::18::
~Alarick ~
Fin de semana por la noche. Era la cena con el profesor Horace. Me arreglé de manera formal con mi saco y camisa negra, aunque opte por romper esos tonos con un chaleco verde esmeralda que sobresalía a través de mi saco.
—¿Cómo es que estas entre los selectos? — se burlo Blaise, quien también había sido invitado, mientras caminabamos por los oscuros pasillos.
—Lo mismo me pregunto acerca de ti. Estoy en el 3er lugar de la clase de pociones . Y tu, si mal no recuerdo apenas alcanzaste estar en el 5to. — mire de reojo como contraia el rostro sin saber que responder.
El primer lugar por alguna extraña razón estaba Potter y no Granger, quien estaba en el segundo puesto. Aunque me gusten las pociones y sea bueno, admito que la chica Granger es excelente estudiante, estoy conforme con alcanzar buenas notas, algo bueno tiene que salir de este año.
Llegamos con el profesor ya acompañado de todos los demás. Nos sentamos en una mesa grande y redonda, contestando las preguntas de nuestro profesor. Se interesaba bastante en la vida de cada uno, se notaba más carismático de lo normal, supongo que esto de convivir con sus estudiantes dotados le gusta, incluso yo me siento comodo.
Estaba sentado en medio de Potter y Longbottom, escuchando las respuestas a las preguntas curiosas del profesor.
— Háblanos de ti Granger. ¿Qué hacen tus padres en el mundo de los muggles?
— Mis padres son dentistas. — respondió con pena.
Todos a excepción mía y de Potter miraron raro a Granger por esa respuesta.
—Fascinante ¿y eso se considera una profesión peligrosa? — nuevamente se mostro intrigado por el tema muggle.
—No, aunque un día un niño. Robbie Fenwick mordió a papá en el dedo...requirió 10 puntadas.
Todos intercambiaron miradas, tan confusos como el profesor quien prefirió no seguir con ese tema. Potter y yo nos miramos con cierta gracia, compartiendo una ligera risa, podría decirse que era mi primer acercamiento con el, cualquiera pensaría que somos grandes amigos, por un momento yo mismo lo creí.
— Excelso...¡Que va! ¿qué nos dices tu Edevane? Tu abuela Celeste fue una gran estudiante ¿Cómo esta ? Escuche que se adapto muy bien a la vida muggle.
De pronto todas las miradas cayeron en mi. Me enderece en mi silla, ocultando mi nostalgia al escuchar el nombre de mi abuela, alejando las preguntas de mi cabeza sobre donde podría estar, nuestra pobre abuela, fue lo mejor que pudimos hacer alejarla de todo este caos, ya perdió al abuelo y a mamá, no quisiera imaginar que hubiese sentido de vernos con nuestro padre ¿Ella sabrá la verdad?
—¿Edevane?— insistió el profesor al verme distraído.
—Bueno, cuando el abuelo Morgan aún vivía y mi madre, todos sentían un extraño cariño por los muggles o mejor dicho curiosidad. — aclare la garganta — mamá fue enfermera muggle un tiempo, cuido de varios ancianos y niños en un un hospital, siempre regresaba a casa con una sonrisa a pesar de su cansancio. La abuela por su parte, se dedicó más a una vida hogareña, cuidando de nosotros y nos educaba en casa hablandonos sobre las materias de Hogwarts y su historia.
—¡Extraordinario! ¿Sabes? Recuerdo bastante a tu madre, aunque de tu padre....— me miro detenidamente — no recordaba mucho, me parece ser que su nombre era...
Suspire aliviado al ver entrar a Ginny Weasley al salón, supongo se le hizó tarde. Me puse tan nervioso de que llegara a mencionar a Ares que preferí retirarme de la cena con la excusa de que tenía que descansar para el partido de mañana. Es increíble el poder que aún tiene Ares sobre mi, a pesar que logrado bloquear mi mente con solo escuchar su nombre la ansiedad se presenta.
La sala común estaba vacía pero el fuego de la chimenea se mantenía encendido, trayendome recuerdos del año pasado, cuando Ares aparecía y me causaba las peores noches de insomnio, esta vez era alguien más que no podía pegar el ojo.
— ¿Piensas quedarte ahí parado, Edevane? — habló Malfoy, sentado en el inmenso sillón de cuero negro, sin mirar a ningún rincón en específico, se miraba exactamente como yo hace un año.
— Lo mismo digo...
No emitió otra palabra. Ni siquiera me miro, esperaba alguna burla, algo que fuera tan digno de decir por el, pero nada, solo silencio.
Por un momento me vi reflejado en el. Solo en una noche larga, sin poder acomodar sus pensamientos ni sentimientos, cargando una pesada misión que no solo afectará tu vida, si no la de tu seres queridos. Ojalá yo hubiera tenido a alguien que me hiciera sentir más ligero, pero sería en vano acercarme, Malfoy prefiere ser acompañado por la soledad.
— ¿Cómo esta? — me detuvo su pregunta en medio de las escaleras.
— ¿Te interesa? — arquee mi ceja.
— No es alguien que oculte sus emociones. — se que no podía verlo, pero estaba casi seguro que esbozo una sonrisa en medio de su amargura. — tu hermana es valiente...
— Lo sé...— subí las escaleras dando por terminada esa conversación. Tumbandome en la cama, solo pensando en mi pobre hermana.
~Angeline~
El cuerpo me pesaba y me sentía totalmente cansada, pero no era por algún esfuerzo físico, más bien todo era emocional. Estaba llena de tristeza y amargura, preferí encerrarme en mi habitación a salir a ver el partido, a pesar de la insistencia de mis amigas, mi pretexto era que tenía un fuerte dolor abdominal, Cho casi me lleva arrastras a la enfermería pero insisti en que descansando iba pasarse, incluso Luna dijo que le avisaría a Alarick y le daría apoyo de mi parte.
Mi hermano, se que esto nos tendría que mantener unidos pero conforme pasan los días, nos siento incluso más distanciados. No es fácil sobrellevar, cada vez hay más trabas y no se si podremos esquivarlas.
No quería seguir sumiendome en la tristeza, no era yo, no soy yo alguien que se deje hundir en un mar de oscuridad. Opte por pararme de la cama, colocarme mi abrigo, mis botines y arreglar un poco mi cabello despeinado, quizás ir a ver el partido podría subir mis ánimos. Apenas caminaba por los solitarios pasillos, cuando me detuve frente a la sala de menesteres...
Sabía que Draco estaría ahí, no lo he visto en otro lado que no sea aquí, a veces se que no entra a intentar solo reparar el armario, se que entra y saca todo su desespero encerrado en una jaula dentro de su corazón solitario. Mi pecho recibió un fuerte golpe de calor, como un llamado a no abandonarlo, yo se que tengo a mi hermano pero...¿A quién tiene Draco?
Entre tras revelarse la inmensa puerta de la habitación que desaparece. Todo estsba diferente. Había una cama grande, varios espejos y diversos muebles rotos, vidrios en todo el suelo parte de los espejos rotos y pedazos de madera. Camine con cuidado de no hacer ruido, guiandome por el sollozo de Draco, mi piel se erizaba ante su llanto.
Sentí que las fuerzas se me iban, cuando vi otra versión del Draco que conocía, no quedaba ni la sombra de lo que fue. Lloraba frente a un enorme espejo cuarteado, rodeado de más muebles quebrados, su camisa estaba desfajada, su cabello despeinado, no tenía sus zapatos, estaba de rodillas frente a su roto reflejo, lleno de ansiedad, impotencia, coraje y miedo...Dio un fuerte grito que paralizó mi corazón y lleno mis ojos inmediatamente de lágrimas, cubri mi boca evitando sollozar y que me escuchara.
Draco se levanto y con su puño empezo a terminar de romper el espejo frente a el. Odiaba su reflejó, odiaba lo que era y lo estaba demostrando no paraba de gritar, ni sollozar. Su blanca camisa empezaba a llenarse de salpicaduras rojas, y su puño a sangrar mucho más, bastaron tres golpes más para que el espejo se volviera pedazos. Al alejarse volvió a caer de rodillas al suelo, tirando de sus platinados cabellos y gritando todo lo que sus pulmones le permitían, hundiendo su rostro en sus manos lastimadas.
—Draco...— no pude más, mi corazón no me permitía seguir viendo como se hundía
Se que no me esperaba, me volteo a ver y mis lagrimas salieron autimaticamente, su rostro estaba rojo, hinchado por tanto llorar.
—¿Qué haces aquí? — me pregunto mientras se levantaba, dejando caer de su ropa algunos cristales que se habían adherido a sus prendas.
—Yo creí que estabas...estabas arreglando el armario... y...
—¡Largate! — respondió con mucha frialdad, girandose hasta encontrarse consigo mismo en otro espejo, dispuesto a continuar con lo que había empezado.
Apretó su mano enterrando unos cristales en esta, y antes de que pudiera atacar su reflejo, corrí hasta el y detuve su mano en alto. Draco me miro unos segundos, y luego miro mi mano sobre la suya.
—Basta...por favor. — suplique.
—No te imaginas lo que es ser yo en momentos así. — se alejo de mi, caminando hasta la cama destendida.
—Claro que lo se. Estamos juntos en esto.
—No confundas las cosas. Tenemos tareas similares pero no significa que por eso debemos unirnos...
—¿Por qué no? Solo yo se lo que sientes, el miedo que te invade y la...la maldita impotencia que no logras sacar con nada. Bueno... —mire de manera rápida la habitación hecha un desastre — tu si sabes como.
—Solo quiero quitarme esta imagen. — bajo la mirada a sus pies también lastimados.
—¿Cual? — me acerqué hasta la cama, sentandome a su lado. — Yo solo veo a un idiota cabeza de isopo.
Draco sonrió a luchas penas y me miro, recibiendo una gran sonrisa de mi parte, mirandolo directo a sus cansados ojos. Con cuidado tome su mano lastimada, saque mi varita y apunte directo a las heridas.
—Tergeo.
Las heridas empezaron a limpiarse, quedando solo pequeñas cortadas. Aunque no cerraron del todo, busque rápido a mi alrededor y di con una estanteria llena de varios frascos, me paré para buscar entre todos y encontre el indicado, lo destape y con cuidado deje caer pequeñas gotas en las heridas de Draco.
—¿Qué es eso? — miraba el humo morado que emanaba de las heridas.
—Poción para esterilizar las heridas. Alarick es un cerebrito en pociones, hizó un poco de esta en casa, tuve un accidente y me curo con esto...
—¿Qué accidente? — me miro con curiosidad intentando buscar alguna cicatriz.
—No importa realmente...— suspire.Cuando sus heridas ya estaban limpias, se alejo de mi, arreglando su ropa y su cabello, volviendo a la actitud de la cual ya era conocedora. — Draco...
—Te pediré un favor Edevane y solo uno — alzo el dedo índice. — aléjate de mi y no trates ser mi consuelo. Los sentimientos es lo menos que debería importarnos ahora.
—Draco, Draco espera...— trate de ir con el pero el eco de sus zapatos apagarse me dio entender que ya había abandonado la habitación.
Mire a mi alrededor, encontrandome con varias Angeline completamente rotas y solas.
Al salir de la habitación me di cuenta que el partido culmino,y quien resulto ganador fue Gryffindor, todos cantaban y adulaban a Ron.
—¡Hey! — mi hermano llegó hasta a mi. — ¿Estas bien? Luna me dijo que te sentías mal.
—Problemas de chicas...— aprete mis labios, secando rápido mi rostro de mis lagrimas— Mal partido...¿no?
—Bueno, al menos Weasley tuvo una victoria en su primer partido...— seco un poco el sudor de su frente. Esperando que le dijera que me sucedía, desvíe la mirada.— esperaba verte...
—Te lo dijo Luna, me sentí un poco mal y cuando quise bajar pues...me encuentro con esto... — baje un poco la manga de mi abrigo, y me cruce de brazos.
Nos quedamos solos en el pasillo, todos los demás se habían ido a festejar la victoria, mientras los compañeros de Slytherin renegaban por su derrota. No encontraba otra cosa que decir y mi hermano por el contrario no sabía como empezar hablar, las cosas entre nosotros estaban algo tensas y no me encontraba en mi mejor momento ahora.
—Angeline...— aclaro la garganta — Horace dará una cena de navidad y quiero saber si irías conmigo, quiero arreglar las cosas entre nosotros...dime que si antes de que Parkinson llegue y...
—¡Alarick! — la araña no tardo en hacer presencia, la cara de frustración de mi hermano me causo risa.
—De acuerdo. —ambos sonreímos, admito que en serio lo extraño—
Te dejo con tu fan.
Cuando Alarick se fue con Parkinson me decidí por regresar a mi habitación, encontrandome una última vez con Draco, cruzamos miradas unos segundos, hasta que cada quien se perdió en su camino
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