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𝟏𝟓 | 𝐕𝐈𝐒𝐈𝐓𝐀𝐒 𝐘 𝐏𝐀𝐋𝐀𝐁𝐑𝐀𝐒 𝐈𝐍𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐃𝐀𝐒

[1/2]


Samantha apenas logró mantener su postura al abrir la puerta de su pequeño apartamento a las afueras de Cambridge.

Frente a ella estaba Alyson, su hermana mayor, la persona que siempre había sido su refugio en los momentos más oscuros.

Pero esta vez, en lugar de sentir alivio, Samantha sintió que todo su mundo se desmoronaba. Las palabras de Paulina seguían resonando en su cabeza, llenándola de dudas.

──── ¿Vas a invitarme a pasar o prefieres que hablemos aquí afuera? ──── Preguntó Alyson con una media sonrisa, intentando suavizar la tensión que era evidente incluso a kilómetros de distancia.

Samantha se apartó para dejarla entrar, pero no dijo nada. No sabía cómo empezar. Ya que de por sí, ella había llamado a Alyson y pagado su pasaje hacia Inglaterra para hablar.

Por días había mantenido una fachada de calma, pretendiendo que podía lidiar con el rechazo de las hermanas de Alejandra y con sus propios temores. Pero ahora, frente a Alyson, su armadura comenzaba a agrietarse.

──── Sam, ¿qué está pasando? ──── Preguntó Alyson mientras se quitaba el abrigo y se sentaba en el pequeño sofá del salón. Sus ojos, tan similares a los de Samantha, estaban llenos de preocupación.

──── Nada, estoy bien. ──── Respondió Samantha, evitando el contacto visual. Pero su voz traicionó el nudo que llevaba en la garganta.

Alyson no insistió de inmediato. Sabía que su hermana tenía una manera peculiar de abrirse, una que requería tiempo y paciencia.

Samantha se sentó frente a ella, abrazando un cojín como si de alguna forma pudiera protegerse de las emociones que amenazaban con abrumarla.

──── No sé qué estoy haciendo mal, Alyson. ─── dijo finalmente, su voz apenas un susurro. Sus manos temblaban mientras jugueteaba con los bordes del cojín. ──── Intenté arreglar las cosas con Ale, y... estamos bien, ¿Sabes? Lo hicimos y estamos intentándolo de nuevo. Pero Paulina… no puede ni verme. Daniela tampoco está de mi lado. Me siento como si estuviera luchando sola por algo que tal vez ni siquiera merezco.

Alyson frunció el ceño, pero no por enojo. Era la mirada de alguien que veía a su hermana cargando un peso que no le correspondía.

──── Sam, tú sabes que mereces esto. Tú y Alejandra lo merecen después de tanto dolor y malentendidos. Merezcas o no la aprobación de las hermanas de Alejandra, mereces amor. Mereces ser feliz. ──── dijo Alyson con firmeza.

Las palabras de Alyson golpearon a Samantha como una ola inesperada. Por un momento, sintió que podía respirar, que alguien entendía el caos en su cabeza. Pero las dudas aún se aferraban a su corazón.

──── ¿Y si no puedo hacerlo? ¿Si no soy suficiente? ──── preguntó Samantha, con lágrimas finalmente escapando de sus ojos.

Su vulnerabilidad estaba ahí, completamente expuesta frente a la única persona en quien sentía que podía confiar sin reservas.

Alyson se levantó y se sentó a su lado, rodeándola con un brazo.

──── Eres más que suficiente, Sam. Y si ellas no pueden verlo ahora, eso no significa que no valga la pena luchar. Pero no puedes perderte a ti misma en el intento. Tienes que creer en ti primero.

Samantha asintió débilmente, apoyándose en el hombro de su hermana aferrándose a su cuerpo. Aunque la incertidumbre seguía presente, había algo en las palabras de Alyson que le devolvía un poco de fuerza. Tal vez no tenía todas las respuestas, pero al menos sabía que no estaba sola.

[...]

Daniela estaba sentada en la cama de Alejandra, con la mirada fija en el suelo y los hombros encorvados. La habitación, normalmente ordenada, estaba ahora desprovista de la calidez que Alejandra solía irradiar.

Las palabras de Paulina seguían rondando en su mente, mezcladas con el eco de las discusiones recientes. Había creído en su hermana, en el dolor que le decía que Samantha solo traería problemas. Pero ahora, todo parecía un caos para todos al rededor.

El sonido de un golpecito en la puerta la hizo sobresaltarse. No esperaba a nadie.

─── ¿Quién es? ─── preguntó con voz apagada.

─── Soy Lilian.

Daniela se tensó al escuchar su nombre. Lilian, la mejor amiga de Samantha.

Su mente se llenó de imágenes de los momentos en los que había tratado de justificar su actitud frente a ella, de las miradas de desaprobación que había recibido en respuesta. Pero, finalmente, se levantó y abrió la puerta.

Ahí estaba su novia, con su usual elegancia y una expresión que mezclaba incomodidad y determinación. Durante un momento, ambas se miraron en silencio, evaluándose.

──── ¿Puedo pasar? ──── preguntó Lilian, rompiendo la tensión inicial.

──── Sí, claro.

Daniela se hizo a un lado, permitiéndole entrar. Lilian caminó con paso lento, deteniéndose en el centro de la habitación.

Miró alrededor como si buscara una señal de Alejandra, pero no encontró más que la sombra de la culpabilidad de Dany.

──── ¿A qué viniste? ──── Preguntó Daniela, cruzando los brazos como si intentara protegerse de lo que fuera a venir.

──── Quiero hablar contigo. Sobre Samantha. Y Alejandra. ──── respondió Lilian sin rodeos, girándose para enfrentarla.

Daniela apretó los labios, su semblante endurecido.

──── ¿Y ahora vienes tú a sermonearme también? Ya he oído suficiente, Lilian.

Lily alzó una ceja, cruzando los brazos.

──── ¿En serio, Daniela? ¿Eso es lo que piensas que estoy haciendo? ──── Dijo, su tono calmado pero cargado de tensión. ──── Porque desde aquí parece que sigues actuando como si no fuera tu culpa.

Daniela frunció el ceño, una chispa de defensiva encendiéndose en su interior.

──── Yo no soy la única culpable aquí. Samantha también tiene su parte y mucha, en realidad. Alejandra nunca fue la misma desde que volvió con ella.

──── No te atrevas a decir eso ──── respondió Lilian, alzando un poco la voz. ──── Samantha no es perfecta, pero nunca hizo nada para lastimar a Alejandra ahora que nuevamente están juntas. Todo esto lo causaron ustedes, tú y Paulina, con sus juicios y sus comentarios.

──── ¿Y qué querías que hiciera? ¿Que me quedara callada mientras ella volvía a alguien que podría lastimarla?

Lilian se inclinó ligeramente hacia adelante, enfrentándola con la mirada.

──── ¿De verdad crees que eso es lo que hiciste? Porque desde fuera, lo único que parece es que destruyeron la confianza de Alejandra, la pusieron entre la espada y la pared, y la obligaron a dudar de la persona que ama. ¿Y todo por qué? ¿Porque tú y Paulina no pudieron dejar atrás un malentendido? Por Dios, Daniela. Hasta Samantha y Alejandra decidieron intentarlo otra vez y perdonarse, ¿Por qué ustedes no pueden perdonar por algo que ocurrió hacia meses?

Daniela apretó los puños.

─── No lo entiendes. Solo intenté protegerla.

──── No, Daniela. ──── dijo Lilian con firmeza, interrumpiéndola ──── Lo que hiciste fue tomar la decisión por Ale junto a Paulina. Y ahora que ves el daño que causaste, sigues buscando a quién culpar en lugar de asumir tu responsabilidad.

Daniela se quedó en silencio, las palabras de Lilian calando profundamente. Sabía que tenía razón, pero admitirlo era una batalla contra sí misma.

Finalmente, dejó caer los brazos y bajó la mirada.

──── Lo sé. ──── susurró, con la voz quebrada. ──── Me dejé llevar por lo que Paulina decía, por su odio. Y ahora... creo que solo hice las cosas peor.

Lilian observó cómo el muro defensivo de Daniela comenzaba a desmoronarse. Aunque el aire todavía estaba tenso, era un paso en la dirección correcta.

──── Paulina tiene sus motivos, pero eso no justifica lo que hicieron. Samantha nunca quiso hacerle daño a Alejandra. Ni a ti, ni a Paulina. Ella solo... ──── Lilian hizo una pausa, buscando las palabras correctas ──── Ella solo quería ser feliz con Ale. Y ambas lo estaban logrando y ustedes les arrebataron eso.

Daniela sintió que esas palabras la atravesaban. Se dejó caer en la cama otra vez, llevando una mano a su rostro.

──── No sé cómo arreglarlo. Alejandra ni siquiera me habla o si quiera me mira. Paulina sigue convencida de que tiene razón. Y yo...

──── Y tú sabes que te equivocaste —terminó Lilian, sin dureza, pero con claridad. Se sentó junto a ella, manteniendo una distancia respetuosa mientras tomaba lentamente su mano ──── Mira, Dany. No estoy aquí para señalarte. Estoy aquí porque creo que, en el fondo, quieres arreglar esto.

Daniela levantó la mirada, sorprendida por el tono de Lilian. Esperaba reproches, pero encontró algo diferente.

──── No sé cómo hacerlo. ──── confesó, dejando caer la máscara de indiferencia que había llevado por tanto tiempo. ──── No sé cómo hablar con Sam.

Lilian suspiró, como si estuviera soltando la última gota de tensión.

──── Empieza por escucharla. Por reconocer lo que hiciste y decirle lo que sientes. No será fácil, pero es un comienzo. Y, si te sirve de algo... Samantha quiere que las cosas estén bien. Lo sé porque la conozco.

Daniela asintió lentamente, procesando esas palabras. Por primera vez en días, sintió que había una posibilidad, aunque pequeña, de redención.

Lilian se acercó hacia Daniela abrazándola y brindándole la seguridad que necesitaba en ese momento. La mano de Lily se posicionó en la espalda de la rubia dejando caricias alentadoras y suaves junto a lentos besos en su cabeza.

[...]

Daniela estaba sentada en el balcón de su apartamento que había arrendado  abrazando una taza de café frío que había olvidado terminar. El cielo gris reflejaba la maraña de emociones que tenía dentro: culpa, orgullo herido y un miedo latente al rechazo.

Por días, las palabras de Lilian habían rondado en su cabeza, desafiándola, obligándola a mirar con crudeza sus propias acciones.

Había intentado justificarse una y otra vez, pero siempre llegaba al mismo punto: había fallado. No solo a Alejandra, sino también a Samantha. Y lo peor de todo era que sabía que su silencio solo hacía que la distancia creciera más.

──── Es tan sencillo como decir "lo siento", ¿Verdad? ────  murmuró para sí misma, como si verbalizarlo pudiera hacerlo más fácil. Pero no lo era. Había tantas cosas que quería explicar, tanto daño que reparar, que temía que un "lo siento" nunca fuera suficiente.

Suspiró profundamente, mirando el horizonte. Sabía que no podía seguir postergándolo. Cada día que pasaba hacía que el peso en su pecho fuera más insoportable. Finalmente, tomó su teléfono y, después de dudar unos segundos, envió un mensaje a Samantha:

"
"¿Podemos hablar? Quiero verte."

El tiempo hasta recibir una respuesta fue interminable. Cuando finalmente su teléfono vibró, Daniela casi no se atrevió a mirar.

"No hay nada que hablar, Daniela. Quedó muy claro la última vez.

Dany suspiró pasando una mano por su rostro. Sabía que Samantha no quería verla, pero debía insistir si realmente quería arreglar las cosas.

"Por favor, Samantha. Tengo cosas que decir y necesito que me escuches. Sí luego de eso no quieres verme, lo respetaré y te dejaré en paz. Lo prometo."

Pasado unos minutos en los que para Daniela fueron horas de incertidumbre, Samantha contesto.

"Esta bien. Estoy quedándome un departamento cerca de Cambridge. Te mando la ubicación."

No había reproches, pero tampoco calidez en las palabras de Samantha. Daniela lo esperaba. Se levantó, se cambió rápidamente y salió, el corazón latiendo con fuerza mientras recorría el camino hasta el apartamento de Samantha.

Cuando llegó, Samantha abrió la puerta con una expresión neutral. No parecía molesta, pero tampoco particularmente receptiva.

─── Hola. ──── saludó Daniela, forzando una pequeña sonrisa.

──── Hola. ──── respondió Samantha, moviéndose a un lado para dejarla pasar.

El apartamento estaba tranquilo, casi demasiado. Daniela se sentó en el sofá, sintiéndose más incómoda de lo que había anticipado. Samantha se quedó de pie, cruzando los brazos.

──── ¿De qué querías hablar?

Daniela tragó saliva. Este era el momento, y no podía retroceder.

──── De todo lo que pasó. De lo que te hice dije... y de lo que te dije. ──── Empezó, con la voz temblorosa. Levantó la mirada, encontrándose con los ojos de la pelirroja. ──── Sam, lo siento.

Samantha no respondió de inmediato, pero su expresión no cambió.

──── ¿Por qué? ──── preguntó finalmente, su tono sereno pero cargado de emociones contenidas. ──── ¿Por qué ahora? ¿Paulina te invio aquí para burlarse más de mí? Porque si es así deberías irte.

Daniela bajó la vista, sintiendo el peso de sus palabras. Samantha

──── No es nada de eso. Paulina no tiene nada que ver con mi visita. ──── Dijo rápidamente ──── Vine porque... porque me tomó tiempo darme cuenta de cuánto daño causé. Sobre todo en ti. Estaba tan atrapada en lo que Paulina decía, en lo que pensaba que era "proteger" a Ale, que nunca me detuve a pensar en cómo te hacía sentir a ti.

Hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas.

──── Me equivoqué, Sam. Te juzgué sin razón. Me dejé llevar por mis propios prejuicios, y... no hay excusa para eso. Lo siento mucho.

Samantha la miró en silencio, sus ojos estudiando cada palabra, cada gesto. Finalmente, dejó escapar un suspiro y se sentó frente a Daniela.

──── ¿Sabes lo que más dolió? ──── dijo, su voz suave pero firme. ─── Que tú, alguien tan importante para Ale, pensara tan poco de mí. Me hiciste sentir como si no fuera lo suficientemente buena, no solo para Ale, sino para nadie.

Daniela sintió que su pecho se apretaba.

──── No sé cómo arreglarlo, Sam. Pero quiero intentarlo.

Samantha mantuvo su mirada, evaluando la sinceridad en sus palabras. Finalmente, asintió lentamente.

──── Arreglarlo no será fácil, Dany. Pero si estás dispuesta a intentarlo, yo también.

Daniela sintió un pequeño alivio en su pecho. No era el perdón completo, pero era un comienzo.

Samantha se levantó, caminando hacia la cocina.

─── ¿Quieres un té? Alyson se tomo el poco café que tenía.

Daniela sonrió débilmente por primera vez en días.

──── Sí, me encantaría.

El gesto, aunque pequeño, marcó el inicio de un camino hacia la reconciliación.




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