Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo O5

     Sobrepensar puede llevar al caos y el caos destruirte como un incendio que vuelve cenizas todo a su alrededor. El fuego por sí solo es un elemento hermoso, pero cuando su función es utilizada con los motivos incorrectos no hay garantía de que aquello acabe bien; el incidente de hacía un par de noches se asemejaba un poco a eso.

     Al día siguiente de haber descubierto el secreto de Casey, respondí el mensaje que me envió ofreciendo una disculpa. Inicié la mañana de esa manera: dejándole claro a mi mejor amigo que no debía preocuparse por darme una explicación; luego pasé a realizar las actividades normales que toda persona hace, exceptuando el hecho de que no entrené como era mi costumbre en Japón.

   Así fue durante unos cuántos días hasta que Casey no respondió más mis mensajes. Por un momento consideré la posibilidad de que se encontrara cansado por los entrenamientos con su equipo, tal vez la escuela o su ocupación como héroe, pero ¿molestarse por algo que no es mi culpa? Al inicio consideré que lo era, me sentí mal de haber invadido su privacidad de esa manera, me disculpé aun cuando algo me decía que no tenía por qué hacerlo y luego comprendí que no es asunto mío si la vida acomoda ciertos asuntos para que los sucesos pasen. Ahí comenzó el incendio.

     Lo dejé pasar. Me dije que no debía sentirme mal y que le daría su espacio, si a mí me cuestionaran sobre algo privado que me hace feliz, tal vez reaccionaría de la misma manera, y yo nunca pensé en la posibilidad de juzgarlo o decirle que deje de hacerlo.

     Y repentinamente ya me tiene pensando que tal vez mi reacción de alejarme tampoco fue correcta. ¡Vamos! Acepté su disculpa y le dije que sobraba una explicación de su parte, ¿no es suficiente?

     Entonces ¿cómo se supone que debes actuar cuando crees que todo se encuentra bien pero en realidad no lo está? Una cuestión de esas siempre me generó ansiedad. Esa sensación de vértigo en tu interior creciendo al mismo tiempo que los pensamientos te tragan, deseando salir huyendo o gritar hasta desgarrarte las cuerdas vocales.

     Me sentía de esa manera al darme cuenta de que ahora transcurría el octavo día sin una llamada o mensaje de Casey desde que descubrí su pequeño secreto. No negaré que en un principio me molestó su falta de confianza, luego pensé que él se encontraba en su total derecho de no contarme todo lo que pasa en su vida porque todos merecemos privacidad, y me sentí bien con eso, porque lo comprendí, y en este momento no puedo evitar pensar que yo soy la que hizo algo malo. Me lo estoy repitiendo todos los días.

     Mi sobrepensamiento está jugando muy sucio contra mí, agobiándome con tantas ideas sobre cómo podría o debería sentirme, lo cual me confunde más, no sé si hacerle caso a la lógica de mi mente o a mi corazón que aún sigue siendo blando después de todo el entrenamiento que mi padre me ha dado.

     Me limpié los ojos después de revisar por quinta vez el chat de mi mejor amigo en tan solo esos diez minutos que parecían hasta una hora que pasaba con lentitud, como si el tiempo se congelara. Tampoco sabía si era lo más prudente enviarle un mensaje. ¿Estaría molesto? ¿Se siente tan culpable como yo? ¿Ya no me considera su mejor amiga? ¿Qué hago?

     Las dudas me invaden, el nudo en mi estómago se vuelve más doloroso y siento como si me faltara el aire. Debía tranquilizarme y pensar positivo pero ¿cómo hacerlo cuando todo parece derrumbarse por más que te esfuerces en sostener la estructura? Me senté en mi cama dejando caer mis lágrimas, era la única manera de obtener alivio por un rato sin importar el dolor de cabeza venidero.

     Llorar se sentía como una anestesia. Mi respiración se sostiene en un suspiro y tengo el corazón en la mano dispuesta a guardarlo en un cajón con llave para ya no sentir intensamente. Lo odio. En ocasiones odio sentir de esa manera, es como un peso sobre mi pecho que me dificulta la respiración, me siento como si estuviera al borde de morir por tanta incertidumbre y me pregunto cómo es que ese tipo de emociones pueden generar tanto en alguien. Y lo odio.

     Pienso en tantas cosas y al mismo tiempo quisiera no hacerlo, me trae ciertos recuerdos de mi niñez cuando mi padre me comparaba con mi hermana diciendo que debía ser igual de dura que ella y deshechar el sentimentalismo.

     «Siento tanto no poder ser como ella pero no soy una máquina, padre».

     Tomo esas ideas y las arrugo como una bola de papel que lanzo al cesto de basura, ni siquiera me he dado cuenta en que momento oscureció. Es tan malo quedarme inmersa en mis pensamientos hasta el punto en que las horas se desvanecen, así que decido salir a tomar un poco de aire fresco a la azotea de mi edificio, podría quedarme en las escaleras de incendio pero algo me hace tener un buen presentimiento, así que camino hasta la azotea de la otra noche dónde conocí a aquella tortuga.

     He estado pensando en él si soy honesta. Me causa curiosidad cómo es que una tortuga humanoide a aprendido el arte del ninjutsu, y sobre todo ¿qué sensei ha tenido como para inculcar en su corazón ese amor? Yo lo he estado perdiendo, quisiera conversar con él sobre como es que no se ha hartado de lo mismo por tanto tiempo; posiblemente porque sus circunstancias son distintas a las mías y no carga sobre sus hombros la responsabilidad de un clan que dependerá de él en el futuro. Es una tortuga, Dios mío.

    Me siento sobre la orilla del edificio ignorando un poco el vértigo, doy gracias de que se encuentran las escaleras, de lo contrario no me atrevería a sentarme aquí. Observo todo el panorama y siento como si mi mente se desconectara de todo. A veces los ratos de soledad son buenos para mí, pero otros quisiera que hubiera alguien que me entendiera y no viera mi manera de sentir como algo malo. Alguien que arrancara de mí esta constante angustia que cada día se hace más pesada.

—Miren, si es la niña del otro día —Su voz a mis espaldas me hizo virar los ojos y masajearme la sien derecha. No podía estar pasando justo ahora.

     Le miré sobre mi hombro y luego me levanté. Así se ha ido mi rato de soledad, pero dudo que pueda ser malo disfrutar de su compañía, debo cambiar mi actitud asocial aunque me siga pareciendo extraño hablar con una tortuga, si se lo contara a alguien más como a mi padre o a Casey estoy segura de que no me creerían para nada.

—Oh, la tortuga gruñona —respondí con tono de burla y luego le sonreí.

—No soy gruñón.

—Y yo no soy una niña.

—¿Qué haces aquí? —Ignora lo que digo y se acerca hasta mí, sentándose justo dónde yo estaba antes de que llegara a interrumpir mi tranquilidad.

—Yo debería preguntarte eso a ti, ¿qué las tortugas no duermen? La vez pasada nos conocimos a esta hora.

—Estoy despierto por la misma razón que tú no estás en tu cuna.

—¡Oye! Es suficiente, no puedes venir aquí y decirme que...

     Me interrumpe y pone su dedo sobre su boca haciendo la seña de que guarde silencio; le obedezco y lo miro mientras espero que diga algo más o si es que se pone en posición de ataque.

—¿Ves? El sonido de cuando te callas es mejor —Suelta una carcajada y yo siento un tic en el ojo, así que me acerco y le doy un golpe en la cabeza.

—¿¡Eso por qué!? —Lloriquea mientras masajea su cabeza y yo me siento de vuelta, esta vez a su lado alzando el mentón con orgullo.

—Tú empezaste.

—Grosera —Después de unos segundos me observa y ríe.

—¿Ahora qué te hace gracia?

— Nada, es que —Se calla y niega con la cabeza, sonriendo y haciendo que me sienta cómoda—, ni siquiera Mikey se ha atrevido a tanto.

—¿Mikey? —¿O sea que hay más como él? No me lo creo. ¿Segura que estoy en Nueva York?

—Mi hermano menor, un cabeza hueca que termina llorando después de molestarme —Aspira una bocanada de aire y luego de dejarlo salir en un suspiro sonríe nuevamente—. ¿Y bien?

     La pregunta me descoloca un poco y le miro con confusión sin saber a qué se refiere, así que le hago una seña para que continúe hablando.

—¿Me dirás algo más allá de tu nombre? —No entendía porque tanto interés de parte suya. O sea, por supuesto que también me causaba curiosidad todo lo relacionado más allá del nombre Raphael, solo que a diferencia suya, yo soy más prudente, tal vez menos impaciente como para averiguar ese tipo de cosas—. Es la segunda vez que nos vemos desde hace noches, yo creo que es justo.

—No creo que sea lo más prudente —Me abrazo a mí misma buscando el calor que mi padre no puede darme en estos momentos. La temperatura comenzó a descender, eso me recordó a mi niñez junto a una fogata cuando mi padre llevaba las cosas con un poco más de calma ya que mi hermana y yo aún éramos pequeñas. Raphael se da cuenta de mi pequeña incomodidad por cómo aparté la mirada, así que guarda silencio unos minutos y lo único que se escucha entre ambos son los pocos autos pasar, las sirenas de patrullas y ruidos bastante lejanos.

     Además de Casey, nadie externo se ha interesado en mí, en mi nombre, lo que hago, lo que soy...

     Posiblemente debería irme ya. Tal vez seguir con Raphael no es tan buena idea; para empezar no sé si conocernos lo fue, pero al menos ya siento algo similar a comodidad estando con él, lo que me impide levantarme porque quiero estar aquí en su compañía por lo menos unos minutos más antes de que el pensamiento de vacío termine de apoderarse de mí.

      El muelle no queda muy lejos, es posible mirar ese paisaje natural desde aquí, puedo ver de reojo la expresión de relajación que tiene Raphael, cierra sus ojos y menea la cabeza mientras tararea una canción que no conozco. Luce totalmente distinto, y cuando seguro siente que lo estoy observando me mira y frunce el entrecejo y luego se cruza de brazos.

—¿Qué me ves? ¿Acaso no habías visto a una tortuga disfrutar al aire libre?

—En realidad no. De dónde vengo todo es más normal que esta ciudad —Observo como vira los ojos y en su expresión se nota aún más la irritación.

—Ser normal es aburrido. ¿Para qué quieres ser común? ¿Para no distinguirte entre todas las personas? —Bueno, a decir verdad, es un buen punto el que está diciendo, supongo que también lo dice por su situación y es una mentalidad con la que ha tenido que crecer. En cambio, yo soy algo como una máquina creada y programada con un propósito.

     «No quiero ser esto, padre».

—Nueva York es distinto a Japón, así que tú y yo lo somos —contesto con cierto desgano. Mi corazón golpea con fuerza dentro de mi pecho al pensar que es como si fuéramos de mundos distintos. Tan lejanos y desconocidos. De momento estoy bien con eso pero no creo estarlo más adelante si esta extraña sensación perdura, es como si ya hubiese vivido un momento así. 

    «El color rojo lo representa. Sus ojos son verdes cual esmeralda y su caparazón en más resistente que cualquier otra roca. Él será tu fortaleza».

     ¿Cuándo pensé eso? Ni siquiera recuerdo que esa idea haya cruzado por mi mente hace noches cuando conocí a Raphael, es como si fuera el recuerdo de alguien más...

     Raphael pasa su mano por mi rostro y es cuando salgo de mi ensoñación, riendo algo nerviosa por mi descuido porque seguro lo dejé hablando solo.

—Perdona ¿qué decías? — Gruñe con molestia y suelto una carcajada por lo gracioso que suena.

—Pierdes por lenta.

—Oh vaya, mira quién lo dice — Doy un suave golpe a su brazo y me levanto rápidamente para demostrar mi punto, antes de que intente insultarme o gritarme.

     Comienzo a correr por las azoteas mientras río. Puedo sentir cómo la adrenalina corre por mis venas, dándome cuenta de que puedo disfrutar la vida más de lo que parece. Es en un momento como este donde no todo parece tan malo, no todo es dentro de esas cuatro paredes del dojo que me contienen para convertirme en la copia perfecta de mi padre.

     Este instante es como romper ese parámetro de estar bajo alguien siendo su sombra.

    El viento me abraza y la luna me sonríe con cierto orgullo; es un abrazo distinto al que sentía en Japón. El cariño de la noche llegaba a ser más compasivo porque las estrellas eran mis confidentes en cada una de esas veces en que salía del dojo a preguntarme si mi vida solo se limitaría a eso. La noche de Nueva York ha sido más reconfortante. Mientras Japón me decía "tranquila, todo pasará" como una promesa más vaga, Nueva York me sujeta de los hombros y con seguridad afirma "todo cambiará para ti". Y es una esperanza a la que quiero aferrarme.

     Las azoteas parecen tener una historia ya escrita que me envuelve con cada paso que doy y es como si ya hubiese estado aquí antes, aunque sé que no es así. Tal vez...

     Es aquí a dónde pertenezco. 

     Me encuentro tan inmersa en mis pensamientos y la felicidad que me invade en este instante, que el grito de Rapahel por fin logra sacarme de esa pequeña burbuja. Me giro hacia él, luce cansado y respira agitadamente, sonrío y puedo sentir cómo las mejillas me duelen por hacerlo pero es una sensación gratificante y que disfruto. Es como si fuera libre.

—No esperaba que fueras tan rápida —Raphael se agacha y apoya las manos sobre sus rodillas mientras intenta recuperar el aire. Correr así es cansado pero creí que al ser un mutante tal vez tendría más resistencia que yo.

—He mantenido mi energía guardada por tanto tiempo.

     Parece que el tiempo es puesto en pausa. Soy capaz de observarlo solo a él y nuestro alrededor da el aspecto de encontrarse congelado, somos los únicos en este espacio-tiempo dándonos cuenta de que algo extraño nos pasa. La idea de sentir como si hubiese vivido esto o algo similar vuelve a atacar mi mente, divago un poco en mi imaginación con un tema como el supuesto "destino", aunque no sea creyente de una idea como esa; Raphael logra transmitir esa comodidad de ver a un viejo amigo después de muchísimo tiempo con la certeza de que las cosas siempre serán como antes. Desconozco qué podría transmitirle yo, porque después de un momento ambos apartamos la mirada al darnos cuenta de que nos mirábamos fijamente, pero he de decir que no me sentí incómoda por alguna razón que me gustaría conocer, no creo que sea normal ¿o sí?

    Luego mi teléfono suena, Raphael carraspea y rasca su nuca nervioso, yo me aparto un poco para ver el remitente de la llamada y así considerar si contestar o no. Para mi sorpresa, se trata de Casey. Por unos segundos me debato entre responder o no, pero debo reconocer que tomó la iniciativa (no me quedaría claro por qué tendría que haberlo hecho yo si Casey lo llegase a mencionar) y es un mérito digno de aplaudirle a este chico que es capaz de tragarse su orgullo, sin embargo, no me encuentro sola y no deseo incomodar a Raphael, por lo que guardo el teléfono nuevamente y camino hacia donde se encuentra.

     Estoy dispuesta a preguntarle si es que él también es capaz de sentir una extraña fuerza o recuerdo de algo que no le pertenezca en sí, pero una nueva llamada interrumpe el silencio antes de realizar mi pregunta.

—Espera un momento ¿sí? —Agudizo la voz con esa pregunta, no quiero que se vaya, realmente espero pasar un rato más con Raphael. Me demuestra que es su intención también cuando me hace una seña restándole importancia al tiempo que demore.

     Me alejo un poco, abrazo el teléfono contra mi pecho esperando que Casey no quiera iniciar una discusión, y me digno a responder finalmente.
     —¿Hola?

¡Setsuko! Vaya, qué alivio —Escucho su risa de nervios y sonrío—. Estoy en tu departamento, debemos hablar, ¿dónde estás?

—Eh...Casey, creo que no es buen momento yo...

—¿Casey? —Raphael se acerca al escucharme pronunciar el nombre de mi mejor amigo, y yo le miro con sorpresa sin saber qué responderle.

—¿Rapha? —Esa pregunta iba hacia mí y un silencio se extendió por la línea telefónica. ¿Qué pasa aquí?—. ¿Setsuko dónde estás?

—No puedo decirte.

—¿Qué haces con Rapha? —Su animado tono de voz cambió a uno que denotó más seriedad, haciéndome sentir nerviosa. ¿Ahora qué voy a hacer? ¿Qué explicación le voy a dar a Casey y a Raphael? Aguarden un segundo...¿por qué tendría que ser yo la que da explicaciones si ellos se conocieron primero?

—La pregunta es ¿cómo lo conoces tú?

Eh...

     Miro a Raphael y luce genuinamente confundido, prefiere apartarse para darme mi espacio y terminar mi llamada.

—Bueno, eso no importa. Dame un momento y vuelvo a casa. No te muevas de ahí, Jones.

No te preocupes, yo aquí espero.

    Cuelgo y me giro hacia Raphael.

—Así que...conoces a Casey —Repentinamente se puso tenso.

—Puede parecer una historia larga pero en realidad no lo es, te la puedo contar siempre y cuando tú me cuentes también como es que conociste al cabeza hueca —Ambos soltamos una carcajada y me sentí feliz por aquello.

—O sea que nos veremos de nuevo —afirma con seguridad y con notable ilusión, un brillo ilumina sus orbes esmeralda tan únicos.

—Exacto. Cuándo y dónde es un misterio, así que nos vemos, Raphael.

«—¿Son mejores amigos?

—Así es. Aunque, sólo tenemos tres años de serlo. Larga y lamentable historia de la que no quisiera hablar –Setsuko miró a Raphael, esperando alguna palabra o gesto que indicara interés o curiosidad, sin embargo, él sólo mantuvo una expresión neutra, sin ápice alguno de querer saber algo de aquella historia. Pensaba que apenas y sabían sus nombres, llegaría el momento adecuado para preguntar cosas aun más personales y eso si se daban la oportunidad de ser amigos—. Cuándo haya más tiempo lo haré.

—No te apresures. Nunca voy a presionarte a hablar — Quién diría que Raphael podría pronunciar palabras como esas. Casi siempre, en misiones o en casa, solía gritar a sus hermanos, pues su paciencia casi siempre era nula, como si no existiese cosa alguna en él. Pero con Setsuko, de cierta manera era diferente. Ella poseía una cosa en particular que llamaba su atención, y quería descubrir qué era».

     Todo esto es extraño.

    Me alejo de él poco a poco con ese borroso momento pasando por mi cabeza, pienso que tal vez es un sueño y por eso se siente como un déjà vu.

    Y al pasar por el camino para volver a mi hogar caigo en una realidad que no me agrada del todo. No por Casey o alguna otra persona, sino porque sé que toda esta felicidad es momentánea y no quiero desprenderme de ella tan pronto, así como no quiero deshacerme de esos fantasmas —de una vida que no me pertenece— que me acechan, con esas familiares y alegres voces haciendo eco en lo profundo de mi mente.

N/A
No diré en qué parte de mi vida están basados
algunos párrafos jaja'nt, pero de algo debían
servir ciertas vivencias y sentimientos. Disfruten ♡

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro