🍃|Capítulo 16.|🍃
| 虚栄心 |
Capítulo 16.
“Berserker Está Hambrienta...”
—–¿Qué sucede, Dreyfus?—Berserker se relamio los labios, manteniendo su tono burlon.—–No te había visto tan asustado desde... Bueno, ya no me acuerdo...
Descendió al suelo la figura demoníaca, con alas de sombra y cabello negro y largo, que flotaba en trece mechones a los lados, no mucho en realidad.
—–¡Aldora! ¡NO!
—–¡Estocada!
Nuevamente, Dreyfus atacó con su poder mágico hacia Vanidad, quien solamente se quedó en su lugar, totalmente inmóvil esperando el impacto. Fueron cubiertos por una honda de humo, pero cuando se disipó se pudo ver a Berserker totalmente ilesa, sin ningún rasguño y simplemente con una mano apoyada en su cadera, como si el ataque no hubiera sido gran cosa. Ahora, las serpientes del cabello negro desaparecían y su cabello regresaba nuevamente a su lugar.
—–Humano ignorante.—soltó la azabache, con un suave tono, mientras veía a Howzer de reojo.—–Por sí no lo haz notado, Aldora ahora mismo no se encuentra disponible.—habló la azabache, con una media mueca y un ojo entrecerrado de la molestia.
Howzer miraba a la azabache sin entender. ¿Como que ella no era Aldora? Podría jurar que había hablado con ella cuando la vio en la cueva, reconocía su voz. Pero, ahora que lo piensa y reflexiona, ambas tienen un tono de voz muy similar. Aquella demoníaca mujer, levantó un brazo al cielo, su cuerpo completo incluyendo sus alas comenzaban a rodearse por una capa de energía de color rojo, la tierra comenzaba a temblar y la brisa soplaba con mucha fuerza. Ella murmuraba unas cuantas palabras que no eran entendibles, más nada ocurría. Se vio frustrada, y zapateó fuertemente el suelo, con mucha molestia como si se tratara de una niña caprichosa de cinco años.
–—¡Cuidado!
Con el pizoton que dio Berserker, se abrió un cráter en el suelo, mientras que ella todavía seguía enfadada y se alzaba en el aire para observar a Dreyfus. Él lo ocultaba, pero era más que obvio el temor que el gran maestro sentía. Pues, no se enfrentaba a solamente un pecado común, o a alguien a quien podría herir de gravedad como Diane. Estamos hablando de un ser más inusual. El ataque que él le había dado, buscando afectarla, no le hizo ni cosquillas. Y eso que no tenía a su tesoro sagrado, a quien de hecho estaba invocando pero no respondía.
—–¡Ugh, maldita! Seguramente tiene a mi Rose...—susurró ella desde el aire , cosa que nadie entendió.—–Bueno, tienes suerte mi querido Dreyfus... Será un mano a mano esta vez... O mas bien un mano a espada.
Una risa sonora se escuchó de parte de Berserker, quien ahora sostenía su estómago pues sus risas aumentaban. De pronto se detuvo, y miró seriamente. Era algo muy loco en su actitud.
—–Diane. No me haz respondido.—habló, mientras de nuevo, disipaba un ataque de Dreyfus, quien no se daría por vencido.—–¡Ya basta, idiota! ¡Arruinas mi cabello!
–—¡Aldora, no seas necia, huye lejos!—advirtió Howzer nuevamente, desde el suelo.—–No sabes a quién te enfrentas, ¡en serio!
Berserker suspiró, se cruzó de brazos y cerró sus alas, bajando al suelo quedando junto al caballero quien aun así era más alto que la azabache. Luego ella, ladeó la cabeza con levedad y acarició la mejilla del más alto, mientras poco a poco mostraba y a dulce sonrisa. Howzer vio con impresión como los ojos de córnea negra y pupila roja cambiaban ligeramente, abandonando lo rojo por lo azul, ojos brillantes y hermosos. Esos ojos de los que él se enamoró sin razón alguna. Pudo sentir en aquella caricia como la presencia de Aldora volvía a su cuerpo.
—–Howzie, relájate, voy a estar bien... Ellos no saben con quién se meten.—dijo para tranquilizarlo, y como si fuera cuestión de pocos segundos, los ojos de Aldora volvieron a ser rojos, indicando que ahora Berserker tomaba posesión del cuerpo del pecado.—–Ahora, toma a ese niño humano y larguense.
Desapareció en un parpadeo, reapareciendo entonces en frente de Dreyfus.
—–¿¡Qué!? ¿¡Cómo!?—exclamaba Gilthunder, viendo al pecado reaparecer. Ni siquiera se lo esperó.
Con puño cerrado, Berserker usó su destructiva fuerza y le dio un gran puñetazo en el pecho al gran maestro de los caballeros. Dreyfus ahogó un grito de dolor, escupiendo pronto mucha sangre. El golpe de Berserker sin embargo, ademas de herirlo, lo envió lejos unos cuantos metros. Verlo en ese sufrimiento, hizo que Berserker soltara una maníaca risa mientras caminaba acercándose a él, buscando más. Relamia sus labios, pues tenía sed de sangre. Sintió como el sonido de un rayo se hacía presente, ella se giró un poco sin interés. El dueño de aquel rayo era Gil, quien por proteger a Dreyfus, buscaba atravesar el pecho de Berserker con su poder mágico. Claro, ella no se lo dejó fácil, y simplemente se cubrió a sí misma con las alas de sombra, defendiéndose del ataque.
–—¡ESCUDO CARMESÍ!
Como ya dije, se cubrió a sí misma con sus alas y la sangre del suelo emergió cubriendo al pecado de aquel rayo. Gilthunder se vio sorprendido, pero no asustado. Debía mantener la compostura después de todo.
—–Mi querido Gilthunder, un ataque tan barato no podrá contra mí.—se señaló a sí misma, mientras mostraba en su sonrisa aquellos colmillos.—–Oh, mi querido Gilthunder.~
Soltó de nuevo aquella risa. Andaba muy risueña al parecer. No lo atacó ni remató, simplemente dejó que el de cabello rosa fuera a socorrer a Dreyfus, listo para escapar. Escuchó mientras aguantaba su risa, el como el maestro de los caballeros le rogaba con voz débil al más anciano de cabello verde, Hellbram, que se encargara de sacar la basura. Luego, simplemente se fueron y Berserker no hizo nada. Solamente abrió sus alas y se elevó al cielo, aún estando de espaldas al resto, mientras observaba fijamente al más anciano. Él pronto usó un poder prestado, una neblina, como poder de la muerte. Afectaba a todos más no a Berserker.
Hellbram se espantó, viendo como pronto Berserker se acercaba lentamente a él, ignorando y haciendo caso omiso al sufrimiento de ta gigante, Howzer, Guila y su hermanito.
—–¡Es imposible! ¿Cómo es que no te afecta?
—–Querido amigo... No puedes matar algo que ya está muerto...—exclamó mientras levantaba una ceja con simpleza, y se apoyaba en su cadera. –—Vaya, King. Ya me preguntaba cuando vendrías...—murmuró ella, viendo de reojo al rey hada.
Tal y como Berserker lo dijo, King se apareció descendiendo, ubicándose hacia dónde estaba la azabache.
–—Me alegra verte otra vez, Berserker.—mencionó el rey hada, quedándose al lado de la azabache, su tono era muy serio.—–Gracias por ayudar a los demás en el camino. Seguramente están aquí.
–—¿Ah, si? Entonces, Ban, el Capitán y... Gowther están aquí...
Se preguntaran de que rayos están hablando los compañeros. Bueno, aquí explico: mientras Aldora estuvo perdida, los pecados estuvieron en su búsqueda, sin embargos no preocupados pues sabían bien que Vanidad era perfectamente capaz de defenderse sola. Cuando se encontraron con Gowther, a quien finalmente apreciaron la verdadera apariencia del grandote que nunca salía de su armadura, él explicó que sería mejor no buscar al octavo pecado de nuevo, pues ella estaría bien. Aún así, una vez Elizabeth desapareció, la noche anterior se escuchó un estruendoso alarido que los despertó a todos, el más listo y de lentes con cabello fucsia entendió el código que la dueña de aquel sufrimiento intentaba decir, avisándoles pronto de la amenaza y que por favor no la buscaran por ahora, pues había hecho un trato con Aldora, y sería peligroso que ellos arrimaran en ese momento. Es un dato muy extraño y curioso, pero, Berserker y Aldora están llenas de sorpresas.
—–Déjame a Hellbram.—susurró el chico, girandose a ver a Berserker.—–Tú encuentrate con Ban o con el Capitán.
–—Uh~ sabes que odio que me den órdenes... Pero está bien...—sin decir más nada, extendió sus alas y se esfumó, realmente muy rápido.
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Mientras Berserker vagaba por los aires, se encontró con la cabra de los ocho pecados. Él le indicó por dónde debía ir para encontrarse con Ban o con el Capitán. De nuevo, de forma infantil, Berserker se quejó por haber recibido una orden, pero terminó por irse después en la dirección indicada. A su vez, encontró al rubio quien había sido separado de Ban, y bajó a su lado para saludarlo.
–—¡Berserker! Tiempo sin verte.—mencionó Meliodas, quien aunque preocupado, sonrió un poco saludando a aquella que no veía hace décadas.
Aldora y Berserker puede que compartan el mismo cuerpo, pero no son la misma persona. Es como si dentro de ese cuerpo, el contenedor, ambas compartían y convivían a causa de una maldición.
—–¡Si, cuánto tiempo!—exclamó la Berserker, antes de darle un abrazo muy corto.—–Ésto es porque me saludaste, porque me alimentaste y eso...—pero después, en vez de esperar a que el rubio correspondiera al abrazo, ella plantó su rodilla en el estómago del rubio, causando que él riera un poco, más sin embargo, lo recibió con gusto.–—Y ésto es porque me duele que te hayas preocupado más por esa humana que por mí, capitán idiota.
Berserker se separó entonces, dejando que el capitán recuperara el aire mientras ella lo observaba de brazos cruzados y una ceja levantada. Ella tenía todo el derecho, pero aún así, quería hacerlo.
–—No te pongas celosa Berserker...—murmuró él, limpiando la saliva de su boca.—–Siempre serás mi mejor amiga.
—–¡Ya, a callar!—insistió, antes de elevarse un poco y tomarlo bajo los hombros.—–Es hora de que lo ayude a rescatar ya a su princesa, Capitán... ¡Pero, debe dejar que me vengue de Hendrickson!
–—Puedes descontrolarte todo lo que quieras... ¿Que tal la pasaste con Howzer, eh?
Oh si, ellos ya sabían lo que pasó entre la albina y El caballero.
Aún así, Berserker no respondió nada, simplemente sonrió sonrojada mientras recordaba un poco de aquello.
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A lo lejos, pudieron divisar a un joven chico como de dieciséis años de cabello naranja, luchando contra otro de los maestros caballeros. Hendrickson estaba a punto de acercar con un ataque oscuro hacia el joven rey de Camelot, pero, Berserker quién estaba por los aires cargando a su capitán, lo soltó y él pudo llegar a tiempo para usar su habilidad de contraataque y salvar a Arthur.
La sorpresa en los ojos de Hendrickson no tenía precio.
—–¿Pero... Cómo?
No se dio cuenta que detrás de él, descendía la peli negra, quien cargaba una aparente sed de venganza por haber roto su preciado guarda pelo.
¿Pensaban que se había olvidado de eso?
No...
Mis queridos niños, la batalla apenas y empieza, así que será mejor que se preparen...
—–Berserker está hambrienta...
Hambrienta de venganza...
Finalmente otro capítulo llega a su fin ^^
Gracias por todo, de verdad :'3
¿Que creen que pasará en el siguiente capítulo?
Solo les adelanto que habrá muchísima sangre de por medio.
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