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02

Martes, Seonghwa miraba a la nada trepado en la silla de su oficina.

A la mañana siguiente que Yunho invadió su casa, despertó frío y solitario en su cama, Yunho se había ido de madrugada para no ser pillado, según el pequeño escrito que le dejó.

No habían o's con doble vuelta, y una redonda manuscrita decoraba el te amo del final.

Eso le tuvo con la mañana algo animada a pesar de no haberse podido despedir de Yunho. Pero la felicidad le duró bastante poco cuando al prender la radio, el compromiso de Yunho estaba siendo confirmado en todos los medios posibles que captaban su señal.

Y así siguió durante los tres largos días, Seonghwa estaba a punto de arrojar la radio de su casa y la de la florería por la ventana de la frustración y pena que sentía. Todo era Yunho y Haneul.

Incluso esa misma mañana Seonghwa pudo notar como torpemente Hongjoong ocultaba un diario con las imágenes de Yunho y Haneul bajo sus brazos, pero Seonghwa la terminó viendo igual, con el gran título de la pareja del año.

Así que allí estaba, triste sin mover un dedo en su oficina, agradecía que Hongjoong y Yeosang hubiesen tomado el pedido de la reina esta semana porque realmente sus ánimos estaban por el suelo. Pensando en lo desgraciada que era su vida y limpiandose los ojos llorosos cada tres minutos.

Cuando Yeosang avisó que el característico auto llegó, Seonghwa se quitó las torpes lágrimas del rostro y salió con la mejor sonrisa. Pero de nuevo, casi se derrumba al ser el señor Lee el que volvió a venir a retirar, tanto que Yeosang tuvo que sostenerle un poco por debajo de las axilas y empujarle torpemente hacia el hogareño hombre.

"Buenos días, señorito Seonghwa, nos volvemos a encontrar esta vez", la sonrisa cálida del hombre le hizo aspirar aire, "nuevamente lamento no haberle notificado que el príncipe Yunho no vendría a recoger el recado de la reina, supongo que se enteró de la noticia, ¿no?"

A Seonghwa le costó asentir, pero finalmente lo hizo tirando de una sonrisa y ocultando sus ojos llorosos.

"Si, han tenido días atareados al parecer, ¿no, señor Lee? Es completamente entendible"

"En efecto, la boda del principe Yunho con la señorita Haneul fue explosivamente rápida, no se imagina la emoción que se está viviendo con los preparativos ya en el castillo y las actividades del principe con la futura princesa, un caos todo", el hombre hizo lo usual, por dentro de su saco rebuscó en el bolsillo, pero en vez de sacar dos sobres como siempre, esta vez solo fue el característico con aquel cheque y el sello de la familia real, no había rastro de alguna carta de Yunho, "El príncipe se ha visto tan ocupado que lamentablemente no ha podido mandarme un recado con usted esta vez"

Con las manos temblorosas, aceptó ese único sobre sin borrar su sonrisa tirante, siendo tan compresivo y pasivo que sentía que en cualquier momento iba a explotar y a tirarse el cabello.

Solo para moverse y hacer algo antes de que rompiera el sobre por la mitad, empujó a Hongjoong suavemente y tomó el ramo por su cuenta, evitando los ojos extrañados de sus dos amigos, con dificultad fue al gran auto a guardarlo con cuidado, colocándose algo ansioso cuando vio a personas con cámaras fuera, seguramente paparazzis pensando que Yunho estaría allí.

Pensó que el mal rato terminaría allí, dispuesto a despedirse del señor Lee apenas Yeosang fue a llevar el último ramo, quedó con la mano en el aire cuando el hombre dijo algo que le hizo temblar el ojo.

"Señorito Seonghwa, ¿podría pedirle un ramo de rosas rojas? Si puede ser envuelto en organza blanca sería estupendo. El príncipe Yunho me ha hecho el encargo para su prometida"

Seonghwa iba a gritar, pero calmó su alterada lengua y antes de abrir la boca solo asintió con aquella sonrisa que comenzaba a dolerle las mejillas antes de darse vuelta y hacer ese maldito ramo en su pequeña oficina.

Su corazón martilleando furioso mientras cortaba la organza blanca, recortaba los tallos de aquellas rosas furiosas rojas y acomodaba todo con lazos y hojas de decoración, ni si quiera se dio cuenta que las lágrimas había vuelto a caer por sus mejillas calientes hasta que observó una caer y mojar la organza. Se pasó furioso la mano por el rostro, dejando caer su frente a la mesa con dolor por un par de segundos para recomponerse lo suficiente. Terminó tomando una de esas tarjetitas decorativas que tenía para ciertas ocasiones, y tomando un lápiz de tinta, obligó a su temblorosa mano a quedarse quieta y escribir en esta algo corto antes de engancharla justo en donde aquella lágrima había caido. El señor Lee alabó y agradeció su trabajo apenas salió de su oficina y le entregó el ramo, recalcándole como si Seonghwa fuese un saco de boxeo que Haneul estaría tan feliz cuando Yunho le entregara el ramo.

Seonghwa finalmente pudo respirar y relajar el rostro y cuerpo tensos cuando vio ese auto comenzar a andar, sus ojos se dispararon como cascadas y sus uñas masacraron la piel de sus palmas por la rabia y tristeza que sentía. Hongjoong y Yeosang llegaron a su lado apoyando sus cabezas en cada hombro con cuidado, abrazandole y sosteniendole como un pequeño gatito.

Seonghwa ya no podía soportarlo, no más.

"Si lo sigo viendo voy a marcar mi propia sentencia y no podré salir ni de mi cama", susurró, apenas abriendo los labios, "No me merezco esto"

Sintió a Yeosang asentir a su lado, y los brazos de Hongjoong sostenerle con más fuerza. Sintiendose refugiado en sus amigos, ese día la pasó sin encender la radio, simplemente girando en su silla pensando en su propio bienestar y queriendo sacarse la masa de sentimientos enamorados que ya se le estaba haciendo demasiado pesada para vivir.

Durante la semana, su pequeña florería se vio invadida por una multitud de compradores descomunal. Al miercoles Seonghwa había gemido de susto al ver que a la hora de apertura habían más de 15 hombres esperando y eso que eran las nueve de la mañana. Seonghwa entendió que fue gracias a los paparazzis que estuvieron allí el día anterior, al parecer fotografiaron su florería y el ramo que luego Yunho entregó en público a Haneul en una actividad de la cual no quiso prestar atención, es más, se había enterado por Yeosang que reconoció el ramo en el periódico. Fue inútil decir que no le sacó lágrimas porque tuvo los ojos rojos todo el día, pero al menos no pudo pensar demasiado en eso por su trabajo.

Por una parte estaba feliz, tener tanta clientela le mantenía ocupado y con la cabeza fuera de su desastre de vida por horas aunque terminase con dolor por su artritis o a veces Yeosang le mandase a descansar.

No era de aquellas personas que tiraba todos los regalos de sus ex parejas (Yunho y él ni si quiera habían sido una pareja oficial, ¡y Yunho ni si quiera sabía que ya no quería seguir así!) al tacho de la basura, pero por su propia salud mental se había arrancado los aretes de mariposas y ese bonito anillo de oro blanco, tomado todas las prendas y perfumes, y encerrarlo todo en una maleta que tenía para tirarla en el fondo del armario con rabia. ¿Por qué Yunho había gastado tanto dinero en él? Esa maleta ahora seguro debía costar más que su pequeña casa, pero no podía tirarla ni venderla. Una cantidad de sentimientos encontrados le inundaba la mente, se sentía como un pequeño pececillo en un océano vacío la mayoría del tiempo, con tanto qué pensar y sin la motivación para hacerlo porque se agotaba y deprimía. Seonghwa huía de sus propios problemas como todo un cobarde y lo aceptaba sin vergüenza alguna, de todas formas él habia perdido la dignidad hace mucho por enamorarse de alguien inalcanzable.

"Podré ser tu kinesiologo y todo, pero te conozco de hace 5 años y a ti definitivamente te pasa algo", la voz de Jongho, aquel kinesiologo que trataba sus manos y le hacía sesiones de acupuntura especializada, le hizo despavilar. Miró la cabellera furiosamente roja del hombre con ojos de cachorro. Era verdad, Jongho lo conocía incluso desde antes que sus padres murieran, el nivel de confianza era tanto que Seonghwa incluso lo consideraba su amigo y viceversa. Pudo sentir el suave cosquilleo del apretón de Jongho en su mano izquierda que seguía dormida por la sesión finalizada, "¿Te invito a un café? Te ves urgido por soltar algo"

Seonghwa miró esos ojos redondos por un momento, algo indeciso. Jongho no sabía sobre él y Yunho, simplemente que tenía un enamorado. Pero de todas formas terminó por asentir sin pensarlo demasiado. Se sintió algo mal cuando Jongho llamó por el teléfono fijo a su secretaria y canceló las horas de su mañana, al final estaba aplazando su trabajo para oirle sus desgracias, y tuvo el impulso de detenerlo porque se sentía como un desgraciado, pero Jongho fue más rápido al colgar y sonreirle satisfecho.

Se montó al auto de Jongho con un mal pesar en el estómago, pero el hombre estaba feliz de al parecer salir de su consulta así que se resignó y se encogió en el asiento del conductor. No sabía a donde le estaba llevando exactamente ni qué sonaba en la radio, seguro una canción pop de moda que Wooyoung, la pareja de su pelirrojo amigo, había dejado puesta, el silencio era agradable entre ellos porque los dos eran callados, Seonghwa jamás se vio en la obligación de hablar con Jongho y eso le gustaba, le era cómodo. Pero cuando vio como Jongho se estacionaba en uno de los centros comerciales más sofisticados de Seul, es que se alarmó.

"¿A donde me estas llevando?", preguntó con la cabeza en alto, Jongho estacionandose y apagando el auto.

"A una cafetería, a tomar desayuno", respondió con simpleza, tomando la billetera y abriendo el auto para salir.

Seonghwa apenas pudo desabrocharse el cinturón cuando Jongho ya había dado la vuelta y abierto su puerta para que saliese como un caballero. Seonghwa le miró con esos grandes ojos que gritaban no, pero Jongho cerró la puerta cuando finalmente salió y aseguró el auto con llave antes de comenzar a caminar.

"Pero este lugar... todo es muy costoso acá", habló temeroso, siguiendo al terco pelirrojo por detrás. "Nunca he venido, pero estoy seguro que cualquier cosa de acá sale de mi presupuesto", comentó apenado.

Jongho hizo como que no le escuchó, y Seonghwa hizo un mohín frustrado pisándole los talones como un corderito perdido. Pudo notar que el pelirrojo saltó la puerta principal hacia las tiendas, caminando más allá mientras pasaban por las personas paseando tan temprano en la mañana.

"Jongho", insistió.

"Te estoy invitando yo, no vas a pagar nada tú", Jongho le miró con una sonrisa por sobre el hombro, antes de llegar a otra entrada y pasar la puerta.

Seonghwa le siguió, y se quedó maravillado con lo bonito que era. Un boulevard extenso con alrededor de dos pisos llenos de restaurantes de comida de mil tipos y mil lugares, tan alto y con telarañas extensas y gigantes colgando del techo en destellos dorados al igual que las barandas y escaleras, un escenario gigante en medio rodeado de una pileta de agua cristalina con música en vivo tocando y plantas por todas partes.

Seonghwa se sentía como un mendigo en un castillo, la cantidad de olores distintos le había abierto el apetito en un santiamén y su boca no podía cerrarse bien que en su recorrido por el asombroso lugar la gente a su costado le miraba extrañado. Gente de clase alta, con buenas situaciones económicas o títulos de renombre.

"Te van a entrar moscas", bromeó Jongho a su lado.

"¿Aquí existen las moscas?", preguntó asombrado, y la risa de Jongho le avergonzó un poco, estaba actuando como si estuviese viendo alguna maravilla del mundo.

"Ven, sé que te gusta lo dulce y las fresas, así que sé donde llevarte", Jongho le sujetó del brazo y jaló con suavidad, Seonghwa solo se dejó llevar como un niñito pequeño mientras sus ojos recorrían cada espacio y restaurante por el cual pasaban, la poca gente que había sentadas en las bancas o sillones esperando sus órdenes ya con bolsas de marcas tan costosas que debía vender su casa para poder permitirse algo así.

"Yo de verdad... no puedo dejar que pagues algo por mi, ¡se nota que es demasiado!", se detuvieron en una cafetería dorada, todo parecía de oro, y Jongho le obligó a sentarse en una de las sillas que estaban fuera de esta.

"Puedo permitirmelo, Seonghwa, no es problema", el pelirrojo apenas se sentó, alzó la mano y un camarero llegó a pasos rápidos, "Trae dos porciones de tarta de fresa con té chai y matcha, por favor", pidió con amabilidad, Seonghwa estaba viendo todo en cámara rápida, o simplemente no estaba prestando nada de atención por querer ver la cantidad de detalles que habían por todas partes, así que cuando Jongho llamó su atención de nuevo, el camarero ya no estaba, "y siguiendo, se nota que te quieres sacar algo de la cabeza, te conozco y algo te está atormentando"

Pestañeó un par de veces, volviendo a la tierra y al motivo principal por el cual estaba allí. Apretó los labios y pensó, ¿era buena idea confiar en Jongho y decirlo?¿o seguía intentando ocultarlo y fingir que nada estaba pasando? Pero en realidad Seonghwa estaba cansado y Jongho nunca le había dado motivos para desconfiar de su palabra.

"Tú sabes que... yo estoy enamorado", Jongho asintió, prestándole completa atención mientras Seonghwa titubeaba en sobre como decirle todo, "Hace mucho, y bueno, es imposible nuestra relación... recién me estoy dando cuenta de eso y no sé como sobrellevarlo"

"¿Imposible?¿por qué es imposible?", cuestionó, arrugando las cejas.

Seonghwa ladeó la cabeza antes de responder, mirando un punto en la mesa, "Él y yo somos demasiado distintos, en todo ámbito, nuestras clases sociales hacen imposible el poder amarnos libremente"

"¿Tanto así?", Seonghwa asintió, "¿En serio? No perteneces a la clase media baja, ¿qué clase de persona es tu enamorado para que sea tan tan imposible?"

Seonghwa tragó saliva.

"Es como... el principe Yunho y yo", comparó, para evitar sospechas, "Así de imposible", sonrió con pena.

Ante aquello, el ceño de Jongho se relajó y una expresión de preocupación cruzó su rostro. Seonghwa se había puesto melancólicamente roto apenas dijo aquello y aunque no entendiese muy bien el por qué aún, no le gustaba ver a su amigo así.

"Ven aquí, puedes contarme todo", se acomodó en el asiento, extendiendo el brazo.

Seonghwa se sintió como un bebé, pero se refugió allí corriendo su silla sin importar las miradas ajenas, y dejó caer su cabeza en ese hombro con un suspiro lamentable, sintiendo aquella mano cerrarse en su brazo y acariciar la zona con suavidad y comfort. Al principio fue difícil, soltar su boca libremente no era algo que hacía regularmente, pero con el pasar del rato se dio cuenta de lo mucho que necesitaba sacar el mar de sentimientos dentro suyo y dejó que las palabras salieran de su boca, a pesar de que había llegado lo que Jongho había ordenado para comer no había ni probado bocado, simplemente allí refugiado en el hombro del pelirrojo con los ojos cerrados.

Ni si quiera buscaba un consejo y eso le agradeció silenciosamente a Jongho durante su desahogo, que no le interrumpiese ni se viese dispuesto a hablar, solo escuchándole y apoyándole con tacto. Eso era lo que necesitaba Seonghwa en ese momento.

Por sus ojos cerrados no fue capaz de ver la cabellera púrpura oscuro en el restaurante consigo a donde estaban, Choi San era bastante reconocible o por lo menos, lo suficientemente imponente para llamar la atención. Aunque no lo fue lo suficiente esta vez para Seonghwa de darse cuenta que el mejor amigo de Yunho estaba mirándole. Choi San tenía buena memoria, o a lo mejor ya estaba saturado de las mil veces que Yunho había descrito a su amante que lo reconocía de pies a cabeza, ¿quién diría que el dulce y fiel Seonghwa estaba cariñosamente abrazado a un pelirrojo a esas horas de la mañana? Alzando las cejas, le dio un sorbo a su café y pensó en qué mierda hacer en la reunión con su familia y la familia real de esa misma tarde.

Seonghwa suspiró con cansancio al escuchar el timbre y finalmente cortar la llamada de su teléfono fijo, su reponedor llegaría a eso de las diez de la mañana y se había dado el lujo de no abrir la florería durante la mañana justamente para ordenar las flores, por lo que decidió dejar para después todo lo que estaba por hacer y recostarse en su escritorio dispuesto a dormir aunque sea un par de minutos.

Pero las desgracias están siempre de su lado, que el fuerte portazo de Hongjoong le hizo saltar y chillar como una niñita pequeña. Se llevó las manos al pecho por el susto y miró a su rubio amigo como si estuviese loco, viéndole parado allí con los ojos abiertos como plato y algo blanco.

"Seonghwa, el príncipe Yunho está aquí", anunció, los oídos de Seonghwa se taparon y la sangre dejó de bombear a su cabeza ante aquello.

"¿Q-qué?", murmuró, su boca tirando en una sonrisa pensando que Hongjoong solo estaba bromeando.

"¡El auto se está estacionando!", Hongjoong miró por detrás de su hombro, y Seonghwa se levantó con rapidez alzandose en puntitas para ver por sobre Hongjoong y sentir que se iba a desmayar cuando claramente pudo ver el auto blanco se estacionó como todas las veces anteriores. "¿Qué hacemos?¿que vas a hacer? El señor Lee vino apenas hace dos días, ¡no tiene sentido!"

Seonghwa se encogió en su lugar, no quería ver a Yunho -en realidad moría por hacerlo, pero su convicción de que era lo mejor mantenerse lejos no se la quitaría nadie-, por lo que negó con su cabeza y se fue a sentar a su silla mirando un punto muerto.

"Diganle que no estoy", escuchó el llamado temeroso de Yeosang, "Por favor, hagan que no estoy, no quiero verlo"

Miró por el rabillo del ojo a Hongjoong con la cabeza por sobre el hombro, suspirando mientras soltaba una grosería y finalmente cerraba su puerta con rapidez, obedeciendole y dejando a Seonghwa en un silencio agobiante.

Cuando escuchó la campanilla, no evitó ponerse de pie y caminar lo más silenciosamente posible hasta la puerta, apegando su oreja a esta para poder escuchar.

"Principe Yunho, buenos días", escuchó a Yeosang, los pelos colocándose en punta, "No esperabamos su visita hoy aquí, tampoco hemos recibido el pedido nuevo de su alteza, ¿en qué le podemos ayudar?"

Seonghwa tragó saliva, sus manos ya comenzando a sudar por el repentino silencio que se formó al otro lado luego de que el pelinegro dejase de hablar. Incluso su respiración se había atascado para no causar ruido.

"Vengo a ver a Seonghwa", la voz de Yunho era algo que no había escuchado en alrededor de un mes completo, por lo que se encogió apretando los ojos al sentir ese tono de voz que tanto le gustaba sonar un poco gangoso y desesperado. "Necesito hablar con él"

Hongjoong y Yeosang se quedaron en silencio por lo que Seonghwa sintió que era una eternidad. Era la primera vez que Yunho iba por cuenta propia y específicamente para verle, ¿como se debía sentir con eso? Miles de alertas le dispararon a la cabeza, todas peor que la anterior. Yunho quería hablar con él, ¿acaso finalmente le iba a patear, o le iba a rogar que siguiera con él, en silencio? Seonghwa no sabía cual era peor.

"Lo lamento mucho, principe Yunho, Seonghwa no está aquí", Hongjoong finalmente habló, Seonghwa soltando el aire que estaba retenido en sus pulmones.

"Él debe estar acá, ¿está en su oficina, cierto?", el tono desesperado había aumentado causando que el estómago de Seonghwa se retorciera de los nervios. Yunho estaba insistiendo.

"No principe, Seonghwa no se encuentra en este momento", Yeosang siguió el juego.

Se escucharon pasos atolondrados por un momento y Seonghwa se apartó de la puerta como si quemara.

"Lo voy a esperar", Yunho no sonaba muy convencido, "¿en dónde está?"

"Médico"

"Vivero"

Seonghwa quiso llorar, se llevó las manos al rostro y se alejó aún más de la puerta, habían metido la pata. Escuchó la risa burlona de Yunho y se pasó las manos por los antebrazos erizados, preparándose mentalmente para lo que sea que sucediera.

"Está aquí, no me mientan", esta vez, la voz de Yunho tenía una pizca de enojo, y los pasos se volvieron a escuchar atolondrados y cada vez más fuertes.

"Principe, Seonghwa de verdad no está aquí"

"Ni si quiera saben ponerse de acuerdo para mentir, ¡déjenme ver a Seonghwa!"

Por alguna razón, Seonghwa se acercó a la puerta, sintiendo los latidos de su corazón en los oidos cuando notó el picaporte moverse un milimetro y las voces al lado contrario.

"¡Me vas a tener que disculpar por faltarte el respeto, Yunho!", gritó Hongjoong, Seonghwa se llevó las manos a la boca y escuchó a Yeosang aspirar aire, "Pero no te voy a dejar entrar a esta oficina, me importa bastante poco que seas un príncipe y que llames a tus guardaespaldas porque te estoy impidiendo ver a Seonghwa, pero mi mejor amigo es mucho más importante y si él no quiere hablar contigo me voy a parar bien firme para impedirtelo, Yunho"

"Suéltame", gruñó el príncipe.

"Suelta el maldito picaporte y lo haré", desafío Hongjoong.

Seonghwa ya había tenido demasiado, tomó el mismo el picaporte y en un rápido movimiento abrió la puerta con el ceño fruncido. Topándose con Hongjoong y Yunho en frente, el rubio sujetando con fuerza la mano del príncipe quien parecía querer quitarle la cabeza y a Yeosang por detrás con los ojos abiertos como plato.

"Ya basta", murmuró, sintiendo esos tres pares de ojos encima suyo, dos con temor y uno con anhelo, "Dejen de pelearse como jodidos perros o te voy a pedir que te vayas", ante lo último, miró a Yunho quien estaba enmudecido.

"S-Seonghwa..."

"¿Querías hablar? Bien, hablemos", se pasó una mano por el rostro y se hizo a un lado para darle el paso a Yunho, Hongjoong terminó por soltarlo aún ensimismado y ante eso el pelinegro le miró con los ojos entrecerrados antes de entrar. Seonghwa hizo una mueca hacia sus dos amigos parados allí, antes de darse la vuelta y cerrar la puerta detrás suyo con seguro.

Apoyó su espalda en esta, suspirando enamorado mientras Yunho no le veía y contemplandolo, el traje negro le sentaba como un guante y acentuaba la ancha espalda y las largas piernas del príncipe, parecía modelo de pasarela -¿a poco no lo era?-, pero sacudió su cabeza para sacar esos pensamientos y caer en la realidad.

"Ayer San te vio", escuchó, viendo a Yunho darse vuelta con el ceño fruncido, y Seonghwa parpadeó confundido porque no entendía qué tenía que ver San y en donde le había visto.

"No entiendo", negó, sacudiendo la cabeza como un cachorro perdido.

"Ayer San te vio abrazado a un hombre pelirrojo en un café", Yunho se cruzó de brazos, y Seonghwa abrió la boca en una pequeña o al recordar a Jongho, ¿por qué estaban hablando de Jongho? Por alguna razón Yunho parecía enojado.

"Sigo sin entender, ¿para esto querías hablar conmigo?¿sobre Jongho? Esto parece una escena de celos", cuestionó Seonghwa, y al ver las fosas nasales de Yunho expandirse y el ceño fruncido acentuarse, le miró incrédulo, "Es una escena de celos"

"¿Quién es Jongho?", la voz de Yunho en cualquier otro momento le habría hecho temblar, pero ahora el enojo era suficiente para tapar aquello.

"¿Viniste aquí solo para hacerme una escena de celos?¿por algo que vio tu mejor amigo?", Seonghwa se acercó a Yunho con una sonrisa inevitable, la situación pareciendole ridícula.

Yunho no contestó nada, luciendo como un perro enojado, Seonghwa alzó la barbilla y le miró hacia arriba, no quería dejarse intimidar.

"Me contó que estuvieron toda esa hora abrazados, que te veías cómodo y él acariciaba tu espalda y tu brazo, como toda una pareja feliz", Yunho habló, y el ojo de Seonghwa tildó, "¿Quien es Jongho?", volvió a preguntar.

"Es mi kinesiólogo de hace 5 años que trata mi artritis, te he hablado de él incluso", Seonghwa masculló, con las cejas fruncidas y empujando a Yunho con su índice, "¿Quieres saber por qué me abrazaba y acariciaba? Porque me estaba desahogando con él de la asquerosamente difícil relación que tengo con el segundo príncipe de Seúl", su voz fue cada vez más baja, sus ojos volviendo a llenarse de lágrimas observando como el rostro de Yunho borraba esa mueca celosa del rostro, "Porque necesitaba comfort ya que tú te vas a casar, no te he visto en más de tres semanas y no puedo contactarme de ninguna manera contigo"

Seonghwa le empujó esta vez con la palma abierta, retrocediendo un par de pasos para quitarse las lágrimas de los ojos y respirar.

"No sé qué mierda vio San, no sé si obvió como me puse a llorar en su hombro o como tuve que irme a limpiar la nariz al baño", su voz estaba gangosa, las manos tapando sus ojos para dejar de llorar y respirando con fuerza para intentar calmarse.

"Seonghwa... yo...", quitándose las manos de la cara, Seonghwa miró al techo para pestañear un poco y se volvió a Yunho. El príncipe mordisqueaba su labio y el mismo rostro que vio cuando estaban en su casa se mostró, eso solo le hizo molestarse más.

"Me viniste a hacer una escena de celos sacada de contexto cuando yo todo este tiempo solo he sufrido por tí y he tenido que comerme como cada día hablan en la radio el diario y toda la gente de tí y Haneul. Tuve que guardar bajo llave cada regalo tuyo para no aferrarme a ellos y aguanté que el señor Lee me pidiera un ramo de tú parte para entregarselo a Haneul y ni fuiste capaz de dejarme un recado", la boca le vibró ansiosa, las emociones dejando que se dejara llevar por primera vez en frente de Yunho, "Independientemente si fuiste tú o no quien lo pidió, tuve que ver como mil personas venían a mi florería porque oh, el príncipe Yunho le obsequió a la futura princesa un ramo de aquí, y tuve que aumentar mis sesiones de acupuntura por lo adoloridos que me quedaban los dedos aún recibiendo ayuda", ¿estaba alzando la voz? Al parecer si, ya no le importaba comenzar a gritar, tampoco si Hongjoong o Yeosang escuchaban, "¡Ni si quiera puedo contar contigo para algo, porque yo soy un maldito secreto y no puedo ni saber de ti si no es por algún medio masivo!¡¿Cómo crees que me siento todos los días?!¡¿Y tú ahora tienes la decencia de venir y por poco tirar la puerta de mi oficina para venir a celarme y hacerme sentir mal?!"

Cuando sintió su cuello mojado y un dolor en su mandíbula y palmas, es que se dio cuenta que estaba llorando, había gritado mientras apretaba los dientes y sus uñas estaban encajadas en la piel de sus palmas.

Y Yunho lloraba de igual forma, eso le chocó. Era la primera vez que veía a Yunho llorar, se veía tan triste y desalmado que Seonghwa se tuvo que contener para no ir a abrazarlo y recordarle lo mucho que le amaba. Su corazón había dolido de tal manera al ver esos hombros caídos y las mejillas rojas que sus rodillas temblaron e incluso se sentía arrepentido porque joder, había hecho a Yunho llorar. Pero se quedó quieto allí, porque si se movía solo se iba a contradecir y volver a tapar todo lo que sentía.

"Lo siento", fue lo primero que escuchó, logrando que sus labios temblaran de impotencia, "Solo te he hecho sufrir y te he mentido todo este tiempo", soltó el contrario, con la voz temblorosa.

El balde de agua fría que Seonghwa sintió fue lo peor, él lo sabía, él sabía todo eso. Pero que Yunho lo haya dicho con sus propias palabras fue como un golpe a la realidad, a su verdadera realidad. Yunho también estaba consciente de que lo suyo no podría funcionar ni ahora ni en un futuro lejano, ¿Qué le deparaba ahora que su corazón estaba quebrado por completo? Seonghwa no podía soportarlo, sentía que iba a caer de rodillas al suelo en cualquier momento, y Yunho no podría sostenerle.

Solo quería estar solo, y llorar hasta deshidratarse.

"Vete", los hombros de Seonghwa cayeron, su cuerpo casi cediendo al suelo. Viendo como los ojos de Yunho, que siempre habían sido tan alegres, amables y cariñosos, estaban bañados en una tristeza profunda y en desesperación clara.

"No", Seonghwa cerró los ojos, gimiendo cuando fue bruscamente tomado de los hombros para ser acercado al príncipe, "Si eso significa que... ya no más..."

"No tiene sentido que sigamos así", no sabía de donde estaba sacando la fuerza y valentía para no temblar y terminar con todo, no quería abrir los ojos y caer en la misma desesperación que Yunho, "No hay forma de que estés conmigo sin sacrificar tu vida... así que por favor déjame en paz", pidió, bajando la cabeza.

"No te voy a dejar", fue sacudido levemente, sintiendo los dedos de Yunho temblar sujetando su ropa, "No me dejes, yo no quiero hacerlo, ¡Te amo!"

"Y yo a ti", su voz salió gangosa, abriendo los ojos para mirar con dolor a Yunho aún con la cabeza gacha, "Pero no podemos seguir, me voy a terminar rompiendo un día... piensa en mi, por favor, te lo pido", rogó, sujetando una de esas manos grandes y temblorosas y acariciando el dorso de esta, "Piensa en mi bienestar emocional y físico, sé que no quieres terminar todo... pero al menos hazlo por mi"

Miró a Yunho, con los ojos hundidos en tristeza y las mejillas mojadas, odiaba verlo así, lo odiaba tanto. Y se dejó hacer como un peluche cuando fue suavemente abrazado y sostenido por la cintura, esas manos grandes tocándole por la que muy probablemente, era la última vez, y esos labios gruesos besando con un cariño desbordante su sien.

"Si tan solo hubiese una forma..." se lamentó Yunho, hundiendo su rostro en la curvatura de su cuello, para aspirar su aroma. Seonghwa contuvo la respiración con ojos lagrimeantes apoyado en su hombro.

"N-no la hay", susurró, sintiéndose horrible.

"No estoy preparado para dejarte ir", gimió el mayor, Seonghwa sollozó, porque él tampoco lo estaba y dudaba estarlo algún día.

"T-te amo Yunho, siempre serás una de las mejores personas que pudo llegar a mi vida"

Sintió a Yunho temblar, antes de que se irguiese por completo y se separase para verle el rostro. Seonghwa pudo darse el lujo de contemplar el rostro del amor de su vida por última vez desde esa distancia, desde esos ojos brillantes que le miraban llenos de afecto, esas mejillas rellenas que le gustaba morder cuando estaban solos y Seonghwa se hallaba juguetón, esa nariz que tantas veces se refregó contra la suya en besos esquimales de bienvenida. Y esos labios carnosos que tantas veces besó, que tantas palabras bonitas soltó para él y que tantas veces le habían dicho lo mucho que lo amaba. Jeong Yunho era tan precioso, Seonghwa se hallaba afortunado de que, al menos por un tiempo, pudo ser él quien observó y acarició a ese hombre.

Sonrió con nostalgia y tristeza, acariciando esa mejilla mojada con calma, haciéndose el fuerte para no desmoronarse. Y recibió el aliento de Yunho en su rostro. ¿Cuando alguien le miraría con tanto amor como Yunho lo hacía de nuevo? Seonghwa era tan idiota por dejarle ir, pero sabía que no tenía otra opción,

"Tú siempre serás mi mundo, mi dulce estrella, aunque me case, aunque tenga hijos, aunque no te vuelva a ver nunca más, siempre serás mi mundo y el dueño de mi corazón", y con esas palabras, se dejó caer en los brazos de su amado y comenzar a llorar como un bebé, porque ya no aguantaba más.

Disfrutó, entre gordas lágrimas y juramentos de amor, su último beso con el segundo príncipe de Seúl-

Yunho no volvió a ir más a retirar los ramos de flores que encargaba la reina, y de eso, ya habían pasado cerca de dos meses.

Su pequeña florería se había convertido rápidamente en una de las más relevantes dentro de la ciudad en tan poco tiempo que Seonghwa llegaba a estar algo mareado. Antes tenía una pequeña clientela fiel que le alcanzaba para los gastos del día a día, pero desde el incidente del ramo de rosas, cada día recibía más clientes nuevos de incluso otras ciudades. Casi se había puesto a llorar cuando una revista conocida hizo una buena reseña de su tienda, e incluso él había recibido más atención de la necesaria por, según comentarios de la gente, su bonito rostro y amabilidad.

Su bolsillo cada día estaba más lleno, y podía costearse un mejor tratamiento de su artritis con Jongho. Incluso el trabajo había aumentado tanto que contrató al novio de este para que le ayudara, Jung Wooyoung podía ser algo ruidoso e inexperto, pero ya en su segunda semana no necesitaba estar supervisándole y podía descansar sus manos y brazos con mayor regularidad.

Todo iba viento en popa con su negocio, pero no podía decir lo mismo si se trataba de él. Habían días en donde su ánimo estaba por los suelos y se quedaba en cama llorando hasta entrada la tarde, porque extrañaba a Yunho y no podía quitárselo de la cabeza. Tuvo que dejar de escuchar la radio y comprar el periódico, porque Yunho siempre estaba en boca de todos y sus ojos se aguaban al escuchar su nombre. Era tan difícil sobrellevar su roto corazón y las ansias de tener a Yunho consigo sabiendo que ya no se podía. Sabía que había hecho lo mejor tanto para Yunho como para su bienestar, pero aún así era tan difícil olvidarse de él.

El tema del matrimonio arreglado entre Yunho y Haneul seguía siendo vendido como pan caliente cada semana. Si no era por algún evento en el cual ambos estaban involucrados para demostrar la dulce pareja que decían ser, era por Haneul vagando y hablando sobre el tema para la radio, televisión o revistas. Seonghwa se enfermaba cada vez que tenía que oir o ver algo respecto a eso, pero al menos estaba aprendiendo a controlarse y ya no debía ir al baño por la repentina bilis en su garganta. El único consuelo que tenía, era que Yunho era tan retraído con el tema que cada vez que alguien preguntaba, solo se limitaba a sonreír y desviar la conversación, o al menos eso le había dicho Yeosang.

La revista de farándula estaba encima de su cama junto a él, abierta y mostrando esas páginas que le habían instado a comprarla solo por un impulso del cual se arrepentía. Las imágenes de Yunho en una conferencia de prensa por una nueva película mostrándose en cada parte, con el cabello peinado hacia un lado dejando su frente a la vista, el traje azul marino de talla y el rostro serio y estoico mostrándose en imágenes con el gran título ¿Dónde quedó la gran sonrisa del príncipe Yunho?

El artículo, que ocupaba dos páginas completas en letra pequeña, exponía como el antes caballeroso, cordial, amable y siempre sonriente Jeong Yunho había desaparecido de la faz de la tierra desde hace más de un mes. Y era tan doloroso para Seonghwa aceptar que ese rostro bonito ya no se veía igual que antes. La suavidad que siempre manejaba ya no estaba y era tan notorio que hasta en fotos se mostraba y todos hablaban de aquello. Que el príncipe Yunho había tenido problemas con su familia, que desde su compromiso con Haneul se veía distinto, que tuvo que dejar a su supuesta amante por un matrimonio arreglado. Todo le seguía poniendo de los nervios.

Sorbiendo su nariz y secando sus ojos, tiró la revista lejos de su vista y fuera de la cama, prometiéndose que cuando tuviese las fuerzas suficientes, la iría a tirar a la basura.

Al otro extremo de la ciudad, sentado en una sala privada de un restaurante tailandés con té chai a un costado. Yunho aspiró aire ante la demora de su invitado, apretando los dientes y mascullando una grosería, sintió un pequeño golpe de Mingi, su guardaespaldas y una de las personas en las que más podía confiar en el mundo, sentado a un costado.

"Relájate un poco, va a llegar", Yunho miró a Mingi de reojo, bufando y apoyando su mentón en la palma de su mano, apenas habían pasado tres minutos de la hora acordada, pero Yunho estaba con los nervios de punta y la adrenalina al tope, porque nadie más que él y Mingi sabían se su repentina reunión con la CEO de una de las cadenas televisivas más masivas a nivel nacional, "Mientras esperamos a que la señorita Lim llegue, ¿me vas a decir al fin por qué me haz pedido citarla en una sala privada a escondidas de todos y siendo algo super confidencial?¿qué planeas hacer, Yunho?", Mingi le habló informalmente, se daba el permiso de hacerlo cuando ambos estaban solos porque eran amigos, más que principe-guardaespaldas.

Yunho le miró algo dudoso, aunque de todas maneras Mingi iba a saber lo que estaba planeando hacer. Yunho lo había pensado demasiado, desde el momento que dejó esa florería luego de dejar a Seonghwa llorando al terminar, no había día en donde no se acordara de Seonghwa y todo su ser bonito y tierno, podía lucir algo acosador, pero le preguntaba al señor Lee por como estaba Seonghwa cada vez que iba a retirar las flores de su madre e incluso tenía la revista donde hablaban de él y su florería. Su amor por él no se había esfumado ni un poco y no era que le jodiera seguir enamorado, pero no estar con Seonghwa y pasar ligado a un compromiso que no quería era una tortura infernal que atacaba su cabeza cada noche y le hacía pensar de mil formas en como salir de esa situación para volver a los brazos de Seonghwa.

Así que allí estaba, se había matado la cabeza pensando en la posibilidad de hacer eso durante las dos últimas semanas, hasta que le dijo a Mingi que se consiguiera el contacto de la CEO de la cadena televisiva más farandulera y popular estos últimos días para una reunión a escondidas, y tuvo que arrastrar a San en esto, según sus padres y los reyes, él ahora mismo estaba en el cine con San y Mingi, no a punto de tener una entrevista con una periodista para decir algo que de seguro arruinaría su vida de por vida. Pero estaba bien, estaba asustado, pero si eso significaba al menos dejar de fingir e intentar volver a ver a Seonghwa, estaba dispuesto a hacerlo.

La puerta se abrió de pronto, dejando pasar a una mujer de edad avanzada ya, quitándose la mascarilla y los lentes de sol. Yunho la conocía, era la mujer que había dirigido y televisado la ceremonia de compromiso de su hermano mayor el año pasado, seguía con ese cabello rubio retocado y luciendo con ropas costosas y extravagantes, típico del sector alto dedicado a los medios. Yunho la miró con los dientes apretados ante la reverencia elegante y sonrisa deductiva que Lim Nayeong tenía pintada en el rostro.

Sentándose frente a él, dejando el bolso de piel de cocodrilo que seguramente Seonghwa odiaría si lo viese por su instinto animalista. Y mirando a Mingi de reojo mientras este servía té a la mujer, suspiró y se dijo a si mismo que ya no habría forma de arrepentirse y volver a su cómoda cama en el castillo.

"Realmente no creí al comienzo su petición para reunirse conmigo, su alteza, menos si provenía de su guardaespaldas oculto con una carta bastante informal y sin el sello de la familia real", Yunho tragó saliva, sintiendo las manos sudando sobre sus pantalones, "Pero no me arrepiento de haber venido ahora que lo tengo en frente"

Yunho aspiró aire, conocía como era esa mujer, lucía calmada a comparación de aquella forma de vestir, pero lograba orillar a quien sea a un nivel de nerviosismo innecesario cuando se trataba de trabajo y con Yunho ya lo estaba haciendo. No tenía demasiado tiempo, así que no estaba para la palabrería de la mujer.

"Creo que deberíamos saltarnos esta presentación e introducción innecesaria, en realidad no tengo demasiado tiempo a disposición y como ve... estamos tratando un tema privado del cual nadie más que nosotros tres acá tenemos el conocimiento, ¿Qué le parece, señora Lim? Vamos directo al tema que me conllevó a llamarle", su voz sonó más grave de lo normal, y subió las mangas de su camisa porque había comenzado a sudar.

"Le veo nervioso, pero está tan decidido que me causa intriga, ¿Qué conlleva a necesitar de mis servicios con los medios?", con un sorbo de té, se inclinó sutilmente, mostrándose interesada.

Yunho le escrutó con la mirada un momento, antes de girarse a Mingi por dos segundos en busca de un poco de apoyo.

"Quiero una entrevista exclusiva, en vivo, en horario de tarde-noche y lo más pronto posible", pidió, aunque había sonado más a una exigencia de su parte, su carácter autoritario y exigente saliendo a la luz.

Con una ceja arqueada, Lim Nayeong se limpió la boca pintada en labial rojo furioso con la servilleta de género, "Supuse que sería algo como eso, pero antes de acordarlo, debo saber el tópico a tratar, ¿no lo cree?"

Yunho sonrió socarrón ante la mirada ingenua de aquella víbora. por lo que de su costado, la olvidada carpeta hizo aparición para dejarla en el centro de la mesa bajo la mirada desafiante de la periodista. No se iba a arriesgar a contar nada sin un contrato de por medio por el cual sostenerse si aquella mujer no cumplía una de sus condiciones. Aquella mano de uñas largas y pintadas tomó la carpeta de cuero, abriéndola con el rostro contraído en una mueca de inconformidad y entornando los ojos para comenzar a leer el contrato que él mismo se había encargado de crear. Golpeó sus cortas uñas contra la madera barnizada de la mesa donde estaba, su té ya estaba frío, pero no le importaba porque tenía un nudo en la garganta que le impedía hasta tragar saliva.

"Esto no tiene el sello de su familia, su alteza", comentó la mujer, Yunho enarcó una ceja, alzando la barbilla para mirar a Lim Nayeong hacia abajo.

"No la cité para acordar un tema con mi familia, la entrevista es sobre mi y lo que tengo para decir", negó con una sonrisa tirante, sintiendo los ojos de Mingi en su espalda, "Mi firma está al final de la hoja, esto se trata de mi y con eso es suficiente, no necesito el sello de mi familia para esto"

La sala se sumió en un silencio algo tenso, la periodista volviendo a leer el contrato frente a ella y Yunho colocando su pluma en el centro de la mesa para que firmase, si lo hacía, un buen fajo de dinero y seguramente una historia que quedará grabada en los libros se llevaría, Yunho no veía forma de que se negase. Yunho tenía la particularidad de ser lógico y temerario, y aunque en este tema no se haya decidido por ninguna opción acorde a esas cualidades, las acopló al momento de llevarla a cabo. Soltó aire retenido sin darse cuenta cuando la mujer, resignada, tomó la pluma y rápidamente firmó al final de la hoja justo al lado suyo. ya estaba hecho, tenía un contrato con la CEO de un canal televisivo, quien ahora le miraba expectante arrastrando la carpeta con la pluma de vuelta hacia él en la mesa. Mingi fue quien la tomó por él y aseguró en el maletín que llevaba consigo.

"¿Y bien, su alteza?"

Yunho sintió la adrenalina corriendo por sus venas, antes de abrir la boca y soltar la bomba que tanto tiempo había ocultado.

"Mi matrimonio es una farsa, y llevo cerca de tres años enamorado de un hombre", la expresión de asombro de la mujer le hizo reír, "Sorprendente, ¿no?"

hwalight | 210930

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