14
Ni el monarca ni su aprendiz presintieron nada, nada de lo que paso.
Yeonjun ni siquiera pudo levantarse cuando de repente estaba rodeado de cristales, cristales en la cama y cortadas de los mismos en sus muslos y brazos.
Con pánico y curiosidad volteó hacia diferentes direcciones. El monarca tenia cortadas en la ceja, hombro y espalda. Volteó hacia atrás observando el ventanal roto.
— ¿Qué fue lo que sucedió? — Preguntó hacia el rey, el pánico causó intenciones de levantarse y pedir ayuda pero el monarca fue más rápido en tomar con su mano su brazo ensangrentado.
— Quédate, puedes herirte. — Yeonjun demostró la cantidad de cristales en la cama y el rey tenía razón.
— No entiendo.
— Algo rompió la ventana. — Aclaró el rey.
La preocupación en ambos aumentó cuando oyeron los gritos del exterior.
El monarca sin pensarlo levantó las sabanas echando los vidrios al suelo.
— Quédate aquí.
Y tanto nervios como dudas aumentaron en Yeonjun. La ventana rota, los gritos, todo lo estaba inquietando.
—Pero Soobin-
— ¡No quiero que salgas! — Le dijo por último de forma histérica.
El monarca bajó y en el proceso se chocó con el general que subía hacia su habitación con la misma urgencia.
— ¿Qué pasa? — Preguntó duramente el rey.
— Las doncellas vieron a unos de esos demonios, su majestad. — Soltó el general — Está aquí, en el pueblo.
Soobin siquiera dió una orden, solo avanzó con un ritmo acelerado y dispuesto a lo que tenga que hacer.
Yeonjun lloró, se sintió débil y en peligro. De rodillas sobre la cama, se acercó al ventanal tras él y sus manos temblorosas hicieron tacto con el frío material rocoso. Se inclinó hacia adelante, observando a la cantidad de personas en junta justo frente al castillo.
Soltó un jadeo por el viento frio haciendo tacto sus mejillas húmedas y sorbó su nariz tratando de oír más.
— Desapareció en el bosque.
Yeonjun pudo oír y no reconoció la joven voz.
Aún tembloroso se alejó del ventanal, dudoso y descubrió los cristales del suelo.
"Si el rey entra podría cortarse" — Pensó.
Se paró de la cama sintiendo algunos cristales diminutos dañar la planta de sus pies pero nada que no pueda soportar. Comenzó a correr los cristales del camino principal de la puerta.
Apoyado en la puerta quedó un cristal, más grande que los otros pedazos y Yeonjun lo tomó atraído por los colores de este, lo levantó ligeramente y pudo ver perfectamente el reflejo de la luna y su luz entrando por la ventana ahora sin cristales.
Sintió una ventisca acariciar los vellos de su nuca y con eso una sombra cubrió la luna por ende su reflejo en el cristal. La expresión del aprendiz fue una de preocupación mezclada con sorpresa e intriga pero cuando la sombra dejó de ser solo un ser de humo negro y se transformó en un joven pálido de cabellos rubios, ojos medianamente brillantes y posado en la ventana.
El aprendiz arrojó el cristal ahora este partiéndose en pedazos más pequeños y con histeria volteó la parte superior de su cuerpo para observar la ventana mientras.
Y solo pudo observar nada más que restos de cristal que resistieron el golpe, pegados al marco junto al fondo frio de la noche y arboles de las lejanías.
"Estoy seguro que no fue mi imaginación" — Pensó y se levantó, sintiendo unos chorros pequeños resbalarse de sus rodillas a sus pies, por estar de rodillas en el suelo.
Camino hacia la ventana y se apoyó sin mucha fuerza por la pared, con una mano y husmeó por la ventana, buscando una explicación lógica.
Un fuerte olor masculino llenó sus fosas nasales y con tranquilidad inhaló profundamente mientras el cálido aroma llenaba de paz y nostalgia su alma.
— ¿Qué es ese olor? — Murmuró para el solo y se acercó más, dejando que su cabeza esté completa fuera.
El olor se intensificó y siguió buscándolo por el bien de su alma, cerrando sus ojos y tratando de recordar.
— ¿Y-yoongi? — Murmuró.
La paz y la nostalgia permanecieron, ahora junto a la tristeza.
Con sus ojos aún cerrados con su mano izquierda acarició su hombro derecho y con su diestra acarició el codo de la izquierda, tratando de consolarse. No abrió sus ojos pero aún así unas lágrimas gruesas corrieron del rabillo de su ojo a sus mejillas y mentón ahí acabando y terminando en la almohada del rey.
Jadeó de sorpresa, sin hablar y sin capacidad de moverse. Dos ásperas y frías manos rodearon sus mejillas, cubrieron su rostro y limpió con las yemas de sus pulgares sus lagrimas.
— Te iubesc în fiecare noapte, iubirea mea.*. — Escuchó muy cerca de él.
[Te extraño todas las noches, mi amor*.]
El aprendiz abrió los ojos y contempló sin hablar al ser colmilludo que cambió su vida, no sintió odio. El pálido se alejó lentamente y Yeonjun tomó con firmeza sus muñecas, negando sin dejar de llorar.
— No me dejes de nuevo. — Susurró bajo.
Yeonjun cada vez se acercaba más a la ventana, estando en el marco.
El pálido sintió su corazón estrujarse por el acto, creyó que lo insultaría y demostraría un odio profundo pero no fue así. Tomó las manos de su amado que lo sostenía y sintió como Yeonjun aflojaba su agarre cuando rodeaba él sus manos. El aprendiz hipó mientras el pálido besaba sus manos frías.
— Siempre estoy aquí, lamento dañarte, tengo que irme.
— No, no por favor.
Su vista se nubló y en unos segundos solo pudo ver sus manos buscándolo con necesidad.
— ¡Yeonjun! — Alguien de la planta baja gritó su nombre pero pareciera que estaba sordo, no podía oír nada más que su respiración.
El monarca gritó con pánico, Yeonjun se estaba acercando demasiado al borde, sus rodillas estaban sobre la ventana y el resto superior afuera.
— ¡Suban ahora! — Ordenó el rey mientras se mantenía abajo por si Yeonjun realmente caía.
Yeonjun recuperó la vista pero ya se encontró fuera del castillo, cayendo a tres pisos.
El corazón del rey se aceleró. Yeonjun no pareció reaccionar ni siquiera con miedo, como si estuviera dormido. Soobin no pensó dos veces e intentó tomarlo. La velocidad en la que cayó fue suficiente para matar a Yeonjun de un solo golpe.
Soobin si lo sostuvo pero cayó con tanta fuerza que el rey tambaleó hacia atrás estrellando su cabeza por las paredes rocosas del castillo. Su armada completa entró en caos.
— ¡Soobin! — Se oyó el grito del doncél sustituto.
No dejaron que el rey derrame una sola gota más de sangre y ambos fueron atendidos, Yeonjun estaba despierto pero no reaccionó a ningún llamado.
Beomgyu observó la escena pero fue rápidamente sacado de ahí para no estorbar.
• bd •
Dejaron de buscarlo, ahora el reino tenía ahora más importante que atender, a su rey.
El vástago huyó, con prisa. Aterrizó en la ventana de su refugio, la abrió e ingresó ahora más tranquilo.
Sabía que ella estaba ahí, por lo que no se molestó en reprenderla.
— Te ví, y no solo yo, otras sectas fueron hablando de tu hazaña. — Escuchó, pero no la vio así que tomó una botella y derivó el rojo líquido en una copa. — Sabes que arriesgar nuestra ley puede llevarte a la muerte definitiva. ¡Pudieron matarte! Y si no lo hicieran los príncipes lo harían.
— ¿Desde cuando una novata como tú tiene el permiso de hablarle así a su Sire? — Preguntó el pálido.
— Si esto continúa podría quedarme sin mi dueño y protección. ¡Todo por una criatura!
La mujer vástago ni se inmutó cuando el pálido se puso de pie dando un fuerte golpe a la mesa pero él pudo notar su miedo.
— ¡Él ya no es una criatura! — Gritó furioso — Fue mío desde antes de su transformación y bebió de mi sangre. — Soltó más tranquilo — ¿Qué quieren que haga? No me permiten sacarlo de ahí y tampoco me permiten verlo, Yeonjun no sabe nada de nuestra legión, ni leyes. Si no me ocupo de observarlo puede ser tomado por cualquier príncipe de los clanes.
Ella rió levemente.
— No te preocupes, no fue tomado por un príncipe, sino por un rey. — Dijo traviesa y el vástago rascó su nuca con enojo. — ¿Mi Sire está celoso? — Preguntó ella con el mismo tono — ¿Es por eso que rompió la ventana cierto? Estaba celoso de que el rey Soobin esté cerca de él, de que lo toque, lo abrace, lo bese.
— ¡Cierra la boca! — Gritó enfurecido — Sabes que no tengo reparo en dejarte, si tienes mi protección es porque me encuentro obligado pero en cuanto arregle eso voy a echarte a la calle a tu propia suerte y buscaré a Yeonjun sea lo último que haga, y ese imbécil no volverá a saber de él. — Dió un último trago a su copa bebiendo la vitae por completo — Debí matarlo ese mismo día.
— Sí, te ahorrarías muchísimos problemas. — Comentó ella — Así como también debiste deshacerte del doncél Beomgyu.
— Ese trabajo ya no era mío. De todos modos ninguno de nosotros creyó que ese doncél sería de tanta utilidad e importancia.
—Pues lo es.
El vástago demostró como el pálido se levantaba rumbo a su habitación y observaba un espejo junto a su ventana, apuntando al reino de Mihai Sorin.
Ella frunció el ceño con asombro y confusión por el claro reflejo del vástago en el objeto.
— ¿Cómo es que-...?
— Cierra la boca. — Le dijo el pálido — Vreau să-l văd pe cel iubit.
[Quiero ver a mi amado]
Y el espejo comenzó a distorsionar su reflejo, transformándose en una especie de ventana que ahora reflejaba una habitación completamente distinta de la que estaban.
— ¿Quién es ella? — Indagó con confusión el vástago mientras observaba en el espejo la habitación del doncél.
— ¿Es el castillo de Soobin? — Preguntó ella y fue ignorada.
Había una doncella en la cama de Yeonjun, junto a otra doncella más mayor.
— Que gentil de parte del aprendiz ofrecerte su habitación. — Dijo la doncella mayor y el vástago negó enojado.
— Carajo...— Murmuró.
— ¿Así lo espiabas?
— ¿Puedes cerrar tu boca un segundo? — Ella bufó girando los ojos.
El vástago tenía muchas cosas en mente, se sintió herido. Yeonjun estaba en la cama del rey y ahora su habitación fue reemplazada, se sintió furioso, quería ir hacia allí y arrancar de los brazos del rey a su amado.
Él nunca quiso dañar a Yeonjun, pero se había enamorado y Yeonjun no tardó en descubrir su verdadera vida. Yoongi sintió alivio que el doncél no sintió terror luego y su relación continuó.
Una noche, esa noche, Min recibió una carta del clan, esta dictaba que habían descubierto su secreta relación con esa criatura, que había roto una regla y que debía presentarse junto a su amado para ambos ser ejecutados. Yoongi se negaba a ser un Romeo y Yeonjun su Julieta, se negó rotundamente por lo que tuvo que arrebatarle la humanidad a Yeonjun para salvar su vida y estar eternamente con él.
Min era un vástago antiguo, un ser demoniaco más entre la duradera existencia de los clanes y seres. Yeonjun era un humano, un doncél con un puro corazón, un ángel caído. Sus almas retomarían caminos distintos, la de Yeonjun sería eterna y libre, la de Min sería torturada entre los fuegos interminables del infierno y privado de su libertad eternamente. El pálido inhumano no toleraría pasar eternamente sin el doncél, por más que Yeonjun no quisiese, supuso que estaría más feliz siendo eterno que estar lejos de su vástago y aún no sabe lo que el doncél hubiera elegido porque no tuvo la oportunidad de preguntarle. Aún así, el actuar de Yeonjun al borde de esa ventana lo hizo saber; Yeonjun prefiere vivir su pequeño infierno con su pálido demonio que pasar eternamente solo en el cielo.
Pero también deja que el rey lo toque a su antojo.
Si hubiera una forma de meterse en la cabeza del doncél, todas sus dudas serían resueltas.
— Yeonjun debería estar muerto. — Ahora soltó la vástago — Él rompió el código cuando fue echado de su reino por ser un vástago...y ahora convive entre criaturas.
— Yeonjun no es parte del clan, no ha sido aceptado por los príncipes, solo fue abrazado por mi por su protección, soy su dueño.
— También el mío. — Ahora ella escupió con recelo.
— Tú no me importas. — Dijo Min con el mismo tono, dándole a la vástago una fría mirada de odio antes de irse.
— ¿A dónde vas? — Indagó mientras Min se paraba al marco del alto ventanal.
— A pasar tiempo solo, lejos del reino y el refugio, no quiero poner en más peligro a Yeonjun por esta noche.
Y su cuerpo se echó hacia atrás.
Ella no dijo nada, sabía que huir así le apasionaba.
• bd •
El aprendiz finalmente despertó y por suerte para él, estaba siendo atendido por Taehyun.
El amanuense fingió curar sus heridas, que solo era ahora sangre seca debido a que las heridas se habían curado.
— ¿Qué pasó? — Preguntó un poco aturdido mientras se sentaba en la cama y llevó su diestra a su cabeza con un gesto de dolor.
Taehyun colocó un paño frío en su frente y el aprendiz gimió de dolor mientras volvía a recostarse.
— Caíste por la ventana. — Dijo el menor — Bueno, los plebeyos dicen que tú te aventaste.
Yeonjun frunció el ceño, incapaz de recordar tal cosa.
— El rey corrió a salvarte pero caíste con tanta fuerza que...se cayó hacia atrás estrellando su cabeza con la albarrada.
El doncél se sentó de golpe en la cama.
— ¿Está bien? ¿Dónde está? ¿Está muy herido? — Taehyun lo detuvo con ambas manos en sus hombros.
— Tranquilo, Yeonjun. — Trató de calmar — El rey está siendo atendido, dijeron que perdió sangre, está inconsciente pero ya detuvieron el sangrado, solo necesita terminar su descanso.
Yeonjun se dejó caer en la cama sintiendo una enorme culpa.
— ¿Yo lo dañé?
— No, no... no fue tu culpa.
El doncél llevó ambas manos a su pecho, dejando ir un suspiro por el dolor de cabeza y tratando de pensar.
¿Por qué se aventaría?
— Yo recuerdo...recuerdo.. ah, no lo sé.
El amanuense hizo una mueca, confuso y miró las sábanas blancas esperando que Yeonjun recuerde. De pronto, su cuerpo saltó en señal de susto cuando el doncél lo tomó por sus hombros.
— Yoongi estaba aquí, Taehyun...— Soltó.
El menor observó sus ojos dilatados, percibió miedo, confusión.
— ¿Quién?
— El...el que me transformó, él estaba en la ventana rota. — Yeonjun soltó al amanuense de golpe, tratando de pensar — Quizás él rompió la ventana, aunque no tiene sentido, a no ser que quiera ser descubierto. ¡Estaba ahí! Estoy seguro de que-
— ¡Yeon! — Interrumpió el escriba — Cuando caías estabas dormido, ¿estás seguro de que no solo lo soñaste?
— No...— Murmuró — Claro que no.
— Como sea, trata de no pensar mucho.. tienes que comer algo. — Yeonjun negó — Sí, y que no sea verduras, eso solo te descompone, recuerda que ya no tienes el mismo cuerpo.
— Pero amo mi comida sin carnes.
— Seguro que la amas también cuando la desechas en el jardín. — El mayor bufó con tristeza — Oh... no sé de dónde podría sacar sangre, la vieja solo te va a descomponer.
— Taehyun... ¿es posible de que pueda verme en un espejo?
— ¿No...? — Soltó el escriba con confusión, dado que ya habían hablado de eso.
— Siempre puedo ver mi reflejo en el espejo de mi antigua habitación. — Dijo y el menor frunció los labios pensando.
— Mi teoría es que cuando bebiste sangre humana la primera vez no estaba en el mejor estado, era solo sangre muerta, no fresca, por lo que tu cuerpo cambia constantemente. Unos días puedes ser más humano y otros no.
— Pero en otros espejos no me reflejo.
— Entonces no tengo idea.
Si Taehyun no lo sabía ¿Cómo él lo descubriría?
— Siento mucho lo que le pasó al rey.
— No te preocupes, no fue tu culpa.
— De hecho sí.
Tanto el amanuense como el aprendiz voltearon hacia el tercer individuo.
— No tiene por qué hacerlo sentir mal, doncél Beomgyu. — Soltó el escriba — Todos sabemos que Yeonjun no tenía intenciones de lastimar al rey.
— Oh, no... pero lo hizo. — Dijo y se sentó junto al aprendiz.
Yeonjun no dijo nada, siquiera hizo contacto visual con el doncél.
¿Cómo un doncél podía intimidarlo tanto?
— No te preocupes, Yeonjun. — Soltó con tranquilidad que Taehyun percibió como consuelo falso — Nada podría salir mal, solo si... el rey no muere, claro. De ser así... es probable que seas perseguido por todo un pueblo con antorchas y arcos, nada fuera de lo común, cielo.
— Doncél Beomgyu, ¿nos haría el favor de retirarse? — Preguntó amablemente el escriba — El aprendiz real en estos momentos está débil y no con la suficiente ropa por su condición, temo que lo está incomodando.
— Oh, por supuesto. — El doncél sonrió con la misma actitud y tomó con su diestra el mentón de Yeonjun obligando a que lo mire a los ojos. Luego sonrió sin mostrar sus dientes y llevó unos mechones castaños del cabello del aprendiz tras su oreja — Recupérate, el reino te quiere vivo. — Dijo con la misma sonrisa y luego se fue.
El aprendiz se estremeció por los escalofríos.
— Siento que quiere matarme. — Confesó Yeonjun.
Taehyun solo suspiró decepcionado, le dolía que el doncél que ganó su corazón ahora esté matando sus sentimientos con su actitud.
— Mejor descansa un poco. — Ahora dijo el amanuense.
Se hizo muy tarde, Yeonjun se quedó dormido, de alguna manera tenía que recuperar sus fuerzas.
Cuando el aprendiz despertó se llevó una gran sorpresa.
El rey estaba acostado a su lado.
Yeonjun se preguntó por un momento si todo era un sueño pero volteó sentándose en la cama y viendo la ventana rota, ahora cubierta con un tapiz que por el viento se levantaba levemente dejando ver unos cristales rotos por el marco, aún estaban.
Una cálida mano acarició su muslo y bajó la mirada automáticamente, aunque sabía que era obvio de quién se trataba.
— ¿Su majestad? — Preguntó preocupado — ¿Estás bien?
El pelinegro recostó su cabeza en el muslo del aprendiz, abrazándolo. Yeonjun se congeló por la tan inesperada acción.
— Sí, no te preocupes. — Dijo.
Yeonjun comenzó a sollozar levemente.
— Yo... lo siento mucho, no quería dañarle. — Quiso acariciar su cabeza pero temía lastimarlo.
— Lo sé, estoy mejor. — Admitió y se levantó un poco para acariciar el rostro del aprendiz — ¿Tú estás bien? Me preocupa mucho por lo que pasó.
— Mm...sí, solo tuve un ligero dolor de cabeza.
— ¿Qué hay de tus piernas?
— ¿M-mis piernas? ¿Qué tienen? — Preguntó y Soobin rió levemente por el tartamudeo.
— Cuando montaste a caballo. ¿La miel te resultó útil?
— ¡Ah, eso! Sí, sí, estoy mejor, hasta olvidé eso.
— ¿Olvidaste eso?
El rey sonrió levemente cuando el aprendiz se sonrojó fuertemente.
"No seas tan obvio, mierda" — Se dijo el rey a sí mismo. Estaba siendo demasiado directo y no convenía sin saber qué pensaba Yeonjun.
— ¿Por qué te sonrojas?
Yeonjun cubrió sus mejillas negando.
— Es que... me pareció inusual lo que hizo. — Yeonjun no quiso más evadir ese tema, su curiosidad por el extraño trato del rey. — Y el cómo apareció aquí.
— Pedí que me trajeran aquí.
— ¿Y lo otro? — El aprendiz se encontraba ansioso por la respuesta.
— Yeonjun...— El rey no estaba seguro de cómo explicarlo.
"¿Acaso lo sabe y finge ser tonto...o es tonto?" — Pensó Soobin.
— Nunca me sentí atraído hacia otro varón. — Confesó de repente y Yeonjun entre abrió los labios con sorpresa.
— No tiene nada de malo es-
— Pero me gustas tú. — Ahora dijo.
Yeonjun no dijo nada.
"No soy un varón" — Pensó, pero jamás lo diría.
"Espera, ¿por qué pienso en decirle que no soy un varón?"
— Yeonjun...
El aprendiz levantó la mirada al rey, quien ahora estaba sobre sus rodillas en la cama, frente a Yeonjun.
— ¿No vas a decir nada?
Yeonjun solo negó, cabizbajo.
— Yeonjun...
— No puedo gustarle yo. — Soltó, sin verlo — Soy solo su aprendiz, no pertenezco a la realeza.
El aprendiz abrió los ojos en demasía cuando el monarca lo tomó de sus caderas para acercarlo más y se agachó a su altura aún sobre sus rodillas. Yeonjun tuvo que abrir las piernas levemente para no lastimar al rey.
— Eso no me importa, eché a mi propio padre del reino por ir en contra de mis ideas, si quiero algo lo obtengo.
— ¿Y qué es lo que quieres?
El monarca tragó duro pensando y se acercó de golpe colisionando sus labios con los ajenos.
Yeonjun nuevamente abrió los ojos en demasía y quiso alejar al rey pero cedió casi al momento de querer resistir, dando paso a Soobin y su lengua.
"Son mis hormonas, son mis hormonas, son mis hormonas..."
El aprendiz sostuvo los hombros del rey mientras este se agachaba cada vez más suavemente sin separar sus labios hasta quedar entre las piernas del aprendiz ahora acostado. El beso que fue lento comenzó a ser rápido, profundo y desesperado.
Soobin sostuvo con firmeza la cintura del mayor y se arrimó más a su cuerpo mientras mordía su labio inferior haciendo que Yeonjun suelte un quejido.
De repente el mayor soltó un leve gemido y quiso cerrar sus piernas con desesperación pero solo atrapó más al rey.
— ¿Qué pasó?
— Ah-... n-necesito ir al baño. — El rey frunció el ceño con confusión — ¡Por favor salga de encima! — Lloriqueo y Soobin hizo caso viendo como el aprendiz huía.
Soobin rió ligeramente dejándose caer en la cama con una sonrisa boba.
Y nada eso ah. Avisen errores eu
Cap concluido el martes 23 de agosto del 2022 a las 1:34 am
arios
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro