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🍁Capítulo uno🍁

Jimin quería conseguir a toda costa a un alfa para que lo protegiera, sabía que de esa manera dejarían de humillarlo, por eso decidió mentir y utilizar inhibidores que le ayudarían a ocultar su aroma.

Estaba nervioso, pero creía que cuando fuera marcado, el alfa que lo hiciera ignoraría su verdadero aroma. No quería ser repudiado, quería ser amado, por eso utilizaría esa trampa como último recurso ya que había sufrido durante veintisiete años y no quería seguir sufriendo.

—¿Seguro que esto es confiable, señor? —le preguntó al perfumista, era un anciano que aparentaba ochenta años.

—Sí, pruébalo niño. Seguro que te servirá.

—Mmm... Los que he utilizado dejan de funcionar cuando entro en celo, por eso le pregunto...

—Esto es muy seguro —contestó y Jimin asintió con la cabeza.

—Bueno, quiero uno. —Colocó un par de billetes arrugados encima del mostrador.

—¿Uno nada más? Con tu estatura será absorbido rápido, será mejor que compres dos.

No tengo más dinero.

—Ah, no. Con uno es suficiente. ¿Cuánta es la durabilidad?

—Entre cuatro a seis horas, pero si compras dos te cubriría las veinticuatro horas.

Jimin quería comprarlo, pero al estar desempleado no podía hacerlo, por eso negó con la cabeza.

—No gracias, probaré este y si funciona vendré por más.

—De acuerdo.

—¡Que tenga buen día! —Se despidió saliendo emocionado y sosteniendo la caja del inhibidor con mucho cuidado.

—Vaya que apesta ese muchacho —El perfumista roció un poco de perfume al aire para tratar de aligerar la peste en su local.

Jimin se dirigió de inmediato al pequeño departamento que rentaba, su mente consumida por la ansiedad que lo acechaba. El día de paga estaba por llegar, y sabía que pronto, además de ser desempleado, terminaría durmiendo en la calle. La idea de no tener un techo sobre su cabeza era aterradora, pero no quería dejar que el miedo lo consumiera.

Así que, tomando una respiración profunda, decidió enfocarse en lo importante. Se metió a la ducha, dejando que el agua caliente lavara sus preocupaciones. El jabón y el champú llenaron el aire con un aroma fresco y limpio, y Jimin se sintió renovado.

Con cuidado, depiló sus partes íntimas, piernas y axilas, queriendo sentirse seguro y atractivo. Después, se secó con una toalla suave y se miró en el espejo estrellado que colgaba en la pared. Su piel lechosa adornada por cicatrices de rasguños y mordeduras que recibió a lo largo de su vida como insulto resplandecía bajo la luz tenue, y Jimin no pudo evitar sonreír con tristeza y nostalgia.

Se colocó un poquitito de rubor en las mejillas para que se vieran más rosas y saludables, después aplicó un gloss brillante en sus labios. El resultado fue impresionante: sus ojos brillaban, y su sonrisa era irresistible.

Finalmente, se perfumó con un aroma seductor y se vistió con unos pantalones negros ajustados que realzaban sus curvas, unos arneses ceñidos al abdomen resaltaban su cintura delgada, y una chaqueta de cuero negro le daba un toque de misterio. De calzado, se puso unas botas negras que completaron su atuendo.

Se veía hermoso, y sabía que iba a conquistar a cualquier alfa que se cruzara en su camino. La confianza fluía por sus venas. Se sintió listo para enfrentar el mundo.

Con un último vistazo en el espejo, Jimin salió del departamento, listo para enfrentar lo que la noche le deparara. Su corazón latía con emoción, y su alma estaba llena de esperanza. Iba a encontrar a un alfa que lo protegiera, y nadie lo detendría.

La gran feria de la ciudad atraía alfas y omegas de distintas edades. Algunos de ellos iban a presentar sus pinturas y esculturas en la galería de arte durante las 24 horas del día, otros iban a competiciones de carreras de automóviles y de caballos, otros se divertían en los juegos de azar y mecánicos, era realmente todo un espectáculo.

Y las fiestas nocturnas en el antro eran una locura, por eso Jimin aprovecharía para ir, aprovecharía para lograr enamorar a un alfa.

Espero que mi plan funcione.

Es lo que pensaba, Jimin quería ser protegido, ya ni siquiera le importaba ser amado, lo único que quería era dejar de ser blanco de burlas a causa de su aroma.

Al ser un tierno omega de ojos azules, mejillas rosadas, facciones encantadoras y finas logró llamar la atención de uno de los alfas más apuestos del lugar. Él veía las caderas de Jimin moverse de un lado al otro, saboreando su piel y anhelando probarlo.

Aquel alfa corpulento se acercó al omega para bailar, juntos disfrutaron durante casi cuarenta minutos, bailando, bebiendo e incluso llegaron a rozar sus labios. La erección de aquel alfa se estaba asomando, chocando con su cremallera. Fue en ese momento que decidió tomar a Jimin con fuerza del brazo y jalarlo a la parte trasera del antro, sacándolo a un callejón oscuro en el que se reflejaban las luces de los juegos de la feria. El ruido era bastante ensordecedor, pero Jimin y el alfa lo único que escuchaban era el sonido de sus corazones.

—Márcame —suplicó Jimin—. Hazme tu omega...

—¿Quieres ser mi omega? —preguntó con voz ronca mientras besaba el cuello de Jimin.

—Sí, quiero tener un alfa...

—Por supuesto que... —El alfa logró percibir el aroma fétido de Jimin, haciendo una mueca de desagrado al mismo tiempo que se apartaba de él—. Diablos amigo, apestas —dijo molesto.

—¿Apestar... A qué?

—¡Apestas a mil putas! —El alfa oscureció la mirada—. ¿Eres Park Jimin? —cuestionó cubriéndose la nariz, las mejillas de Jimin enrojecieron—. ¿El apestoso Park? —Comenzó a reír—. ¿Creías que al marcarte haría que te dejaran de rechazar por tu asqueroso aroma? ¡¿Me querías engañar?!

—Lo..  Lo siento...

—La fama que tienes entre los alfas es porque a todos les desagradas. Nunca creí toparme contigo, tan hermoso por fuera como podrido por dentro.

—Lo siento... —Jimin bajó la mirada.

El alfa, soltó un aullido, llamando a sus amigos más cercanos que estaban disfrutando del baile adentro del antro. Todos ellos aparecieron de inmediato en el callejón. Algunos alfas, otros omegas, pero todos seguían las órdenes de ese alfa.

Todo fue confuso para Jimin aquella noche, ni siquiera se dio cuenta del momento en el que se le cayó la bota cuando fue arrastrado a las afueras de la feria por aquellos alfas y omegas. Estando lejos del ruido y de cualquier tipo de ayuda que pudiera recibir lo cubrieron de estiércol de distintos animales que estaban exhibiéndose en la feria.

La mezcla nauseabunda parecía no tener fin.

Mientras intentaba limpiarse, todos a su alrededor seguían burlándose sin piedad. Las risas resonaban en sus oídos, cada carcajada era como una daga que se clavaba en su orgullo. No contentos con solo reírse, comenzaron a tomar fotografías, inmortalizando la humillación. Como si eso no fuera suficiente, le arrojaban comida, restos de lo que habían estado comiendo, y cada pedazo que lo golpeaba parecía llevar consigo un insulto. Los desprecios y las palabras hirientes llovían sobre Jimin, cada una más cruel que la anterior, haciéndole sentir más pequeño y vulnerable con cada segundo que pasaba.

Pronto se escuchó una risa que provenía de atrás de esos alfas y omegas, era una carcajada suave, pero invadida de malicia. ¿Quién era?

—¿Terminaron de divertirse? —preguntó el alfa frente a ellos. Era muy atractivo, a pesar de la oscuridad llevaba lentes oscuros, y una revólver en las manos que apuntaba al alfa que sostenía una de las cubetas que contenía estiércol. Su aroma intenso a cigarrillo provocaba los deseos de los omegas presentes—. Porque ahora viene mi turno.

—¡Hey, hermano. No estamos molestándote, lárgate!

—¿No? —Alzó las cejas—. ¿Sabes qué hace un alfa si tocan a su omega?

—El apestoso Park no es tu omega —dijo el alfa líder del grupito—. Lo sé porque yo iba a marcarlo hace un momento.

—¡Alto ahí! —gritó otro alfa que iba saliendo de la feria para acercarse a ellos. Su aroma a chocolate amargo alteró los sentidos de los omegas, era muy delicioso—. ¡Jung Hoseok, quedas arrestado por...!

Otros cuatro alfas aparecieron atrás del fiscal, uno olía a canela, otro a ceniza, el otro a césped y el que iba caminando más despreocupado olía a tierra.

—¿Qué le hacen a ese omega? —preguntó el fiscal parándose abruptamente.

—¡Fiscal Kim Taehyung! ¡¿Me estabas persiguiendo?! —Hoseok se carcajeó—. Mira, esos alfas y omegas están lastimando a ese omeguita sin alfa, creo que deberías usar tu poder de fiscal para arrestarlos.

—¿El aroma a cereza proviene del omega al que maltratan? —cuestionó el alfa con aroma a ceniza, su cabello blanco resplandecía bajo la luz de la luna—. Era ese el aroma que no me dejaba concentrarme en la misión, señor Kim —dijo dirigiéndose a Taehyung.

—Uy, ni creas que voy a tocarte, cariño —dijo el alfa con aroma a tierra—. Mis manos nunca han tocado algo tan sucio, pero Namjoonie lo hará. Ayúdalo a levantarse y vamos a llevarlo a mi suite.

—Pero, Seokjin —dijo el alfa con aroma a césped—. Lo llevaré a mi suite.

—¿Qué dices? Reclamaré a este omega como mío —contestó Seokjin indignado.

—¡Cierra la boca, niño rico! —gritó Hoseok—. Ese omega será mío.

Mientras ellos hablaban, quien ayudó a Jimin a ponerse de pie fue el alfa con aroma canela.

—Tú vienes conmigo, omega —dijo Yoongi sonriendo y Jimin se sentía aturdido porque de pronto distintos alfas lo estaban... ¿Protegiendo?

—¡Min Yoongi, suelta a ese omega ahora mismo! —gritó Taehyung apuntándolo con su arma.

—¡Oye! —Jung Hoseok apuntó a Taehyung con la suya—. A mi estafadorsito nadie lo toca.

En ese momento Jeon Jungkook también sacó su arma apuntándole a Hoseok y Yoongi le apuntó a Jungkook. Mientras tanto, Kim Seokjin sonreía porque distintos guardaespaldas suyos aparecieron rodeando el lugar y haciendo que todos bajaran sus armas con lentitud.

—¿Tanto les interesa ese omega cubierto de caca? —preguntó Seokjin—. ¡Que divertido! —Aplaudió—. Chicos —se dirigió a los guardaespaldas—. Acompañen a estos cuatro alfas caballerosos a mi limusina, pero antes desármenlos. Oh y también, quiero que le den una golpiza a estos otros que lastimaron al omega sucio. —Sonrió de oreja a oreja—. Y ustedes dos —dijo señalando a Namjoon y Jimin—. Vendrán conmigo.

—¡Yo no recibo órdenes de nadie! —gritó Hoseok.

—O vienes conmigo, o dejo que el fiscal nacional te atrape. —Encorvó los hombros—. Claramente todos nosotros estamos interesados en este omega con olor a cereza. Así que dejaremos que él elija al que más le convenga.

Dicho eso, Seokjin caminó con presunción a la feria. Le seguía Namjoon con paso seguro y Jimin con paso tembloroso. Atrás de ellos, los guardias del heredero millonario les quitaban las armas a Yoongi, Jungkook, Hoseok y Taehyung. Ellos no lucharon porque también querían conocer más de aquel omega que anhelaban proteger con todas sus fuerzas.

¿Era posible tener seis destinados? ¿Era posible que un solo omega fuera el destinado de seis alfas?

La respuesta a esas preguntas no le importaban tanto a Jimin, porque acababa de pasar de ser despreciado y de anhelar tener un alfa a tener la atención de seis de ellos...

HASTA AQUÍ EL PRIMER CAPÍTULO.

Trataré de actualizar seguido, las que me conocen saben que lo hago rápido y no las dejo esperando tanto tiempo💓🥰

Si les gusta y veo muchos comentarios y votos me emociono y me pongo a escribir más rápido porque amo escribir y ustedes son mi combustible.⛽️

PREGUNTA:
¿En qué orden les gustaría el gogogo de Jimin con sus alfas? (Lo tomaré en cuenta)🙈🫵🏻🫦

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