🌼 Capítulo IX
→...←
La sala estaba llena, nunca antes ningún otro juicio había llamado tanto la atención como lo hacía este, por mucho que intentamos hacerlo lo más privado posible la prensa hizo de la suya, no solo estaban todos los asientos ocupados, si no también estaba siendo trasmitido por televisión y listo para publicarse en los periódicos.
La gente me da asco. No buscan venganza a un asesino, buscan el morbo de ver a las victimas y al señor que arruinó sus vidas.
— ONU — Llamé al joven a mi lado, estaba nervioso, jugando con sus manos y viendo como un hombre de 50 años daba su testimonio, mínimo aquel chico no era el único testigo.
— ¿Sí, señor? — Preguntó el chico, sin quitar su mirada de un punto fijo, de una mesa totalmente vacía.
— ¿Estas seguro? — Pregunté, aquello hizo girar su vista temblorosa hacía mi. — De salir... — Aclaré.
Hubieron segundos de silencio entre nosotros, todos los demás estaban concentrados en el testigo actual que hablaba sobre la desaparición de su hija y el video encontrado en casa de aquel hombre.
— La verdad, señor... — Empezó a hablar, volviendo ha centrar mi atención. — No, no quiero salir... ninguno de los testigos quieren salir... Cuando hablaba con usted, con el psicólogo o el abogado... era distinto... pero... tengo mi razón.
— ¿Cuál es tu razón? — Pregunté, viendo como el chico se fijaba más en el testigo actual.
— Prefiero guardarme mis palabras para cuando suba. — Y la conversación terminó.
El hombre bajó de aquel asiento, volviendo junto a los demás, seguido, el juez, tras dejar unos segundos entre uno y otro, pronunció el nombre de aquel al que todos estaban esperando, del que, aunque ONU no lo sabía con exactitud, pues se negaba a ver las noticias o cualquier medio de comunicación, estos mismos lo llamaban "El niño bendecido", aquel chico que sobrevivió al mismo hombre que pudo con tantos antes...
— Señorito ONU, suba al estrado. — Llamó el juez, y automaticamente el murmullo comenzó.
Vi a ONU levantarse y caminar hacía la silla, subiendo y sentándose frente a un montón de personas, yendo a contar la historia que tantas veces había repetido frente a mi u otros agentes... pero esta vez, todo iba a ser diferente, hablaba por última vez sobre aquello, y lo hacía de forma pública.
La puerta principal se abrió, todos se giraron a la par que el sonido de cadenas llenaba el auditorio, para algunos era un simple punto brillante entre la madera y la gente, pero yo, sentado al lado del pasillo, pude ver aquella mirada que de tan calmada que era, tanto asco me daba.
El mismo hombre por lo que todo empezó estaba presente, sentado frente a una multitud, sentado frente a ONU el cual cambió su rostro nada más vio a aquel hombre.
— Podemos comenzar. — Indicó el juez.
— Para empezar — Un hombre vestido con traje empezó a hablar, el abogado de FBI. — Señorito ONU, ¿podría narrar como fue el día donde escapó? — Preguntó, la sala se llenó al instante de murmullos y el juez tuvo que pedir silencio antes de girarse y prestar total atención al estadounidense.
— ... — Pude ver como sus manos jugaban nerviosas sobre la mesa. — Fue la misma noche en la que encontré los videos...
→ONU←
Las sabanas sabían a sal, o quizás eran mis lagrimas, todo era tan borroso que no sabía distinguir nada en aquel escenario aparte de la sangre y el ardor que habían en mi espalda y entre mis piernas... ¿No era suficiente haber visto aquel video como para tener que recibir otro castigo?
— Hiciste mal en rebuscar entre mis cosas... — Musitó el policía, ¿de verdad podría nombrase bajo aquel cargo? ¿No se supone que la policía estaba para ayudarnos? — ¿Por qué estabas viendo eso? Eres un niño malo, ONU... Te mereces un peor castigo...
Pude sentir como la cama se hundía a un lado mío, no pude aguantar, las lagrimas empezaron a brotar, y peor todavía, se suponía que no tenía que hacer ruido pero mi voz solo salió para sollozar lo más alto que nunca alguien hubiera sollozado. Me hice bolita entre las sabanas, el simple hecho de adoptar esa pose volvió a traer todo el dolor de mi interior, tanto físico, como mental.
Un tirón hizo que me girase por mucho que intenté negarme, finalmente, boca arriba en la cama y con el brazo siendo apretado por una mano ajena, miraba el rostro que tanto me iba a costar olvidar, si llegaba a hacerlo.
— Ca.lla.te. — Ordenó con la misma voz que le hablarías a un perro.
¿Eso era para él? ¿Un perro? ¿No era un niño? Oh... más bien... ¿un adolescente? ¿Cuántos años tenía? ¿Cómo me llamaba? ¿Qué hacía aquí? ¿Cuánto tiempo llevaba pasando por esto? ¿Por qué no estaba muerto? Finalmente, quizás por toda la ira de olvidarme quien era y si podía perderme más en mi mismo, sin las fuerzas necesarias para hablar, escupí directo en su cara.
— . . . — Vi como su mano libre limpiaba de forma lenta la saliva que había caído en su mejilla para seguido hacer un fuerte tirón.
Nos miramos, unimos ambas vistas y pude sentir como sus ojos iban perdiendo vida, nos quedamos paralizados, sin movernos solo dos monstruos viéndose uno al otro, uno que en verdad lo era, y otro que sentía como uno.
— Je... — Fue lo único que pronunció, una corta y despreocupada risa, y en ese momento, me arrepentí de todo.
Mis ojos se abrieron de golpe cuando sentí ambas manos en mi cuello, patalee y llevé mis pocas fuerzas a intentar separar las manos del mayor de mi cuerpo en una búsqueda desesperada de oxígeno. Me moví en mi mismo, arqueé mi espalda, golpeé el colchón, intenté patalear lo poco que podía al sentir toda la presión del cuerpo ajeno sobre el mío. El dolor del "castigo" anterior aumentaba, sentía mi recto gotear una mezcla de sangre y fluidos y mi saliva, la cual no podía bajar por mi garganta, fomentar el ahogo y caer por los lados de mis labios. Apenas podía distinguir nada, pero si algo se me quedaría grabado era su mirada, tan calmada, tan pasiva, tan neutra... Había hecho esto antes, no era el primero en morir entre sus manos y posiblemente no sería el último... Luché tanto por mi mismo que, ya al borde de rendirme, mi brazo cayó a un lado, mis fuerzas se fueron y logré recordar que, para mi, ayer mismo era simplemente un niño ilusionado por la vida.
Mis dedos tocaron algo de textura lisa, giré mi cabeza hacía lo que fuera eso, era largo y fino, y estaba conectado a una silueta que brillaba.
La lámpara.
No se como, quizás fue la adrenalina del momento previo a morir pero logré obtener las fuerzas justas como para tirar del cable lo suficiente como para que la lámpara cayera de la mesilla hacía el suelo, rompiéndose y creando un estruendo que me liberó de mi tumba.
Lo primero que hice fue respirar a bocanadas, obtuve todo el oxígeno que mis pulmones me permitieron y me giré hacía el lado contrario, tosiendo sobre aquellas sabanas que nunca más volverían a ser blancas. Logré girar mi vista hacía FBI quien solo miraba aquella lampara y, por primera vez en tanto tiempo, el timbre sonó.
Ambos nos alarmamos, yo por esperanza y él por miedo, los roles intercambiados, pude ver como se levantaba y, sin decir nada, fue hacía la puerta.
Un murmullo resonó, como pude intenté acercarme a la puerta de la habitación, pero mis piernas no llegaron a mucho más que los pies de la cama, caí al suelo, creando otro ruido que hizo elevar las voces de la entrada
— Hay alguien ahí. — Respondió una voz femenina.
— No no. — Negó la que sí podía identificar como FBI. — Te he dicho que es el perro.
— Señor, puede que sea mi jefe en el trabajo. Pero sigo siendo policía y distingo el sonido de una pelea. — Contestó la mujer en un tono resonante.
— Exacto, Jessy, eres policía, y no tienes orden de registro. — Hubo un silencio. — Fuera. — Ordenó la voz masculina.
Escuché el ruido de la puerta y unos pasos que se iban a alejar, fueron segundos, segundos donde me di cuenta que si esa puerta se cerraba mis ojos lo harían dentro de poco... ¿Cuánto iba a aguantar más esto? ¿Semanas? ¿Días? Solo una palabra... Venga ONU, solo una, por favor, voz, por favor...
— ¡¡AYUDA, POR FAVOR!!
→...←
— ¿Qué pasó luego? — Preguntó el señor trajeado.
— La agente Jessy entró departamento, antes de haber llamado a la puerta pidió refuerzos debido. Como vivía al lado escuchó los ruidos y los forcejeos, iba a esperar a los demás pero la lámpara la hizo actuar. Ella entró nada más escuchó mi grito y fue directa a la habitación, viéndome en el suelo, intentó ayudarme pero... Él tenía su pistola a mano... — Hubo una pausa. — Le disparó hasta agotar el cartucho... su sangre cayó en mi rostro... — Fue interrumpido.
— ¿Podría decir donde le disparó? — Preguntó el juez.
— Una en la cabeza, dos en el hombro y el resto por todo el torso.
— ¿Y luego de eso?
— Había una patrulla cerca cuando Jessy llamó, llegaron rápidamente al edificio. Cuando Jessy entró a la fuerza al apartamento, él no cerró la puerta, así que entraron mientras él estaba viendo al cuerpo...
— ¿Y tú? ¿Qué hacías?
— ¿Yo? — Preguntó ONU, girando su vista de una vez hacía el abogado. — ¿Qué iba a hacer? Estaba desnudo, sin fuerzas en mis piernas ni en mi mente, cubierto de sangre y fluidos propios y ajenos. Pensaba que iba a morir. Solo estaba a un lado de la habitación, quieto, llorando... Cuando la policía llegó hicieron que él tirase el arma y le esposaron, unos policías se los llevaron y otros me ayudaron a llegar al hospital, acabé desmayándome en mitad de camino, por lo que no supe mucho más hasta que me desperté. — Hizo una pequeña pausa antes de continuar. —El agente Stone... — Me nombró. — Él fue el que me llevó hacía el hospital y me ayudó con todo... fue el mismo que me dijo que... él escapó poco después de que le encarcelaran por "faltas de pruebas"... disparó a mi padre en pleno discurso esa misma noche y escapó de la ciudad...
— Bueno, señor ONU, eso a sido todo... — Respondió el abogado, volviendo a su sitio.
— Puede volver a su — El juez no pudo terminar, pues el chico volvió a hablar.
— Antes de irme, me gustaría añadir algo más. — Miró al juez, este le autorizó la palabra. — Sé que para ustedes, ya no hablo solo del jurado, si no a la gente que vino por morbo, a los testigos y... por desgracia... al mismo que me llevó a estar sentado hoy aquí, soy un afortunado por haber sobrevivido a todo eso o por ser el hijo de un... ex... político. — Hizo una pausa, viendo al público. — Pero ya he contado mi historia, llevo meses, años, haciéndolo, llevo intentando aportar a la captura y encarcelación de ese monstruo desde el mismo momento que salí de aquel apartamento. Pero hoy, en el mismo juicio de ese señor, no estoy aquí en un yo contra él. — Tragó saliva, apretando sus puños antes de continuar hablando. — Estoy aquí por todas las victimas que no pudieron estar, y que sus familiares tuvieron que subir hoy aquí... Pido que no me pongáis sobre otros, pido que olvidéis que mi padre es quien es, que yo soy quien soy o que mi caso seguramente ha estado saliendo en televisión una y otra vez... quiero que contéis mi palabra como la de todos esos niños que nunca vivieron una infancia, que nunca vivimos una vida normal y nunca lo haremos... Este es solo uno de los miles de casos de pedofilia, de asesinato o de acoso... Con estas palabras me gustaría llegar a todos los que estéis escuchando y, por favor, cuidad a vuestros hijos... sé que haréis lo correcto a la hora de castigar a... — Su vista se fijó en FBI, aquel hombre, aquel mismo degenerado... — todos, todos los que son como él... un asesino de niños... de ganas de vivir, de inocencia... — Finalmente se levantó. — Gracias por darme la voz...
Bajó del podio y caminó hacía mi, sentándose a mi lado, pude ver sus lagrimas una vez estuvo cerca, apunto de salir, pestañeando para retirarlas de si mismo... Puse mi mano sobre la suya, pude verlo sobresaltarse pero luego solo me miró, se acercó a mi y me abrazó.
— Lo hiciste bien... — Le susurré, acariciando su cabeza de la forma más paternal posible. — Eres fuerte...
— Gracias...
→ONU←
Horas pasaron, el jurado estaba decidiendo tras el resto de testimonios pero algo estaba claro, todos murmuraban lo mismo, todos pedían un castigo hacía aquel hombre...
— Tras horas de deliberación... — Empezó a hablar el juez tras volver a subir al estrado. Todos le miraban atento, no pude evitar sonreír, por fin, después de años, no desde que escapé, si no desde que esto empezó... ese capullo... Por fin iba a poder tener un final todo esto — El jurado a decidido declarar al señor FBI...
Me apoyé en mi silla, listo a levantarme y celebrar todo lo que ese juicio nos llevó, abrazar al agente Stone, ir a las familias de las victimas, llamar a mi hermano... quizás después de todo esto pueda empezar a trabajar como psicólogo o en una escuela, estaría bien ser orientador o podría empezar a estudiar con calma, total, ese capullo estará entre rejas.
— Inocente.
Realmente a este libro le queda nada, disculpen por no actualizarlo pero es algo que tengo que sentarme y pensar bien sobre el tema u_u.
Espero terminarlo antes de fin de año por fin, pero bueno, tengo más libros que sí voy actualizándolos poco a poco y con más frecuencia.
Un besito y gracias por leer <3
2433 palabras.
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