「 01 」
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"Se especula que el hijo mayor de la familia Min, los chaebol del Min Group, el joven magnate Min Yoon Gi, podría estar en una relación amorosa con la modelo Park Song In y, muy posiblemente, ya hasta haya planes para una boda bastante cercana..."
Ni siquiera deja que la chica de espectáculos termine de dar la nota del día, simplemente toma el control y apaga el televisor.
¿Cómo se supone que debería de sentirse en esos momentos? Enterarse de esa gran farsa que incluso tiene fotos de momentos igual de falsos que incluye a una de las personas más importantes que tiene en su vida. La persona que cambió su vida, esa que le salvó y le ayudó cuándo más lo necesitabas. Era bastante frustrante tener que enfrentarte a noticias falsas casi todos los días, y si así estaba sufriendo Jung Kook, ni siquiera podría imaginar cómo estaría Yoon Gi.
Revisa la hora en el reloj colgado en la pared de su consultorio, enterándose que seguramente su hyung estaría ocupado por encontrarse en horas de trabajo. Él igual se encuentra trabajando, pero por el momento no tiene citas en su agenda. Termina por decidir en llamarlo. A los pocos timbres, su llamada es respondida.
—¿Sí? —Aquella voz que tanto le encantaba lo recibe, con un sonoro suspiro que denota cansancio y frustración.
—Min Yoon Gi, ¿me podrías explicar todo este escándalo que está ocurriendo respecto a una boda con Park Song In? —No quería sonar amenazante ni molesto, pero al parecer si se ha escuchado así.
—No creo que esas sean formas de hablarle ni de comportarte con tu hyung, Jeon —el mencionado suspira.
Yoon Gi tenía toda la razón. No tenía derecho a ponerse así cuando no es nada para el alfa, solo un simple amigo de hace más de veinte años.
—Perdón. Estoy algo molesto y confundido con todo esto ―se masajea con la yema de sus dedos su frente, tratando de tranquilizar todas las emociones que lo atormentan en aquel momento desastroso—. Ya estoy un poco más calmado, ¿podrías contarme?
El pálido al otro lado de la línea suspira, pues está igual o peor que el menor en esos instantes.
—¿Tú te crees todo esto? —No puede evitar preguntar, bajando la voz por si alguien lo llegase a escuchar. Estaría frito de ser así.
Todos sus empleados —a pesar de que él es el vicepresidente de la compañía— le son muy fieles a su padre. Si alguien —quien fuese— lo escuchara hablar —sobre todo— con Jung Kook, estaría seguro que le iría a informar inmediatamente a su padre y todo lo que ha planeado para esta noche se iría a la basura.
—Claro que no, hyung —responde—. Te conozco perfectamente como para darme cuenta que todo esto es falso. Por eso te he llamado, para que me des una explicación —juega un tanto con su pluma por los nervios —lo cual es algo muy común en él—, presionando el botón que saca la punta de la pluma para luego volver a presionarlo y hacerlo desaparecer, siguiendo de manera sucesiva.
—Te lo explicaré todo, pero no puedo por teléfono, mucho menos ahora. Estoy en el trabajo, ya sabes... —hay un efímero silencio—. ¿Se puede a tu hora de almuerzo?
Faltaban exactamente diecisiete minutos para que su hora destinada al almuerzo diera comienzo, claro que tenía tiempo.
—Sí, tengo una hora exacta para comer, lo sabes —responde.
—Bien, te veo en el restaurante de comida tailandesa que está a dos cuadras de tu trabajo —ahí finaliza la llamada.
Siente los minutos eternos para cuando llega el momento. Estaciona su automóvil en el aparcamiento de afuera, y al entrar en el restaurante se sorprende al ver la cabellera negra de Yoon Gi en el fondo del lugar. Había llegado antes, eso era algo sorprendente viniendo del alfa, pues siempre solía llegar tarde a lo que fuese; no era precisamente el más puntual de todas las personas a las que conocía, a menos que fuese una situación importante o crítica. Se sienta en la mesa donde se encuentra su mejor amigo y este simplemente lo mira.
—Hola, hyung —saluda el omega, acomodándose en su lugar—. Perdón si es que has esperado mucho tiempo —comenta cuando ve que hay un vaso de agua con poco contenido al lado del mayor.
—Descuida, quise llegar antes para apartar una buena mesa. Usualmente el lugar siempre está lleno —se excusa.
Proceden a tomar su orden. Luego de eso, Jung Kook habla:
—Bien —suspira—, quiero que me des una explicación; con todos los detalles —decide agregar lo último, pues usualmente el alfa frente a él, cuando solía explicarle cosas, omitía los detalles más importantes; cosa que al omega le irritaba en sobremanera.
—De acuerdo —comienza—. Ya conoces a Park Song In —Jung Kook no puede evitar soltar una leve carcajada de burla y rueda ligeramente los ojos.
—¿Cómo olvidarla? Era la omega que en el instituto te acosaba cuando sus celos se aproximaban para que te acostaras con ella y la marcaras, y por lo visto ahora se le cumplirá después de mucho tiempo de insistir —toma agua, pues de tan solo recordar todos los momentos que tuvo que sufrir por esa odiosa Song In en la escuela, podía sentir como la bilis subía por su garganta.
—No fue mi elección —gruñe—. Nada de lo que hago últimamente es por elección mía —controla su enojo—. Mi padre, igual lo conoces.
—Sí, siempre me dió miedo esa aura controladora y fría que tiene.
—Él es el hombre que ahora mismo controla toda mi vida, incluso más que antes —mira al chico directo a los ojos—. Tú sabes perfectamente que yo quería estudiar Mecatrónica, no Administración de Empresas. Igual sabes que usualmente las omegas no me atraen, siento más atracción hacia las betas por ser un poco más calmados; lo digo sin ofender, ¿lo sabes? —Asiente como respuesta. Él sabía perfectamente que las betas llamaban más su atención, y le dolía como el infierno—. También sabes que detesto a Park Song In desde que empezó a acosarme como si su vida dependiera de ello y... ahora no puedo quitarmela de encima después de que papá le diera luz verde —hace un pequeño mohín—. Mi padre se ha encargado de arruinar mi vida cada vez más y no veo salida ante ello —se despeina el cabello en señal de frustración—. ¿Qué es lo que tengo que hacer, Jung Kookie?
No sabía qué responderle. Nunca había estado en una situación igual o similar. Su madre y su padrastro siempre lo apoyaron en todas sus decisiones; hasta la fecha lo siguen haciendo. Se sentía muy mal por su hyung, aún más porque Yoon Gi siempre le había contado los problemas que tenía con su padre esperando alguno de sus "sabios" consejos que siempre tomaba en cuenta.
—Deberías hablar con él y tratar de arreglar las cosas como buenos alfas...
—Ya intenté hablar con él, pero jamás me escucha —bufa—. Nunca lo hará, créeme. Así es él. Nunca me escuchó cuando me negué a entrar como vicepresidente de su empresa aún cuando me correspondía por ser el heredero; tampoco cuando le dije que quería irme a vivir con mi madre... es un asunto perdido.
Logra notar el deje de tristeza que detona la voz de Yoon Gi. El tema de sus padres siempre fue algo complicado y delicado para él, puesto que se siente culpable por su separación.
Para ponerlo en contexto: el papá y la mamá de Yoon Gi se conocieron muy jóvenes, y por cosas de la vida se enamoraron; más que nada, porque estaban destinados. En algún punto de su relación, la omega fue marcada, y poco tiempo después quedó en cinta. Al parecer, a su padre no le pareció aquello, y terminó con ella —e incluso, cuando se le dió la noticia, ya comenzaba a tener una nueva pareja—, y no quería a aquel bebé, pero —al ser su primer hijo— era el heredero de todo lo que su madre le había heredado, por lo cual no iba a permitir que su ex-pareja se quedara con el cachorro. Hizo mil cosas para quitárselo, hasta que por fin lo logró, mintiendoles a toda la prensa diciendo que Yoon Gi era hijo de su actual esposa.
Sin embargo —y a pesar que el odioso padre de su amigo trató de lavarle el cerebro diciéndole cientos de mentiras—, Yoon tenía una muy buena relación con su mamá —la cual, después de todo el escándalo y quedar mal con su lobo por el desamor tan repentino que sufrió, sumándole los problemas con su ex-pareja y el horrible dolor que le dió por su marca comenzando a pudrirse, decidió dejar Seúl e irse a su ciudad natal para despejar su mente y recuperarse—, pues tenía entendido que era una maravillosa persona de alegre y puro corazón, a pesar de no tener el gusto de conocerla.
Iba a visitarla cada que podía a Daegu desde que era un pequeño cachorro —puesto que cuando, para desgracia de su padre, no aceptaba a su madrastra; cada vez que lo cargaba o estaba cerca lloraba terriblemente; y no se podía decir menos de su padre. El bebé quería sentir el olor tan dulce y relajante que poseía su mamá biológica, ya que había pasado casi dos meses y medio con ella hasta que lo apartaron de su lado y, en ese lapso como todo cachorro, logró acostumbrarse a su cálido aroma antes de que este desapareciera por completo—, aunque para él era demasiado molesto tener que hacerlo a escondidas para que nadie se enterara de la existencia de su verdadera madre, ya que eso haría quedar mal a toda su familia paterna cuando el mundo se enterase que antes de su esposa tuvo otra pareja y hasta tuvo un hijo —el cual sería el heredero de todo lo que posee, lo que solo aumentaría los problemas— con ésta.
En pocas palabras: Yoon Gi ni siquiera salía del útero cuando su padre ya había planificado su vida entera.
—Mi vida es una mierda en este momento.
—No digas eso, Ginnie...
—Sólo digo lo que es verdad e innegable para cualquiera que conozca los problemas que tengo —para tratar de calmarlo, Jung Kook estira sus manos y toma una del alfa, la cual se encuentra sobre la mesa formada en un fuerte puño; tan fuerte que incluso los nudillos los tenía completamente blancos.
—Debes tratar de verle el lado bueno a las cosas —comienza—. Si no fuese por tu padre, nunca te hubieras metido al mismo instituto que yo, tampoco nos hubiéramos conocido, y por consecuente no estaríamos aquí ahora juntos después de muchos años de amistad. ¿Acaso no te alegra eso? —Le sonríe de lado, ocultando su nerviosismo y el temblor en su hablar, esperando ansioso su respuesta.
Yoon Gi mira el agarre suave y cariñoso que Jung Kook tiene en su mano. Con tan solo eso ha logrado tranquilizar su tan arruinado corazón, aún más cuando la yema de sus pulgares comienza a dar dulces caricias en su muñeca.
Termina sonriendo de lado, y coloca su otra mano encima del agarre del omega, sin importarle estar en un lugar público, donde todos —hasta la estúpida prensa— los pueden mirar sin ningún inconveniente. Conecta sus miradas, sin darse cuenta de las fuertes cosquillas en el estómago de Jung Kook ni de la corriente eléctrica que sintió ante el toque del alfa. El lobo del menor comienza a ponerse inquieto, y agradece tener sus lentes de contacto en esos momentos.
—Claro que sí. Estoy muy feliz de haberte conocido, JK —el corazón del antes mencionado comenzaba a salirse de control. Podía sentir como su lobo comenzaba a saltar como loco de felicidad—. ¿Quién dice que los alfas sólo deben tener amistades con alfas o betas y no con omegas? —Suelta las manos del menor y pellizca ligera y cariñosamente la suave mejilla de este, causando un sonrojo en ambas—. Verdaderamente no sé qué haría sin ti, Kook.
El omega tenía un revoltijo de emociones ahora. Tanto él como su lobo estaban demasiado felices; como nunca antes, de hecho. Era muy obvio las razones: el alfa que le gustaba —les gustaba— estaba siendo cariñoso con él, tanto con su actitud como con sus palabras. Pero, para desgracia de ambos, Yoon Gi había dejado algo muy en claro: sólo eran amigos. Eso era lo que más le dolía y desanimaba por completo.
—¿Te gustaría acompañarme a una gala esta noche? —Jung Kook muestra un rostro de sorpresa ante aquello, pues usualmente Yoon Gi nunca lo invitaba a fiestas que tuviesen algo que ver con su trabajo, y al decir la palabra «gala» era más que claro que tenía mucho que ver con su empresa.
—¿Una gala...?
—Te necesito ahí, Jung Kook —suspira, suplicante—. Me sentía de la mierda esta mañana cuando me enteré de todo lo que mi padre le hizo creer a todo el mundo, y tú justo ahora lograste subirme los ánimos con sólo tu presencia.
Lo piensa un poco, dejando de lado el estúpido latido de su corazón acelerado que sólo lo pone nervioso.
—No lo sé, Yoon. Sabes que no me gustan ese tipo de cosas.
—Estaré contigo todo el tiempo, si es lo que te preocupa —en serio quería que fuera. Quería sentir que su mejor amigo estaba cerca antes de que todo se saliera de control—. Nunca me he sentido cómodo en esos eventos, pero creo que si tú vas todo será diferente.
La mirada suplicante en el rostro del alfa hacía que el lobo de Jung Kook le dijera a este que aceptara de una vez por todas. Además, no tenía nada que perder.
—¿Lo dices en serio? —Yoon Gi asiente eufórico. El menor suspira—. Bien, iré.
El mayor no puede evitar levantar las manos del omega y dejar un casto beso en su dorso.
—Eres el mejor, ¿lo sabías? —Jung Kook no lo entendía muy bien.
Sí, siempre han tenido una muy buena relación de amigos, y estaba muy acostumbrados a abrazarse e incluso darse ese tipo de besos, pero nunca lo hacían en público, ya que Yoon Gi siempre le decía que tenía miedo de que, sin querer, Jung Kook, y cualquier otro amigo de verdad que tuviera en su vida, sea acosado por el ojo público y que el omega —sobre todo— reciba diversas críticas por lo cariñosos que ambos son sin tener una relación necesariamente amorosa.
Eso hacía muy, muy, muy feliz a su lobo, pero confundía demasiado al pobre corazón de Jung Kook.
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Sentía que se asfixiaba. Ese en definitiva no era su ambiente. Todo era tan refinado, que se sentía una basura al lado de todas esas personas con portes glamourosos. Tal era su malestar, que comenzaba a arrepentirse de haber aceptado ir. Él era más de fiestas alegres, con personas de su edad y clase social, en esas donde tomas sin control si es lo que deseas y puedes bailar toda la noche o hasta que los pies ya no dieran para más. Esto no era lo suyo, para nada.
—¡Jung Kookie! —Tomándolo por sorpresa, unos brazos fuertes pertenecientes a su mejor amigo lo envuelven—. Estoy demasiado feliz de que hayas venido.
—No me siento muy cómodo aquí, ¿sabes? —Comenta.
—¿Por qué?
—Me dijiste que viniera elegante y presentable porque estaría rodeado de gente que sentía que tienen todo el poder del mundo en la palma de su mano, pero viéndolos ahora no es como lo había imaginado en realidad. Me siento una basura al lado de todos ellos —Yoon Gi ríe ligeramente ante las ocurrencias del menor.
—Te ves bien. Incluso mejor que la mayoría de personas que están presentes —lo abraza por los hombros, acariciando ligeramente su cabeza para no despeinar su estilizado cabello.
—Aún así, no creo...
—Yoon Gi —Jung Kook no puede evitar soltar un respingo al escuchar esa voz muy cerca de ellos; la reconocía. Ambos miran al dueño, el cual se encuentra vestido tan elegante como todos en la gala, pero con un semblante frío y poco amigable. El aroma para nada agradable de vodka y miel que tanto lo caracteriza inunda la cavidad nasal del pequeño, mareándolo ligeramente—, no me comentaste nada respecto a que traerías algún invitado.
—No tenía porque hacerlo, yo igual formo parte de este circo. Soy la maldita atracción principal —suelta el alfa menor, por completo a la defensiva.
—Pero traerlo justamente a él, a un omega ¿en serio? —Sí, Jung Kook estaba más que enterado de que no era del total agrado de Min Joo Byul, pero nunca le informaron hasta qué nivel podría llegar su desprecio—. Teniendo otros tantos buenos amigos...
—¿Amigos los cuales no son verdaderos y sólo están conmigo por como mi familia está posicionada? —Suelta una carcajada—. No gracias.
Comienza a caminar, arrastrando a Jung Kook con él.
—¿Estás bien? —Pregunta cuando están lo más alejados posible, pues estaba seguro que su amigo podía haberse sentido mal por lo que su papá dijo, por muy mínimo que haya sido; había veces en las que era muy despectivo contra los omegas, viéndose algo forzada esa actitud pero jamás ha entendido el porqué, puesto que su madre lo es y su odiosa madrastra también.
—Sí, no te preocupes —responde el omega, pero debía admitir que si estuvo un poco asustado de que Joo Byul lo sacara a patadas del lugar o le golpeara. Ante lo dicho por Jung Kook, el alfa se siente tranquilo.
Pero esa tranquilidad es interrumpida cuando escucha la voz de su padre por medio de las bocinas colocadas en todo el lugar.
—Damas y caballeros, alfas y omegas, creo que ya es hora de revelar la noticia por la que todos están aquí —comienza, ganándose una mirada de completo odio por parte de su hijo y otra confundida viniendo del chico a su lado, pues no sabía qué era lo que estaba ocurriendo. Yoon Gi no le comentó nada respecto a alguna noticia; de hecho, no le comentó nada sobre el porqué de la fiesta—. Mi hijo mayor, y heredero, el día de hoy se abrirá de forma sentimental y personal ante todos ustedes para revelar su compromiso del cual se estuvo hablando mucho el día de hoy —algunas personas comienzan a murmurar, el omega ve al mayor y este le regresa la mirada.
—¿Qué vas a hacer ahora, Yoon Gi? —Pregunta, alterado, angustiado y nervioso por lo que estaba a punto de presenciar.
El alfa a su lado estaba a punto de contestar, pero ve un cuerpo femenino caminando hacia él. Al mirarlo bien, se percata de que era Park Song In con una radiante sonrisa acercándose cada vez más y un galante vestido rojo que lo único que decía era «mírenme, soy la diosa y ustedes mis súbditos»; está tan cerca que incluso puede oler su empalagoso, y poco agradable para él, un aroma demasiado dulce. Vuelve su mirada al menor.
—¿Yoon Gi? —Vuelve a insistir Jung Kook, esperando una respuesta de su hyung, pues nada le daba buena espina, y sus sentimientos desde hace unas horas no lo ayudan en nada.
El mayor estuvo planeando esto todo el día de ayer, e incluso lo poco que tuvo de hoy. Pero ya no tenía alternativa, debía poner en marcha el plan B —que justamente en estos pocos segundos se había formado en su mente, sin tenerlo muy en claro aún—. Suspira, pues sabe que se arrepentirá de esto después.
—Perdóname, Kookie —susurra, teniendo una maraña de sensaciones nerviosas.
Entonces, toma al mencionado de la cintura y, antes de que el azabache pudiera quejarse o hacer otra cosa más, ya tenía los labios de Yoon Gi invadiendo los suyos.
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