🥀Capítulo 2-Es mío🥀
El que busca, encuentra.
Jungkook, con su cabello oscuro cayendo en su frente, se sentó frente al piano de cola. La habitación estaba sumida en la penumbra, solo iluminada por la luz de la luna que se filtraba a través de las pesadas cortinas. El piano, antiguo y majestuoso, parecía esperar con ansias el toque de sus dedos.
Sus manos, largas y elegantes, se deslizaron sobre las teclas de marfil con una destreza innata. El sonido que brotaba era melancólico, lleno de pasión y dolor. Era como si el piano mismo llorara, como si sus cuerdas vibraran con la tristeza de siglos.
La pieza que interpretaba era "Nocturnes Op.9: No. 2 in E-Flat Major. Andante" de Chopin. Las notas flotaban en el aire, envolviéndolo todo. Cada acorde era un suspiro, cada arpegio una confesión. Jungkook cerró los ojos, dejándose llevar por la música. No importaba que fuera un vampiro, un ser de la noche. En ese momento, solo existía él y el piano.
Pero algo no encajaba. Aunque su rostro era perfecto, sus labios estaban manchados de rojo. La sangre se deslizaba por su barbilla, gota a gota, como si fuera parte de la melodía. ¿Cómo podía ser tan hermoso y aterrador al mismo tiempo?
La respuesta estaba en su naturaleza. Jungkook era un vampiro despiadado, un depredador que se alimentaba de la vida de otros. Su belleza era una trampa, su música una forma de relajación.
Jungkook continuó tocando, sus dedos manchados de sangre, su alma atrapada en la oscuridad.
A sus pies se encontraban distintos cuerpos, llevaba dos días despierto y ya le había robado la vida a quince inocentes, hombres y mujeres. Aun así el vampiro tenía principios porque no se metía con los niños.
Namjoon, al ver la escena suspiró con cansancio, no quería problemas con Jungkook, lo único que quería era llevar la fiesta en paz. Así que se hizo de la vista gorda pasando de largo y yéndose a encerrar a su habitación. El líder del clan intentaba meditar con los ojos cerrados pero era interrumpido por los gritos constantes de los humanos que sus hermanos habían casado y torturaban en sus habitaciones. Todos ellos se habían desatado el día que el menor de todos despertó, al oler la sangre de las víctimas de este su apetito también había aumentado.
Dos años de agonía...
Jimin comenzó a consumir drogas y tabaco a mas no poder a causa de la tristeza, de la pérdida de su hermano. Recordaba su última llamada como si fueran clavos que se clavaban en su corazón y las noticias del oficial de policía que le decía que lo buscaron por todas partes resonaba en su mente todos los días. Utilizó todo su dinero, vendió la pequeña casa y los muebles tratando de encontrar a Taehyung, pegó volantes en cada poste, en cada espectacular de la ciudad. No se rendía, no se rendiría jamás porque se lo había prometido. "Lo buscaría por cielo, mar y tierra."
El humano caminaba por las calles rocosas del pueblo con su enorme mochila colgándole de la espalda. Estaba cansado y hambriento porque llevaba dos días enteros sin comer más que galletas de choco chispas, se sentó en la parada de autobús con la mirada perdida, descolocado hasta que apareció una chica que lo reconoció.
—Hola. ¿Eres Park Jimin? —Él alzó la vista al ver a la mujer, tan amable. Su cabello oscuro y rizado que caía como cascadas rebeldes.
—Sí —contestó regresando de su trance.
—Me llamó Carolina, era compañera de tu hermano. Trabajamos juntos en la preparatoria.
—Oh, hola.
—Han pasado dos años...
—Que se sienten eternos —dijo con tristeza.
—¿Por qué no lo olvidas, Jimin? Eres joven, apuesto y seguramente Taehyung hubiera querido que...
—No puedo hacerlo. —Apretó los labios y su posición que era relajada se volvió rígida.
—Te entiendo, yo también perdí a un primo a causa de esas extrañas desapariciones. En ese tiempo fueron muchos los desaparecidos, incluso mi abuela comenzó a decir que se trataba de vampiros y nos hizo comprar amuletos.
—¿Amuletos?
—Ajá... —Carolina sacó una pulsera azul de su bolsa—. Aquí tengo uno de sobra, la pulsera está hecha con dientes de ajo y encantamientos antiguos.
—Ya veo...
—Te la regalo, tómalo como una superstición. —Sonrió. Jimin asintió con la cabeza tomando la pulsera y metiéndola en la bolsa de su pantalón.
—¿Y por qué tu abuela piensa que fueron los vampiros? —Sonrió tratando de aligerar el ambiente tenso.
—Por historias de nuestra familia... —Carolina rebuscaba en su bolsa algo más—. Mira aquí tengo este frasco pequeño con agua bendita, también te lo regalo.
—Oh, gracias...
—Mi abuela dijo que ellos se reúnen en la mansión del pueblo pero está prohibido entrar ahí porque está en ruinas. —Suspiró—. Aunque yo pienso que se trata de una simple leyenda y quienes se reúnen ahí en realidad son pandilleros que van a fumar.
—He buscado por todas partes menos ahí... —Jimin se rascó la barbilla.
—Si te hace sentir más tranquilo, ese lugar está solo en las noches, ni siquiera hay oficiales cuidando. Aunque sería tonto ir porque los pandilleros pueden asaltarte.
—A estas alturas ya no me importa nada. Iré para descartar cualquier mito y si te vuelvo a ver te lo contaré.
—Oh, genial. Pero Jimin. —Carolina suspiró—. Después de eso deja de buscar a tu hermano, y busca tu paz.
—Lo tomaré en cuenta —mintió.
Al caer la noche, Jimin fue a la mansión abandonada, tomó su vape sabor cereza dándole una calada profunda que recorrió sus pulmones antes de encender el flash de su teléfono para ver la manera de saltar el barandal. Sin embargo, del interior salió corriendo un chico de aproximadamente diecisiete años. Ambos hicieron contacto visual, luego Jimin se quedó parado viéndolo marcharse. ¿En realidad había pandilleros ahí adentro? Suspiró sintiéndose más confiado, dejando la mochila en el piso y cruzando con facilidad por el portón que el joven de antes había dejado abierto.
A medida que se adentraba pudo notar que el césped que se veía desolado comenzaba a tornarse color verde, que la fuente abandonada cambió y ahora parecía nueva y tenía incluso agua limpia corriendo. Las paredes de la mansión que antes eran grises y agrietadas estaban perfectamente elaboradas. Incluso pudo notar luz proveniente del interior. No había consumido drogas esa noche. ¿Por qué parecía estar alucinando? Apagó el flash de su teléfono entrando nervioso al lugar empujando la enorme puerta de madera que estaba abierta y al entrar a la mansión supuestamente abandonada se asombró al ver a un apuesto hombre vestido en un traje negro con corbata parado ante él. Era, quizás el hombre más apuesto que había visto en toda su vida.
—La bruja no mintió, nos ha enviado otro bocadillo —dijo sonriendo.
Jimin dio un paso hacia atrás al notar la terrible sensación de que algo no marchaba bien, pero la puerta principal ya estaba cerrada y otro hombre de piel pálida en extremo la custodiaba.
—Hola, estoy buscando a mi hermano —dijo Jimin reuniendo coraje, sin saber que estaba frente a vampiros.
—¿Hermano? —El joven apuesto se acercó a él sonriendo, Jimin se tambaleó al notar que sus ojos centellearon en un color rojo carmesí.
—Se llama Taehyung y es...
—Mira humano, a nosotros no nos interesa tu hermano ni ninguno de tus asuntos. Nos prometieron un trueque y es todo.
—¿Trueque de qué? Yo no vendo drogas, las consumo, pero no vendo —dijo Jimin con inocencia.
—Jin, apresura las cosas y córtale el cuello de una vez —dijo el pálido que custodiaba la puerta.
—Me gusta divertirme con la comida antes de digerirla, Yoongi —se quejó.
—¿Comida? ¿De qué hablan?
—Él no sabe porque está aquí, tal vez la bruja lo trajo con engaños —dijo Hoseok desde su asiento en la sala, él estaba jugando al Nintendo switch.
—¿Y eso importa? —cuestionó Jin acercándose a Jimin.
Sin embargo al tomarlo de los hombros para morderle el cuello sintió que sus manos se quemaban, eso era a causa del amuleto que llevaba en el pantalón. El vampiro gritó de agonía haciéndose para atrás porque tocar a Jimin era como tocar lava.
—¿Qué, qué, qué pasó? —preguntó Yoongi.
Namjoon, al escuchar los gritos de su hermano salió corriendo para averiguar qué era lo que estaba sucediendo.
—¡Este humano trae protección! ¡Esa bruja me engañó! —gritó furioso.
—En teoría no te engaño, sí llegó el reemplazo de su primo pero no puedes comértelo —dijo Yoongi riéndose—. ¿Dónde traes el amuleto? —le preguntó a Jimin.
Él estaba muy asustado, así que se quedó petrificado viéndolos sin saber qué decir.
—¡Dame el puto amuleto o te destrozaré con mis colmillos en este instante! —gritó Seokjin.
—Creo que no puedes tocarme porque lo traigo puesto, eso significa que si te lo doy vas a matarme —dijo con astucia—. Contesten mis preguntas y me iré, no quiero problemas.
—¿Querer problemas? —preguntó Yoongi alzando la barbilla—. Cielo, ya estás problemas.
—Ustedes... ¿Pertenecen a alguna secta o algo así? ¿Qué... Qué mierda son?
—Vampiros —dijo Namjoon sonriendo con amabilidad al acercarse a Jimin—. ¿Por qué juegan con más humanos? ¡Ya les dije que paren, maldita sea! —gritó molesto—. Tranquilo, no voy a lastimarte. Yo soy vegetariano.
—¡Vegetariano mis bolas! —gritó Hoseok—. Anoche te tomaste una de mis bolsas de sangre.
—Uuuuuuh, atrapado con las manos en la masa. —Sonrió Yoongi burlándose.
—¡Este humano es mi comida! —gritó Seokjin corriendo hacia donde estaba Jimin.
Namjoon empujó a Jimin con fuerza haciendo que chocara con un florero. Al caer sobre los pedazos de cerámica sus manos comenzaron a sangrar alborotando los sentidos de los cuatro vampiros. El aroma era delicioso. Las bocas de los cuatro hermanos Jeon comenzaron a babear y sus ojos que ya eran rojos brillaron con hambruna.
—Que delicioso huele —rugió Namjoon.
—Puedo compartir contigo, hermano —masculló Seokjin sonriendo feliz porque Namjoon al fin bebería sangre directo de la vena de un humano luego de tantos años de abstinencia.
—Pido la mano derecha —dijo Hoseok.
—Yo el pie, o lo que sea —añadió Yoongi.
El humano estaba aterrorizado, él quien se consideraba de carácter fuerte y huesos duros de roer estaba a nada de mojar los pantalones. Sin embargo Jeon Jungkook aterrizó desde el barandal de la segunda planta en medio de sus cuatro hermanos y del humano.
La sonrisa desquiciada del hermano más joven y más incontrolable era amplia, mostraba sus dientes blancos y perfectos.
—Mis hermanos, este humano no se come porque es mío.
En ese momento tomó a Jimin de la muñeca arrastrándolo con muchísima velocidad por las escaleras, cruzando los pasillos de la mansión hasta llegar a su habitación, aguantándose el ardor que sentía al tocar su piel a causa del amuleto que le dio Carolina, la bruja que lo había engañado para utilizarlo como truque para salvar a su primo.
—Jungkook siempre termina robándose nuestra comida —se quejó Hoseok.
—¿Y qué? —Seokjin encorvo los hombros—. Es nuestro hermano pequeño, tenemos que ceder.
—Y por eso les digo que es un chiflado —murmuró Namjoon recobrando la compostura.
Yoongi lo codeó picándole las cosillas.
—Nam casi rompe la dieta... —se burló.
—Pero no lo hice. —Apretó los puños y todos rieron.
Hasta aquí el capítulo de hoy.
Ahora no son cinco tazas de sangre humeante, ahora son seis. Para que vean que soy bondadosa🥰
¡Tomen una y provecho!☕️☕️☕️☕️☕️☕️
Dato curioso: Carolina es el nombre de una lectora.🥰🌹
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