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18

Tomaban refresco tranquilamente en el taller del chico, ha altas horas de la noche con Umi contando sobre su situación con la mujer que la crió y a la que le colgó de inmediato cuando escuchó su voz.

—Cuando cumplimos trece años ella prometió llevarnos a esa nueva tienda de videojuegos que había abierto cerca de la casa, pero llegó tan cansada de su trabajo que no lo hizo, Tochi realmente quería ir así que yo lo lleve y pague con mis ahorros... Cuando regresamos a casa lo primero que hicimos fue ir a la cosina para comer algo, ahí estaba ella, despierta, preparando té, cuando volteo nos vió como unos completos desconocidos y nos atacó. Tenía un cuchillo—narró apresando el envase de vidrio—Gritos, sollozos, golpes, trate de detenerla y proteger a mi hermano... Tochi se subió a su espalda y jalaba su cabello también queriendo que ella dejara de apretar mis muñecas, ella apuñalo el brazo de Tochi y la sangre cayó a mi cara.

Imágenes de miles de recuerdos pasaban por la mente de la chica.

Shinichiro colocó su mano en la espalda de Umi, dándole apoyos de detenerse o seguir hablando, sabía que era traumante y un amargo recuerdo de su niñez.

—Pasaron demasiadas cosas e inicie a buscar empleos o cosas que pudiera vender para ganar dinero, no podría esperar más para salir de esa casa junto a Tochi—apretó su mandíbula—Luego llegó ese sujeto, él nuevo novio nuestra "madre", era agradable y nos trataba bien, pronto anunciaron la llegada de un nuevo bebé... Creí que podríamos mejorar como familia pero la actitud de mi madre empeoró y su novio se fue, nos echo la culpa y golpeaba. Ella tiene un problema serio de demencia o lago cercano que se desarrolló demaciado rápido.

Se abrazo a si misma sintiendo cada aque físico y verbal que recibió, como olvidaba importantes fechas o mandados que tenía que hacer, otras veces no los reconocía y los atacaba por entrar a su casa.

—Lo demás ya lo sabes; salimos de casa, juntamos más dinero, Tochi logró entrar a la universidad con una buena beca, trabajamos y ahorramos más dinero para sacar a Usagi de las manos de esa mujer, ganamos la custodia y porfin pude abrir mi cafetería... No te voy a mentir, tengo miedo que su problema mental sea hereditario y lastime a mis hermanos.

—Estas bien, tu estarás bien—asintió seguro Shinichiro pegandola a su cuerpo—No te dará nada y no eres capas de herir a tus hermanos.

¿Por qué los problemas que cargaba por su madre no la dejaban ser libre?—Se preguntaba Umi.

El confortable abrazo que le brindaba el peli negro es cálido, como la luz del sol dentro de un mundo obscuro que la deja ánimos para seguir.

Ya sin querer hablar más de ella pregunto por algo que llamó su atención—No sabía que fuiste pandillero—le comentó levantando su cabeza para ver al contrario.

En su taller tenía un retrato donde estaba él con sus amigos y trajes negros de pandilleros. Todos muy intimidantes detrás de Shinichiro menos él que tenía una pequeña sonrisa en sus labios, sentado en el piso con el cartel.

Agarro el retrato y se lo dió a la fémina para que lo mirará mejor, los dos estaban sentados en un mueble.

—Me veo guapo, verdad—se rió de si mismo tomando de su bebida.

—De hecho si—susurro sorprendido al chico que casí escupe el refresco—Que gran cambio el de tus amigos, tu estas exactamente igual—mencionó levantando la fotografía para comprarla con el Shinichiro actual—Se puede decir que te quedaste en ese año.

—¿Necesito un nuevo cambio?—cuestionó mirándo su ropa.

—Tengo una idea—dejó el retrato y se levantó un poco para despeinar el cabello negro, bajando todos esos mechones que tenía hacía arriba que desafiaban a la gravedad—Listo, no es necesario un corte de cabello o algo.

—Soy completamente otra persona si no me peino—tomó la cintura de Umi para sentarla en sus piernas—Gracias linda.

—Un placer—. Sus manos subieron hasta sus mejillas para acariciarlas y darle un tierno beso en los labios y por el rostro.

Por primera vez Shinichiro era correspondido y lo sabía, cada uno tenía sus luchas y responsabilidades el cariño es mutuo, ella lo amaba y él a ella, aun así te ia ciertas inseguridades que salían de vez en cuando como ahora. Se separó con una cara afligida e insegura, pero habló.

—¿Qué es lo que te gusta de mi, Umi-chan?

No era guapo o no tanto como para alcanzar los estandares de las chicas, era alto pero demaciado delgado que parecía que el aire se lo llevaría volando como a una hoja, no tenía un trabajo "honorable" que lo hiciera ganar mucho dinero y más defectos que solicitan recalcarle a lo largo de su trayectoria de vida.

¿Por qué lo amaría ella? Umi si era bonita, trabajadora y saco delante a sus hermanos a una temprana edad, fuerte y decisiva en sus decisiones o convicciones.

—Tus orejas.

Esperaba muchas respuestas, pero no esa.

Se sonrojo ocultando sus grandes orejas con el cabello. Otra de las inseguridades que tenía de su cuerpo.

—Lo digo en serio.

—Yo también—respondió apartando los mechones negros—Labios, manos, espalda, abdomen, ojos, cejas y el color rojizo de tu piel cuando estas bajo el sol, todo es lo que me gusta. Ahora en términos de sentimientos, creo que es una larga lista de cosas que me encantan de tu persona.

—Soy muy delgado...

—Te daré de comer.

—No soy fuerte.

—No necesitas serlo.

—Y si...

—Shinichiro Sano, tú me gustas—beso su frente—Por favor deja de rebajar a tu personas, eres importante para mí.

¿Rebajarse? ¿Desde cuando lo había empezado a hacer? Ah, cierto. Shinichiro lo hacía desde que todas esas chicas le recalcaban lo que no les gustaba de su físico y personalidad.

Ni cuenta se dió cuando comenzó a derramar lágrimas. Ella lo aceptaba con cada defecto que él veía.

—Te amo—exclamó para después besarla.

Ellos dos experimentaban en carne propia lo que era el abrasador amor que se tenían el uno para el otro, esa intensa emoción que los rodeaba y tenían la virtud de encontrarla. Sus cuerpos, sus mentes y almas lo sabían...

La ternura con la que se trataban era magnífica para ellos, no era un simple amorío de jóvenes, tenían claro que se amarían hasta morir.

Compartieron su tiempo juntos hasta que dieron las doce de la noche; Shinichiro la llevaría a casa aunque no quería, deseaba que se quedará a su lado para dormir juntos abrazados en su cama, acariciando su cabeza y verla como el tonto que era.

Estaría eternamente agradecido con todas esas mujeres que lo rechazaron, no se cansaría de pensarlo apesar de todos los malos ratos que lo hicieron pasar para llegar hasta a Sakurai Umi.

Condujo por las tranquilas calles con la chica recostada en su espalda y con sus brazos rodeando su torso.

Esas pequeñas muestras de afecto son las que más le gustaban, no necesitaban palabras y eran perfectas para ambos.

Subieron por las escaleras hasta llegar a su piso donde estaba su departamento, abrió la puerta con sus llaves y volteo a verlo.

—¿Hoy en la tarde en tu casa?—quizo saber.

—No tienes que hacerlo... Tienes trabajo y tampoco quiero que lo descuides—mencionó.

—Le diré a mi mellizo que tome mis últimas horas, aparte es bueno que Usagi salga más de casa y la cafetería, los niños y nosotros podemos hacer chocolates... Por cierto, no ví a tu otro hermano—recordó tomando su barbilla.

—... ¿Otro hermano?—quizo saber Shinichiro confundido.

—Si, él chico de piel morena, ojos de un tono morado y cabello albino largo—describió lo que resaltaba más del chico—Como de esta estatura—colocó su mano un poco más arriba de su cabeza—Hablo de ti e hizo muchas preguntas extrañas, se veía inquieto.

—Ya se de quien hablas... Es poco complicado de explicar, pero si, es nuestro hermano—aseguró sonriendo—O pronto lo será.

Lo último dijo sorprendido un poco a la fémina, pero le regreso la sonrisa.

—Eres muy lindo Shini-kun.

—¿Lo soy?

Ella asintió manteniendo su gran sonrisa y agregó—Espero que puedas presentarmelo algún día.

—Eso haré—nervioso desvío su mirada.

—Bien, entonces descansa y duerme bien—beso su mejilla como despedida—Te veo de rato.

—Tú también descansa, Umi-chan—agitó su mano retrocediendo para irse, chocando con un bote de basura que estaba en la entrada de unas de las puertas más cercanas de sus vecinos, cayendo de espaldas y provocando un ruido doloroso.

La castaña apretó la mandíbula con un gesto de dolor, pero se rió al verlo levantarse como si nada y sacudiendo su ropa para marcharse avergonzado.

Su torpeza es encantadora.

Entró a casa caminando directo a la sala donde la luz de la tele encendida iluminaba la oscura habitación, en los sillones estaban sus hermanos durmiendo y la menor con su pie en la cara de Tochi y roncando. Suspiro apagando la vieja televisión y se acercó inspeccionando a sus hermanos, son como dos bebés a los que tenía que estar cuidando todo el tiempo, apartó el cabello de Usagi y beso su frente.

—Ya llegaste—murmuro Tochi despertando, estirándose como un gato—Mamá me llam-

—Lo sé, a mí también me llamó—jugó con un pequeño rulo de la menor—Me cansé de huir de ella, que venga.

—Pero....

—Me oíste, no voy a huir y espero que tu tampoco.

—Cambiaste, parece que te encariñarte con el lugar.... O con alguien. Tienes mi apoyo en lo que sea hermanita.

«Una persona inteligente resuelve un problema. Una persona sabía lo evita.  —Albert Einstein»

Nadie me va a quitar el headcanon de que Shinichiro se pone como camarón por el calor o el sol.

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Perdón por faltas de ortografía.

@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎⛓️

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