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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐋𝐈: Ecos







𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐋𝐈: ❛ Ecos ❜








Ino toca la cama y el frío de las sábanas traspasa sus dedos, se remueve un poco para alcanzar la almohada del otro lado. No está el bulto qué debería estar ahí. En cambio, toca un pedazo de papel y lo arruga, intenta moverse pero el dolor en su cuerpo y donde supone debe haber moretones por tan buen sexo qué ha tenido no le permite removerse en el lugar. Como puede quita el cabello de su rostro e intenta leer lo que dice aquella caligrafía.

"Tuve que salir, no quise despertarte. Itachi."

Ino está mal humorada porqué el muy cabrón puede salir como si nada y ella tiene que arremeterse por el dolor de las contracturas musculares, el ardor de los moretones por todo su cuerpo y la humedad que aun conserva del acto. Cuando escuchó que los Uchiha tenían mayor resistencia física nunca pensó que también aplicaba a su estado post sexo.

Tal vez debe esperar un poco más de tiempo para tranquilizarse, sus piernas aún tiemblan y el sabor de Itachi sigue en sus labios. Necesita la cabeza en blanco, pero es imposible.

Ino se estira un poco en la cama y siente los músculos destensarse en el acto, así como el potente frío que no recordaba que hace. Es bastante más helado de lo que recuerda. Da un vistazo a la cabaña y puede ver el reflejo de sí misma por la ventana. El día es mucho más oscuro de lo que era, puede jurar que es la noche, sin embargo, no deben ser más de las dos de la tarde o en su defecto el cielo está cubierto por las enigmática nubes grises que oscurecen el panorama.

Al menos puede decir que se ve hecha un desastre, sus cabellos revueltos, sus labios hinchados y las marcas moradas en su cuello son bastante visibles para su propio gusto. Roza un par de ellas y en efecto es incapaz de tolerar el ardor de ellas.

—Eres un idiota —susurra y abraza la cobija sobre su cuerpo. Maldito frío, cala sus huesos y su cuerpo adolorido.

No obstante, su atención se ve un poco aturdida cuando los chakras y presencias conocidas para ella se acercan o están a unos kilómetros al sur. Son rápidas, intensas y una de ellas puede estar al borde del colapso.

Ino coloca de forma torpe —y no importa el dolor— sobre su cuerpo una camiseta larga y negra que no está segura de quién es pero es lo suficientemente larga para cubrirla del frío. Se mantiene en calma o lo que máximo que puede, porqué ellos están cerca pero dubitativos si alejarse más o lo que sea que deseen hacer.

La Yamanaka como buena sensor concentra su atención en la lectura de energía y puede decir que efectivamente se trata de Naruto, Sasuke y Gaara. Intenta enviar por el vínculo con Inoichi la información acerca de los tres niños, no obstante, la información se queda en un espacio en la nada en la que el vínculo no logra tensarse del otro lado y mucho menos recibir una respuesta.

Su papá rompió la conexión.

Ino está alarmada.

Tras una corta ducha y medio quitar aquellos cardinales que adornan su piel como símbolo del acto mas puro que ha hecho, toma la capa entre sus dedos, su vestimenta morada y quizás poca convicción.

Respira profundamente y recuerda las palabras de Inoichi la meditación es un arma para calmar la mente y enfocarte, es una gran aliada cuando se trata de nosotros los Yamanaka. Y tal cual su padre le enseñó, exhala sacando todo el aire posible, aquieta su mente, todo en blanco, los pensamientos fluyen, sus emociones se desplazan a un lugar que no reconoces; Ino entra en un estado de trance en el que el sonido de la nieve caer desaparece y la oscuridad de la cabaña permite que sus sentidos aumenten su sensibilidad.

Abre los ojos sin comprender exactamente lo que sucede, es decir, está todavía en la cama con la camiseta negra, pero justo frente a ella, en la cómoda pequeña sala está Naruto, Sasuke y Gaara cansados y visiblemente un asco.

—Eres un idiota, Naruto —Sasuke se ve frustrado. Ino baja de la cama.

Ellos no se percatan que ella los ve.

—¿Tenías una idea de lo que nos hacían? —Naruto está ofendido con sus lentes a medio acomodar en su frente, Ino recuerda esa época en la academia—. Dolía estar en ese lugar, se metían a nuestra mente buscando algo... Si no sabes mejor no digas nada, tarado.

Sasuke suspira frustrado y con un Gaara claramente confundido.

—Él es Gaara —Naruto dice con ese tono alegre y señala al pelirrojo. Ino sonríe porqué eso es claramente algo que haría Naruto— él es el fastidioso de Sasuke.

—Idiota.

—Torpe.

Gaara no comprende y su expresión infantil se ve contrariada, Naruto y Sasuke se hacen de palabras. El chakra de Naruto es estable no asciende de forma abrupta, Sasuke es tan fastidioso como siempre pero no hay indicios de algún tipo de maldad en él y Gaara a pesar de sentir gran ansiedad está tranquilo con dos niños de su edad.

Ino da otro paso hacia ellos. Sus lecturas de chakra son claras y precisas, puede sentir sus emociones, no puede leer sus mentes pero sus energías dicen mucho más que sus pensamientos. Naruto se siente agradecido y divertido que Sasuke los haya ayudado a escapar de la División de Interrogación, Gaara está confundido pero apaciguando a la bestia dentro de él y que no necesita sangre, Sasuke solo hace lo que tenía que hacer. Es el Sasuke al que Naruto y Sakura siempre apoyaron, aquel que es su amigo y compañero.

Un Sasuke que Ino nunca conoció.

Pero dentro del Uchiha puede ver la oscuridad que tanto desborda Obito e Itachi.

—Nos van a descubrir, si sigues gritando como idiota —Sasuke regaña a Naruto.

—Nadie te dijo que nos ayudaras, genio —Naruto es celoso del potencial del otro.

—Creo que deberían callarse los dos —Gaara murmura y los mira con esa mirada fría y determinada que Ino reconoce de los exámenes chunin.

Gaara tiembla, suelta uno que otro quejido, y cae de rodillas sobre el frío piso de la cabaña. Ino está alarmada y es entonces que da otro paso e intenta tocar a Gaara, la imagen se distorsiona en un extraño humo que se disipa entre sus dedos cual humo de cigarrillo, intenta tomar el brazo de Sasuke y de igual forma se deshace justo frente a ella, Naruto está preocupado... Lo verdaderamente extraño es cuando ella toca la mejilla de Naruto y él se ve sorprendido mirando justo frente a Ino, parece sentirla aunque no puede verla.

—Naruto... —murmura Ino con pesar.

—¿Qué te pasa, idiota? —Escucha a Sasuke decir con molestia.

—Creo que hay alguien aquí —susurra Naruto incapaz de moverse.

—No hay nadie aquí —expresa la voz Gaara perderse entre la madera de la cabaña.

—Puedes sentirme... —Ino comprende que lo que sea que esté viendo, está pasando justo ahora.

Una idea surge en su mente.

—Les juro que algo o alguien está aquí —sus ojos destellan confianza. Naruto no le teme, porque son amigos, no los mejores pero definitivamente lo son.

—Naruto, no confíes en nadie —murmura y todavía toca la fría mejilla del niño tan irritable— aléjate.

Ino se sorprende más cuando Naruto guarda silencio y parece sentir su tacto sobre su mejilla. El chico abre los ojos de par en par y su semblante cambia rápidamente cuando reconoce la presencia. Cuando es capaz de sentirlo.

—Obito... —Ino susurra y observa la reacción de los otros.

Obito los observa uno a uno y se enfoca principalmente en Naruto. Su glorioso propósito está cerca de cumplirse con ayuda de su antítesis. Una sonrisa se asoma por sus labios y poco importa que la cicatriz en su rostro imponga incertidumbre en los tres chicos.

—Están muy lejos del refugio.

Obito es capaz de burlarse.

—¿Tú quién eres? —Naruto pregunta con esa irritable voz.

—El que te despejará de este sufrimiento, ¿no me recuerdas?

Obito se hace el ofendido con una retorcida sonrisa observando a Naruto.

—Obito —Sasuke menciona ante la atención de Uchiha sobre su compañero. No es envidia, sin embargo, reconocer que Sasuke siempre está detrás de alguien es sumamente irritable para él.

Casi asfixiante.

—Sasuke, siempre queriendo ser el centro de atención —Obito es divertido con una pizca de picardía— ¿Itachi ya no te hace caso?

Sasuke endurece el rostro e Ino inmediatamente reconoce al chico que compartía la academia con ella. Siempre tan malhumorado. Mientras, Sasuke juega con un kunai en sus dedos y opta por una pose de defensa.

No es idiota y sabe lo que significa la presencia de Obito ahí.

—¿Crees que podrás detenerme? —Obito camina a paso lento y entonces, un kunai traspasa su persona, Naruto acaba de lanzar el arma hacia él—. Ustedes son tan divertidos...

—¡Cierra la boca! —Grita Naruto con la cólera desbordarse por sus entrañas.

—No pueden detenerme —Obito se cruza de brazos tranquilo— y tú, ya tienes sed de sangre, ¿verdad?

Su mirada oscura incomoda a los presentes, incluso a Ino que aunque no está presente físicamente, sabe que de alguna forma desconocida él sabe de ella. Puede sentir su mirada recorrerla de pies a cabeza.

Una sonrisa se asoma por sus agretados labios.

—Mierda —Ino da un par de pasos para encontrarse a la altura de Gaara quién está detrás de Sasuke y Naruto.

Olvidó ese pequeño detalle, Gaara no es la versión redimida que recuerda y tampoco es el bondadoso Kage que todos admiran, es el niño temeroso y lleno de odio que mató a cientos de personas.

Gaara respira de forma entrecortada con un pequeño jadeo que logra alarmar a Sasuke y pone los pelos de punta de Naruto. Es completamente nuevo para ambos, un jinchuriki con problemas de la ira y con un interminable sed de sangre qué Obito parece querer desencadenar.

—Pensé que tardaría más —Obito expresa quitado de la pena— esto es más sencillo de lo que pensé.

—¿Qué quieres, Obito? —Sasuke pregunta siempre tan analítico y suspicaz.

Obito siente una especie de diversión y de deja vu en ese momento, Sasuke siempre ha sido demasiado curioso en lo que le conviene. Un arma de dos filos, el terrible destino de los Uchiha el querer saber más de lo debido.

Parece ser que los ecos del tiempo ya están presentes.

—¿Debería de querer algo? —Sasuke bufa y Obito le recuerda un poco a Kakashi en su niñez.

—¿Por qué hiciste todo esto?

—¿Conoces a este tipo, Sasuke? —Naruto tan lento como siempre reconoce un parecido en ellos.

Gaara cae de rodillas y tiembla. La sed comienza a incrementar y extrañamente un acercamiento hacia Naruto crece, Ino lo nota y supone que es la naturaleza de las bestias con cola la que los hace reconocerse.

—Responde —Sasuke no se ve en absoluto imponente, es solo un niño, pero Naruto logra entender su sentir, está temeroso.

—Eres tan irritante como Ino —Sasuke abre los ojos de par en par y Obito lo toma como una sugerencia para continuar— fuiste demasiado inteligente, Sasuke, pero ni te imaginaste que ella está aquí por mí y de hacerlo no pensaste seríamos tan cercanos —Ino se siente un poco mareada con lo que está diciendo Obito, todo tiene un propósito— la verdad es que, todo esto fue gracias a ella el que tomará el mundo.

—¿Sasuke? Habla de Ino, de Ino —Naruto los mira a cada uno sin comprender.

—¿El viaje en el tiempo solo para obtener a las bestias? —Sasuke se burla y por supuesto que es bueno recabando información o Fugaku es demasiado permisivo cuando habla con su esposa.

—¿Crees que ese es el fin de todo esto? —Obito da un par de pasos más y queda frente a Sasuke, ignorando el dolor de Gaara y la confusión de Naruto—. Las bestias con cola no son el propósito, son el cómo de todo lo que he creado. Pudiste ser un gran aliado Sasuke, pero ahora solo eres demasiado joven y estúpido.

—¡¿Qué es lo que quieres?! —Naruto tiembla de la impotencia que siente. Puede ver el dolor en los ojos de Gaara, aquel dolor tam parecido al suyo.

—El tiempo —responde el Uchiha con su mirada fija en la nada, en la que se encuentra Ino— el tiempo siempre fue lo que desee, no el mundo, no la paz o la guerra, si lo piensas el tiempo es todo lo que está mal en nuestra existencia. Sin él viviríamos eternamente y podríamos conocer el futuro, evitar guerras y muertes, podríamos tenerlo todo.

Ino siente nauseas golpear su garganta y el asqueroso sabor de la bilis sube hasta su lengua. Sin saberlo, puede sentir sus manos temblar, pero no es de impotencia: es miedo. El miedo golpear su cuerpo y un susurró interno qué le dicta qué salga y grite, que todo ese remolino de emociones es una alerta para salir de ahí.

El miedo te hace huir, pero también te paraliza.

—¿Eso es un castigo? —Naruto siempre tan ingenuo.

—Depende de tus errores, depende de tus aciertos, vivir eternamente como lo has decidido es el cómo vivirás —Obito reconoce el sin sentido de Naruto, no tiene sentido para el Uzumaki, nunca nada de lo que haga lo tiene para él— yo solo se los daré y ustedes lo vivirán todo a la vez.

—Un genjutsu —afirma Sasuke.

—Eso es mental, yo hablo de la realidad, de moldear lo que ya conocemos y hacerlo a nuestra voluntad —Obito sonríe y mira de frente, ella está ahí— un sueño eterno es aburrido, es solo una ilusión, pero cuando puedes pausar la mala decisión que vas a tomar, ya cambiarás toda tu vida y perspectiva, el verdadero libre albedrío.

Ino toma nota mental de lo que dice Obito. Habla de su plan con niños, quiere decir que él muy bastardo está a punto de dar su golpe final.

—¿Cómo harías eso? —Sasuke entrecierra los ojos porqué Obito no habla con ellos, habla a un punto muerto en el espacio—. Para eso necesitas el poder de un Dios.

—Los dioses solo juegan con nosotros, solo somos pequeños títeres en su extraño juego que llaman destino. Yo quiero únicamente que todos dejemos de serlo. Solo eso.

Ino entrecierra sus ojos con cautela.

Recuerda las palabras de la extraña mujer, aquella que había conocida y de la que nunca supo su nombre. Izanami había sido cautelosa de no intervenir en los actos humanos, sin embargo, Obito parecía estar demasiado seguro de que nunca intervendría. Obito tiene un punto a su favor.

—¿Eso es todo? ¿Viajar en el tiempo? —Sasuke siempre tan Sasuke.

Pero Obito es astuto.

—No es solo viajar en el tiempo. —Obito explica con sorna—. Yo deseo la paz y un mundo pacifico en el que la guerra solo sea un agrio recuerdo, lo que yo deseo es poder cambiar las cosas ¿no es lo que tú deseas, Naruto? Respeto y que el mal que aqueja al mundo puedas arrancarlo de raíz.

Naruto parpadea un poco y asiente en silencio mientras escucha paciente las palabras de Obito.

—A eso me refiero —es condescendiente— solo busco mejorar al mundo como todos los shinobi. Quizás no sean los métodos más prácticos, pero salvar vidas, evitar en conflicto, soy mejor que un Dios.

Ino se mantiene quieta escuchando las palabras de Obito. Si algo debe de admitir es que Obito es asquerosamente buen manipulador. Naruto se siente confundido porque ese siempre fue su anhelo, ser respetado y que toda forma de discriminación hacia él y otros desaparezca.

Obito sabe dónde tocar los puntos sensibles de las personas.

Ella es una prueba.

—Tu perspectiva es patética —Sasuke dice con esa arrogante sonrisa en sus labios—. ¿Crees que el mundo te debe algo?

—¡Sí, lo que él dijo! —Naruto sonríe y grita. Aunque no sabe exactamente a que se refiere el hombre, siempre ha deseado competir con ese ímpetu contra el Uchiha.

De alguna manera todo se procesa de una forma más rápida.

—Supuse que no lo entenderías —Obito se encoge de hombros ante la vista de los dos chicos y un Gaara quejumbroso casi en el suelo— por eso haré que lo entiendas.

—¡¿De qué habla señor enmascarado...?!

El grito de Naruto no se escucha por el terrible y extenso alarido que surpura de la garganta de Gaara. Un grito que sobresalta a los casi adolescente, un grito que hace estremecer a Ino y que parece disfrutar Obito en su interior.

—¡Gaara! ¿Estás bien? —Naruto intenta ayudar cuando Gaara termina por completo en el suelo seguido de un gran dolor que parece romper sus entrañas—. ¡¿Qué le hiciste, maldito?!

—Nada... —responde— ahora si me permiten, diviértanse.

Sasuke intenta intervenir lanzando un par de kunai qué son incapaces de golpear a Obito, por el contrario, pasan a través de él y golpean el árbol más cercano.

—Y tú —Obito dice, a Ino le tiemblan las piernas cuando él parece saber exactamente donde está ella, como si supiera que  lo ha mirado por largos minutos y espera solo una señal— ven a buscarme.

Ino abre los ojos.

Se encuentra en la cabaña con la capa a medio poner, el frío entra por la ventana y el amargo sabor en su garganta quema con fuerza.

Obito puede sentirla y verla aunque ella no esté presente.

—Ese bastardo... —murmura y como puede coloca sus sandalias junto a unos protectores negros, el frío a fuera es terriblemente abrazador.

Entonces puede escuchar el alarido y con ello sonidos sordos que la hacen temblar.

Gaara ha liberado al Shukaku.

Entonces, intuye, ese siempre fue parte del plan de Obito: tener a dos jinchuriki pars destruir a la aldea y conseguir algo... ¿El qué? No lo sabe, para eso debe buscarlo y encontrarlo antes de que Obito haga otra estupidez.

—No puede ser, no quiero decirlo pero... ¿Qué haría Shikamaru en estos momentos?

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☽ ⋆ ❀ ⋆ ☾

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—Te ves cansado.

Itachi mira de soslayo a Shisui, se burla abiertamente y no hay algo que sea lo suficientemente fuerte para que deje de lado su sentido casi no divertido del humor. Quiere molestarlo o saber un poco del chisme.

—No me mires así —Shisui lo alcanza para caminar a la misma altura, de camino a la reunión del Clan Uchiha— no quiero saber los detalles, o tal vez sí, ¿es demasiado? Lo mejor de todo es que no morirás virgen.

—¿Dónde está Sasuke? —Itachi es perspicaz por naturaleza, esa conversación puede terminar en una burla, en un consejo o en el peor de los casos una pelea.

No es que sea extremadamente celoso o posesivo, pero ahora es diferente, no se refiere a un acercamiento poco romántico, con solo agarrar la mano y simples besos sin ningún tipo de intención. Ahora sabe y conoce lo que siente Obito hacia Ino, una ligera obsesión —sin rayar en la locura, gracias— que puede hacerle perder la cabeza. Una obsesión que comienza a carcomerle.

Ino se ha convertido en una especie de droga a la que con una simple vez ha caído en ella. En un abismo qué temía no regresar.

Ella provoca eso.

Es un remolino del que no hay vuelta atrás.

—Imagine que podría estar con tu madre —Shisui se encoge de hombros.

Itachi ahora sí lo mira directamente, pero es rápidamente sustituido por el ruido que se encuentra en la sala.

Todos los Uchiha están presentes o al menos aquellos que decidieron quedarse que son en su mayoría adultos. Hay poco niños y jóvenes, Itachi supone que se han ido con el resto de la aldea, son aquellos que siempre fueron leales, está Jun (recién salido de prisión), Gin, Rō, Inabi (quién se encargaba de los interrogatorios), Yashiro, Tekka, incluso estaba su tío Teyaki, aquel hombre tan amable que no solía estar inmiscuido en los problemas de los Uchiha; esta ahí esperando paciente las órdenes de su hermano menor.

En realidad, nadie los mira, todos están en silencio y es algo que ha de admirar de su propio clan, siempre con la cabeza fría.

—Están todos aquí —le susurra Shisui mirando a cada una de las personas en la habitación— nunca había habido una asamblea con tantas personas.

—No está Sasuke.

—Es inteligente, debió ir con el resto del Clan o con los niños de la academia que están en el refugio.

Pero Itachi sabe que Sasuke puede cuidarse solo, al final del día, es un Uchiha como todos los presentes con un apellido de renombre y habilidades muy por encima del promedio de niños de su edad, sin embargo, hay una espina que colma su paciencia y sabe que puede estar en peligro, que Sasuke Uchiha es como un nervio al descubierto esperando a sobresaltar.

—¿Qué hacen todos aquí?

Shisui mira a su mejor amigo y es capaz de notar esa mirada de nuevo, ese sentimiento que Itachi ha guardado por un par de años y que ahora no pretende ser disimulada como solía hacerlo: es el coraje y el odio que nunca vio en él.

Itachi siempre había sido pacifico, pero ahora no estaba muy seguro de ello, la rabia está muy bien escondida y supuso que necesitaba un incentivo para que surgiera como volcán en erupción. Shisui temía y si no se equivoca, Ino fue ese incentivo.

No es muy difícil de inferirlo, Ino es la viva imagen de algo de lo que siempre desearon y debían cuidar: la gente de su aldea. Ella significaba por lo menos para Itachi, otra parte de la gran Konoha que siempre han querido proteger; Sasuke es una cosa pero aquello que Ino contaba y relacionaba sobre su vida era otro completamente diferente.

Shisui piensa que quizás Itachi no solo desea cuidar a su hermano y la aldea porque es lo correcto, lo hace porqué debe cuidar un futuro qué no sabe si le pertenece.

—Esto se va a poner bueno —un poco de humor no le viene mal a nadie. Mucho menos a Shisui Uchiha.

—Gracias por estar aquí presentes —Fugaku aparece por la puerta y lejos de usar su uniforme shinobi, usa en de la policía militar, aquel a la que fue completamente leal.

Todos hacen una pequeña reverencia a él y a su esposa.

—Como hemos previsto, el día de la guerra ha llegado, pensamos que teníamos mucho más tiempo, pero eso no debe ser un impedimento para que podamos hacer lo nuestro.

—Lord Fugaku —llama la atención Hoshi, la mujer recientemente amenazada por Madara— me temo que los demás aldeanos y líderes de otros clanes están tomando armas contra nosotros aun cuando saben que Suna puede hacer una intervención.

Algunos murmullos se activan en el aire y unas miradas llenas de enojo están presentes. Solo eso necesitaba el clan Uchiha, sentirse nuevamente ignorados, sentir que el mundo los odia para llevarlo a cabo, para destruir todo a su paso.

—¿Algo esencial? —pregunta Fugaku pretando suma atención a la mujer y así mirar por una pequeña ventana.

—Han sido cuidadosos y herméticos, pero creemos Rō y yo que se trata de Asuma Sarutobi el que ha orquestado el golpe, pensamos en Hiashi, sin embargo, sus elementos son pocos, incluso pensamos en Inoichi Yamanaka, pero no sabe nada acerca de este golpe.

—¿Shikaku Nara lo sabe?

—No estamos seguros, probablemente no, no lo descartaría por su cercanía con el Clan Sarutobi —Hoshi hace muy bien su trabajo, pero no puede acceder a gente tan inteligente como Shikaku.

—¿Qué haremos señor? —Inabi pregunta.

Fugaku sonríe porque a pesar de todo su clan es tan leal como alguna vez lo fueron a sí mismos. No necesita mucho, se preguntó su alguna vez hizo lo correcto pero ver a las personas con las que creció como shinobi y como ser humano lo hacen pensar que quizás no lo hizo, pero definitivamente no se arrepiente.

Fugaku, no lo hizo por Konoha, todo lo ha hecho porqué su clan tuviera un poco más de tiempo, porque por una vez sintieran que era tener un lugar en el mundo que les perteneciera y no solo el ser un peón o una sombra de los Hokage, tal vez Hashirama, Tobirama, Hiruzen e incluso el finado Minato se los debían.

—Atacaremos solo si ellos atacan —dice él. Unos hablan y otros simplemente asienten.

No están todos de acuerdo, pero es una ventaja, cualquier conflicto podrían justificar su deseo de "justicia", su retorcido deseo de odio que confunden con el bien común.

Itachi mira a su padre que parece no darle mucha importancia a él y a Shisui. Ellos están en silencio solo escuchando y mirando a su alrededor.

—¿Y si no lo hacen?

—No es la pregunta hijo —Jun responde a Gin— la pregunta es si lo hacemos. ¿Hasta dónde llegaremos, señor?

Todos miran a Fugaku expectantes.

Itachi entre cierra los ojos esperando la respuesta de su padre. Esa es una buena pregunta, hasta dónde son capaces de llegar. El problema que siempre vio al debilitar a Konoha, si viven los suficientes Uchiha, aldeanos o el exterminio de todos.

—Proteger a los que puedan —Fugaku responde cuando Mikoto le toma la mano en son de apoyo.

No es algo en lo que no está de acuerdo, lealtad es lealtad, pese a quién le pese.

—¿Uchiha o aldeano? —Hoshi pregunta un poco confundida.

—Tómalo como quieran —Fugaku responde y se cruza de brazos— es su responsabilidad cuidar de esta aldea, si una amenaza es una amenaza, entonces hagan lo que tengan que hacer.

Itachi y Shisui se miran por unos segundos, vuelven a mirar al hombre frente a ellos.

¿Acaso los está provocando para no discernir entre los suyos y los otros?

—¿Y si no ganamos? —alguien pregunta entre las personas, es uno de los tantos miembros del Clan.

—Entonces no valió la pena que tus hermanos y los miembros de Konoha hayan perdido todo y con ello su vida.

Los murmullos regresan porque eso suena demasiado extremista y ¿es acaso algo inestable nuestro Hogake? Algunos se cuestionan otros simplemente entienden lo que quiere decir su líder. No es de otro mundo, Fugaku aunque no sea capaz de externarlo está cansado, tal vez no de su escaso mandato o probablemente de sus malas decisiones, está cansado de tomar la responsabilidad de una aldea que no puede diferenciar entre un niño de once años y una bestia con cola sellada dentro de él, de personas que temen porque no hay suficiente valentía en su razón o de personas que se cuestionan por qué son sometidas y cuando les dan libertad son capaces de abandonar a amigos en una misión por una nación qué nunca lo agradecerá.

Fugaku comprende lo que hace tanto tiempo alguna vez le dijo Obito, él mundo shinobi está podrido y ellos han ayudado a que sea así.

No hay vuelta atrás.

Tal vez solo esperar a que otro mundo nazca de las cenizas de este.

—Antes de salir ¿tenemos alguna orden? —Rō pregunta casi con temor. Shisui tiene una sonrisa divertida en el rostro.

—Ataquen solo si ellos atacan.

—¡Sí, señor!

—Una última cosa, no mueran.

Todos asienten sin palabra alguna y es entonces, que Fugaku habla una vez que su hijo y Shisui se encuentran frente a él.

—Menos ustedes dos.

Una vez que todos se han retirado en un parpadeo no importa si son jóvenes shinobis, hombres viejos, hombres, mujeres, todos son parte de un clan orgulloso.

—¿Ocurre algo, señor? —Cuestiona Shisui seriamente.

—No hagas una estupidez, Shisui —Fugaku es claro y no pretende una doble intención, fuera máscaras y dobles mensajes, ya pueden dejar de jugar a los ninja y tomar todo o nada— tu padre era un gran amigo y me pidió que cuidara de ti, no hagas nada estúpido, no intentes salvar lo que no puedes controlar. Porque entonces, no habrá vuelta atrás ¿entendido?

Shisui ríe.

—Itachi, cuídate de Obito —dice Mikoto tomando con su mano la mejilla de su hijo— y cuida a Sasuke de él.

—Creí que sabias dónde está Sasuke.

—Él te fue a buscar...

El habla de Mikoto es interrumpido por el extraño sonido proveniente del otro lado de la aldea, la tierra tiembla y es entonces, lo saben.

Ha comenzado.

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☽ ⋆ ❀ ⋆ ☾

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—Debilitar la barrera de Konoha es la prioridad —Pain observa minuciosamente los alrededores de la aldea.

Puede ver los sellos de protección, la barrera hecha por especialistas del Departamento de Inteligencia, es compleja pero no lo suficiente para negarle la accesibilidad.

—Dijiste que aun faltaba el Ocho Colas —Konan dice con aquella monótona voz, sin embargo, hay una pelea interna.

No está muy seguro de seguir con eso, Obito es de temer, no lo dice de una forma metafórica, él está muy seguro de su aparente victoria, pasos de los que está segura que no hacía antes.

—Es nuestra oportunidad, ambos jinchurikis son niños, no es una coincidencia que él lo haya planeado justo ahora. Es nuestra oportunidad.

Konan se mantiene en silencio y dubitativa, no está segura que su plan funcione. Tenía la seguridad de que Nagato podía con todo y su organización, pero ya no es lo mismo, hay un hueco en esa historia que no logra convencerla.

—Tengo un mal presentimiento.

—¿Es sobre aquella chica?

—¿Tú sabes que pasa realmente, verdad? —Konan pregunta expectante.

—¿Cambiaría algo si fuera así?

Konan entrecierra los ojos confundida.

—Fue esa mujer —asegura Konan— ¿Qué es todo esto?

—Obtendremos las bestias con o sin él, ese siempre ha sido nuestra misión de nuestra existencia. Nada de lo que pueda pasar o suceda puede cambiarse. Ese siempre ha sido nuestro destino.

—Nagato —lo llama con calma, pero hay un atisbo de enojo detrás de su voz.

Sabía que eso podría pasar que la aparición de Izanami no sería buena idea, que de alguna forma ella sería la causante de sus problemas, no era su extraña destreza o su inconmensurable poder, era la artimañas detrás de los detalles: había magia en sus movimientos, era simplemente expectante lo que sea que haya hecho.

Y Konan así como Nagato admiran el arte de los trucos sucios detrás de quién mueve todo.

—Esto no es más que un eco —afirma Nagato en el cuerpo de Pain, suele ser doloroso, sin embargo, la inexpresividad del cuerpo le permite sentirse menos agobiada— es solo una parte de lo que pudo ser.

—Los ecos son remanentes —susurra Konan con la mirada perdida en el gran bosque de Konoha.

—Solo somos remanentes en el tiempo —a Nagato no parece importarle— no somos más que un pequeño susurro detrás de un gran grito. Lo que hagamos en realidad no afecta nada de lo que pueda o no hacer ese bastardo de Uchiha.

—Por eso no mataste a Ino —Konan abre sus ojos por la sorpresa— ya lo sabías cuando ella fue hasta nosotros. Por eso la dejaste vivir...

—Porqué ella no es un problema, no realmente, no uno que pueda causar mayores problemas —Nagato ciertamente se mantiene en abstinencia sobre dar su opinión, no es algo que pueda acongojarle— el problema es Obito Uchiha. Él se ha movido dentro de las sombras en las decisiones de otros, no me ha permitido ver más sus movimientos, y sabe que esa chica solo fue un pequeño anzuelo para hacer esto.

—Si ella es un anzuelo...

—No deberías de preocuparte —Nagato es un poco comprensivo— ella es incapaz de salir lastimada y no es precisamente por Obito. Simplemente este eco no puede hacerle algo, creo saber porque está demasiado lejana a su origen.

—¿Desde cuando lo sabes? —Konan no está indignada, pero ha abierto las perspectivas en todos los sentidos.

Al final del día Nagato sigue cuidando de Konan como el primer momento.

—Desde el momento en el que la vi.

Nagato parece evocar el recuerdo, lo supo en ese momento y quizás por eso no acabo con ella porqué sabría que Ino Yamanaka no era una amenaza y por el contrario solo era un pequeño anzuelo en ese eco.

El tiempo pasa de formas diferentes hasta ese momento y ella parecía no entenderlo cuando la conoció. Supuso que algún agente externo le hubiese ayudado, pero ya ha pasado demasiado tiempo para eso. Por lo que Nagato puede concluir: era seguir su plan o acabar bajo las ruinas de Obito Uchiha.

—No pensabas decirme lo que sabes.

—No cambiaría en nada —Nagato es directo ante el reproche de Konan— esa mujer fue muy clara, evitar que Obito obtuviera a las bestias, teníamos que hacer nuestra parte y la hicimos. Todo sin ayuda de otros criminales.

Konan parece entender bien lo que quiere decir. No hay un cambio. Nunca cambia nada. Solo lo que viven y construyen. Están lejos de ser la realidad verdadera de la que tanto se han jactado.

—Sí somos un eco ¿no deberíamos evitar que Obito se entrometa? —Konan sugiere una vez que se encuentra un tanto más tranquila.

—Un eco no es más que un espejismo de la realidad original. Al fracturar el tiempo no revirtieron el tiempo, solo crearon otra realidad a partir de una ya existente —Nagato dice con aquella solemnidad que lo caracteriza— todos en este lugar somos el eco de una persona que ya existe. Es decir, que nada de lo que pase en este momento afectará lo que haya vivido la Yamanaka. Estamos muy lejos de su realidad.

Konan está pasmada, no es la explicación que esperaba, porque una cosa era entender un eco como una realidad reconstruida y otra completamente entenderlo como una simple ilusión lejos de lo que realmente son. He de decir que, la perspectiva de un tiempo basto y que es contraproducente uno con el otro, es simplemente temeroso y fascinante en un extraño sentido.

—¿Crees que Itachi Uchiha lo sepa? —Konan nombra a quien en algún momento es un Akatsuki.

—Creo que ambos pueden tener una idea —se refiere a la versión original y de ese presente de la que Izanami les contó divertida y con una sonrisa arrogante— tal vez solo teórica.

Konan tiene una extraña sensación en el pecho que logra distraerla por un par de segundos. Saber aquello no es un conflicto que le importe, preferiría no saberlo, pero eso no es lo que verdaderamente le preocupa, es la facilidad con la que Nagato parece entenderlo y puede ser por aquellos ojos Rinnegan que lo acompañan o quizás es —espera equivocarse— que sabe exactamente lo que sucederá a continuación.

—Ino Yamanaka no lo sabe —se adelanta a decir Nagato— de saberlo se habría ido.

Pero una idea surge en la cabeza de Konan.

Obito Uchiha sabe perfectamente lo que hace.

Entonces... ¿Por qué mantener a Ino Yamanaka en ese momento si no es el original?

Un estruendo la hace estremecer cuando es capaz de ver aquella bestia colosal destrozar parte lejana del bosque a unos kilómetros.

El viento ha comenzado a ser más violento y frío de lo que ya era, sus cabellos morados golpean fuertemente su rostro, la tierra así como las hojas y unas cuantas gotas de agua se hacen presentes. Las nubes siguen siendo tan grises como un descenso a la oscuridad.

—Andando —dice Pain.

Konan solo asiente en silencio y sigue el cascaron vacío del hombre al que alguna vez amó.

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El consejo de clanes o lo que queda de él es casi una burla de lo que solía ser. Asuma se pregunta si demoró demasiado en hacerlo o quizás ese era el destino, tanto que renegó de su propio padre que ahora no le queda más que poner orden en la sala o lo que pueda hacer (aunque fuese mínimo).

—Asuma, hemos encontrado firmas de energía cercanas a la aldea —Izumo menciona casi con un ataque al corazón.

Comprende la situación del joven, él también tiene el sabor amargo en su lengua y los nervios de punta.

Los presentes quienes son Shikaku, Chōza, Tsume, Ibiki, Shibi, y algunos otros que poco reconoce o que conoce a la perfección como Kurenai, Kakashi, Guy, sus compañeros de generación. Esperan pacientes a obtener un poco más de información.

—¿El Clan Uchiha? —pregunta Tsume un poco alterada, no lo suficiente para enojarse pero lo bastante para verse de una forma más profesional.

—No han hecho ningún movimiento.

—Esperan a que nosotros ataquemos —Kakashi es audaz y parece sarcasmo por su tono tan flojo que le resta seriedad— inteligente de su parte.

—¿Entonces qué esperamos? —Cuestiona Tokuma Hyūga.

Los presentes le miraron un poco conmovido por su espíritu defensor. Lo cierto es que, Tokuma con un pequeño grupo de los Hyūga (porque los Uchiha masacraron caso el ochenta por ciento del clan) decidieron quedarse a defender lo que quedaba de ellos, liderados por el joven Tokuma.

—Las cosas no funcionan así Tokuma —regañó Asuma con paciencia— agradecemos tu estadía aquí, pero ahora las cosas son delicadas. La gran mayoría de los aldeanos se han ido y el número de shinobis decidieron irse con sus seres amados, si él ataque empieza debemos estar seguros de muestra estrategia.

—Son Uchiha, tienen a los mejores estrategas, tienen a Shisui y a Itachi entre sus filas —Kurenai dijo con molestia, era la primera vez que era invitada a una reunión de esa índole.

—Yo no estaría tan seguro —Kakashi se encogió de hombros— ellos son diferentes a nosotros, no se rigen bajo las mismas normas...

—¿Qué quieres decir Kakashi?

Y a veces Kakashi olvida un poco lo irritante que son esas juntas, debe explicar de más, darse a entender y sobre todo soportar el mal humor de otros que en realidad no le interesan, no del todo.

—Bueno, en realidad ya no tiene sentido que lo siga ocultando, estamos al borde del conflicto—Kakashi rasca su cabeza con aparente flojera— el clan Uchiha iba a dar un golpe de estado hace unos años, ellos habrían acabado con nosotros, pero Itachi Uchiha encontró la manera, él iba a masacrar a su propio clan, pero hubo un suceso que lo cambió todo.

—¿Qué suceso?

Alguien pregunta y no sabe exactamente quien es. Mira a Shikaku en el fondo de la habitación y este niega con la cabeza, ya hay demasiados conflictos para sumarle otra línea. En realidad, él que lo sepan no sirve de nada de alguna forma Itachi y ahora Ino cargan con esa responsabilidad.

—No tengo idea —sonríe el hombre.

—No te creo —dice Shibi.

—No es momento de pelear —Shikaku habla con pereza.

—Si esperamos no obtendremos nada —Tokuma dice con u a extraña aura de tranquilidad que contrasta con sus palabras.

—Eso no es justicia —dice Asuma y recuerda solo un poco a su padre, intentando convencer a otros de que su plan es el correcto.

—Lo siento, Lord Asuma —eso no suena indicado— pero ellos no terminaron masacrados lo hizo mi clan.

Tokuma tiene un punto a su favor, los Uchiha han hecho y deshecho a su voluntad, sin embargo, nadie les ha puesto un alto. Nadie si quiera piensa en la aldea propio o sus vidas, es un acto de odio que parece no tener un fin, pueden culpar al Clan Uchiha, pero la vida de los shinobis así se rige.

La diferencia es que Naruto y su generación aún son demasiado jóvenes para interceder en conflictos.

—No se trata de quién lo merece o no...

—Se trata de evitar más muertes, de que las existentes hayan valido la pena por la paz.

—Shikaku. —Jiraya aparece por la puerta, toma la palabra y la arrebata de Shibi—. ¿Qué debemos hacer? Eres el mejor estratega, Inoichi está en camino, adelantanos un poco del plan que estoy seguro ya tienes.

Shikaku recibe las miradas de todos y bosteza un poco.

—Los Uchiha van a atacar primero —es meramente la verdad— ya están molestos desde hace tiempo y alguno de ellos cometerá una imprudencia. Debemos estar listos, tienen gran resistencia y genjutsu de los que no seremos capaces de quitar —Shikaku toma su barbilla y mira fijamente a Asuma— Raíz está lejos de poder contraatacar al Clan Uchiha.

—¿No sería lo más viable? Ellos son parte de la aldea —dice Genma.

—Sus números bajaron y no sabemos mucho desde que Itachi Uchiha es parte de ellos. No podemos confiar en la fundación, además —Shikaku quiere omitir lo que alguna vez Inoichi le dijo, ellos son solo peones de Danzō y ese bastardo siempre tenía un plan para todo—, su lealtad pudo ser puesta aprueba con un Uchiha, ya no está Danzō pero eso no quiere decir que no tengan sus propios planes. Son más inestables que cuando estaba vivo.

Kakashi asiente como el resto, no pueden confiar en Raíz, tampoco en el Clan Uchiha y son lo único que tienen.

—Además... —Shikaku hace un silencio prolongado agrega do algo de drama— si la información es correcta, no tardarán en venir.

—¿De quién hablas? —Kurenai cuestiona ya no molesta, más bien confundida.

—Suna, Amekagure y quizás algunas otras aldeas o países a los que hizo enojar Fugaku —Shikaku responde con total seriedad en el asunto— al menos eso es lo que dijo Inoichi.

—Hablando de Inoichi, ¿Dónde está? —Tsume pregunta confundida.

Francamente, no pueden negar aquel pensamiento que pasa por la mente de la mayoría. De alguna forma todos se miran y llegan a la misma conclusión: Inoichi sabe más de lo que debería y un sentimiento de traición nace en algunos.

—Dejen de crear ideas en sus mentes —se adelanta Shikaku con es firmeza en su mirada que hace a todos sobresaltarse— debemos prevenir perder más personas de las que puede morir.

Entonces la reunión sigue con aquella idea en sus mentes y un poco de rencor hacia los Uchiha. El tiempo es diferente no habría problema con que se unieran y lucharon codo a codo incluso con otras naciones, o eso pasó en otro tiempo, en otra realidad en la que el espíritu de Naruto y su convicción ayudó a formar una alianza y amistad entre naciones.

En ese tiempo sus amigos y colegas esparcieron su voz y palabra sobre el tiempo para convertirse en un héroe. Pero ahora no puede suceder porqué aquellos viejos discursos y esa energía de paz que provenía de Naruto ha desaparecido al evita lo inevitable, al cambiar el destino o tentarlo a cambiar y aun así fallar en el intento.

El flujo del tiempo influye, pero es más fuerte los ecos que todavía están ahí esperando a concretarse y volverse realidad.

—¡Asuma! ¡Kakashi! —corriendo llega Kotetsu con un papel entre sus dedos—. Es una nota del Señor Feudal.

Con parsimonia Kakashi desdobla aquella hoja y puede leer su contenido de forma casi poética.

Fugaku Uchiha, por este medio se le informa que los demás señores feudalismo de las otras naciones han decidido dar su apoyo a Suna en contra de los crímenes de guerra, espionaje y adjudicación de armas para un próximo ataque. Me temo que tengo las manos atadas. Mi respeto y anhelo de salvaguardar Konoha.

¿Ha pasado otra cosa? —Cuestiona Asuma.

Y como si fuese una broma del destino, una explosión y un temblor en el suelo los distrae de su patética charla a la que son incapaces de llegar.

—¿Es el Una Cola? —Guy se mantiene alerta.

—No, son seis sujetos y una mujer con capas negras y nubes rojas.

Y sin saber la razón o porqué todos dirigen su mirada hasta Jiraya con un aire de nostalgia y resginacion. Nadie en su sano juicio conoce porque aquello se siente como un deja vu o un sueño lejano del que no pueden huir.

—Debemos hacerlo —dice Jiraya con una sonrisa divertida— ¿Qué podría salir mal?

Nadie es capaz de contestar.

Y saben que lo peor ha llegado.

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Reconoce inmediatamente el olor en el ambiente: guerra, sangre y muerte.

No es nada exagerado, escucha el desastre a sus alrededores, los gritos ya no son gritos y son jadeos de unos contra otros, el eco de las armas golpearse entre sí, explosiones de posiblemente papel bomba y el aroma a petricór se camuflajea entre sus pasos. A lo lejos puede escuchar un rugido y otros tantos de shinobis dando órdenes para detener a la bestia que se ve desde la lejanía.

—¡Ayuda! —El grito llega hasta Ino.

Detiene su andar, es lo que debería hacer o lo que en teoría tendría que hacer porqué es ninja médico, porqué es su responsabilidad.

Cuando sus pies se detiene justo frente a la chica castaña y a un sujeto herido del abdomen, ambos con la banda de Konoha, son jóvenes de no más de veinte años. Ella llora y él solo se abstiene a gruñir.

—¿Señorita? ¿Puede acompañarme para llevar a mi compañero hasta las afueras en la unidad medica? —la chica implora.

Pero un sabor amargo sube desde su estómago hasta su lengua, es la decepción, hacia sí misma. Los mira intensamente e intenta descubrir que fue exactamente lo que le sucedió, no es su trabajo, sin embargo, no puede detenerse debe buscar a Obito.

—¿Señorita?

Ino queda en silencio parada sin que nada le inmute. El joven jadea un poco más y su piel pálida cada vez pierde más vitalidad al igual que sus grandes ojos oscuros.

¿Habrán sido los Uchiha, Raíz o la Bestia con cola? No importa porque la chica a su lado está tomando su mano con fuerza como si aquello fuese lo más importante en el mundo, está segura que el conflicto no es importante pars ellos.

—Estarás bien... —ella dice con mentiras ahogadas en un casi llanto.

—Y-yo... no...

—Shhh... ¿Señorita? ¡Debe ayudarme! ¡¿Por qué estás ahí parada sin hacer nada?!

Ino tiembla de las piernas y es la primera vez que ante un conflicto es incapaz de moverse y tomar acción.

—N-no debes culparla —dice él joven con una tenue pero bonita sonrisa.

—¿Acaso eres una maldita traicionera? —la chica de cabellos largas y castaños le hace recordar un poco a Izumi.

—No... Haru... No...

Ino cierra los ojos y extiende su red de chakra para poder sentir o buscar a Obito. Y así como es capaz de sentirlo y encontrarlo a la primera también es capaz de decir que, en efecto, el joven por mucho que pueda ayudarlo con la palma mística o moverse hasta la unidad médica, él morirá en minutos.

Búscame resuena la voz de Obito. Puede sentirla smde una forma burlona y fuerte casi como una orden qué la llevará al matadero.

—¡Oye¡ ¡Te estoy hablando! ¡Ayúdame!

Ino no se inmuta cuando la joven habla y está con un llanto desesperado, un ahogo junto a un alarido se hace presente en el lugar. El joven shinobi ha muerto.

La chica llora como un bebé al que le han separado de su madre, grita y maldice, pero su rabia se ve inmuacuida hasta Ino, quien no la mira y prefiere iniciar de nuevo su camino.

—Fue tu... culpa...

La chica está a punto de tomar un kunai para quizás hacer una estupidez de la que Ino está segura se puede arrepentir.

—Tú...

—No. —Niega rotundamente—. Es tu culpa por no ser lo suficientemente fuerte o por no exigirte a ser una ninja médico.

La llamada Haru abre sus ojos y con rabia muerde su labio inferior en busca de consuelo. Quizás Ino se ha pasado, quizás fue un discurso inapropiado o quizás le recuerda a ella misma cuando lloraba sin resolver nada.

Ino siente nauseas y el sabor amargo se calma un poco solo cuando ve a la chica llorar desconsoladamente. ¿Es acaso eso lo que siente Obito al verla tan débil? ¿Tan patética?

Reconoce inmediatamente aquella sensación recorrer su cuerpo, es la adrenalina del caos y la calma de saber que ella es mejor, que se ha quemado las pestañas para ser mejor que la chica desconocida que ha perdido a su amante. Es el delirio de grandeza lo que siente y esa contagiosa necesidad de demostrar que ella vale la pena, que ella es mejor de lo que pudo ser, que es digna de un plan como el de Obito.

Si es digna de Obito.

Es digna de alguien como Itachi.

Aquel pensamiento la hace estremecer porqué comparar a ambos nunca debería entrar en su mente.

Pero tiene el tiempo contado, sin mirar atrás, sigue su camino hasta dónde está Obito. Puede sentirlo, está emocionado y tiene una grata satisfacción de algo... ¿De qué? No lo sabe.

Va entre los árboles, al parecer los shinobis de Konoha están demasiado ocupados con Gaara porqué no hay señal de algunos de ellos, los rugidos de la bestia la hacen estremecer, el temblor en la tierra la hace tropezar un par de veces y el asfixiante aroma a muerte llega de imprevisto.

Entonces, llega, con paso firme y sin mirar hacia atrás. Frente a ella, se encuentra Obito encima de una de las grandes murallas de Konoha.

—Pensé que tardarías menos —Obito se burla con sorna.

Ino puede verlo detenidamente, no tiene su máscara y puede vislumbrar los ojos negros de los Uchiha, la cicatriz en su rostro y la sonrisa en sus labios. Es tan atractivo cuando lo hace.

Mierda, Ino. Concéntrate.

—¿Ahora qué? —Pregunta Ino.

—¿No estás emocionada? —Obito parece verse demasiado divertido, se acerca un par de pasos para estar más cerca y su mirada está perdida—. Hice todo esto por ti.

—Lo hiciste porqué eres un psicópata.

—No, lo hice porqué ese era el trato.

El trato, claro que recuerda el trato.

—No te creas tan inteligente, Obito.

El Uchiha entrecierra los ojos con pesar, la analiza de pies a cabeza y es capaz de sentir las mejillas arder, Obito la mira fijamente estudiando su cuerpo y rostro. Entonces abre los ojos y una ola de furia disipa su chakra. Obito está enojado.

—Debes tomar tu decisión ahora, Ino —Obito da unos cuantos pasos para encontrarse frente a ella— puedes morir con el resto o puedes venir conmigo a mis lindos aposentos.

La invitación es una broma de mal gusto, pero algo dentro del interior de Ino logra encender una extraña curiosidad.

—¿Es lo que creo que veo? —Obito está divertido con lo que ve, Ino dubitativa y un extraño brillo en su mirada—. Realmente lo estás considerando.

Ino tiembla tras en discurso sin apartar su mirada azul del hombre. ¿Por qué repentinamente se siente tan curiosa con él? ¿Por qué ahora tiene sentido lo que él explica?

—¿Qué fue lo que cambio? Dime Ino, para poder felicitar a esa persona —Obito sonríe con un gesto sincero.

Ino se siente acorralada, una parte de ella ansia saber lo que él sabe, sentir lo que él siente y presenciar todo lo que él  a presenciado. Porqué aunque lo niegue y su mente desee irse a otras partes, no puede negar que desde un jodido inicio Obito Uchiha ha despertado una extraña sensación de conocimiento, de querer convertirse en la persona en la que Obito parece creer.

Puede ser su inseguridad, puede ser que su talento no había sido explotado o puede ser que es solo eso, un deseo.

Sin embargo, ha de admitir que ella no habría llegado tan lejos en sus habilidades si no hubiese sido por Obito Uchiha, si no la hubiese arrinconado hasta ese momento.

Lo sabe perfectamente, tanto que duele.

—No has respondido.

—Nunca dijiste por qué me escogiste. —Ino detiene su mente qué se va más allá de lo que puede sorportar—. ¿Qué fue lo que me hizo diferente a Sakura o a Hinata?

Obito sonríe complacido, Ino es una persona que sea jactado de entender a Shikamaru Nara, por ello desarrolló su atención al detalle. No pensó que ella lo recordaría, una vieja conversación.

—En realidad, todo tú fue diferente —Obito es sincero— de no ser por ti y tus habilidades no sería lo que es ahora. El principio de tu Jutsu Transferencia de Mente fue lo que nos trajo hasta aquí. Solo tú conciencia y mente. Fuiste tú.

Obito está emocionado con sus propias palabras. Una nueva máscara aparece en su rostro, en un sentido figurado, ya no tiene aquella sonrisa retorcida, se ve como un ser humano tan simple y complejo como nunca lo ha visto. Ino nunca había visto a Obito ser tan jodidamente normal.

—¿Por qué te niegas tanto a eso? Superaste a tu rival, obtuviste algo más que ella, hiciste todo esto posible. Puedes dejar de vivir a su sombra y vivir a mi lado —Obito extiende su mano y la ofrece— tal vez ya no sea tu tiempo y hayamos cambiado todo, pero te puedo asegurar que podrá ser mejor. Solo tú y yo.

Ino tiene el estómago revuelto y la ansiedad recorre su cuerpo.

—Tú y yo... —susurra Ino— este mundo no es real, tú cambiaste lo que debe ser...

—No veo que te haya afectado —Obito se encoge de hombros— eres el orgullo de tu padre, eres la mejor versión de ti, te acostaste con Itachi. Para mí eso es mejor que tu vida patética que solías tener —Obito se acerca cada vez más hasta llegar justo frente a ella y acaricia su mejilla con tal delicadeza qué la hace sonrojar—. Aunque si deje que Itachi te tocara fue porqué pensé que por fin entenderías.

—¿Entender qué? —Ino cuestiona de forma arrogante.

—Que al final, tú, Itachi, Shisui, tu padre, Fugaku, todos, incluso yo. Somos lo mismo —Obito mantiene su mano caliente en su mejilla, él verdaderamente cree lo que dice— aquello que no puedes destruir es tuyo también. Todos somos iguales. Tú finges que eres mejor que yo solo porqué no te has atrevido a matar a alguien solo por atravesaste en tu camino, pero eso no quita que no lo hayas sentido.

—No somos iguales —Ino dice con sus mejillas rojizas debido a la furia inundar  su cuerpo.

—Eso dices ahora —Obito está a punto de dar ese amargo paso que tanto tiempo ha deseado— pero apuesto que, esto me dará la razón.

Tras un pequeño chasquido de Kamui aparece Izumi, amarrada con cadenas, una mirada triste y en alerta, su rostro denota preocupación. Su cuerpo golpea fuertemente el suelo.

Izumi lanza un gran quejido por la caída.

—¿Qué mierda le has hecho?

Pero Obito no se deja engañar ante la pregunta puede ver que Ino no está indignada o molesta como supuso que lo estaría, francamente es sorprendente la forma en la que parece no importarle o por lo menos es lo que él Uchiha puede ver.

—¿Esto? Es solo uno de los tantos ecos del tiempo, ya sabes yo atacando a Izumi y ella rogando por la ayuda de Itachi —Obito mira fijamente a Ino— una de las tantas cosas que pasan igual que alguna vez pasaron. Ecos.

Ino entiende, los ecos son aquellas acciones o hechos que deben pasar, aquellos que aunque sean intervenidos buscan la forma de suceder.

Entonces, la Masacre del Clan Hyūga es un eco del Clan Uchiha, la muerte del Tercer Hokage, la invasión a Konoha, el poder de los Uchiha para crear una guerra. Toda esa realidad es meramente el reflejo de los ecos del tiempo que intercedieron.

—¿I-ino? —Izumi la llama y la mencionada a penas y la mira.

—Ella te habla —Obito sonríe más— ¿no dirás algo?

—¿Por qué Izumi? —Ino pregunta.

Izumi no está golpeada o probablemente lastimada, solo está amarrada con un par de cadenas y una mirada vacía. Sigue teniendo los estragos emocionales que ya tenía.

—¿Qué quieres demostrar? —Ino parece no querer ver la realidad que pasa justo frente a sus ojos.

—¿Yo? Solo quería probar mi punto —Obito sostiene el mentón de Ino para que lo mire. Una ola de deseo e ira golpea a ambos—. Quiero que entiendas quién eres y a quién le debes lo que eres. Eres inteligente, pero no has terminado de ver lo evidente. Que tú harías lo que fuera solo por tener a Itachi, como yo lo haría por ti, es lo que no has visto. Eres capaz de deshacerte de Izumi porqué te estorba. ¿No es así, Itachi? ¿Shisui?

Ino está tan entrometida con las palabras de Obito que no se ha percatado de la presencia de los otros dos.

—Itachi, que milagro que nos acompañas —Obito sonríe sin dejar de tomar el mentón de Ino, lo hace apropósito— diles, dile a Izumi que eres incapaz de amarla —un pequeño quejido o gélido sale de los labios de la Uchiha—dile que ahora amas a Ino, que es con ella a quién perteneces.

Obito es el único que parece disfrutar aquello, Izumi parece estar en estado estático con lágrimas descendiendo por sus pálidas mejillas, Itachi parece no estar tan presente por su estoicismo, Ino es incapaz de mirar a Itachi y Shisui se siente incapaz de entender a qué viene todo eso.

—¿No me negarás que has tocado lo mío?

Itachi no dice nada e Ino siente la rabia de ser para Obito un objeto. Solo eso. Un objeto.

—¡Basta de tus estupideces! —Ino chilla y empuja a Obito, por supuesto, este solo es capaz de moverse un par de pasos.

—Me preguntaba cuando reaccionarías.

Ino ya está lo suficientemente molesta, Obito por suparte se encuentra particularmente complacido con la reacción de la Yamanaka. Y es que, Ino no termina de entender el porqué orillarla hasta ese punto, nunca entendió la verdadera razón de todo. Claro que estaba su estúpido complejo de superioridad y traumas de la infancia, sin embargo, Ino nunca llegó a entender que esa parte que Ino ama de Itachi, también la tiene Obito y, que la propia Yamanaka la conserva escondida en un lugar recóndito de ella.

Ino siempre creyó que la oscuridad es algo que inventó Obito, sin ser capaz de comprender que de ella emerge una gran oscuridad y que la ha llevado justo hasta ese momento.

Ino da un vistazo hasta Izumi, su condición es deplorable. Se ve tan angustiada, triste y con el corazón roto. Por su parte, Izumi es incapaz de mirar a Itachi y se esconde bajo sus largos cabellos castaños.

—¿No van a hacer algo para salvar a Izumi? —Obito se burla abiertamenteẓ—. Nunca lo espere de ti. Itachi. Muy mal.

Shisui quién hasta ese momento es ignorado observa la dinámica de los presentes: Itachi no se mueve porque de hacerlo Obito dañaría a Izumi, Obito se encuentra más que extasiado y divertido del cómo ha movido las piezas, e Ino, es quien más llama su atención, solo está ahí parada esperando cualquier movimiento del Uchiha o algo que sea mínima mente peligroso.

Entonces, comprende, ahora todo tiene sentido.

Ino ahora es como Obito, como Itachi, como Shisui.

—Dilo que quieras —Ino mira a Izumi quién tiembla, Ino sabe que lo hace de la rabia y el coraje— solo dilo y lo haré.

—Me gusta tu forma de ser, pero no lo estás haciendo por ella —señala a Izumi— lo haces por Itachi, ¿verdad? Ni siquiera te importa Shisui.

Ino mira hacia atrás para encontrar a ambos Uchiha con sus respectivos uniformes de ANBU y de la Policía Militar de Konoha.

—Lo estás haciendo porqué te sientes culpable, ¿cierto? Es por eso que crees que ese pequeño sacrificio por una persona que te estorba, que con eso será suficiente —Obito con un simple movimiento jala de la cadena de Izumi para tenerla a su lado sentada en el suelo, las cadenas rasgan un poco su piel y unas cuantas gotas de sangre se desplazan por sus brazos—. Quieres que este pedazo de basura, muera. Te entiendo, yo tampoco escogería a Izumi sobre ti. Pero tienes miedo, el miedo que Itachi vea que no eres la dulce hija de Inoichi, la alumna de Asuma y la mejor amiga de Sakura. Tienes miedo de que vea en lo que yo te cree, en lo que pude transformarte y él queriendo evitar que personas como tú se convirtieron en personas como él. Pero el miedo paraliza, Ino...

Obito tiene la completa razón.

Ino cierra los ojos y es capaz de sentir su propio llanto descender por su mejilla.

Obito sonríe por fin ha obtenido su cometido. Jala más de la cadena de Izumi y un pequeño gélido escapa de sus labios mientras observa la cruda realidad.

—¡I-itachi! —Chilla Izumi con un arrebatado llanto.

—Eres patética —Obito jala nuevamente de la cadena y mira fijamente a Itachi— ¿realmente pensaste que Itachi te escogería? Debe ser una sorpresa para ti. Cuidando de Itachi desde niña y que él te pague con otra moneda.

—¡¿Qué es lo que quieres?! —Izumi grita y rasga su garganta en el acto con un desconsolado llanto.

Desesperada por ver a los dos Uchiha y a la Yamanaka parados sin hacer absolutamente nada.

—No es personal, solo quiero probar mi punto.

—No metas a Izumi en esto.

—Shisui, siempre tan valiente y tan heroico —Obito se burla— ahora entiendo toda esa admiración de Itachi. Pero no pueden hacer mucho ahora, te falta un sharingan e Itachi no tiene su Mangekyo, así que no es tan fácil. Además, tienes algo más importante que hacer, Shisui.

Es la maldita verdad, tiene una ventaja Obito. O demasiadas.

Obito señala con el dedo a la enorme bestia justo frente a ellos. No obstante, lo que verdaderamente llama la atención de los presentes es un estruendo que hace eco en sus oídos, una extraña tensión que se forma en el aire y golpea los sentidos en una sola dirección: la barrera de Konoha ha sido penetrada.

Como si fuese un recuerdo borroso o un deja vu los cuerpos de Pain rompen aquella estructura invisible de protección. Ino puede sentir que la barrera ha sido borrada por completo.

—Suelta a Izumi —susurra Ino— esto es entre tú y yo.

—Soltar a Izumi no es parte de mi plan. ¿Qué dices Shisui? ¿La vida de un par de shinobis o la de Izumi?

Shisui es inteligente y no cae en las provocaciones de Obito, lo hace a propósito, es lo que mejor sabe hacer y eso es manipular a su conveniencia. Darle batalla es alargar el conflicto y por ende darle tiempo suficiente para que Obito logre el cometido.

—Los veo en el Río Nakano —Shisui mira a Itachi y después a Ino para desaparecer.

Ino siente a Itachi tensarse y es entonces, cuando comprende a dónde lleva todo eso.

—Los Uchiha somos tan dramáticos. —Obito jala nuevamente de Izumi—. Mi plan no involucraba a esta niña, pero creo que ahora puede ser diferente. ¿Sabías que Itachi fue quién metió a Izumi en un genjutsu?

—Lo sabía —Ino busca toda la autosuficiencia y el valor para responder.

Ver a Konoha ser destruida por Pain y del otro lado por el Shikaku puede ser un golpe fuerte para todos, sumado que, hay shinobis de Konoha y la policía militar peleando entre sí mientras el caos golpea por todos lados.

Existe una ola de desesperación y asco al ver lo que sucede, el clan Uchiha parece no entender el bien común, atacan a diestra y siniestra a los otros shinobis, los ANBU aniquilan a algunos Uchiha. No puede oír o ver lo que Pain junto a Konan hacen, pero es para de saber que buscan a Naruto y van por Gaara. No se necesita ser un jodido genio para saberlo.

—Lo que estás olvidando es que no fue Itachi —Ino observa a Itachi quien se ha acercado de forma lenta hasta ellos y mira a Izumi— bueno fue Itachi, pero no esté Itachi...

—Fue él... —susurra Ino por la sorpresa.

—Sigo sin saber cómo lo hizo —Obito suelta la cadena de Izumi y jala de sus cabellos castaños para que lo mire— ¿escuchaste eso? Fue el bastardo de Itachi el que te hizo esto. Fue de nuevo ese estúpido eco que existe en el tiempo, en el que te mata con un genjutsu para que vivas una vida feliz y plena junto a él, para que vivas en tu universo imaginario junto con él... Tal vez ese es tu destino siempre, morir a manos de él...

Obito avienta a Izumi a los pies de Itachi.

Ino sin previo aviso ayuda a Izumi a curar sus heridas de sus brazos y ver su estado, como lo sospechó Izumi está en un estado mental deplorable y su condición física no es la mejor.

—¿Para qué lo haces? Ella solo te ve como un estorbo para su final feliz con Itachi.

—Porqué soy médico...

—¿Y ayudar cómo lo hiciste con esa chica? Hace un momento no pensabas en eso.

Ino lo ignora y su palma mística hace lo suyo mientras la adrenalina golpea su cuerpo, no por Izumi, si no por el estado de Itachi. Su chakra denota u a inmensa ansiedad, temor y un desconcierto qué no logra comprender. Está preocupado, mucho más de lo que alguna vez logró sentirlo y, sin embargo, incapaz de demostrarlo.

—Pero la ignoraste mientras su amado moría... ¿Ves? No somos tan diferentes.

Itachi mira a Ino y ella a él, aquella fierecilla dentro de ambos logra hacerlos estremecer y despierta ansiosa. Es la simple naturaleza de ambos.

Obito tiene la ira contenida a punto de explotar, sus sospechas y habladurías son verdad, han llegado a lo que nunca ha podido tener de nadie, la devoción y anhelo con la que Itachi se desenvuelve alrededor de Ino; pensó que Izumi haría titubear a Itachi o a la Yamanaka, que sería una pequeña prueba en la que vería lo que Ino sería capaz de sacrificarse. Pero su ira no va dirigida a la rubia, si no al Uchiha, Ino es incapaz de verlo de esa manera, de sentirlo, de hacerle saber que no importa lo que haya hecho ella estará para él.

Obito puede provocar en Ino muchas cosas pero nunca devoción qué tiene hacia Itachi.

—¿Qué es lo que pretendes? —es la primera vez que Itachi habla.

—Quiero construir un nuevo mundo, eso es todo, no con ilusiones proyectadas en la luna o leyendas contadas, quiero que sea real —Obito expresa sin emoción alguna— que todo se tan real que nadie pueda necesitar de un genjutsu para sentirlo realidad.

Itachi entrecierra los ojos con cautela.

—¿Para eso me necesitabas?

—Es más complejo Ino, ya te lo he dicho.

—Sigo sin...

—Por eso necesitas exterminar a todos —Itachi dice y por primera vez entiende a dónde quiere ir aquella conversación. Comprende ahora mejor que nunca hacia dónde necesita ir Obito, qué es lo que quiere— quieres construir algo nacido de la muerte.

—Nadie lo sabrá.

—Planeas que nos exterminemos.

—Cerca, pero no has terminado de entenderlo —felicita Obito— cuando lo entiendas sabes dónde estaré —habla a Ino. De todos modos, estarán un poco ocupados.

Sin más desaparece a través del remolino en el espacio, no sin antes mirar a Izumi con su Sharingan activado.

Él se ha ido.

Todo es tan rápido que no sabe si Itachi pudo saberlo o no, por lo menos percatarse. Izumi toma entre sus dedos el kunai en su porta arma de la pierna de Ino, con la velocidad que siempre le caracterizó logra incrustarlo en su propio cuerpo.

La sangre caliente logra salir por sus ropas en la zona del abdomen, Ino en alerta presiona el área y siente el líquido entre sus dedos.

—Usaré el ninjutsu médico —Ino abre la blusa de Izumi de forma precipitada.

La mano fría de la chica toma sus manos y aparta estas con premura o quizá es la falta de fuerza en ellas. Ino es capaz de sentir la sangre y la temperatura de Izumi combinarse en el acto.

—N-o d-deja-lo a-así... —apenas y suspira Izumi, la sangre sale por sus labios pálidos— yo... quiero irme...

—¿De qué mierda hablas? —a Ino poco le importa su lenguaje.

Una idea surge en la cabeza de la Yamanaka: Obito quería que la viera morir frente a sus ojos, Obito sabía que Izumi podría ser un estorbo para Ino, su mente estaba deteriorada y podría hacer una estupidez. Pero una cosa es que quisiera que Izumi estuviera en esa situación y otra completamente diferente a que Izumi solo no estuviera.

De cualquier forma, Obito sabía lo que hacía, porqué en algo tenía razón: Izumi habría sido un obstáculo si su amistad hubiese surgido como pasó con Sakura, pero ni Izumi es Sakura ni Ino se siente Ino.

—Qui... ero hacer... lo —Izumi tose un poco salpicando de sangre el rostro de Ino.

—¿Por qué hacerlo? —pregunta Itachi y se hinca justo a su lado.

Izumi arrastra su mano hasta la del Uchiha.

—Porqué no quiero vivir... en una vida en la... que... no soy feliz... —Izumi tiene su rostro tan blanco como una hoja de papel y su mirada carece de aquel brillo infantil del que siempre alegró un poco a Itachi.

Ino mira a Itachi.

A eso se refería Obito con obstáculo.

—Tú... nunca me amaste... solo eramos niños... y-yo... n-no quiero... —Izumi dice con la voz apacible a pesar del ruido y caos que los acompaña.

Es como si el tiempo se pausara para que ella pueda irse en paz.

—L-llevame a ese m-mund-do... —Izumi implora y una pequeña lágrima resbala por su mejilla.

Ino es incapaz de mirarla a los ojos, se siente vil y ruin, se siente culpable de una asquerosa forma. Ella no fue culpable de lo que sucedió con Izumi, sin embargo, él mal sabor de boca qué provoca el que su Itachi le haya hecho eso a Izumi significa que lo hizo por una razón que aparentemente siempre la involucra a ella.

—Izumi... —murmura Itachi.

—Solo hazlo... no debo estar aquí... debo estar allá contigo...

Itachi mira a Ino y ella asiente en completo silencio.

—Gracias... Itachi... —una dulce sonrisa aparece en sus labios.

La chica pronto deja caer su cabeza en el frío concreto de la cima de la muralla de Konoha, el cuerpo de Izumi no reacciona al escándalo que hay a su alrededor, sus manos frías dejan de tomar la mano de Ino y la de Itachi, sus labios ruegan por un último suspiro y su mirada pierde el bonito brillo lleno de vida que alguna vez tuvo.

Su vida se ha ido como el viento esa tarde tan fugaz y repentino.

—Se ha ido. —Ino muerde su labio para evitar maldecir a Obito.

—Solo fue un genjutsu.

—Al menos murió feliz, con la vida que soñó.

Itachi la mira y puede ver la tristeza en su mirada, combinada con ese velo oscuro que parece hacerla más viva y más perspicaz, más como él.

Ella es tan digna.

—Lo que dijo Obito...

—No, él tiene razón —Ino niega con la cabeza y abraza su cuerpo para evitar el frío— preferí que se fuera a perderte.

No hay tristeza en la mirada de Ino, es una extraña paz y aceptación que Itachi reconoce a la perfección. Ella ha aceptado todo eso, su destino y eso que la hacía brillar ahora la sumerge y ayuda a emerger como la kunoichi que siempre debió ser.

Ino ha aceptado que la oscuridad de ella tome el poder por un momento.

A Itachi le parece magnética y reconoce el sabor del deseo en sus entrañas.

—No me puedes perder —Itachi dice y toca su mejilla, él toque es sublime y cálido— yo te pertenezco y tú me perteneces.

—Obito no se detendrá conmigo...

El amargo sabor de los celos corrompen la pequeña paz de Itachi. Ahora es capaz de entenderse a sí mismo, entender a la versión adulta que masacró a todo su clan, aquella de la que Ino alguna vez temía y que Sasuke odiaría en un futuro qué ahora es tan lejano como un eco en la montaña.

Itachi es Itachi, siempre lo ha sido.

Y Obito lo sabía de una extraña y petulante forma retorcida.

—Izumi se ha ido por Obito, fue un genjutsu y si el es capaz de hacer que nos suicidamos...

—En realidad, no.

Inoichi aparece detrás de ambos, tiene el semblante desencajada y los ojos hinchados. Da un vistazo al cuerpo de Izumi y lamenta en silencio.

Porqué el que le haya pasado eso a Izumi tiene que ver indirectamente con él, con Itachi y con Obito.

—¿Papá? —Ino se levanta del aparente suelo y abraza a su padre. Ahora poco le preocupa que haya cortado la comunicación con ella mentalmente.

—Cosmos —susurra cuando siente el cálido abrazo de su hija.

—Señor Yamanaka. —Itachi habla—. ¿Qué quiere decir?

Inoichi traga saliva y respira profundamente para lo que está a punto de decir.

—Izumi tenía un problema de salud mental —comienza a decir— era más que obvio por los rasgos que tenía, supuse que era una razón por haber estado tanto tiempo en un genjutsu... La forma en la que se percibía en su mente no era normal... Y después, te vi... —señala a Ino—. Izumi no estaba en un genjutsu, no murió por eso.

—¿Entonces?

—Izumi murió porque su mente no pudo discernir entre la realidad y deambular.

Itachi e Ino se miran el uno al otro sin entender.

—Puede explicarse mejor, señor.

—Izumi deambula, su consciencia es capaz de viajar a otro tiempo y tomarlo como un sueño o en todo caso un genjutsu. —Inoichi mira fijamente a su hija—. Ella estaba viviendo en otra realidad alterna, en la que su mundo no era perfecto pero era un eco de este y podía vivir en paz. Ella encontró el regreso en la muerte.

Ino siente como una ola enorme de agua fría no la moja, si no que la derrumba y jala de ella hasta acabar con su respiro. Siente la mirada de Itachi y su padre sobre ella.

—¿Qué es deambular?

—La conciencia misma viaja en tu mismo cuerpo a un pasado o futuro —Inoichi traga saliva— es como el jutsu transferencia de mente, pero a nosotros mismo sobre nuestro tiempo existente.

Ino no siente las manos y el hueco en su estómago amenaza acabar con ella.

—E-eso no es posble.

—Lo es, Ino.

—E-eso quiere d-decir que...

—Ino, estás deambulando, todo esto que ha pasado no es real para ti. Para nosotros lo es, pero tú el realidad no estás aquí por lo menos no completamente. Tú...

—Estás viviendo en un sueño.

Ino no puede respirar y su mirada va de su padre a Itachi y viceversa.

Entonces, recuerda a Shikamaru, Chōji, Sakura, Naruto, Lee, Tenten, el amargado de Neji, incluso a Itachi.

Ahora todo tiene sentido.

Esa realidad es un eco que se dispersa cual onda en agua al caer una piedra, ella está perdida en un eco o tiempo tan alejando y tan cercano que no puede discernir qué es destino y que es un mero capricho de ella.

Tal vez un poco de ambos.

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Hinata mira la ventana y un hueco en el pecho aparece de repente, no sabe si es ansiedad o miedo, quizás es la cercanía con la que Obito la mira con cautela y un poco de curiosidad.

—¿Sucede algo, niña?

—Algo no está bien...

Hinata encamina su cuerpo hacia la habitación de Itachi, está a punto de tocar cuando la puerta se abre y deja ver a un desmejorado Itachi. Su cabello largo cae por su rostro, el sudor cae por su frente y el temblor en su cuerpo lo hace caer.

—¿Estás bien? —pregunta Hinata alarmada y carga el cuerpo de Itachi para poder levantarlo.

—Tú... —Itachi mira a Obito.

—¿Yo? —Cuestiona el otro.

—No eres él —dice Itachi con un suspiro— nunca fuiste él.

—¿Qué sucede, Itachi? —Hinata pregunta un poco confundida.

—Ino está a pinto de regresar y no vendrá sola.

Hinata lo mira sorprendida sin saber qué decir, pero su atención se ve dirigida hacia Obito que en realidad está confundido.

—Entonces, el pequeño Itachi, sí esconde algo.

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Espero les haya gustado el capítulo.
Una disculpa la demora, escribir smut me dejó sin imaginación.
¿Qué tal les pareció la revelación sobre lo que realmente sucede?

Quiero compartirles que siempre fue la idea original, Ino realmente está deambulando en otra realidad, por eso el Itachi del "presente" es capaz de existir así como Hinata y el mismo Obito. Es decir, son dos Obitos y siempre lo han sido, el obsesionado con Ino y el que ayuda a Hinata son dos.

Otra cosa, quise ahondar en toda la historia la forma superficial en la que Ino se concibe a sí misma, en la que a regaña dientes siente celos de Sakura, de Temari e incluso del mismo Shikamaru y el cómo Obito pudo descifrar su máscara de chica presumida. Toda está historia es ese viaje de Ino que en un inicio juzga a Itachi por tomar la decisión que tomó e incluso juzgar el papel del Tercer Hokage a convertirse de alguna forma en ellos.
¿A qué voy con esto? Algunos personajes son un poco vistos solo superficialmente, el reconocer que son buenos también indica que debe tener su contratarte, es decir, la oscuridad. Esta historia va encaminada a que al final del día Ino ama a Itachi porqué de alguna forma ambos están bajo ese manto de oscuridad. Por supuesto, la contraparte del futuro ya lo sabe y lo entiende, pero Ino es un caso completamente distinto.
Entonces, ella descubre su propia oscuridad y hasta dónde es capaz de llegar.

Quedan 3 capítulos para terminar esta primera parte.

Eso es todo.

Gracias por leer.

Nos leemos.

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