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—Sé que su familia se mudó cuando Theo tenía como 9 o 10 años —decía Stiles mientras él y su hermana entraban a la oficina de su padre en la estación—. Y su hermana tuvo un accidente cuando él tenía 8.

—Vayan a la escuela —suspiró su padre, cansado de la conversación.

—Papá, este chico es un hombre lobo —insistió Stiles.

—Tu mejor amigo, ¡tu propia hermana! Son hombre y mujer lobo —respondió Noah—. Estás saliendo con una mujer coyote. Y todavía no sé qué es Kira...

—Kitsune —dijo Hope rápidamente.

—Eso —dijo Noah encogiéndose de hombros—. Cuando los monos voladores entren a esta oficina... tendrás toda mi atención. Hasta entonces, vayan a clases.

—¿Qué hiciste? —preguntaron los mellizos al unísono, notando algo extraño.

—¿De qué están hablando?

—Tienes algo diferente.

—¿Qué cosa? —preguntó su padre confundido—. Y ya dejen de hablar al mismo tiempo, me ponen los pelos de punta. No soy el único; hay hombres aquí que evitan estar cerca cuando ustedes dos están juntos.

Pero los mellizos lo ignoraron. Hope olfateó el aire mientras Stiles lo miraba de cerca, inspeccionándolo.

—¿Qué es? ¿Qué cambió?

—Por el amor de Dios, simplemente vayan a sus clases —pidió el hombre, alejándolos.

—Lo haremos si investigas a los Raeken —dijo Stiles sin rodeos.

—¡Stiles! —reclamó Hope, golpeándolo en el brazo.

—No —negó el hombre, firme—. Solo porque soy el único policía que sabe acerca de esto no significa que sea mi responsabilidad cada vez que tengas una ligera sospecha.

—Excepto que no eres el único.

Los mellizos voltearon a ver a Parrish. El oficial estaba en su escritorio revisando papeles.

Noah suspiró.

—¡Parrish!

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—¿Investigaste y todo lo que encontraron fue una multa? —preguntó Malia mientras caminaban hacia la entrada de la escuela.

—Una multa de velocidad firmada por el papá de Theo hace ocho años —contestó Stiles.

—¿Y eso significa qué? —preguntó Malia, confundida. Miró a su cuñada, pero ella negó con la cabeza. Tampoco entendía por qué su hermano desconfiaba tanto.

—¿Quién excede la velocidad? —cuestionó Stiles, deteniéndose—. La gente que huye de algo.

—¿Cuántas multas tenemos nosotros? —Hope se cruzó de brazos.

—Ninguna.

Malia alzó una ceja.

—¿Y cuántas tendrían si su papá no los ayudara?

—Diecisiete.

Stiles no supo qué más decir. Su lógica había quedado hecha pedazos.

—No sé, Stiles —suspiró la castaña—. Entiendo por qué estás preocupado, pero él es... muy atractivo.

—Sí —interrumpió la pelirroja con una sonrisa—. Tiene un cabello perfecto mientras el tuyo apenas y se peina —su hermano se tocó el cabello, ofendido—. Tiene un cuerpo de infarto. Y admito que se volvió muy guapo. Deberías sentirte amenazado.

—Gracias, hermanita, porque así me siento. Más que nunca —respondió el azabache con sarcasmo—. Sobre todo porque salió contigo de niños.

—¿Vas a seguir reviviendo eso? —él asintió—. Muérete.

—Le estás diciendo eso a alguien que tiene tu misma cara, pero en hombre.

—Por lo menos, yo soy más linda.

—¡Oye! ¡Yo soy el lindo!

—Basta —dijo Malia divertida—. Los dos son lindos, ¿bien? —miró a su novio—. ¿Quieres que lo torture para que no se acerque a Hope?

—Me encantaría, pero no —respondió Stiles, aunque la idea sonaba tentadora. Hope los miró mal a ambos.

—Estoy segura de que puedo con él.

—Tengo un plan —dijo Stiles, interrumpiéndolas—. Hay pasos para hacer esto bien.

—¿Qué pasos, My...? —iba a preguntar Hope.

—Conseguimos su historia —dijo él rápidamente, impidiendo que dijera su nombre. Ella alzó la cejas burlona—. La verificamos. Encontramos la pieza que no encaja. Y lo atrapamos. Así es como se hace.

En ese momento, Stiles miró algo detrás de ellas, lo que las hizo voltear.

Theo bajó de un auto, saludando con una sonrisa a la pareja. Luego le guiñó un ojo a Hope antes de seguir su camino.

—¿Por qué sospechas tanto de él? —preguntó Malia mientras lo veían alejarse—. Hasta acá huelo lo atraído que está por Hope.

La chica la miró raro mientras su hermano procesaba sus palabras. Negó con la cabeza y se alejó hacia la escuela.

Oficialmente era el último primer día.

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Hope entró al salón de Biología, viendo a Lydia y a Kira. Hasta que notó a Scott sentado al lado de su amiga y frunció el ceño.

Eso era raro. Scott no solía aparecerse por Biología.

Como Lydia estaba sentada con Sydney, ella suspiró y tomó asiento detrás de la pareja.

—¿Qué hace acá? —preguntó Hope a Kira, señalando con un movimiento de la cabeza hacia Scott—. ¿Y tú qué haces aquí? —le lanzó una mirada inquisitiva al alfa.

—¿Tan raro es que esté en Biología avanzada? —replicó su amigo. Las tres, la kitsune, la banshee y ella, asintieron al unísono—. Bueno...

La profesora entró en ese momento al salón, interrumpiendo la conversación.

—Bienvenidos a Biología avanzada —dijo mientras dejaba sus cosas sobre el escritorio—. Veamos quiénes están despiertos. ¿Alguien puede decirme qué son los plásmidos?

—Son moléculas circulares de ADN utilizadas para clonar proteínas —respondió Lydia sin titubear.

—Muy bien dicho, Lydia —la elogió la profesora—. Ahora díganme, ¿qué vitamina se absorbe en el estómago utilizando la glicoproteína producida por una célula parietal?

—La B-12 —dijo Hope con seguridad. Lydia le dedicó una sonrisa de aprobación.

—Correcto —la profesora asintió con una sonrisa—. McCall, ¿usted sabía la respuesta?

—No —respondió Scott, encogiéndose de hombros.

—Es una pregunta común en los exámenes. ¿Cuál es tu primera opción de universidad?

—Eh...

—Deja de decir eso —lo reprendió la profesora con firmeza.

—Lo siento —se disculpó Scott rápidamente—. UC Davis.

—Es la mejor escuela de Biología y Física en la costa Oeste —comentó la profesora—. Estás en la clase correcta si eso es lo que buscas. ¿Quién más cree que está en la clase correcta?

Hope levantó la mano de inmediato, junto con varios otros estudiantes. Sin embargo, fue en ese momento que notó quién estaba sentado a su lado.

Las miradas furtivas que Theo le lanzaba lo delataban. Pero ella había estado demasiado ocupada para darse cuenta hasta ahora.

—Bien. Entonces todos deberían estar listos para el examen de mañana —anunció la mujer—. No se desanimen. Este examen está diseñado para determinar si deberían estar en Biología avanzada. Tienen dos semanas para darse de baja. El examen de mañana solo eliminará a los que realmente no pertenecen aquí. Y podría ser cualquiera de ustedes.

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—¿Por qué tienes esa cara? —preguntó Hope, sentándose junto a su mejor amigo en las escaleras afuera.

—Creo que la profesora me odia —dijo Scott con pesar. Su amiga hizo una mueca, sin negar la posibilidad—. Se supone que deberías decir: "Oh, Scotty, claro que no, le caes excelente" —bromeó, imitando su voz, logrando que ella soltara una risa.

—¡Oigan! —la voz de Stiles los interrumpió cuando apareció corriendo hacia ellos—. Ustedes. Vengan conmigo. Vamos.

—Tenemos un periodo libre.

—Yo también —replicó Stiles rápidamente—. Y también Theo Raeken. ¡Vamos!

Ambos compartieron una mirada de resignación antes de agarrar sus mochilas y seguirlo.

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Los tres amigos estaban en los vestidores, escuchando con atención lo que Theo les contaba.

—Estaba patinando en la piscina vacía del vecino —comenzó—. No había nadie en la casa. No soy muy bueno en la patineta, pero me sentía bastante decidido porque se me pasó el tiempo. Ni siquiera noté que ya era de noche hasta que encendieron las luces. Como dije, no era muy bueno. En mi último intento, me caí y me golpeé. Muy fuerte. Estaba sentado en el fondo de la piscina cuando lo sentí. Nunca escuché que la patineta cayera. Fue muy rápido. Apenas pude girarme antes de que me mordiera. Justo aquí —señaló su costado.

—Bueno, no fue un accidente —comentó Scott, pensativo—. Quería convertirte.

—De acuerdo, pero... ¿por qué no eres parte de su manada? —preguntó Hope, frunciendo el ceño—. ¿Por qué no regresó por ti?

—Para cuando fue mi primera luna llena, él ya había muerto.

—¿Cómo lo supiste? —preguntó Stiles.

—Conocí a uno de su manada una semana después —explicó Theo—. Me dijo que dos de sus betas mataron al alfa que me mordió. Eran gemelos.

Los tres amigos intercambiaron miradas, sabiendo perfectamente quiénes habían sido.

—Hope, Scott, escuchen mis latidos —pidió Theo—. Estoy diciendo la verdad.

—O sabes cómo controlar tu ritmo cardíaco mientras mientes descaradamente —murmuró Stiles, encogiéndose de hombros.

Hope le lanzó una mirada de advertencia, casi regañándolo.

—¿Por qué mentiría?

—Quizá no eres quien dices ser.

—De acuerdo —dijo, volviendo su mirada hacia el alfa—. En cuarto grado, tú tenías un inhalador. Yo también tenía uno. Recuerdo un día que terminé en la enfermería por un ataque de asma. Fue grave. Estaba esperando a que me llevaran al hospital. Tú estabas esperando al director. Me dijiste lo que pasa cuando te hospitalizan por asma: que te dan oxígeno y una intravenosa con prednisona. Lo hiciste sonar fácil. Como si todo fuera a estar bien.

Theo hizo una pausa, mirándolos con sinceridad.

—He estado solo todo este tiempo. Todos saben que los lobos solitarios no sobreviven.

—Te refieres a omegas —susurró Hope.

Theo asintió.

—Lo juro, soy el mismo chico. Esperaba que ustedes también lo fueran.

El timbre sonó, marcando el final del periodo libre.

—Será mejor que no llegue tarde a clases —suspiró Theo, tomando su mochila—. Ustedes no son los únicos que necesitan causar una buena impresión.

Lanzándole una última mirada a Hope, Theo se fue.

Los dos sobrenaturales miraron a Stiles, quien simplemente rodó los ojos.

—No me miren así —protestó.

—A veces hay que darle a la gente el beneficio de la duda —comentó Scott.

—Esta vez no, ¿de acuerdo? Yo tengo razón. Hay algo raro en él. Puedo sentirlo.

—Lyds es la psíquica, no tú —dijo Hope mientras ella y Scott se dirigían hacia la puerta.

—Lydia no es psíquica —refunfuñó Stiles—. Es una banshee. ¿De acuerdo? Hay una diferencia. Sí.

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Hope, Scott, Kira y Malia estaban en la biblioteca. Todo estaba tranquilo hasta que Stiles apareció y dejó un papel sobre la mesa.

—¿Encontraste esto? —preguntó su hermana, alzando una ceja mientras lo miraba.

—Otra firma —respondió él, señalando el papel—. Esta es la firma del papá de Theo en una multa de hace ocho años. Y esta otra es su firma en un formulario para transferirse a la secundaria de Beacon Hills hace unos días.

—¿Cómo conseguiste este formulario? —preguntó Kira, mirando entre intrigada y preocupada.

—¿Te metiste a la oficina? —intervino Scott, ya anticipando la respuesta.

—No, no me metí a la oficina —dijo Stiles rápidamente. Los cuatro lo miraron con escepticismo. Suspiró y cedió—. Está bien, quizá sí me... ¿Podríamos concentrarnos en las firmas? ¿Por favor?

Todos miraron los papeles mientras Stiles continuaba con su explicación.

—Son algo diferentes —dijo Malia con indiferencia.

—Son completamente diferentes —insistió Stiles, subiendo el tono. Señaló los trazos con el dedo—. Las curvas ni siquiera coinciden. ¿Las ondulaciones? Totalmente diferentes. Y esto... miren esto. El ejemplo perfecto del tremor criminal.

—¿Así que ahora Theo es Theo, pero sus papás no son sus papás? —preguntó Kira, claramente confundida.

—Alguien no es alguien. Y cuando descubra quién es, ese alguien estará en problemas.

—Pero nadie está haciendo nada malo —dijo Scott con calma, intentando razonar.

—Todavía —corrigió el chico, apuntándolo con el dedo—. Pero si los papás de Theo son asesinos psicóticos, entonces no deberíamos confiar en él, ¿cierto?

—Mis papás son Peter y la Loba del Desierto —mencionó su novia.

—Y confiamos en ella —apuntó la pelirroja sin dudarlo.

Stiles suspiró frustrado y rodó los ojos.

—De acuerdo. Está bien. ¿Saben qué? Averiguaré esto yo solo —agarró los papeles con un movimiento exagerado—. No te necesito a ti, ni a ti, ni a ti... ni a ti.

—Siempre me necesitas —respondió Hope con una sonrisa de lado.

—Bueno, a ti sí. ¡Pero a nadie más!

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Los mellizos estaban sentados en los asientos de adelante, mientras el chico encendía el auto.

—¿Qué es un tremor criminal? —preguntó Liam desde el asiento trasero.

—No importa —respondió Stiles bruscamente, arrebatándole los papeles de las manos.

—Cállate y espera —ordenó Hope, mientras su hermano pisaba el acelerador y comenzaban a avanzar.

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Los tres habían llegado al bosque tras seguir a Theo hasta allí.

Desde unos arbustos, lo observaron bajar de su camioneta, sacar una bolsa del maletero y adentrarse en el bosque.

—Sabía que tramaba algo —murmuró Stiles.

—Acabamos de pasar tres horas viéndolo jugar videojuegos —dijo Liam, rodando los ojos.

—Y ganó en todas —bufó Hope—. Nadie es tan bueno jugando videojuegos como yo, así que más le vale estar ocultando un asesinato.

—Hay que averiguarlo.

Intentando no hacer ruido, los tres continuaron siguiéndolo entre los árboles.

—¿Todavía pueden rastrear su olor? —preguntó Stiles mientras caminaban.

—No lo necesitamos —respondió Liam al ver unas huellas en el suelo.

—Aunque, admito que su aroma es... agradable —comentó Hope, caminando al lado de su hermano.

—Qué asco —murmuró él, haciendo una mueca. Pero los dos se detuvieron cuando Liam se quedó parado en seco—. ¿Qué pasa ahora?

—Olvidé que debía encontrarme con Mason en el gimnasio —dijo el menor, con expresión preocupada.

—Pues dile algo.

—¿Qué cosa?

—Lo que sea.

—No puedo decirle "lo que sea".

—¿Por qué no? —preguntó Hope, confusa.

—Porque... no le he dicho todo aún —Liam suspiró, bajando un poco la mirada.

—¿Todavía? —Stiles lo miró incrédulo—. Dijimos que estaba bien.

—Ya lo sé, pero no es tan fácil. Es mucho para procesar.

—Vio a nuestro papá hacer explotar a un Berserker con una mina —dijo la pelirroja con obviedad—. Creo que está más que preparado para aceptar cualquier cosa.

—Scott y yo hemos pasado por esto muchas veces —dijo el de lunares—. Siempre es mejor cuando lo saben.

—Es cierto —añadió ella—. Cuando le conté directamente a Stiles que era mujer lobo, nos unió más como hermanos.

Stiles asintió con una pequeña sonrisa, y ambos siguieron caminando.

—¿Pero qué pasa si se asusta? ¿Y si deja de hablarme? ¿Y si trata de apuñalarme con algo de plata? ¿O si…? —el rubio empezó a divagar, pero sus amigos ya no lo escucharon.

Cuando voltearon, no lo vieron. En su lugar, había un hoyo en el suelo.

—¿Qué demonios estás haciendo? —Hope frunció el ceño al verlo tirado ahí. Liam levantó un poco los brazos, con obvio desconcierto. La chica giró la cabeza—. Ahí está.

—Rápido —susurró Stiles al verlo—. Deja de arruinar todo.

Los mellizos se escondieron rápidamente detrás de un árbol. Liam se unió a ellos unos minutos después. A lo lejos, Theo estaba de pie en un puente.

—Intenten rastrear su olor —murmuró el humano nuevamente—. ¿Algo?

—Jabón —dijo el beta.

—Es lindo. Huele bien —admitió la chica.

—¡No su jabón! Me refiero a su estado emocional, signos químicos.

—Ah, claro.

Frunciendo el ceño, ambos intentaron captar algo.

—Está triste —dijo Liam finalmente.

—¿Triste? —preguntó Stiles, confundido.

—Sí, bueno... no solo triste. Es más como... ¿un duelo?

—¿Duelo?

Hope se dio cuenta de algo al ver a Theo tirar unas flores al agua. Mierda, pensó.

—¡Dios mío! —exclamó, alejándose—. Vámonos. Tenemos que irnos.

—¿Por qué? —preguntó Liam mientras Stiles fruncía el ceño.

—Vámonos ya.

Los tres comenzaron a caminar de regreso, apresurándose un poco.

—Ahí es donde encontraron a Tara —susurró Hope.

—¿Quién? —preguntó Liam, confundido.

—Su hermana. Se perdió y murió por exposición a los elementos.

—Está dejando una flor para ella —entendió Stiles—. Demonios.

—Eso no suena malvado —comentó Liam.

—Ya lo sé. Lo noté.

Se detuvieron al ver a alguien en una rama. Theo bajó de esta y los miró.

—¿Qué están haciendo? —preguntó mientras se acercaba. Liam gruñó levemente—. ¿Por qué siento que ese chico es más fuerte de lo que parece?

—Nada más cuando lo soltamos de su correa —respondió Stiles.

—Stiles, estuvimos juntos en el equipo de béisbol. Y Hope, ganamos aquel concurso de ciencias —les dijo Theo—. ¿Por qué dudan tanto de mí?

—Por esto —Stiles sacó unos papeles del bolsillo y se los mostró—. Esta es una multa firmada por tu padre hace ocho años. Esta otra es un formulario para transferirte a Beacon. Las firmas son diferentes.

—Sí, se ven un poco distintas —admitió el chico al examinarlas.

—No un poco —corrigió la chica, señalando con la cabeza a su mellizo—. Según Stiles, las firmaron dos personas diferentes.

—¿Entonces mi papá no es mi papá? ¿Es un impostor? —preguntó Theo, con sarcasmo.

—Algo así —respondió Liam.

—¿Quién creen que soy? —Theo miró a Stiles.

—Aún no lo sabemos.

—¿Quieren una muestra de ADN?

—No. No tengo nada del cuarto grado para compararla.

Stiles recordó algo y miró de reojo a su hermana.

—Bueno, tal vez alguien sí.

—No, no lo haré —ella negó al darse cuenta de lo que él planeaba.

—Oh, claro que lo harás.

—¿De qué hablan? —preguntó el menor, sin entender.

—Cuando eran niños, Theo a veces le enviaba cartas a Hope. Y ella las guardó. Por mis "poderes de hermano mellizo", sé que nunca las tiró. Las tiene escondidas en algún lugar.

Liam soltó una risa nasal, mientras Hope fulminaba a Stiles con la mirada.

Sin que lo notaran, Theo esbozó una pequeña sonrisa al escuchar eso.

—¿Saben, chicos? Regresé por Scott. Pero también por ustedes —dijo Theo—. Necesitaba a alguien como ustedes. Alguien dispuesto a entrar al bosque de noche para proteger a sus amigos. Y alguien que atacaría o incluso mataría para defender a los suyos. No tengo a nadie así. Scott sí. Todos ustedes sí. Sé que estoy en el lugar correcto. Aquí es donde debo estar. Estoy destinado a ser parte de esta manada.

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Cuando los amigos regresaron al Jeep, se encontraron con una motocicleta estacionada cerca y a alguien parado al lado de esta.

—¿Encontraron algo? —preguntó Scott, observándolos con curiosidad.

—No —respondió Stiles rápidamente.

—Solo vine porque estaba aburrida, así que estoy bien —dijo Hope con un leve encogimiento de hombros.

—Me caí en un hoyo —admitió Liam con una sonrisa.

—¿Era el puente donde murió su hermana? —preguntó Scott mientras observaba al de lunares, quien ya había subido al Jeep.

—Sí. Fue muy humillante. Así que ahora nos iremos —dijo Stiles con un suspiro, intentando encender el vehículo, pero sin éxito—. Hijo de... Liam, hazme un favor. Sube al auto y enciéndelo cuando te digamos.

Liam obedeció y se acomodó en el asiento del conductor, mientras los hermanos se dirigían al capó para revisarlo.

—¿Chicos? —preguntó desde el interior.

—Dame un segundo —respondió Stiles distraído, mientras revisaban el motor.

—Intenta ahora —indicó Hope.

Liam giró la llave, pero el motor no arrancó.

—Chicos.

—Sí, lo sabemos. Lo seguimos —resopló el chico con frustración—. ¿Qué quieres que diga? ¿Que soy un acosador? ¿Que estoy loco? ¿O que soy totalmente paranoico? Nada de esto es nuevo.

—¿No intentarás darle el beneficio de la duda? —preguntó Scott, observándolos desde un costado.

—McCall, le damos a muchos el beneficio de la duda —dijo Hope, lanzándole una mirada de reojo—. Demasiadas oportunidades a demasiadas personas. Y ya sabes cómo termina.

—¿Como con Derek? ¿Kira? ¿Liam?

—Teníamos razón acerca de Peter —insistió Stiles.

—¡Intenta de nuevo! —ordenó Hope. Pero el resultado fue el mismo.

—Apuesto que sigues creyendo que hay algo en él que no se puede salvar —comentó Stiles con un suspiro.

—Quizá —murmuró Scott.

—¡Dios! —exclamó, golpeando el auto con frustración—. ¡Inténtalo de nuevo! —pero el motor seguía sin encender.

—¿Por qué tú no confías en nadie? Hope sí lo hace, aunque con cuidado.

—¡Porque tú confías en todos!

Liam se sobresaltó cuando Stiles golpeó el auto de nuevo. Hope lo observó con una mueca de preocupación y posó su mano sobre su hombro.

—¿Estás bien? —le preguntó suavemente.

—Estoy bien —respondió él, soltando un suspiro antes de forzar una pequeña sonrisa. Pero su hermana sabía que no estaba bien. Lo conocía demasiado.

—Te la pudiste haber roto —intervino su amigo, señalando su mano.

—No está rota.

—Déjame ver.

—Estoy bien.

—Stiles, al menos déjame a mí —dijo Hope, mirándolo con firmeza.

Él suspiró con resignación y extendió su mano hacia su hermana. Hope la tomó con ambas manos, y al instante aparecieron venas negras en su brazo mientras absorbía el dolor.

Scott observó sin sorpresa. Sabía que Hope siempre cuidaría de su hermano, sin importar las circunstancias.

Stiles movió los dedos, comprobando que ya no le dolía, y le dedicó a su hermana una pequeña sonrisa agradecida.

Justo en ese momento, el motor del Jeep finalmente arrancó.

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Hope había decidido acompañar a Liam a la escuela para ver a Mason, por si pasaba algo.

—¡Hola! —saludó Liam a su mejor amigo al verlo—. Disculpa que llegue tarde. Hope me ayudó a llegar.

—No, no llegas tarde. Te lo perdiste —respondió Mason—. Hola, Hope —la mayor solo sonrió—. Entrené. Por dos horas.

—Sí, lo sé. Lo olvidé —dijo arrepentido Liam—. Y te voy a decir el por qué. Es más, te voy a decir muchas cosas. Muchas cosas difíciles de creer. Realmente difíciles de creer.

—Hay un lobo —dijo Mason de pronto.

—Sí, a eso voy.

—No, hay un lobo detrás de ustedes.

Los dos voltearon. Efectivamente, un lobo negro estaba detrás de ellos.

—Eso es un lobo —dijo Hope asintiendo levemente. El lobo gruñó.

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Los tres entraron corriendo a la escuela.

El lobo los seguía. Doblaron un pasillo aún corriendo, y Mason subió un par de escalones de la escalera.

Pero Liam se detuvo, y eso hizo que Hope también lo hiciera. Ambos sabían qué hacer.

Los dos se voltearon hacia el lobo y rugieron hacia él. Mason se detuvo al escucharlos y se volteó a verlos. Hope hizo brillar sus ojos de color ámbar, y los ojos del lobo también lo hicieron. Y la chica supo que no era un simple lobo.

El animal se dio media vuelta y empezó a alejarse. Mason fue hacia sus dos amigos.

—Hay algo que tengo que decirte —dijo Liam.

—Son un hombre y una mujer lobo —Mason sonrió, sorprendido.

—Dunbar —dijo Hope mirando de reojo al chico—. Cuida mi ropa por un rato, y si me tardo, llévasela a Stiles o a Malia.

—¿Qué ha...?

Pero antes de que pudiera decir algo, Hope se volvió a su forma de lobo. Liam suspiró y agarró la ropa de la chica del suelo, mientras Mason la miraba sorprendido.

—¿Acaso puede...? —preguntó mientras observaban cómo Hope, ahora lobo, salía de la escuela.

—¿Convertirse en lobo? —Liam suspiró—. Sí. Y es molesto. Cuando está molesta y en esa forma, prefiero no acercarme a ella.

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Hope, en su forma de lobo, había estado persiguiendo a aquel lobo hasta el bosque.

Al parecer, el lobo había notado que lo seguía, porque empezó a avanzar más rápido, tratando de perderla de vista y huir. Ella se apresuró a correr para alcanzarlo.

Pero luego, el lobo empezó a disminuir el paso. Eso hizo que chocara contra él, y ambos cayeron. El lobo encima de ella.

Hope gruñó, algo molesta, para luego empujarlo con sus patas delanteras, haciéndolo caer a un lado.

Rápidamente se subió encima, acorralándolo con sus patas. Pero el lobo hizo algo que sorprendió a Hope.

El lobo lamió su mejilla y luego se recostó en el suelo, como esperando alguna reacción de su parte.

Pero Hope no sabía qué hacer. Era la primera vez que pasaba algo así cuando estaba en su forma de lobo. Con Derek, solo se rasguñaban y se lastimaban entre sí. Lo mismo pasaba con Peter.

Lo más sensato que hizo Hope fue alejarse del lobo, quien se levantó mientras la observaba.

Sin embargo, cuando Hope retrocedió un poco, una astilla se clavó en su pata izquierda de adelante, lo que le hizo soltar un pequeño sollozo de dolor.

Se dejó caer al suelo mientras lamía su pata adolorida. El lobo se acercó un poco a ella, a lo que le gruñó, pero aún así, él siguió acercándose.

Hope ladeó la cabeza, y el lobo hizo una especie de seña con su cabeza hacia su pata, por lo que, resignada, estiró un poco su pata hacia él.

Sin esperárselo, el lobo agarró la astilla con sus colmillos y la quitó de su pata. Ella gruñó un poco.

Unos segundos después de eso, el lobo se fue sin más. Hope, aún adolorida por su pata, se levantó y comenzó a caminar de regreso.

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Liam estaba con Mason en la entrada del bosque esperando a Hope, pues había rastreado su olor hasta allí.

—Entonces, ¿rastreaste a Hope hasta aquí con su olor, aún siendo loba? —preguntó Mason. Su amigo asintió—. Eso es genial.

—Ahí está —dijo Liam al ver a la loba aparecer, aunque cojeando.

—¿Por qué cojea?

—No tengo idea. Tal vez se lastimó.

La loba miró al rubio como esperando algo.

—Ah, claro.

Liam sacó su ropa de los asientos traseros del auto y la dejó frente a ella. Se dio media vuelta y le hizo una seña a Mason para que no mirara, a lo que él obedeció.

Hope volvió a su forma humana, y con dolor en su mano izquierda, comenzó a vestirse. No tardó mucho en hacerlo.

—¿Qué te pasó? —preguntó Liam, mientras observaba cómo Hope tocaba su pequeña herida y hacía una mueca, aunque pronto sanaría.

—Se me clavó una astilla en la pata en el bosque. Larga historia.

Y vaya noche.