four • the bitch seemed normal
STILL ALIVE
CAPÍTULO CUATRO
➜ LA PERRA PARECÍA NORMAL.
—¡Le decimos que era él! —decía Bonnie frente a un oficial.
Deena les había dicho que el supuesto muerto, Ryan Torres, era Máscara de
Calavera.
—¿El asesino psicópata que mi compañero mató? —preguntó el oficial con clara incredulidad.
—¡Sí! —exclamó Kate harta—. ¡Eso es lo que decimos! ¿Qué diablos le pasa?
—Oficial Kapinski —dijo alguien detrás de ellos. Era el alguacil Goode.
—Le dijo a Deena que lo podíamos buscar si lo necesitábamos —habló Bonnie mirándolo.
[ • • • ]
—Y se le salió la máscara —terminó de explicar la chica.
—¿Y lo viste? —preguntó Nick señalando la foto de Ryan en su escritorio.
—De cerca, no. Pero sí, el asesino del centro comercial: Ryan Torres.
El alguacil mostró ahora una foto de Ryan muerto.
—Este es Ryan Torres —dijo, alzando una ceja, sin creerles.
—¡Sí! Sí, es él. Lo sé, pero debieron cometer un error o algo. Mire... Confío en lo que Deena vio.
—De acuerdo —asintió levemente Nick—. Haré el papeleo. "Asesino muerto perseguía...". ¿Era más bien El amanecer de los muertos o La noche de los muertos vivientes? —las miró, y vieron su sonrisa burlona.
—Aguarde —dijo Kate, empezando a molestarse—. ¿No nos cree?
—Perdimos el tiempo —le dijo Bonnie, suspirando y rascando su frente.
—Siempre nos hacen bromas, denuncian a imitadoras con máscara de calavera —dijo Nick, recargándose en su silla.
—Llamó una mujer desde el hospital —dijo el oficial Kapinski, acercándose—. Estaba alterada.
Bonnie y Kate miraron al hombre frente a ellas, como si de una victoria se tratase.
—Un momento... Yo me ocupo. Tú termina con ellas.
El alguacil Goode se puso su chaqueta y simplemente se fue.
Bonnie miró el arma en el bolsillo del oficial Kapinski, y una idea llegó a su mente.
[ • • • ]
—Esto está mal —reclamaba Kate mientras el oficial las llevaba a la salida—. Hay cuerpos en el hospital. ¡Ya lo verán!
—Cariño, valoramos mucho esta información —le dijo el oficial, tratando de calmarla.
—¡El asesino sigue suelto! —insistió Kate, su voz llena de frustración.
—Daremos todo para atraparlo.
—¡Es un monstruo! ¡Debería protegernos! —gritó Bonnie mientras se abalanzaba sobre él.
Sin que se diera cuenta, robó su arma.
—¡Oye! —la detuvo el hombre, enojado—. Jovencita, ¡no me pongas a prueba! —la agarró por los brazos.
—Lo siento, señor. No sé qué me pasó —se disculpó la castaña, pero sin una pizca de arrepentimiento.
—¡Largo de aquí! ¡Busquen a sus novios! ¡Díganles que deben relajarse!
—¡Ni siquiera somos heteros! —respondió la pelinegra mostrándole el dedo del medio. Estaba molesta.
Bonnie agarró a Kate de la mano y ambas salieron de la estación. Se dirigieron a la ambulancia, donde sus amigos las esperaban.
—Amor, ¡tranquilízate! ¿Qué haces? -le dijo Kate al verla caminar más rápido.
—Camina rápido —le hizo una seña Bonnie, llegando frente a los demás—. Debemos irnos.
—¿Qué sucedió? —preguntó Deena.
—Creo que aquí estamos más seguros —dijo Sam algo insegura—. ¿Y si el psicópata aparece?
—Estaremos preparados —respondió Bonnie, mostrando el arma.
—Santo cielo —exclamó Josh—. Bonnie, ¿qué es eso?
—¿Le robaste el arma a un policía? —preguntó la rubia incrédula.
—¡Claro que sí! —sonrió la pelinegra, tratando de hacer la situación más ligera.
—¿Enloqueciste? —preguntó Deena, preocupada.
—No nos creyeron —se excusó Bonnie—. Estamos solos en esto.
Y de repente se dio cuenta.
—¿Dónde diablos está Simon? —preguntó, mirando a su alrededor.
Deena, Sam y Josh compartieron una mirada.
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Los cinco corrieron en la dirección en la que el rubio había ido a hacer del baño. La oscuridad de la noche envolvía la calle, y de repente, el grito desgarrador de Simon los detuvo en seco.
—¡Ayuda!
Al girar la esquina, se encontraron con una imagen escalofriante. Simon estaba siendo atacado por una chica con una navaja, que le había hecho una pequeña cortada en el cuello. Un hilo de sangre manaba de la herida mientras él luchaba por liberarse de su agarre.
—¡No! —gritó Bonnie, cargando rápidamente el arma.
Sin pensarlo dos veces, disparó dos veces. Las balas impactaron en la chica, que cayó al suelo, inmóvil.
—¡Simon, ven! —exclamó Kate debido a que el chico se había quedado estático, haciendo señas con la mano.
—¡Vamos! —gritó alterado Simon, corriendo rápidamente hacia la ambulancia, con Josh siguiéndolo de cerca.
—¡Andando! ¡Vamos! —tanto Bonnie como Kate se unieron a la carrera, sin querer perder más tiempo.
Sam, en estado de shock, se quedó mirando a la chica que yacía en el suelo, pero algo la hizo ahogar un grito. La chica empezaba a moverse y a incorporarse.
—¡Sam! —Deena la agarró de la mano—. ¡Vamos! ¡Corre!
Sin más opción, Sam asintió y ambas corrieron tras los demás.
[ • • • ]
—No tiene sentido. Es imposible —dijo Sam mientras entraban a la casa de los Johnson—. Las balas no la pararon.
—No me digas —ironizó Kate, mirándola con una ceja levantada.
—¿Quién diablos era? —preguntó alterada Deena, dando vueltas por la sala.
—¿Y yo qué carajo sé? —exclamó desesperado Simon—. ¡Era atractiva! ¡No sé! ¡La perra parecía normal!
—¡Lamento decirte que las perras normales no tienen sangre negra! —contestó exasperada Bonnie.
—¿Y tú cómo lo sabes, eh? —preguntó Kate, girándose hacia ella.
—No... no es momento para hablar de eso, cariño —murmuró la castaña, tratando de desviar la conversación.
—¡Era atractiva y normal hasta que me atacó con una cuchilla! —dijo el rubio, gesticulando con desesperación.
—Un momento. ¿Una cuchilla? —Josh levantó la cabeza, interesado.
—Sí, de esas viejas para afeitarse. O, en este caso, para cortarse... —dijo él, su voz más temblorosa ahora.
—Las muñecas —interrumpió Josh, pensativo—. Se cortó las venas. ¿Estaba cantando? ¿Cantaba una canción de las de antes?
—Diablos, Rain Man. ¿Cómo diablos lo sabes? —preguntó Simon, sin comprender del todo.
[ • • • ]
Josh dejó una hoja con el rostro de aquella chica sobre una mesa en el sótano.
—Esta es Ruby Lane. La chica que te atacó.
—¡Mierda! —exclamó Simon, impresionado al reconocerla.
—Cantaba mientras asesinó a su novio, a sus amigas, y luego se suicidó, se cortó las venas —dijo el moreno.
—Dios. ¿Por qué no lo vi en las noticias? —preguntó Kate, frunciendo el ceño.
—Ahm... —su novia miró la hoja—. Creo que porque pasó hace 30 años.
—Exacto. En 1965 —dijo Josh y dejó varias hojas más esparcidas en la mesa—. Es una de las asesinas de Shadyside, como Máscara de Calavera. Es decir, Ryan Torres —les enseñó otra hoja—. Miren, 1978. Hace dieciseis años. "Psicópata enmascarado mata..."
—Campamento Nightwing —lo interrumpió Kate, su tono más bajo—. Mi tía estaba ahí. Afectó a mi familia mucho tiempo.
—Creo que oí decir a mi madrina que mi madre estuvo ahí. Pero que murió por varios hachazos. La encontraron cerca de un árbol —comentó Bonnie un poco pensativa.
—¿Cómo se llamaba? —le preguntó curiosa Deena.
—Creo que... Cindy... Sherman o algo así. La verdad, no entendí muy bien —respondió Bonnie encogiéndose de hombros—. Solo sé que... mi madrina era su mejor amiga.
—¿Y tu padre? —la miró Sam.
—Supongo que su novio, porque dijo que solo salió con una persona en su época.
—En 1950, Harry Rooker, lechero local, acuchilla a varias amas de casa —dijo nuevamente Josh—. En 1935, el Asesino del Huevo. En 1922, Billy Barker. En 1904, timador destripa mujeres, y sigue. Se repite en Shadyside. Gente que se vuelve loca.
—Dios —dijo Simon, tomando una hoja de un hombre sin ojos—. Miren a este tipo.
—Es el pastor Cyrus Miller, ¿no? —curioseó Bonnie viendo la hoja. Josh asintió levemente, apretando los labios—. Fue en 1666. Fue el primero registrado.
—Mataba niños y les arrancaba los ojos —dijo el menor, como afirmación.
Sam hizo una mueca. Se puso de pie y, en silencio, se fue. Deena la siguió como de costumbre.
Bonnie suspiró y se sentó en el sofá, pasando sus manos por su cabello.
—¿Estás bien, amor? —Kate se sentó junto a ella, mirándola.
—Sí, es solo que... lo único que tengo de mis padres es un collar que mi madre dejó para mí al nacer —dijo la castaña, con un tono melancólico—. Mi... padre tenía el mismo y por esa razón decidió darme otro para que combinara con ese.
—Creo que hubieran sido unos padres maravillosos —mencionó Kate, tratando de consolarla.
—Sí, yo creo lo mismo.
Kate sonrió levemente y le dio un corto beso en los labios, lo que la hizo sonreír un poco.
—¿Ves? Mis besos te animan —susurró divertida, haciéndola reír en voz baja.
—Dejen de mostrar muestras de afecto frente a nosotros y escuchen —les dijo Josh sin mirarlas—. Nada de esto es aleatorio. Es Sarah Fier. Los convierte en asesinos.
—¿Realmente crees eso? —preguntó la porrista, haciendo una mueca—. Nadie cree que lo de la bruja sea verdad.
—Lo inventan las niñeras para asustar a los niños —asintió Simon, más por no asustarse él.
—No. Escúchenme. En 1666, Sarah Fier fue a la horca por brujería. Desde entonces, posee a las personas, las convierte en asesinas para vengarse.
—Es como la canción de cuna —dijo el chico, recordando.
—Sí.
—"Antes de su último suspiro, la bruja escapó de su destino. Al cortarse una mano, se quedó en este plano. De su tumba revivió y a todo el mundo esclavizó".
—Sí, exacto —Josh asintió—. ¿No ven lo que nos está pasando? Estas son las pruebas. Shadyside no es un semillero de psicópatas. Las masacres se conectan con Sarah Fier. ¡La maldición de la bruja es real!
—Supongamos que la bruja ha estado poseyendo gente por una venganza despiadada —dijo Bonnie—. No es como la masacre del centro comercial. Es distinto. Algo mucho peor. Nos están persiguiendo dos de sus asesinos, y los dos están muertos. ¿Por qué nos detesta?
—Yo la vi —dijo Sam, haciendo que todos la miraran. Deena estaba a su lado—. Anoche, no... No sé. Creí que me había golpeado la cabeza... Era... era ella. Vi a la bruja.
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