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No debería avisar, pero avisaré: Capítulo subido de tono.
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Las manos de YoonGi tomaron fuertemente las muñecas del pelinegro y con poco esfuerzo las levantó hasta la altura ee la cabeza de este. JiMin, aún perdido en el brusco y excitante beso. Se dejó llevar sintiendo como aquel beso voraz, se convertía en algo más apasionado y lento.
Sus ojos se cerraron y su cuerpo se debilitó, cuando sintió la lengua de YoonGi abrirse paso en su boca en busca de la suya. Un sabor a cigarrillos y un amargo sabor agridulce se sentía en el vaivén de los labios del rubio haciendo a JiMin agitarse más.
El rubio pegó su cuerpo más al del pelinegro y profundizó el beso mordiendo un poco el labio inferior del pelinegro. Este hizo una mueca y soltó un jadeo de dolor. YoonGi, detuvo el beso alejándose lentamente de los labios de JiMin mientras que su respiración agitada lo exhibía por algo más.
—¿Qué... —tragó duro el pelinegro, controlando su respiración. —...por qué? —no sabía cómo expresarse de lo que había sucedido.
El rubio simplemente dedicó toda su atención a este, pero no respondió. Pero de nuevo, se sintió como cada uno se devoraba poco a poco con un intenso mirar fijo. Faltaba un centímetro, nada más un pequeño roce para dar el siguiente paso al placer. Algo que JiMin quería evitar, pero en su profundo ser, sentía la curiosidad de provocar a YoonGi.
—Dije que me iba a arrepentir... —apretó la mandíbula. —Es lo que haré. —se alejó de este y se giró para irse.
—¡Espera! —el llamado de JiMin lo hizo frenar. —¿Qué clase de respuesta es esa? —se cruzó de brazos. —Acabas de besarme a la fuerza.
—No escuché que te quejaras, déjaste de forcejear. —respondió YoonGi mirándolo por encima del hombro. JiMin abrió la boca para protestar, pero la cerró de inmediato al saber que no contradecir la verdad. —Guardaré tu comida por si no quieres comer ahora. Avísame si necesitas algo.
—¿Por qué carajos estás siendo gentil conmigo?
—Vives en mi casa, imbécil. Te trato como una persona que me paga. Tu me pagas por arrendar una habitación. —caminó por el pasillo hacia las escaleras. —Si me valieras mierda, desde ayer estuvieras comiendo carne de mi víctima. —agarró la baranda de la escalera y las bajó con rapidez dejando a JiMin con las palabras en la boca.
—Maldito imbécil... —soltó un suspiro y se llevó una mano al pecho al sentir su corazón acelerado. —Calma... —pasó saliva. —Calma por favor...—se mordió el labio inferior y se acercó a la puerta de su habitación para entrar.
Ahí dentro, cerró la puerta colocándole el seguro y caminó cansando hacia la cama —aún con la mano en su pecho, sintiendo sus fuertes latidos—, se sentó en ella. Se quitó los zapatos y miró su teléfono en la mesita de noche a un costado de su cama. Lo desbloqueó y vio que el reloj marcaba las 21 horas con 35 minutos de la noche.
JiMin, se acostó en la cama mirando hacia el techo blanco y cerró los ojos. Inmediatamente su mente recreó el último suceso hecho. Provocando que JiMin se agitara.
El pelinegro acercó su mano a sus labios tomándolos con suavidad, aún sintiendo el brusco toque de los labios del rubio. Sintió su aura calentarse de una manera fugaz y dentro de sus pantalones yacía una petición de atención.
Mientras su mente le ayudaba con recordar el suceso, otros momentos aterrizaron en sus recuerdos haciendo que el pelinegro deslizara su mano dentro sus pantalones. Agitado y con su piel totalmente erizada, agarró su erección y frotó la punta con su dedo gordo provocando un leve espasmo. Se mordió el labio inferior cuando tomó del todo su miembro y lo empezó a masturbar con lentos movimientos.
Un jadeo o dos, escapaban sin permiso de su boca. Estaba pasando un rato agusto. Su mano libre cayó encima del colchón y agarró con fuerza de las sábanas al momento en que su cadera se movía en círculos por más.
Su miembro un tanto húmedo y excitado, JiMin logró conseguir su orgasmo al aumentar la velocidad de movimiento de su mano. Cerró los ojos con fuerza, mordiéndose los labios al sentir el placer apoderarse de su cuerpo. Soltó un fuerte gemido al sentir que estaba a punto de terminar. Pero fue entonces cuando en su mente quedó plasmado el rostro de YoonGi con una sonrisa un tanto perversa.
—Mmhh~ YoonGi... —se lamió los labios y movió con más frecuencia su cadera junto con su mano para así poder finalizar. Mordió aún más fuerte su labio haciéndolo sangrar, probando un poco del sabor a metal. —Uhmm~ —jadeó cansado cuando terminó ensuciado su mano.
Este abrió los ojos, sintiéndose cansado y satisfecho. Carraspeó y se levantó de la cama. Se quitó el pantalón con su mano limpia y buscó un pantalón de pijama limpio. Hizo el mismo procedimiento con su mano limpia.
Caminó hacia la puerta de la habitación y la abrió. Primero asomó su cabeza para observar que no había nadie en el pasillo. Para su logro, estaba solo. Así que caminó de puntillas al baño ocultando su sucia mano y empujó la puerta del baño. Rectifico que también no hubiera nadie y entró.
Caminó hacia el lavabo y abrió la llave del grifo metiendo su mano debajo del agua. Cogió un poco de jabón y restregó la barra en sus palmas haciendo espuma. Se las lavó muy bien y luego las secó una vez que había cerrado la llave del agua.
El pelinegro levantó la mirada de sus manos, tomándose con su reflejo. Su cabello negro estaba algo abortado, su mejillas un poco coloradas y su labio estaba rojo mientras brotaba un poco de sangre. JiMin, se pasó un dedo limpiando la gota de sangre y luego se lo limpió con una toallita.
Se frotó el rostro algo avergonzado al saber lo que había hecho. Apoyó las manos en el lavabo y bajó la cabeza.
—Mierda, mierda... —murmuró. —Se está apoderando de mi mente poco a poco. —suspiró negando con la cabeza.
Lo siguiente que escuchó fue la puerta del baño cerrarse, el sonido del seguro puesto y lo que vio fue al rubio caminando a paso rápido hacia él.
Lo giró contra el mesón del lavabo y deslizó su mano por el cuello del pelinegro haciendo que JiMin se sorprendiera por tal actitud.
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Wey, estoy: 👁👄👁 de ver como está creciendo esta historia.
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