
O6
POV Mina
Al ver las luces apagadas supuse que mi padre no estaba en casa. Como era viernes lo más probable era que estuviera en el casino o en alguna ruta buscando "mujeres fáciles".
Ilusamente pensé que no habría de qué preocuparme esta noche.
Me dirigí a mi cuarto y me tumbé sobre el duro catre abrazando mi guitarra con fuerza. No fui consciente de lo cansada que estaba hasta que todo a mi alrededor se tornó oscuro y silencioso.
Caí dormida sin darme cuenta, pero desperté enseguida al escuchar gritos y golpes detrás de la puerta de la habitación. Era él.
—¡Mina! ¡No veo mi cena en la maldita mesa! —Ya estaba acá—. ¿En dónde anduviste todo el día? ¡¡¡Habla!!! —La palma de su mano impactó contra mi mejilla. Estaba ebrio como siempre, su horrible aliento lo delataba— No me digas que ya te andas regalando —Me sujetó fuerte del hombro. Mi mejilla dolía pero tenía que aguantar.
—No lo hago, déjame en paz.
—¿Que yo te deje en paz? ¡Maldita insurrecta! —escupió tirándome al suelo con brusquedad. Ya veía venir las patadas—. Los jóvenes de hoy en día no saben respetar a sus superiores pero les enorgullece ser unos inútiles. Te enseñaré a... Ya sé, es por esto, ¿no? Tus malditos modales —Antes de que pudiera impedirlo, mi guitarra ya estaba en sus manos. Por primera vez después de mucho tiempo sentí miedo.
—¡Por favor, no! —Supliqué en un vano intento por que la soltara— ¡Golpéame todo lo que quieras pero suéltala!
—¡¡¡Tienes que aprender a respetarme!!!
1... 2... 3...
Fueron los violentos choques de mi amado instrumento contra el piso de madera fría y húmeda.
Mis miserables lágrimas teñían mis mejillas una vez más, odiaba esta sensación de sentirme insignificante frente a él pero ¿qué más podía hacer? Así era como estaba escrito todo en mi asquerosa vida.
No importaba lo que yo quisiera. En el mundo en el que convivía con mi padre estaba prohibido todo tipo de amor y de sueños. Solo las pesadillas eran bienvenidas.
4... 5... 6...
Odiaba no poder salir de ese mundo.
8... 9... 10...
¿Por qué?
Aún después de destrozarla siguió pisoteándola hasta despedazarla por completo, hasta que ya no quedó nada más por destruir y recién entonces se marchó.
Ni una cuerda se salvó, solo más dolor acumulándose en mi pecho.
Es cierto. Soy una inútil.
POV Chaemi
—¡Y se puso a bailar delante de todos!
—Ajá.
—Como si no bastara, Taehyung subió al escenario también y le siguió la corriente, pero él estaba bebido a diferencia de Chaeyoung que no tiene excusa.
No sé si la bruja Zhou estaba siquiera escuchándome pero necesitaba expresarle mi indignación a alguien.
—¿Y?
—¿Le parece poco?
—Qué chico más dramático.
—No lo soy. Si yo hiciera algo semejante ella me regañaría sin dudarlo. Como siempre lo hace.
—En el futuro querrás decir, cuando ya es adulta y porque es tu madre.
—"Madre", claro.
—Sabes, tengo la impresión de que estás enfadado con ella.
—Porque lo estoy. ¡Me mintió! Ella y mi madre no se conocieron en la universidad como me lo dijo. Ya se conocían desde mucho antes. Van a la misma escuela, joder, concurren los mismos sitios, ¡son vecinas! —Suga me lo dijo anoche— ¿Por qué me mintió?
—Ha de tener sus razones.
—No me interesa. Hice este viaje para conocer a mi padre y eso, como usted bien dijo, es en lo que me enfocaré. Es más, estoy un noventa y ocho por ciento seguro de que es Taehyung. Ayer, antes de irme del bar, los vi charla... Bueno, fue más como una pequeña discusión de pareja, no llegué a escuchar pero seguramente mamá Mina lo regañó porque bebió y se puso a bailar como loco. Luego lo ayudó a subir a la camioneta del otro chico, el baterista. ¡AH pero antes se tomaron de las manos y se abrazaron como en la escuela!
—Entonces es su novio.
—Están en la misma banda de música y realmente se ven como una pareja.
—¿Se ven o se comportan?
—Ambas. Si viera como se pasan toda la mañana juntos en la escuela, se dan abrazos cargados de afecto y hasta tienen el mismo tinte de cabello.
—¿Sabes en qué fecha fuiste concebido?
Qué rayos.
—Ugh, por supuesto que no, ni quiero saberlo.
—Así sería más fácil calcular.
—Taehyung es mi padre y están juntos. No tengo pruebas pero tampoco dudas. Además él es un buen chico, lo sé.
Por ahora no quiero saber más que eso.
—Si tú lo dices. Igualmente debes corroborar todo lo que afirmas, no debe haber margen de dudas.
—Por eso debo conocerlo mejor y qué mejor manera de empezar que frecuentando los mismos sitios. Iré a desayunar a Wendy's Bar.
Me levanté de mi cama donde estaba recostado y fui por mi chaqueta.
—Entiendo que estés un poco ofendido con tu otra madre, que por cierto qué alivio que haya aparecido, pero recuerda que debes estar atento a lo que haga, porque en la medida de qué tanto actúes dependerá los cambios que se produzcan en el futuro y el presente, eso incluye las acciones de tu madre Chaeyoung las cuales a su vez pueden desencadenar en otras. Digo esto dando por sentado que tus padres están juntos, como tú dices, de no ser así todo se tornaría más complejo y complicaría todo.
—Estaré al pendiente de Chaeyoung, no hay de qué preocuparse —dije para despreocuparla, antes de cerrar la puerta.
Por suerte mi residencia temporal no quedaba lejos de Wendy's Bar y llegué a pie en veinticinco minutos. Al parecer se avecinaba una tormenta, poca gente andaba en las calles y había mucho viento. Al llegar, me metí rápido al restaurante frotando mis manos entre sí para calentarlas.
Iba al fondo del local cuando vi sentado solo junto a la ventana a Taehyung, tenía los tobillos cruzados y el mentón en la mano pensativamente.
Esta es mi oportunidad para despejar dudas.
Tomé una bocanada de aire y me dirigí a él con un saludo. Sin embargo, él ignoró mi presencia.
—¿Taehyung...?
—¿Huh? Oh, Chaemi, lo siento, no te vi.
—No pasa nada. ¿Puedo sentarme aquí?
—Claro.
—Estoy sorprendido por lo diferente que se ve este lugar a comparación de anoche. Por cierto, tal vez no lo recuerdes pero vine a verlos y disfruté mucho de su presentación. De verdad tienen mucho potencial.
—Gracias.
—Hoy vendré a verlos también.
—Okay.
—Hoy tocará la banda, ¿no?
—No lo sé —resopló, bajando la vista a sus manos apoyadas en la mesa.
—¿Estás... bien? —Percibí que algo pasaba, más bien era evidente, no despegaba la vista de la ventana y una de sus manos no paraba de dar golpecitos contra el soporte, tampoco actuaba igual que cuando charlamos en la escuela o ayer.
—Se podría decir —Alzó la vista—. Oye sí, recuerdo que te vimos en la barra —Tal vez es resaca. No, hay algo más—. Le caíste bien a Suga.
—Es bueno saberlo, si me junto con ustedes tal vez me haga popular o me sirva para hacer un amigo —Reí.
—Que no soy popular, pero sé a lo que te refieres. Es difícil ser "el nuevo" en la ciudad, en el vecindario, en la escuela, lo sé. Tú tranquilo, ya harás amigos.
—Ojalá sea pronto.
—Si no tienes a nadie, puedes andar con nosotros.
—¿En serio? —Asintió—. Guau, gracias.
—No hay de qué.
—A propósito, anoche te pusiste a bailar...
—No, es decir sí, más bien... Anoche estuve un poco loco. No es que me guste bailar la macarena en cualquier lugar y hora del día, bebí un poco y... Bueno, quería distenderme supongo.
—Ya veo —Y volvió a mirar por la ventana pensativamente—. Ojalá el resto de la banda se lo haya tomado con gracia, lo digo por Suga ya que por ahora solo he tenido la chance de hablar con ustedes dos. Espero conocerlos mejor y agradarles a todos.
—No tienes que "agradarnos", solo se tú mismo y te aceptaremos tal cual eres, mientras no seas un patán, ja. Suga se molestó conmigo pero ya hicimos las pases, él es muy atento con la banda y se preocupa por nosotros y nuestra reputación. Puede parecer antipático pero solo por fuera.
—Entiendo.
—Solo cuida de no hacer payasadas delante de él porque lo detesta. No le gustan los payasos o chicos clowns, de hecho no tolera lo lúdico o lo satírico —Su expresión se tornó más seria—. Te contaré una cosa para que no metas la pata —Siguió y yo asentí prestando atención—. Cuando él era niño su padre se disfrazaba de superhéroe para animar fiestas infantiles y carnavales, ese era su trabajo. Tristemente ya falleció aunque de manera muy injusta. Fue al reclamarle su paga al organizador de un carnaval en el que había participado pero en lugar de pagarle el maldito le disparó hasta matarlo. Estaba ahorrando dinero para comprarle la bateria a Suga. Por supuesto que él no lo sabe, su madre fue quien me lo contó, supongo que necesitaba desahogarse. Le prometí que jamás se lo diría a Suga así que por favor tú tampoco lo hagas.
—Lo prometo.
—Seulgi... Ella es maravillosa pero no le preguntes por su madre.
—¿Qué le pasó?
—Tiene problemas con el alcohol, pero se está rehabilitando, aun así es un tema delicado para ella.
—No preguntaré, seré cuidadoso.
—No debería contarte nada de esto, pero si vas a andar con nosotros es necesario que lo sepas —Y menos mal porque sí hubiera metido la pata—.¿Qué hay de ti? ¿De dónde eres?
—Yo... vengo del extranjero. Vivo con mi madre y... bueno, no conozco a mi padre.
—Lo siento.
—Descuida —Creo que ya lo estoy conociendo—. Sabes, te ves decaído, ¿sucedió alguna cosa? ¿quieres hablarlo? Tal vez pueda ser útil.
—Por lo visto soy pésimo actuando. Pues sí, la verdad es que estoy preocupado por Mina.
—Ella es...
—La chica pelirroja que tocaba la guitarra ayer, no sé si la recuerdas.
—Sí, creo que sé a quién te refieres —A mi madre por supuesto—. ¿Le pasó algo?
—Eso es lo que no sé y me mantiene en vilo. Ayer se enojó conmigo porque bebí mucho. Yo le prometí que ya no lo haría después de que casi chocamos con la furgoneta una vez —Suspiró—. El caso es que he intentado comunicarme con ella durante toda la mañana y no me contesta, dejé mensajes de texto y nada.
—¿Ya fuiste a su casa?
—No. Ella no quiere que vaya porque su padre me odia. Si voy le causaré más problemas de los que ya tiene.
—Espera, ¿dijiste padre?
—Sí.
Entonces lo de la tía fue otro invento. Bravo, Chaeyoung.
—Él es...
—Myoui Akira. Es un exsoldado japonés, un viejo maldito. Nadie lo quiere en el barrio. El caso es que me odia porque dice que llevo a Mina por mal camino con lo de la banda, no sé con qué autoridad moral lo dice. Ya me amenazó varias veces.
—¿Y su tía? Quiero decir, ¿qué hay de su madre?
—No tiene. Pero volviendo al tema, excepto su casa la busque por todos lados.
—Vayamos allá. Distraeré a su padre para que puedas hablar con ella.
—¿Seguro?
—Mina es importante para ti.
—Mucho.
Taehyung era sincero, lo sabía.
¿Y si es él? Tiene que ser él.
POV Jeongyeon
Cómo amaba los sábados.
Mucha gente aprovechaba el fin de semana para holgazanear, no era mi caso ya que el sábado era mi día favorito de la semana. Significaba solo una cosa para mí: Skate.
Saqué mi patineta de debajo de mi cama y bajé a la cocina por una manzana del refrigerador. Le di una mordida y tomé otra para el camino.
—¡Chaeyoung! —Llamé desde las escaleras— ¡Saldré con mi patineta a dar una vuelta, avísale a mamá cuando regrese de la tienda! —Le di otra mordida a la fruta esperando una respuesta pero no hubo ni una señal de vida— ¡Chaeyoung!
¿Sigue dormida acaso?
Con curiosidad, subí hasta su cuarto a comprobarlo. Pero no, estaba acostada sobre su vientre en la cama, la cual estaba siempre hecha un desastre, concentrada en una hoja y jugando con un lápiz entre sus dedos.
Seguro no me había escuchado abrir la puerta porque siguió en lo suyo murmurando cosas por lo bajo, situación que aproveché para acercarme sigilosamente y arrebatarle la hoja desde atrás.
—¡O-Oye!
—A ver, "Tus ojos color menta son estrellas fugaces que...
—¡N-No! ¡No-No lo le-leas!
Alcé la hoja lo suficiente para que no la alcanzara y continué leyendo cualquier oración al azar.
—"Yo vivo en tus labios cuando sonríes y en tus lágrimas cuando lloras..."
—¡D-Da-Dámelo Je-Jeongy-yeong!
Era divertido verla dando saltitos mientras estiraba su brazo para recuperar la hoja aunque no llegara, hasta que me empujó con fuerza para atrás, haciendo que chocara contra la mesa de luz.
Visiblemente molesta, me arrebató el papel de las manos y corrió al baño de la habitación.
—Oye... —Confieso que su reacción me había dejado perpleja— Chae —Llamé dando dos golpecitos en la puerta—. Chaeyoung, ¿te enojaste? —El ruidito del seguro puesto fue su respuesta— Oh vamos, tú entras a mi cuarto, tocas todas mis cosas y yo no me quejo. Ya ni me acuerdo lo que leí, no es para tanto.
—V-ve-vete.
—Okay, lo siento, ¿sí?, no lo haré nunca más, lo prometo. Ya sé, te compraré una manzana con caramelo y palomitas si me perdonas. Chaeyoung. Te lo traeré cuando regrese, sé que no podrás rechazarlo.
Abandoné su cuarto y fui a pegar una nota en el refrigerador para mamá.
Al salir de casa sentí como si un tornado me fuera a llevar, era sensacional porque las ráfagas le darían un mejor impulso a mi patineta. Además disfrutaba de los días nublados porque la gente graciosamente huía de las tormentas que muchas veces terminaban pasando de largo.
Estaba a punto de cruzar la calle cuando en la esquina me crucé con Taehyung y el chico que se había sentado en la misma mesa que mi hermana y yo la noche anterior.
Qué curioso.
—¡Jeongyeon!
—Taeh-
—¿Has visto a Mina? ¿Sabes si está en su casa?
—No, pero también tengo una pregunta para ti: ¿Por qué asumes que el ser vecinas nos hace cercanas?
—Sé que no, pero a lo mejor Chae...
—Mi hermana no ha salido de casa en toda la mañana.
—Okay, gracias.
—Espera, ahora que hago memoria, creo que la vi hoy temprano cuando saqué la basura, pasó por aquí pero no tengo idea de a dónde fue. Eres consciente de que si el señor Akira te ve querrá golpearte, ¿cierto? Será mejor que te vayas.
El señor Akira tenía muy mala fama en todo el vecindario. Era catalogado de violento, ladrón, adicto al juego, apostador compulsivo, borracho y acosador. También era sabido por todos que tenía muchas deudas y que una vez apuñaló al cartero.
Realmente me compadecía de Mina.
No sé lo que fuera a hacer, yo me subí a mi patineta otra vez y seguí mi rumbo.
Llegué al skatepark en tiempo récord, felicitándome por eso. Empecé con unos trucos básicos para entrar en calor y acostumbrarme a la intensidad del viento. Necesitaba mejorar mi técnica si quería participar en la siguiente competencia local y qué mejor manera que dominando el viento y transformándolo en una ventaja.
—¡Rayos! —Quise hacer una nueva maniobra pero fallé.
—Así no se hace Yon.
No puede ser.
—¿Y tú qué rayos haces aquí?
Nayeon, a chica más insoportable del planeta, irrumpía en mi práctica.
—Bonita forma de saludar.
—No es un saludo. No me digas que ahora me estás siguiendo.
—Ya quisieras. Vine a practicar ya que el clima es perfecto para optimizar mis habilidades con la patineta.
—No me jodas, ahora resulta que el skate es tu nueva afición, sí claro.
—¿Crees que eres la única que puede practicar este deporte? Si le pusieras la misma atención a tus estudios no habrías reprobado el último examen.
—Tú te robaste mi reloj.
—Se te cayó.
—Lo tenía puesto.
—Te lo quitaste antes de quedarte dormida en el receso.
—Y apareció mágicamente en tus manos.
—Debajo de tu mesa y te lo devolví.
—Con los minutos atrasados, cómo no.
—Se te averió.
—¿Y por qué te negaste a que me dieran más tiempo?
—Todos lo hicieron.
—Porque tú te opusiste primero.
—Fue mucha presión.
—¡Lo sabía!
¡Arpía!
—No tengo nada en tu contra, podemos hacer la paz con un apretón de manos y ya.
—No me digas que nos están grabando, ¿dónde están las cámaras? De haber sabido me hubiera arreglado un poco más.
—¿Lo ves?, eres tú la que tiene problemas conmigo, no yo.
—No te sientas tan importante, me da igual lo que hagas o dejes de hacer en tanto sea a cien millas de mí. Por cierto, ¿dónde está tu burro?, digo novio, me costó reconocerte sin él.
—En su casa.
—Deberías estar con él en lugar de fastidiarme. Vete y me alegrarás el día.
—Prefiero arruinártelo. Estaré aquí un buen rato. Si tienes miedo a ser opacada, eres libre de irte cuando quieras.
Decidí ignorarla y retomar mi actividad.
Tal y como lo esperaba, habiendo tantos espacios y rampas, Nayeon se quedó en el mismo lugar que yo. No podía practicar con comodidad si además tenía que concentrarme en no chocar con ella.
—Ya es suficiente, quita tu trasero de aquí.
—¿Te sientes inferior frente mis habilidades?
—Yo llegué primero.
—El parque es público, lamento informarte.
—Bien. Quédate entonces —Iba directo a la salida pero se interpuso.
—¿A dónde vas?
—¿Te importa?
—No. Así sabré a donde NO debo ir en mi descanso.
—Tengo una idea. Ya que estás con ánimos de detective, ¿por qué no vas a vigilar a tu cuñadito? Al parecer consiguió un nuevo amigo.
—Taehyung es un santo y mi hermano confía en él.
—Allá tú. Me da lo mismo.
Coloqué mi patineta debajo del brazo y me marché.
—¡Envíale saludos a Chaeyoung de mi parte!
Bufé.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro