Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo uno


—¿Intercambio? —preguntó, no podía creer en esa absurda decisión.

—Así es señor Kim —con suma rapidez, el secretario de su padre recogió todos los papeles sobre su escritorio y los guardó en una maleta—. Nos vemos luego.

Se retiró. No le bastó dejar a Namjoon con ese semblante, sino que ni siquiera se dignó en darle una explicación, pero sabía quién tenía la culpa.

Escuchó su teléfono sonar, y allí estaba el causante de toda esa incertidumbre.

—¿Por qué decidiste eso por mí? —preguntó directo al grano.

—No es tu asunto, solo obedece y ya. —respondió su padre.

—Te recuerdo que es mi vida, tú no tienes porque—fue interrumpido. Sabía que lo hacía a propósito.

—Te recuerdo que vives gracias a mí —atacó nuevamente, cosa que era muy obvia—. No estoy para esos juegos Namjoon, te espero en el almuerzo.

No resistió ni un segundo más en escuchar esa voz y cortó la llamada, apagó su celular y lo guardó, de donde nunca debió salir. Odiaba las llamadas no “importantes”.

Sacó un cigarro de su bolsillo trasero y lo prendió. Aspiró y liberó al instante una buena cantidad de humo que se desvaneció con el frío ambiente que había en ese momento.

Gran manera de iniciar el día.

Las horas pasaban y seguía en el mismo lugar, una diferente posición quizás, pero tenía el mismo pensamiento otra vez, ¿por qué seguía bajo la sombra de su padre? Sabía que aún le faltaba un año para tener la edad accesible a su fortuna y ser libre, y era consiente de que desde hace meses tenía la capacidad independiente para afrontar cualquier problema. Es inteligente, valiente, creo que lo único que lo unía a su padre es el dinero, algo elemental en esta sociedad interesada, según Namjoon. Pero eso dejaría de ser así muy pronto.

El sonido de la campaña invadió sus pensamientos, ¿qué curso tocaba ahora? ¿Comunicaciones? Namjoon no tenía ni idea. Cómo el lugar comenzaba a sentirse sombrío y aburrido, decidió ir a clases, no para aprender, sino a divertirse, como siempre lo hacía.

Mientras bajaba por las escaleras le envió un mensaje a sus dos mejores amigos, si, aquellos que permanecen a tu lado pase lo que pase. Y sonrió al leer sus mensajes de confirmación.

Guardó su celular y se dirigió rumbo a la clase de Literatura, o bueno, parte de ella, debido a que el profesor de esa asignatura no estaba tan alerta, solo bastaba hacer un chasquido con los dedos y ya se encontraba contando ovejas.

Observó a sus amigos en la puerta del salón, señal de que el profesor ya estaba dormido, los saludó como de costumbre y estaba listo para empezar con la diversión.

—Namjoon —le llamó un chico más bajo que él, con cabello castaño y una sonrisa que iluminaba, pero también asustaba—. Hoy no vino.

“¡Ah!”, pensó.

Toda diversión quedó descartada. Al parecer el pequeño «minion» no había asistido hoy a clases, o quizás no quiso venir a ese curso por alguna razón, pero eso lo hacía mucho más divertido para Namjoon.

—Iremos a su casa. —fueron las últimas palabras que dijo, mientras miraba un punto vacío.

Solo faltaban un par de horas para la salida, suficiente para que Namjoon piense en un plan, un hermoso plan para a quien apodaban «minion», así que solo tenía que esperar.

El timbre volvió a sonar, pero esta vez indicando el fin de clases.

Namjoon guardó lo poco que había sacado de su mochila y rápidamente salió del salón, Jungkook y Hoseok le seguían los pasos, rumbo hacia la casa rosada de su pequeño amiguito. Sonrió al recordar todos los momentos que habían vivido juntos, desde su primer día en el campus, hasta la semana pasada, no hay duda de que era su «minion» favorito.

Salieron de la universidad y fueron rumbo hacia el estacionamiento, Namjoon hizo un movimiento en su celular y desbloqueó su auto al instante, él y sus amigos subieron con mucha paciencia, sabiendo que lo que pasaría después necesitaría más de su energía. Decidió poner un poco de música acorde a la situación, y de inmediato encendió el auto.

El camino se hacía corto, pero la satisfacción del momento esperado, comenzaba a llenarlo de adrenalina pura. Llegaron a la calle donde vivía el chico de baja estatura, encontrar su casa no era difícil, pero...

—¡Qué carajos! —exclamó Namjoon muy frustrado.

Ya habían recorrido varias veces la misma calle y no estaba aquella casita rosada de dos pisos como les había comentado su «minion», ¿acaso los había engañado? Estaba a punto de dar la vuelta y volver otro día, pero la suerte estaba de su lado, como siempre.

Observaron desde lejos como el pequeño chico salía de una pequeña casita de color celeste, y estaba muy feliz. No había otro motivo del porque no dejaba esa sonrisa plasmada en su rostro ni un segundo, se había burlado de él.

Pisó los frenos a un costado de él y la cara que puso provocó una gran satisfacción en el Namjoon, dando a entender quien realmente era superior.

—¿A dónde vas, Jimin? —preguntó sonriendo de la misma manera que el menor hace unos momentos.

—Yo...

Comenzó a reír ante su ligero tartamudeo, adoraba esa reacción del pequeño.

—Vamos, sube al auto. —era una orden, y sabía muy bien cuál sería la respuesta.

Namjoon observó como el chico subía a la parte trasera del auto, lentamente, tenía miedo, lo sabía al ver sus ojos, y eso aumento cuando se encontró con un Jungkook neutro que lo miraba fijamente.

Una vez que cerraron la puerta, el más alto se encargó de asegurar todas las entradas del auto, no quería interrupciones, y menos si se trataba de su “minion”.

En el transcurso del camino, Namjoon decidió cambiar de rumbo, ahora no sería la típica diversión que tenía en el bulevar de su departamento, hoy sería diferente, irían a las carreras de auto a las afueras de Seúl. Una gran aventura que disfrutaría al máximo, en su último día en Seúl.

Namjoon observó por el retrovisor como Jimin se alejaba de toda la cercanía posible de Jungkook, tenía pena por él, porque aquello era poco en comparación a lo que tenía preparado, no tenía idea de lo que estaba por experimentar, pero no le importa.

—Jungkook —llamó a su amigo, al ver como jugaba con el pequeño chico—. Déjalo tranquilo.

Rápidamente el mencionado obedeció, pues sabía que lo hacía por molestarlo, su interés amoroso era otro.

—Jimin. —ahora si lo llamó, pero recibió respuesta—. ¿Jimin?

—¡Si! —respondió rápidamente, dándose cuenta de su error.

—¿Por qué me mentiste? —preguntó seriamente, mientras lo miraba fijamente a través del espejo retrovisor.

El cuerpo de Jimin se congeló, literalmente, no emitió ninguna palabra, ningún movimiento, ¿qué había hecho mal ahora? Debía de ser muy cauteloso, porque sabía muy bien que, si decía algo que no cuadraba, sería su sentencia de muerte.

—No le mentí, hyung—fue interrumpido.

—Que dije sobre los honoríficos.

—Lo siento hyu- Namjoon. —bajó la cabeza.

—Ahora responde. —volvió a proclamar.

Jungkook y Hoseok presenciaban en silencio el momento, sabían que no debían de intervenir. No hasta que el mayor se lo pidiera.

—Mi madre decidió cambiar el color de la casa hoy, y me quedé a ayudarla porque ella me lo pidió.

¿Ustedes creen que me voy a creer eso? Se cuestionó Namjoon. No, claro que no creía en ninguna de las palabras que dijo. Pero no tenía momento para investigar ahora, debía realizar su plan.

Paró el auto.

Jungkook y Hoseok bajaron rápidamente y se fueron a sus posiciones. Jimin trataba de ver el lugar en el que estaba, pero era difícil para él, debido a las lunas polarizadas.

Namjoon dejó al rubio dentro del auto y salió, no sin antes poner seguro en todas las puertas. No quería que su “minion” favorito escape.

El sol le molestaba, pero faltaba poco para que una oleada de viento invada todo el lugar.

Namjoon observó a algunos de sus amigos rodeando un barril que permanecía siempre en ese lugar, en cuanto ellos lo vieron le extendieron una lata del sixpack de cervezas que habían traído. Eso se iba a poner muy bueno.

Rápidamente, antes de recibir la lata, se sacó la casaca del uniforme y desaflojó la absurda corbata que lo obligaban a usar. Enrolló las mangas de su camisa y con un gel especial quitó el maquillaje que cubría el tatuaje que se hizo hace mucho tiempo, aquel que siempre escondía de su padre, pero ahora podía mostrarlo sin temor alguno. Ahora si sentía a su verdadero yo, no más Namjoon, ahora era, RM.

—Hey RM, ¿por qué la reunión tan temprano? —preguntó Jackson.

—Hoy tenemos un nuevo invitado. —habló para todos, generando un bullicio por parte de ellos. La sangre fresca siempre era bienvenida.

—Jimin, puedes salir.

Todos esperaban ansiosos para verlo, algunos lo conocían, y sabían con exactitud qué tipo de niño es.

Con movimientos lentos, el chico bajó del auto, que anteriormente había sido desbloqueado por Namjoon. Al sentir los rayos de luz sobre él, intentó acostumbrarse al ambiente, ignorando eso volvió a ver al montón de personas que lo observaban fijamente, provocando que sus manos temblaran, aquella acción fue causante de las carcajadas en conjunto de los chicos, rápidamente Jimin escondió sus manos en la sudadera que traía puesto y comenzó a avanzar lentamente, dudaba en seguir con cada paso que daba, pero no quería empeorar más la situación. Además, Namjoon no le iba a hacer nada bueno, así que solo debía de obedecer si quería salir ileso de allí.

Namjoon miró a Hoseok, quien rápidamente entendió su referencia, entonces corrió hacia el pequeño chico y tomándolo de los hombros apresuró sus pasos.

Ahora se encontraban cara a cara.

—Chicos, él es Jimin —lo presentó, para aquellos que no lo conocían—. Y hoy vino a divertirse.

Uno de los chicos se adelantó y le dio una lata de cerveza, pero él no lo recibió. Namjoon lo vio y le dio acceso para poder sostenerlo, Jimin no dudó en obedecer y bebió inmediatamente el líquido.

Namjoon no tenía un plan tan malvado, solo quería que su “minion” se convirtiera en todo un hombre.

Una lata, dos latas, esta era la tercera ronda, y parecía que Jimin tenía una buena resistencia al alcohol.

Namjoon quería decirle algo, pero fue interrumpido por Hoseok, algo que odiaba que hicieran siempre y cuando no sea importante.

—Amigo, al parecer la banda de Agust también está aquí.

Namjoon sintió como su sangre comenzaba a hervir, tenía una inmensa furia retenida, cuando las cosas comenzaban a ponerse mejor, llegan estos bastardos, no quería volver a verlos, sobre todo después de aquella última noche.

Dejó a Jimin detrás de su grupo y tomó su posición como líder de la banda, esperando a los invasores.

—Min. —pronunció con repudio ese apellido.

—Kim. —respondió del mismo modo el líder de la otra banda, sabiendo que a ambos les molestaba que pronuncien sus apellidos.

Jungkook, Hoseok y los demás chicos se colocaron detrás de Namjoon, esperando alguna indicación u orden.

Lo mismo sucedió con la banda de Min, quiénes parecían venir a ese lugar con un propósito. No pasó desapercibido las cosas que traían en sus manos.

¿Ellos pretenden pelear? Ja! No me hagan reír. — pensó Namjoon, quien tenía la certeza de que los dejaría hecho pedazos.

—¿Qué hacen aquí? —Namjoon escupió esa pregunta. No pretendía perder su tiempo con una basura como Agust.

—¿Lo mismo te pregunto a ti? —era típico de Min, o eso era lo que pensaba Namjoon, escapar de la respuesta con la misma pregunta.

—Bueno, ya que al parecer eres demasiado, como se dice... "bruto", venimos a unas carreras, ¿no es obvio? —respondió RM.

Todos los chicos comenzaron a lanzar silbidos y jergas de vacilación. El rostro de Min cambió, justo lo que buscaba Namjoon.

—Que estupidez, no veo ningún motor prendido—hizo el ademan como si buscara algo— ¿O acaso es que pretendían hacer una carrera con carritos de juguete? —se burló.

Toda la banda de Agust comenzó a hacer bullicio y ruido, provocando que el lado más oscuro de Namjoon comenzara a salir. No iba a quedar en ridículo, no otra vez.

—¡¿Me estás provocando?! —se acercó al tipo frente a él, no había duda que su tamaño era superior y lo ayudaba bastante.

—No. —respondió sin interés. —Solo estoy diciendo la verdad.

Eso fue suficiente para que un puño terminara impactando el rostro del otro de Agust. Con una sonrisa arrogante tocó la zona golpeada de su rostro, y volvió a mirar a Namjoon.

—¿Esa es tu única respuesta, Namjoon? — RM odiaba qué pronuncien su nombre. —Es por eso que tu madre se harto de ti y se quitó la vida.

Namjoon sabía que Agust había cruzado su límite desde hace tiempo, pero lo que dijo ahora, no iba a permitir que metiera a su madre en esto. Se lanzó contra él brindándole puño tras puño, era un idiota por mencionarla de esa manera, iba a matarlo si o si.

Agust no iba a dejarse golpear fácilmente, así que con un fuerte cabezazo logró que Namjoon soltara un quejido y se distrajo, rápidamente aprovechó esos segundos y le dio otro buen golpe. Eso se terminaba hoy.

Namjoon sintió una fuerza apoderarse de él y sin medir ni detener el monstruo en su interior, arremetió contra Agust y comenzó a golpear su rostro, no tenía límites, pero tampoco quería tenerlos, él se lo merecía después de todo.

Unos brazos comenzaron a separarlos inmediatamente, al ver que algo malo estaba por suceder, eso era lo que más odiaba Namjoon, que no lo dejarán terminar con lo que había iniciado, no debían de interrumpirlo, esto era entre él y Agust, pero ya no podía hacer nada.

Quitó las manos de su amigo Hoseok y se levantó, limpiando la suciedad que había provocado Min en su ropa. Namjoon sonrió al ver el estado en el que había dejado a su contrincante.

—¿Crees que lo eres todo, ¿no? —preguntó Agust luego de escupir la sangre de su boca—. Tú no eres nadie.

A Namjoon no le importaba lo que él decía, ya estaba satisfecho por dejarlo así. Solo se reía ante las vagas palabras que salían de Agust.

—Jimin. —llamó al menor.

¿Cómo sabía su nombre? —se preguntó Namjoon.

Giró al ver a su “minion” y se sorprendió por lo que sucedía. Jimin comenzó a avanzar con mucho temor, estaba seguro de lo que pasaría después, pero se lo merecía por dirigirle la palabra al Agust cuando sabía que estaba prohibido, había traicionado a sus "amigos", estaba muerto.

—¿Qué? ¿Te sorprende que lo conozca? —habló Min.

Para Namjoon ya no era una sorpresa, sabía que este momento algún día llegaría, pero no dejaría que un traidor como él se saliera con la suya.

—Chicos. —solo bastó esa palabra para que lo retuvieran.

—Así que lo conoces. —Namjoon miró a Jimin, mientras sujetaba su delicado rostro.

Esperaba alguna palabra, o por lo menos alguna excusa, pero lo único que recibió fue silencio.

—¿Quieres a tu novio? —preguntó mirando a Agust, quien estaba confundido, entonces supo lo que sucedía.—Bien, déjame arreglarlo un poco. —volvió a decir. Se acercó a Jimin nuevamente, para susurrarle un par de palabras y lo siguiente fue un golpe en su estómago, dejándolo sin respirar por unos segundos.

Rápidamente cayó al suelo por el dolor, pero eso no terminó allí. RM comenzó a dar patadas en su cuerpo como si fuera una pelota. Podía notar las lágrimas que salían del chico, pero era necesario, así que no se detuvo, los quejidos iban en aumento, y cada vez eran más dolorosos con cada patada que recibía contra su abdomen, pero debía de soportarlo. Lo había decepcionado.

RM levantó el rostro de su pequeño “minion” y al ver sus mejillas sin color, le dio una bofetada muy fuerte que provocó que un hilo de sangre descendiera de su nariz y sus mejillas se tiñeran de un rojo intenso. Ahora sí, la obra de arte estaba casi terminada.

Lanzó su cuerpo contra el suelo y fue a tomar un par de latas de cerveza que estaban sobre su auto, las abrió, tomó un poco de ellas y derramó el líquido sobre el muy golpeado cuerpo de Jimin. Namjoon lanzó una risa amarga y volvió a ver a su rival.

—Ahí está tu "novio". —profundizó en la última palabra, dejando el cuerpo de Jimin tirado a un costado.

Namjoon dio la vuelta y comenzó a caminar hacia su auto, pero aquella frase que mencionó Agust, lo detuvo.

—Realmente no eres quien pretendes ser, no eres ni RM, ni Namjoon y con lo que acabas de hacer con este pobre niño, confirma que estás más que perdido —comenzó a aplaudir—. Felicidades Kim, que te vaya bien en Tokio.

Namjoon sabía que todo lo que decía era puro sarcasmo, y solo debía hacer lo de siempre, ignorarlo y continuar. Dejó en el aire las otras palabras que le decía Agust y fue hacia su auto. Hoseok lo seguía.

—Encárgate de él. —le dijo, refiriéndose a Jimin. No quería saber más de él, nunca más.

Prendió el motor y arrancó, sin un rumbo fijo.

"¿Quién soy?"

Golpeó su cabeza ante ese pensamiento, sabía muy bien quien era, y un par de palabras llenas de sarcasmo y que venían de un idiota como Agust, no iban a hacerlo cambiar de opinión, ni siquiera dudar de sí mismo. Nadie podía decirle que hacer o que no hacer.

"Nos vemos allá, Tokio".

Finalizó con ese pensamiento toda la batalla mental que tenía, tratando de borrar para archivar cosas nuevas de esa ciudad a la que viajaría.

.

Me dolió escribir este inicio aaaaa, soy lágrimas, pero...
Nos vemos en el siguiente capítulo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro