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Capitulo onze: Lágrimas de dolor II.

장. 11.
Tears of pain II.

—No me escuchas.

Jeongwo lo observa a los ojos pero Park solo lo observa a los labios y por alguna razón sus sentidos de este se nublan cuando tiene tan cerca a su rostro.

—Lo hago.—Susurra Park con los pocos sentidos y la mente llena de impulsos como todo su cuerpo.

—No parece ser verdad. Se que mientes más de lo que habitual.

—No soy un mentiroso, solo que no pienso en escucharte. —Nuevamente susurra el rubio.

—¿Entonces nada de lo que te diré te interesa?

—Hay mejores cosas que me interesan ahora mismo pero se que puedo arrepentirme luego. —El susurro de Park choca contra los labios finos de Jeongwo, quien lo observa con cautela y atento a cada palabra.

La mente de ese mafioso se encuentra tan concentrada analizando y pensando cada palabra que dice Jimin para no caer en ninguna trampa pero no sabe que todas las trampas son diferentes. Los impulsos de ese rubio nunca podría saberlos porque no existen palabras para explicar con exactitud cómo se siente un impulso. Cada palabra que el oficial susurro cerca de sus labios no lo desconcentran y no lo hacen sentir incómodo pero Jimin puede sentirse atacado por las fuertes jamás de hacer algo más que hablar.

No importa si puede arrepentirse luego, por primera vez pude sentirse libre de hacer algo que jamás probó antes en su vida. Besar a su enemigo.

Sus pequeñas toman de la nuca al hombre azabache frente a él y cumple el deseo que su mente tiene como impulso. Sus belfos gruesos chocan cálidamente contra aquellos que son fríos y finos. Puede sentir como la piel de sus labios puede ser fría pero son suaves al tacto mutuamente de labios.

Jeongwo no parece moverse y aleja sus manos de Jimin para elevarlas al aire sin intención de tocarlo. No se siente atónito por el beso que sus labios reciben del rubio pero si puede observar como los ojos de este se encuentran cerrados mientras sus carnosos belfos se mueven lentamente sobre los suyos. No puede poner resistencia porque quiere saber con exactitud hasta donde puede llegar ese oficial besando a un criminal. Esto está mal pero no afecta a Jeongwo, esto podría afectar en el trabajo de policía de Park. Y no puede evitar sonreír bajo los labios del último nombrado que no paran de moverse en busca un respuesta de sus labios.

Park sabe que no está obteniendo una respuesta del contrario y aún así toma en puño un poco de ese cabello azabache para jalarlo hacia sus labios bruscamente para besarlo con más fuerza, incitando que responda a sus labios pero no importa cuánto incline su cabeza a un lado para tener más acceso a más allá de sus labios finos, Jeongwo solo sonríe lascivo en medio del beso en vez en cuando pero no responde.

Cansado de intentar muchas formas de obtener una respuesta de sus labios, Jimin separó sus labios del contrario con rapidez provocando un sonido al separar ambos sus bocas unidas y sus ojos lo observaron a ese ojos fríos diferentes que nunca se cerraron en todo el momento.

—¿Acabaste? Tu beso no puede hacerme nada. ¿Hay algo que quieres obtener y crees que con un beso lo obtendrás? Puedes decirlo ahora. —Jeongwo se burla en su rostro con la mirada de burla y una sonrisa lasciva.— Principito, no todo en la vida es un beso.

Antes de que Park ataque contra sus palabras, su rostro se puso serio y pensó en marcharse de allí pero se sorprendió cuando Jeongwo lo tomó de ambos brazos para caer ambos en la cama. El azabache cae de espaldas al colchón de la cama mientras que Park coloca sus manos a cada lado de la cabeza del contrario. Creyó que el beso continuaría pero todo fue una trampa.

La puerta de la enfermería se abrió segundos después de que los ojos sorprendidos de Park contemplarán como Jeongwo dejaba su torso desnudo al abrir, con ambas manos fuertes, su camisa blanca para pacientes y los botones de esta volaron por el aire cayendo en diferentes lugares, cama y suelo.

SeokJin se sorprendió al ver la escena y su rostro atónito se congeló como todo su cuerpo.

—¡Ayúdame! —El rostro asustado de Jeongwo hacia SeokJin despierta alerta y molestia hacia Park, quien se encuentra encima del azabache.

—¡Jefe Park! ¿No se supone que se encuentra herido? Baje de la cama ahora mismo. —Seokjin se aproximó lentamente pero aún mantenía la distancia hacia ambos sobre la cama esperando a que el rubio salga de arriba de su paciente.— ¿No se supone que es prohibido las relaciones con prisioneros?

—El peor día de mi vida.— Respondió Park con molestia ante la trampa que el contrario tendió rápidamente. Ahora se sentía un idiota que intentó aprovecharse de un prisionero herido cuando nunca fue así.

Antes de que el rubio de aleje del azabache, Jeongwo movió su mano rápido y le quitó el arma sin provocar que lo sepa, luego la escondió con rapidez debajo de su espalda contra el colchón. Park le dió una mirada rápida al rostro de burla de Jeongwo después de ponerse de pie y rodó los ojos mientras se encaminaba hacia la salida cuando SeokJin le pedía que se retire rápidamente.

Su sonrisa cínica era difícil de ocultarla pero tenía que hacer un intento. Aún así la ocultó un poco cuando finalmente el enfermero y él se encontraban solos allí.

Aquel enfermero camino hacia su escritorio para buscar sus guantes de látex antes de comenzar su trabajo del día de hoy. Tenía que examinar el cuerpo de Jeongwo para comprobar que sus heridas tengan una sanación exacta y verificar que sus extremidades puedan moverse luego de estar días recostado en la cama sin movilidad.

—Hoy es tu día de examinación. Solía examinar tu cuerpo cuando se encontrabas inconsciente pero ahora que te encuentras bien y consciente, puede cooperar en esto.—Dijo el hombre colocando su último guante de látex y aproximándose al cama de Jeongwo con una actitud decidida en lo que iba hacer.

Su mano cubierta de latex casi se aproxima al torso de Jeongwo, que algunos hematomas en la piel de este, para examinar sus hematomas pero esto no era agrado para el azabache cuando tomó por sorpresa al enfermero con el arma que robó de Park. Sacó aquel arma debajo de su espalda con rapidez y con una sonrisa cínica, lo apuntó al rostro mientras quitaba el seguro del arma para asegurarse de poder disparar.

Lo lamento tanto pero hoy no harás tú jodido trabajo.

—N-no deberías tener eso. No te pertenece.

Jeongwo soltó una pequeña risilla y luego la borró rápidamente. Ese rostro frío que le enseño al enfermero demostraba que no estaba jugando con el arma en su mano.

—No estoy para charlas, solo vas a ayudarme a salir de aquí y volver a mi celda ¿Entendido o debo ser más exacto? —El enfermo elevó sus manos en seña de paz para no recibir una bala en su cabeza.— ¿Cual es tu nombre? Dímelo.

—Seokjin.

—Seokjin.. busca una mejor ropa para mi, esta no me gusta para nada. ¡Muévete!

El nombrado asintió con rapidez y caminó hacia el otro extremo de la enfermería en busca de mejores ropas en un armario del sitio. Mientras tanto, Jeongwo apuntó a ese hombre desde la distancia y sin moverse de la cama pero alguien más se adentró en la enfermería, arruinando el momento de escape. No tuvo otra elección que ocultar el arma debajo de las cobijas blancas que cubrían sus piernas cuando vió un oficial de policía traer entre sus manos una correspondencia al nombre de Jeongwo.

SeokJin se volteó lentamente sin alejarse del armario y observó como el oficial se acercaba al azabache para entregarle un paquete con forma de una pequeña caja, que antes fue examinado por seguridad y protección por los mismo oficiales antes de entregarlo.

Jeongwo tomó el paquete con ambas manos después de soltar el arma debajo de las cobijas y luego le dió una mirada rápida al oficial que se volteó de regreso a la salida de la enfermería hasta que volvieron a ser solo dos allí dentro.

El enfermero tragó duro y intentó escapar de allí pero apenas dió un paso cuando Jeongwo volvió a sacar el arma debajo de la cobija para apuntarle.

—¿Que crees que haces? ¿No te he dicho que busques ropa para mi? No me hagas repetirlo con una bala en una parte de tu cuerpo. —No bromea cuando su dedo índice se coloca sobre el gatillo del arma, enseñándole que puede hacerlo y su mano no tiembla de miedo. Jeongwo da miedo con sus ojos penetrantes.

SeokJin continúa buscando ropas en el armario cuando regresa a este nuevamente y no sabe lo que ocurre a sus espalda pero si está seguro de que ese azabache se encuentra abriendo el paquete gracias al sonido del envoltorio siendo roto al paso de los segundos.

La expresión neutral de Jeongwo se desmorona y su expresión se vuelve una imagen digna de pena, triste y preocupación. Dentro del paquete se encuentra la evidencia de sus expresiones mezcladas y se niega a saber que todo lo que observaba fuera real.

Con su mano libre, la introdujo dentro de la pequeña caja cuando minutos antes pudo observar lo que tenía en el fondo y sacó lentamente una fotografía hecho por alguien donde se podía observar con claridad múltiples cuerpos, con sangre en sus trajes negros, arrojados por todo el suelo del casino que era suyo y que duda que sea suyo ahora.

Su mano tiembla sujetar la fotografía que tiene un nombre escrito detrás de esta, en la parte blanca de la fotografía, y cuando la gira para observar mejor puede encontrar el nombre de Jane escrito.

“Esta es la mafia que muere, tú no existes y es por eso que tu mafia tampoco. Tomaré el lugar que me pertenece.”

SeokJin detiene su búsqueda de nuevas ropas cuando presiente que no se siente amenazado y se gira lentamente hacia Jeongwo para encontrarlo con su arma sobre las cobijas pero no lo apunta a la cabeza como antes. Su atención se encuentra en la pequeña caja y lo observa sacar un trozo de periódico.

En aquel trozo de periódico recortado se lee perfectamente la larga noticia que emocionó al país como a la ciudad;  “Viruz deja de ser viruz y su rostro de verdad se muestra.” “Jeongwo, el nombre del monstruo de la máscara.” “Jeongwo y una mafia que muere.”

Por primera vez, sus ojos se muestran un poco tristes mientras que un océano de lágrimas comienza a crearse en ellos cuando creen que pueden pronto deben dejar caer aquellas lágrimas.

Finalmente, sus ojos algo tristes se desvían del trozo de periódico para observar el último papel dentro de la caja. Lo tomó lentamente para entender que se trata de un sobre negro con arena negra que al abrirlo cae sobre las cobijas y finalmente reconoce que el próximo en morir en la mafia.

La presión en su pecho explica la traición que siente cuando su mente analiza cada vez la fotografía como el periódico junto al sobre negro con arena negra y cada segundo que pasa la presión se vuelve más fuerte porque lo que tanto cuidó por tanto tiempo finalmente alguien lo destruyó. Con su mafia destruida y muerta, Jane pudo tener otra mafia diferente asesinando a los de Jeongwo.

Jeongwo tomó entre sus palmas la arena negra y podía observar como está caía de sus manos hechas puños mientras en sus ojos como en su rostro se dibujaba la cínica tristeza por primera vez.

SeokJin se aproximó un poco hacia él con un poco de miedo y su pregunta solo le desató más miedo.

—¿Te encuentras bien?

—¿Que crees que piensas? —Jeongwo elevó su rostro hacia el enfermero sonriendo cínico pero con ojos repletos de lágrimas de molestia mezcladas de una injusta traición.—¿Acaso me veo bien?

No recuerda cuando fue que perdió los pensamientos que solía tener antes de ingresar a la prisión.

Solo recuerda que alguna vez fue Viruz y que alguna vez tuvo pensamientos claros pero ahora esos pensamientos acaban de morir dentro de la prisión.

Comprendió que para recuperarlos debía buscarlos de otra forma pero no sabe si regresará al viruz que antes era cuando acabaron con su mafia como lo hicieron con su cuerpo hace noches atrás.

El nombre de esa mujer que lo visitó en la prisión, la mujer a la que tanto quería casi como una hija, a la mujer que le dió una buena vida después de rescatarla de una infancia dura y darle todos los lujos, esa mujer finalmente lo traiciona. Jane es la culpable de lo principal y no olvidará ahora.

Jane..

Jane...

Puede que no tenga piedad ahora.

𝐕𝐈𝐑𝐔𝐙

Después de la noticia que destruyó una parte de su realidad, su mente perdió la estabilidad y sus pensamientos se alteraban cada quince minutos. No podía concentrarse en nada y perdía el apetito rápidamente.

Comía muy poco y bebía muy poca agua. Dormía más de lo que podía mantenerse despierto, horas de sueños y pocas horas en las que podía pensar.

Park intentaba ayudarlo a comer pero solo se comportaba agresivo y le exigía que lo deje en paz todo el tiempo.

Harto de la situación en la que Jeongwo atravesaba todo el tiempo, Park decidió que un psicólogo pueda ayudar a Jeongwo pero días después de sesiones, el psicólogo renunció a las sesiones cuando el azabache jugaba con su mente y le mentía todo el tiempo.

Las semanas pasaron hasta una noche finalmente parecía haber cambiado la situación cuando el azabache tomó del brazo al rubio que se iba a casa luego de cuidarlo todo el día.

Fue la primera vez, después de semanas, cuando Jeongwo le pidió un libro. Jimin no pudo ocultar la pequeña sonrisa de su rostro cuando recuerda la primera vez que le pidió un libro cuando se encontraba en su celda, extrañaba a ese hombre.

El rubio se colocó de cuclillas a un lado de la cama para oír el tipo de libro que Jeongwo deseaba leer en esa noche fría y aproximó su oido a los finos belfos del azabache.

El aliente caliente y sus labios rozando en la piel de su oreja le provoca una pequeña electricidad que se mueve desde su pecho, recorre su espina dorsal y termina más abajo de su abdomen. Después de tantas semanas en las que el azabache ha estado en silencio, volver a escuchar su voz en un tono ronco en su oido le deja soñar un poco más por querer que le susurre un poco más y por alguna extraña razón se regaña a él mismo por lo que desea de un enemigo como Jeongwo. No puede evitarlo.

Cuidar de Jeongwo día a día le hace sentir poco a poco más empatía por la situación en la que se encuentra y no puede evitar ser amable con él cuando sabe que tiene la culpa de permitir que esa noche tantos prisioneros lo golpeen sin piedad. Culpable y sin la posibilidad de salvarlo antes, quiere cumplir una deuda con Jeongwo y desea ayudarlo. Es así que cada pasa, su pecho se siente extraño y su mente se marea de pensamientos sobre el azabache cuando lo observa a los ojos.

Solo por esa noche, se quedó junto a Jeongwo hasta que esté mismo término de leer aquel libro que le dió y luego se marchó a su apartamento cuando el azabache cayó en un sueño profundo.

No entendió como es que Jeongwo había cambiado tanto estás últimas semanas. Ya no se comportaba como solía hacerlo normalmente, ahora solo era calmado y dócil.

Aunque eso era solo que ese azabache deseaba demostrarle a Park porque en realidad jamás fue calmado y dócil, fingía dormir para que el rubio se fuera. Todas las noches pedía un libro para leer y finalmente los coleccionaba para buscar palabras claves que quería leer exactamente para recordar lo que debía hacer ahora en adelante.

Ningún libro que pedía contenía lo que él deseaba leer, ya que su mente tenía algo que comenzó desde que supo que su mafia acabó. Sin embargo, coleccionar los libros le ayudaba para luego encontrar respuestas para cuando se mente se perdía y finalmente retomaba el rumbo de su vida hasta que un mes después su cuerpo se curó completamente al mismo tiempo que su mente volvía a establecer su pensamientos que se fueron cuando su realidad se rompió.

Saliendo del estado de shock gracias a cada libro que leía, su mente se restauró y finalmente una noche supo lo que quería cuando leyó en una página de un libro para luego darse cuenta que recordó lo que tenía que hacer desde que amaneció en la enfermería luego de esa noche de desgracia.

Con el rostro de todos esos prisioneros grabados en lo profundo de su mente, supo que podía retomar lo que ellos le hicieron y regresarlo para que ellos puedan sentir lo que se sentía. Después de todo, su cuerpo se tardó un mes en recuperarse debido a la inmovilidad de sus piernas luego de tantos golpes en ellas.

Cuando sus ojos encontraron la frase que necesitaba, su mente la aceptó y finalmente supo que nunca fue un hombre de empatía cuando se trataba de sus enemigos.

"La venganza es un plato que se come frío"

[...]

Ellos lo llamaron muerto viviente cuando los primeros pasos en los pasillos de las celdas captó la atención de todos los prisioneros que susurraban entre ellos mientras sus miradas caían en el azabache que caminaba algo lento y con una muleta bajo su brazo derecho para ayudar un poco a sus piernas.

Los prisioneros sonrieron con maldad, otros reían de la situación y otros deseaban golpearlo nuevamente allí pero no lo harían porque un grupo de prisioneros caminó por el pasillo hacia Jeongwo, quien se detuvo para recordar el rostro de uno de los prisioneros de ese grupo que se aproximaba a él con velocidad. Finalmente recuerda el último rostro que vio antes de amanecer en la enfermería.

Ese prisionero de cubrebocas que ocultaba su asquerosa sonrisa y dientes sucios. El cuerpo delgado de ese tipo cuando entró en su celda esa noche, podía diferenciarse de los demás prisioneros más grandes que el.

—¿Que demonios? Por fin te dignas a despertar, ha pasado un mes desde que vi tu rostro golpeado en el suelo del patio. ¿Debemos repetir la ocasión? —Dice el tipo de cubrebocas acercándose a Jeongwo con sus brazos abiertos y intentando provocarlo a una pelea con sus gestos altaneros.— ¡Hey no te asustes si golpeo tu rostro de nuevo!

Los prisioneros de las celdas que observan absolutamente todo el espectáculo, sonríen y golpean los barrotes de sus celdas emocionados por ver otra pelea allí mismo. Sus silbidos y palabras de aliento de los prisioneros hacia al tipo de cubrebocas hace que Jeongwo apreté con molestia su muleta bajo su brazo.

—¿Que ocurre, Viruz? ¿No es ese tu jodido nombre? Suena como la misma mierda.—El hombre ríe con una risa exagerada forzando el humor que no provoca gracia a nadie.

La expresión de seriedad de Jeongwo se borra después del comentario de ese tipo y aunque en el fondo le molestó, prefiere sonreír. Eso provoca molestia en el hombre que intentó ofenderlo antes y observa como se quita su cubrebocas algo molesto.

—¿De que carajos te ríes? Voy a sacarte la jodida sonrisa, cabron. —Las palabras molestas de ese prisionero y sus pasos rápidos hacia Jeongwo son detenidas por otros prisioneros que el azabache reconoce.

—Ha Joon, ya para. —Taehyung se aproxima detrás de Jeongwo junto a Yoongi y Hoseok, quienes le hacen una seña con sus cabezas para que Ha Joon se largue de allí.

Ha Joon sonríe algo molesto pero antes de marcharse, sus ojos penetrantes se posan sobre el rostro de Jeongwo antes de marcharse del pasillo con su grupo y todos los prisioneros de alrededor regresan a sus tareas diarias de limpieza.

—¿Estás bien? Hombre, hace un mes que no veo tu rostro serio. Supe que lo ocurrió y si te sirve de consuelo yo-

Taehyung colocó su mano en el hombro del contrario y fue interrumpido por un el mismo que quitó la mano de su hombro para voltearse hacia él.

—¿Lo sabías? ¿Que mierda quieres ahora? Si lo sabías porque nunca me has visitado a la enfermería. ¿Nunca te has preguntado cómo me he encontrado todo ese jodido mes? Déjame adivinar, tu jodido plan de escape sigue en pie y si hubiera muerto, seguramente te quedarías toda tu jodida vida aquí junto a tus dos perros falderos.

—¿Que demonios te ocurre? Intentamos saber todo el mes dónde te habías metido pero Park no nos decía, lo único que demostraba era preocupación. —Dice Hoseok acercándose a Jeongwo, cortando la poca distancia pero Tae pone un brazo entre ambos para evitar peleas.

—¿No te has preguntado por qué Park se demostraba tan preocupado? Olvide que tus neuronas no pueden saberlo con exactitud. —Susurra Jeongwo frente a frente en el rostro de Hoseok, quien apretó los labios intentando contener su molestia ya que Taehyung le pedía calma.

—Estas siendo muy cabron con nosotros, hombre. No muerdas la mano que te ayuda aquí dentro.—Esta vez, Yoongi se acerca a Jeongwo para susurrar y Taehyung coloca su otro brazo entre medio de ambos, evitando otra pelea.

Jeongwo ladeó su cabeza hacia Yoongi y sonrió burlón.

—¿De que mano me hablas? ¿La del hombre que te gusta? Parece que ese hombre me extendió una mano para ayudarme aquí dentro y no sabes cuándo lo siento, Yoongi. No has sido tu como te prometí pero juro que lo disfruté por ti.

Jeongwo sonrío cuando Yoongi deseó golpearlo en el rostro pero Taehyung lo detuvo.

—Es suficiente, Jeongwo. No puedes hablarnos de esa forma, nosotros te ayudamos a que no estés solo y así nos pagas. Sabes sobre armas gracias a nosotros y incluso de las duchas abandonadas. ¿Que más debemos hacer para que nos entiendas? — Habló Taehyung con un tono serio y prepotente intentando poner orden en la situación.

El silencio entre los cuatros hombres en ese pasillo creó una batalla de miradas entre ellos pero se acabó hasta que Jeongwo asintió decidido de lo que deseaba de ellos.

—Si realmente quieren que los entienda, entonces es mejor que hagan algo por mi. Si se niegan a lo que deseo, entonces olviden de que pueden escapar de aquí. No olviden que soy mente en el plan, sin mi, no escaparemos.

—Lo sabemos.—Responde Tae.

—Entonces prepárate como es saber trabajar para mí. Los tres serán mi ayuda aqui adentro. ¿Quieren escapar? Bien, escapemos pero primero lo primero, quiero que me traigan armas.

—¿Como se supone que encontremos armas aquí? Tú has dicho que solo los oficiales tienen armas y son difíciles de obtener. —Pregunta Hoseok.

—¿No crees que en tus palabras se encuentra la respuesta? — Pregunta de regreso Jeongwo hacia Hoseok y eso provoca un sonrisa de orgullo en Taehyung.

—Jodido cerebrito. Supongo que podemos tomar algunas armas.

Jeongwo sonrío levemente por última vez antes de hablar pero fue interrumpido por unos pasos de botas en el principio del pasillo y decidió voltearse un poco para ver qué se trataba de un Park que se aproximaba hacia ellos con un rostro serio.

El azabache regresó su mirada hacia los tres hombres y les pidió que se fuera de allí en busca de las armas mientras él se encargaba de Park por el resto del tiempo que tenía ahora.

Primer paso de la venganza; obtener ciervos.

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