
Capítulo 22 || PARTE TRES.
Los brazos cruzados no me importaban ahora mismo, mucho menos el entrecejo de Barry junto con rostro de odio. Yo simplemente había dicho lo que haría y sí lo haría. No me importaba nada, no me importaba si alguien intentaba detenerme, al fin y al cabo no podrían.
— Lo siento, pero sabes que no puedo dejarte hacer eso.
— ¿¡Pero por qué!? ¡Cielos! Barry, yo vi — Me señalé acercándome deseosa a que me entendiera —, DeVoe salió lastimado por mis poderes. ¡Yo lo vi! Lo pude lastimar — Decía lentamente cada palabra, dándole a entender que yo podía acabar con él de una vez por todas.
— Lo siento, pero sí haces eso y estás decidida, tendré que encerrarte.
— Wow. Increíble. Yo que creí que comenzábamos a ser amigos y a entendernos más, pero ya veo que todo ha sido un completo error, una tontería — Le mencioné decidida a irme de ahí.
— Amanda, debes de confiar en mí.
— No puedo, no después de saber que te mensajeabas con mi novio, que has sido un hipócrita conmigo desde el día uno, no quieres tener venganza de lo que le hizo a Ralph— Hablé sin pensar, él simplemente me miraba, buscando algo en qué tal vez pueda ayudarme o buscando algo para que pueda irme a encerrar.
— Sí quieres enojarte conmigo, esta bien, hazlo. Pero no tienes permitido matar.
— Tal vez en otra vida sí mataba, sería genial, supongo que es algo liberador.
Me fui de ahí donde estaba, caminando por los pasillos de los Laboratorios, habíamos decidido volver después de limpiar la oficina de Ralph y pelear cada segundo que pasaba sobre si matar o no a DeVoe. Mientras caminaba, escuché una voz familiar, la reconocía perfectamente, incluso si cantaba, abrí la puerta lentamente mirando a todos, Caitlin, Harry, Joe e incluso Wally estaba ahí, pero el que más me llamó la atención fue él, Cisco.
Él dirigió su mirada directamente a donde yo estaba, su rostro de felicidad se transformó a uno de seriedad, yo tragué saliva, él estaba bien, estaba vivo y por una parte me tranquilizaba y me hacía respirar, por otra parte quería golpearlo, sacarle los ojos.
— Amanda, hola — Sonrió ladino hablándome, yo subí mis cejas sorprendida ante su manera de hablarme, como si nada hubiera pasado —. ¿Todo bien?
— ¿Qué? — En serio acaba de preguntarme eso, ¿no? Ahora en efecto, lo iba s golpear. Pero me controlé; dándome media vuelta salí de ahí, directo al córtex de nuevo sintiendo mi corazón latir a mil por hora, ¿por qué ahora?
— Oye — Una mano se posó en mi muñeca, giré desesperada, mirando los ojos de Cisco, carajo, quería abrazarlo, pero sí lo hacía representaba debilidad y perdón, yo ahora no lo puedo perdonar, no quiero demostrarme vulnerable.
— ¿Por qué?
— ¿Por qué, qué?— Preguntó.
— ¿Por qué vuelves? Ya comenzaba a acostumbrarme a un día a día sin ti. Que vuelvas arruina todos mis planes.
— Volví porque extraña Ciudad Central..., a ti — Murmuró, pero yo con los ojos humedecidos y negando, me hice hacia atrás cuando quiso acercarse a tomar mis manos.
— No, no no. No puedes venir a decirme eso, no ahora, simplemente no puedes... — Él bajó la mirada —. Tú Cisco — Lo señalé—, me dejaste. ¡Me abandonaste! ¿Y sabes qué es lo peor de todo? Que ni siquiera me avisaste, hablaste o incluso mensajeaste. Me dejaste abandonada.
Hice una pausa, mirándolo, él sólo me miraba directamente, analizándome tal vez, yo simplemente no podía, no debería de poder lidiar con esto. No soy así.
— Creo que fuimos demasiado rápido — Le dije, había pensando cada momento que pasamos juntos, había repasado lo que le diría en mi mente como cien veces si congelaba el tiempo por unos segundos—. Lo nuestro empezó en un momento incorrecto, nosotros-, No— Negué, rascando mi ceja y sintiendo mis ojos húmedos.
— No puedes sólo actuar así, están siendo muy ridícula en este aspecto, es como lo hizo Barry con Iris...
— ¡No! No puedes decir eso — Lo encaré —, porque Barry sí se despidió y tú no.
Ambos nos quedamos mirándonos mutuamente, no teníamos nada más que decir, yo sí, pero no para él, no podíamos estar juntos, nosotros simplemente estábamos en el momento incorrecto, puede qué tal vez sí merecíamos estar juntos, pero no en este momento.
Me di media vuelta saliendo del córtex, no sabía a donde más ir sin tener que encontrarme a Barry o Cisco, pero recordé a una persona en específico. Wally.
Tomé mi celular mandando un mensaje rápido a mi amigo, quien al contestar apareció segundos después frente de mí, provocando que mi cabello se despeinara levemente. Él sabia lo que teníamos que hacer ahora mismo.
— ¡Corre Wally!— Grité abrazada a su cuello, él se detuvo frente a un parque con hermosa vista al lago, no había tanta gente por ahí—. Vaya, puedo asegurar que incluso eres aún más rápido que Barry.
— Yo no diría eso.
— El alumno puede superar al maestro, Wally— Le sonreí sentándome en el suelo, acariciando el pasto color verde enredando mis dedos en este, tirando de el y jugando con mis manos.
— ¿Estás bien?— Negué de inmediato bajando la vista por pocos segundos, al alzarla, lancé el pasto cortado hacia frente de mí donde no llegó muy lejos.
— No, terminé con Cisco — Ambos nos quedamos en silencio, podía escuchar el sonido del rio golpeando las rocas y algunos pájaros cantar —. Creo que era lo correcto.
— ¿Segura?
— Sí — Lo miré—. Él sabe que fue lo que hizo mal, así que sí. Aunque por otro lado, pienso que estuvimos juntos en el momento equivocado, fue demasiado rápido — Explicaba al mismo tiempo que movía mis manos —, entonces terminar fue la mejor idea.
— Lo lamento.
— Fueron 3 meses, sabré dejarlo ir.
— Necesitas una distracción para eso — Alcé una ceja confundida esperando alguna respuesta por su parte —, y tengo una increíble idea.
— ¿A sí? Dime, ¿de qué se trata? — Él se levantó, yo imité su acto mientras limpiaba mis pantalones, él me cargó y corrió directo hacia el lago, entré en pánico, entonces de la nada, estábamos dentro de un extraño lugar, posiblemente pueda ser una nave espacial—. ¿Pero qué carajos? — Dije.
— Bienvenida a la Waverider, la nave de Las Leyendas, somos los mejores, véncenos el mal que creamos nosotros, malditos acronismos— Él me dijo, yo simplemente miraba todo con suma atención, llegué a lo que era la cabina central con un enorme control, toqué todo.
— Wow, ¿sabrán quien soy yo?
— Por su puesto que sí, señorita Speerling, hija, hermana y superheroína.
— Wow, pero ¿quién carajos dijo eso? — Había sonado como una voz de máquina, giré por todos lados buscando a la proveniente de la voz.
— Me llamo Gideon, yo sé todo, puedo ayudarle en lo que necesite, señorita Speerling.
— ¿Gracias, Gideon?
— No hay problema.
— ¡Wally! ¿¡Qué te hemos dicho sobre traer extraños a nuestra nave!?— Escuché la voz de un chico lado de algunas risas de chicas, giré mi cuerpo mirando todo a mi alrededor, parecían aquellos típicos de las películas donde van caminando en cámara lenta, me encanta.
— Chicos, ella es Amanda y nos va a estar acompañando por un día.
Así que este era el plan de mi querido amigo Wally, no le veo nada malo, es más, me encanta.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro