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𝟎𝟏. THE BEGINNING OF AN ADVENTURE













𝟎𝟏. capítulo uno ━━ acto uno.
El comienzo de una aventura.

- ˏˋ ꒰ 𝙴𝚂𝚃𝙴𝙻𝙻𝙴 ꒱ ˎˊ -

El suave canto de los pájaros me envuelve mientras floto en un extraño sueño. No puedo recordarlo del todo, pero hay algo cálido y reconfortante en él. Mi cuerpo, sin embargo, está completamente destapado. Debí haberme movido demasiado buscando una posición cómoda para dormir. Lo sé porque siento la frescura del aire acariciándome los pies.

Un rayo de luz atraviesa la ventana y golpea mis ojos cerrados. Frunzo el ceño, girándome para evitarlo, abrazando mi almohada como si eso fuera suficiente para alejarme del día que intenta arrastrarme de vuelta a la realidad, pero no tengo suerte. La puerta de mi habitación cruje al abrirse, y un suspiro inconfundible rompe la paz de la mañana.

━━Estelle. ━━Dice la voz de mi Hermano, con ese tono que usa cuando está a punto de regañarme.

Fingí no escucharlo, enterrando mi cara en la almohada. Tal vez se iría si pensaba que seguía dormida, pero, claro, no tengo tanta suerte. Sus pasos se acercan y esta vez su voz suena más firme. 

━━Ya son las siete de la mañana. Si no te levantas ahora mismo, recibirás otra queja de la señora María del Carmen ¿Es eso lo que quieres?

Abro los ojos lentamente, parpadeando para acostumbrarme a la luz que entraba por la ventana.

«¡Oh, dioses! ¿Tan tarde era?».

━━¿Ya es tan tarde? ━━Murmuro con mi voz ronca por el sueño. Froto mis ojos tratando de aferrarme a los últimos vestigios de descanso mientras me incorporo lentamente.

━━Sí, Estelle ya es tarde. ━━Responde cruzando los brazos. Puedo sentir su mirada, esa mezcla de paciencia y reproche que tan bien le sale. ━━Y si no te das prisa, será peor que ayer. No quiero escuchar a la Señora diciéndome que soy un mal Hermano que no sabe cuidar bien a su Hermana solo porque no te levantas a las horas que es debido, ya tienes que aprender, Estelle. Ya estás cerca de cumplir los dieciocho.

Bajo la mirada y sonrío débilmente, a pesar de mi estado de somnolencia.

━━Está bien, ya voy. Pero no te quejes si me duermo otra vez en las gradas.

Mi Hermano rueda los ojos y se quita sus lentes para poder limpiarlos con un trapo blanco que tenía en el bolsillo de sus pantalones, en eso puedo notar su mirada con un destello de cariño en su expresión.

━━Si eso pasa, esta vez no pienso salvarte. Ahora, levántate.

Su tono es firme, pero no puedo evitar sentirme tranquila. Aunque me cueste admitirlo, sé que siempre está ahí para mí, incluso en estos pequeños regaños matutinos.

Con un último bostezo, me obligo a levantarme, aunque en el fondo desearía tener unos minutos más para quedarme con mi adorable cama y mi almohada.

Otro día de jornada laboral comenzaba, solo espero no pillarme con la Señora María del Carmen y ganarme uno de sus tantos regaños, peor si es que estaba de mal humor.

Mi castigo era cepillar y lavar cada escalón de la escalera que llevaba al último piso donde se encontraban las habitaciones de su majestad y sus hijas. Fue agotador que sentía que la espalda se me rompería en cualquier momento.

Apenas entre a la cocina para poder hacerme el desayuno para tener fuerzas el resto del día, pero termine encontrándome con la Señora esperándome desde hace un buen tiempo con los brazos cruzados.

«Pero cielos, que suerte es la que tengo hoy día».

Ella me comenzó a regañar por mi irresponsabilidad al llegar tarde y como último decidio directamente a que vaya a lavar cada escalón que llevaba a los aposentos reales de sus majestades, lo que más me molesta es ¡Ni siquiera me dejó darle un bocado a un pan! ni su abuela era tan exigente y se atrevía a tanto.

Extraño a la Señora Mery, me acuerdo que cuando apenas iniciaba con mis labores ella era tan amable y gentil que siempre me invitaba las deliciosas galletas de leche que preparaba junto a leche recién caliente. Sin embargo tuvo que retirarse del puesto y trabajo, ya que sufrió de una enfermedad de la cual afortunadamente pudo recuperarse más le dejo el puesto a su nieta.

Pero su nieta era casi el mismo diablo cuando no cumplias exactamente lo que te pidió, nunca entendí el porque de su actitud, sin embargo las demás me decían que lo dejara pasar.

Casi toda la mañana me puse a cepillar cada escalón hasta que quedara limpio y reluciente que hasta podría ver mi propio reflejo en el, lo que significaba que hice bien mi labor.

No hubo ninguna persona subiendo o bajando por aquí, ni siquiera las princesas o su majestad el Rey Bartra. Lo cual lo hace extraño, pero mejor para mí ya que no me lo ensuciaban.

De seguro cada uno de la familia real cumplía uno que otro de sus deberes, aunque no conocía del todo a las princesas más solo sus nombres, pero nunca tuve la oportunidad de hablar con alguna de ellas.

«Como sea, no es que me vaya a convertir en amiga de una de ellas o es que ellas quisieran ser amigas de una simple sirvienta».

Mire mis manos que estaban algo frías por el agua y mi vestido tenía pequeñas manchas de jabón. Mi estómago rugía por el hambre. Me apresuré a recoger mis cosas y cambiarme el delantal para luego dirigirme al comedor de las sirvientas, pase por varios pasillos y escaleras hasta llegar donde las demás ya se habían reunido.

El aroma del estofado llenaba la habitación, mezclado con el ruido de risas y conversaciones. Mire entre la mayoría hasta notar a dos de mis compañeras con las cuales compartía habitación y las más cercanas que pude hacer en los últimos años: Lynett y Dahiana.

Me acerqué a pedir mi plato de comida no sin antes haberme lavado las manos que contenían algo de jabon. El plato de hoy consiste en un pan y guiso que estaba tibio, se veía apetecible y fui a tomar asiento entre ambas que hablaban muy animadamente.

En el camino me fijé en el pequeño comedor que estaba lleno de vida. La mesa de madera, algo desgastada por los años, estaba rodeada de caras conocidas. Lynett y Dahiana se repartían trozos de pan entre ellas y vi a otra chica que contaba una historia que hizo que todas soltaran risas.

Tomé un lugar junto a Lynett, quien movió su plato para hacerme espacio. El estofado de hoy tenía un aspecto sencillo, pero su aroma era reconfortante. Mientras tomaba mi primera cucharada, Lynn se giró hacia mí con una sonrisa. 

━━¿Vaya mañana no, Estelle? Nos contaron que la Señora supo que llegaste tarde. ━━Yo asentí con la cabeza, bien ellas trataron de levantarme temprano sin embargo les dije que las alcanzaría, pero al final termine volviendo a dormir. ━━Oye ¿Viste las rosas que trajeron para el salón principal? ━━Preguntó con los ojos brillando de emoción cambiando de tema.

━━No tuve tiempo de pasar por ahí. ━━Le respondí, algo tímida. 

━━Oh, son preciosas. ━━Intervino Dahiana con un suspiro dramático. ━━Rojas, como el vino y tan grandes que casi parecen de otro mundo. Me pregunto si las habrá traído algún noble…

Lynn rió suavemente.

━━¿Y qué importa quién las trajo? Lo importante es que alegran el salón. 

Las demás comenzaron a murmurar. Yo escuchaba en silencio, a veces me preguntaban algo, pero yo solo sonreía y asentía. Me gustaba escucharlas, aunque no siempre sabía qué decir.

Derrepente comenzaron a teorizar de que posiblemente quizás haiga una gran celebración, lo cual duda yo mucho de ello, aunque yo quisiera ver uno y saber si en verdad eran como en las historias lo describían, siempre con bailes y banquetes, pero yo nunca había presenciado uno de verdad.
 
Cuando terminé, limpié mi lugar donde comí al igual que las demás que estaban apunto de acabar ya que fueron las primeras en terminar de comer que estaba tan absorta en mis pensamientos que casi no me di cuenta de que la Señora del Carmen había entrado al comedor. Su figura imponente llenó la pequeña sala, y el murmullo de voces que había disminuyó al instante.

━━¡Bien, muchachas menos charla y más acción! ━━Dijo con voz firme, mientras sus ojos recorrieron la mesa. 

Se acercó para supervisar rápidamente los platos y las bandejas de comida, asegurándose de que todo estuviera en orden. Cuando su mirada se posó en mí, me quedé congelada.

Por unos instantes pensé me iba a regañar por algo o a hacer otra cosa, pero gracias al de más arriba paso de largo y vio a la muchacha que estaba a mi lado y hace unos instantes estaba hablando a lo bajo con su otra amiga.

━━Tú, ven acompañame. Necesito que hagas algo por mí. ━━La mujer se volteo con dirección a la puerta para salir siendo rápidamente seguida por la muchacha que camino detrás de ella con la cabeza agachada.

━━Si, Señora. ━━La chica lanzó una mirada a su amiga como asustada y temiendo a lo que le pedirían.

Todas la miramos agradecidas por no estar en su lugar, sin embargo no nos podíamos detener ahí no más, cada una tenía que volver a hacer lo que estaba haciendo o buscar otra cosa por hacer. Rápidamente volví a mis labores.

Había que desempolvar los candelabros del salón principal, llevar agua fresca a las cocinas y barrer las escaleras traseras. Todo eso hice quedando con mi delantal lleno de manchas. 

El tiempo se escapó mientras trabajaba y cuando quise darme cuenta, el sol ya había alcanzado su punto más alto y comenzaba a esconderse tras las torres del castillo. Me detuve un momento frente a una ventana para ver cómo los rayos anaranjados iluminaban los pasillos. Mi respiración estaba agitada, y mis manos temblaban un poco por el cansancio, pero me dije que debía seguir.

Aún quedaba preparar las lámparas de aceite o antorchas antes de que la noche nos cubriera. El castillo tenía vida incluso en la oscuridad, y yo era una pequeña parte de todo ello.

Los tonos cálidos del cielo me envolvían en una sensación de calma que pocas veces podía disfrutar. Era como si por unos instantes el mundo se detuviera y el peso de las tareas diarias desapareciera. Me permití apoyar una mano en el cristal frío mientras observaba cómo el sol comenzaba a esconderse dando paso a la oscuridad de la noche.

Entonces, un leve toque en mi hombro me sacó de mis pensamientos. Al girarme, vi a Dahiana con el rostro pálido y los labios apretados.

━━Estelle ¿Puedo pedirte un favor? ━━Su voz era suave casi como un susurro. 

━━Por supuesto, Dahiana. ¿Qué necesitas? ━━Le respondí, preocupada al notar su expresión de agotamiento. 

━━Me toca ir a la cocina a buscar una bandeja para llevarla al ala real, pero no me siento bien. ━━Se llevó una mano al estómago, como si apenas pudiera mantenerse de pie. ━━No creo poder subir tantos pisos hoy… ¿podrías ir por mí? 

No dudé en asentir.

━━Claro que sí, ve a descansar. Yo me encargo. 

Dahiana dejó escapar un suspiro aliviado, y me dedicó una sonrisa agradecida.

━━Gracias, Estelle. Sabía que podía contar contigo. 

Mientras ella se alejaba lentamente hacia su habitación, yo bajé las escaleras hacia la cocina, ajustándome el delantal en el proceso.

Al entrar, me encontré con el bullicio habitual: el ruido de ollas chocando, cuchillos cortando a toda prisa, y el calor abrumador del horno que llenaba el aire.

Entre todo ese caos, la figura imponente de la Señora María del Carmen destacaba como siempre. Su postura rígida y su mirada crítica eran imposibles de ignorar. Ella estaba junto al horno, observando cómo otras sirvientas retiraban bandejas de pan recién horneado. Cuando me vio entrar, sus ojos se posaron en mí como si ya supiera exactamente qué decir.

━━Ah, Estelle justo a tiempo. ━━Su voz como siempre era firme y autoritaria. ━━Necesito que lleves esta bandeja al ala real, directamente a la habitación del rey.

Me acerqué a la mesa donde señaló. La bandeja, cubierta con una tapa de plata, despedía un ligero aroma exquisito. Tomé el asa con ambas manos, pero antes de que pudiera dar un paso la Señora María del Carmen añadió:

━━Y escúchame bien, niña. No se te ocurra decirle una sola palabra de más. ━━La miré, algo confundida. ━━Su majestad no se encuentra en buena salud y no debemos molestarlo tanto.

━━¿No debo hablarle a su majestad, Señora?

Ella dejó escapar un suspiro exasperado, como si mi pregunta fuera innecesaria.

━━Así es. Entras, dejas la bandeja en la mesa junto a la cama, haces una pequeña reverencia y te vas. Sin charlas, sin comentarios, sin distracciones. ¿Entendido? 

━━Sí, Señora. Lo haré como usted dice. ━━Asentí con rapidez, no pude evitar sentir una pequeña punzada de curiosidad.

Antes de darme la vuelta, ella me lanzó una última mirada severa.

━━Recuerda, Estelle. Estás llevando la comida al rey. No te equivoques y no hagas nada que pueda causarnos problemas. 

Con esas palabras resonando en mi mente, salí de la cocina con la bandeja en las manos. El peso de las instrucciones de la Señora era casi tan grande como el de la comida que llevaba. Mientras subía las escaleras hacia el ala real, no podía dejar de pensar en lo extraño que era que no pudiera hablarle al rey. ¿Estaría tan enfermo que no quería ser molestado? ¿O era simplemente una regla más de las tantas que debía seguir?

El pasillo del ala real estaba en completo silencio. Cada paso que daba resonaba en las paredes, haciendo que mi presencia se sintiera demasiado evidente. Al llegar a la gran puerta de la habitación del rey, respiré hondo y ajusté el agarre en la bandeja.

━━Bien, Estelle, solo deja la comida y sal. No hagas preguntas, no mires demasiado y todo estará bien. ━━Me dije a mí misma.

Con cuidado, golpeé suavemente la puerta con los nudillos avisando de mi llegada, mi corazón latía con fuerza ante los nervios.

Termine abriendo la puerta de la habitación con cuidado, procurando que no hiciera ruido al girar la manija. Una suave penumbra llenaba el cuarto, apenas iluminado por los últimos rayos de luz que se colaban por las cortinas cerradas. El aire estaba cargado con el aroma de hierbas medicinales.

Él estaba allí, tendido en la enorme cama. A simple vista, parecía profundamente dormido, su rostro pálido y marcado por el cansancio descansaba sobre las almohadas. Me quedé unos segundos en la entrada, observando la escena y preguntándome si realmente era el momento adecuado para interrumpir su descanso.

«Solo deja la comida y sal. No hagas preguntas, no mires demasiado y todo estará bien».

Finalmente, avancé despacio, cuidando que mis pasos fueran lo más silenciosos posible. La bandeja que llevaba entre las manos parecía pesar más con cada movimiento. Cuando llegué junto a la cama, me agaché un poco y coloqué la comida sobre la mesa de noche con delicadeza. 

Estaba a punto de enderezarme y dar la vuelta para marcharme cuando lo escuche hablar.

━━Estelle... 

Su voz era áspera, rota, como si cada palabra le costara un esfuerzo inmenso. Fingí no haber oído nada, recordando las órdenes estrictas de la Señora. Sin embargo, antes de que pudiera dar un paso más, su voz volvió a llenar la habitación. 

━━Necesito tu ayuda...

La segunda vez, su tono era casi suplicante, acompañado por una tos aguda que resonó en el silencio. Sentí un nudo en el estómago al escucharlo. ¿Cómo podía ignorarlo? No importaba lo que me hubieran dicho, no podía hacer caso omiso a alguien que parecía estar tan necesitado de ayuda. 

Me giré lentamente hacia él. Sus ojos, entreabiertos y cansados, se posaron en mí.

━━¿Majestad? ━━Murmuré con timidez, dudando si siquiera debía responder. 

Él asintió ligeramente, como si ese pequeño movimiento le costara todo el esfuerzo del mundo. Luego intentó incorporarse un poco, pero el dolor lo obligó a quedarse donde estaba. 

━━Necesito...que me ayudes. ━━Repite con pausas entre cada palabra, mientras una nueva tos lo sacudía. 

Di un paso hacia él, preocupada.

━━¿Qué puedo hacer por usted, majestad? 

Él extendió una mano temblorosa hacia mí, señalando hacia el escritorio al otro lado de la habitación. Sobre él había un pequeño cofre, cerrado con un broche dorado. 

━━En ese cofre... hay algo importante. ━━Su voz se quebraba a medida que hablaba. ━━Tráelo aquí, por favor. 

Por un momento, dudé. ¿Estaba bien hacer algo más allá de lo que se me había encomendado? Pero al mirarlo nuevamente, con su rostro marcado por el sufrimiento y la desesperación, no tuve corazón para negarme. 

━━De acuerdo, majestad. 

Crucé la habitación hasta llegar al escritorio. El cofre no era muy grande, pero estaba cuidadosamente decorado con flores pintadas y algunas estrellas. Lo tomé entre mis manos y regresé junto a la cama entregándoselo a sus manos

━━Gracias, Estelle... ━━Susurró el rey, con una leve sonrisa que apenas lograba formar en sus labios. 

No comprendía como es que podía recordar mi nombre. Solo nos vimos una vez y era en el funeral de mi Madre cuando era una niña, de ahí nunca pude volver a verlo ni cruzar palabras con él.

━━¿Usted me conoce?

━━¿Cómo olvidar a la hija de Eleanor? Con esos ojos...tan brillantes como si tuviera el mismo universo en ellos.

El rey tosió con fuerza, interrumpiendo el pesado silencio de la habitación que se formo. Me estremecí al escuchar el sonido áspero que resonaba en su pecho iba a preguntarle si necesitaba algo más, pero el habló primero.

━━No te preocupes por mí...estoy bien. ━━Murmuró con su voz apenas audible pero firme. 

A pesar de sus palabras, mi mano se apretó contra mi pecho con inquietud. Quería ayudarlo, hacer algo más, pero me sentía completamente impotente, ya que yo no poseía alguna habilidad curativa que pudiera sanarlo o tener un antídoto para ello. Desvié la mirada, insegura dejando que mi cabello cayera sobre el lado izquierdo de mi rostro.

Fue entonces cuando el rey extendió una mano hacia mí. Sus dedos rozaron suavemente mi cabello, apartándolo de mi rostro con cuidado. 

━━No escondas ese ojo, Estelle. ━━Me dijo. Su mirada cansada pero bondadosa se clavó en la mía. ━━No hay nada que ocultar, ni de lo que avergonzarte.

Quise responder, pero me mantuve callada. El rey, notando mi silencio, extendió una mano hacia el cofre que yo le había entregado minutos antes. Lo abrió con lentitud, revelando en su interior un collar que relucía a pesar de la tenue luz de la habitación. Era hermosa, con forma de un corazón y en el centro una joyita.

━━Esto...le pertenecía a mi difunta esposa Caroline. Fue un regaló que le di por uno de nuestros aniversarios...━━Dijo, sosteniéndola con cuidado y alzándola ligeramente hacia mí. ━━Esta joya tiene un propósito. Y tú, Estelle, serás quien lo cumpla.

No entendía lo que quería decir, pero antes de que pudiera preguntar, una nueva tos lo sacudió, arrancándole un hilo de sangre que manchó sus labios. Instintivamente, di un paso hacia él. 

━━¡Majestad! ━━Exclamé, alarmada. 

Él levantó una mano para detenerme.

━━Estoy bien... ━━Aseguró, aunque su voz era cada vez más débil. ━━Escúchame con atención. Tengo un encargo para ti.

Mi cuerpo se tensó. Había algo en la seriedad de su mirada que me obligó a quedarme quieta, escuchando cada palabra.

━━Debes llevarle un mensaje a mi hija, la tercera princesa de Liones, Elizabeth. ━━Note como su mirada iba hacia el cuadro arriba de su cama donde estaban pintadas tres jovencitas, pero resaltando más una niña de cabello albino, ojos azules y un pendiente del mismo tono de sus ojos.

Mis labios se entreabrieron por la sorpresa. ¿La princesa Elizabeth? Había oído hablar de ella, pero nunca la había visto en persona.

━━Pero, majestad ¿La princesa se encuentra en el castillo o donde está? yo...━━Empecé a balbucear, insegura de cómo podría cumplir una tarea tan importante. 

El rey alzó la joya frente a mí, como si quisiera que me concentrara en ella.

━━Hace unos momentos me encontraba en el salón real con mi hija, Elizabeth...sin embargo los Caballeros Sacros entraron a la fuerza y ella tuvo que huir, no fue hace mucho que pudo escapar, de seguro la puedes encontrar...

«De nuevo repito: Que gran suerte es la que tengo hoy día.».

━━Encuentrala y dile que no se preocupe por su viejo padre...que estoy bien, este collar servirá para que sepa que dices la verdad, ya que solo a mis hijas pude mostrarles tal joya...y dile que tuve una visión.

Fruncí el ceño, confundida.

━━¿Una visión?

Él asintió con debilidad.

━━Vi a una muchacha de cabello rubio con una mirada de color rubí. Ella la acompañará, y juntas enfrentarán lo que está por venir. 

Mis ojos se abrieron más, incapaz de comprender del todo sus palabras.

━━¿Quién es esa jovencita, majestad? 

Su mirada se suavizó y una pequeña sonrisa apareció en sus labios, a pesar de su evidente dolor.

━━Eres tú, Estelle.

«Alto, Alto...¿Yo? ¿Yo ir en búsqueda de la princesa, sola? No, no, no. Ni en mis mejores fantasías en busqueda de una aventura haría tal locura».

El aire pareció detenerse a mi alrededor. Mi mente daba vueltas tratando de comprender el peso de sus palabras. ¿Yo? ¿Por qué yo? Quizás su "visión" estaba mal debido a la edad que ya tenía.

━━Está equivocado, quizás su "visión" este mal, porque ya está algo mayor, sin ofender. ━━Intenté replicar, sintiéndome abrumada.

━━Mi visión nunca me falla muchacha...estaba más que asegurado de que tú eras aquella joven que estará acompañando a mi hija. Lo supe en el momento en que te vi entrar a mi habitación, no hay duda. Eres tú.

«¿Y si Dahiana hubiese venido aquí? ¿Hubiese sido ella a la que le encargaba tal misión?».

Mis pensamientos se vieron interrumpidos ya que escuche los pasos pesados de armaduras chocar contra el suelo por el pasillo fuera de la habitación del rey.

«Si los Caballeros Sacros dejaron aquí a su Majestad y entraron a la fuerza donde antes estaba ¿Esto se considera un golpe de estado? Parece que ya no es nada seguro estar en este castillo».

El rey colocó la joya en mi mano con cuidado ¿Pero acaso no se le pasó por la mente de que posiblemente fuese capaz de robarsela? No es que lo vaya a hacer, solo que su confianza puesta en mi era mucha.

━━Confío en ti, Estelle. Esta misión es tuya.

Apreté la joya entre mis dedos. Mi mente aún estaba llena de preguntas, no sabía que hacer en estos momentos. Por una parte sentí curiosidad que es lo que me podría deparar más allá de este castillo o quizás encontraría una muerte segura al escapar. Ni sabía con que empezar o que hacer pero vi su mirada fija del rey en la mía, llena de fe en mí.

━━Esta bien. Lo hare, su majestad. ━━Susurré finalmente, con una mezcla de miedo en mi voz.

«Si me encontrará con mi Hermano estoy segura de que me daría un codazo por tonta y por impulsiva y estar aceptando las cosas sin pensar mucho en las consecuencias».

Tome apresuradamente aquel collar y lo metí en uno de los bolsillos de mi vestido y luego sujete la bandeja vacía para retirarme escuchando como último la tos del rey.

Abrí las puertas de su habitación encontrándome con dos guardias, ahora que hago.

━━Un segundo ¿Qué se supone que haces en la habitación del rey? ━━Dijo en un tono molesto y yo habría bajado un poco la cabeza mirando el suelo ante su pregunta.

━━Me pidieron que dejara la comida de su majestad en su habitación, eso es todo.

Creía que con eso capaz me dejaban irme, sin embargo ellos seguían enfrente de mi evitando que avanzará y sentí sus miradas fijas en cualquier acción que haga.

━━Levanta el rostro. ━━Ordenó uno de ellos, juraba que estaban apunto de tomar sus espadas que las tenían guardadas en sus fundas sujetas en sus caderas.

Yo solo hice caso a lo que pidió dejándoles que observen mi rostro donde lo primero que vieron fue mis ojos, al instante se sorprendieron al ver aquella Estrella en mi ojo izquierdo como lo haría cualquiera si lo llegase a ver por primera vez.

━━...Puedes irte.

Agradecí mentalmente que me dejaran irme, camine a paso normal, tranquila sin que se notara los nervios a punta que tenía. Sin embargo pude escuchar lo último que entre ellos murmuraban.

━━¿Viste su ojo?
━━Si, esa chica de seguro está maldita...

Ignoré sus palabras y una vez me doblará para ir por el otro pasillo comencé a correr a toda prisa para llegar donde la cocina y dejar la bandeja, comer mi cena y luego ir a mi habitación.

En el camino busque por mis bolsillos con una mano aquel collar y ponerlo a la vista. Era hermoso, lindo y a la vez sencillo. Me pregunto como era su majestad la difunta reina Caroline Liones.

Me recosté en la cama, con la mirada fija en el techo. Mi mente era un torbellino de pensamientos. El collar que el rey me había dado descansaba bajo mi almohada.

«No lo notará».

Me dije a mí misma, tratando de convencerme. Pero una parte de mí sabía que Edgar había leído mi comportamiento como un libro abierto en la cena.

Flashback

La cena había pasado rápido. Mis compañeras reían y hablaban de su día, pero yo apenas podía mantener el hilo de la conversación. Mis pensamientos volvían una y otra vez al encuentro con el rey a sus palabras cargadas de un peso que no sabía si podía llevar.

Movía mi comida en el plato, sin probar más que un par de bocados, intentando parecer normal.

Edgar, sin embargo, no era fácil de engañar. Mi hermano mayor me observaba desde su lugar en la mesa, con esa mirada analítica suya.

Era de las pocas veces en las que nos encontrabamos a la hora de comer, no era casi habitual vernos debido a que él para más ocupado con sus labores que son casi iguales a las mías, solo que él se encargaba hasta incluso de traer las cosas pesadas embolsadas hasta la cocina y justamente tenía que ser hoy donde nos teníamos que encontrar.

No me dijo nada, un saludo y solo se sentó al frente de mí, pero sabía que estaba tomando nota de cada gesto mío al no verme comiendo como es habitualmente luego de que tuviera una jornada pesada.

━━Si sigues mirando así, Edgar, vas a terminar perforándome la cabeza. ━━Solté, forzando una sonrisa, aunque mi tono tenía más cansancio que burla. 

━━Si perforarla sirviera para averiguar qué te pasa, lo consideraría. ━━Respondió él, sin un ápice de humor en su voz, pero con un destello sarcástico en sus ojos.

Solté una pequeña risa nerviosa, pero no respondí. Sabía que no se daría por vencido...

Fin del Flashback.

Reaccione cuando escuché el sonido de la puerta abriéndose lentamente.

━━¿Vas a decirme qué sucede o tengo que adivinarlo? ━━Preguntó Edgar, cruzándose de brazos mientras se apoyaba en el marco de la puerta. 

━━Podrías intentar adivinarlo, pero te advierto que podrías equivocarte por primera vez en tu vida. ━━Le respondí, sentándome en la cama y fingiendo una sonrisa. 

Él soltó un suspiro, cerrando la puerta tras de sí.

━━Estelle, no estoy de humor para tus bromas. Hoy estuviste extraña durante la cena y ahora estás despierta a estas horas. Algo te pasa.

━━¿Y si simplemente estoy en mi mundo? ¿Quizás imaginando cosas? ¿Pensando en cómo conquistar y convencer a los demás sirvientes y que lanzemos a la Señora del Carmen de su puesto? ━━Dije levantando las manos de manera dramática.

━━Por favor. Tú no conquistarías ni una biblioteca sin sentirte culpable por mover los libros de lugar. ━━Replicó él, acercándose y sentándose en el borde de la cama.

Bajé la mirada, mordiéndome el labio. Sabía que no podía engañarlo, pero aún así intentaba distraerlo con bromas. 

━━No es nada, Ed. Sólo...tuve un día complicado.

Él frunció el ceño, inclinándose ligeramente hacia mí.

━━¿Qué hizo esa Señora esta vez? Porque si te mandó lavar todos los techos del castillo, el que tendrá que hablar seriamente con ella seré yo.

━━No, no es eso. ━━Dije rápidamente, negando con la cabeza. 

━━Entonces, ¿qué? ━━Preguntó, con ese tono calmado pero autoritario que siempre usaba cuando estaba tratando de obtener una respuesta. 

━━Es...algo que no sé si debería contarte ━━Murmuré finalmente. 

━━Eso no es una respuesta. 

━━Es complicado, Ed. No estoy segura de cómo manejarlo, y ni siquiera sé si puedo. 

━━Si no puedes, entonces déjamelo a mí. No tienes que cargar con nada sola, Estelle.

Lo miré, sintiendo esa mezcla de seguridad y frustración que siempre me daba su presencia. Era como un escudo inquebrantable, pero a veces desearía que entendiera que no podía protegerme de todo.

━━A veces olvido lo sobreprotector que eres. ━━Intenté bromear, sonriendo levemente.

━━A veces olvido lo testaruda que eres. ━━Replicó él, levantando una ceja. ━━Habla, Estelle. ¿Qué está pasando?

Lo miré, atrapada entre el deseo de confiar en él y la sensación de que esto era algo que debía resolver por mí misma. Finalmente, desvié la mirada hacia la ventana, dejando que el silencio hablara por mí.

━━...Está bien. ━━Dijo él finalmente levantándose. ━━No voy a presionarte. Pero lo que sea que te esté molestando, recuerda que estoy aquí.

━━Gracias, Hermano.... ━━Murmuré, sin mirarlo directamente.

Él asintió, como si entendiera algo que yo no había dicho y salió de la habitación, dejándome con mis pensamientos. Sabía que no había terminado con el tema, pero al menos me había dado un respiro para decidir qué hacer.

Me encontraba sentada en la orilla de mi cama, el silencio de la noche llenando la habitación mientras la propuesta del rey revoloteaba en mi mente.

Pero entonces vi a Dahiana y Lynett entrando al cuarto, con pasos ligeros. Dahiana parecía muy cansada, su rostro pálido y su andar algo torpe. Lynett la sostenía del brazo con delicadeza, asegurándose de que llegara bien.

━━¿Te sientes mejor? ━━Pregunté mientras las miraba con preocupación.

Dahiana asintió levemente.

━━Solo necesitaba un poco de aire fresco... ━━Murmuró con voz débil, dejándose caer en su cama.

━━Me aseguré de que no le pasará nada en el camino, parecía que estaba apunto de desmayarse en cualquier momento. ━━Añadió Lynett, sonriendo con suavidad mientras buscaba en los armarios de ambas para sacar ropa cómoda para la noche.

━━Hiciste bien. No podemos dejar que te pase algo, Dahiana.

Lynett le arrojó sus prendas a Dahiana para que se vistiera y ella soltó un suspiro para comenzar a cambiarse, yo miré a la mesita de noche que estaba a mi lado donde guardaba unas cosas, entre ellas estaba una daga que le pertenecía a mi Madre y encima estaba una lámpara de aceite, pero luego las vi a ellas meterse bajo las mantas ya cambiadas.

━━Hoy fue un día largo, pero estoy feliz de estar aquí con ustedes. Buenas noches, chicas. ━━Apago su lámpara y se acomodó en su cama cubriéndose.

━━Buenas noches igualmente Dahiana, igualmente para ti Estelle. ━━Respondió Lynett mientras apagaba igualmente su lámpara y se acurrucaba en su cama.

Yo sólo asentí con una leve sonrisa sin apagar la mía. Miré hacia el techo mientras escuchaba cómo sus respiraciones se volvían más suaves, señal de que habían caído en un sueño profundo.

Pasaron unos minutos antes de que me levantara, mi corazón latía con fuerza.

La propuesta del rey seguía en mi mente. Había algo en sus palabras que no podía ignorar. Tome el collar debajo de la almohada y me lo coloqué para luego ir a mi armario, sacando mi vestido negro sin mangas que llega hasta las rodillas, combinado con una blusa blanca de mangas amplias, práctico y cómodo, por debajo me puse unas medias negras largas para el frío que seguro hacía afuera en la noche.

«Esto es lo correcto. No sé qué habrá más allá de estas paredes, pero si puedo hacer algo para ayudar, tengo que hacerlo».

Antes de salir, saque de mi mesita de noche la daga que me dio mi Hermano en caso si necesitaba protegerme contra de algo. Lo escondí atandolo con una cinta que usaba para mi cabello en mi pierna por debajo del vestido y mi media.

Asegurándome de no hacer ruido, me puse los zapatos. Con un último vistazo a mis amigas dormidas, me deslicé fuera de la habitación, cerrando la puerta con cuidado tras de mí.

Los pasillos estaban oscuros, y la única luz provenía de las antorchas que parpadeaban en las paredes. Mi respiración se volvió contenida cuando escuché pasos pesados acercándose.

Era un grupo de Caballeros Sacros, rebuscando en las habitaciones de las sirvientas. Me escondí tras una columna.

«¿Qué están haciendo aquí? ¿Por qué revisan las habitaciones?».

Mis pensamientos se detuvieron en seco cuando uno de ellos miró hacia mi dirección. Antes de que pudiera reaccionar, sentí una mano fuerte que me sujetaba por el brazo y me llevaba hacia un pasadizo lateral.

━━¿¡Qué haces aquí!? ━━La voz baja y urgente de mi Hermano Edgar resonó en mis oídos mientras me empujaba con cuidado.

━━¡Edgar! ¿Qué haces tú aquí? ━━Pregunté con la voz temblorosa mientras trataba de seguir su rápido andar.

━━Yo te lo pregunté primero. ━━Replicó en tono severo mientras nos movíamos. Logramos evitar a los Caballeros Sacros hasta llegar a la puerta trasera del castillo, un lugar donde vi a la distancia cerca de las rejas a dos guardias que hablaban a carcajadas, pero no notando nuestras presencias.

Cuando nos detuvimos, Edgar me sujetó por los hombros, su mirada seria clavada en la mía.

━━Estaba en mi habitación y escuche a los Caballeros gritar por los pasillos que están buscando a alguien de nosotros que se robó una joya de la difunta reina. ¿Sabes algo de eso?

Abrí los ojos con sorpresa y me llevé la mano donde estaba el collar.

━━Yo... no lo sé, pero...el rey...

Dudé por un momento, pero la mirada de mi hermano era tan intensa que terminé contándole todo, desde la petición del rey hasta el collar que me había entregado.

Edgar suspiró con frustración, con una de sus manos quito sus lentes y se frotó su sien.

━━Estelle, ¿te das cuenta de lo precipitado que es esto? ¡Ni siquiera sabes lo que te espera allá afuera!

━━Por favor, Edgar. ━━Le supliqué, agarrándolo de las manos. ━━Esto es importante. El rey confió en mí. Necesito ir por la princesa Elizabeth antes de que esté lo más alejada del reino.

━━No, Estelle. No puedes lanzarte al peligro. ━━Su voz era firme y pude ver entonces a sus ojos reflejado el miedo en ellos. ━━Eres lo único que tengo aquí en la vida, ¿entiendes? ¡No puedo permitir arriesgarte de tal forma!

Las palabras de mi hermano me dolieron más de lo que esperaba, pero me obligué a mantenerme firme. 

━━Edgar, no quiero que pienses que estoy abandonándote. Pero si no hago esto, no podré perdonármelo nunca. No puedo quedarme de brazos cruzados sabiendo que puedo ayudar en algo. Además...si es lo que pienso y que los Caballeros Sacros dieron su golpe de estado y están buscando la joya, es a mi a quien buscan desde ahora ya que fui la última en entrar a sus aposentos, quizás ya no sea nada seguro que esté yo aquí, quedarme aquí sería estar encerrada hasta esperar mi condena.

«Lo que no entiendo aún es porque necesitarían de la joya y como se dieron cuenta de que no estaba con el rey».

Su expresión cambió ligeramente, pero aún estaba indeciso, pensando en la situación por la que me encontraba. Me miró por unos momentos y finalmente, con un suspiro pesado, soltó mis manos y se apartó.

━━Estelle...si de verdad vas a hacer esto, prométeme que tendrás cuidado.

Asentí, sintiendo lágrimas amenazar con salir de mis ojos

━━Te lo prometo. 

Él me abrazó y yo correspondi. Quizás esté sea el último, ya que no se sabía cuándo podría volver a verlo...

El se separó de mi y entonces comenzó a buscar algo en una de las cestas que había por el lugar arrinconadas.

━━¿Qué haces Edgar?

No tardó en mucho en encontrar un cesto y abrirlo mostrando varios pedazos de tela azul amontonados.

━━Si te rodeo con estas telas, capaz ni puedan reconocerte estando dentro de ellas, podrás pasar fácilmente sin llamarles mucho la atención.

Yo lo observé por unos instantes y luego fijarme en las telas que estaban un poco desgastadas, era buena idea sin embargo no se sabría si era realmente seguro que me puedan dejar pasar con esto rodeandome, pero valía la pena intentarlo.

Él comenzó amarrando cada tela con las puntas de estas formando nudos, cada trozo de estas era más largo que el otro, yo lo ayude igualmente hasta obtener muchas de ellas atadas a la otra casi como una colina amontonada de ellas.

Edgar me rodeó envolviendo mi cuerpo con tal precisión que apenas podía moverme. Mientras lo hacía, su expresión era seria, pero sus movimientos mostraban un cuidado que sólo él tenía conmigo. 

━━No te muevas demasiado, Estelle. Si algo se desacomoda, los guardias notarán que eres una mujer. ━━Su tono era seco, casi burlón, pero sentí la preocupación en su mirada cuando alzó la cabeza para ajustar las telas sobre mi hombro. 

━━¿Y qué exactamente se supone quieres como me vea? ¿Cómo un fantasma de trapos? ━━Bromeé, intentando calmar el nerviosismo que me invadía. 

━━Algo así, pero un fantasma lo suficientemente aterrador como para que esos guardias salgan corriendo. Son unos miedosos ya que saben que no pueden desafiar a la misma muerte. ━━Respondió mientras se inclinaba para envolver mejor mis piernas. Luego me miró directamente a los ojos. ━━Prométeme que tendrás cuidado y que allá afuera no te meteras en problemas, si ves alguno procura en huir lo más rápido que puedas.

━━Lo prometo, Edgar. Si me prometes que en mi ausencia no me estarás ya buscando cuñada. ━━Mis palabras parece que lo hicieron enojar por sacar tal tema en esta situación que recibí un golpe en mi cabeza por él que juraba me iba a salir un chinchón. ━━¡Au!

━━Tonta. Lo mismo va para vos, pero dudo que te encuentres a un hombre que llegue a tu estándar del cual siempre hablabas de niña. ━━Y razón no le faltaba.

Finalmente, retrocedió un paso para observar su "obra". Los trapos formaban una figura robusta y desgarbada, casi sin forma humana. Mis brazos estaban ocultos bajo el amasijo de telas, podía ver por el poco espacio que dejo en mis ojos para poder fijarme en mi camino. Edgar ajustó sus lentes con un gesto casi automático, examinándome como si yo fuera un proyecto que debía perfeccionar.

━━Perfecto. Luces lo suficiente como un fantasma como para que huyan asustados. ━━Se cruzó de brazos, satisfecho.

Me acerqué a la entrada principal, donde los guardias charlaban y vigilaban las rejas. Caminé con pasos lentos y pesados, dejando que las telas arrastraran un poco por el suelo. A medida que me acercaba, comencé a decir por lo bajo palabras quejandome por mi andar, pero sonaba como si fuese una criatura espectral.

Los guardias se detuvieron de inmediato, sus ojos abiertos como platos al verme.

━━¿Qué... qué es eso? ━━Preguntó uno, retrocediendo un paso.━━¡Preséntate!

Yo seguí caminando sin detenerme en dirección a ellos resaltando mi caminar que solo era yo intentando acomodarme desde dentro.

━━¡No puede ser! ¡Mira sus ojos atravez de la oscuridad! ¡Es un fantasma! ━━Gritó el otro, soltando su lanza mientras salían corriendo ambos sin mirar atrás.

El camino estaba despejado. Me detuve un momento y volví la cabeza hacia Edgar, quien observaba desde la distancia. No pude evitar sonreír bajo los trapos al verlo acomodarse los lentes una vez más, un gesto nervioso que hacía cuando estaba preocupado. 

Le hice un leve movimiento con la cabeza, un agradecimiento silencioso. Él no me devolvió la sonrisa, pero levantó una mano en un gesto de despedida. Era su manera de decir adiós sin admitir que le costaba dejarme ir.

«Volveré, Edgar. Lo prometo».

Fue mi último pensamiento antes de cruzar la reja y desaparecer en la oscuridad de la noche, llevándome conmigo su apoyo y mi determinación de cumplir mi palabra...




























«¿Cuántos días habrían pasado desde que me fui del castillo?».

Quizás fueron dos o tres días en los cuales nunca pare de caminar, me dolía absolutamente todo, tener que aguantar el peso de la tela alrededor de mi cuerpo era sin duda algo agotador que capaz ya me habría desmayo en el primer día.

Cami por todo Liones en recto y cuando llegué a las murallas del reino termine metiendome en la mercadería pesada de un vendedor que salia del reino mientras hacía cola como el resto de personas. Luego de un tiempo y que este mismo vendedor saliera finalmente del reino, salí de mi lugar, pero rodando por los suelos que este mismo sujeto no se dio cuenta de nada ya que estaba centrado en el camino mientras cantaba una canción que desconozco. Me costó mucho volver a pararme ya que no tenía brazos con que levantarme.

Ninguno de estos días he pensando en la posibilidad de quitarme cada tela porque no sabría luego como volver a colocarme. Aparte que parecía más seguro traerlo puesto ya que pensaban que era un fantasma algunas personas, lo cual me facilitaba ya que huían apenas me veían, sobre todo que en cierta ocasión vi a borrachos bajo el efecto del alcohol apedreandose a uno que al verme huyeron todos con miedo.

Mi garganta estaba seca y ni que hablar del hambre que tenía que hacía gruñir mi estómago.

Sin embargo seguía aún caminando con la esperanza de pillar a la princesa Elizabeth de cabello albino y cierto pendiente que era del tono de sus ojos y que no pudo haber ido mucho más lejos del reino, estaba segura de poder encontrarla.

«Confio en la visión del rey, si dijo que acompañaba a su hija de seguro la podría encontrar».

Atravesé un pequeño bosque hasta apoyarme en un árbol una vez saliera de ahí, pero...Nosé si era mi cabeza la que estaba jugando con mi visión debido al cansancio, pero veía a lo lejos un lugar con cierta forma extraña construida ¿...Será una casa?

Estaba subiendo un poco más arriba de una colina, escuchaba hasta aquí unas voces a un apesar de la distancia.

━━¡Bienvenidos al Sombrero de Jabalí! ¿Para cuántas personas desean pedir?

━━¡Tres!

¿Será alguien que podrá ayudarme ahí dentro? En todo el trayecto de mi camino todos siempre se asustaban cuando me veían y huían por miedo.

«¿Y si entro y luego también quieran huir con solo verme?».

Mi estómago volvió a gruñir de hambre, vi que del lugar salía humo. Capaz de seguro era un establecimiento que venden comida.

Pero para mí mala suerte, no traía conmigo dinero.

«Soy muy estúpida como para no pensar en traerme ni ropa, ni dinero ¿En que mundo vivo?».

Capaz si llegaba hasta allá y quitaba cada una de estas telas quizás alguien y pueda ayudarme pagando mi comida si le ofreciera toda la tela ¿Podría ser posible?...no.

Las telas del exterior estaban sucias, pero las de adentro estaban limpias y como si fuesen nuevas o ¿debería intentarlo?

Avance un paso para comenzar a subir, era mi hambre quien me daba las fuerzas para continuar y si finalmente me quitaba todos estos trapos, mi cuerpo tendría un descanso y aprovechararia por preguntar si vieron a una chica de cabello albino con un pendiente.

𝚈 𝚊𝚜í 𝚏𝚞𝚎 𝚎𝚕 𝚒𝚗𝚒𝚌𝚒𝚘
𝚍𝚎 𝚕𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚕𝚕𝚎𝚟𝚘 𝚊 𝚚𝚞𝚎 𝚝𝚞𝚟𝚒𝚎𝚛𝚊
𝚕𝚊 𝚖𝚎𝚓𝚘𝚛 𝚊𝚟𝚎𝚗𝚝𝚞𝚛𝚊 𝚚𝚞𝚎 𝚙𝚞𝚍𝚎
𝚑𝚊𝚋𝚎𝚛 𝚎𝚖𝚙𝚛𝚎𝚗𝚍𝚒𝚍𝚘 𝚎𝚗 𝚖𝚒 𝚟𝚒𝚍𝚊
𝚢 𝚌𝚘𝚗𝚘𝚌í 𝚊 𝚕𝚊 𝚙𝚎𝚛𝚜𝚘𝚗𝚊 𝚚𝚞𝚎 𝚕𝚎 𝚍𝚊𝚛í𝚊
𝚜𝚎𝚗𝚝𝚒𝚍𝚘 𝚊 𝚝𝚘𝚍𝚘 𝚕𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚟𝚎𝚗𝚍𝚛í𝚊 𝚍𝚎𝚜𝚙𝚞é𝚜. 𝙴𝚗 𝚊𝚚𝚞𝚎𝚕 𝚎𝚗𝚝𝚘𝚗𝚌𝚎𝚜
𝚗𝚘 𝚕𝚘 𝚜𝚊𝚋í𝚊, 𝚙𝚎𝚛𝚘 é𝚕
𝚜𝚎𝚛í𝚊 𝚖𝚒 𝚛𝚎𝚏𝚞𝚐𝚒𝚘,
𝚖𝚒 𝚏𝚘𝚛𝚝𝚊𝚕𝚎𝚣𝚊.

𝚂𝚞𝚜 𝚙𝚊𝚕𝚊𝚋𝚛𝚊𝚜 𝚢 𝚜𝚞𝚜 𝚊𝚌𝚌𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜
𝚜𝚎𝚛í𝚊𝚗 𝚝𝚘𝚍𝚘 𝚕𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚎𝚌𝚎𝚜𝚒𝚝𝚊𝚋𝚊
𝚙𝚊𝚛𝚊 𝚛𝚎𝚌𝚘𝚛𝚍𝚊𝚛 𝚚𝚞𝚎 𝚒𝚗𝚌𝚕𝚞𝚜𝚘
𝚎𝚗 𝚕𝚊𝚜 𝚙𝚎𝚘𝚛𝚎𝚜 𝚝𝚘𝚛𝚖𝚎𝚗𝚝𝚊𝚜,
𝚊𝚕𝚐𝚞𝚒𝚎𝚗 𝚙𝚘𝚍í𝚊 𝚌𝚘𝚗𝚜𝚝𝚛𝚞𝚒𝚛
𝚞𝚗 𝚕𝚞𝚐𝚊𝚛 𝚜𝚎𝚐𝚞𝚛𝚘 𝚜ó𝚕𝚘 𝚙𝚊𝚛𝚊 𝚝𝚒.




























Este es el segundo capítulo,
más largo (hasta el momento)
que he escrito. El primero es mi
poderosísimo Daylight 🫂💕.

En el siguiente capítulo finalmente
así es mi gente, se conocen aquel
par de rubios. Y también ya me centro
en el anime aunque voy a cambiar
unas cosas como ejemplo el encuentro, también probablemente escriba unas
escenas del manga.

Aquí tienen su regalo de navidad
falta ahora para año nuevo. Posiblemente en esa fecha se los publico capítulo nuevo, pero si quieren más temprano...

35 votos + 45 comentarios
Y público el capítulo 2 🏃

Pongo más en los comentarios ya
que son más probables en llegar a esa
meta, tonces nos estamos leyendo para
el siguiente capítulo, felices fiestas
🧑‍🎄🎄.

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