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Find an excuse, Bastard

Advertencias. OCC a montones, escenas un poco subidas de tono (mucho). Universo alternativo y situaciones absurdas... lo usual.
Aclaración. NOP, Sonic no es mío. La imagen de portada tampoco me pertenece, créditos a su respectivo creador.  Lo que sí es mío es lo que vas a leer a continuación.

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Capítulo Único
"Find an excuse, Bastard"

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−Definitivamente no, Faker−Se negó rotundamente el moreno, mientras se cruzaba de brazos y adoptaba su actitud indiferente.

El no era el payaso ni mandadero de nadie.

−Oh vamos Shadow, es un reto y debes cumplirlo−Se quejó el cobalto ante la negativa de cumplir su castigo.

Tails, Knuckles y Silver asintieron a favor de éste último. Todos habían pasado por sus castigos y retos y ahora era su turno de cumplir con su parte.

−Vamos Shadow, es sólo un juego y tú aceptaste estar en él−Apoyó el albino del grupo.

Suspiró de manera imperceptible y miró de soslayo al cuarteto de idiotas que tenía frente a él, arrugando el entrecejo segundos después.

En primera, él ni siquiera había aceptado jugar ese estúpido juego –había pasado la tarde viéndolos hacer el ridículo por mero entretenimiento, nada más−.

Y en segunda, ese reto era simplemente estúpido y no iba a cumplirlo.

−He dicho que no−Reafirmó su decisión dándoles la espalda.

Habían estado toda la tarde jugando a ese nuevo juego que Sonic −quién sino él idiota de ideas absurdas− había traído al taller el cual consistía en cumplir retos y castigos para pasar el rato.

Las cosas habían empezado con castigos simples, como bromas telefónicas, comer basura e inclusive olfatear los calcetines apestosos de Knuckles −fétidos, cual fosa séptica−. Cosas sencillas que en sí no eran la gran cosa.

Pero a medida que la tarde fue avanzando la complejidad de los retos fue en aumento. Silver por ejemplo, había retado a Sonic a comer un frasco entero de mayonesa estando de cabeza. −Demás estaba decir que éste último no había logrado mantener todo lo ingerido dentro de su estómago−.

Knuckles por su parte había retado a Tails a romper quince huevos con su frente en menos de un minuto, cosa que para sorpresa de los presentes si logró cumplir −matando algunas cuantas neuronas en el proceso−.

Tails quien era el más inocente de los cuatro había retado a Silver a llamar a Blaze e invitarla a una cita romántica bajo la luz de la luna llena. Afortunadamente para éste la chica aceptó.

Ahora era el turno de Shadow y Sonic era el afortunado retador.

Le había tomado diez minutos, pero lo tenía −después de las insistentes quejas de Knuckles con que debía darse prisa−. Tenía el reto perfecto para el emo amargado −apodo con el cual había decidido llamarlo cariñosamente, para molestia del aludido− y vaya que disfrutaría su suplicio con morbosa diversión.

Le había retado a robar ropa interior femenina.

Pero no cualquier ropa interior, debía robar la ropa interior de Amy Rose.

¿Y por qué la de Amy en particular? No lo sabía, sólo creyó que sería comiquísimo pensar en Shadow entrando en la casa de Amy a hurtadillas y que esta le rompiera la cabeza a martillazos.

A todos los presentes les pareció grandiosa la idea de entrar en propiedad privada y robar una prenda íntima como si fuese un pervertido. Definitivamente se negaba a la idea de participar en una estupidez de esa magnitud, el no era ningún degenerado ni nada que se le pudiese comparar.

¿Y qué pasaría si la chica se daba cuenta? ¿Y si llamaba a la policía? Se negaba rotundamente a la idea de llevar a cabo una idiotez venida de la mente de un tarado −para variar en improperios− no pasaría por una vergüenza de esa índole. Además de que ya tenía cargos por otra clase de situaciones y no quería ir preso por robar o por ser considerado un sucio mirón. −Tenía estándares y la suficiente decencia para no caer tan bajo

Pero eso al parecer poco les importaba, porque seguían insistiendo en que era una idea genial.

−Vamos Shadow, ¿qué te impide robarle los calzones a la loca?−Knuckles intervino en la conversación y todos rieron ante lo hilarante de su comentario.

−El allanamiento de morada, los cargos por perversión, robo y acoso−carraspeó levemente− sin mencionar el escarnio público−Enlistó, con fastidio.

Todos le observaron; quizás tenía razón pero no iban a dejar de joderle tan fácilmente.

−Knux tiene razón, entrar en casa de Amy sería pan comido para ti−Animó el azulado, echándole más leña al fuego.−Aunque yo creo que tienes miedo−La voz de ese idiota azul le pareció particularmente molesta al mencionar la palabra miedo.

La mirada de pocos amigos que le dedicó pareció hacerlo temblar ligeramente, sin embargo no desistió de su idea de seguir tentando a la suerte.

Sabía que molestar a Shadow era asegurarse una estadía en el hospital ¡pero era tan gracioso hacerlo rabiar! No podían culparlo por intentar divertirse un rato −muy inteligente no era, según se podía notar−.

Al parecer todos estaban de acuerdo en que molestar a Shadow era divertidísimo; pero no lo era tanto cuando el moreno decidía tomar acciones contra el inepto −en su mayoría Sonic, ocasionalmente Knuckles− a fin de callarles a base de unos buenos golpes.

−Yo creo que deberíamos dejarlo−Tails pensó que lo mejor sería dejar de insistir pues no podrían convencerlo−Está claro que Shadow no disfruta de esto−.

Vaya, al menos alguien tenía sentido común en ese cuarteto de idiotas. Si tan sólo los otros tres fuesen menos débiles de cerebro las cosas podrían prosperar mejor. ¿Quién en su sano juicio podría si quiera considerar que el haría algo como eso? Era demasiado mundano y vulgar para alguien como él.

El no se prestaba para perder el tiempo para esas idioteces así que decidió que lo mejor sería irse de ahí, dado a que esos idiotas seguirían insistiendo sin descanso. Se puso de pie dispuesto a irse sin mediar otra palabra más, pero la voz burlesca de Knuckles le hizo detenerse de golpe, crispando los hombros mientras escuchaba atentamente las palabras que salían de su boca.

−Yo creo que le tienes miedo a las mujeres−Knuckles y su bocota tomaron toda la atención de los presentes−¿No será que eres gay y por eso no quieres ir a dónde Amy?−Inquirió, mientras los presentes observaban entre burlescos y sorprendidos ante la osadía del muchacho−No es que sea malo que lo seas, puedes decirnos con toda confianza y contarás con nosotros−Añadió fingiendo falsa modestia echándose a reír cual foca a medio morir segundos después.

Se había atrevido a meterse con la masculinidad de Shadow y pocos vivían para contarlo; incapaz de notar la bomba de tiempo que acababa de activar debido a su idiotez, el joven de ojos lilas continuó riendo estrepitosamente, seguido por Sonic y Silver quienes creían sumamente graciosos los comentarios de éste último.

Tails en cambio, intuyendo que las cosas no iban a terminar bien, opto por alejarse silenciosamente del punto de ebullición en donde la ira de Shadow haría gala de explotar. −La última vez que algo así sucedió, estuvo a punto de perder tres dientes−.

Dos segundos fueron suficientes para que el puño del moreno diera de lleno contra el mentón del pobre y desdichado Knuckles quien dio directamente contra el suelo debido al golpe.

Sonic y Silver tomaron a Shadow por ambos hombros para evitar que masacrara al pobre desdichado. Ya lo conocían, sabían hasta que punto podía llegar y aún así disfrutaban jugar con fuego.

−Yo creo que debemos parar−Mencionó el menor mientras ayudaba a Knuckles a ponerse de pie.

Sonic asintió y Silver solo suspiró; el juego se les había salido de las manos.

Habían pasado una tarde divertida, pero quizás ya era momento de pasar a otros asuntos.

No se podían pasar toda la noche haciendo estupideces.

−Lo haré−Dijo de repente y todos le observaron sorprendidos.

−¿Hablas en serio?−Se animo a preguntar el cobalto mientras una mueca de extrañeza se le formaba en el rostro.

Era raro que Shadow cambiara de opinión, en todos los años que tenía de conocerle sólo en dos ocasiones le había visto cambiar su veredicto.

Ésta y aquella vez en que probó uno de los súper chilidogs de Amy.

−Sí−.

Ninguno de los presentes se atrevió a contradecirlo −al parecer sí apreciaban sus vidas lo suficiente−. Estaba dispuesto a callar sus jodidas bocas y comprobarles que él no le temía a nada ni a nadie.

Era Shadow The Hedgehog y era perfecto.

−No tienes que hacerlo si no quieres−Tails trató de hacerle entrar en razón.

Pero no lo consiguió, lo observaron tomar su chaqueta acercándose a la puerta con la intención de cumplir su reto. Porque él no era ningún cobarde y si para comprobarlo debía allanar la vivienda de esa chica rosada lo haría las veces que fuesen necesarias para comprobar su punto.

Salió de aquel taller con paso firme y sin mirar atrás; volvería con esa prenda en las manos y les restregaría en la cara que nadie osaba dudar de su masculinidad.

A solas, el cuarteto de amigos se observaron las caras por unos segundos asimilando lo que acababa de suceder.

−Pues creo que si lo hará−.

−¿Creen que lo logre?−.

Era difícil, sabían que sufriría en el proceso y que posiblemente terminaría temporalmente sordo si ella le pillaba. Pero eso no sería la gran cosa para alguien como él.

Era alguien listo, sabría arreglárselas solo ¿no?. Tails sólo suspiró cansinamente al reparar en la magnitud de las estupideces que Sonic y Knuckles podían acarrear.

Shadow definitivamente debía estar muy ofendido con ese impetuoso par de bobalicones si había accedido a caer en su absurdo juego.

−Nah, esa loca lo hará trizas−Se incorporó el magullado Knuckles sobándose el mentón luego de unos minutos de letargo.

Definitivamente sería algo digno de observar, ver a dos psicópatas discutiendo, era el evento del siglo.

Lastimosamente solo les quedaba esperar...

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Honestamente no sabía cómo es que habían logrado convencerle, sabía que era una idea estúpida, una pésima idea de la cual ahora no tenía manera de escapar.

Era un completo idiota al haber aceptado ir en primer lugar a esa estúpida reunión.

Sabía que debió quedarse en su casa a beber una taza de café y leer un buen libro. Pero en vez de eso siguió los estúpidos consejos de Rouge y ahora estaba pagando las consecuencias de oír a su compañera reprocharle sobre su falta de interacción social.

El detestaba a todo el mundo, no necesitaba interacciones sociales.

Pero ese no era el punto; ahora debía entrar a la casa de Rose, hurgar un poco en sus cajones y tomar alguna prenda antes de que se diera cuenta.

Sería sencillo entrar, era un agente altamente entrenado en espionaje y podía entrar y salir sin ser detectado. −Lo difícil era convencer a su mente de que esa idea no era estúpida−.

Bueno, realmente si era muy estúpida, pero eso ya no estaba a discusión. Se aproximo lentamente ante aquella morada de color rosa pálido; tanto color le estaba revolviendo las entrañas.

Ahora la prioridad sería encontrar alguna ventana o cerradura abierta y lo demás sería cuestión de suerte; sigiloso como era su costumbre se aproximó hasta la entrada principal, sería muchísima suerte que esta estuviese abierta.

No creía a Rose tan descuidada como para dejar su casa abierta a cualquier extraño.

Tomó la manija y para su sorpresa esta cedió ante el primer intento.

Bueno, al parecer sí que era descuidada; inhaló suavemente unos cuantos segundos y entró lentamente a la morada de la rosada mujer. La quietud y la calma que reinaban en su interior le pareció algo curioso. Los colores dentro de la misma poco o nada tenían que ver con el rosado que había en el exterior. Los tonos beige le daban un toque sofisticado y acogedor que no pudo pasar por alto.

Pero no estaba ahí para creerse decorador de interiores, ahora lo importante era subir escaleras arriba y entrar en la habitación de la chica. Apresuró su paso escaleras arriba notando con extrañeza como el sonido de agua cayendo se hacía cada vez más audible.

Seguramente estaba tomando un baño; lo cual le facilitaba las cosas. Camino rápida, pero disimuladamente entrando en la puerta que tenía una A dorada pintada en el centro.

Adentro, una cama, tocador y un librero le recibieron sin muchos contratiempos. Buscó con la mirada alguna prenda a la vista pero por más que se esforzó no había nada que se le pareciera.

El tiempo apremiaba y sabía que Rose seguramente ya no debía tardar en salir de la ducha. Se adentro aún más dentro de la habitación dando sin quererlo con la puerta del pequeño armario.

La abrió rápidamente notando con horror como estaba lleno de ropa femenina y zapatos a montones.

Tenía más zapatos de los que él había usado en toda su vida.

Suspiró; al parecer no había nada ahí tampoco. Cerró la puerta del armario y echó una segunda mirada en busca de algo, lo que fuese que pudiera darle una pista de donde guardaba esa mujer la ropa interior.

Analizó cada rincón de la habitación notando como debajo de la cama había un par de cajones que había pasado por alto la primera vez.

¿Sería ahí donde guardaba sus prendas? Ya no podía darse el lujo de dudar así que optó por revisar ahí también.

Abrió el primero comprobando el cómo éste estaba lleno de calcetas y calcetines de todos colores. Lo cerró al instante y abrió el siguiente y una sonrisa de superioridad se le instaló en el rostro.

Había encontrado lo que buscaba y estaba orgulloso de haber logrado su cometido.

Echó un vistazo en el interior y notó como estaba lleno de sostenes y bragas en colores opacos.

−Bueno, al menos no usa estampados infantiles−Murmuró para sus adentros e introdujo una mano dentro tomando al azar alguna prenda.

La tomó entre sus dedos y la observó unos segundos; era de encaje, en color vino y por alguna extraña razón se quedó estático. La imagen que tenía de Amy Rose era completamente distinta.

No era que en algún momento se hubiese cuestionado qué tipo de ropa interior utilizaba −nunca, ni una sola vez− pero dada su personalidad podía inferir que era de esas santurronas que usaban las pantaletas hasta la cintura, dejando todo a la imaginación.

Desde luego que no se comparaba para nada con la ropa que Rouge utilizaba –el cómo sabía eso, era un secreto para otra ocasión− lejos estaban estas prendas de parecerse a las diminutas que a su compañera de equipo le gustaba utilizar.

Pero tenía cierto encanto que no podía pasar por alto; era... atrevido –porque no se le ocurría otra manera de llamarle− pero lo suficientemente sofisticado para no considerarlo vulgar.

Lo tomó entre ambas manos y extendió la prenda notando que era pequeño; casi transparente, cubriendo únicamente la parte en donde debería estar la zona íntima de la fémina.

Amy Rose sí que era una caja de sorpresas; nunca le pareció la clase de mujer que usaría esa clase de prendas; rió para sus adentros al imaginar a la fémina comprando este tipo de ropa con la intención de llamar la atención del idiota cabeza dura del Faker.

Aunque si lo pensaba con detenimiento dudaba completamente que el Faker −siendo el idiota despistado que era− se hubiese dado cuenta de alguna de las obvias –muy obvias− insinuaciones que la rosada le había brindado al paso de los años.

Después de todo ya no era una niña; ahora, con 21 años recién cumplidos –según recordaba pues le habían arrastrado a su fiesta de cumpleaños− era una hembra que entraba en celo con regularidad –o eso podía intuir−.

¿Qué hacía pensando en esas estupideces? Frunció el ceño ante lo inverosímil de sus pensamientos y arrugó la prenda entre sus manos; era lo suficientemente pequeña como para caberle perfectamente en el puño.

Lo compactó y procedió a colocarlo en el bolsillo de su chaqueta; lo más difícil ya lo había logrado ahora debía salir de ahí antes de que la chica se diera cuenta de su...

−¿QUÉ DEMONIOS ESTÁS HACIENDO AQUÍ? –Chilló histérica la fémina cubierta por una bata de baño color menta, en tanto el moreno hacía una mueca de desagrado al sentir el ruido estridente en sus canales auditivos.

Se observaron; segundos de silencio se instauraron entre ambos sin que ninguno se atreviese a decir algo más. Amy le observaba desafiante y un tanto histérica pero, el silencio en ella era sinónimo de que trataba desesperadamente de comprender qué demonios estaba pasando.

El dedo acusador de la rosada le señalo el rostro y visiblemente molesta se acercó hasta él en un golpe de adrenalina quedando separados únicamente por los centímetros que determinaban sus estaturas.

Era visiblemente más baja que él y aunque no traía ninguna clase de arma que le brindara una falsa seguridad ante la posibilidad de atreverse siquiera a luchar contra él, la fémina le retó.

−¿No piensas contestarme? –Demandó histérica, mientras su bata de baño se alzaba ligeramente.

No pareció notarlo, pero Shadow sí.

¿Cómo podía pasar por alto una situación así? Podía escuchar a la chica reprocharle cosas que a este punto habían dejado de parecerle interesantes; sólo podía centrar su atención en el rebote de sus pechos con cada movimiento brusco que ella realizaba.

Un momento; él no era la clase de sujeto que le interesaban esas cosas; aspiró fuertemente con la nariz, tratando de recuperar la compostura y el control de la situación.

−Rose−Habló bajo, pero lo suficientemente audible para que ella volteara a verle de mala manera.

−¿Y bien? ¿Me dirás por qué rayos estás en mi casa? –Demandó por enésima vez.

Honestamente no sabía qué pensar; había pasado la tarde entera con Rouge terminando agotada; lo único que había hecho al regresar a casa era tomar un baño dispuesta a dormir cuál tronco; y en vez de eso ahora estaba semidesnuda discutiendo con Shadow y su aparente gusto por espiar mujeres.

−Rose−Le habló nuevamente el joven evitando mirarle a los ojos.

−¿Qué? –

−Veo tus pezones−Evitó observarle a toda costa.

Parpadeó un par de veces confundida; dirigiendo lentamente su mirada hasta el inicio de su bata; efectivamente; sus pechos estaban fuera de su bata.

−¡PERVERTIDO! –Chilló nuevamente la chica soltando unos cuantos golpes al azar, con la suerte de impactar uno directamente contra el abdomen del intruso.

Como pudo; cubrió la parte de su cuerpo expuesta, mientras le daba la espalda al abatido Shadow quien recuperaba el aliento poco a poco.

Le había tomado desprevenido y ahora estaba pagando las consecuencias; las consecuencias de haber cometido la estupidez de escuchar al cuarteto de estúpidos en casa de Tails.

Miró de soslayo a la mujer quien parecía intentar cubrirse todo el cuerpo con ambas manos y bufó fastidiado; realmente golpeaba fuerte.

Debía salir de ese lugar lo antes posible; no deseaba –ni debía− seguir observando el cuerpo de Rose o terminarían en una situación para nada favorable –o quizás sí− para ambos.

−¿Y bien? ¿Qué tienes que decir en tu defensa? –Nuevamente la pregunta estaba en el aire y Shadow evitó mirarla a toda costa −¿Eres un pervertido acosador de mujeres vulnerables? –Reprocho la fémina con el ceño fruncido, dándole la espalda.

No iba a arriesgarse a que su carácter efusivo le llevase a mostrar alguna otra parte de su cuerpo. Al no obtener respuesta por parte del masculino echó una mirada por toda su habitación notando con horror como el cajón de su ropa interior estaba abierto y revoloteado.

−¡Eres un pervertido! –Le acusó nuevamente girándose por completo, encarándole nuevamente.

El negó con la cabeza; había una explicación "lógica" –que realmente no tenía nada de eso y seguramente le haría enojar aún más− para su comportamiento y se la daría, aunque quedara como un idiota después de eso –sí es que eso era posible−.

Aclaró su garganta y la observó unos segundos tratando de parecer sereno y desinteresado como era su costumbre.

−Todo tiene una explicación, Rose...−Habló serenamente aunque por dentro las ideas no estaban claras en su mente.

Ella le observó de mala gana demandando respuestas con esa mirada asesina que le caracterizaba.

−¿Cuál es tu excusa, Shadow? −.

Arqueó una ceja sorprendido; ¿qué iba a decirle entonces? ¿Mentirle? ¿Decirle la verdad? Ninguna de las dos opciones le dejaría bien parado.

−¿Excusa? –Se sorprendió así mismo de responder de una manera tan idiota, pero no era el mismo en esos momentos.

Ella negó con la cabeza, aparentemente más tranquila.

−No eres la clase de sujeto que hace estas estupideces−Hablo, con tranquilidad mientras cerraba el cajón de la ropa interior−Asumo que, a menos que tengas un fetiche extraño y enfermo, estás aquí en contra de tu voluntad−.

Eso le sorprendió levemente, no iba a negarse ante la particular facilidad con la que podía inferir las cosas.

−Cómo es que tú...−

−No pareces la clase de degenerado que va por ahí robando bragas−Se rascó la mejilla con nerviosismo−Aunque hoy en día ya no se sabe...−.

Ofendido ante la obvia difamación el azabache replicó.

−¿Estás insinuando que necesito robar ropa interior para excitarme?−.

Ella se limitó a encogerse de hombros y dedicarle una larga mirada enigmática. Le había sorprendido verlo ahí, con una actitud evidentemente sospechosa, pero una parte de ella se negaba a creer que él fuese un degenerado.

Lo meditó unos cuantos momentos, ella parecía lo suficientemente tranquila como para escuchar de razones así que decidió soltarlo sin filtros.

−Estoy aquí porque el Faker me apostó a que no podía entrar a tu casa y robar tu ropa interior−Confeso sin más y ella solo le miró perpleja.

Intrigada y confundida; parpadeó un par de veces tratando de digerir lo dicho por Shadow.

Vale, sonaba razonable. Eran la clase de bromas estúpidas y sin gracia que Sonic y Knuckles solían hacer. Aunque sí que le sorprendía que fuese precisamente Shadow quien se prestara a eso.

La semana pasada la pobre Rouge había sido víctima de una de esas estúpidas llamadas y al parecer ahora le tocaba a ella ser su payasito de entretenimiento.

Amy achico los ojos en señal de molestia y dejo salir un largo y sonoro resoplido que le provocó cierta desconfianza al moreno.

−Buena excusa, Shadow−Hablo al fin mientras caminaba hasta su armario dispuesta a buscar alguna prenda que ponerse. Esto de estar semidesnuda frente a él estaba comenzando a nublar su juicio−Supongo que ya cumpliste tu cometido, así que puedes irte, no voy a llamar a la policía−El tono de resignación con el que menciono aquellas palabras evocó un sentimiento extraño en él.

Fácil hubiese sido aceptar sus palabras y salir prácticamente huyendo del sitio sin voltear atrás. Lastimosamente su cuerpo decidió quedarse en el mismo sitio sin mover un sólo músculo.

Era como si una fuerza invisible le obligara a mantenerse ahí observando cada uno de los movimientos de la rosada de manera casi enfermiza.

Por extraño −En realidad no, era un macho al fin de cuentas−que le resultase, la imagen de los pechos de la fémina no dejaba de oscurecer sus pensamientos. De espaldas a él, la chica seguía dentro del armario buscando con insistencia algo que no se dignaba a aparecer.

Aquella bata de baño le proporcionaba una vista bastante privilegiada de la anatomía femenina; fue por mero autocontrol que sus más bajos instintos no vencieron a su razón y se atrevió a hacer algo de lo que seguramente se arrepentiría después.

Al cabo de unos minutos ella salió con lo que pudo notar a simple vista era un vestido y a juzgar por la mirada en su rostro, al parecer había olvidado completamente su presencia dentro de la habitación.

Incómoda ante la situación, Amy Rose se decidió a hablar nuevamente.

−¿Tengo monos en la cara? ¿O quieres ver mis bubis otra vez, para contarle a los chicos?−Mencionó sarcástica, cruzándose de brazos ante la divertida mirada del azabache.

Imposible le hubiese resultado adivinar lo que sucedió luego de aquellas simples, pero poderosas palabras.

Tomándola salvajemente por la cintura mientras escondía su rostro entre su cuello, aspiró el aroma a sales de baño que la piel de la chica desprendía.

Embriagándose ante la posibilidad de palpar las curvas deliciosas que chocaban contra la tela de su chaqueta.

El instinto era poderoso y aunque sabía que no era correcto, lo estaba disfrutando en demasía.

Por su lado, podía escuchar la respiración de Shadow en su oreja mientras la adrenalina corría libremente por cada fibra de su cuerpo.

Mentiría vilmente si dijera que esa cercanía no le estaba gustando; de no ser porque Shadow la sostenía por la cintura se abría ido de bruces contra el suelo dada sus piernas de mantequilla.

No la estaba tocando −Al menos no salvajemente− Pero ya le había hecho temblar ansiosa ante la posibilidad. Quizás sólo se debía a la adrenalina del momento, ¡pero de verdad deseaba que Shadow se atreviera a hacer algo más!.

−Sha-Shadow−Hablo entrecortado a causa del nerviosismo y el descontrol de sus propias hormonas alborotadas y el moreno sonrió complacido, deleitándose ante el revuelo que estaba causando en la fémina.

Honestamente no iba con ninguna intención más allá de cumplir ese estúpido reto y callar algunas bocas, lejos estuvo de imaginar que Amy Rose podría encenderle.

¿Debía ceder? La mirada suplicante de la de ojos verdes fue lo suficientemente elocuente para darle a entender que quería juguetear un poco.

Con fiereza y sin previo aviso le tomó por la nuca fundiéndose en un beso apasionado en el cual él tenía el control. Por dentro se regocijaba ante la idea de darse cuenta de lo inexperta que era la chica.

Se había robado su primer beso.

Deslizó una mano por su espalda, tomándole del trasero con fuerza atraiéndola aún más a él, mientras sus lenguas se entrelazaban entre sí, separándose unos segundos en busca de oxígeno.

−Eso fue intenso−Pronunció torpemente mientras las manos habilidosas de Shadow recorrían su cuerpo lenta y tortuosamente.

Podía sentir las manos ajenas explorar con maestría su anatomía abriéndose paso por debajo de la tela de su falda; un escalofrío recorrió su espalda al sentir los dedos de Shadow acariciar su muslo interno haciéndole retorcerse de un cosquilleo placentero.

Sin dilación unieron sus bocas nuevamente en beso todavía más apasionado mientras las piernas de Amy se entrelazaban en las caderas del moreno presionando ambos cuerpos.

Presa de la excitación poco le importaba las consecuencias de sus actos; en esos momentos sentía la apremiante necesidad de recibir todo lo que Shadow pudiese brindarle.

Divertido y visiblemente excitado ante el entusiasmo que Amy estaba mostrando decidió jugar un poco con la chica a fin de llevarla al límite.

−Rose−La llamo con voz ronca separando sus rostros mientras la vista desorientada de la chica se conectaba con la suya unos segundos−Creo que debemos parar−Apeló a su sentido común, porque de cierta manera era verdad.

Confundida, pero no por ello menos dispuesta la mirada en el rostro suplicante de Amy fue suficiente para darle a entender que no estaría dispuesta a entender de razones.

Era evidente que las hormonas habían tomado control sobre ella y le dijese lo que le dijese no la haría cambiar de opinión. Ante este panorama, ella aprovechó su distracción para empujarlo hacía la cama y posicionarse sobre él con las piernas hacía ambos lados, dándole una vista privilegiada de los pechos medianos de los que era poseedora.

Complacido ante tal atrevimiento por parte de la dulce y tierna Amy, Shadow dejó que el instinto morboso de la chica tomara el control.

Con habilidad y fiereza fue ella quien le besó esta vez, mordiéndole el labio inferior como forma de castigo por hacerla esperar.

Al diablo el autocontrol y los buenos modales; si Rose quería probar sus encantos, se los daría de buena gana. Ya habría tiempo para arrepentirse después.

Ahora lo único que daba vueltas en su mente era poseer ese pequeño cuerpo que se restregaba con fiereza sobre él.

Observándola así, podía atreverse a decir que era sumamente atractiva. Los gestos y sonidos de excitación que ella le brindaba solo aumentaban la latente necesidad de someterla.

La besó con fuerza mientras se volvía y cambiaban de posición sobre la cama. Ahora, completamente a su merced podía ver el rostro lujurioso de la fan número del Faker estremecerse ante sus encantos.

−Sha-Shadow−Jadeó, entrecortada−Por favor, tómame−pidió, evidenciando que no era ella en ese momento.

Levemente divertido −Al fin de cuentas era un morboso− Le sonrió con sorna, negando con la cabeza, mientras le acariciaba los muslos con las yemas de los dedos.

−No lo sé Rose... a tu querido Faker puede que no le guste...−Se burló, mientras su mano izquierda avanzaba lentamente a la feminidad de Amy escasamente cubierta con la bata de baño.

Sonic podía irse al cuerno en ese momento.

−¡No!−Chilló deseosa−¡Por favor, no pares!−.

Sin querer abandonar esa actitud burlesca continuó torturándola.

−No lo sé...−deshizo el nudo de su bata lentamente−¿Por qué debería hacerlo?−.

Presa de la desesperante excitación la chica se apresuró a tratar de convencerle.

−M-me gusta, Shadow−Confesó, apenada.

−¿Qué es lo que te gusta?−Beso su cuello mientras con la derecha acariciaba uno de sus pezones.

Eso era demasiado para su salud mental. No supo como ni porque, pero los besos y caricias de Shadow le estaban volviendo loca.

Jamás en todo lo que tenía de vida se imagino compartiendo un momento tan íntimo con otro que no fuese Sonic, pero ahora, presa de un placer que no podía describir simplemente dejo de pensar.

Que mas daba si era Sonic o era Shadow, sólo podía dejarse llevar ante el placer que éste último le estaba brindando y eso le hacía sentir tan bien.

−Me gusta que me to-toques−Los besos en el cuello se pasaron hasta sus pechos y lo buen besador que era, se notaba.

Podía hacerla retorcerse ante el mínimo roce y eso le encantaba. Le encantaba oírla gemir y hacer el intento por reprimir la calentura de la que era presa.

Era tan sumisa y excitante que el bulto entre sus piernas clamaba por dejar de ser relegado.

Lo haría, definitivamente iba a poseer a Amelia Rose.

Lastimosamente para ambos el sonido estridente del celular de Shadow les hizo detenerse.

−¡ME CAGO EN!−Masculló el moreno mientras atendía el teléfono de mala gana −¿Qué mierda quieres?−Pregunto de mala gana sentándose en la orilla de la cama mientras ella le observaba curiosa y levemente desorientada.

Podía escucharlo hablar de cosas que francamente no podía entender; poco a poco pudo recobrar un poco la cordura para darse cuenta de lo que estuvo a punto de suceder entre ambos.

Presa de un pánico indescriptible cubrió su cuerpo rápidamente intentando serenarse. Estuvo a punto de hacer el amor con Shadow.

¡Con Shadow, por Dios!

La sola idea la hacía estremecer; pensar en lo que estuvo a punto de suceder era tan jodidamente extraño.

Sobretodo tomando en cuenta el hecho de que no le había agradado para nada la idea de haber tenido que parar; era raro muy raro.

−Maldito seas, Faker−Colgó la llamada y miró brevemente a la fémina que parecía tener un debate interno.

Estaba teniendo remordimientos post-calentura, seguramente.

Se puso de pie acomodando su chaqueta en el proceso, lo que sea que estuvo a punto de pasar ya no podría ser.

−¿Te vas?−La voz lastimera de la rosada le provocó un ligero escozor en el pecho.

Normalmente no habría tenido problemas para marcharse sin dar explicaciones, pero esta vez se sintió obligado a hacerlo.

−Lo siento Rose, tu querido Faker−Una mueca de desagrado se instaló en su rostro−Le apostó al imbécil de Knuckles que no podría meterse de cabeza en la lavadora−Por su tono de voz era evidente que no le producía nada de gracia.

Amy sólo suspiró desanimada, le preocupaban sus amigos y entendía sus razones para irse, pero aún así no deseaba que se fuera.

−¿Knux esta bien?−.

Shadow rodó los ojos en señal de fastidio.

−Tan bien como podría estar después de llevar media hora atorado de cabeza dentro de la lavadora−.

Definitivamente era triste, pero prefirió guardar su comentario.

−Oh, bueno... te acompaño a la salida−Se puso de pie, caminando con paso lento y cabizbajo fuera de la habitación, seguida por Shadow quien no tardo en notar el cambio de semblante.

Frente a la entrada ella le abrió la puerta esperando a que saliera rumbo al taller.

−Dale mis saludos a los chicos−Murmuró sin verle a los ojos.

El solo asintió sonriéndole enigmático como era su costumbre.

−Nos veremos después, Rose−Le acarició la mejilla acercando su rostro hasta su oreja−Tenemos algo pendiente, no lo olvides−Susurró seductoramente desapareciendo de su vista dejándola levemente sonrojada.

Vaya que esperaría esa oportunidad.

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Miró con fastidio la escena que tenía frente a él; si por un momento dudo de que la estupidez era infinita, ver a Knuckles dentro de esa lavadora le confirmaba esa teoría.

Apesadumbrado ante lo estúpido de la situación se sacó la chaqueta y la colocó sobre el mesón de las herramientas.

Debía buscar la manera de ayudar a ese papanatas antes de que se desmayara por la sangre en su cabeza.

−Hey Shadow, ¿cómo te fue?−El cobalto le golpeó el hombro por detrás, irritándolo−¿Has tenido suerte?−.

Ignoró por completo la pregunta y caminó hasta el objeto para tratar de ayudar al rojito. No tenía intenciones de exponer a Rose ante ese cuarteto de estúpidos.

−¡Eh, no me ignores!−Se quejó.

−¿Qué sucede?−Silver se unió a la plática.

−Oh nada, parece que el buen Shaddy no tuvo suerte−Se burló mientras el albino se le unía.

Ignorando su idiotez, haló fuertemente de la pierna al desdichado, al cabo de cuatro tirones, el cuerpo cedió liberándose de prisión.

−Ouuh, gracias Shad−Se estiró un poco−¿alguien quiere pizza?−era increíble su capacidad para reponerse.

Los otros asintieron ante la sugerencia.

−Hey Shadow−Tomó la chaqueta descuidadamente−¿Podrías prestarnos un poco de...?−del interior del bolsillo un pequeño bulto rojizo cayó al suelo para horror del moreno y desconcierto de sus compañeros.

Incrédulo, Sonic se agachó a tomar el objeto del suelo sorprendiéndose al instante al percatarse de lo que se trataba. Sin pudor alguno estiró la prenda evidenciando de que efectivamente se trataba de ropa interior.

Todos le observaron y en ese momento deseó mandar a Sonic 30 metros bajo tierra.

−¡Serás bastardo! ¿Cómo es que conseguiste?...−

−Vaya, no creía que Amy usaba esa clase de prendas−Señalo Silver mientras cubría los ojos del menor.

−Las locas siempre son cachondas y usan ropa provocativa−Intervino el chico lavadora, para molestia de Shadow.

Por lo qué, en un hábil movimiento le arrebato la prenda a Sonic y la guardo de nuevo en su chaqueta dispuesto a irse. No necesitaba mas de sus tonterías por lo que restaba de su día.

−Bueno, al menos cumplió su reto−Murmuro el cobalto, mientras lo veían marcharse.

Definitivamente ahora se la pensarían dos veces antes de invitar a Shadow a cualquiera de sus reuniones.

.

.



FIN
Mi primer intento de hacer algo explícito, no es algo taaaan atrevido, aún estoy practicando :)
Por favor, coméntame que te pareció (♥)
Se cuidan y muchas gracias por leerme.
Atte.
Gri.

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