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four

❝ too late. ❞

Rory estaba en el gimnasio de la sede, buscando distraerse antes del evento.

Había estado golpeando el saco de boxeo durante unos minutos, pero su mente no estaba en el entrenamiento. Sus movimientos eran descuidados.

—Vas a romperte la muñeca si sigues pegando así.

La voz de Kwon sonó detrás de ella, haciendo que se detuviera en seco. Lo volteó a ver lentamente, viendo cómo él se acercaba con esa sonrisa que le hacía sentir un nudo en el estómago.

—Gracias por el consejo, pero es mejor que te vayas. Este es el gimnasio de mi equipo.

Kwon no se movió, pero su sonrisa se amplió.

—Claro, lo que tú digas. Aunque, si quieres, puedo ayudarte. Soy muy bueno para relajar a la gente.

Rory suspiró y se giró hacia él con los brazos cruzados.

—¿Relajar? ¿Tú? Por favor.

—Lo digo en serio —dijo él, caminando hacia ella con las manos en los bolsillos—. Podemos sentarnos, hablar un rato. Ya sabes, hablar de nuestros intereses para conocer mejor al otro.

Ella negó con la cabeza, intentando ignorar el calor que sentía en las mejillas.

—¿Por qué haces esto?

Kwon ladeó la cabeza, fingiendo confusión.

—¿Hacer qué?

—Esto. Siempre encuentras una forma de aparecer y decir algo... algo...

—¿Encantador? —interrumpió con una sonrisa burlona—. Bueno, lo siento. No es mi culpa que tengas ese efecto en mí —se acercó de nuevo—. Por eso, pensé en recordarte algo.

—¿Recordarme qué?

—La cita. Ya sabes, esa que conseguí con la apuesta con tu amigo.

Rory lo miró con los ojos entrecerrados.

—Yo nunca estuve de acuerdo.

—De verdad, ¿a qué hora te recojo?

Ella intentó mantener su compostura, pero su corazón latía demasiado rápido.

—Depende... ¿a qué hora vas a dejar de decir tonterías?

El chico soltó una risa baja y negó con la cabeza.

—Está bien, LaRusso. Solo di que sí y te prometo que será divertido.

La castaña lo miró por un momento, considerando si decirle que no solo para molestarlo. Pero en el fondo, sabía que no quería hacerlo.

—Está bien —dijo finalmente—. Pero no te hagas ilusiones.

—Demasiado tarde —respondió él con una sonrisa que parecía iluminar su rostro—. Nos vemos pronto, preciosa.

﹙• • •﹚

—Ahora comenzaremos con las eliminatorias del Sekai Taikai. Los dojos que hoy no ganen se irán a casa. Las clasificaciones se basan en las rondas anteriores. El primer puesto enfrentará al último, el segundo al penúltimo, y así sucesivamente.

—O sea que nosotros, el 12, enfrentaremos al 5, Dublin Thunder —dijo Devon hacia sus compañeros tras revisar la pantalla.

—Genial —respondió Hawk con una media sonrisa—. Se dice que pelearon con unos lugareños en la playa. Viven buscando pelea.

—Ahora diremos las reglas del evento —anunció la misma mujer que explicó lo del evento pasado—. Los karatecas, nuevamente, se enfrentarán sobre una plataforma. Esta de aquí.

Una plataforma grande empezó a descender del techo, capturando la atención de todos.

—Pero esta vez, solo dos karatecas de cada dojo podrán luchar en simultáneo.

Ambos capitanes de Iron Dragons ya estaban peleando contra chicos del dojo West End, sirviendo como ejemplo de lo que la mujer explicaba.

—Si uno de los karatecas cae... queda eliminado. Pero otro de su equipo puede subir a reemplazarlo. El combate no se detiene nunca, así que suban deprisa. No dejen a su compañero solo contra dos.

Axel y Zara derrotaron a cada integrante del dojo contrario con una facilidad impresionante, dejando a todos boquiabiertos.

—Cuando derroten a todos los karatecas de un equipo, ese dojo será eliminado.

Zara lanzó un beso al público con una sonrisa triunfal, mientras Axel golpeaba su pecho con su puño antes de soltar un potente grito de victoria.

Parecía alguien invencible.

—¿Lo hicieron en un laboratorio? —preguntó Devon detrás de Rory, su expresión una mezcla de asombro y desconcierto.

—Es mitad Soldado del Invierno y mitad monstruo de Frankenstein —dijo Hawk en el mismo tono.

Rory reaccionó al comentario.

—No le digas monstruo. No sabes nada de él —dijo, suspirando mientras recordaba lo que había visto unas horas antes.

En ese momento, su mirada se cruzó con la de Axel.

Fue tan rápido que casi pasó desapercibido. Sin embargo, él apartó los ojos de inmediato, bajando la mirada como si evitara un contacto más prolongado. Rory apretó los labios y también desvió la vista, incómoda.

El siguiente turno fue para Cobra Kai contra Polarslaget, de Suecia.

Sin lugar a dudas, Tory era una excelente peleadora, la más ruda que Rory había conocido jamás. Su compañero también era formidable, mostrando una gran habilidad en el combate.

Finalmente ambos derrotaron a todos los oponentes, sin dejar que ningún otro de su equipo subiera.

—Vaya, gran desempeño de Tory Nichols, de Cobra Kai. Pasan a la siguiente ronda.

El compañero de Tory agarró su mano, levantándola mientras alzaba ambos brazos en señal de victoria. La rubia sonrió apenas, mientras varios espectadores coreaban su nombre con entusiasmo.

Finalmente, llegó el turno de Miyagi-Do contra Dublin Thunder.

Rory pasó sus manos ligeramente sudorosas por su gi, alejándose unos pasos de sus compañeros mientras escaneaba el lugar con la mirada. No podía evitar pensar en su padre.

¿Dónde estaba?

Tragó saliva, sintiendo cómo se le formaba en un nudo en su garganta.

Sus ojos buscaban algo, o alguien, aunque en el fondo no estaba segura de qué esperaba encontrar.

Un suave toque en su hombro la sobresaltó. Era Johnny.

—Escucha... Sé que antes no lo pareció, pero quisiera que tu papá estuviera aquí. Seguro está bien. Intentaré reemplazarlo hasta que regrese.

Rory parpadeó un par de veces, y luego esbozó una pequeña sonrisa.

—Sí, sensei.

Ambos se inclinaron ligeramente, ella con un gesto respetuoso.

Johnny se dirigió al resto del equipo:

—Acérquense.

Todos obedecieron de inmediato, formando un círculo mientras el sensei tomaba aire antes de hablar.

—Hoy fue un día muy largo. Sé que me comporté como un idiota, pero quiero que sepan que confío plenamente en que pueden ganar. Saben mucho más del equilibrio que yo. Recuerden las enseñanzas de LaRusso y usen sus habilidades de Miyagi-Do. Sí, aquí vamos. Creo que deberíamos comenzar y terminar con los capitanes. Subirán Sam y Robby primero. Devon, seguirás tú. Hawk. Y Miguel y Rory para el final.

Una chispa de emoción cruzó el rostro de los dos últimos al escuchar que pelearían juntos.

Sin decir nada, los dos chocaron los puños.

—Aquí vamos.

El combate comenzó con Sam y Robby. Ambos subieron a la plataforma y se dieron un breve asentimiento antes de que subieran los dos integrantes del equipo contrario.

La pelea inició bien, con una sincronización que hablaba de su experiencia juntos.

Sin embargo, el chico cometió un error.

Su mirada se cruzó con la de cierta rubia en el público, y ese instante de distracción fue suficiente para que su oponente aprovechara la oportunidad.

Robby perdió el equilibrio y cayó de la plataforma, aterrizando en la colchoneta de abajo.

Sin perder tiempo, Devon subió para cubrir su lugar, para ayudar a Sam en el combate. Dio todo de sí hasta que logró derribar a su oponente.

Luego se dirigió a ayudar a Sam, quien estaba luchando contra otro chico, pero al poco tiempo un nuevo rival subió, y Sam recibió una patada en el hombro. Utilizando lo que sabía de Miyagi-Do, Sam derribó al chico de una maniobra. Fue entonces cuando una chica rubia subió.

Era Cara, la capitana.

—¿Te crees muy ruda? Te enseñaré, perra.

Hawk tuvo que reemplazar a Sam tras su caída. Con golpes rápidos, derribó a la chica, y luego fue a ayudar a Devon con el otro oponente. Al ver a la chica levantarse furiosa y avanzar hacia Hawk, decidió sacrificarse y, con un grito, se lanzó hacia ella, llevándola consigo a la colchoneta.

Él golpeó de inmediato al chico contra el que peleaba, logrando tirarlo al suelo con movimientos rápidos. Antes de que pudiera levantarse, le dio un golpe en la espalda con un grito.

Cuando subió el siguiente oponente, sin perder más tiempo, Hawk comenzó a enfrentarlo.

Pero no fue suficiente.

Después de una intensa pelea, terminó cayendo a la colchoneta.

—Mierda —suspiró Johnny, apretando los labios.

Miguel llamó a Robby con seriedad, quien seguía un poco molesto consigo mismo por haber perdido.

—Oye. Mira cómo se hace.

Ahora era el turno de él y Rory. Ambos subieron a la plataforma, mostrando confianza. Los oponentes restantes eran el capitán, con un aire imponente, y un chico más bajo pero engreído.

Miguel se posicionó frente al chico, mientras Rory encaraba al capitán.

Desde el inicio, el capitán subestimó a Rory. Sin embargo, ella se movió con agilidad, esquivando sus golpes rápidos y respondiendo con agachadas, bloqueos y contraataques.

Miguel, por su parte, no tuvo problemas para manejar al otro. Un barrido lo hizo caer al suelo, aunque no fue suficiente para sacarlo de la plataforma.

Rory aprovechó el momento en que el capitán retrocedió por una de sus patadas. Lanzó otra patada dirigida al chico que su amigo había derribado, justo cuando este intentaba levantarse. El impacto lo mandó directo a la colchoneta de abajo.

Ahora solo quedaba el capitán, pero no por mucho tiempo.

Miguel lo sorprendió con un golpe seco, haciéndolo caer también fuera de la plataforma.

—¡Sí!

Los gritos de celebración no se hicieron esperar. Sus compañeros aplaudían desde abajo, emocionados por la victoria.

—Una actuación increíble de Rory LaRusso y Miguel Díaz, de Miyagi-Do. Y así, Miyagi-Do pasa a la siguiente ronda.

Aplausos resonaron desde varios dojos, y los compañeros del equipo subieron rápidamente a la plataforma para felicitarlos.

Entre la multitud, Tory notó la sonrisa que se formó en los labios de Kwon mientras observaba a la chica pelear. Era leve, pero estaba ahí.

﹙• • •﹚

Las hermanas LaRusso salieron de los vestidores con sus bolsos en mano, ya bañadas y vestidas con la ropa que usaron antes del evento. Mientras caminaban hacia la salida, se detuvieron en seco al ver a su padre.

Daniel estaba acorralando a Kreese contra la pared, con una expresión de ira contenida que demostró que algo malo estaba pasando.

Sam reaccionó primero.

—¿Papá?

La voz de su hija mayor lo hizo detenerse. Con solo verlas, su expresión cambió por completo, la dureza siendo reemplazada por alivio.

—Chicas.

Se acercó a ellas rápidamente y las abrazó con fuerza, como si necesitara confirmar que estaban ahí, a salvo.

—Perdón por mi ausencia —dijo con sinceridad mientras las soltaba.

—Estábamos preocupadas —dijo Rory, mirándolo con un deje de alivio tras el abrazo—. ¿Dónde estabas?

Daniel suspiró.

—No... tengo una buena respuesta. Salí a almorzar, me subí a un taxi y luego... Es una larga historia, ¿sí?

Hizo una pausa y cambió de tema.

—Pero díganme, ¿cómo nos fue?

—Estuvo... complicado —admitió Sam con una mueca—. Pero logramos pasar a la siguiente ronda.

Una sonrisa de orgullo cruzó el rostro de su padre.

—Bien. Les prometo que no volveré a decepcionarlas. ¿Sí? Prometo que estaré con ustedes —añadió, acariciando el cabello de su hija menor.

Ambas asintieron, con leves sonrisas en sus rostros.

Próximo capítulo:
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