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Epílogo

—¿Te das cuenta de que hace un mes que no vamos a casa de Marco?

Jimin, sentado a la mesa de la cocina, miró a Jungkook. Antes, Jungkook, Taehyung y él iban a casa de Marco a comer una vez por semana. Ahora Taehyung estaba casado y Jimin... Desde hacía tres semanas le gustaba pasar su tiempo libre con YoonGi.

Le había robado el pensamiento, el ánimo y seguramente también el corazón. Ese pensamiento lo sacudió por dentro y se puso de pie para pasearse de un lado a otro. Taehyung se echó a reír.

—Ya está otra vez.

—Yoon lo tiene dominado —rio Jungkook—. Eso no le vendrá bien. A ti te pasó lo mismo.

Taehyung se encogió de hombros.

—Enamorarse da miedo.

Jimin se volvió a mirarlos con expresión ceñuda.

¿Enamorarse? No conocía a Yoon desde hacía mucho, solo algo menos de un mes, pero lo que sí sabía era que Yoon, independientemente de su sexo, no tenía lo que él siempre había deseado en una pareja. Sin duda tenía lo que a él le gustaba, pero eso no era lo apropiado para el padre de una niña pequeña.

—Mierda —dijo en voz muy baja.

—Oh, déjalo, Jimin —Jungkook le lanzó una patata frita que le rebotó en el pecho—. Vas por ahí con cara de muerto, y no hay razón para ello. Dile lo que sientes y ya está.

En ese momento, YeonWoo estaba en casa de YoonGi. Estaban sentados en la hierba, con un rollo de papel gigante entre ellos y pintando con los dedos.

Gracias a Chastity, se había convertido en el pasatiempo favorito de la niña. Ella y Artemus, con sus deliciosas y entrañables excentricidades, se habían convertido en los abuelos adoptivos de YeonWoo, y la niña les tenía un gran afecto. Al final no habían encontrado una casa, pero Jimin sabía que cuando se mudaran, la niña los echaría mucho de menos.

Se acercaba la noche de Halloween, y una fresca brisa otoñal entraba en ese momento por la ventana de la cocina y por la puerta mosquitera. Jimin, sin embargo, estaba sofocado de lo nervioso que se sentía. Se sentó de nuevo en su silla y dijo: —No sé.

Taehyung dio un sorbo de café.

—¿Qué es lo que no sabes?

—Nada. No sé lo que hacer, ni lo que siento.

—Es alguien de lo más especial, Jimin —dijo Jungkook.

Jimin apoyó la cabeza en la palma de la mano.

—No es lo que estaba buscando.

—Yo no estaba buscando a nadie cuando conocí a SeokJin. Eso da lo mismo, Jimin.

—No puedo pensar solo en mí mismo.

Jungkook ladeó la cabeza.

—¿Qué diablos quiere decir eso?

—Quiere decir que tengo una hija. Debo pensar en Woo.

—Woo lo adora, y viceversa.

Jimin se agarró un mechón de pelo con fuerza.

—Quería una mujer —cuando notó que Jungkook estaba a punto de responder se apresuró—. Bien, dejemos de lado su género. Quería una persona casera, una persona tranquila y razonable.

Jungkook se echó a reír a carcajadas.

—Casero lo es. ¿Pero tranquilo y razonable? ¿Y dices que quieres que sea una mujer? Buena suerte.

—¿Tienes algún problema, Jungkook? —le preguntó Jimin con suspicacia.

Taehyung sonrió.

—Con un chico. Se llama Jung HoSeok y es el que está organizando el calendario con fines caritativos. Bueno, ya han empezado a hacer los reportajes fotográficos y Jungkook no ha accedido aún. El chico se está poniendo... insistente. Parece que no acepta un «no» por respuesta.

—Es un petardo —Jungkook se encogió de hombros—. Vaya donde vaya, me lo encuentro. Pero yo no le hago caso y ya está.

Jungkook se recostó en el respaldo y colocó las manos detrás de la nuca.

—Sí, claro. Como que tú no haces caso a nadie que se te muestre en bandeja.

Jungkook se cruzó de brazos tranquilamente.

—No es como Jin o Yoon.

Tanto Taehyung como Jimin se pusieron inmediatamente derechos.

—¿De qué hablas?

—Son reales, directos, graciosos, sencillos. No lloriquean ni se quejan para conseguir lo que quieren, y no se tocan continuamente las uñas y el pelo solo por gustar de otros hombres. Esa sencillez me gusta —le dio un codazo a Taehyung—. Ambos son lo que cualquiera podría desear... y más.

Taehyung miró a Jimin.

—¿Quieres matarlo tú o lo hago yo?

Jimin sacudió la cabeza. Todo lo que Jungkook decía era cierto. YoonGi trabajaba con ímpetu, jugaba y se reía con ímpetu, y no parecían preocuparle las típicas cosas que le preocupaban a los demás. Ni por asomo se lo imaginaba quejándose.

—Tu Hoseok parece una persona responsable.

—No es mi Hoseok. Y Yoon también es responsable.

Jimin se puso de pie otra vez.

—¡Ja! Yoon es escandaloso. Habla sin pensar, actúa sin tener en cuenta las consecuencias. Va por ahí como si fuera un hombre cavernícola, y viste de un modo tan sexy que me vuelve loco.

Taehyung y Jungkook se miraron.

—¿Cómo demonios voy a vivir con alguien así?

Taehyung miró su taza de café y habló sin mirar a Jimin.

—¿Y cómo vas a vivir sin él? —le preguntó en voz baja.

Jimin se echó para atrás.

—Woo nos tiene a nosotros para enseñarla a hacer cosas de chicos. Yo quiero una mujer que sea una buena influencia en ella, alguien que haga todas esas cosas femeninas que ella necesita. Alguien que sea un modelo para ella a seguir.

—Eres un imbécil, Jimin —Jungkook sacudió la cabeza apenado—. Yoon es maravilloso. Es independiente, inteligente y honesto. Sí, dice lo que piensa. ¿Y qué? Así siempre sabrás lo que tiene en la cabeza. Y a mí me gusta cómo viste.

Jimin estuvo a punto de ponerse bizco. Jungkook no se había enterado. Abrió la boca para explotar de frustración y entonces vio que YoonGi estaba allí, justo delante de la puerta abierta de la cocina.

—Ay, por favor.

Sin decir nada, YoonGi se dio la vuelta y se marchó a toda prisa. Inmediatamente, Jimin fue tras él y sus dos amigos se levantaron y salieron de la cocina.

Aquél endiablado hombre no le había dado la oportunidad de explicarse siquiera. Como iba muy deprisa y YoonGi aún tenía el pie débil, Jimin fue salvando poco a poco la distancia.

En el patio de YoonGi vio que su hija y Chastity levantaban la cabeza. Artemus y Bin, junto con Siu, Haru y Chul, levantaron la vista. Detrás de él oyó a Taehyung y a Jungkook. Entonces lo agarró del brazo; pero YoonGi se volvió hecho una furia y soltó un grito de guerra que lo tomó por sorpresa. Le dió un tirón del brazo, le puso la zancadilla y él cayó al suelo.

Durante unos segundos, Jimin se quedó tumbado de espaldas, con la vista fija en el cielo azul, oyendo risas y susurros que solo consiguieron enojarlo más. YoonGi se inclinó sobre él; tenía los ojos rojos y la boca apretada, incluso su pálida piel delataba ese sonrojo pero de furia.

—No vuelvas a tocarme. ¿Quieres librarte de mí? ¡Pues bien, ya te has librado!

Rápidamente, él lo agarró del codo y lo tumbó a su lado.

—¡Ay, mi pie! —gritó, y Jimin se quedó helado al pensar que podría haberle hecho daño en el pie.

En el mismo momento, Bin gritó: —Es un truco.

Pero era demasiado tarde. YoonGi aterrizó encima de él; le plantó las rodillas en los hombros y el trasero sobre el diafragma, de modo que Jimin apenas podía respirar.

—Para que te enteres, cretino miserable, nunca te pedí ser tu esposo. En cuanto a eso, jamás sería tu esposo ya ni aunque me lo pidieras de rodillas.

Jimin consiguió no echarse a reír, aunque le costó trabajo.

—Estabas escuchando las conversaciones ajenas.

—Otro de mis horribles defectos —dijo con sorna—. Pero no te preocupes —se inclinó hacia delante, casi arropándolo con su cuerpo—. No volveré a molestarte. Eres libre para irte a buscar la mujer que estás buscando. ¡Te deseo suerte!

YoonGi fue a levantarse, aún con cierta dificultad puesto que el dedo no se le había terminado de curar, pero Jimin lo atrapó con sus piernas.

—¡De eso nada! —lo hizo caer de nuevo y se tumbó sobre él—. Después de lo que has hecho, no voy a dejar que te marches así.

—Hago lo que me apetece. ¡No es asunto tuyo! —lo miró con desdén, pero Jimin vio que le temblaba el labio inferior—. Ya no.

Le dolió el corazón y sintió una gran emoción.

—Yoon...

Él movió la cabeza de un lado a otro, pero no pudo soltarse.

—Ni siquiera sé por qué me he molestado contigo.

Jimin oyó comentarios en voz baja. Se dio la vuelta y vio que todos se habían reunido alrededor de ellos dos.

—No me vas a dejar.

Entonces Jimin se inclinó para besarlo. Él estuvo a punto de morderle, pero Jimin se echó a reír y se retiró.

—Te quiero, Yoon.

Abrió como platos sus preciosos ojos, y ambos resoplaron cuando YeonWoo se montó sobre la espalda de su padre y empezó a saltar.

—¡Nos quedamos con Yoon, nos quedamos con Yoon!

Jimin se volvió sonriendo.

—Aún no, cariño. Primero tiene que decirme que me quiere también.

YeonWoo se tumbó sobre Jimin, se asomó por el hombro de su padre y le acarició la mejilla a Yoon.

—Quiero que seas mi papá.

YoonGi aspiró hondo, pero temblaba de arriba abajo.

—Oh... —y sin poder evitarlo, se echó a llorar.

Jimin volvió la cabeza y besó a su hija en la mejilla.

—Muévete, Woo.

—Sí, papá.

Jimin acarició a YoonGi con la nariz.

—Necesitamos un poco de intimidad, cariño. No merechaces, ¿vale?

YoonGi asintió.

Conociéndolo como lo conocía un poco, se le ocurrió que unas lágrimas eran para él una gran humillación. Y Jimin le permitiría esconder sus lágrimas de los demás, pero no quería que le escondiera nada a él.

Jimin se puso de pie, se echó a YoonGi al hombro y se dio la vuelta para ir hacia su casa.

Bin gritó: —Por una vez en tu vida, Yoongi, sé razonable. No lo estropees todo.

Haru, Chul y Siu se echaron a reír, dándole sugerencias a Jimin para dominarlo.

—¡Cuidado con sus piernas!

—¡Si se pone salvaje, recuerda que tiene cosquillas!

Jimin agitó la mano que tenía libre en señal de agradecimiento.

Entonces Artemus dijo: —Cariño, pienso hacerte algo en el pelo para el día de la boda, de modo que ya puedes ir acostumbrándote.

Jimin, sonriendo como un idiota, se dio cuenta de que se sentía mejor que bien. Se sentía... increíble.

Cruzó la cocina y el salón, subió las escaleras de dos en dos, entró en su dormitorio y dejó a YoonGi en la cama.

—Vaya, cómo pesas —dijo mientras se frotaba la espalda.

YoonGi le echó los brazos.

«Sorprendente», pensaba Jimin mientras se deleitaba viéndolo allí en su cama y sabiendo que quería verlo en aquel lugar cada día de su vida. Se tumbó encima de él.

—Te quiero —volvió a decirle.

YoonGi lo abrazó con fuerza.

—Yo también te quiero.

La emoción lo ahogaba.

—¿Lo suficiente como para casarte conmigo y ser el papá de Woo?

YoonGi lo empujó.

—No voy a cambiar por ti, Jimin —dijo con ojos brillantes—. Soy quien soy, y me gusta cómo soy.

—A mí también me gusta cómo eres —le besó la punta de la nariz y sonrió—. Me das un miedo horrible, a veces me pones furioso o me haces sentir unos celos tremendos, pero no te cambiaría por nadie, cariño. Bueno, excepto que voy a tener que insistir en que todos los demás hombres dejen las manos quietas en lo que a ti respecta.

YoonGi se echó a reír, pero enseguida se puso serio.

—Deseaba tanto ser el papá el Woo. La quiero tanto —se le volvieron a saltar las lágrimas—. Ay, Dios mío, qué terrible es esto —dijo, y se enjugó las lágrimas en el hombro de Jimin.

Jimin sonrió.

—¿Qué te parecería darle un hermanito a Woo? Eso también me lo ha pedido varias veces.

—¿De verdad?

—Sí. El primer día que me explicó que quería quedarse contigo.

YoonGi aspiró hondo.

—Tengo veintiocho años. Me gustaría tener un bebé antes de los treinta.

—¿Quieres que nos pongamos ahora mismo? —lo besó de nuevo—. Estoy listo, cuando tú quieras. Y te amo.

YoonGi se atragantó un poco y entonces sacudió la cabeza.

—Si Jungkook me viera aquí lloriqueando como un bobo, se quedaría horrorizado.

Jimin le besó las mejillas húmedas y la comisura de los labios.

—¿A quién le importa lo que piense Jungkook?

—A mí. Después de todo, él es quien te hizo cambiar de opinión.

Jimin se echó a reír.

—Yo ya sabía que te amaba, y puedes creer que Jungkook no tuvo nada que ver con esto.

—Bien. ¿Entonces qué era lo que estabas diciendo en la cocina?

Él se encogió de hombros.

—Solo estaba fanfarroneando, adoptando la pose que tomaría un hombre respetable —entonces lo miró—. Tú deberías entender eso.

YoonGi hizo una mueca.

—Te oí, Jimin. No soy lo que quieres.

—Pero sí eres quien yo amo. Quien yo necesito —le agarró la cara y lo besó—. Desde que te conocí, he estado pensando en dejar el trabajo de campo y en hacerme instructor. Incluso ya he dado algún paso en esa dirección.

—¿De verdad?

—Y he pensado en trasladar la habitación de Woo a la de invitados; hace tiempo que me lo pidió porque la otra es más grande, pero siempre he querido que estuviera cerca y, hasta que te conocí a ti, nunca había pensado en tener a nadie en casa con Woo. Entonces empecé a pensar en trasladar a Woo para tener más intimidad.

YoonGi arqueó las cejas.

—Sí que haces mucho ruido cuando te excitas —le dijo con seriedad—. Gimes y gruñes, y si te toco ahí, gritas y...

Jimin le retiró la mano y lo besó entre risas.

—Yoon, sé que no serás fácil de controlar, pero...

—¡Controlar!

Fue a agarrarlo, pero Jimin lo inmovilizó sobre la cama.

—Pero gracias a eso vamos a pasar mucho tiempo luchando —meneó las cejas—, y haciendo otras cosas. Y ahora que he tomado una decisión, deberías saber que no soy nada dulce. En realidad, soy despiadado cuando quiero algo... o a alguien.

YoonGi dejó de forcejear y lo miró con timidez.

—¿Y me quieres a mí? —él se pegó más a YoonGi y, al notar la fuerza de su erección, sonrió—. Bueno, como nos queremos, creo que deberíamos casarnos.

Jimin se desplomó sobre él.

—Gracias a Dios. Sí que sabes quitarle el suspenso a las cosas, ¿eh?

—Hay algo que quiero que deberías saber.

Él abrió un ojo.

—Mis padres ya me han dicho que si nos casamos, quieren quedarse con mi casa —Jimin soltó una exclamación entrecortada, pero YoonGi continuó—. Creo que sospechaban que esto podría ocurrir, y por eso no han hecho demasiado esfuerzo por encontrar casa.

—Me gustan tus padres, y también a Woo. Mientras tú vivas conmigo, el resto no me importa.

Unos minutos después, Jimin se apartó un poco de YoonGi y miró a su futuro esposo de arriba abajo. Entonces lo miró a la cara y se puso serio.

—Yoon, hay algo que debo decirte.

YoonGi lo miró alarmado.

—¿Qué ocurre?

—Creo que vamos a tener que comprar una cama más grande —sonrió con travesura.





































•Al fin! Quería terminar esta historia para poder subir la tercera parte que es JungHope. Es mi favorita de las tres y sé que la amaran si se pasan por ella. Tengo como seis capítulos ya editados así que la subiré ahora mismo.

•Espero que les haya encantado tanto como a mi esta segunda parte. ¡Arriba Yoon!

•Kat🐾

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