me miré al espejo y las ganas de llorar eran aún más fuertes que anoche. "¿Por qué no podía soltar es situación?" Era una pregunta constante que me hacía.
Me mojé la cara y me lave los dientes. Seguía en el baño analizándome al espejo, mis ojos hinchados, los cachetes rojos y los labios rotos por la ansiedad que tenía me hacían ver tan deplorable, tan frágil.
Sentí que alguien abría la puerta del baño, detrás mío apareció un Matías recién despierto, con un café en la mano. -La cafetera que tenes ahí está genial- acomoda su cabeza en mi hombro, nuestras miradas conectaron en el espejo, sus ojos eran tan lindos. -¿cómo estás gorda, estás mejor?- preguntó con su voz dulce.
-Estoy... estoy mejor- una lágrima abandona mi ojo para recorrer mi cachete. -No quiero verlo nunca más, su cara me perturba- confieso asustada. -Daría lo que fuera por no soñarlo más- me doy vuelta para hundirme en el cuerpo de Matías. Un fuerte sonido interrumpió el momento, la puerta del cuarto estaba siendo golpeada por una persona que al parecer no estaba muy contenta que digamos. -Ya voy- grité separándome del cuerpo de Matías. Abrí la puerta y me encontré con una Malena enojada.
Me había olvidado que hoy venían las familias o personas elegidas.
-¿Qué mierda haces con mi novio pedazo de trola?- grita la chica. -Donde mierda está? Seguro te lo garchaste trola, sos una vendida de mierda- me seguía insultando y yo no sabía que cara poner, seguía sensible y las palabras que me decían me lastimaban aún más. -¿Dónde mierda está pendeja de mierda?- La chica me agarró de los brazos y comenzó a clavarme las uñas. Yo me zafé de su agarre y corrí hacia donde, no lo sé.
Corrí y llegué al ascensor, toqué cualquier botón. Lloraba como una desquiciada, mi espalda descansaba en la pared y me tiré al suelo a llorar. Mis piernas cubrían mis rodillas, mi pelo mojado por mis lágrimas y el sudor, descansaban en mis hombros. El ascensor abrió sus puertas y dejó a la vista a un Blas boquiabierto por semejante imagen. Levanté mi mirada, apenada de la situación. -perdón- susurré.
-¿Qué te pasó?- El chico se sentó enfrente mío en el ascensor, al ver que no le contestaba agarró mi cara con sus dos manos para que lo vea a la ojos. -Victoria, ¿que te pasó?- mis ojos no me permitían verlo.
Blas era un chico de mi edad, tan solo diecisiete años. Nos habíamos llevando bastante bien en lo que habían pasado estas semanas pero no me sentía lista para contarle. Lo único que hice fue tirarme encima de él para abrazarlo y llorar abrazada a su cuerpo.
-podemos ir a mi habitación, por favor, así... así agarro mis cosas- pedí pero Blas no me dejó, él sabía que Malena estaba en el hotel y que estaba enojada con Matías y conmigo.
-Vamos a mi habitación, te presto ropa y si queres salimos a caminar así te despejas- sugirió para luego apretar un botón y dirigirnos a su piso. El ascensor abrió sus puertas y nos dirigimos hacia la habitación de Blas, en ella no había nadie así que me facilito el no tener que dar explicaciones. -No creo que mi ropa te entré pero como hace frío no importa- exclamó el chico. Una mueca apagada apareció en mi cara. -Bueno, toma y si queres anda al baño a cambiarte- me pasa la rompa y acaricia mi cachete.
-Gracias- sonrió ante su tacto y me voy a al baño a cambiarme. La ropa me quedaba enorme, era una campera verde con rayas blancas y abajo un buzo negro. Aquellas prendas tenían un aroma demasiado rico, era muy varonil y me gustaba. Salí del baño y Blas estaba sentado en una silla mirando el celular. -Listo, donde dejo mi pijama?- pregunté haciendo que aquel chico levante la mirada.
-Déjalo por ahí, no te preocupes- sonrió. -Eu, hoy a la noche está la fiesta de bienvenida- informó. -Vas no?- yo no sabía si ir o no, no quería encontrarme a Malena, tampoco quería ver a pipe después de lo que había pasado, menos a Enzo. En este momento era un mar de sentimientos.
El más fuerte era el sentimiento que le tenía a Matías.
-si, creo que voy- susurré débil. Blas solo me miró con un poco de pena.
-Queres salir? Así te saco algunas fotos y ya que está vamos a caminar- propone el chico, yo asiento, con tal de estar bien, voy a donde sea. Y eso hicimos, salimos del hotel y caminamos por las calles de Sierra nevada. Mientras caminábamos íbamos escuchando algunas canciones de Duki o de alguna banda que nos guste a los dos, el chico iba bailando o haciendo cualquier boludes para hacerme reír y lo lograba. Blas también aprovechaba a sacarme fotos cuando yo estaba desprevenida, era gracioso ver como el chico corría de un lado al otro para sacarme fotos. Pensar que tenía mi misma edad me ponía feliz.
No lo sé.
-saliste re linda acá- habla Blas mirando el celular. -mira- me muestras aquella foto y yo sonrío. -¿Puedo subirla?- pregunta el chico. Yo dudo unos segundos pero asiento gustosa.
-después te saco yo fotos- sonrió. Él me mira y me abraza por el cuello para seguir caminando. Nos encontramos unos bancos y decidimos ir ahí a sentarnos. Agarre mi celular y veo que Blas había subido la foto.
¿Por qué estaba sonriendo? Odiaba ser una ojo alagre.
-¿A que hora es la fiesta?- hablé finalmente. Blas me miró de reojo.
-A las ocho supongo- contestó.
-es o supones pibe- golpeó su pierna. -Necesito respuestas concisas- bromeo. El ruloso continuo mirando hacia el frente, parecía pensativo. -¿pasa algo?- pregunté.
-¿vos te chapaste a Pipe?- preguntó serio. La pregunta me había tomando de sorpresa, no le iba a mentir porque si me lo pregunta es porque lo sabe.
-si, pero a que va esa pregunta?- en su cara se forma una mueca de disgusto.
-él tiene veinte y vos diecisiete- me mira. -Además, ¿por qué con él?- sus ojos eran negros, ¿estaba celoso?
-Blas, pipe y yo no somos nada, solo fue un beso, ya está- me acomodo el pelo. -además que tanto escándalo, si queres un beso pedímelo y listo- bromeo. Blas me seguía mirando, ahora con una mirada que transmitía duda.
No sabía a que iba su pregunta pero antes de que pudiera hablar de nuevo el ruloso se comenzó acercar cada vez más a mí pero cuando estábamos por rozar nuestras bocas y unirnos en un beso comenzó a reírse.
-Que te haces la gata- me golpea despacio el cachete. -Anda pa allá loca- hace montoncito con su mano y gira su cara. Yo solo reía, pero en el fondo me había dolido. -vamos para el hotel así te cambias mugrosa, porque no pienso regalarte esa ropa eh- cambia el tema rápidamente y se para del banco para luego extenderme su mano y ayudarme a pararme.
-Me la voy a quedar nene- bromeo con una mueca hostil en mi cara.
...
Llegamos al hotel y me dirigí hacia mi cuarto para cambiarme y bañarme.
-Deja que te acompañe boluda- Blas quería acompañarme hacia mi cuarto así que accedí a que viniera conmigo. Se quería hacer el caballero este loco.
Entré en este y estaba todo desordenado, parecía que un huracán había estado por aquí. Ropa tirada que no era mía, mire a Blas para que me acompañara hacia lo que es el interior de este. Blas se dirigió hacia el baño para ver si había algo o alguien y yo me dirigí hacia mi cama. Cuando abrí la puerta de la habitación me encontré a Malena y Matías acostados ahí.
Quería llorar. Quería llorar de la importancia, de los celos.
-Que mierda hacen ahí, salgan ya- grité haciendo que despertaran de un golpe. -SALGAN YA MENGA DE FORROS- grité aún más fuerte. Blas apareció atrás mío y me agarró del brazo para pegarme a su pecho. Malena estaba solo con su ropa interior. -SALÍ DE ACÁ PEDAZO DE GILA- le grité aún más. La chica agarró sus cosas y salió corriendo. Mi amigo estaba con su ropa e intentaba calmarme.
-cálmate Victoria, te lo puedo explicar- decía el chico.
-EXPLICARME QUE, QUE TE GARCHASTE A TU NOVIA EN MI CAMA- estaba sacada. Blas me agarraba del brazo para que no me agarre a las piñas. -salí ya Matías,YA- mi amigo salió de la habitación.
Mis ojos empezaron a bombear agua, me tiré al suelo y comencé a llorar como una desquiciada, no podía ni hablar. Blas quien no había emitido ninguna palabra hasta ahora se tiró al suelo conmigo y me abrazó.
¿Por qué me estaba pasando esto a mí?
-Odio todo, ¿por qué me pasa esto a mí?- susurré en el cuello de Blas. -Hoy fue un día de mierda, lo único bueno fuiste vos- me aferré más a su cuerpo.
-es un pelotudo, no sabe lo que hace- me acaricio mi pelo. Blas me había visto todo el día y sabía que yo no la estaba pasando bien, sabía que si me lo dejaba pensar un poco me iba ir a la mierda y justamente nadie quería eso. -Ahora anda a bañarte, y después vamos a la fiesta, no te vas a quedar acá por las acciones de un boludo- me separo de él para poderlo mirar. Yo asentí con un montón de miedo, duda y celos, era un mar de emociones. Le di un último abrazo que duró unos largos y buenos minutos.
Blas se había ido luego de un rato largo en el que nos quedamos en el piso abrazados. Me decidí entrar a bañar y cuando las gotas de agua cayeron en mi cuerpo, las lágrimas brotaron de mis ojos nuevamente. Me prometí a mi misma ser fuerte.
A ver si lo podía lograr.
Luego de un rato dentro de la ducha, salí para cambiarme, maquillarme. Aún estaba mal, no se me iba a ir de un momento a otro, pero también tenía que aprovechar, tenía que hacer valer mi trabajo y mi tiempo libre. En días cumplía años y no podía estar así y menos por una persona que no me ama.
Lo tenía que aceptar.
La fiesta estaba muy buena, había conocido a algunas novias de los chicos, como la novia de Fran y otras más. Muchos de los chicos permanecían con sus familias.
Yo estaba con Blas y un amigo de él que había venido, estábamos bailado y charlando de algunas cosas, como la carrera o la vida personal en sí.
-Ya vengo, voy a buscar el baño así me retoco el rímel- grité por el sonido de la música. Ellos asintieron y yo me dirigí en busca de eso.
El lugar era un tipo de salón que tenía el hotel, yo estaba caminando por una especie de pasillo que llevaba a los baños, cuando sentí que alguien me empujaba y me encerraba en una puerta. Mi miedo a la oscuridad y los espacios chicos estaba saliendo a la luz, estaba entrando en un ataque de nervios. Mis gritos de auxilio eran tapados por la música.
-POR FAVOR, ALGUIEN SÁQUEME DE ACÁ- lloraba. Atrás de la puerta se escuchaba una risa que no lograba distinguir. Sentía un hormigueo en mis manos, en mis pies y en la cara. Mis palpitaciones eran demasiado fuertes y la sensación de dificultad para respirar estaba apareciendo.
No se cuantos segundos o minutos pasé ahí adentro, estaba inconsciente, pero me encontraba en el suelo llorando. De un momento a otro vi como la luz chocaba con mis ojos y me encontré a un Blas asustado y enojado, él me agarró como pudo y me aferro a su pecho. Su amigo se encontraba peleando con una chica que no lograba distinguir y que al cabo de unos minutos me di cuenta que era Malena. Este día había sido una mierda y quería que ya termine, el amigo se Blas la mandó a la mierda y me dio un vaso de agua para que me calme, sacó un hielo de este y me lo paso por las muñecas y la nuca, él era enfermo así que sabía defenderse.
Me quería ir a dormir, ya.
Hola hola, cómo están amores míos? Yo bien por si se lo preguntan.
Les gusta esta cercanía a Blas? O prefieren Pipe? O Enzo? O TODOS??? ahajaj mentira ...!
Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, díganmelo plis...
Les quería aclarar un cosa: el personaje de Melena, en esta historia va a ser un personaje malo, esto no es un ataque hacia su persona ni mucho menos para ofender a ningún fan de ella sino que para la historia conviene que ella sea así, no tengo nada contra ella solo es para el desarrollo de la historia. Muchas gracias.
Voten y comenten, LOS AMOOOO 💘
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