05
Al siguiente día, Kai recibió un mensaje de Kakao de un tal "Steve Choi" mientras se aseguraba de que no faltara ningún cliente por atender.
Steve Choi:
Hey, soy Soobin.
Miró hacia todas partes algo avergonzado, antes de llevar su puño a la boca y mordisquear uno de los nudillos, viendo el mensaje desde su barra de notificaciones. Se había olvidado por completo que Soobin tenía su kakaotalk, y el mensaje lo había tomado completamente desprevenido.
Steve Choi:
¿Yuna está por allí?
Una mueca de insatisfacción se cruzó por el rostro de Kai, al igual que una sensación tan amarga como tomar una lata de cerveza de un trago invadió su garganta y se instaló allí, ¿Soobin solo le había hablado para preguntarle por Yuna? Un sentimiento de tristeza se instaló en su cabeza, ¿por qué Soobin tenía que preguntarle cosas como esas a él y no directamente a su novia?, ya se sentía como un simple canal entre Soobin y Yuna.
Por unos instantes pensó en no responder el mensaje, pero no quería ser tan maleducado con Soobin, así menos se fijaría en él.
No estés pensando en robarle el novio a Yuna, Kai Kamal Huening.
Se golpeó mentalmente, ¿por qué querría llamar su atención? Él no debía interponerse en una relación, por mucho que le gustara Soobin no se arriesgaría en intentar enamorarlo, eso no le iba y sin duda, no funcionaría.
Hueningkai:
No, hoy no tiene turno.
Se abstuvo de preguntar el por qué, tampoco quería sonar como un metiche. Revisando el mensaje y esperando alguna respuesta, se dió cuenta de que ni si quiera había saludado al mayor, se susurró una pequeña maldición hacia si mismo.
Hueningkai:
Y hola, hyung, se me ha olvidado saludarlo, lo siento:(
¿Tal vez la carita triste fue demasiado? Kai estaba teniendo un debate mental sobre el mensaje que iba a enviar.
¡DIOS YA LO MANDÉ SOY DE LO PEOR!
Cerró los ojos con frustración y se pasó una mano por la frente, había enviado el mensaje por error, y ya no lo podía borrar.
Steve Choi:
Eres tierno.
"Dios mio y madre santa y todos los jodidos dioses del cielo", bloqueó su celular y escondió su rostro entre sus brazos apoyados en la barra. Soobin literalmente quería darle un infarto, ¿como ese hombre tenía tanto poder sobre él como para que un simple mensaje tajante lo avergonzara?
No sabe cuanto tiempo estuvo en esa posición, creo que había cantado Las Mañanitas alrededor de 5 veces de puro aburrimiento y piedad por lo que sea que le deparara.
Sintió el motor de una motocicleta afuera, y separando un poco los brazos, se permitió ver por los ventanales por la remota idea de que fuese Soobin quien habría llegado, ¿pero por qué habría de venir si Yuna no tenía turno?
Bueno, eso Hueningkai se lo preguntaba a su única célula al ver a Soobin con una maldita músculosa blanca y un simple pantalón negro.
Se enderezó sin poder creer que veía esos brazos tonificados desde dentro del local. Se veían gruesos y totalmente irresistibles. Un pequeño tic apareció en su ojo derecho al notar que Soobin llevaba su cabello con algunos rulos hoy. El castaño aparcó la motocicleta y entró sin apuro al local, sonriendo al ver a Hueningkai como una estatua frente a la caja y apoyó su casco entre su cintura y brazo.
—Hola Kai. —volvió a sonreir al llegar a la barra, sentándose frente al rubio quien le miraba completamente ido. Kai vió esos biceps apretarse al apoyar esos brazos en la barra, y abrió la boca para saludar.
—Ahórcame.
Instantáneamente se llevó las manos a la boca al ver la sonrisa extrañada de Soobin y su ceja arqueada. E inútilmente se agachó para ocultarse detrás de la barra y tomar una respiración para tranquilizarse, golpeó sus mejillas para intentar bajar el rubor que seguramente tenía y sujetó sus rodillas al sentir sus piernas temblar. Luego de unos segundos, volvió a levantarse y encaró a un risueño Soobin con una sonrisa que intentó hacerla lo más natural posible.
—Hola, Soobin hyung. —posó sus brazos en la mesada de mármol y una mueca avergonzada se instaló en su rostro al ver al castaño reir. Sus ojos oscuros se habían achinado y sus dientes salían a relucir, tan blancos como perlas, aquellas mejillas y las pequeñas arrugitas alrededor de sus ojos mostró embelesado a Kai por un momento.
Luego, los pensamientos de Kai revolotearon nuevamente al chat, ¿qué hacía exactamente Soobin alli, si Yuna no tenía turno?
Nuevamente, la esperanza de que Soobin si pudiese fijarse en él inundó su cabeza en un dos por tres. No existía otra razón para que Soobin viniera que no fuera él, ¿cierto? El simple pensamiento de que eso fuese real, hacían querer a Kai chillar y patalear como un niñito contento.
—¿Qué haces aquí, Hyung? Yuna no trabaja hoy. —preguntó inocentemente, mordiéndose la lengua para no soltar cualquier otra burrada como la anterior.
Sacudió su cabeza internamente, de todas las cosas que podía decirle a Soobin, específicamente debía ser "ahorcame". Se sentía ridículo, patético y horriblemente pervertido por haber descubierto el fetiche de querer que Soobin colocara esos fuertes brazos en cualquier parte de él.
Vió a Soobin quedarse pensando un momento, como si no supiese exactamente la razón por la cual había venido. Y Kai definitivamente no iba a admitir que eso le dolió.
—Estaba aburrido... y ya no tenía clases y me encontraba cerca y... —Soobin no le miró, si no que se puso a jugar con el servilletero. —Eso. —Un silencio incómodo los apresó, y Kai se rascó la nuca sin saber que decir. —Y tenía sed. —agregó de pronto.
Hueningkai enarcó una ceja.
—¿Quieres que te prepare algo? —esa simple idea pareció iluminar el rostro de Soobin, quien asintió gustoso. —¿Qué quieres? —preguntó, comenzando a arremangarse las mangas.
—Sorpréndeme. —Soobin elevó ambas cejas, apoyando su mentón en su mano.
Kai sonrió, antes de impulsarse lejos de la barra y comenzar a rebuscar entre los ingredientes para hacerle un batido a Soobin.
De un pequeño refrigerador bajo la barra sacó un plátano congelado y leche de almendras, añadiendolo a la juguera con un par de pasas, paseó un poco por su lugar de trabajo para recoger la cocoa y la mantequilla de maní, añadiendo un poco a la juguera y comenzando a mezclar. Tomó uno de los vasos biodegradables y sacándo un pequeño marcador negro de su mandil, lo hizo girar entre sus dedos y abrirlo para escribir algo en el vaso. Apago la juguera y vació el contenido en el vaso, tapándolo e insertando una pajilla de cartón. Caminó hacia Soobin y le entregó el batido.
Soobin le miró curioso antes de darle un sorbo pequeño para probar. El castaño abrió los ojos con asombro y soltó un sonidito de satisfacción que logró una sonrisa engreida y orgullosa en el rostro del rubio.
—Esto está impresionante, ¿qué demonios es? —preguntó, dando otro sorbo y mirando lo que habia escrito en el vaso.
Para Binnie ♡
—Un batido de snickers vegano. —Kai apoyó sus manos en la barra, sacudiendo su cabello. —No está en el menú, así que corre por parte mía.
Soobin le miró con una sonrisa socarrona, dejó el batido en la barra y dejó caer su mano peligrosamente cerca de la de Kai, sintiendo el pequeño roce de sus dedos en su dorso.
—¿Te digo algo? —Kai le miró, expectante. —En realidad, te vine a ver a ti.
El rubio quedó desconcertado durante un par de segundos, incapaz de creerselo. Buscó algún rastro de broma en el rostro de Soobin, pero no encontró nada más que sinceridad en esos profundos ojos que se conectaban con los suyos. Y luego sintió el dedo indice del mayor acariciar suave y sutilmente el dorso de su mano.
Bueno, luego de que Soobin avisara de que iba al baño, él realmente comenzó a chillar y a patalear como un niño.
♡
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