Jimin no tuvo más opción que ocultarse tras un compañero, para no ser visto por el alfa.

¿Por que esta ese alfa aquí? Reacciona Jimin es el vicepresidente y futuro Ceo de la empresa. Diosa Luna ¿no tengo que escribir otra carta de renuncia otra vez, verdad? No, no tengo que pensar en ello. Se irá de nuevo. No me verá.

Más tranquilo se dirigió a su oficina.

Hoseok se acercó al alfa que se encontraba leyendo algunos documentos.

–Ceo... no vicepresidente Min –llamó

Yoongi rodó los ojos.

–¿Qué quieres? Estoy ocupado.

–Escuche que alguien mayor se quedó con el hijo menor de la compañía Lee. –chismeo el beta– ellos siguen insistiendo que te dijera sobre el omega Wooyoung.

–Diles que ya me lo hiciste saber.

Hoseok lo observo con picardia.

–¿Lo harás?

–Estoy intentando hacer que te rindas.

Hoseok soltó un bufido.

–Quiero lo mejor para tí. Al igual que tu madre.

–No creo. Soy lo suficientemente mayor como para saber que es lo bueno para mí. Lo único que hacen es meter sus narices donde no los llaman, ¿por qué no se preocupan igual por Mingi o Umji? Ellos también necesitan esta atención, que me dan.

En ningún momento levantó la vista de los papeles.

Hoseok solo apretó los labios, sin saber que decir.

–Park Jimin, ¿por qué le tomas tanta importancia a cosas así? –dijo el gerente Choi cuando le informo la incomodidad que sintió en la entrevista.– El señor Jung dijo que no le gustó nada tu actitud. Aún no llegamos a un acuerdo en el precio unitario. Ya tenemos lista la aprobación. ¿No sabes que no podemos seguir cambiándolo así?

Jimin apretó los puños con impotencia.

–Lo siento –dijo haciendo una reverencia.

–No lo sientas. Solucionalo. Jung quiere verte a las 6 en punto. ¡Ve a casa temprano luego de disculparte!

–Esta bien. 

Que clase de persona horrible era ese señor. Que tenia en la cabeza.

Ahs lo odio.

Soltó un suspiro y tomó entre sus manos el cuadro con la foto de Giyoon en sus manos. Tenía que ganar dinero para su hijo, se esforzaria por él.

La hora de la cita llegó. Fue difícil para el encontrar el lugar. El mesero lo llevó a una habitación aparte y se despidió.

–Estoy aquí señor Jung. –dijo tocando la puerta.

–Adelante. –escucho.

Se quitó lo zapatos antes de entrar.

–Lo siento si lo hice sentir incomodo la última vez –dijo apenas tomó asiento– Por favor no estés molesto y extienda el contrato.

El hombre comenzó a reír.

–¿De que estas hablando? Es triste. –Jimin se sintió asqueado por la sonrisa del hombre– Cómo no te sentaste a mí lado, mejor solo comamos de esta manera. Vamos a comer, ponte cómodo.

Era un maldito bastardo.

–Discúlpe, no puede solo llamarme de esta manera. Tienes que pensar sobre la posición de la compañía.

El mayor solo observo en silencio mientras el mesero volvía con su orden.

–¿Qué pasa contigo? Ya estás aquí, simplemente comamos. Durmamos juntos. Comamos, no voy a cambiar de parecer ahora.

Jimin decidió pasar de la declaración del mayor.

–Sí, como diga. –dijo tomando el vaso con agua.

El mayor apretó los labios con una sonrisa malvada.

–Puedes comer todo lo que quieras, Jimin. –sonrió amable.– Estuve pensando, ¿tu eres alguien muy entusiasta verdad? Yo soy un Alfa, un gran alfa.

El omega solo siguió masticando, ¿que trataba de decir? ¿Por qué le habla sobre eso? No tenía nada que ver con el contrato.

De repente empezó a sentir demasiado calor y un mareo lo azotó. Todo se veia tan borroso.

–Lo que trato de decir es que, somos un Alfa y un omega juntos.

Jimin cerró los ojos, los mareos se volvían cada vez más fuertes.

–Señor Jung, lamento interrumpirlo pero justo ahora debo ir al baño.–dijo mientras se incorporaba

–¿Dónde vas? –lo abrazó por detrás.

–¿Que esta haciendo? –solto un jadeo impresionado cuando sintió una asquerosa ereccion frotarse contra su trasero.

–Tranquilo –escucho una risita– Jimin, justo ahora tomaste un fuerte estimulante de celo.

–¡Suélteme! – dijo cuando sintió una mordida en su hombro.

–Tus feromonas son realmente dulces. Son fuertes, no puedo dejarlo pasar ¿verdad?

Los dedos del mayor fueron a los botones de su camisa y empezó a quitarlos. Sabía que algo así pasaría, pero no a ese grado. Jamás imagino que el haría algo así. El era un alfa, aunque no quisiera su cuerpo reaccioba a sus toques. Se sentía asqueado.

–No sirve de nada en gritar. Mi guardaespaldas está afuera. No creo que quiera huir estando así.

–Detente. No quiero esto.

–Soy un Alfa bueno para tí –dijo pellizcando sus pezones. –Estoy curioso sobre que tan bueno sea estar con un hombre omega durante su celo. Te sientes bien ¿Verdad? Estamos destinados somos alfa y omega. Ahora seremos unos solo –bajo sus pantalones. –¿No crees que deberíamos mirarnos? Tendré así tanto como yo quiera.

–Eres un maldito bastardo.

El hombre soltó una carcajada.

–Ya voy a meterlo pronto. Entonces no te sientas tan cansado.

Jimin solo podía rezarle a la Diosa Luna, pidiendo cualquier cosa que lo ayudara. Entre el pánico se dejó llevar y le dio un codazo al viejo. El golpe fue justo en su abdomen. Aprovecho y corrió, saliendo del lugar.

El hombre le grito al guardaespaldas que fuera a buscarlo.

Corrió lo más que pudo, no permitiría que lo atraparan. Las personas lo observaron perplejos cuando salió de aquella habitación. Todos se preguntaron si habría sucedido algo. El omega solo pedía encontrar a alguien conocido. Justo cuando salía del restaurante chocó contra algo que lo hizo caer al suelo.

–¿Estas bien? –escucho y trato de enfocar la mirada.

En un intento desesperado de salir de ahí, se sujeto de la ropa de la persona.

–Salgamos de aquí, por favor. Salgamos de aquí por favor, no dejes que me atrape –pidio desesperado.

El Alfa recorrió el rostro y el cuerpo semidesnido del omega y algo hizo clic en su mente.

¿Es él?

–Es nuestro omega. Tómalo, llevemoslo a un lugar seguro.