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Capítulo 12.




























Era tarde, no tenía conocimiento de la hora exacta pero sabía que casi anochecía de nuevo, sin siquiera haberse movido de aquella habitación manteniéndose sentado en el sofá a su lado, con sus grisáceos orbes fijos a la expresión serena del menor dormido cómodamente entre las sábanas blanquecinas y los cobertores de conejitos.

Nunca en su jodida vida se había dignado a admirar de tal forma a alguien, concentrándose en memorizar hasta los mínimos gestos efectuados por el pelinegro durmiente. Su respiración tranquila, la forma en qué su pecho subía y bajaba lentamente, cómo parecía fruncir el ceño por momentos removiéndose levemente, abrazándose a la almohada soltando suspiros ahogados o quejidos ante la mala posición.

Y joder, Taehyung estaba encontrando gusto al admirarlo. Comenzaba a hallar fascinación ante los movimientos involuntarios contrarios, actuando por impulso en ocasiones, acercándose sigilozamente al menor para con una de sus manos acariciar sus mejillas, delinear su naricita, labios, acomodar sus rebeldes cabellos azabaches los cuáles se interponían ante aquellos luceros azules que eran sus orbes ahora cerrados.

Parecía cómo si de algún extraño modo aquel mocoso estuviese adentrándose en lo profundo de su sistema, consumiéndole la paciencia, adueñándose de su lógica, destruyéndolo lentamente. Y no, no es qué le molestara semejante cosa, simplemente que para alguien cómo él, resultaba sorprendente de presenciar.

—Te estás transformando en el ángel favorito del Diablo, Jungkook.—Susurra sentándose por sexta vez a su lado en la cama, alzando una de sus manos para acariciar uno de sus regordetes mofletes, cuidadosamente.—Y aunque no lo sepas sus ojos siempre están en ti.—Murmura ahuecando sus mejillas frunciendo el ceño, extrañado ante sus propias palabras cuándo un jadeo involuntario escapó sus finos labios al encontrarse de aquella forma, con esos enormes orbes azules mirándolo adormilados mientras de aquellos rojizos labios se escapaba una infantil sonrisita de conejo, tímida y ladina.—Despertaste perrito.

—Taehyung.—Es lo único que pronuncia al principio Jungkook, no siendo consciente de nada a su alrededor aún cómo para maravillarse con la habitación que posee, pareciendo querer decir algo sin saber cómo.—Ta-tae...

—¿Sabes escribir?—Pregunta el mayor alzando una ceja, levantándose abruptamente evitando más contacto del ya presenciado por ojos del menor, volviendo a su sitio en el sofá, obteniendo un asentimiento cómo respuesta por parte de Jungkook.—, de acuerdo, entonces ten.—Dice inclinándose a la mesa de noche, abriendo uno de los pequeños cajones de esta pareciendo buscar algo en concreto, sacando una pequeña libreta junto a un lapicero extendiéndoselo.—Escribe.

Y Jungkook no duda. Su necesidad de decirle aquello es más grande que cualquier timidez, removiéndose aún adolorido costándole sentarse, no siendo hasta el tercer intento que pudo lograrlo, extendiendo sus manos tomando los objetos disponiéndose a escribir mediante un pulso tembloroso resultando en una letra desprolija, algo torcida, propia de un pequeño quién comienza a escribir sus primeras palabras.

“¿Tu siempre me mirarás a mí?”—Escribe nervioso, asomando la punta de su lengua entre sus rojizos labios llenos, sonrojándose en demasía al extenderle la libreta al castaño, con este leyendo rápidamente esbozando una sonrisa petulante y ladina.

—Mis ojos siempre están en ti, Kookie.—Responde sin titubeos Taehyung, rebuscando en los bolsillos internos de su saco sus cigarrillos, encendiendo uno al encontrarlos dándole una calada rápida.—¿Estás bien?

El pelinegro asiente lentamente presionando sus belfos paseando sus azulados orbes por todo a su alrededor maravillándose, soltando jadeos impresionado apurándose a volver a escribir con ímpetu.

“¿Todo esto es para mí?”—Lee Vante internamente, sonriéndole mediante un asentimiento pareciendo querer decirle algo, separando sus labios relamiéndolos, optando por callar volviendo a mirarle fijamente mediante un semblante serio.

—Lo es, todo para ti.—Exclama en tono bajo, sonando jodidamente ronco, siniestro, luchando una guerra interna con sus demonios quiénes exigen destruir a Jungkook antes de qué ese mocoso los acalle a ellos, enfrentándose a la caprichosa negación de Taehyung, queriendo mantener a su adorada mascota a su lado todo el tiempo que le sea posible.—Y si vas a preguntar el por qué, es sencillo, quise hacerlo, lo hice, punto. No preguntes, mocosito.

—Gracias TaeTae.—Espeta en voz alta el menor, asombrando de cierta forma a Vante, quién alzó ambas cejas terminando por sonreír levemente negando.—Y-yo ham...hamb...

—Tienes hambre, lo sé.—Le interrumpe Kim asintiendo, pues aún cuándo no acepte semejante cosa, ha aprendido a adivinar los pedidos de Jungkook escondidos en aquellos balbuceos inconclusos.—Llamaré a Jimin para que te traiga tu comida, es especial, por ser buen niño.

El menor se sonrojó sin poder responder siquiera a través de palabras escritas, descendiendo sus orbes azulados a sus manos dando un sobresalto cuándo presenció unos brazos rodeándolo con cuidado, acomodándolo mejor al sentarlo en una posición más adecuada, mirando de reojo la forma en que Taehyung arreglaba sus almohadas manteniéndose neutro de expresión.

El castaño le dedicó una mirada indescifrable sorprendiéndolo, pareciendo buscar algo en sus ojos, una emoción qué si bien Jungkook desconocía, el mayor pareció encontrarla apartándose de inmediato.

Lo observó incorporarse acomodando sus prendas y sacudiendo su pantalón pretendiendo quitar un polvo inexistente, avanzando mediante pasos elegantes a las puertas de su habitación saliendo por estas, dejándolo en total soledad permitiéndole contemplar todo a su alrededor.

Jungkook jamás había tenido una habitación cómo esa, con tantas cosas bonitas, coloridas y delicadas. Nunca nadie se preocupó por sus gustos, preferencias, elecciones.
Kim parecía haberse memorizado en pocos días, absolutamente toda su personalidad tímida, conformista e inocente, decidiendo por cuenta propia hacérselo ver de modo material e increíblemente, aunque a los ojos de otros pareciese qué Taehyung lo estaba comprando, ante los orbes de Jeon se trataba de una atención dulce cargada de sentimientos qué aún cuándo el mayor era incapaz de sentirlos, el pequeño creía que si existían.

Un sobresalto de apoderó de su cuerpo al oír la puerta ser abierta de golpe, con Taehyung apareciendo primero esbozando una sonrisa ladina que escondía cientos de ideas macabras, dando caladas a su cigarrillo recientemente encendido, ladeando la cabeza adentrándose al cuarto volviendo a su sitio primario en el sofá sentándose tranquilamente.

Y ciertamente aunque quiso hacerlo, Jungkook no comprendió el por qué de la expresión asqueada de Jimin trayendo su comida, acercándose a pasos sigilosos con sus manos aferradas a la charola plateada, dejándosela sobre su regazo sin mirarlo, luciendo temeroso pareciendo qué le aterraba la idea de decir algo siendo regañado por Taehyung, retrocediendo rápidamente largándose de inmediato dejándolo nuevamente en compañía del mayor.

—Come.—Espeta Kim entonces, alzando una ceja manteniendo sus orbes grisáceos a modo severo fijos a la expresión del menor, con este observando el filete humeante acompañado de una ensalada, dándole un asentimiento a modo de respuesta haciéndolo sonreír complacido.—Buen niño.

Y joder, claro que lo era. Taehyung estaba disfrutando aquella escena dónde el menor comenzaba a cortar la carne llevándola a su boca masticando lentamente, frunciendo su ceño deteniéndose unos instantes pareciendo pensar algo, fijando su mirada confundido a los ojos contrarios para finalmente tomar su libreta apresurado, escribiendo la pregunta que se apoderó de su pensamiento segundos antes.

“¿Qué carne es?”—Escribió entonces, ocasionando que Taehyung riera internamente encogiéndose de hombros.

—De cerda.—Exclamó pues pese a que era una jodida mentira, no hallaba diferencia entre estos animales y la joven asesinada horas antes. Su ceño se frunció ladeando la cabeza, con sus orbes mirando el techo de reojo luciendo cómo un jodido psicópata preso de sus recuerdos más placenteros e inmediatamente sonrió ladino.—Una puta cerda loca.

“Oh, pobre cerdita.”—Fue la respuesta efectuada a modo de escritura por el pelinegro, causando qué el mayor riera levemente negando.—“¿Siempre tienes mucha carne de esta, TaeTae?

—Hoseok tiene un matadero,—Respondió sumamente divertido ante la inocencia del menor, mofándose de aquella plática a modo mental.—él se encarga de matar a los jodidos puercos que ya no sirven para nada más y traerme su carne, aunque debo admitir, perrito mío, que esta última cerda le dió putos problemas, peleó cómo gata la maldita desgraciada, hasta le dejó un ojo morado a hyung.

“Pero Hoseok hyung logró matarla, que puerca tan mala, suerte ya no dará problemas ¡Jhope hyung es el mejor!”—Escribió emocionado antes de dejar todo de lado volviendo a comer con rápidez ante la complacida mirada del mayor, quién fumaba sin moverse, queriendo mantener aquella imagen macabra en su mente por siempre.

—¿Te gusta tu nueva habitación?—Indagó en tono neutro contemplando la forma en qué el ojiazul terminaba de a poco su comida, alejando la charola de su regazo dejándola sobre la mesa de noche para asentir tímido.—, me alegra de que así sea.—Responde incorporándose tranquilamente.—Tienen que curarte, llamaré a Hoseok para qué...

—No es necesario, aquí estoy.—Se escuchó entonces mediante la puerta era abierta, dejando ante las vistas de ambos la figura de un Hoseok recientemente duchado, regalándole a Taehyung una sonrisa divertida al ver primeramente la bandeja de comida ya vacía.—Yo te curaré enano, así podrás descansar luego ¿va?

Vante alzó su mentón ladeando la cabeza, dedicándole una mirada severa a Jhope luciendo cabreado sin querer admitirlo. Porqué joder, si por él fuese mandaba a la mierda todo sacando a patadas al imbécil de su hyung, prohibiéndole tocar a su mocoso, pero lastimosamente aunque le jodiera las pelotas no podía hacerlo, no si quería que Jungkook se recuperara pronto.

—Veo que comiste todo ¿te gustó?—Preguntó Hoseok acercándose mientras cargaba un botiquín de primeros auxilios, dejando este sobre la cama sentándose a un lado del niño, quién asintió comenzando a escribir en su libreta sorprendiendo al mayor, con este mirando a Taehyung, el mismo cabrón que sonreía ególatra queriendo comunicarle a través de su sonrisa petulante, que él era causante de los avances en Jungkook.

“Mi amo me dijo que esa cerdita mala le hizo daño en su matadero.”—Escribió Jeon enseñándole la frase a Hoseok, con este alzando una ceja confuso al leerlo.

—¿Mi matade...?—Balbuceó recibiendo una patada disimulada por parte de Vante, mirando a este de inmediato teniendo que pasar saliva con dificultad presenciando aquella mirada, pues Kim lucía macabramente serio, sus orbes grises sin vida alguna carentes de humanidad se mantenían fijos a los suyos advirtiéndole de ese modo, qué si llegaba a joderla abriendo su maldita boca, sería la última cosa que haría en su puta vida.—, oh si. Mi matadero, —Sonrió nervioso volviendo a mirar al pequeño delante suyo.—fue una puerca putamente molesta, pero valió la pena.

—Le platiqué a Kookie tu asunto con la puta cerda, Hoseok, ahora mueve tus jodidas manos para curarlo y largarte de una maldita vez ¿quieres?—Le habló Vante en tono molesto, hartado e incluso amenazante.

—Te has vuelto bastante celoso y posesivo, Kim.—Se mofó Jhope, más no se reusó al pedido acatándolo al abrir el botiquín quitando las cosas necesarias.—Yo que tú tendría cuidado, se pueden perder muchas cosas.

—Pues tú te has vuelto malditamente chismoso y jode pelotas Hoseok, yo que tú aprendería a cerrar la puta boca o podrías perder tu vida ¿no crees?—Indagó Vante alzando ambas cejas, ahuecando sus mejillas.

—Touché.

Fue la única respuesta espetada por Hoseok, dándose cuenta de la inesperada realidad de su mejor amigo.

Kim Taehyung poseía una debilidad, esa era Jeon Jungkook y no joder, eso no era bueno, de hecho era malo.

Era jodidamente malo.

Era el principio del fin.























Hola mis amores, estoy de regreso. Bueno, espero les haya gustado este extraño capítulo de hoy. He estado bastante ocupada, pero de ahora en adelante ya empezaré a publicar diariamente de nuevo.

Los amo y gracias por todo el apoyo.

Ahora bien, quiero aclarar algo y pedirles, que los comentarios negativos o sarcásticos de mala forma hacía la obra, sean evitados. Al que no le guste el género o cómo va la obra en si, puede perfectamente retirarse y no me molestaré, pero si lo haré si veo que con sus opiniones sin filtro y mal intecionadas, ofenden a mis lectores quiénes me han apoyado y adoran la obra. No me hagan silenciarlos y eliminar sus comentarios por no saber respetar y generar bardo con comentarios maleducados, tampoco hagan Spoliers, están prohíbidos.

En fin, solo era ese pedido mínimo, ahora lo dedicaré y me retiro mis amores.

WOSITOTUVERDUGO

Ame232

JungOberlin

patycarrill

Y sin más por decir me retiro, les ama inmensamente, JungMin Hyung Girl, nos leemos luego, adiós amores.

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