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06- Surcar los cielos.


Las primeras semanas de su entrenamiento fueron muy pesadas, a diferencia de Tanjiro ella no bajaba por la montaña todas las noches.

Urokodaki la hacía aletear todos los días mientras saltaba al mismo tiempo, las plumas de pichón empezaron a caerse y todos los días cuando limpiaba sus alas notaba un plumas nuevas más grandes.

Además de eso la hacia correr y ejercitarse con su propio peso para fortalecer sus músculos de niña.

Al principio estaba delgaducha y suave, todavía tenía algo de grasa de bebé en la cara... Pero después noto sus piernas un poco más firmes y sus brazos un poco gruesos por la nueva alimentación que tenía.

Luego de eso empezaron los ejercicios de respiración, debía expandir sus pulmones para llevar todo el oxígeno posible a su cuerpo, ese fue uno de los pocos ejercicios que compartió con Tanjiro, ambos tenían que aguantar la respiración en el río, Kotori podia sentir el frío calando sus huesos... Según Urokodaki ambos debían ser uno con el agua.

— Debes acostumbrarte niña, allá arriba en el cielo hay menos oxígeno y hace mucho más frío.

Dijo su maestro.

Kotori gimio cansada, tenía toda la cara roja por estar aguantando la respiración, además de que sentía las alas horriblemente pesadas en el agua.

Tanjiro y ella pasaron a estar bajo la cascada, sintiendo todo el peso del agua presionando sus cuerpos amenazando con tirarlos al río, Kotori sentía que lo tenía peor, debía extender las alas a los lados y estás seguían pesadas por acumular agua en las plumas... Podía escuchar a Tanjiro gritar el nombre de Nezuko.

— ¡Kotori!...

Ella observó a Tanjiro alarmada al ver que el agua se lo estaba llevando, y por la distracción empezó a pasarle lo mismo...

— ¡Cuidado!.

Grito y cayo encima del chico que ya estaba en el agua.

— ¡Kotori!... ¿Estás bien?.

Alarmado saco a su amiga y la sostuvo fuera del agua, ella tosió escupiendo el agua que había tragado y negó.

— no...

Tosió varias veces.

Cuando Urokodaki vio que Kotori había fortalecido lo suficiente su cuerpo le entrego un libro, estaba forrado en cuero y tenía un lindo separador hecho con cuentas y una pluma grande y grisácea.

— Este es el diario de tu madre, toda la información sobre la respiración que prácticaba está ahí escrita e ilustrada, con gusto yo voy a guiarte para que te resulte más fácil y voy a enseñarte la respiración de concentración total.

Kotori miro el libro con admiración y algo de tristeza, acaricio la tapa algo desgastada y lo abrió.

Respiración Celestial...

Leyó en voz alta.

— Muchas gracias maestro...

Pequeñas lágrimas se formaron en la comisura de sus ojos y luego sorprendió a Urokodaki con un fuerte abrazo, el hombre se sorprendió pero al escuchar los sollozos que su alumna emitía no la apartó y simplemente la consoló con palmadas en la espalda.

Sintió melancolía con solo pensar que Sora no había podido criar a su única hija, la mayoría de los angeles tuvieron que abandonar a sus bebés apenas las dieron a luz para que no corrieran peligro, seguramente habían muchos descendientes por ahí pero si nunca despertaban la sangre de angel está se diluía con las generaciones y se perdía.

Kotori era de las pocas que quedaba con sangre de angel... Y seguramente era la última.


— ¡No está bien!.

Kotori grito cuando golpearon su abdomen por quinta vez, porque no hacía fuerza en el estómago.

En sus manos tenía la lanza de su madre, estaba practicando las posturas de la respiración celestial.

Había pasado varias semanas practicando solo con un bastón de madera, aprendiendo a moverlo y balancearlo como una extensión más de su cuerpo para luego pasar a la lanza totalmente.

— Debes aprender a volar, sino no vas a poder hacer todas las respiraciones.

Habían al menos dos técnicas donde ella debía estar en el aire... Y el simple hecho de estar lejos del piso la aterraba, Urokodaki había intentado hacer que volará desde el techo de la casa pero siempre terminaba estrellada en el piso.

Kotori suspiro, aún no confiaba totalmente en si misma.

— Lo se...

Murmuró, grito denuevo cuando cambió de posición sin tensar el estómago, Urokodaki volvió a golpear.

Una noche cuando todos dormían fue llevada a lo alto de la cascada.

— De ahora en adelante no más saltos de bebé... Ya no eres un pichón, los músculos en tu espalda se han fortalecido y ya mudaste tus plumas.

Kotori observó el vacío con horror absoluto.

Ya había pasado al menos seis meses de entrenamiento.

— Será definitivo, tus alas van a crecer más y solo serán un estorbo que te llevará a la muerte, debes usarlas como se debe.

Chillo cuando sintió una mano en su espalda empujándola a la orilla.

— ¡M-maestro!... Déjeme pensarlo.

Miro el vacío con absoluto pánico, podía escuchar el agua de la cascada cayendo, de seguro estaba helada.

Urokodaki suspiro por su cobardía y la dejo ahí.

Kotori cada vez que miraba al vacío soltaba un lloriqueo de angustia, era obvio que sufría de vértigo.

— Deja de llorar como un bebé... Serás una inútil si sigues así...

Se sobresalto por la voz repentina, miró a sus espaldas y se encontró con un joven de cabello melocotón usando una máscara de zorro.

— ¿Quien eres?.

Murmuró.

— Haces que Urokodaki pierda el tiempo contigo... Solo serás un estorbo.

Kotori fruncío el seño.

— ¡Entonces lánzate tú!... ¿Crees que no da miedo?... Por más que tenga estás alas solo siento que puedo morir si no logro volar.

Escucho un chasquido de fastidio.

— ¡Vamos no seas cobarde! ...está en tu sistema y ya has practicado lo suficiente

— No se ve muy alto...

Grito cuando escucho una voz a su lado, había una niña de cabello negro y también tenía una máscara de zorro con flores, pero no le cubría el rostro, ella estaba observando la caída.

— además, el río está abajo, si no vuelas el agua amortiguara la caída.

Tuvo un escalofrío al pensar en el agua casi congelada.

— No lo sé... Mejor no.

Empezó a alejarse lentamente, aunque seguramente iba a recibir un castigo por no intentarlo.

— Vamos, no seas cobarde... Eres un ángel y los angeles deben volar.

Miro alarmada al joven de cabello melocotón que se acercaba de forma amenazante.

— No no no...

Kotori retrocedió y ahogo un chillido cuando estuvo en la orilla.

— ¡Ni se te ocurra!

Dijo molesta.

Intento volver... Pero fue empujada... Por reflejo intento agarrase de algo terminado por sujetar a la niña, provocando también su caída.

Enseguida se llenó de pánico... La niña no tenía alas y se veía pequeña, ella podría morir.

La adrenalina empezó a correr en su sistema, abrazo a la niña contra su torso y empezó a aletear de forma frenetica generando un vuelo algo inestable, pero al fin y al cabo frenaba la caída.

Grito cuando estuvieron cerca del suelo y al tener cero experiencia se estrellaron, pero no había heridas graves, solo raspones menores.

Gimoteo al levantarse, algunas piedras se clavaron en su piel.

— Gracias...

Observó a la niña que ya no estaba en sus brazos, sino parada a su lado.

— De nada...

Jadeó al tener el pulso acelerado.

— Soy Makomo... Es un gusto conocerte ángel.

— puedes llamarme kotori...

Kotori se levantó y sacudió la tierra de su chihaya.

— Eso estuvo bien, no te rompiste ningún hueso.

Bufó al escuchar la voz del chico, estaba molesta, él la había empujado.

— Eres un idiota.

Lo miro con el ceño fruncido.

—  Se notaba que necesitabas un empujón...

Lo vió quitarse la máscara, él tenía ojos amables y una gran cicatriz en el rostro, kotori por reflejo tocó su propia cicatriz. Tenía una sonrisa altiva.

— Como sea...

Kotori camino hacia la casa, sintiendose exhausta...

Al día siguiente no vió ni a la niña ni al chico, era mejor para ella porque seguía molesta.

Urokodaki supo  que finalmente había volado y la incito a seguir, está vez con más calma, volando de rama en rama con poca distancia hasta que agarro más confianza para volar a través de la montaña... Hace un tiempo había notado que su visión mejoro, durante la noche veía mejor y también veía más lejos de lo normal.

Su entrenamiento continuó, se hizo mucho más fuerte y ágil, esquivando con su vuelo las trampas asesinas de la montaña, se dió cuenta que podía desviar ataques con sus alas, las cosas filosas rebotaban contra sus plumas.

Su práctica con las respiraciones también mejoro, en el transcurso de un año ya lo había dominado, estaba en sus sistema, en sus genes, la sangre de angel fluía con fuerza en sintonía con su lanza.

— Vamos Tanjiro a este paso te vas a quedar a tras.

Ánimo Urokodaki presenciando el combate amistoso entre Kotori y Tanjiro, él usaba una katana de bambú y ella el bastón de madera.

Kotori se movía con fluides desviando los ataques,  ambas armas generaban un sonido fuerte al chocar.

El combate termino cuando le barrió los pies a Tanjiro haciéndolo caer y apuntando un extremo del bastón a su cuello que simulaba ser una de las grandes cuchillas.

El joven kamado miro a Kotori con ojos brillantes, ella estaba algo despeinada, con las mejillas rojas y sus alas le daban un aire muy místico.

Salió de su ensoñación cuando le tendieron la mano para levantarse.

— ¡Otra vez!

Exclamó Kotori dispuesta a derribarlo denuevo... Tanjiro no podía negarse a su petición.

Al final del día ambos quedaron magullados.

Kotori estaba en la habitación que compartía con los kamado, Nezuko aún dormía pacíficamente.

La joven ajustaba las vendas en su pecho, al estar en desarrollo su busto había crecido volviéndose incómodo, incluso dolía a veces cuando daba saltos bruscos.

Tanjiro pensando que Kotori estaba aún en el baño entro a la habitación sin llamar, llevándose la gran sorpresa de ver a la joven en paños menores, por un momento se puso pálido y luego la sangre se le subió totalmente a la cabeza.

La cintura se le marcaban, su cadera había crecido un poco más, su espalda se veía definida y sus brazos, podía ver la piel de su cuello en su totalidad y estaba seguro de haber visto un par de hoyuelos en su espalda baja.

— Uh?.

Kotori se volteó cuando sintió un par de ojos taladrando su espalda.

Tanjiro cerro la puerta de golpe.

Ella termino de ponerse su chihaya bien y al salir se topó a Tanjiro arrodillado con la frente pegada al piso.

— ¡Perdón!...¡No sabía que estabas cambiandote!...¡No era mi intención verte así!... ¡Pensé que seguías en el baño!

Pensó que ella estaría muy molesta, pero solo recibió una risa.

— Tranquilo tonto, para la próxima asegúrate bien...

Lo ayudo a levantarse... Tanjiro jamás iba a sacar esa imagen de su cabeza...

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☆゜・。。・゜゜・。。・゜★


Re tremendo el sabito.

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