Capítulo uno.
—¡Por fin hemos llegado! Casi me quedo tieso de tanto estar sentado en el automóvil, fueron muchas horas. —Se queja Taehyung entre pucheros, se asegura de dejar sus maletas en el suelo antes de desplomarse en la cama con exageración. —Amo a esta cama, me casaré con ella.
—Oh, Tae. No exageres, además no puedo creer que quieras dormir con todo lo que tenemos que ver hoy. —Le responde Seokjin observando el folleto turístico y los cientos de cosas interesantes en aquel misterioso pueblo. —Tenemos que saber sobre Salem, en especial sobre las leyendas. A ti te encantan.
El rubiecito niega cruzándose de brazos, Seokjin se ríe de él con ganas pues sabe que le asustan cualquier cosa que tenga que ver con leyendas.
—¡Sabe que es mentira, hyung! Me asustan las leyendas, sólo acepte venir porque me dijiste que habría mucha comida.
—Pequeño glotón. —Murmura divertido, Taehyung abre su boca indignado unos cuantos momentos antes de asentir y repetir varias veces que sí es. —Anda, toma las cosas que necesites y andando.
—¿Qué? ¿Ahora?
—Ahora, Taehyung.
—¿Por qué? Acabamos de llegar. —Le dice el rubio quejándose de nuevo, se aferra a la almohada y se niega rotundamente a la idea de salir.
—Habrá comida, ¿estás seguro que no quieres?
—Es un tramposo, hyung.
—Vamos, sólo serán unas horas y después volveremos al hotel para que descanses todo lo que quieras. —Él promete con una sonrisa sincera, Taehyung se sonroja y bufa asintiendo. —¡Te divertirás! ¡Es una promesa!
—Volveremos para descansar.
Actualidad. Noche del 31 en Salem, casi media noche.
—Él está aquí. —Les susurra de manera muy baja, casi temiendo ser escuchado. Nota la vela que aún está encendida y con rapidez la señala pidiéndole a Taehyung que la apague, el menor obedece soplando con miedo.
—¿Quién está aquí? ¿De qué habla?
Seokjin con preocupación le pregunta, no está entendiendo nada pero se apresura a tomar a Taehyung entre sus brazos.
—Jeongguk. Todos los días a medianoche se considera la hora de las brujas, él vaga por Salem buscando a inocentes presas.
Los tres hombres en la casa tiemblan del susto al escuchar melódicas risas provenientes afuera de la tercer ventana.
El viejo hombre niega con la cabeza indicándoles con la mirada que no realizaran ningún tipo de movimiento, entre sus manos portaba agua bendita por si aquél ser del diablo entraba a su hogar. Palabras raras salían de sus labios, Seokjin pudo notar que estaba rezando.
Un chirrido se escuchó por la puerta, las risas encantadoras pasaron a ser más intensas y escalofriantes.
—Toc, toc. ¿Salem tiene un nuevo inocente para mí? La soga se verá muy bonita en vosotros.
—Hyung, no es gracioso. —Susurra Taehyung en medio de una crisis de ansiedad, se muerde los labios con fuerza y aprieta la mano de Seokjin. —Esto no me gusta.
—Tae, no es una broma. Te lo juro. —Responde Seokjin en voz baja, el señor quien está a un lado de ellos les pide que guarden silencio y no hagan ningún movimiento.
—Sólo no hagan ruido, les prometo que él se irá, ¿de acuerdo?
El hombre mayor asiente mirándolos un última vez antes de poner toda su atención de nuevo en la agua bendita y aquel crucifijo que tenía, seguía con sus oraciones en espera de que el ente tormentoso de Jeongguk se fuera de una vez por todas.
—¿Irme? Pero si apenas he llegado, no sea un mal anfitrión, viejo Williams. —Se escuchó del otro lado de la puerta, la madera crujía con intensidad a medida de que aquel ser extraño avanzaba.
—¿Quién es? ¡Dígame que pasa!—Exclama Taehyung alterado, el anciano Williams niega suplicándole que no haga más ruido del que ya habían hecho.
—¿Y esa dulce e inocente voz a quién le pertenece? Me parece que he escuchado a un bonito borreguito, ¿quién de ustedes es?
Seokjin sintió su corazón acelererarse con locura cuando escuchó la voz del otro preguntando por su mejor amigo, inmediatamente rodeó a Taehyung con sus brazos protegiéndolo.
El viejo Williams tragó saliva nervioso, sus manos temblaban mientras sostenía el crucifijo que seguramente no serviría para nada.
—Pero que groseros son, ¿no van a responderme?
La puerta de la casa comenzó a moverse con fuerza, aquel ser llamado Jeongguk intentaba abrir la puerta con esmero.
—Esa cosa va a entrar, joder. ¿Qué vamos a hacer?—Balbucea Seokjin atemorizado, ni hablar de Taehyung quien permanece con los ojos cerrados negándose a ver.
—No va a entrar aquí.
—¿C-Cómo?
Williams siguió en lo suyo y le pidió que evitara decir alguna palabra, especialmente por su seguridad.
Jeongguk jamás olvida una voz y hoy había escuchado una perteneciente a ellos.
—Me parece que escucho tres corazones latir, uno más dulce que el de los otros dos. ¿Puede salir? Les prometo que soy amigable. —Expresó el pelinegro rondando por las ventanas, Taehyung casi soltó un grito cuando los ojos del ser se clavaron en él observándolo a través de las cortinas.
Sus ojos eran de un negro oscuro y su sonrisa estaba curvada, sin contar que vestía de negro y sus uñas raspaban con insistencia la gran ventana.
Los aullidos de la gatita se incrementaron en cuando los chirridos en la ventana se hicieron más fuertes, Taehyung respiraba con dificultad mientras era observado con curiosidad por Jeongguk.
—Taehyung, mírame. Házlo. —Susurra Seokjin posando sus manos frías en las mejillas del rubiecito, lo obligó a mirarlo y le sonrió cálidamente a pesar de que se moría del temor. —Hyung esta aquí, hyung no dejará que nada te suceda.
—¿Así que esa dulce voz pertenece a ese borreguito llamado Taehyung? Oh, pero sabrán que curioso es Salem. —Mencionó Jeongguk con una sonrisa aterradora para los otros tres. —Cuando yo fui a la horca, lo último que escuché al cortarme la respiración fue esa melodiosa voz.
—Jeongguk, yo sé que fuiste inocente, hijo. No eras lo que se dijo de ti. —Le dijo el señor Williams aún con el crucifijo en las manos, el pelinegro le miró desde el ventanal.
—Oh, estoy seguro de que eso hubiera convencido al verdugo que puso la cuerda en mi cuello.
Las risas escandalosas del pelinegro se escucharon con fuerza, tanto que los muchachos tuvieron que taparse los oídos por el dolor punzante que comenzaba a lastimarles.
—¡Estos chicos no tienen nada de relación contigo! Sólo vete.
—Salem nunca es una coincidencia, viejo Williams. —Murmuró sereno mientras conectaba miradas con el rubio más joven, Taehyung tragó saliva siendo presa del pánico. —Y yo nunca me voy sin mis presas. Considera esto una visita, la próxima será una expiación.
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