::31::
Angeline
Noche buena, una muy diferente a las anteriores. La primera lejos de casa, sin nuestra abuela. El único consuelo que podía tener es estar con mi hermano y Draco, quizás incluso para él esto era diferente.
El hostal se preparaba para una fiesta navideña con todos los huéspedes y empleados del lugar. Dagna, amiga y guardiana de las llaves del dragón durmiente, estaba conmigo en el salón donde se llevaría a cabo el baile, decorando el alto y frondoso pino de navidad.
Dagna era una híbrida de bruja y gigante, con un carácter amigable y muy tranquilo, era alta casi tan alta como el árbol, rubia y de ojos marrones y unas cuantas pecas que le daban un toque adorable a su rostro casi siempre sonrojado.
Los ventanales tenían guirnaldas con luces blancas que rodeaban los marcos. Draco ayudaba a colgarlos con ayuda de Laionel, otro amigo de Samantha, un squid. Laionel tenía un carisma muy parecido a los gemelos Weasley, incluso físicamente me recordaban a ellos. Alto y pelirrojo con el cabello despeinado y una sonrisa que permanecía en su rostro.
Me sorprendía bastante que Draco no hiciera algún comentario que pudiese ofenderlo o tal vez el carácter de Laionel lo hacía ignorarlos.
Me parecía gracioso ver a Draco batallar en abrir una escalera, faltaban todavía 3 ventanales por decorar y ya tenían problemas con las herramientas, no lo culpaba.
— ¿Cómo va todo por aquí cariño? —me acerqué a preguntar.
—Todo bien, linda. Aunque tu novio es algo lento para hacer este tipo de trabajos —expresó Laionel con una voz aguda.
—Y sin ayuda es más difícil —dijo Draco luchando por abrir la escalera —. Oye, dame una mano.
Laionel veía por una de las ventanas. Atento a mi hermano que igualmente ayudaba a decorar los árboles del jardín. Draco desesperado le dio un golpe en la cabeza.
—¡Oye hombre de las nieves eso duele! —el pelirrojo sobo la parte trasera de su cabeza
—Pues si dejaras de babear podrías ayudarme —expresó Draco siguiendo su lucha con esa escalera —. ¡Por Merlin!
—Oye no eres el único que le gusta un mellizo Edevane.
A decir verdad el comentario de Laionel hacia mi hermano me dio mucha risa. Desde que Samantha nos presentó, mostró un fuerte interés por Alarick.
—Sí Sam no se apresura yo terminare siendo tu cuñado —me guiño el ojo con una sonrisa picara.
—Por cierto ¿Dónde está ella? —pregunté.
—En la cocina, está supervisando la cena. La he notado algo alejada de Alarick estos días.
—No la culpo, nadie soporta estar mucho tiempo con Edevane —dijo Draco logrando abrir por fin la escalera.
Aún me sentía culpable por ser indirectamente la causante de que Sam y mi hermano se distanciaron.
Mi instinto de hermana entrometida quería idear algún plan para juntarlos de nuevo, sin embargo, no quería forzar nada. Pero no hay nada que forzar, ambos sienten la misma atracción por el otro, yo solo buscaba la forma de unirlos una vez más.
—Ay no...—dijo Draco bajando de la escalera terminando por fin de decorar los ventanales —. Conozco esa mirada, estas tramando algo…¿Verdad? Por favor no, Angeline, apenas lograste quitarte el azul de la piel.
—Descuida cariño, no es nada que arriesgue la vida de mi hermano, la de sam o la mía ni tampoco algo que los ponga en vergüenza...quizás un poco pero…
—Angeline.
—Ya no haré nada —crucé los dedos a mi espaldas.
—No cruces los dedos —Dijo Draco cruzándose de brazos y encarando una ceja.
—¡Bien! —respondí —. Dejare de ser entrometida.
—¿Y sabes que usarás esta noche? —pregunto Laionel —. Déjame adivinar Malfoy, usaras un traje negro.
Draco puso los ojos en blanco.
—Yo no tengo idea. Mejor dicho no tengo nada que ponerme —me reí aunque en el interior me sentía mal. Las ganas de bajar a la fiesta eran enormes pero no lo haría si no hay ropa que usar.
—Quizás yo tenga una solución a eso —dijo Draco con una sonrisa.
Tomó del interior de su saco un pañuelo verde, se paró tras mí y me vendaba los ojos.
—Vaya, vaya Draquito si que tienes un toque especial con Angeline...ahora entiendo porque la tienes a tus pies —Expreso Laionel en doble sentido, haciendo mis mejillas arder —.Envidia total amiga.
Ignorando tal comentario, no me quedaba de otra más que confiar en mi amado. Draco me sujetó la mano entrelazando nuestros dedos para después depositar un beso la comisura de esta.
—Confia en mi —susurro en mi oído y no pude evitar sentir mi piel erizarse.
Empezamos a caminar muy despacio, mis pasos claramente eran torpes. Estaba muy nerviosa y los comentarios sin sentido de Laionel solo aumentaban mis ansias por saber qué era lo que Draco me preparaba.
Caminamos por todo el hostal, agradecía bastante estar vendada y no ver todas esas caras confundidas por verme con los ojos vendados. Subir las escaleras fue una locura, pero no imposible. Finalmente escuché una puerta cerrarse a mis espaldas, por fin llegamos a la habitación que compartimos.
—No espies —me dio un beso tronado en la mejilla y luego se alejó, haciendo mucho ruido por caminar de un lado a otro.
—¿Draco? —pregunté con una risa nerviosa de lo que podía esperarme.
—Bien, ya puedes quitarte la venda.
Sin pensarlo dos veces retiré la venda de mis ojos y lo que vi me llenó de alegría y nostalgia. Mire a Draco de pie junto a nuestra cama, muy sonriente y complacido por lo que yo miraba.
—Draco pero...—no podía hablar por el nudo de felicidad que deseaba salir de mi garganta.
Sobre las sábanas escarlata de nuestra cama, yacía un hermoso vestido en color azul marino, muy parecido al color de la casa ravenclaw, era largo y un poco esponjoso con doble tela, la primera era una fina tela de seda y la segunda una transparente con destellos plateados que hacían relucir el vestido como un perfecto cielo lleno de estrellas. La parte superior era en corte "V" y las mangas largas y anchas cubrirán perfectamente mi marca. Junto al vestido unas zapatillas plateadas para combinar.
Me acerque a tomar el vestido entre mis manos. Tenía razón, la textura de la tela era muy fina y los brillos golpeaban mi rostro.
—Draco es precioso —lo mire con una amplia sonrisa -- .Gracias, pero...como…
—Espera, aún hay más —abrió el baúl que está al pie de nuestra cama, y sacó una pequeña cajita —. Esto es lo que debes usar para el toque final. Te lo dije ¿recuerdas? Tengo un excelente gusto.
Al abrir la caja mis ojos se llenaron de lágrimas. Era la tiara que me regalo en navidad.
—Draco pero…
—Sé que debí decírtelo antes, pero no pude quedarme tanto tiempo sin saber de mi madre. Descuida, no ha dicho nada —dijo y me tranquilice. Se que Narcissa jamás pondría en riesgo a Draco. Y, estoy segura que de todos allá es la única que está contenta por estar lejos del caos —. Ella me hizo el favor de enviar mi traje, incluso para tu hermano...y, el vestido, por supuesto no podía faltar esto, se lo mucho que te gusta.
Corrí directo a sus brazos, rodeando su cuello con mis manos y poniéndome en puntillas para besarle. Draco dejó la caja de lado sobre la cama junto con mi vestido, y me apego a él con sus brazos intensificando nuestro beso.
Estaba experimentando unas ansias terribles por permanecer a su lado, mi cuerpo vibraba con cada beso que Draco estaba dejando al recorrer mi cuello. Nuestras frentes se juntaron, uniendo al mismo tiempo nuestras respiraciones. Le sonreí, antes de volver a besarle y abrirme paso en su boca con mi lengua.
Draco rió a mitad del beso, sorprendido por mi manera de comportarme.
El beso se fue extendiendo. De alguna forma Draco terminó sentado en el borde de la cama y yo sobre su regazo y él apretandome contra su cuerpo tomándome por la cintura.
Jamás había experimentado esta sensación tan embriagante. Draco era todo lo que necesitaba en ese momento, necesitaba estar con él, besarlo, acariciarlo, sentirlo…
Sus manos recorrían cada parte de mi cuerpo, sus caricias me volvían loca y cuando su mano rozó mi piel por debajo de mi falda, dejé escapar un pequeño gemido.
—¿Angeline estas…?
La puerta abrirse y la voz de mi hermano me hicieron ponerme en pie de inmediato. Acomode mi falda y Draco intentaba controlar su respiración, arregle mi cabello al descuido.
— Maldita sea Alarick, ¿No sabes tocar?
Metí la pata. Pensé en voz alta y solo di señales a mi hermano de lo que estaba haciendo con Draco. Alarick se apoyó sobre su bastón, me miró primero a mi, y luego observó fijamente a Draco, pobre, jamás lo vi tan rojo y nervioso ante una mirada asesina de mi hermano. Me di cuenta de que Draco apoyaba en medio de sus piernas una almohada.
—¿Qué quieres Alarick? —pregunté sin poder contener mi vergüenza.
—Necesitan tu ayuda en la cocina. Dagna te está buscando.
—Bien, ya voy…
—De acuerdo… —contestó Alarick, dándose media vuelta para retirarse, sin embargo antes de cerrar la puerta regreso a mirarnos sobre su hombro —. —Tienes tanta suerte que sea hoy el baile de navidad, Malfoy. Si no, no tendría piedad de romperte el bastón en la cara.
****
La noche había llegado. Draco y yo estábamos finalmente listos para bajar al salón y disfrutar de esta fiesta.
Draco no podía verse más elegante y guapo. Su traje negro, su piel, su cabello perfectamente peinado hacia atrás. Era todo un príncipe.
Lo primero que vimos fue el árbol de navidad decorado con luces doradas, esferas rojas, nochebuenas y una hermosa estrella en la punta del árbol, además de estar rodeado de muchas cajas llamativas de regalos. Las paredes tenían coronas y guirnaldas alrededor. En una esquina estaba una banda tocando algunos villancicos. Los elfos y elfinas caminaban entre las personas ofreciendo postres preparados entre Dagna, Samantha y yo y algunos tragos.
Alarick no tardó en llegar, se veía excelente en ese traje negro con la camisa escarlata. Camino hacia a nosotros, brindándonos una sonrisa algo apagada, y buscando entre la multitud, se que esperaba ver a Samantha, y yo también, más no la veía por ningún lado.
—Descuida, ella vendrá es obvio —dije para subirle el ánimo.
—No se de que hablas —aclaró la garganta.
—Hola muchachos — llegó Dagna con una copa de vino en su mano y acompañada de Laionel.
—Hay pan de nuez, por ahí escuche que es tu favorito Alarick —dijo Laionel.
—Sí no me imagino quien pudo ser —me regreso a ver de forma cómplice.
—¡Miren! ¡Estamos preciosos! —Expreso Laionel con entusiasmo —.Parecemos sacados de una novela dramática muggle. — estiro el cuello de su saco rojo y puso la frente en alto.
—Hablando de preciosos...—Dagna sonrió señalando la entrada del salón.
Mi hermano se abstuvo de darle un sorbo a su copa de champagne. Tenía la boca bien abierta, y los ojos clavados en una sola persona: Samantha.
Sam estaba radiante con ese vestido. Traía puesto un vestido rosado con toques dorados, su piel resaltaba como la misma nieve, se había sujeto el cabello dejando dos mechones delgados sueltos a los lados, su maquillaje era en tonos dorados y cobrizos y sus labios resultaban con un intenso color rojo.
Los huéspedes la saludaban a ella y a su acompañante, una mujer mayor con un parecido impresionante a ella. Samantha se acercaba poco a poco a nosotros y solo veía como Alarick se tensaba aún más.
—Limpia tu baba, Romeo —le susurre en broma volviendo a Alarick a la realidad y mirándome de forma fulminante.
—Chicos quiero presentarles a mi mamá. Linda Mayer —dijo Sam ya cerca de nosotros.
—Un placer conocerlos chicos. Samantha me ha hablado bien de todos ustedes —nos saludó primero a Draco y a mi, luego Dagna y Laionel la saludaron de una forma menos formal, supongo que por el tiempo de conocerse. Y finalmente saludo a mi hermano —. Tú eres Alarick ¿cierto?
—Sí, yo soy Alarick Edevane y es un placer conocerla…—nunca vi a mi hermano hablar tan formal, por dentro reía de ver lo nervioso que estaba.
—Lo se cariño. Sammy me ha hablado bien de todos, especialmente de ti y...
— ¡Bueeeeno! — Saminterrumpió, seguramente apenada por lo que mencionó su madre —¡Mamá! Porque mejor no anunciamos el baile.
—Pero claro, chicos pasen a la pista.
No dude ni un segundo en sujetar la mano de Draco, él sonrió y me dio un tierno beso en la frente.
—Invitala a bailar —Le susurre a mi hermano antes de irme junto a Draco, dejándolo solo con Sam.
Aunque ninguno se dirigía la palabra, sus miradas lo decían todo.
La música se detuvo y la señora Mayer subió a la pequeña tarima donde la banda tocaba. Todos guardaban silencio y prestaron atención.
—Una vez más agradezco la preferencia que tienen en el dragón durmiente. Se que...esta navidad puede ser muy diferente a las otras. Todos sabemos los acontecimientos oscuros que se han estado presentando, magos oscuros han estado atormentando a todos nosotros, siguiendo órdenes del que no debe ser nombrado...
Los murmullos ante algunos comentarios se hacían presentes. Me sentí señalada con esas palabras.
— Y tal vez tener una fiesta en mitad de todo este caos sea absurdo. Pero creo que es mejor aprovechar estos momentos en medio del caos, es mejor expresarse en situaciones así. porque...nunca sabremos con esa actitud si habrá otra oportunidad…
La señora Mayer continuó hablando y yo me sumergí una vez más en la culpa y remordimiento. Extrañaba a mis amigos, temía por cada uno. Viví el riesgo al que estaban expuestos, algunos salieron lastimados y otros ya no estaban más con nosotros. Esta noche no quería pensar, solo disfrutar, disfrutar con mi hermano y Draco y esta pequeña amistad que estaba surgiendo en el hostal.
☆☆☆
**Empezar Música**
Algunas parejas incluyendo a Laionel quien su pareja era un atractivo mago de tez morena y ojos grises bailaría con él. El vals ya había empezado y todos observaban a las parejas que danzaban al compás de la melodía.
Angeline sonreía disfrutando de este mágico momento junto a su novio, los problemas habían desaparecido casi por completo.
— Angeline baila muy bien —dijo Sam observando a aquella pareja de rubios platinados.
— Sí, demasiado...ni siquiera yo sabía que bailaba tan bien.
Fue la primera conversación que entablaron luego de aquella pequeña discusión. Los dos se miraron unos instantes.
—¿Y tú? —pregunto Sam, Alarick la regreso a ver ante esa pregunta.
—¿Qué tan bien bailas?
—Bueno yo...am...—tragó en seco, no podía ni siquiera explicar lo nervioso que se ponía ante la mirada de la chica- espera...¿me estás pidiendo que bailemos?
Sam de un instante a otro se puso colorada.
—Yo solo, bueno...es que, los vi y supuse que tú…
Samantha se quedó estática un momento. Primero observando los verdes ojos del muchacho y luego bajo la mirada hasta toparse con la mano estirada y cubierta por esos guantes de cuero negro que Alarick portaba. Le estaba haciendo una invitación.
—¿Bailas conmigo? —intento no parecer nervioso. Y lo logró, siempre tenía ese porte elegante y firme ante cualquier situación, no importaba si era para invitar a una chica. Jamás demostraría nervios.
Samantha dibujó una sonrisa en sus labios y tomó la mano de Alarick, quien dejo su bastón recargado junto a un ventanal y caminaron hasta la pista y se unieron a los demás al principio con pasos torpes o mejor dicho, nerviosos por parte de ambos.
Tal vez Alarick siempre tuvo conocimiento de la magia y todo lo que la deriva. Pero esta era la primera vez en que el sintió la verdadera magia en alguien que conoció gracias a su terrible destino. Después de todo algo bueno debía salir de esta oscuridad.
Los dos danzaban sin desconectar sus miradas, para él ella era una obra de arte que lo volvería el hombre más egoísta de todo el mundo, pues solo él deseaba admirarla y para ella él era el chico más valiente que había conocido y quería escuchar siempre la historia de cómo es que su largo y amargo camino lo condujo hasta aquí.
—Sería un idiota si no te dijera lo hermosa que luces esta noche.
Samantha al instante de eso sonrió alagada. Alarick la hizo dar una vuelta y regresar a sus brazos, justo donde quería que se quedara para siempre.
Aunque su condición no le permitía continuar el baile, pronto sus movimientos se volvieron desastrosos, su pierna comenzaba a incomodar. Alarick se detuvo y agacho la mirada queriendo ocultar la vergüenza.
—Lo siento, Sam es solo que…
—Oye, descuida...—Sam le sonrió para calmarlo —.No estuvo nada mal, claro, si querías aplastar cucarachas.
Fue un comentario que logró unirlos en risas y pronto esas sonrisas contestaron todas aquellas preguntas internas que tenían el uno al otro. Alarick tomo su bastón, volviendo apoyarse en él, extendió su brazo de forma caballerosa a Sam y ella feliz entrelazo su mano, para posteriormente perderse entre la multitud y salir del gran salón.
Llegaron a la sala de estar que estaba completamente sola y apenas se escuchaba por esas gruesas paredes la música del gran salón el ambiente aquí era relajante iluminado por el candelabro dorado que colgaba en medio de la habitación y el crujir de las llamas de la chimenea.
Observaron la nieve caer sobre los tejados de las casas vecinas y como los faroles iluminaban las solitarias calles.
—Debes pensar que estoy loca pero...he tenido algunas emociones extrañas.
— Dime—dijo Alarick con una voz más ronca y seria.
—Es sobre ti… —Lo miró con vergüenza sintiendo las mejillas arder, no podía mantenerle la mirada —.Eres todo tú lo que me tiene así. Se todo y poco de ti y aun así quiero seguir escuchando todo lo que tengas que decir. Sea bueno, malo....tus errores, tus logros, todo. Estoy hambrienta por saber siempre de ti. Que piensas, que sientes, que es lo que deseas... Me siento en gran paz a tu lado. Y yo… —suspiró —. Debes creer que soy una loca. Primero te dije todas esas cosas acerca de tu hermana, me metí con ella, tu punto más débil sin querer y Alarick de verdad estoy.
—Sam...no tienes que disculparte por nada. Yo debo disculparme, no debí reaccionar así, es solo que…
—Han sufrido mucho, lo se. Lo entiendo.
—Eso y, lo que tú sientes, también lo siento yo. Y no se como reaccionar, no creí que alguien como yo pudiera sentir esto. Tú me das la paz que he buscado durante tantos meses. Y de todo lo que dijiste se que es verdad. Estoy aferrado a mi hermana porque durante toda mi vida me he dedicado a protegerla, he reprimido muchos sentimientos y no quiero hacerlo más. Samantha...—sujeto sus delgadas y delicadas manos, haciendo que sus corazones latieran con fuerza —.Eres la chispa que necesitaba para brillar en medio de mi oscuridad.
Un ruido los hizo observar al techo en donde de aquella guirnalda empezaba a emerger un muérdago.
—Creó que sería algo estúpido no seguir la tradición del muérdago ¿no lo crees? -dijo Samantha hipnotizada ante la mirada y las palabras de Alarick.
El muchacho sonrió, bajo la mirada hasta volver a encontrarse con los profundos ojos de la castaña. La respuesta era obvia, sus sonrisas lo decían.
Alarick se agacho para poder llegar a los labios rojizos de la chica, experimentando su primer beso. Sus labios eran cálidos, enviaron una fuerte descarga de calor por todo su cuerpo. Alarick tomo el rostro de Sam entre sus manos y ella apoyó la palma de su mano sobre el pecho de Alarick, sintiendo el fuerte latir de su corazón.
Sus labios se unieron en ese beso tan esperado por ambos. Alarick tomo el rostro de la chica entre sus manos y Samantha colocó sus manos en el pecho de este sintiendo su corazón latir.
Las campanadas que daban la bienvenida a la Navidad resonaron como una dulce melodía para tan hermoso momento.
Se separaron por lapso corto, intercambiando miradas y sonrisas.
Del otro lado del salón, oculta tras un pilar. Angeline sonreía satisfecha.
—Feliz Navidad, Alarick —susurro antes de alejarse plenamente contenta por el regalo que le había otorgado a su mellizo.
Alarick
Caminaba en la oscuridad de las calles, luchando por no atorarme con la nieve.
La fiesta terminó hace unas horas y admito que disfrute cada momento junto a Samantha, me dio la noche más maravillosa de mi vida. Sin embargo, mi vida en estos momentos no está para disfrutar por lapsos largos esa felicidad.
Llegué hasta la vieja casa donde solía vivir con mi familia. Nuevamente me equivoqué en creer que no volvería aquí. Escuche el maullido de un gato, proveniente de una de las ventanas, ahí estaba aquel minino, mirándome fijamente. Salto al interior de la casa. Abrí la puerta escuchando el fuerte rechinido y el crujir del suelo ante mis pisadas.
El gato se escondió en la oscuridad y solo veía aquellos ojos esmeralda.
Tal y como era de esperarse los ojos del gato comenzaron a elevarse y a cambiar poco a poco.
—¿Cómo está ella? —preguntó Ares saliendo por fin de la oscuridad.
—Mejor que nunca...—conteste entregando un abrigo para que se cubriera del frío.
Ares estaba peor que nunca. Su rostro más demacrado, incluso su voz se escuchaba débil.
—Ella no regresará, no hay forma de convencerla —respondí.
—La hay, Alarick, por supuesto que la hay. Tú y tu hermana volverán a mí, cueste lo que cueste.
He vuelto
Y con cap largo esperando compensar las largas esperas :(
Los mellizos ya merecían un poco de paz xd aunque ya vimos que no se puede lograr del todo x.x ¿Qué creen que pasará?
Nos leemos pronto.
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