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cuatro

—Buenos días —un vaso de café caliente de la cafetería favorita de Jin es dejado sobre la mesa en la que se encontraba estudiando y un beso fue depositado sin aviso en su cabellera.

Jin sonríe y se gira a mirar al moreno que ahora se deja caer a su lado en la banca, también sonriéndole en grande. O eso supone Seokjin al ver sus ojitos hechos medias lunas pues no le es posible verle los labios debido a que la mitad de si rostro está escondido detrás de una bufanda color marrón.

—¿Tus clases no inician como en dos horas?

—Sí pero tú tienes examen temprano así que quise venir a verte antes.

El mayor niega con diversión y vuelve su atención a sus apuntes, dándole una última leída al tema mientras Namjoon se queda ahí, recostándose sobre la mesa para observarlo.

El parcial final del semestre estaba a punto de terminar, con sólo unos días antes de que noviembre acabara, aquellos jóvenes asistían a sus últimas clases vistiendo ropa abrigadora y bebiendo bebidas calientes, reuniéndose en la biblioteca donde se resguardaban de los vientos fríos en la universidad y cuando terminaban, solían comer en cafeterías calentitas, charlando tranquilamente.

Namjoon miraba su inicio de Facebook mientras esperaban que sus platos fueran servidos. Estaban cenando en un pequeño restaurante familiar luego de clases, y mientras miraba sus notificaciones y calendario, hubo algo que llamó su atención.

—¡¿Eh?!

Jin fue sorprendido por el repentino grito del menor frente a él.

—¿Qué tienes?

—Nada —respondió de inmediato, mostrándole una sonrisa de niño inocente. Jin frunció las cejas y asintió, volviendo su mirada a su propio teléfono. Y tras unos momentos, Namjoon volvió a hablar—. Tú... ¿Estás libre la próxima semana?

—¿La próxima sema-? Aaaahh~ —Jin sonrió cómplice, entendiendo de inmediato a lo que Namjoon se refería—. Sí, estoy libre pero supongo que por la noche no tanto.

—¿A qué te refieres?

—Yoongi, Seunghyub y yo solemos pasar nuestros cumpleaños juntos yendo por un trago, es algo como una tradición de amigos, ni siquiera necesitamos ponernos de acuerdo.

—¿Crees que pueda tenerte el resto del día? Así puedes ir con tus amigos por la noche.

Jin apretó los labios, virando los ojos hacia arriba pensativo. Aquella invitación era más que una salida de amigos, sin embargo, hubo algo dentro de él que estaba ansioso de aceptar su propuesta y disfrutar de su cumpleaños con alguien más allá de ser sólo una noche de copas y charlas amistosas.

—Hm... Está bien.

—Genial, es una cita entonces —Namjoon sonrió de lado, viéndose coqueto. El corazón de Jin brincó y fue salvado por el mesero que llegaba a entregar sus platillos.

《 ♡ 》

—Hey —saluda Namjoon, una vez la ventanilla del auto fue bajada luego de que detuviera el vehículo frente a Jin que esperaba de pie a la orilla de la acera—. Feliz cumpleaños.

Los labios del mayor formaron una sonrisa a la vez que abría la puerta del asiento del acompañante para entrar y tomar el lugar.

—Gracias —dice, acomodándose y ajustando el cinturón de seguridad—. No sabía que tenías un auto.

—No lo tengo, se lo he pedido prestado a Hoseok —Jin asintió entendiendo y formando una o con sus labios, observando el interior del vehículo.

Eran pasadas las dos de la tarde cuando arribaron a un bonito restaurante que claramente lucía poco accesible, lo que hizo a Jin sorprenderse, sin creer que realmente estarían teniendo una comida en un lugar como ese.

Namjoon saludó al recepcionista, le dio su nombre y el empleado los dirigió a una mesa para dos preparada con antelación, alejada un poco de las demás ocupadas y en un espacio precioso que tenía vista hacia la ciudad. Obtuvieron el menú antes de que el empleado se alejara, dejándolos solos.

—¿Cómo conseguiste una reservación aquí? —pregunta con genuino interés el castaño, Namjoon sonríe de lado y alza la mirada del menú para mirarlo coqueto.

—Tengo mis contactos —un guiño acompañó aquella respuesta cliché, haciendo a Seokjin virar los ojos con gracia.

Se sentía como en una escena de drama, uno un poco diferente, donde dos chicos tenían una cita elegante y de ensueño. Se sentía... consentido, y eso le causaba un extraño calorcito en el pecho.

Después de que la comida fue ordenada y traída, mantuvieron una rica y cómoda charla de todo un poco, donde hubo risas, preguntas, sorpresas y uno que otro dato tipo TMI que hizo más entretenido el rato.

Ya habían pasado casi tres horas en el restaurante, por lo que, por obvias razones, ya era momento que ponerse en marcha. Namjoon avisó que iba a pagar la cuenta, pidiendo que lo esperara. Jin asintió, tomando su teléfono que yacía sobre la mesa y al tomarlo torpemente se le cayó al suelo. Namjoon hizo el intento de ir hasta él y levantarlo pero Jin le detuvo. Se agachó a recoger su móvil con vergüenza golpeándole por dentro y cuando estuvo de vuelta, erguido derecho en su silla, Namjoon ya no estaba, lo cual lo hizo suspirar de alivio. Sin embargo, inmediatamente se dio cuenta de algo nuevo en su mesa: una cajita alargada de terciopelo negra le miraba justo enfrente suyo.

Nuevamente, un extraño sentimiento burbujeó en su interior.

Sin tiritar tomó la cajita y la abrió, encontrándose con un elegante reloj de muñeca von extensible plateado y carátula de un color parecido al hueso. Sus ojos se ampliaron con real sorpresa y se sintió un poco abrumado de recibir aquello.

—¿Te ha gustado tu obsequio de cumpleaños?

La voz de Namjoon lo hizo saltar en su lugar. Cerró la cajita y la dejó nuevamente en su lugar.

—No puedo aceptar esto, Namjoon. La invitación de hoy era más que suficiente, no tienes por qué gastar tanto en mí —le explicó con leve preocupación en su voz.

La expresión del moreno cambió un poco y antes de que pudiera contestar algo, Jin ganó la pañabra: —Iré rápido al baño.

Seokjin se tomó su tiempo ahí dentro, debatiendo consigo mismo el peso de las acciones tanto de Namjoon como suyas. Tenía en claro que el menor iba en serio con él, quería una relación y no parecía querer echarse para atrá hasta obtener lo que quería. Y si bien él mismo no estaba seguro de querer una relación, y la idea de que fuera con otro chico aún se le hacía extraña en su mente, pero había algo más fuerte ahí dentro de su cabeza que le hacía querer estar con Namjoon, pasar más tiempo con él.

En este corto tiempo, Namjoon había logrado lo que muchas chicas jamás, el hacer que Jin se interesara de vuelta.

Tomó una profunda respiración, la mantuvo dentro dos segundos y luego la expulsó, listo para volver.

Salió del cubículo, yendo directamente a lavarse las manos. Cuando subió la mirada y observó a través de la pared de espejos que había ahí, sintió un escalofrío al notar a Namjoom recargado en el umbral de la puerta, de brazos cruzados y mirada penetrante.

Jin quitó las manos del chorro del agua, haciendo que el sensor ya no detectara el calor y detuviera la salida de agua. El lugar se quedó en silencio por un corto instante. Namjoon comenzó a caminar lentamente hacia Jin. Sus pisadas resonaban en las cuatro apredes del lugar, haciendo su andar aún más llamativo. Arrancó un poco de papel y al llegar hasta donde Jin, tomó sus muñecas para poder secarle sus aún mojadas manos.

El silencio siguió. Namjoon no decía nada, solamente se dio a la tarea de secar mas manos ajenas mientras Jin sólo le observaba el rostro.

Cuando terminó su labor, solamente liberó una de ellas, sosteniendo aún la zurda con su mano derecha, llevo su mano libre hasta su bolsillo y de él extrajo el reloj, lo colocó alrededor de la muñeca de Seokjin y lo abrochó.

—Nam...

—No debes preocuparte, es un obsequio de todo corazón —le interrumpe—. Por favor no te ofendas ni tampoco lo veas como una manera de presionarte, simplemente deseaba poder darte este regalo. Cuando lo vi en el aparador, no pude dejar de pensar en lo bien que se vería en la muñeca de un futuro abogado exitoso como tú.

Al finalizar sus palabras, Namjoon liberó la mano de Seokjin y se echó un paso atrás, dándole espacio al mayor. Éste miró el reloj ahora en su muñeca y luego volvió a mirar los ojos marrón oscuro del moreno.

—¿Podrías aceptarlo? —su voz fue baja, suave y envolvente, perfecta para hipnotizar los sentidos de Seokjin.

Algo en el ambiente había cambiado. Seokjin tragó en seco, sabiendo que la pregunta tenía más significado que sólo ese, así que titubeó un poco, mientras Namjoon se acercaba a él y cuando lo tuvo realmente cerca no pudo evitar mirar aquellos labios ligeramente sonrientes, acompañados de preciosos hoyuelos.

Y después de tener una muy rápida y catastrófica guerra en su mente, respondió: —Sí.

Sin poder resistirse más, se lanzó a los brazos del menor, atrapando aquellos preciosos labios con los suyos en un beso cálido y necesitado. El beso gritaba lo mucho que Jin había estado sin hacer algo así y lo mucho que Namjoon había estado anhelando hacerlo con él.

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