𝓔𝓵 𝓼𝓾𝓲𝓬𝓲𝓭𝓪
Blair no se encontraba de humor. Había patrullado todo el día, había peleado con una vampiro pelirroja, que se había escapado, todo eso sin mencionar que tuvo que salvar a su hermana de lanzarse al vacío.
Estaba muy enfadada con su hermana, se podía notar el ambiente tenso en la camioneta de Isabella, mientras volvían a casa. Jacob estaba en los asientos traseros mientras que las dos hermanas hermanas en frente, la pequeña conduciendo.
—Bee...
—¡No! — la mencionada le dio un golpe al volante. — Ni Bee ni Blair no hostias. ¡Te querías matar, Bella!
—Yo no...
—¡Me da igual! — Blair no podía estar tranquila, había tenido uno de los peores días de su vida. — ¡Te ibas a lanzar! ¡Si no te hubiera visto en una visión...!
Frenó de golpe la camioneta cuando casi se estrella con un coche negro muy elegante que estaba estacionado delante de la casa de las Swan. Blair le echó una mirada rápida a Jacob y este empezó a distraer a Isabella.
Blair entró por la puerta principal con los sentidos agudizados. Se dirigió a la sala al ver que allí estaban las luces encendidas, cuando entró pudo notar el olor putrefacto al instante.
—¿Quién eres?
Blair miró a una chica pelinegra y bajita que se dirigía a ella. La castaña alzó una ceja por la pregunta, ella era la que estaba en su casa. Pudo darse cuenta enseguida de los ojos amarillos y la piel pálida.
—Estás en mi casa fría. Yo debería hacer esa pregunta.
No dejó que la contestara cuando ya había alzado la mano y le había roto la pierna. La pelinegra soltó un gemido de dolor y se cayó al suelo agarrando su pierna herida. Cuando su hermana entró a la casa, la vampira ya se estaba recuperando.
—¡Alice!
Isabella corrió a abrazar a la fría con una mirada de odio de parte de Blair, ella odiaba a los vampiros con todo su ser. Además de ser el enemigo principal de su especie, los de su raza habían arruinado la vida de Blair por completo.
—Oh Bella. —la vampiresa abrazó a la humana con entusiasmo, ignorando el gruñido animal que soltó la bruja. —Vi que te tirabas, pensé que estabas muerta.
Entonces le echó una mirada de arriba a abajo viendo que quien estaba mojada era la hermana menor. Frunció el ceño al ver a Bella totalmente seca y sin ningún rasguño, mientras que Blair estaba empapada y con varios rasguños en la piel.
—Qué olor. — Blair arrugó la nariz con disgusto y sin mirar a ninguna de las mujeres presentes se fue a la cocina para comer algo.
Estuvo mirando por varios minutos la nevera, esperando que se llenara de comida deliciosa. Bufó por lo bajo al tener que agarrar una manzana y saborear su jugo.
—¿Qué haces?
No sé giró a mirarlo, ya lo había oído entrar a su casa y no se molestó ni en hablarle. Después de lo que Jacob le hizo nadie de la manada lo trataba de la misma manera y Blair siquiera le lanza una mirada.
Miró en la dirección del teléfono pegado a la pared cuando este empezó a sonar. Suspiró pesadamente y se acercó a agarrarlo antes que Jacob, quien estaba al lado del aparato.
—¿Diga? — escuchó del otro lado una respiración pesada, pero ninguna respuesta. — Oye, te escucho respirar. ¿Qué quieres?
—¿Está Charlie Swan?
Blair pensó unos instantes en donde se podía encontrar su padre, luego recordó que ese mismo día había muerto Harry Clearwater al darle un infarto por culpa de la pelirroja. Quién segundos después peleó con Blair y Jacob.
—Nop. — tarareó ella enredando en su dedo el cable que conectaba el aparato a la pared. — Creo que sigue organizando el funeral. ¿Quieres que le diga algo de tu parte?
De repente la línea se cortó provocando un ruido molesto para Blair. Lo colgó encogiendo sus hombros sin importarle quien fuera o lo que quería, hasta que la vampiresa apareció de nuevo gritando.
—¡Bella! ¡Era Edward! — aparecieron las dos en la cocina mirando a Blair, aún con el aparato en la mano mordiendo su manzana.
—¡Blair! — su hermana la miró con enfado y terminó de colocar el teléfono en la pared.
—¿Qué? No ha preguntado por ti.
—¿Y? ¡Deberías haberlo pasado!
—¡A mi no me grites! — alzó la voz ahora ella también, un destelló morado pasó por sus ojos y Bella retrocedió un paso. La castaña respiró hondo y habló con más calma — A mi no me grites Bella. No ha preguntado por tí y tampoco reconozco su voz.
—¡Bella! — Alice gritó posicionándose delante de la hermana mencionada. — Es Edward, va a ir a ver a los Vulturis. Él también quiere morir.
En ese momento fue como si el cuerpo y mente de Blair la abandonaran de inmediato. La palabra Vulturi se repetía una y otra vez en su mente, provocando que pierda por unos segundos el equilibrio. Se recompuso rápidamente y volvió la vista a las otras mujeres que ya estaban de camino al coche.
—Esperar. — Blair bajó los escalones del porche agarrando una chaqueta por el camino. — Voy con vosotras.
—No, espera. — Isabella se puso delante de su hermana y señaló a la casa. — Vuelve dentro, es peligroso.
Blair sonrió con burla y esquivó a su hermana.
—Te aseguro que quién más peligro tendrá allí no seré yo.
Blair pisaba el acelerador del coche mientras adelantaba a los demás con gran maestría. Iba con una sola mano en el volante, mientras que la otra la tenía apoyada en la puerta con la ventana abierta. Ella solo podía pensar en que iban a rescatar a un suicida que no podía vivir sin la mujer a quien abandonó.
—Imagino que no habéis alquilado este coche.
La castaña quitó la vista de la carretera durante un segundo para sonreírle a su hermana, quien estaba en el asiento de copiloto.
—Alice pensó que no te importaría que robara uno. — encogió un hombro despreocupada.
—No, hoy no.
Blair miró por el retrovisor para ver a la vampiresa en el asiento trasero. Había escuchado un cambió de respiración en ella, por lo que supuso que había tenido una visión. Por eso mismo no la había dejado conducir.
—¿Qué has visto?
—Le han dado una negativa. — habló ella, Blair murmuró una maldición mientras se pasaba la mano por la cara frustrada.
—¿Qué significa eso?
—Bella, le han rechazado. — Blair aceleró un poco al tener que adelantar a otro coche en una curva. — Seguramente se expondrá.
—Exacto. — la vampira se quedó unos segundos en silencio. — A las doce, cuando el sol esté alto.
Isabella empezó a respirar más rápido y a preocuparse más. No podía perder a su amor, no podía pensar en un mundo sin él. Le echó una mirada suplicante a Blair, está giró su cabeza al notar su mirada.
—Bien, agarraos bien. — la castaña se colocó unas gafas de sol y agarró el volante con las dos manos para ahora ir más rápido.
Minutos pasaron cuando Blair empezó a conducir por las calles de Volterra a gran velocidad. Su hermana a su lado estaba de los nervios, mientras que la vampiresa intentaba tranquilizarla.
—Mierda. — maldijó Blair al tener que parar cuando unos policías se pusieron en su camino. —Bella, rápido, vete.
La ventana a su lado fue tocada por un policía, por lo que la bajó del todo mientras Alice le explicaba a su hermana lo que tenía que hacer y se iba corriendo.
—Buenas tardes señoritas. — habló el policía en italiano. — Por aquí está prohibido conducir, deberían de haber visto las señales. Esto les costará una multa.
Pudo ver por el rabillo del ojo a Alice cambiarse de asiento para estar a su lado. La miró por unos instantes y con un suspiro pesado colocó en su rostro una sonrisa coqueta y se bajó las gafas de sol para que el hombre pudiera contemplar sus ojos.
—Lo sentimos mucho oficial. ¿Cree que pueda librarme de esa multa? — la castaña habló en perfecto italiano mientras se mordía el labio mientras activaba sus poderes para que el hombre cayera ante sus encantos.
— Oh, por supuesto.
El hombre abrió la puerta del coche y fue entonces cuando Blair se empezó a alejar de allí con rapidez. Alice la siguió confundida con lo que había visto.
—¿Quién se supone que eres?
Las dos mujeres habían llegado a una gran puerta pesada, Blair intentó abrirla pero notó que estaba cerrada por dentro. Miró a Alice con una sonrisa mientras agarraba las dos asas de la puerta.
—Soy Blair Swan.
Empujó con su fuerza sobrenatural las puertas logrando abrirlas y que el cierre se rompiera. Miró a las cuatro personas allí presentes reconociendo a dos guardias reales, Félix y Demetri.
—Vamos chicos, es día de fiesta. No querréis armar un escándalo. — habló Alice mientras ignoraba la inquietud de los guardias ante la nueva presencia de la castaña.
—Claro que no.
Se escucharon unos tacones venir con paso firme y Blair supo quien era al instante. Se posicionó delante de los dos Cullen y su hermana para protegerlos mientras la vampiresa rubia venía. Paró su andar al ver a Blair, pero lo intentó disimular.
—Basta. — lanzó una mirada a cada guardia. — Aro me envía para saber por qué tardáis tanto.
Jane se dió media vuelta y empezó a andar con todos los demás siguiéndola. Blair en todo momento mantenía la vista al frente y se intentaba posicionar en cualquier ángulo capaz de proteger a todos ellos de cualquier ataque de los Vulturis.
Al ver cómo Demetri le daba a un botón y se abrían unas puertas, esperó a que todos entraran para ir junto con Jane. Le sonrió a la vampira cuando se colocó a su lado en el ascensor y notó como ella se tensaba.
Cuando salieron del ascensor Blair saludó con amabilidad a la humana que había en el escritorio y se posicionó detrás de Janes, quien lideraba el grupo. Pudo escuchar vagamente la conversación que había detrás suyo, pero no le tomó importancia cuando se encontraron con las puertas que los llevaría a la sala del trono.
—Hermana. — la castaña pudo visualizar a Alec. — Te mandan a por uno y vuelves con tres... y medio.
Blair fulminó con la mirada al mellizo, lo que le provocó un escalofrío y apartó la mirada.
—¡Bella! — Aro bajó de su trono para acercarse a la humana. — Al final estás viva. ¿No es algo maravilloso? Me encantan los finales felices.
Aro agarró la mano de Edward sin su consentimiento, provocando en Blair algo de furia. Aún no se habían percatado de su presencia, por lo que aprovechó el momento para bloquear la mente de Edward.
—Aro oye cualquier pensamiento que haya tenido con tan solo tocarme. — explicó Edward a las hermanas, y giró su vista a Blair viendo como ella no tenía ni una pizca de miedo en su expresión.
Edward no conocía personalmente a Blair, tampoco sabía qué hacía ella aquí, pero Bella le explicó al principio de su relación quién era la niña que aparecía en las fotografías de la casa. Isabella le explicó con el corazón en la mano que era su hermana, y al verla allí supo que ella era Blair. La hermana de su tua cantante.
—Si... — murmuró Aro confundido. Fue entonces cuando soltó la mano de Edward para agarrar la otra, pero seguía todo igual. En blanco. —No veo nada.
Los Cullen se miraron confundidos por lo que dijo el Vulturi, pero esté solo sonrió al percibir la tercera presencia que Alec había mencionado.
—Blair, cuanto tiempo. — tanto Caius cómo Marcus se levantaron de sus tronos para verla mejor al oír su nombre. —Supongo que fuiste tú.
Señaló a Edward mientras la chica asentía y Aro agarró la mano de Bella.
—Espero no te importe. — sonrió con burla. — Según tengo entendido, Edward no es capaz de leer la mente de Bella. Quiero saber si sucede lo mismo conmigo. ¿Me dejarás?
Blair asintió, pero igualmente se acercó al lado izquierdo de Bella para protegerla. Aro miró a Blair antes de agarrar la mano de su hermana y concentrando todo su poder en ella, pero de nuevo no pudo ver nada.
—Interesante. No veo nada. — Blair agarró del brazo a Bella y la puso al lado del vampiro Cullen al predecir lo que vendría. —Me gustaría ver si también es inmune a todos nuestros dones. Jane.
—¡No! — Edward intentó correr hacía Jane, pero ella ya estaba usando su don en él, provocando que se cayera de rodillas al suelo.
—Basta.
Jane paró de infringir dolor al vampiro cuando escuchó la voz de Blair. Edward se levantó del suelo y leyendo las mentes de la mayoría de los presentes pudo saber porque le tenían tanto miedo a, lo que él pensaba, que era una simple humana.
—Espero que sea una broma Aro. — Blair pronunció el nombre del rey con algo de repulsión.
—¡Oh! ¡Por supuesto! — Aro empezó a reír ante su propia mentira. No quería que Blair aniquilara a sus mejores guerreros. —Solo era una broma mis queridos amigos.
—Aro, sabe demasiado. — Caius habló mirando a Bella con recelo. —Es un gran riesgo.
Caius no pensaba igual que Aro, él creía que la castaña no podría con todos ellos. Aro también lo pensaba, por ello dio la orden.
—Félix.
Todo pasó muy rápido para Bella. Alec la había empujado para que esté en el punto de mira del guerrero, pero Edward fue en su contra para que no le hiciera daño a su amada, Alice hizo lo mismo con Demetri.
Félix tumbó muy rápido a Edward y Blair maldijo al Cullen al ver la rapidez con la que lo habían abatido.
La castaña se colocó en frente de su hermana y alzó la mano. De su palma salió un destelló morado que provocó la caída de Féliz a los pies de Aro.
—Supongo que no me habéis entendido antes. — con otro movimiento de mano, Blair liberó a Alice de las garras de Demetri y frenó los poderes de Alec cuando vio sus intenciones. —Los Cullen ahora estarán bajo mi protección. Si vais en contra de ellos, vais en contra mio.
Y dios salve a quien vaya en contra de Blair.
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