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[𝕆.𝟛] 𝕥𝕖𝕖𝕟𝕒𝕘𝕖 𝕝𝕠𝕧𝕖𝕣𝕤


























Con respecto a la muerte de Rickon Stark, el actual señor de Invernalia, algunos le quemaba tan cruel como el mismísimo fuego. Pero específicamente para Lord Bennard Stark era una bocanada de esperanza pues era su momento de liderar el Norte y ser quien manda en esas tierras. Por supuesto, que Lord Rickon ya había sostenido hasta el último aliento que su heredero sería su primer hijo Cregan Stark, lamentablemente este todavía era menor de edad en relación con ser el siguiente Lord de Winterfell.

Cregan y su tío mantuvieron una leve conversación con este diciéndole que le devolvería el cargo una vez cumplidos los 16 años, cosa que no le quedó de otra más que aceptar pues solo era un chico de 13 años. Así que tomó la decisión de buscar apoyo en otros lados por si acaso Lord Bennard fuera infiel a su palabra.

El mayor de los Stark encontró en sus dos hermanos menores la suficiente lealtad hacia él, haciendo énfasis en su hermanita Eaddelyn. Hablando de Ostric, este negaba que su tío favorito pudiera arrebatarle el titulo a su hermano, dado a que esto sea verdad, el menor de los Stark defendería a su hermano.

Durante dos años, Eaddelyn y Ostric buscaban información y pistas que pudieran sacar provecho para desvelar a su querido tío, fue la Subestimada que encontró algo que les pudiera ayudar -Cregan, podemos hablar?- interrumpe a su hermano de la plática que tenía con su compañera y amada Arra Norrey.

Acepta disculpándose con Arra y los dos se van al cuarto de Eaddelyn donde su hermano ya los esperaba -todo bien?- pregunta Cregan extrañado de ver a Ostric.

-Hice una pequeña investigación de algo que me llamó la atención la vez que la reina Alicent Hightower nos visitó- inicia Eda.

-Creímos que solo era una excusa para ver a nuestro padre y presentar a sus otros hijos- continua Ostric el Sobreviviente.

-Pero es precisamente por eso! La idea va más allá!- acierta la melliza.

-Si los rumores de que la Reina Alicent está inconforme con la heredera al trono y esté buscando que apoyen a su hijo en su lugar. Tendría sentido el por qué se le vio entrar a un cuarto sola con nuestro tío- desmiente el mellizo.

Sin duda, Cregan se sentía orgulloso de lo que sus hermanos habían hecho por él, al igual de sentirse afortunado de tenerlos de su lado -impresionante, mis queridos hermanos!- halaga con asombro.

Eaddelyn sonríe -usaremos esto en su contra por si osa arrebatarte tu título- idea con lujuria -por ahora, todos actuemos normal.

Qué ironía lo que Lady Stark dijo, pues desde que conoció al príncipe Aemond Targaryen, definitivamente las cosas no eran normales. Nadie sospechaba de que ciertas noches, la hija de Lord Rickon se escabullía directo al bosque donde sabía que se encontraría su amado esperándola con todas las ansias.

Se iban a vagar por los árboles, aveces solo a recorrer el bosque, otras a seguir entrenando, pero lo que nunca les faltaba hacer, era el acostarse bocarriba para mirar el cielo nublado que el Norte ofrecía algunas veces con la fortuna de ver estrellas. Al joven Aemond se le hacía fácil llegar a Winterfell montado de su dragona Vhagar llegando más rápido con su querida milady. Solo que odiaba que fueran tan pocas veces que lo podía hacer sin levantar sospechas.

Deseaba más que nada casarse con Eaddelyn para así tener la excusa de verse todos los días y poder demostrarle su amor que tenía por ella. Del otro lado, la joven lobo tenía en mente de que si aceptaba tener sentimientos por el tuerto, se haría más vulnerable cayendo en ser una distracción.

Aemond siempre respetó de las decisiones que Lady Stark tomaba -ella no te hará nada- la abraza por la cintura mientras Eda intentaba tocar al dragón Vhagar.

-No soy una Targaryen. Me puede ver como el enemigo- replica disimulando su miedo.

-Se dice que los dragones comparten los deseos y sentimientos más profundos de sus jinetes- relaja Aemond -es por eso que Vhagar no te hará daño.

Gracias a la explicación, hizo que la castaña abriera los ojos a la realidad. Aemond la quería algo más que una amiga -qué quieres decir?- pregunta átonita ante la posible respuesta del príncipe.

Ella lo miraba fijamente provocando que se sintiera nervioso y avergonzado -quiero decir, que tengo sentimientos por ti, milady- finalmente confiesa por primera vez al aire -eres mi mayor deseo desde el día que te conocí. Lo único que quiero indiscutiblemente eres tú.

No podía creer la declaración de amor que Aemond Targaryen acababa de decir. Su corazón palpitaba con fuerza y rapidez, las piernas le temblaban y su piel se le erizó -Aemond...- suspiró pasmada mientras llevaba sus manos al rostro del joven. Sus dedos estaban dispuestos a quitarle su parche, pero este se aparta. No quería que lo viera sin ojo -no hay nada qué ocultar- relaja Eaddalyn.

-Es lo peor de mi...- niega el tuerto.

-Yo no pienso eso- asegura con certeza y Aemond le permite dejarse ver sin parche. Era una enorme cicatriz que atravesaba todo su ojo de arriba a abajo, tenía el párpado cerrado notando el hoyo que estaba al no tener el ojo. La Subestimada pasa su pulgar por la herida de su amado, para acto seguido después, darle un profundo beso cargado de puro amor y afecto.

Aemond sorprendido por la acción de Lady Stark, le cuesta creer que poco a poco sus sueños se estaban cumpliendo. El amor qué él poseía era correspondido como debía ser. Se sintió tan alegre como el día que domó a su dragona, quizá mucho más que aquel acontecimiento.

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