Capítulo 7
YoonGi lo invitó a pasar. Cuando llegaron al pasillo, lo empujó contra la pared.
—Me alegro tanto de que te pasaras.
Jungkook se quedó pasmado.
—Esto.. —agarró a YoonGi de los brazos para impedir que se acercara más—. Sí, bueno, es que yo pensé que... bueno... —miró a su alrededor con aspecto agobiado.
A YoonGi le costó un momento averiguar qué le pasaba. ¡Qué fraudes podían llegar a ser este tipo de hombres!
—El caso es que... —continuó— pensaba que te gustaba Jimin.
YoonGi le pasó la mano por el hombro fuerte y musculoso.
—Me gusta —le confirmó—. Por eso te he traído aquí —le dio unas palmadas en el pecho—. Para que me cuentes más cosas sobre él.
—¡Ah, qué bien! —exclamó relajándose visiblemente— Es justo lo que quería oír —añadió más sonriente—. Eso es estupendo.
—Pero creo que yo no le gusto mucho a Jimin.
—Creo que le gustas demasiado. Ese es el problema, al menos para él —YoonGi se apartó y fueron juntos a la cocina—. Personalmente, yo creo que eres perfecto para Jimin.
—¿De verdad?
—Pues claro, maldita sea —le retiró una silla para que se sentara— ¡Mírate! Eres atractivo, estás sano. Por su trabajo y desde que perdió a su esposa, a Jimin le parece muy importante cuidarse, llevar una vida sana.
YoonGi pestañeó ante tanto sentimiento.
—También eres divertido y parece que quieres a Woo —frunció el ceño—. Es muy importante, ¿sabes?, que te guste su hija. Y no puedes fingir en eso, porque muchos, en especial mujeres, lo han intentado y él siempre se ha dado cuenta de que no lo hacían de corazón.
YoonGi se quedó sin habla ante tan verborrea. ¡Y eso que no le había hecho ni una sola pregunta!
Jungkook lo miró algo preocupado por su silencio.
—Te gusta Woo, ¿no?
—Por supuesto que sí —dijo—. Es adorable, lista, precoz, valiente —se encogió de hombros—. Bella como su padre.
Jungkook sonrió.
—Jimin es bello, ¿eh? Qué risa.
YoonGi se dio cuenta de lo que había dicho y se sonrojó.
—No se te ocurra decirle nada a él.
—Oh, no, claro que no.
YoonGi no lo creyó. —Jungkook...
—¿Tienes algo de comer?
—Claro, come lo que quieras.
—Así que tus amigos tenían razón. No quieres servir a los demás.
Con todas las preguntas que quería hacerle a Jungkook, YoonGi había olvidado sus modales.
—Lo siento —se puso de pie—. Tengo muchas cosas en la cabeza.
Jungkook lo empujó para que se volviera a sentar y le dio unas palmadas en el hombro.
—Llevas todo el día trabajando y ya soy mayorcito, puedo hacerlo solo.
Apoyó los codos sobre la mesa y gimió de frustración.
—Es horrible. Llevo tanto tiempo sin salir, que ya no sé atraer a nadie. Lo estoy haciendo todo mal —dijo sin levantar la vista.
—¿Estás intentando atraer a Jimin?
—Sin demasiado éxito.
—No es cierto —Jungkook abrió el frigorífico y YoonGi vio que se servía zumo y que sacaba algunos ingredientes para prepararse un sandwich. Entonces se sentó a la mesa—. Jimin se ha fijado bien en ti. Solo que no quiere reconocerlo.
—¿Tú crees?
—Lo sé —dijo mientras metía las suficientes lonchas de carne asada entre dos rebanadas de pan como para que comieran varias personas—. Jimin no se ha comportado de manera tan extraña con nadie desde que estuvo con su esposa.
YoonGi se preguntó cómo abordar el tema; entonces decidió que era inútil andarse con rodeos.
—¿Quieres hablarme de ella?
Jungkook dio un bocado y asintió.
—Joven, preciosa. Muy dulce y menuda —miró a YoonGi—. No se parecía en nada a ti, excepto en que tú también eres precioso.
YoonGi se puso colorado inmediatamente. ¡Jungkook era tan coqueto! Decidió que lo mejor era no hacerle caso.
—Solo tengo veintiocho; tampoco soy tan viejo.
—Un anciano comparado con JiEun.
¿Así que a Jimin le atraían muy jóvenes y menudas? Justo lo que no quería oír. Sin mencionar que él no era precisamente una mujer.
—¿Así se llamaba? ¿JiEun?
—Sí. Habría cumplido veintiún años un mes después de tener a Woo, de no haber fallecido.
Muy joven. Aunque YoonGi no había conocido a la mujer, le dolió pensar en ella. Woo y Jimin habían perdido tanto.
—¿Cuánto tiempo estuvieron casados?
—Solo unos siete meses. El embarazo fue una sorpresa y la razón de su matrimonio. En cuanto Jimin se enteró, insistió hasta que JiEun cedió. No estoy seguro de que fuera lo que ninguno de los dos quería en ese momento.
YoonGi tragó saliva. —¿Cómo murió?
Jungkook dejó el plato a un lado y se recostó sobre el respaldo. Miró hacia la ventana que había detrás de YoonGi y su expresión se volvió triste.
—Lo pasó muy mal durante el embarazo. Era tan frágil, que la presión fue demasiado para su cuerpo. Se le hincharon los tobillos, le dolía la espalda, bueno... ya te haces una idea.
—Sí.
—Los cambios físicos le sentaron muy mal, de modo que su estado mental no era el mejor tampoco. Deseaba tener a Woo, sin duda, pero lo pasó muy mal en aquellos últimos meses de gestación. Física y emocionalmente.
—Creo que eso es bastante común, ¿no?
Jungkook se encogió de hombros.
—Jimin y yo estábamos los dos en el incendio de un almacén cuando se puso de parto con cinco días de antelación. Ella llamó al parque de bomberos, e inmediatamente hicieron lo posible para encontrar a alguien que sustituyera a Jimin, pero la destrucción era enorme y todo el mundo estaba de servicio. Jimin estaba atendiendo un montón de cosas distintas, trabajando sin parar, preocupado, nervioso y muy enfadado porque no se podía marchar así como así. Pensó que JiEun estaba bien, que habría llegado al hospital y que se estarían ocupando de ella...
—¿Pero?
Jungkook se puso de pie.
—Las contracciones fueron demasiado fuertes y no pudo continuar conduciendo. Perdió el control del vehículo y se cayó en vina zanja. Se llevó dos coches por delante, pero nadie sufrió ninguna herida grave. En el trayecto en helicóptero al hospital, murió. Consiguieron salvar a YeonWoo.
YoonGi sintió que lo ahogaba la emoción. De repente, le dolía el estómago y el corazón le hacía daño de tan fuerte que le latía. Se podía imaginar lo que había pasado Jimin.
—Normalmente es como una roca —dijo Jungkook en voz baja, como si le hubiera adivinado el pensamiento—. No se inquieta por nada. Siempre es tranquilo, educado y razonable. Siempre.
YoonGi levantó la cabeza. ¿Jimin tranquilo y razonable? Pues con él casi nunca se mostraba tranquilo.
—Cuando salvó la vida de aquella mujer y recibió el balazo, fue porque Jimin se colocó entre ella y las balas. Arriesgó su vida por una persona que no conocía. Él es así. No puede soportar ver a nadie sufriendo —aspiró hondo—. Imagina lo que sintió cuando no pudo estar con JiEun.
—¿Se sintió culpable?
—Sí, durante un tiempo. Pero luego YeonWoo lo hizo olvidar. Durante las dos primeras semanas fue un bebé maravilloso, pero después se convirtió en un pequeño demonio. Cuando estaba con la niñera se portaba de maravilla, pero en cuanto lo oía a él, empezaba a exigir. Quería que la tuviera en brazos todo el tiempo.
YoonGi se quedó pensativo.
—¿Quieres decir que al principio él no la atendía?
—Oh, no, de eso nada. Se preocupó de que alguien cuidara de ella y, cuando se iba a trabajar, la besaba y la abrazaba. Se sentía responsable, pero tenía tanta pena, tanto arrepentimiento, que no había sitio para nada más, y menos aún para el amor. Hasta que YeonWoo le robó el corazón.
—Es un buen padre.
—Es el mejor padre que he conocido. Y será también un marido maravilloso.
YoonGi estaba intentando asimilar la indirecta cuando Jimin apareció a la puerta hecho una furia.
—Aprecio los elogios, Jungkook, pero te estás pasando.
—Esto, no habrás dejado ningún cadáver fuera, ¿verdad?
—Callate ya —entró en la cocina—. Sabes que soy pacífico.
—Claro. Lo que tú digas —se levantó y pasó junto a Jimin—. Voy a charlar un rato con tus amigos, Yoon. Parecen unos tipos muy agradables.
Un segundo después se cerró la puerta mosquitera.
—Tipos agradables —repitió Jimin—. A mí me parecen unos posesivos y celosos.
—Protectores, no posesivos. Te he dicho que nunca he salido con ninguno de los tres.
—¿De verdad lo has dicho? No recuerdo esa conversación.
YoonGi se aclaró la voz.
—¿Ha pasado algo?
Jimin avanzó sin dejar de mirarlo a los ojos.
—Nadie se ha pasado de la raya, pero tus matones me han aplicado el tercer grado.
—¡No me digas!
Se le encogió el corazón. ¿Cómo iba a causar una buena impresión en un hombre como Jimin si ChulSoon no dejaba de comportarse como un asno?
—Como oyes.
YoonGi se colocó detrás de la silla cuando él avanzó. No le tenía miedo, pero estaba de un humor extraño, como en tensión, como aceptando algo.
—Lo siento.
—Parece que piensan que tienes tus ojos puestos en mí.
«Oh, Dios. Oh, santo cielo». Sabía que tenía la cara colorada como un tomate.
—Yo, esto, no muestro demasiado interés por los de mi mismo sexo.
Jimin arqueó una ceja.
—¿Qué me estás diciendo? ¿Que los hombres no te interesan?
—¡No! Quiero decir que últimamente no muestro demasiado interés por el sexo en general.
Jimin sonrió divertido.
YoonGi se mordió la lengua y aspiró hondo.
—Quería decir —afirmó— que no suelo ir detrás de un hombre, de nadie. Tengo amigos pero ya está. Es todo lo que quiero —añadió para no parecer demasiado ridículo.
—Me alegra oírlo —le dijo en tono calmado.
Estaba ya tan cerca de YoonGi, que su aliento lo rozó al hablar. Si se adelantaba un par de centímetros estaría besándolo. Claro que, no sabía cómo se lo tomaría Jimin. Hasta el momento, la atracción mutua lo había fastidiado hasta el punto de que no había querido ni reconocerlo.
—Eso fue antes de conocerte a ti, Jimin. Te deseo. No lo he ocultado en ningún momento. Pero debes entender que lo que pasó el otro día en el patio fue también una aberración para mí. No me arrepiento de ello, pero no puedo decir que me haya pasado nunca.
Jimin torció un poco la boca, y le dio la desagradable impresión de que no le creía.
YoonGi perdió los estribos.
—Solo porque tenga amigos culturistas, y porque me dejara llevar la otra noche, no te da derecho a asumir que soy así con los demás.
—Tampoco te da el derecho de ir husmeando en mi vida privada. Si querías saber de mi esposa, deberías habérmelo preguntado.
Alzó la cabeza y lo miró.
—¿Me habrías contado algo?
—No —le dijo sin rodeos—. Porque no es asunto tuyo.
YoonGi alzó las manos.
—¿Lo ves? —suspiró y agachó la cabeza—. Supongo que todo esto es inútil, ¿no?
Jimin se levantó.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Quiere decir que estoy empezando a aceptar que no estás en absoluto interesado en mí —encogió los hombros—. Jungkook me contó toda la historia de tu esposa, y sé que te gustan más las mujeres. Mujeres menudas como JiEun.
—Yoon —le dijo en tono de advertencia.
YoonGi extendió los brazos.
—Soy un chico. Si, soy bastante pequeño, pero también soy torpe. No soy ni bonito ni menudo como lo es una mujer. A ti te gustan las mujeres pequeñas a las que puedas proteger, y yo no necesito protección. Ni siquiera soy más débil que tú.
Jimin se quedó pensativo.
—Esto, pues sí que lo eres, la verdad. Mucho más débil que yo.
Pero YoonGi apenas lo escuchaba ya; estaba demasiado disgustado pensando que Jimin nunca querría tener nada con él.
Empezó a pasearse por la cocina, por primera vez ajeno a todo lo que lo rodeaba.
—Lo siento. Supongo que he sido un engorro.
—Sí.
Entonces Jimin se acercó y le agarró la cara con las dos manos.
—Eres un engorro, Yoon, y una pesadez y todo lo demás. ¿Pero sabes una cosa? Es una tontería decir que no me atraes.
YoonGi pestañeó y se sorprendió tanto, que estuvo a punto de perder el equilibrio.
—No estás ciego y de estúpido no tienes nada. Tienes que haberte dado cuenta de que te deseo.
—¿Es cierto?
—Sí.
Lo besó brevemente, pero fue suficiente para dejarlo sin aliento.
—¿Ahora también lo haces, con toda esa gente ahí fuera? ¿Aunque no me haya echado encima de ti?
—¿Es eso lo que pensabas? —Jimin esbozó una sonrisa sensual que le aceleró el ritmo del corazón—. Solo porque me tomaras por sorpresa y me dejaras tumbado en el suelo no quiere decir que fuera la única razón por la que me comporté así la semana pasada.
YoonGi asintió. Pero los pormenores del interludio de la semana anterior no tenían ya importancia. Lo importante era el presente, y lo que más deseaba era que volviera a besarlo. Pero Jimin continuó mirándole los labios mientras le acariciaba las mejillas muy despacio con los pulgares de ambas manos.
—Yoon, me tomaste por sorpresa, cariño, pero de ninguna manera podrías superarme en una confrontación física.
—De acuerdo.
Jimin se echó a reír y sacudió la cabeza.
—Quieres tranquilizarme, ¿eh? —y lo besó de nuevo—. ¿Eres maravilloso, lo sabes? Nunca he conocido a nadie que deseara a otro pero que no dejara de insultar su orgullo a cada momento —entonces le levantó la cabeza y le besó el cuello y detrás de la oreja—. Uno de estos días —le dijo mientras le mordisqueaba la oreja—. Te lo voy a demostrar.
—Sí.
No tenía ni idea de lo que quería demostrarle, pero fuera lo que fuera, YoonGi estaba dispuesto a participar.
Esa vez su risa fue más fuerte. Jimin lo miró y asintió.
—De acuerdo. ¿Qué debo hacer? Después de todo, solo soy un hombre, estoy hecho de carne y hueso —dijo con una sonrisa pícara.
—¿Y bien?
—¿Vas a estar en la hamaca esta noche?
Eso le llamó la atención a YoonGi, que lo miró esperanzado y emocionado.
—Sí. Claro, por supuesto.
—Qué ansia —sonrió y le besó el labio inferior—. Sé que esto está mal, juro que lo sé. Pero, maldita sea, hombre, me estás volviendo loco.
YoonGi sonrió con expresión soñadora.
—Tú también me estás volviendo loco. Intenté dejarte en paz para que te acostumbraras a mí...
—Ja! —Jimin sonrió—. Eso me llevaría toda una vida.
A YoonGi le gustó lo que dijo. Toda una vida con Jimin. Cada día, cada minuto, se sentía más atraído hacia él, en un millón de maneras distintas.
Al ver su expresión, Jimin sacudió la cabeza.
—Yoon, no te estoy prometiendo nada. Si nos juntamos esta noche, será solo para hacer el amor.
Sus esperanzas cayeron en picado. Se mordió el labio sin saber qué hacer. Por una parte, a él nunca le había ido el sexo así. Pero por otra, nunca había deseado a un hombre como deseaba a Jimin. No sabía nada del futuro, pero tal vez averiguara algo esa noche.
Una vez tomada la decisión, apenas podía esperar.
•Kat🐾
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