
Capítulo 34
— Toc toc — se escuchó que tocaban la puerta a la misma vez que decian aquellas palabras, alcé la vista viendo a Ralph llegar, le sonreí mientras él se sentaba a un lado mío en el sofá de su oficina.
— ¿Cómo supiste que vendría aquí?
— De hecho no lo sé, venía por mi caja de donas y te vi — Señaló a la mesa y ahí estaban sus donas, relamo mis labios bajando la mirada.
— ¿Me das? — Volví a mirarlo.
— Claro que sí, nada más que las rellenas son mías — Advirtió; me recargué en el respaldo junto con él, después miré como su brazo se estiraba para tomar la caja de las donas, las puso entre ambas piernas y agarré una glaceada—. Que delicia...— susurró mordiendo una rellena, le miré mientras masticaba la mía y la jalea se derramó en su camisa, no pude evitar reír.
— Oh Dios, era bastante bonita esa camisa.
— No te rías de mi desgracia, ¿quieres? Pásame una servilleta — Me levanté para acercarme al escritorio a tomar una servilleta, mi celular vibró mostrando un mensaje muy extraño de color morado, lo leí: Explosive mata a su equipo.
Ralph.
Amanda había tomado las servilletas, en ese momento que giró nuestros celulares vibraron mostrando un mensaje de texto donde decía que ella mataba a su equipo, fue bastante raro y cuando alcé la cabeza, Amanda me miró, las servilletas estaban en el suelo.
— Se supone que me iba a limpiar con eso — Le dije señalando al suelo, pero ella pasó de seria a lanzarme una pequeña probada de sus poderes a lo que me moví rápidamente— ¡Amanda! — Le grité confundido, intenté hacerla entrar en razón y volvió a atacarme—. ¡Amanda! ¡Soy Ralph!— Ella parecía no escucharme en absoluto.
Ella atacó nuevamente, yo giré en el suelo, cuando me levanté ella me golpeó, carajo sí que dolía. Me levanté y salí corriendo del lugar marcando a los laboratorios.
— ¿Ralph? ¿Qué sucede?
— ¡Chicos, Amanda se volvió loca!— grité al teléfono —, ¡me comenzó a atacar sin razón!— En eso se vio que golpeó con una pequeña bolita de luz morada a un lado mío haciéndome casi caer, estaba acelerado al correr — ¡Ayuda! Manden a Cisco para que se den entre ellos..., literalmente.
— ¡Voy en camino Ralph! ¿Donde estas?
— En el edificio donde trabajo, sigo en este piso corriendo por los pasillos... — Y no terminé de dar la explicación porque Cisco apareció frente de mí y yo caí.
— ¡Ponte detrás! — Eso hice, desde el suelo me hice para atrás, mirando como Cisco abrió sus manos listo para disparar una brecha hacia Amanda. Ella apareció frente nuestro, sonrió y con ambas manos abiertas, Cisco y ella luchaban entre sí intentando derrotarse entre sí, Amanda se veía cansada y Cisco estaba gimiendo ante la fuerza que ejercía intentando que Amanda no gane.
— ¡Amanda, despierta! — Ella no reaccionaba, entonces Cisco en un rápido movimiento, ganó lanzándola por los aires cayendo y girando en el suelo, me acerqué a ella rápidamente, tocando sus mejillas, acariciando con mis pulgares y quitando el cabello alborotado de su rostro, ella fue abriendo los ojos, parpadeando confundida que cuando le vi sus ojos parecían parpadear con un color diferente—. ¿Amanda?
Amanda.
— ¿Amanda? ¿Estás bien? — Escuché a Ralph, abrí mis ojos confundida mirándolo y detrás de él Cisco traía su traje, a través de sus lentes podía sentir sus ojos mirándome preocupado.
— ¿Qué hago en el suelo? ¿Cisco?— Dije levantándome y mirándolo, él se quitó sus lentes mirándome realmente confundido y preocupado— ¿Ralph, qué sucedió? ¿No estábamos en tu oficina y te iba a dar algunas servilletas?
— Pues te volviste loca y quisiste matarme.
— ¿Qué?
— ¡Mamá!— Marcus y Randha llegaron apresurados con algo de temor en sus rostros, por lo que me abrazaron con algo de fuerza, yo no sabía si corresponderles, pero lo hice—. ¿Estás bien? Escuchamos la llamada de papá y venimos corriendo cuando no escuchamos ningún ruido.
— Estoy bien, Marcus— Randha se miraba algo asustada, pero parecía conocer la historia, Marcus era el único que lucía asustado realmente en lo absoluto como si no supiera nada de lo que sucede — ¿Randha? ¿No tienes algo que decirnos? Esto es raro, aparte de que sean más adultos que nosotros.
— ¿Qué? — Ralph me miró— Pensé que tenían quince.
— Tengo 28, papá. Marcus tiene 26.
— Yo todavía no llegó ahí— susurré, a lo que cerré mis ojos unos segundos ignorando ese tema, Ralph parecía igualmente sorprendido.
— Yo tengo 30, ¿esto es posible?— Suelto una pequeña risa tocando su hombro dándole soporte—. Soy dos años mayor que mi hija, y cuatro que mi hijo. Esto es más que raro.
— Bueno, ¿qué es lo que sabes, Randha?
— Ya sabía qué ocurría esto, pero tenía miedo de que estemos aquí afectase algo en especial, tenía entendido que querías matar a Iris y a Harry principalmente, así que casi matas a papá. Así que, tenemos que irnos de nuevo.
— No pueden irse aún — Dije apresurada, sí era honesta yo quería conocerlos más, quería conocer a esta fase y al menos entender o saber que había hecho un excelente trabajo como mamá.
— ¿Por qué no? — Preguntó Marcus.
— Porque tenemos que capturar a este villano, ya se involucraron y si se van podrían causar algo en la línea del tiempo, peor me refiero.
— Tiene razón — ¡Gracias Cisco! Sonreí —. Podrían afectarla más de la que lo están haciendo ahora mismo.
— Bueno, nos quedaremos solamente a este villano y después volveremos a nuestra realidad.
Todos parecían contentos, Ralph en especial, inclusive se puso a reír con Marcus y decirle algunas cosas a Randha donde yo no puse atención, solo veía a mis dos hijos adultos convivir con su padre en su etapa más buena que tenía, Cisco también comenzó a hablar con Randha mientras reían, ella hacía muecas. Todo estaba como en cámara lenta, mi corazón comenzaba a sentir algo y creo que conocía a la perfección la palabra amor para saber que ese era mi sentimiento ahí mismo. Ver a los chicos reír con su padre y con Cisco me ponía realmente contenta.
Fue ahí en ese momento en que supe que eran mis hijos, míos y Ralph. Me había enamorado de Ralph sin saber lo que era estar enamorada realmente.
•••
— Amanda — Recibí el llamado de Ralph, me giré a verlo con atención completa, sonreí ampliamente sintiendo mi pecho hincharse de felicidad. Cálmate que solo dijo tu nombre—. ¿Estás ocupada?
— No, ¿qué sucede?
— Quería ver si me podrías ayudar con una misión, hoy en la noche, pasaría a recogerte y tenemos que ir bien vestidos, es una misión encubierta.
— Me encantaría, te espero en mi apartamento.
— Bien.
— Bien.
No dijimos nada y solo nos vimos, él sonrió ladino para despedirse de nuevo e irse dejándome sola en el córtex. Me puse a pensar demasiadas cosas, tanto que me espanté en no saber qué ponerme, así que tuve que salir al centro comercial e ir a comprar algo que me ayudase a verme elegante.
— Mierda.
Me debatía si hablarle o no, claro que quería ir pero encontrar una compañera para que me diga que tan bien tenía el vestido, o si se me veía la raya del calzón, tenía que llevar a alguien indispensable y no llevaría al mismísimo Marcus a que me dijera eso, entonces lo hice.
— ¿Mamá?
— ¡Marcus! Hola, ¿esta Randha por ahí?
— Mm, sí...— Se escuchó un ruidajo algo extraño y después la respiración de Randha junto a su voz — ¿Ma? ¿Qué pasa?
— Necesito ayuda en ir en busca..., de compras ¿quieres venir?— Ella tardó en contestar, pero accedió—. ¡Perfecto! Nos vemos en el centro comercial.
— Adiós.
— Adiós.
Cuando colgó el teléfono, yo suspiré nerviosa por pasar tiempo con la que es mi hija del futuro, ya no me daba miedo decirlo, es más, me parecía algo realmente precioso.
Yo había llegado primero y estaba realmente nerviosa moviéndome de un lado a otro con mi celular en la mano golpeándolo un poco, tomándolo realmente ansiosa de que me dejara plantada o simplemente hubiera decidido no llegar, hasta que la vi con una sonrisa ladina y su flequillo de lado.
— Hola — Dijo, yo sonreí —. Lo siento, él centro comercial no es el mismo ahora que del futuro — Parecía apenada ante llegar tarde, pero no le tomé demasiada importancia.
— Vamos entonces — Le dije, así que ambas entramos viendo cada cosa a nuestro alrededor, yo sentía los nervios crecer cada vez más, no me sentía bastante cómoda con Randha aquí, lucía como si ella no quisiera estar aquí.
— ¿Qué se supone que vamos a hacer?
— Iré a comprar un vestido, necesito verme bien para hoy en la noche.
— Espera — Ambas nos detuvimos —, ¿es tu primera cita con papá?
— No lo sé, supongo..., vamos a ir en una situación encubierta y dijo que me vistiera bien, como sabes tu padre es un investigador privado.
— Lo sé — Sorbí un poco mi nariz; al llegar a la tienda, entré mirando todo vestido. Miré que Randha miraba algo de su reloj, me detuve prestándole atención.
— ¿Qué haces?
— Nada.
— ¿Segura?
— Sí.
— Deberías decirme..., me encantaría conocerte.
— Tienes veintiocho años conociéndome.
— Yo no — Le dije, ella tenía una sonrisa que borró de inmediato —, yo no te he conocido aún, yo no te he cargado en mi vientre, no he visto tu primera risa, tus primeros pasos, tus primeros días de escuela — Randha se quedó en silencio—. Ni siquiera te he puesto nombre, ¿sabes? Así que no, no tengo veintiocho años conociéndote, tengo como cinco minutos nada más y lo único que sé de ti es tu nombre y los poderes que tienes.
— Lo siento— Parecía apenada, pero realmente solté un suspiro.
— Deberías — Le dije —. Intento ser buena persona, conocerte ahora mismo como eres de adulta y saber si hice un buen trabajo como madre porque ese es uno de mis más grandes miedos.
— Mamá — Ella se me acercó —, tú jamás serás igual a mi abuela ¿okay? Nunca. Tú has sido una mamá increíble, demasiado amorosa y a ambos nos has tratado por igual, no tienes favoritos, simplemente eres increíble y no deberías tener miedo en sí serás como la abuela porque no lo eres— Sus palabras sonaban realmente muy honestas, y eso me ponía muy feliz al caso de llorar, ella me abrazó con fuerza y cariño recibiendo uno igual por mi parte.
— Gracias, Randha.
— De nada — Nos separamos, limpie mis lágrimas y ella también —, y lo que estaba viendo era una foto tuya en tu primera cita con mi papá.
— ¿En serio? — Le mire sorprendida, ella asintió mostrándome la foto. Me miraba increíble.
— Papá la tomó cuando entrabas a la fiesta...— Miré con atención cada detalle, incluso la máscara era excelente —, después te acercaste y bailaste con él, creo que fue donde se dieron su primer beso.
— ¿Qué?— Le miré sorprendida, si esta era mi primera cita, nuestro primer beso, eso significaba que yo ya estaba perdidamente loca por él y hoy lo demostraría.
— Y creo que es en la primera cita donde me concibes a mí — Sentí mi pecho hacer un extraño golpe, la miré con atención fijamente y no lo sé, ¿pero debió de haber dicho eso? ¿Por qué lo hacía? ¿No quería ser concebida en ese momento? ¿Es porque es un error?
— Randha.
— Lo siento, se que no debía decirlo, pero en serio no quiero que las cosas cambien por nuestra culpa.
— Cariño, nada de lo que hagas será tu culpa. Nunca — Le dije y le abracé con mucha fuerza— Como tu madre en ese futuro, quiero que sepas que yo sé que te amo, lo hago ya y apenas puedo conocerte, te amo mucho.
— Yo también te amo muchísimo mamá.
Hoy era el día en que concebía a mi pequeña Randha.
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