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uno

Miraba el reloj que colgaba en la pared, esperando que los minutos pasaran rápido y salir pronto de esta sala de reuniones. La enorme mesa está llena de personas que estaban aquí- más que por el tema en sí de la reunión- para conocerme oficialmente. Sí, muchos conocen mi cara porque siempre me han tenido paseándome por la empresa para irme adaptando a lo que sería mi vida, eso incluye mis años de infancia.

Conozco cada pasillo, cada trabajador. Sabía de todo lo que se hacía o dejaba de hacer. No era para menos, después de todo, yo soy el heredero de esta empresa. Por eso estoy aquí ahora. No precisamente para anunciarles a todos estos viejos que soy el hijo del dueño y que en algunos años yo seré el presidente, más bien se trataba de algo próximo. Mi padre anda algo enfermo y había decidido retirarse este año, yo ocuparé su lugar cuando lo haga. Por ende, a partir de ahora estaré constantemente en la empresa hasta que papá determine que estoy listo para encargarme de todo yo solo.

—Bien, seguro que ya saben de lo que voy a hablar ahora. Son todos conocedores de mi situación y lamento no poder seguir en el cargo por más tiempo. Solo estaré aquí algunos meses en los que me ocuparé de terminar de preparar al próximo presidente de la empresa, mi hijo— habló mi padre, acomodándose los lentes y luego se giró a verme.

Asentí con la cabeza ante su señal y me puse de pie arreglando mi corbata con una mano. No estaba nervioso, ni la prenda se encontraba fuera de su lugar, solo quería lucir elegante ante toda esta gente que me seguirá desde cerca y de los cuales, en este instante, acabo de convertirme en el foco de atención por tiempo ilimitado.

—Buenas tardes. Soy el hijo del presidente Min y heredero de MinFuture Co., Min Yoongi— me presenté haciendo luego una reverencia— Desde hoy comenzaremos a convivir estrechamente y agradeceré cualquier ayuda que me aporte conocimiento en estos meses que mi padre seguirá aquí hasta que esté convencido de mi preparación para el cargo. Muchas gracias.

Los fanfarrones estos aplaudieron cuando me senté y mi madre tenía una media sonrisa, orgullosa. Porque sí, ella también estaba aquí y no por ser la esposa del actual presidente y madre del futuro, sino porque es la vicepresidenta de la empresa.

—Bueno, creo que él ya lo ha dicho todo. Estará aquí conmigo viendo al detalle cómo deberá trabajar y cuando entienda que está listo ocupará mi cargo. Espero que no exista ningún inconveniente con eso— dijo y todos los presentes negaron con la cabeza, yo sonreí de lado. Que se atrevan a decir lo contrario— Bien. Con eso damos por concluída la reunión.

Todos comenzaron a abandonar sus asientos y uno por uno fueron saliendo de la sala de reuniones. Solo quedábamos mis padres, el secretario Jung y yo.

—Es gratificante ver que te estás convirtiendo en todo un hombre, hijo— dice mamá.

—Por hoy no hay nada más que te pueda servir. Puedes tomarte el resto del día libre. Mañana comienzas en serio, ¿de acuerdo?

—Sí, padre— respondo con cierta monotonía, no sé cuántas veces he dicho eso en los últimos meses y en general en toda mi vida.

—Cualquier ayuda que necesites o si tienes alguna duda, puedes consultar con el secretario Jung. Así vas entrando en confianza con él, después de todo, él será como tu sombra cuando seas el presidente— dijo, señalándolo detrás de él— Acompáñalo hasta afuera y dile al chofer que lo lleve a casa.

—Sí, presidente Min— responde el secretario Jung, haciendo una reverencia, yo rodé los ojos y me puse de pie.

—Nos vemos más tarde. Padre, madre, con su permiso— hablé para dirigirme a la puerta con Jung siguiéndome.

Cuando estuvimos aflojé un poco mi corbata, de repente sentí que me ahogaba, solo quiero llegar a casa. Sin los ojos de mis padres encima nuestro lo miré y reí, sí, tuve que reír.

—¿Entrar en confianza? Dime cómo hiciste para no reírte de eso, ahjushi— le dije y él me sonrió de vuelta.

Yo no necesitaba entrar en confianza con él. El señor Jung ha estado conmigo desde niño, me vio nacer, crecer y convertirme en lo que soy hoy. También tiene algo que ver con el tipo de persona que he terminado por ser, se puede decir que es uno de mis criadores. Además de que su hijo es uno de mis más grandes amigos.

—Vamos, su chofer debe estar esperándolo.

En el camino al primer piso y la salida del edificio todos se quedaban mirándome. Disfrutaré tanto si debo despedir a algún viejo de estos. Efectivamente el chofer ya me esperaba listo para llevarme a casa.

—Lo veo mañana, joven amo.

—Hasta mañana, ahjushi.

En el silencioso camino de regreso a casa decidí revisar mi celular. Tenía algunos mensajes de mi hermano menor que no dudé en leer al instante.

Mocoso Kook:
Listo para tu reunión?
12: 45

Suerte, hyung. No te quedes dormido. Debe ser aburrido.
12: 47

Bueno, en sí, tú eres un aburrido.
12: 47

Es broma! Puedes avisarme cuando termines?
12: 49

Negué con la cabeza leyendo sus textos y tecleé una respuesta. Ya saben, para que luego no diga que lo dejo en visto... aunque puede que a veces lo haga.

Yo:
Ya terminó
14: 57

Mocoso Kook:
Cómo te fue?
14: 58

Abrí mis ojos a más no poder al ver la rapidez con la que me había respondido. ¿Acaso estaba pagado al móvil esperando que le escribiera?

Yo:
Bien, supongo
15: 00

Mocoso Kook:
Qué clase de respuesta barata es esa?😑
15: 01

Yo:
¡Me fue de maravilla! Ha sido tan divertido ver las caras largas de esos viejos o la sonrisa fanfarrona de mamá. Una experiencia inolvidable, de verdad. ¡Amaré volver a otra reunión!
15: 04

Así?
15: 05

Mocoso Kook:
;–;
15: 05

Te sentiste cómodo? Ya sabes, alguna mirada del señor Min o algún comentario de mamá?
15: 06

Yo:
No, JungKook. Todo ha sido normal. Además, ya sabes que me daría igual sus miradas o comentarios.
15: 07

Mocoso Kook:
Me encantaría ser como tú.
15: 07

Suspiré al leer su mensaje mientras sentía una pequeña opresión en el corazón. Porque sí, en casa quien único lograba oprimirme el pecho era mi hermano. Me daba rabia a veces que él se preocupara por cómo me iba en la empresa pese al trato que recibe. JungKook no es muy visto en casa, prefiere estar en su habitación y no lo juzgo, cuando está afuera no falta algún comentario de nuestra madre hacia él y no precisamente agradable, papá no se mete mucho en eso, ni siquiera para ayudar, cuando no le queda de otra que hablar siempre le da la razón a ella y sé que eso a mi hermano le duele, hasta a mí me duele. La verdad es que a mi padre le da igual la existencia de JungKook, debido a que no es su hijo. Por eso siempre está fuera de casa cuando no está en la escuela o encerrado en su cuarto. Las cenas eran todo un infierno, no estábamos siempre en silencio, pero mamá y papá lo ignoraban por completo y él ha aprendido a no decir ni pío para no captar la atención. Llegaba, comía y se iba. Hablo en pasado porque eso ya no sucede, JungKook ni siquiera come junto a nosotros, siempre baja después, cuando mis padres se han dormido- que lo hacen temprano- y si no lo hace es porque yo le llevo la cena al cuarto, la mayoría de veces ceno con él. Eso cuando está en casa, sale mucho. Yo sé bien en lo que anda y estoy dispuesto a ayudarle.

Yo:
Has practicado hoy?
15: 10

Mocoso Kook
Como todos los días. ¿Qué piensas de mí?
15: 11

Yo:
Que te encanta irte de parranda
15: 11

Mocoso Kook:
Bueno sí. Pero hoy estuve haciendo cosas importantes
15: 12

No me digas.

Ya sospechaba que mi hermano anduvo haciendo algo hoy. ¿Qué cosa? Aún no sé, pero ya lo descubriré cuando llegue, él no me oculta nada por mucho tiempo. Esperaba que fuera algo bueno. De hecho, muy bueno. Algo que pudiera levantar el ánimo en un punto que ni siquiera las palabras más afiladas de nuestra madre logren bajarlo.

Yo:
Estoy por llegar a casa, así me cuentas bien qué fue lo que estuviste haciendo.
15: 14

Mocoso Kook:
Está bien. Te espero, hyung.
15: 14

Guardé el celular nuevamente en el bolsillo de mi pantalón, justo cuando el auto se detuvo frente al semáforo. Giré mi vista hacia la calle y me di cuenta de que estábamos frente a una tienda de discos. Creo que JungKook me habló de este lugar, parece ser que viene bastante aquí a comprar. Es un lugar, a la vista, muy acogedor. Tiene enormes ventanales de cristal que permiten ver el interior del local casi por completo. Observé cuando la puerta se abrió y de la tienda salió una chica. El viento de la tarde hizo efecto instantáneamente en su largo y rizado pelo negro, batiéndose en una danza armónica que ella ni se molestó en detener, a excepción de unos mechones de su cerquillo que apartaba con sus dedos. La chica era pequeña, hasta parecía una niña, su rostro aniñado de ojos grandes me dejó aquella imprensión. Acomodó uno de los tirantes de su saya blanca- que pasaba por su hombro- y luego guardó sus manos en los bolsillos de esta. Miraba de un lado a otro, rescostada al marco de la puerta mientras suspiraba, haciendo que sus hombros subieran y cayeran en el gesto. Una pareja llegó y ella los saludó con una reverencia y muy sonriente los hizo pasar, entrando detrás de ellos.

En fin, una chica común y corriente que trabaja en la tienda de discos.

No mucho después llegamos a casa. El saber que mis padres no estaban en todo el lugar me dejaba aliviado, así que me dejé caer en el enorme sofá del salón principal, con todo y mis zapatos. Cerré los ojos, cansado. Pero la tranquilidad no duró, cuando escuché una voz cantarina y despreocupada que se venía acercando.

—We don't talk anymore. We don't talk anymore. We don't talk anymooooore— sonreí al escuchar como se salía de la canción con cierto tono de sorpresa y susto— Mierda, hyung, me asustaste.

—Bú— me incorporo, sentándome correctamente.

JungKook se sentó a mi lado, quitando sus audífonos. Lo notaba sonriente y creía poder imaginar porqué.

—¿Todo bien?— preguntó, pero sé que lo hace por compromiso y así pasar rápido al asunto del que me quiere hablar.

—Saltemos eso. ¿Y esa alegría en tu cara?

Se recostó contra el brazo del sofá y subió sus pies, poniéndolos encima de mis muslos. Sabía que me jodía que hiciera eso, no por nada personal, pero existe cierta diferencia entre mis piernas y las de mi hermano. Vamos, que me pesan mucho.

—Como te dije, hoy hice cosas importantes— suelta sin borrar su sonrisa.

—Ajam...— digo, para que prosiga.

—¿No me preguntarás que estuve haciendo?— preguntó y yo rodé los ojos. Este niño.

—¿Qué estuviste haciendo, JungKook?

—Hoy yo... ¡Hice una audición!

Abrí los ojos enormemente cuando dijo aquello. Bien, pensé que andaría ensayando con sus amigos y tenían algo que enserñarme, algo que hubiesen preparado, él siempre se emociona así en esos casos. Pero no, él audicionó. Realmente lo hizo. Mi mocoso siguió mi consejo y buscó alguna agencia en la que audicionar. Llevábamos tiempo tocando ese tema y ahora se me hace irreal. Mierda, creo que yo me he emocionado incluso más que él.

—Hasta que al fin— sonreí— ¿Para qué agencia?

—SM Entertaiment.

—Wow. Audición en grande.

—No le digas a mamá ni al señor Min— me señaló.

—¿En serio es necesario que me digas eso?

Ahí erradicaba la problemática principal de nuestra familia. Yo soy el orgullo de mis padres, el hijo mayor que heredará la empresa y seguirá con el ritmo habitual y aburrido. La verdad, no es en lo que quisiera pasarme el resto de mis días, pero mi hermano tiene un sueño desde pequeño y con mis padres en su contra, necesitará alguien que lo respalde, alguien con poder. Yo seré el CEO, así que ese alguien soy yo. De esa forma es como lancé mi propia ambición por la borda, pero estaba bien, la cumpliría a través de él y eso para mí es más que suficiente.

—Lo sé, hyung. Ahora vuelvo— dijo levantándose— Que para sumar más alegrías a mi vida, mi querida JS ha lanzado un nuevo álbum y voy ahora mismo a comprarlo— habló con entusiasmo y yo negué con la cabeza.

—¿Eso significa que terminaré aprendiéndome otro álbum entero de esa chica porque tú estarás repitiéndolas hasta el cansancio?

¿Para qué pregunto?

—Algo así— se encogió de hombros— Regreso en diez minutos y practicamos un poco, ¿te parece?

—Está bien. Trata de apurarte.

No estoy seguro de si me oyó, porque se iba con sus audífonos nuevamente colocados. Lo más probable es que no lo haya oído.

Subí a mi habitación para deshacerme de este incómodo traje. Bueno, será mejor que me acostumbre a usar uno de estos todos los días desde ya. Decidí tomar un baño pensando en cosas sin importancia, de verdad, cosas sin importancia. Si me pongo a pensar en cosas serias en la ducha probablemente me caiga. Además, el tiempo de ducharse se debe disfrutar. Es así como, mientras me enjabono, termino pensando en un par de gatitos que vi desde el auto.

¿Patético? Quizás, pero los gatos eran adorables, no lo negaré.

Para cuando salí mi hermano ya había regresado con el bendito álbum. De hecho, el descarado entró en mi habutación y se echó en mi cama en lo que yo secaba mi cabello con una toalla.

—Esa chica que trabaja en la tienda es lo máximo. Es agradable ser atendido con tanta dulzura.

—Probablemente esté fingiendo— dije soltando la toalla y tomando el álbum en mis manos— Oh, genial, algo me dice que estarás escuchando las mismas siete canciones.

—Me conoces tan bien.

—¿Cuándo te dirán el resultado de la audición?— pregunté devolviéndole el álbum y echándome a su lado, ambos estábamos con las manos por debajo de nuestras cabezas, mirando el techo.

—Dijeron que me llamarían. Fui con Yugyeom, BamBam y Jaehyun, ellos audicionaron también. Esperamos que en algunos días hagan la bendita llamada.

—¿Cómo te sentiste?

—En extremo nervioso, no fue para nada lo mejor que pude haber hecho. Creo incluso que mi voz tembló un poco.

—Pero te veías alegre cuando me hablaste de eso— lo miré.

—Porque lo estoy, con los errores que haya cometido. Hyung, hoy finalmente audicioné— dijo girando la vista hacia mí— Y no fue tan malo. Sí, estaba nervioso, pero ya probé. Finalmente he cantado frente a otras personas, además de tí y mis amigos, ¿entiendes? Hice eso y... me gustó— volvió su vista al techo—Sería bueno si mamá pudiera celebrar eso conmigo.

—En ese caso lo haré yo. Lo celebraré yo. De hecho, lo haré el doble— digo sin apartar los ojos de él.

—Pero... ¿qué hay de tí, hyung?— preguntó volviendo su mirada nuevamente a mí.

—En unos meses seré el CEO de la empresa.

—Sabes que no me refiero a eso— dijo y se sentó, mirándome— Tu sueño, hyung. Has compuesto pequeñas letras para que yo practique. Tocas el piano y me ayudas con eso, con ejercicios vocales. No me enseñas baile porque tienes dos pies izquierdos— bromeó riendo, yo me senté, dándole un pequeño puñetazo en el brazo que sé que no lo sintió— Sé que te gusta la música. También sé que en el fondo odias la idea de estar en la oficina del presidente el resto de tu vida. ¿Por qué lo haces entonces? ¿Por qué renuncias pero sin embargo me dices siempre que luche?

Sospechaba que mi hermano sabía de eso, que en realidad no quiero convertirme en el presidente, que si fuera por mí andaría creando ritmos y escribiendo letras. Lo que él no sabía era que dejé todo eso de lado por dedicarme a ayudarlo. Lo supe desde aquel día, cuando yo tenía catorce y él nueve. Me dijo que sería un cantante y ya lo presentía yo, que lo veía cantar en todos los rincones, tararear canciones que no existían y escuchar música cuando mis padres le recordaban la deshonra que era. Supe que ya no me llenaría lanzarme por ese sueño, porque yo podría soportar que me gritaran, que me dejaran sin herencia o incluso que me echaran de casa. Pero si eso me sucedía a mí, el mayor, ¿qué pasaría con mi hermano?

—JungKook— lo miré seriamente— no estoy descontento por lo que me ha tocado. Afrontaré el camino que debe tomar mi vida sin oposición. A este mundo de la música no nos podemos dar el gusto de entrar los dos. Si yo entro nos quedaríamos sin sustento. Pero si sigo en lo mío puedo ayudarte a tí, como he estado haciendo hasta ahora e incluso más. Piénsalo bien, no me estoy alejando de la música, me estoy acercando a ella a través de tí. Así que... gracias por ello— le dije y noté que sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas— Oye mocoso, no. No se te ocurra llorar por...

Antes de poder acabar, se inclinó hacia mí, encogiéndose. Rodeó mi cuerpo con sus brazos y pegó la cabeza en mi pecho, como hacía cuando era niño.

—Gracias, hyung.

—Podías decirme eso desde la lejanía.

—En serio gracias. Prometo que llegaré alto y cada gran paso que de será dedicado a tí. No te defraudaré, hyung. Estarás orgulloso de mí.

Suspiré ante sus palabras. Posé una mano en su espalda y di palmaditas en esta. Él en serio no merece ser tratado de la manera que lo tratan mis padres, ni vivir como vive en esta casa.

—Ya lo estoy, JungKook, ya lo estoy.

♠️♠️♠️

Creo que no me sería tan agotador estar aquí el resto de mi vida. Tengo una oficina para mí solo. Me paso el día revisando documentos, planos, esquemas, además de velar por asuntos de las construcciones, trabajadores, clientes. Todo sentado frente al ordenador o con papeles en mano. Llevo como una semana en esto, bueno, una semana yo solo. Papá es bastante meticuloso con su trabajo, así que todo está relativamente bajo control. Solo había un asunto, que no nos costaría mucho, si tan solo mi padre quisiera elevar su voz por encima del señor Lee, el economista de la empresa.

—Están pidiendo un aumento de salario y considero que es justo que se lo demos— hablé frente a mi padre, quien estaba sentado en su silla, yo estaba sentado al frente y el señor Lee se encontraba a mi lado.

—Ellos cobran lo mismo que siempre han hecho. Solo quieren un poco de atención. Son solo albañiles.

—Solo albañiles, que están trabajando en una de nuestras construcciones y de los cuales nunca hemos tenido quejas de parte de los clientes y han hablado espectacular de ellos— ataqué.

—Presidente Min— le habló a mi padre, ignorándome— su hijo aún no entiende ciertos asuntos, estas cosas suelen suceder mucho. Le queda demasiado por aprender, usted sabe que no debemos preocuparnos demasiado por este problemilla.

—Señor Lee, ellos están pensando en rebelarse con huelgas. Es cierto que llevan años recibiendo el mismo sueldo, pero su trabajo se ha intensificado y no es lo que deberían cobrar. Se hartaron de eso y honestamente los comprendo, de hecho, pienso que tardaron mucho en hacerlo. ¿Qué piensa hacer si ellos deciden rebelarse?

—Pues tendrá que despedirlos a todos y buscar nuevos albañiles— dijo mirándome esta vez.

—No— intervino mi padre— No creo que esa sea una buena opción. Si los despedimos igual tendremos que darles un pago a todos además de buscar más personal.

—Debemos aumentarles el sueldo. Eso, o buscar más trabajadores para reducirles los turnos hasta que el cobro sea acorde su trabajo. Pero ahora están trabajando más para lo que reciben de salario.

—¿Qué piensa hacer, presidente Min?

Ambos miramos a papá esperando por su respuesta. Me anoté mentalmente que podría buscar otro economista y cuando llegue a ser el CEO despedir al señor Lee. Espero que mi padre no se deje llevar por sus palabras, este era un asunto que se solucionaba sencillo y sin problemas, pero si se dejaba pasar se convertiría en algo más grande.

—Aumentemos su salario— declaró. Amé ver la cara del señor Lee, evité reírme— Confío en tu palabra, Min Yoongi.

—Presidente Min...

—Está decidido, señor Lee. Aumente su salario a lo que ellos piden— lo miró serio y él suspiró bajando un poco su cabeza.

—Sí... Presidente Min.

♠️♠️♠️

Estaba de camino a casa luego de que mi día de trabajo hubiese concluído. Le pedí al chofer que detuviera el auto a mitad del recorrido. Obedeció sin discutir y me miró extrañado.

—¿Sucedió algo?

—No. No se preocupe. Debo atender un asunto. Regresaré por mi cuenta, tenga un buen día.

—Gracias. Usted igual.

Arrancó nuevamente y se perdió en la calle. Yo me encontraba frente a mi universidad, no venía desde que empecé a ir a diario a la empresa y seguí los estudios en línea. Mis dos mejores amigos aún estudian aquí, en cursos diferentes y carreras diferentes. Hoy milagrosamente sus horarios coincidieron, así que me detuve a esperarlos en la salida. Después de unos minutos comencé a notar que los estudiantes empezaban a salir, así que decidí buscarlos entre la multitud. Los noté a lo lejos acercarse a la salida. El menor de ellos- en edad- venía con un brazo envolviendo los hombros del otro, mientras lo pinchaba con un dedo en las costillas. Mientras, él traía cara de irritación y trataba de zafarse. Este fue el primero en notarme, vi que sus labios formaron una "o" y luego me llamó gritando.

—¡Yoongi-ah!

Levanté mi brazo para que me vieran y supieran que era yo. Su acompañante fijó los ojos en mí y- soltando al otro- comenzó a acercarse a mí.

—¡Hyung!— dijo estando cerca.

—Jin hyung, Namjoon, ¿cómo han estado?

Choqué mis puños con ellos riendo. Diablos, ¿hacía cuánto no los veía? Hará casi un mes, creo, desde que dejé de asistir a la universidad. De hecho, yo lo tengo todo planeado. Namjoon estudia administración de empresa, cuando se gradúe le daré algún cargo y con el tiempo terminaría haciéndolo mi vicepresidente. Lo mismo haría con Seokjin, solo que él estudia derecho, así que lo emplearía como abogado de la empresa.

Tengo todo perfectamente planificado.

—Mal. Yo he estado mal. Namjoon es insoportable cuando se lo propone.

—Ajam... pero admite que estás colado por Ye Hee.

Abrí mis ojos enormemente mientras veía a Seokjin con una clara expresión de sorpresa. Es que no es para menos. Digo, ¡Seokjin y Ye Hee se detestan! ¡¿Qué tanto me perdí en menos de un mes?!

—¡¿Ye Hee noona?!— exclamé y Seokjin enrojeció, aniquilándome con la mirada y haciéndome un gesto para mandarme a callar.

—Shhh, baja la voz Min Yoongi— ordenó mirando a los lados.

—¿Eso es siquiera posible?— yo seguía sin salir de mi trance.

Ellos nunca congeniaron bien, siempre hubo algún asunto por el que discutían. Como aquella vez que en plena cafetería ella inició una riña con él, hasta que hyung explotó y gritó: "¡Oye! ¡Diva creyente mal hecha! ¡Deja el glamour falso y no digas tantas ridiculeces!" La cara de Ye Hee noona fue épica. Nadie supo de qué discutían ese día, pero el grito de Seokjin fue claro. Desde entonces el apodo de "la ridícula" se instaló en ella, cortesía Seokjin, claro.

—No me gusta, eso es algo estúpido.

—Oh, vamos hyung. Dile a Yoongi hyung la verdad.

—No, no, no. Aquí no. Hablaremos mucho de esto, pero...— dije alargando la palabra— en nuestro restaurante.

—Dirás, el restaurante de mi hermano, Yoongi.

—¿Vamos? Hace mucho no salgo a relajarme un poco— insisto.

—Me parece bien. No tengo nada que hacer.

—Namjoon, tú nunca tienes algo que hacer. Por cierto, Yoongi, bonito traje, ¿eh?— dijo y ambos rieron, yo rodé los ojos.

Bueno, al final me uní a su risa mientras caminábamos calle abajo. El restaurante del hermano de Seokjin quedaba a unas pocas cuadras de la universidad. Solíamos pasar por aquí cuando acabábamos las clases, o al menos yo solía, porque ellos de seguro siguen haciéndolo. Llegamos y allí nos recibían con los brazos abiertos, a pesar de que su hermano no estaba. Todos aquí conocen a Seokjin, obviamente, por ende también a nosotros, somos como clientes VIP, nuestro consumo queda por cuenta de la casa. Fuimos directamente a nuestra habitual mesa para ponernos a conversar mientras éramos atendidos. Namjoon se dedicó a contarme cómo Seokjin salió molesto de la cafetería luego de que un chico hubiese invitado a salir a Ye Hee. Lo grandioso fue que ella lo rechazó y salió de allí, luego los vieron discutiendo a gritos, pero nadie supo de qué tema. Como esa, pequeñas cosas más que daban a entender que sus peleas habían parado en otra parte.

—Están malinterpretando todo.

—¿Por qué más te molestaría que ella saliera con alguien más?— cuestiono yo.

—¡Que no me molesté!

En fin. Seokjin no dio su brazo a torcer. Pero Namjoon y yo, con miradas, decidimos ponerlo a prueba, metiéndonos con Ye Hee y, de una manera algo rara, se notaba que la defendía.

Le gusta hasta la médula. No hay duda.

—¿Qué es de tu hermano, Yoongi?— preguntó, tratando de desviar la atención de su tema.

—Ya saben. El fantasma de la casa. Pero hace unos días audicionó para SM.

—¡¿En serio?! ¡Whao! ¡Es genial!— exclamó Namjoon.

—Lo es. Se notaba feliz a pesar de no estar del todo satisfecho.

Nuestra conversación cayó de lleno en JungKook y mi posición como su hermano. Ellos adoran a mi mocoso y lo consideran muy talentoso. Ambos, sin necesidad de que yo les dijera, supieron del sacrificio que hacía para que él consiguiera lo que desea y me alaban por eso. Como mismo me dan su hombro cuando siento que ya no puedo más con las exigencias en casa y en la empresa.

Conversamos un rato más hasta que decidí que debía volver a casa. No estaba tan lejos así que podía ir caminando. Me despedí de los chicos, ellos iban en dirección opuesta. Ya estaba ansiado volver a encontrarnos.

Iba llegando a la esquina de la tienda de discos a la que, al parecer, mi hermano viene mucho. Me detuve al ver que la puerta se abría con impulso y salía un chico corriendo con un disco en mano. Detrás salía una chica, de hecho, la misma chica que había visto aquel día que pasaba en el auto.

—¡Alto ladrón!

Entendí al instante que el chico le estaba robando. No corrí tras él, en lugar de eso, saqué mi celular y abrí la cámara justo en el momento que el muchacho subía a una moto. Tomé algunas fotos de la placa de este y luego guardé nuevamente el móvil. La chica se quedó mirando el vehículo perderse en el calle. Me acerqué finalmente a ella, quizás el chico la empujó o algo.

—¿Se encuentra bien?

Se giró hacia mí mirándome algo asustada. Sus enormes ojos brillantes me observaron por unos segundos, desconfiada. Es tan pequeña que juraría que iba a la secundaria. Como no se decidía a responder volví a preguntar con mi tono neutro.

—¿Se encuentra bien? ¿Aquel tipo la agredió o algo?— alargué la pregunta y finalmente reaccionó.

—N-no. No me hizo nada. Tomó un disco y corrió sin pagar.

Definitivamente no es de secundaria. Las chicas de secundaria suelen tener una voz chillona insoportable. Ella tenía un tono maduro y tranquilo. Bajó la mirada, como si verme a los ojos le costara un poco. Debe ser el traje que impone superioridad y respeto.

—Tomé fotos de la moto. Puedo acompañarla a la estación de policía.

Me miró nuevamente, sorprendida. Comenzó a balbucear cosas, hasta que logró decir una frase coherente.

—No puedo dejar la tienda sola.

—¿Cuánto falta para cerrar?— pregunto y volvió a mirarme con la misma sorpresa.

¿Qué? ¿Todo lo que digo es sorprenderte?

—M-Media hora.

Media hora. No es mucho. Soy alérgico a los vagos que quieren conseguir las cosas sin esfuerzo propio. Ejemplo: los ladrones. Así que por esta vez podía hacer el sacrificio. Además, esta chica parece tener en su mente la reprimenda que le daría su jefe, como si el robo fuese su culpa.

—Esperaré media hora. Cuando cierre vamos a la estación.

Caramba. Juré que se le saldrían los ojos esta vez.

♠️♠️♠️

Me pasé la media hora mirando la tienda. Tienen buenos discos aquí, recientes y antiguos. Algunos difíciles de conseguir con normalidad.

Pasaron algunos clientes a los cuales la chica atendió con mucha alegría, pero de una manera distinta. Ella no te recibe- como en muchos lugares, por no decir la mayoría- con una sonrisa fingida, la sonrisa que debes darle por obligación a los clientes. Esta chica te sonríe con sinceridad, eso es algo notable. Se nota- además- porque luego de salir el cliente ella sigue sonriendo. Debe ser ella la chica de la que JungKook me comentaba el otro día.

Pero fue diferente cuando la tienda cerró y salimos. No había sonrisa resplandeciente, se veía inquieta. Creo que podría entendrela; soy un completo desconocido, soy hombre, soy joven, vengo en traje. Podría ser un mafioso que compra jovencitas lindas y puras como ella. Esto lo digo desde su perspectiva. El camino hacia la estación de policía fue en extremo silencioso. Para mí no había problema, pero estoy segura que la chica anda en un debate mental por andar sola conmigo. Llegamos y un oficial nos condujo al interior del lugar. Nos sentamos en una de las mesas, con un detective en frente.

—Buenas tardes— nos sonríe, nosotros respondemos— ¿Quién de ustedes hará la denuncia?

Miré a la chica, dándome cuenta de que ella me observó por el rabillo del ojo antes de suspirar. Fijó su vista en el detective y comenzó a hablar.

—Yo la haré.

—Bien. Por favor, ¿podría decirme su nombre?— pidió amablemente mirando su computador. 

—Yoon HaeNa.

Yoon HaeNa. Bonito nombre.

—Perfecto. Señorita HaeNa, ¿cuál es el motivo de su denuncia?

Ella comenzó a explicarle los detalles del robo. El chico entró a comprar, le pidió a ella buscar un disco, se agachó del otro lado buscando lo que pedía y en ese momento él tomó uno de los estantes y salió corriendo. El detective la escuchó hablar atento, preguntó algunas cosas sobre la apariencia del chico, como no estaba cubierto, fue sencillo para ella responder.

—¿Tienen alguna cámara de seguridad en la tienda?

—No señor. No tenemos cámaras.

¿Qué? ¿Cómo demonios no van a tener cámaras?

—Señor detective— comencé a hablar sacando mi celular— yo iba pasando frente a la tienda en ese momento. Logré fotografiar la placa de la moto en la que huyó el ladrón— le extendí el celular con la foto más clara que tenía, él lo tomó.

—Genial. Esto es de mucha ayuda. Junto con las cámaras de seguridad de las calles, es más que suficiente. No es un caso para nada complicado, si quieren pueden esperar aquí. Les aseguro que ese chico será traído en menos de una hora.

—Perfecto— hablé yo y ella- como se le estaba haciendo costumbre- me miró sorprendida.

Me maravilló la seguridad del detective. Pero no mintió, en cuarenta minutos traían al chico. Esta ves sí me sorprendí, era joven, demasiado. Se cara de asustado era lamentable. Lo trajeron y lo sentaron al lado de la chica, dejándola a ella en medio de nosotros.

—Veamos chico— habló el detective, en diferencia a como nos hablaba a nosotros, su tono era más severo y su expresión se endureció— ¿Es cierto que le robaste un disco a esta chica?

El muchacho bajó la vista y todos notamos como sollozó un poco. Joder, es un crío, está asustadísimo.

—S-Sí.

Al parecer el detective se ablandó un poco con él. Coño, hasta yo. Pero la expresión insignea fue la de la chica. Parecía que se echaría a llorar con el chico.

—¿Cómo te llamas, muchacho?

—N-Nam DaReum— respondió bajito.

—¿Cuántos años tienes, DaReum?

—Trece, señor.

Miré al detective asombrado, de hecho, él hizo lo mismo. Este chico aún estaba en la secundaria. Era lamentable que ya estuviera robando. El hombre suspiró.

—¿Sabes que esta tontería traerá problema? Tus padres deberán pagar una multa, también deberás devolver lo que robaste.

El chico lo miró. Sus mejillas estaban rojas y su labio inferior tembló. Sus ojos brillaban por lagrimitas. Por un momento me recordó a JungKook cuando era más pequeño y lo regañaban, siempre me compadecía de él al llorar.

—¿N-No pued-do pagar y-yo la mult-ta? Por favor. No le digan... a mis padres.

—Lo siento chico. Es mi deber, debo llamar a tus padres— dijo levantando el teléfono que había en la mesa— ¿A qué número debo llamar?

—No los llame.

Todos nos sorprendimos ante aquellas palabras. No fue él quien las dijo. Fue ella.

—Pero, señorita...

—No haré la denuncia— dijo y se giró al chico, sonriéndole— ¿De quién es el disco que tomaste?

El joven, a pesar de verse incluso más asombrado que nosotros, respondió.

—De JS— responde, yo rodé los ojos, esta chica me sale hasta la sopa— Es el último álbum que lanzó. Mis padres dijeron que me darían dinero si obtenía buena calificación en un exámen, pero reprobé. Soy muy gran fan de ella, lo siento mucho— bajó la mirada y ella removió su pelo.

—Tranquilo, puedes quedarte con él. Ese álbum va por mí.

Ahora sí estaba maravillado. Cual de los tres tenía una expresión más épica en el rostro. Ninguno de los tres sabíamos qué decir por la sorpresa que nos habíamos llevado.

—Eso sí, DaReum. Me tienes que prometer que te esforzarás en la escuela y no volverás a robar así.

—¡Lo prometo! No, ¡lo juro!

—Más te vale jovencito. Si no le diré a JaeSook.

—¿JaeSook? ¿Eun JaeSook? ¿JS, quieres decir?

—Síp. Ella es mi mejor amiga. Es como mi hermana menor— comentó sonriente y a la vez orgullosa. Fui testigo de la casi muerte de ese chico.

—¡¿De verdad?! ¡¿Es eso cierto?!

—Comprueba— la chica sacó su celular y buscó algo. Miré disimuladamente.

Madre mía, si JungKook se entera.

Pude ver una foto, una selca, de ella junto a la mismísima JS. Se la mostró al chico, quien ahogó un grito y abrió muchísimo más sus ojos.

—¡Es cierto! ¡Es JS!— exclamó, ella parecía estar encantada con la reacción del chico, su sonrisa no se borraba.

—¿Harás lo que me prometiste?

—¡Sí! ¡Definitivamente sí!

—Bueno, creo que no queda nada más de qué hablar. Aprovecha esta oportunidad muchacho, no siempre te encontrarás con un ángel como ella.

Internamente coincidí con el detective. Definitivamente, Yoon HaeNa es un ángel.

—¡Gracias! ¡Muchas gracias!

Ya resuelto todo, nos disponemos a salir de la estación. Perdí la cuenta de cuántas reverencias ha hecho este chico. En lo que él seguía así yo había llamado a mi chofer, seguramente estaba por llegar. Me había alejado de casa, creo que ellos no notaron mi llamada.

—¿Tienes cómo regresar?— preguntó ella mirando al jóven.

—Ahm... iré caminando. La moto no es mía en realidad.

—Se hace tarde. ¿Vives muy lejos?

—Un poco, pero llegaré bien. No se preocupe, noona— le sonríe.

—Yo te llevaré a tu casa— hablé por primera vez en ese rato. Ni siquiera me extrañó que él me viera sorprendido. Hoy es el día de las sorpresas.

—No es necesario, hyung.

¿Hyung? El chico agarra confianza rápido.

—No te estoy preguntando si te parece bien o no. No voy a dejar que un chiquillo regrese solo cuando puedo dejarte frente a la puerta de tú casa— le dije con tono impasible.

No sé si sería por respeto o porque lo llegué a convencer realmente, pero pareció aceptar en silencio. De igual manera, no tendría tiempo de negarme eso, porque el auto llegaba para estacionarse frente a nosotros. No pasé por alto las miradas que ellos dos se dedicaron al ver el vehículo. Abrí la puerta trasera y le hice un gesto a DaReum con la cabeza. Él lo entendió y subió, luego miré a la chica y le hice el mismo gesto.

—¿Yo? Oh, no es necesario— medio sonrió, levantando sus manos y moviéndolas como negación.

—Si no voy a permitir que un adolescente regrese solo, tampoco permitiré que lo haga una chica joven— dije. Porque Dios, realmente no puede regresar sola si está oscuro. Tiene la apariencia de chica que necesita protección.

—Ahm, en ese caso... — comenzó a acercarse al auto— Gracias— dijo un momento antes de pasar frente a mí y subir, sentándose junto a DaReum.

Cerré la puerta y me dispuse a subir al asiento del copiloto. Me giré hacia el chófer, sabiendo que esperaba alguna órden mía al ver que hice subir a dos personas más.

—Los dejaremos a ellos donde le digan primero— le dije.

—Sí, joven amo— me responde, inclinando la cabeza.

—¿Joven amo? ¿Es usted rico, hyung?

—Yah, no debes preguntar eso— le reprocha HaeNa por lo bajo.

—Si te refieres al dinero, sí— respondí, mirando hacia afuera por la ventanilla.

—¿Puedo preguntar su edad?

Miré por el espejo retrovisor a HaeNa luego de que me preguntara eso. Ella casualmente me miraba por ahí también. No sabía por qué preguntaba, pero no sería descortés, quizás solo trataba de sacar algún tema de conversación.

—Veintidós— respondo.

—Se ve muy maduro para tener su edad— me dice, aunque no es la única que piensa eso.

—No puedo permitirme ser de otra manera— respondo, sin saber si decir eso estuvo bien o mal realmente— ¿Cuál es su edad? — pregunté yo esta vez.

—Diecinueve.

—¿Aún vas al instituto? — me permito tutearla, teniendo en cuenta que soy mayor que ella por más de un año.

—No. Ya lo he terminado, estoy por cumplir mis veinte, realmente— explica.

—No nos llevamos tanto— murmuro— ¿Estudias en la universidad? — volví a preguntar, notando como ella se removió un poco en el asiento.

—N-No— responde bajito— La universidad es un privilegio para muchos, pero me gustaría mucho poder estudiar alguna carrera... algún día— dice lo último mirando hacia la calle.

Una voz interna me dijo que no siguiera tocando el tema sobre la universidad. Yo no tenía ningún problema con guardar silencio el resto del camino, la verdad, aunque estaba tentado a preguntarle sobre su amistad con JS, a causa de mi hermano. Pero preferí quedarme callado al final. Llegamos primero a casa de DaReum, él se bajó luego de darme las gracias incontables veces y otras muchas más a la chica por el buen gesto de hoy. Luego, ella le dió su dirección a mi chofer y el vehículo se puso en marcha hacia dicha ubicación.

No tardamos mucho en llegar y he de decir que su hogar me dejó sorprendido. La chica vivía en un edificio, uno horrible. Era blanco, necesitaba pintura con urgencia. Tenía bordes grises y sucios y desde aquí se veía los corredores, con las puertas de cada departamento, que daba hacia la calle. Este lugar está falta de vida, color, se ve... miserable.

¿En serio ella vive aquí?

—Muchas gracias por haberme traído— nos dijo, inclinando su cabeza. Yo solo asentí.

Bajó del auto, cerrando la puerta tras ella y comenzando a encaminarse hacia el edificio. Me sentí realmente ansioso en ese momento, tanto que estuve mordiendo mis dedos. No me hacía a la idea de que viviera en semejante sitio. Al verla, más bien parecía que vivía en una casita pequeña y pintoresca con un lindo jardín. Hasta la podía visualizar cuidando las flores y regándolas cada mañana.

Al diablo.

—¡HaeNa-ssi! — la llamé, saliendo del auto de repente.

La chica se detuvo ante mi llamado y se volteó, mirándome con curiosidad. Esperó a que llegara justo frente a ella para hablar.

—¿Pasó algo?

—No... solo— ¿qué le iba a decir? Salí del auto sin pensar en eso. Actúe por impulso, ¿desde cuándo actúo por impulso? — Antes dijiste que eras amiga de JS, ¿no? — se me ocurrió preguntar.

—Así es, ¿es fan?

—No exactamente. Mi hermano menor lo es, en verdad. Realmente la admira.

—Mhm... no suelo hacer estas cosas porque no debería, pero dado a que me ayudó tanto hoy, podría hablar con ella para conseguirle un autógrafo a su hermano— me dice, sonriente.

¿Esa sonrisa tan genuina era por hacer algo bueno para otra persona?

—¿En serio podrías hacerlo?

—Claro. Ahm, ¿puedo darle mi número? Así me envía el nombre de su hermano más tarde por mensaje de texto y cuando lo consiga puedo avisarle para que lo vaya a buscar a la tienda— me propone.

—Me parece muy bien. Me quedé sin batería luego de llamar a mi chófer, pero... — iba diciendo, mientras buscaba algo en el bolsillo de mi saco— puedes escribirme a mi número, aquí está— dije, dándole mi tarjeta de presentación de la empresa.

Ella levantó su mano para tomarla, era en serio una mano muy pequeña. Sus dedos eran algo similares a los míos, solo que en una menor escala. Leyó la tarjeta mientras asentía con su cabeza.

—Min Yoongi— murmuró.

—No nos presentamos formalmente antes— digo, extendiendo mi mano— El nombre que viste en la tarjeta— ella rio por mi pequeño chiste antes de estrechar mi mano. Su piel es suave, no sólo su apariencia era de una niña pequeña.

—Yoon HaeNa— respondió, antes de bajar su mano.

—Supongo que podemos hablar con menos formalidad ahora que nos conocemos— dije, la chica asintió.

—Bueno... te escribiré, Yoongi-ssi— dice, caminando en reversa mientras mostraba la tarjeta en alto, antes de dar media vuelta y entrar al edificio.

Me quedé de pie allí hasta que la ví desaparecer y luego regresé al auto, esta vez me senté en el asiento trasero. Miré una última vez por la ventanilla y la ví en el pasillo del tercer piso, a punto de entrar en uno de los tantos departamentos.

—Estaré esperando tu mensaje, HaeNa-ssi.

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Esta historia me gusta mucho mucho mucho. Espero que les guste a ustedes cuando empiecen a ver todo lo que viene uwu

Historia narrada por Yoongi, ¿qué les parece? Y ya presentamos a la nueva protagonista de este perfil, Yoon HaeNa :D

InfinitySymphonyW aquí tienes jeje

Nos leemos en otro capítulo

Peace & Love <3

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