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12

Aidan Gallagher

— Comienza tú —dije mientras tomaba un pequeño vaso y una botella de vino.

— No, comienza tú —replicó.

— Estoy siendo caballeroso —me vio irónica y reí.

Comenzamos el juego, fui el primero en sacar y las bolas quedaron en diferentes extremos, noté a Leah bastante nerviosa cosa que me hizo reírme internamente.

— Es tu turno

— Pero no has metido ninguna

— Linda, era el saque, te dije que comenzaras tú pero te negaste —levanto los hombros con facilidad y ella suspira mientras se acomoda para tirar.

Comienzo a emocionarme sin razón alguna, y es que el pensar en que Leah ni siquiera sabe jugar, me hace creer que ella será la única perdedora en nuestras pequeñas condiciones.

Por Dios, Aidan, contrólate.

Veo como falla el tiro, ella de manera lenta y temerosa se voltea hacia mi y yo sonrió ladinamente.

— Fallaste —digo en un tono juguetón.

— ¿Puedo volver a intentar? Por favor —pide con unos nervios que se lo notaban a metros.

Asentí.

Tampoco quería verme tan.. bueno, ustedes saben.

Ella se acomodó en otro extremo de la mesa y se inclinó para intentar meter la bola 5.

Falló.

— No es Justo, debemos contarla, quedó súper cerca —se acercó al extremo y señaló— ¿Ves?

— Pero no está adentro —levanté los hombros— Vamos Leah, no seas mala perdedora

Ella suspiró y mis sentidos se activaron en cuanto vi como se levantaba su blusa de tirantes hasta quitarla por completo.

Santa mierda.

Mis ojos la observaron. Cuando reaccioné me di cuenta de que no estaba siento nada discreto y ella también lo había notado.

Sus mejillas estaban rojas.

— No me veas de esa forma —tiró la blusa a su lado.

— No prometo nada..

— Es tu turno.

— ¿Quieres que me quite una prenda?

— ¿Qué? ¡No! —reí al ver su reacción— Te toca tirar

Me acomodé en un extremo de la mesa y escuché su pequeño susurro "Tendrías que quitarte la playera, pero ni siquiera cuentas con ella"

— Me alegra que lo notaras —dije sin verla pero sabía perfectamente que ella me veía con vergüenza. No susurra para nada bajo.

Tiré nuevamente y fallé.

Un momento, ¿fallé?

— Eso te pasa por burlarte de mi —dice riendo un poco y me extiende la copa con la botella de vino.

— Es tu culpa —digo quitando el corcho de la botella y sirviendo en la copa.

— ¿Mi culpa? ¿Por qué es mi culpa?

— Me distrajiste. Más bien., —me vio confundida y de un trago bebí la copa de vino— tu cuerpo me distrajo —le guiñé el ojo y ella rodó los ojos sonrojada.

Se acomodó nuevamente en un extremo y tiró. Desafortunadamente acertó.

— ¡Lo hice! ¿Viste eso? ¡Entró sin problema! —dijo emocionada y reí asintiendo.

Mala elección de palabras.

Seguimos jugando mientras reíamos de vez en cuando, me confundí un poco pues desde que Leah se quitó su blusa no había fallado ningún tiro, eso me hacía pensar. Creí que sería un juego más corto, pero tal parece que ella intentaba concentrarse demasiado en no fallar; y lo estuvo logrando por un buen rato. Hasta que falló.

— Oh oh..

— Oh vamos, llevaba una buena racha —levanté los hombros.

— Debiste haber traído calcetines —dije bromeando y ella dió una sonrisa sarcástica.

Noté como se preparaba mentalmente y suspiró para luego bajar poco a poco su diminuto short. Mi mirada calló por su figura sin discreción alguna y mis labios se remojaron.

— Al menos también te notas algo ebrio, no soy la única perdedora —dijo con un pequeño sonrojo— Creo que este juego se está saliendo de control, es mejor que me..

No la dejé terminar pues me acerqué y la aprisioné contra la mesa de billar dejándola entre en medio de mis brazos. Su respiración se agitó en cuanto notó nuestra pequeña distancia y sus ojos viajaron desde mi pecho descubierto hasta mis ojos viéndome directamente con sus labios entre abiertos.

Joder, que niña tan bonita.

— Aidan.. —tartamudeó mi nombre y sonreí ladino.

— No hables —dije y una de mis manos acarició su brazo desnudó.

Tenerla en ropa interior frente a mi me hacía dejar de pensar por completo. Era como una verdadera droga visual.

Y me encantaba.

— Veo que te tomaste muy enserio tus 18 años —dije y me vio confundida— Tu ropa interior, ¿o acaso siempre has usado ropa tan.. provocativa

— No es ropa provocativa, no me la pongo pensando en que alguien la verá, es ridículo —reí por su respuesta.

— Leah.. ¿por qué no te dormiste temprano hoy? —noté como tragó forzosamente— Debiste hacerlo

— Yo..—interrumpí.

— ¿Sabes por qué? —me vio sin decir nada. Estaba más que nerviosa— Porque si lo hubieras echo, en estos momentos no tendría tantas ganas de besarte..

— Aidan, esto no..—tapé su boca con la palma de mi mano antes de que pudiera terminar y sus ojos me mostraban algo de miedo.

— Con un demonio, Leah. Deja de resistirte más, ambos sabemos que tanto tú como yo deseamos esto. Solo déjame hacerlo..

Cerró los ojos con algo de fuerza y yo quité mi mano de su boca. Suspiré bajando la mirada y dándome cuenta de que no podía hacerlo porque ella seguía siendo una niña, y que por más provocativa que fuera, se arrepentiría a último momento. Yo no podía hacer nada sin su consentimiento.

— Creo que es suficiente juego por hoy —dije y antes de poder alejarme sentí sus labios contra los míos.

Abrí los ojos como nunca antes al ver como sus manos estaban en mis mejillas y ella mantenía sus ojos cerrados con fuerza mientras intentaba besarme. Y digo intentaba porque ese beso no tenía movimiento. O al menos hasta que yo lo comencé.

Ya me había concedido el permiso y no pensaba desaprovecharlo.

La tomé de la cintura e hice que pegara un pequeño brinco quedando sentada en la mesa de billar. Abrí sus piernas de modo que yo quedé en medio de estas y pegué nuestros cuerpos con algo de rudeza.

Mi lengua se abrió paso a su cavidad bucal y estaba dándole uno de los besos más apasionados que jamás hubieran visto. Se sentía jodidamente bien.

Ella intentaba seguir el paso al beso pero el contacto que creaba entre nuestros cuerpos a propósito la hacían sacar pequeños suspiros y yo sonreía satisfecho.

— Leah, Leah.. eres tan bonita

Dije rompiendo el beso, un hilo de saliva quedó entre nuestros labios. Leah trataba de tranquilizar su respiración mientras sus ojos seguían cerrados, esta vez con algo de satisfacción y deseo. Sus labios se notaban algo hinchados y sonreí remojando los míos.

— ¿Esto está mal? —cuestionó con su respiración aún agitada.

— Deja de pensar en eso —gruñí y volví a besarla ferozmente.

Mis manos viajaron por toda su silueta y posteriormente se posó en el broche de su ropa interior. Amenacé con quitarla pero solamente acaricié su espalda con delicadeza.

Viajé mis dedos por sus piernas de abajo hacia arriba con lentitud y pensé en ir más allá. Ella respiraba con dificultad al sentir mis caricias y más por el beso que nos estábamos dando.

Su cuerpo se sentía tan pequeño en mis manos que me hacía sonreír a lo bruto.

Podía manejarla a mi antojo.

Bajé mis labios a su cuello, clavícula y posteriormente su pecho. Leah soltaba jadeos, mis oídos estaban siendo bendecidos.

Esto tenía pinta a ser una buena noche..

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