O2. ARCTURUS

—¡AH! ¡PARA, PARA!—gritaba Carina en su cama mientras luchaba, estaba en un estado decadente, su rostro estaba cubierto de lágrimas y su cabello pegado a la nuca, debido al sudor.

Se despertó jadeando y se llevó las manos a la frente y cerró los ojos, dándose un momento para pensar, la chica se preguntaba cuándo terminaría esto, cuándo podría dormir tranquila.

Carina miró su reloj al lado de su cama y vio que ya era hora de desayunar, sus compañeros de cuarto ya se habían ido, decidió que se saltaría el desayuno de ese día, solo para poder llegar presentable a su primera clase.

Se levantó lentamente de su cama y puso los pies en el suelo, cuando logró sentirse firme se dirigió al baño para tomar una ducha fría, esperando que eso aclarara sus pensamientos.

Se miró al espejo por última vez y salió de su dormitorio con la cabeza en alto y la espalda erguida.

Cuando llegó al salón de pociones, recibió miradas tanto de su grupo como del grupo de Sirius, maldijo mentalmente al ver que se había olvidado que su primera clase era con Gryffindor.

Se sentó junto a Regulus, que era su compañero de pociones, y notó que él la estaba mirando.

—¿Qué pasa?—respondió breve y tajantemente sin mirarlo.

—Mamá me habló de sus planes, imagino que tus padres también lo hicieron—dijo Regulus con una ceja ligeramente arqueada.

—Por supuesto, no hay mucho que podamos hacer.

—¡No quiero recibir la marca, Car!—susurró el mismo impaciente—¿Y si trabajáramos desde adentro para derribarlo?

Ambos sabían muy bien a quién se refería, y realmente era una idea considerable, pero Carina no tuvo el coraje, no tuvo el coraje de ponerlo todo en juego, sabía muy bien que tenía miedo. , pero ella nunca lo admitiría.

—Creo que es mejor no hacerlo con Regulus—dijo tragándose su pensamiento inseguro.

—Hablé con el Profesor Slughorn, me habló de algo relacionado con los horrocruxes, también hablé con Severus y—la chica fue cortada de su discurso.

—¿Has hablado con Severus?—se indignó—Tú sabes en cuánto peligro ya estamos, si alguien más lo sabe... - Gritó Carina en un susurro.

—Los horrocruxes son importantes Carina, si pudiéramos destruir uno, ¡todo cambiaría!—dijo lo mismo con ansiedad.

—¿Te has vuelto loco? Si realmente creó un horcux, ¿sabes lo peligroso que sería buscarlo?

—Tengo esperanza, somos inteligentes y sabremos afrontarlo si alguien se entera.

—Es mejor que no sea Arcturus—dijo Carina, empezando a irritarse.

—¿A quién le importa Voldemort? ¡Podremos derrotarlo!—eso fue el colmo para la chica, haciéndola alzar la voz con enojo.

—¡No iré contra mis padres!—Carina se dio cuenta que toda la sala la había escuchado, nadie se atrevió a decir nada, todos parecieron ver que tenía llamas en los ojos.

Sin perder su confianza, miró al profesor disculpándose y salió de la habitación con la nariz en alto.

Se dio cuenta que todos estaban en clase y se dirigió a la Torre de Astronomía, ese era su lugar de calma, aunque la vista era mejor por la noche.

Carina se sentó en el suelo y se permitió cerrar los ojos, solo quería descansar unos minutos, aunque fuera sin dormir para no volver a soñar.

Podía sentir un vacío dentro de ella, era como si todo estuviera vacío, sentía como si algo faltara, pero no tenía idea de qué.

Sintió una punzada de dolor en su mano y abrió los ojos para ver lo que había pasado, solo era ella misma clavándose las uñas, había empezado a hacer esto de manera inconsciente desde las vacaciones, pero aún no se había acostumbrado a vista de sangre cayendo sobre tus dedos.

Carina levantó la cabeza y miró al techo y vio las estrellas, siempre pensó que el planetario que había allí era muy hermoso, siempre había pensado que podría pasar horas allí sin cansarse jamás, deseaba poder hacer eso.

Pasaron los minutos y Barty Crouch se sentó a su lado, ninguno de los dos decía nada, ambos sabían que el silencio era el regalo más grande concebido para el ser humano.

Carina dejó que su cabeza descansara en el hombro de su amigo y cerró los ojos, se rodeó las rodillas con las manos y se sentó de espaldas a la barandilla.

Un rato después, finalmente soltó a su amigo y lo miró a los ojos, sentía unas ganas enormes de llorar y no sabía por qué.

—Yo... —Carina intentó hablar pero su voz no le salía, era demasiado débil.

Barty asintió entendiendo y la acercó a su pecho, acariciando su cabello mientras ella miraba al suelo.

Pronto llegaron Regulus y Snape, trayendo a Rosier detrás, Barty y Carina se alejaron y ella se levantó, todavía estaba enojada con Black y su orgullo era más fuerte, solo caminaba con pasos firmes mientras escuchaba gritar su nombre.

Cuando Carina se acercaba al salón principal, sintió algo fuerte chocar contra ella, cuando levantó la vista vio que era uno de los amigos de Sirius, James.

Ella asintió y cuando estaba a punto de caminar nuevamente sintió que le tiraban de la muñeca y se giró para mirarlo, esperando que hablara.

—Mira Black, Sirius tiene muchas ganas de hablar contigo, ya extraña bastante a su hermana y lo mínimo que debes hacer es hablar con él—dijo Potter con el pecho hinchado.

Carina lo miró en estado de shock, sintió como si simplemente hubiera dicho la cosa más absurda del mundo.

—Mira, Potter—dijo imitándolo cínicamente—Si Sirius quiere hablar conmigo, que venga, y te recomiendo no volver a inmiscuirte en asuntos familiares—respondió con calma, amenazándolo indirectamente.

—¿Si no qué?

Quería decirle que de lo contrario se interpondría en el camino de la familia Black y podría terminar muerto, pero en lugar de eso, Carina simplemente lo miró fijamente a los ojos y James tragó saliva, al ver esos ojos marrones con una expresión en blanco, ella realmente podía hacerte tener miedo cuando quisiera.

Esta vez prefirió alejarse de cualquiera de sus amigos, se sentó atrás y tomó su libro de hechicería negra para leer y lo colocó encima de su libro de plantas acuáticas, después de todo necesitaba aprender a defenderse, incluso escondido de nadie y Herbología era su clase más aburrida.