10
Dejando a Usagi en la escuela se encaminó a su cafetería, emocionada miraba su celular esperando algún mensaje que podría llegar en cualquier momento por parte de Shinichiro.
No podía creer que realmente lo había besado en la mejilla y como aceptó salir a una cita con ella, pero estaba encantada, aún no acordaban la hora pero sería ese día.
Al llegar al local se encontró con los tres chicos sentados en la banqueta esperando a que abriera la puerta.
—¡Sakurai-san!—exclamo la chica saludando con mano. Su nombre era Aiko, una adolescente y hermana menor de Yukio—¡Se hizo un lindo cambio de look!
—No grites—la regaño Taki, amigo de ambos hermanos—Buenos días senpai.
—Chicos, les dije que dejaran de tratarme con tanta formalidad, es vergonzoso—comento sacando sus llaves para abrir la puerta para que pasarán—Siempre llegan antes que yo, creo que si será mejor dejarle las llaves a Yukio.
El mencionado sonrió triunfante, burlándose de su hermana que le saco la lengua.
Ya que tenía a esos tres chicos trabajando para ella las cosas se hicieron sencillas, ellos atendian a los clientes y la ahora castaña se encontraba en la cocina preparando los pedidos.
Permaneció tranquilo la mañana por lo que tomó un descanso para ver su teléfono, efectivamente había un mensaje del chico alto. Sonrió mirando el aparato, tendría que cerrar antes si quería cambiarse y arreglarse.
Su tranquilidad se fue al escuchar unos cuantos reclamos afuera de la cocina. Al salir se encontró con Taki hablando con una figura más pequeña.
—Pero quiero que tenga más crema y forme un oso monstruoso—se quejaba aquel rubio con un puchero en su cara—Sakurai-chan es buena conmigo, quiero verla.
—¿Mikey-kun?—cuestiono llegando a la barra—¿Qué pasa, hay un problema?
—Bueno... Veras, este niño siempre te esta buscando y pide cosas fuera del menú—explicó Taki rascando su nuca sin saber que hacer—Siempre viene cuando no estas así que solemos decirle amablemente que no tenemos lo que ordena.
Rió colocando su mano en el hombro del chico—Yo me encargo, ve con los demás y mira en que puedes ayudarlos.
Él niño rubio se había convertido en un cliente regular, pasaba todas las mañanas o algunas veces en la tarde con su amigo o su hermana.
Su presencia pareció alegrar a Mikey que sonrió mostrando sus dientes.
—¿Y bien? Lo que necesitas es un oso monstruoso—inquirió por lo que el contrario asintió varias veces—Entonces pongamos esa crema—mostro el bote agitandolo para ponerle al vaso—Tú dime hasta donde.
Fue subiendo y subiendo formando un enorme oso de crema batida.
—Ya—aclaró emocionado viendo la bebida.
—No olvides el toque final—le colocó una cereza como sombrero en la cima y un popote—Disfrutalo.
—Muchas gracias Sakurai-chan—agradeció probando la bebida, por lo que sus ojos brillaron—Aah, ¿si tienes novio le prepararías estos postres tan deliciosos siempre?
Sorprendida por su pregunta lo pensó un rato, claro que utilizaría a su novio para que pruebe cada uno de sus pastelitos y bebidas.
—Pues claro... Pero creo que fastidiaría en algún momento—cerró sus ojos pensando.
—¡Yo nunca me cansaría! ¡Se mi novia Sakurai-chan!—bramo repentinamente de golpe.
Cómica forma de que le pidieran tal cosa y más viniendo de alguien menor. Sólo pudo sonreírle y rechazarlo intentando no lastimar su coranzoncito.
—Ay Mikey, no puedo aceptar tus sentimientos—le regalo una cálida sonrisa palmeando sus cabeza—Pero eres bienvenido siempre, te preparare lo que quieras aunque sea muy difícil—se agachó un poco para estar a su estatura—¿Si?
No tan convencido gruño frunciendo el ceño al ver lo que hacía. Sintiéndose pequeño delante de la hermosa chica que lo acaba de rechazar sutilmente, recordandole a su hermano mayor.
Su primer rechazo...
Tendría que pagarle esos cien yenes a Shinichiro.
De hecho no lo pensó cuando se confeso sólo lo hizo y ya.
—¿Habrán banderitas?—pregunto aún con el mohin.
La chica se confundio al escuchar la palabras banderitas, pues nunca se le ocurrió ponerlas en su postres, sólo las veía en las comidas infantiles.
Apuntó de contestar le entró una llamada con el nombre de Shinichiro en la pantalla.
Miro al niño y luego a su teléfono.
—Veré lo de las banderitas, tengo que responder—dijo disculpándose para irse a la cocina y presionar el botón para responder.
—"Umi-chan, ¿estas ocupada?"—inquirió. A fondo se escuchaba mucho el viento y el motor de su motocicleta.
—"Estoy trabajando pero todo esta en orden..."
—"¿La cita sigue en pie?"
Levanto su mira al ver que Aiko entró al área escuchando la conversación.
—"Ahora estoy trabajando, no puedo dejar a mis empleados aquí sólos"—le aclaro aguantando la risa al ver a la chica haciendo gestos graciosos para que se fuera a su cita—"Que tal más tarde".
Aiko negó con los brazos tratando de decirle que ellos estarían bien.
—"Creo que debí preguntarte antes de venir por tí"—afuera se escucho el ruido que producía su motocicleta.
La peli negra salió corriendo de la cocina para checar que efectivamente el chico estaba afuera, pronto regreso apuntando a la puerta trasera.
Susurrando habló—¡Tienea que ir!—dijo apujando su espalda.
—"Esperame un minuto Shinichiro-kun"—pidió para colgar y entrar en pánico junto a la más jóven—¡Ni siquiera me e cambiado!
Vestía unos pantalones negros y una camisa blanca con un delantal de perritos puesto, su cabello estaba amarrado en una coleta alta.
—¡No puedes plantar a ese tipo que llegó por ti!—chillo inquieta—Haber dejame...
Se acercó a la castaña retirando ese delantal y soltando su cabello rizado para acomodarlo a sus costados, al darse cuenta que no tenía maquillaje corrió por el suyo y le pinto los labios con un color rojo.
—Quitate esos tenis—ordenó igualmente quitando sus zapatillas para dárselas—¡Rápido, que se te va!
—¡Ya voy!—soltó tomando asiento para cambiar sus calzados.
A tropezones fue empujada hasta la salida trasera por la muchacha, al salir se encontraron con Shinichiro mostrando una hermosa sonrisa al verla, cargando un pequeño ramo de flores rojas.
—Cierren bien la cafetería y cualquier cosa pueden llamarme... Gracias—le dio las llaves y abrazo a chica que definitivamente se había hecho su amiga.
—A la orden jefa, pasen bonita tarde—hizo una pose militar y regresó al trabajo.
Volteo para acercarse el peli negro que no dejaba de tener esa sonrisa en sus labios.
—Pensé que ya no saldrías... Pero aquí estas—bajo su cabeza nervioso, dejando de recargarse contra su motocicleta para también acercarse a la chica—Te traje flores, no sabía cuales son tus favoritas pero el señor de la florería dijo que estas eran perfectas, no significa que las demás sean feas ni nada sólo que estas tienen un lindo color Y me recordaron también a tu antiguo color de cabello. Aunque si no te gustan no tienes que aceptarlas, de todos modos-
Umi las tomó riendo por todo lo que decía a una velocidad sorprendente.
—Mientras vengan de tu parte están bien—comento oliendo el aroma de las flores—¿Y a donde vamos a ir?
—No se... A donde el aire nos lleve creo—le extendió su casco.
Subieron a la motocicleta, Umi abrazando la cintura de Shinichiro que arrancó listo para iniciar su recorrido.
En otro lado salió un rubio de la cafetería, reconociendo el ruidoso motor de cierta moto, seguro de si mismo buscó de donde provenía el sonido y vió a su hermano con una chica que no logró distinguir por el casco que cubría su rostro. Sabía que estaba raro últimamente; entre cerro los ojos curioso al ver aquella escena queriendo saber quien era esa misteriosa chica por la cual su hermano se perdía todas las tardes e incluso noches.
De regreso con ambos jóvenes.
Acabaron comprando un ramen instantáneo en una tienda para comerlo en un puente donde se podía apreciar la puesta de sol y pronto las luces de la ciudad de Tokio.
—Aaah, me quemé la lengua—exclamó el chico sacando la lengua.
—Te dije que aún estaba caliente—se atacó de la risa moviendo tu ramen con los palillos.
Puede que no era mucho pero estaban cómodos, no necesitaban ir a un lugar costoso para pasarla bien juntos, su compañia bastaba.
Recargados contra el barandal y comiendo un ramen.
—Olvide preguntarte, ¿Usagi se encuentra en casa o donde?
La teñida se quedó un rato pensando para posteriormente responder—Esta con mi mellizo, dijo que estaba unos días libres por lo que se llevó a nuestra hermana a Roppongi de paseo.
Se quedaron un rato así hasta que comenzó a hacer frío por lo que ya era hora de regresar a casa.
Delante de la puerta del apartamento de la castaña se quedaron para despedirse. Con las flores en brazos dio la vuelta para ver a Shinichiro.
—Te agradezco por aceptar el paseo en medio de tú trabajo... —sin saber más que decir guardo silencio.
¿Estaba bien si Shinichiro quería besarla?
Era su primer cita y le daba miedo apresurar las cosas o que Umi se molestara, no quería romper ese lazo que estaban formando poco a poco por un error que podría cometer. Sentían cierta tensión y no sabían por que... O bueno, ella si lo sabía.
Abrió la puerta y dejó las flores en el mueble que tenía, giro sobre sus pies y paso sus brazos alrededor del cuello del contrario.
—Relájate—murmuro levantando su cabeza para poder verlo, al ser mucho más bajita lo atrajo a ella para quedar a milímetros de sus labios.
Sus respiraciones podían escucharlas y sus latidos golpeaban sus cajas torácicas fuertemente por lo que pasaba.
Una vez unieron sus labios lentamente sintieron esa magnífica explosión de sensaciones imaginables, queriendo más y más como si de una droga adictiva se tratara.
Requerían más.
El beso se intensificó volviéndose uno más apasionado; la chica retrocedió siendo seguida por el peli negro que cerro la puerta del departamento, adentrándose al hogar de Umi.
Tan preocupado estaba queriendo enamorar a la jóven que no noto que ya lo había logrado desde que se conocieron.
«Amor, romanticismo, seducción, union, pasión, belleza, respeto. Eso y más era el significado de aquellas rosas rojas que le había dado»
¿Detalles? ¿Los necesitan?
@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎🥀
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