Capítulo dos: Preescolar
Advertencias: Ninguna.
"Tus labios son tan bonitos" la cálida voz del castaño hacía que Chuuya temblara mientras sus manos se aferraban a las sábanas "Eres hermoso".
El de cabellos naranjas suspiro tratando de relajarse "Tú eres realmente bonito, pareces un ángel" dijo en un susurro, pero sabía que ese hombre debía ser Dios mismo por lo bien que lo hacía sentir. Sus labios sobre los suyos, sus manos explorando la piel de sus muslos, y la forma en la que gimió cuando entró en Chuuya, Dios todo era fantástico.
A Nakahara no le molestaba ser pasivo, aunque por comodidad prefería ser activo, pero cuando un bonito hombre en un bar se ofreció a follarlo hasta el cansancio no se negó. Normalmente habría ido a un hotel, pero ese día manejo hasta su departamento, pues quería hacer toda clase de cosas con el castaño.
"¿Mmm? ¿Tienes un gemelo?" Preguntó el más alto "¿A menudo te piden que lo invites a un trío?"
"Mi hermano está casado y acaba de tener un hijo, ni siquiera vive en esta ciudad" contestó sin darle importancia.
"Eso suena a qué están enojados" respondió Dazai "Dime, ¿Peleaste con tu hermano?"
"¿Por qué tanto interés?" Su sonrisa creció cuando el contrario se quitó los pantalones "¿Realmente estás interesado en mi familia, o hablas por hablar?"
"Tal vez solo quiero entender mejor a Chuuya, tal vez quiero que me presentes a tu familia" su risita burlona hizo que Nakahara se acercara para besarlo agresivamente "Me importa un carajo tu hermano, te voy a follar, apúrate"
Todo era como un disco en la memoria de Chuuya, se estaba masturbando con el recuerdo de algún amante de hace años, eso ya hablaba de su falta de actividad sexual últimamente. Haciendo cuentas, había tenido sexo hace ocho meses, y ni siquiera fue penetración, solo se froto con un sujeto. ¿Pero qué podía hacer? Era un buen tutor para Kai, nada de traer a desconocidos, ni salir por las noches para encontrarse con algún tipo al azar, eso había terminado cuando sostuvo al niño entre brazos.
Hoy era una de sus pocas tardes libres, pues Kai había ido a jugar con su amigo después de la guardería. Chuuya pudo haber salido, pero con todo el trabajo pendiente, apenas le daba tiempo para masturbarse furiosamente frente a su escritorio.
—Ahhh —gimió ásperamente mientras echaba la cabeza hacía atrás y fruncía el ceño. Jadeo hasta que pudo respirar tranquilamente—. Que patético, masturbarse pensando en el tipo que ni siquiera se despidió.
Fue al baño a limpiarse, pues en menos de una hora debía ir por Kai, a estas alturas consideraba seriamente casarse con alguien solo para poder darle al niño una mejor calidad de vida. Y hace unos días el menor actuaba raro; "Papá, ¿Yo no tengo mamá?".
Nakahara se puso un abrigo y salió para recoger a su pequeño angelito, manejó durante varios minutos hasta que tocó la puerta de la madre de su amigo, y lo primero que encontró fue al niño pegado de la pierna de la mujer.
—¡Yo también quiero una mamá! —dijo el niño pelinaranja—. ¡Yo quiero tener una mamá!
Chuuya soltó un suspiro—. Oye, amigo ven aquí —se hincó para verlo de cerca—. Ya hablamos de esto…
—Pero quiero tener dos papás, ¡Todos tienen dos! —gritó enojado al borde de las lágrimas.
—Kai —Chuuya apretó los dientes—. Lo hablaremos en casa.
La mujer de cabellos negros alejó suavemente al niño tratando de ser amable—. Kai, sabes que puedes venir siempre que quieras a jugar, pero ahora tu padre te necesita en casa, lo siento, no puedo ser tu madre pero si tú amiga.
El niño asintió rendido mientras caminaba hacía su tío—. Está bien, de todas formas nunca tendré una mamá.
El pecho de Nakahara se contrajo por el dolor. En retrospectiva no era su culpa que los padres de Kai murieron, pero él estaba a cargo de su crianza, un hombre homosexual que hasta antes nunca había tenido sentido de la responsabilidad por una persona, tal vez Kai tenía razón, el niño necesitaba dos figuras como nucleo familiar.
Chuuya lo llevó hasta el auto, y todo el camino a casa estuvo callado, mirando la carretera con una sensación de vacío, ¿Estaba mal qué él no pudiera darle una madrastra a Kai? Incluso si lo intentaba, no podría, "está en una etapa" pensaba mientras bajaba al pequeño del carro.
—Oye, ¿Por qué quieres una madre? —preguntó el más alto, sus pasos rápidamente alcanzaron a su sobrino, y abrió la puerta dejándolo pasar.
El niño se quitó el abrigo, era tan parecido a su padre, y eso solo hacía que Chuuya lo cuidará con más delicadeza, el recuerdo de su hermano gemelo era este pequeño—. Sara tiene dos mamás, y un niño en el parque tenía dos padres…No importa si es una mamá o otro papá ¡Quiero uno más! —sus pequeños apretaban con frustración, era un niño, y al no saber manejar sus emociones se avecinaba una rabieta-. ¡Dijiste que tenía dos papás antes! ¿Dónde están?
Nakahara estaba tan sorprendido por la percepción de las nuevas generaciones, Kai solo quería lo que era un modelo de familia ideal—. No puedo traer un desconocido a tu vida, Kai, no es así de fácil —imitó su acción quitándose el abrigo para después ir a la cocina para calentar la cena—. Estamos bien nosotros solos, en algún momento podré darte una explicación adecuada sobre tus padres.
El niño se sentó en la sala sacando sus juguetes, aunque aún tenía ese puchero de desagrado en el rostro. Chuuya sirvió la comida y fue a levantarlo del piso.
—Kai, soy tu padre y te amo muchísimo, no está mal tener solo un padre si tienes todo su amor ¿De acuerdo? —al verlo asentir le dió una palmadita en la espalda—. Ve a lavarte las manos.
La cena fue agradable, el niño ya estaba completamente feliz, se había olvidado de la dolorosa plática al menos de momento. Le contó a su tutor sobre todo lo que hizo en casa de su amigo, los juegos que inventaron, y como su madre les dió refrigerios después. El menor le ayudó a levantar los platos antes de irse a jugar nuevamente, pero Chuuya lo detuvo.
—Recuerda, mañana es tu primer día en el preescolar, nada de arrojar cosas ni esconderte cuando te de vergüenza algo —advirtió con un tono serio—. ¿Qué harás si alguien es grosero o te golpea?
—Ir y decirle a mi profesor —respondió como si fuera la prueba más importante de su vida—. Y si me golpean nuevamente me hago bolita hasta que alguien venga.
Chuuya sonrió, era solo un chiste que le contó borracho—. No, debes ir con alguien de la escuela y contarles, después debes decirme a mí. ¿Y si alguien intenta tocarte de una mala manera?
—Si no me gusta como me tocan, debo decirte a tí, papá.
—Eso es, lo debes recordar siempre —dijo plantando un beso en su sien—. Ahora juega un rato, debes bañarte temprano y descansar.
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Chuuya encontró un lugar en el preescolar más prestigioso de su localidad, era muy influyente en su comunidad por los grandes ingresos que aportaba a causas como seguridad y obras públicas, por lo que hacer que el director anotará a Kai en el grupo con el mejor profesor fue fácil. Nakahara aprovechaba cada oportunidad para asegurar el bienestar de su sobrino.
—¿Estás emocionado? es tu primer día, harás amigos, después irás a la primaria, luego a secundaria y después querrás alejarte de mí y tener novias, e irás a la universidad y-
El niño lo miró preocupado—. ¡Estás pensando mucho papá! No llores aquí, asustarás a otros niños —el menor tomó la mano del pelinaranja más grande y siguió caminando hasta su salón, era un lugar colorido, le encantaba.
Chuuya le entregó su mochila casi de mala gana, sabía que no debía ser sentimental, pero no podía evitar ser débil, era una etapa que pensó nunca pasar “El duelo de ver crecer a tus hijos”. Limpió sus ojos lentamente y soltó un suspiro—. Sé buen niño con tus compañeros, y hazle caso a tus profesores.
Una figura delgada y alta se acercó a la puerta, una sonrisa se plasmó en la cara del castaño—. Ah, tú debes ser Kai Nakahara, pasa por favor —su bella sonrisa se esfumó al ver a cierto hombre junto al niño.
Chuuya abrió los ojos sorprendido. ¡Ese era el tipo con el que tuvo sexo y que luego desapareció de su cama sin decirle adiós!—. ¿Tú eres su profesor? —su voz fue indiferente, aunque por dentro se moría de vergüenza.
—Soy Dazai Osamu, profesor del primer año —sonrió, ni siquiera lo reconocía o fingía no hacerlo—. ¿Usted es tutor de Kai? ¿No vino su madre?
El niño sonrió antes de correr y tomar la esquina de su delantal amarillo—. No tengo, pero papá podría conseguir alguna, o otro papá.
El moreno soltó una risita—. Bueno, dile adiós a tu padre, lo verás en la salida —él mismo agitó su mano enseñándole—. Hasta luego, señor Nakahara.
El mayor se quedó ahí agitado, el mundo era un pañuelo definitivamente, tan pequeño en realidad. El tipo con el que se acostó resultó ser profesor de su sobrino, y cada que mirará su rostro lo recordaría gemir su nombre.
Volví, después de un mes, y con una actualización muy linda.
Yo funcionó mejor con presión y estrés, ese es mi proceso creativo. Entré a la universidad nuevamente así que actualizaré mientras mi vida se caiga a pedazos.
-Honey
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