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MinHo me miró con una sagaz sonrisa mientras seguíamos caminando por las calles alumbradas de Seúl. La noche estaba fresca, y la brisa suave nos envolvía como una manta ligera. Aunque el bullicio de la ciudad seguía vibrante a nuestro alrededor, sentía que el mundo se había reducido a nosotros dos, a la calidez del tímido roce de su mano con la mía y al ritmo compartido de nuestros pasos.

—¿Sabes? —comenzó a decir MinHo con un tono ligero y pícaro.— Creo que deberías acercarte un poco más a mí, por si acaso te pierdes.

—¿Perderme? —repliqué con una ceja arqueada y una risa que se escapó involuntariamente.— Creo que puedo manejarme por aquí, MinHo. No es la primera vez que camino por estas calles.

Él se inclinó un poco más hacia mí. Su cuerpo estaba tan cerca que podía sentir el calor que emanaba de él, una proximidad que me resultaba a la vez reconfortante y electrizante. Sus pasos se sincronizaron con los míos mientras más se acercaba y su risa suave se mezclaba con el susurro del viento.

—Bueno, no quiero correr riesgos—murmuró y noté que el tono de su voz escondía un toque travieso.—Además, si te perdieras, ¿quién me haría compañía?

Rodé los ojos con un suspiro divertido, pero mi sonrisa no pudo evitar curvarse aún más. La cercanía de su cuerpo estaba comenzando a afectar mi concentración, haciendo que cada palabra y gesto parecieran más significativos.

—Supongo que tendrás que buscar otra distracción, entonces —respondí, tratando de mantener un tono desenfadado mientras mi corazón comenzaba a latir un poco más rápido de lo normal.

MinHo no parecía dispuesto a dejar pasar la oportunidad de acercarse aún más. Sus dedos encontraron los míos en un gesto que era a la vez casual e insondablemente íntimo, entrelazándolos con una facilidad que me desarmaba. Su mirada se posó en la mía con un brillo cálido y coqueto que me hizo creer que todo el mundo se desvanecía, dejándonos solos en nuestra pequeña burbuja seccionada del resto del mundo.

—Oh, creo que ya encontré la distracción perfecta —dijo, apretando suavemente mi mano y acercándome más a él.

El contacto de su mano con la mía me provocó una corriente cálida que se extendió por todo mi cuerpo. Intenté mantener mi compostura, pero mi voz traicionó mi intento de parecer indiferente.

—MinHo... —empecé a decir, pero antes de que pudiera terminar, él inclinó la cabeza para darme un beso ligero en la sien.

—¿Sí? —preguntó con una expresión de inocencia fingida que sabía muy bien cómo desarmarme.

—Nada, olvídalo —murmuré, soltando una risita y apretando su mano con más fuerza, mientras mi rostro se iluminaba con un rubor tenue.

Finalmente, arribamos a la entrada de su edificio. Cuando cruzamos el umbral del apartamento, el silencio acogedor del lugar nos envolvió en una atmósfera íntima y relajada. Las luces tenues y cálidas acentuaban cada rincón, creando un ambiente que parecía hecho a medida para nosotros dos. MinHo cerró la puerta tras de sí, y antes de que pudiera quitarme el abrigo, sus manos ya estaban sobre mí, deslizándose por mis hombros con una mezcla de cuidado y ternura. Era como si su toque tuviera la capacidad de borrar cualquier rastro de la noche fría que habíamos dejado atrás.

—Déjame encargarme de esto —murmuró cerca de mi oído, su voz era suave pero cargada de una complicidad que me hizo sonreír.

Sus dedos hábiles desabrocharon el abrigo, y cuando lo deslizó fuera de mis hombros, su mano se posó en mi cintura, guiándome hacia una discreta silla que se encontraba en la entrada con una firmeza que solo lograba acentuar la sensación de seguridad y cuidado que irradiaba. Me dejé llevar por su gentileza, sintiendo cómo la calidez de su toque se extendía a través de mi piel, como si sus manos dejaran un rastro invisible de afecto.

—Siéntate aquí —dijo con una sonrisa traviesa, sus ojos brillando con un destello juguetón mientras me acomodaba en la silla.

Me observó un momento antes de arrodillarse frente a mí, sus dedos empezando a trabajar en los broches de mis tacones. El gesto, que podría haber sido meramente funcional, estaba cargado de una delicadeza casi reverencial. Sentí un escalofrío cuando sus dedos rozaron la piel de mis pies, un cosquilleo cálido que subió por mis piernas y me hizo reír suavemente, intentando ocultar la mezcla de timidez y placer que se apoderaba de mí.

—¿Estás disfrutando del servicio, señorita? —Preguntó con una sonrisa pícara mientras me quitaba el segundo tacón, dejando mis pies desnudos sobre la suave alfombra.

—Podría acostumbrarme a esto —respondí, tratando de mantener la compostura, aunque mi corazón latía un poco más rápido de lo habitual.

—Bien, porque hay más por venir —dijo con un guiño antes de levantarse, extendiéndome un par de pantalones y una camiseta de un pequeño armario.—Aquí tienes algo más cómodo.

Tomé la ropa, sin poder evitar dejar escapar la risa al ver como lo tenía todo preparado, notando la suavidad de la tela entre mis dedos. Mientras me levantaba para dirigirme al baño, MinHo se acercó un poco más, con su mano encontrando el camino hacia mi espalda, guiándome con esa mezcla de firmeza y dulzura que había llegado a conocer tan bien.

—Espero que te guste cómo huele —susurró junto a mi oído mientras me dejaba frente a la puerta del aseo.— Siempre he pensado que la ropa debe sentirse como un abrazo.

Antes de entrar por completo al baño, llevé la camiseta a mi rostro y aspiré su aroma, sintiendo el olor característico de MinHo: una mezcla de su perfume y la esencia de su piel que se sentía envolvente. Me mordí el labio, sintiendo una extraña mezcla de timidez y satisfacción al saber que llevaba algo tan íntimo de él.

—Si necesitas algo, no dudes en llamarme —dijo, con una sonrisa que parecía contener una promesa velada.—Estaré justo aquí, esperando.

La puerta del baño se cerró suavemente tras de mí, y el sonido del agua comenzando a correr fue como un suspiro de alivio. Al sentir el agua caliente sobre mi piel, dejé que todo el peso del día se disolviera, cerrando los ojos mientras el vapor llenaba el espacio. La ducha se convirtió en un refugio, un lugar donde cada gota de agua se llevaba una pequeña parte del cansancio y las preocupaciones. Era imposible no esbozar una sonrisa al pensar en la noche, en cómo cada pequeño gesto de MinHo había convertido algo tan sencillo en una experiencia llena de significado y cariño.

Después de unos minutos, me envolví en una toalla, sintiendo la suavidad de la tela contra mi piel. Salí del baño, aún con el cabello húmedo, y me encontré con MinHo esperando en el umbral, apoyado contra la pared con una expresión que mezclaba diversión y admiración. Sus ojos recorrieron mi figura de arriba abajo, deteniéndose un segundo más de lo necesario en la curva de mi cintura y el borde de la toalla.

—¿Qué miras? —pregunté, tratando de sonar firme, pero con una sonrisa que delataba mi propia diversión.

—Perdón, es que... te ves increíble —respondió, levantando las manos en señal de inocencia, aunque la sonrisa traviesa en sus labios decía otra cosa.

Me sonrojé, sintiendo el calor subir a mis mejillas, y fingí estar ofendida.

—¡Pervertido! —Exclamé, dando un paso atrás mientras sujetaba la toalla con más fuerza alrededor de mí.

Él soltó una risa cálida, el sonido resonando en el pequeño pasillo como una melodía que me hizo sentir aún más cómoda. Se acercó, dejando un beso ligero en mi sien antes de indicarme con un gesto hacia la puerta del cuarto.

—Te lo juro, no puedo evitarlo. Eres hermosa —dijo en un tono más suave, sin perder ese aire juguetón.—El cuarto está allí. Cámbiate tranquila, yo me encargaré de preparar algo para nosotros.

Lo observé con una sonrisa que mezclaba ternura y complicidad, consciente de cómo su presencia transformaba cada momento en algo único. Mientras caminaba hacia su cuarto, el roce de la toalla sobre mi piel y el eco de su mirada mantenían mi corazón acelerado. Sabía que esta noche quedaría guardada en mi memoria, como un instante en que el afecto y la atracción se unieron con una fluidez natural, casi inevitable.


──────────❀◦∘NOTA DE LA AUTORA

Perdón por esta caca de capítulo, pero intentaré hacer que el siguiente sea un poco más largo. Al principio pensaba en subirlos los dos juntos como uno solo, pero siento que sería demasiado pesado de leer.

Espero que lo hayáis disfrutado!!

Sin nada más que añadir, besitos muakmuak<3

❁ Con mucho amor, Vin.

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