sesenta y seis
El tiempo pasó, afortunadamente la fundación había sido un éxito, pero me mantenía tan ocupada que apenas podía pasar tiempo con mi novio
—¿Qué planes tenes para mañana?.— cuestionó Rodri entrando a la pequeña oficina que había adaptado en mi departamento —Desde que abriste tu fundación hace meses no podes parar de trabajar.—
Yo mantenía mi atención puesta en mi computadora, estaba viendo el presupuesto para mi próxima inversión: un comedor comunitario. Necesitaba cuadrar todo, algunas cifras no concordaban con lo que deberían ser, además ahora necesitaba una nueva imagen para la fundación, durante todo este tiempo yo había hecho eso pero ahora no tenía tiempo para sesiones
—Pará, ahora ni siquiera me escuchas.— se quejó poniendo su mano en la pantalla de mi computadora para bloquear mi vista, ni siquiera supe en que momento se había acercado tanto
—Perdón, es solo que quiero acabar con esto lo antes posible.— avisé sonriendo apenada, él me miró mal —¿Qué?.—
—Siento que es un poco injusto todo esto.— dijo y lo miré sin entender —Tu inauguración fue hace meses, yo siempre estuve ahí y no quero que penses que te estoy reclamando algo pero vos ni siquiera estuviste cuando yo me mudé a tu departamento, no me ayudaste con nada.—
Eso era cierto, algunos meses después de mi evento habíamos decidido volver a vivir juntos pero yo prefería que fuera aquí. El día de la mudanza había tenido una reunión que no pude cancelar así que lo dejé solo
—Todo ha sido una locura.— sabía que no era justificación —Perdóname por descuidarte, intentaré no hacerlo de nuevo.— prometí
Él asintió convencido de mis palabras y quitó su mano de mi computador, yo simplemente apagué aquel aparato para prestarle atención a mi novio
—Cuando llegué te pregunté si tenes planes para mañana.— recordó con una pequeña sonrisa
Miré mi agenda, hoy le había dado en día libre a mi asistente así que no tenía quien me dijera mis compromisos de la semana. Abrí mis ojos con sorpresa al ver la fecha, ni siquiera había notado aquel detalle
—Hoy es 24 de diciembre.— exclamé sin esconder mi sorpresa, él rio —Mañana es navidad y no hemos podido organizar nada por mi culpa ¿no?.—
—Si pero vos no te preocupes por eso, yo tengo todo previsto.— sonrió provocando que también sonriera —Solo si queres hacer todo eso de los regalos tenemos que ir a comprarlos.—
—¿Entonces nuestros planes para mañana es la cena y abrir regalos?.— cuestioné y asintió feliz como niño pequeño —Está bien, iré por mi abrigo y nos vamos a comprar cosas.—
—Yo tengo que ir por mi gorra y todas esas chorradas que ocupo para que la gente no me reconozca cuando vamos juntos.— dijo provocando una risa de mi parte
Después de que nadie lo reconociera en aquel evento habíamos decidido que podríamos salir mientras él usara algunas cosas para tapara su identidad, obviamente la gente hablaba de mi "nueva" relación pero no sabían exactamente con quien era
—Apúrate.— pedí y él asintió
Salimos de mi oficina y cada uno fue a su habitación, yo saqué mi abrigo y me lo puse, caminé hasta la puerta para esperar a Rodri y como si fuera obra del destino el timbre sonó. Miré por la cámara que tenía y me asombré al ver a Rebecca ahí parada así que de inmediato abrí
—¡Rebe!.— solté un pequeño grito mientras la abrazaba emocionada
—Yo también te extrañé.— rio mientras me abrazaba —Pero no vine sola.—
La solté solo para notar que detrás de ella estaba Matteo, en sus manos traía una botella, parecía ser de vino
—Hola.— lo saludé, él solo sonrió
Estuve a punto de invitarlos a entrar hasta que sentí que una mano se posaba en mi cintura, miré a mi costado, ahí estaba Rodri con aquella gorra puesta y unos lentes oscuros en sus manos
—No sabíamos que estábamos interrumpiendo algo.— se disculpó Rebecca —Llegamos de Italia hoy por la mañana y pensamos en venir a verte para recordar viejos tiempos juntos.—
—Lo que resta de hoy y todo el día de mañana tengo planes con Rodri.— avisé —¿Podemos vernos después?.— pedí
—Viajamos horas para llegar hasta acá.— se quejó Matteo y Rebecca le dio un codazo —Lo siento.—
Me dio la botella que traía en sus manos, yo la miré con una sonrisa, era la que solíamos tomar en Italia cada vez que lográbamos firmar un contrato
—Gracias por esto.— dije alzando un poco la botella —Y por la llamada donde me advertiste sobre tus padres, entiendo que no debió ser difícil.—
Matteo me sonrió así que también sonreí, pude notar que Rodri apretó un poco mi cintura
—Ya debemos irnos.— avisé sabiendo que si se nos hacía más tarde no encontraríamos muchos productos buenos para regalarnos, sabía que en estos días de compras de pánico la gente solía acaparar todo y aunque yo pudiera comprar prácticamente lo que quisiera quería darme el tiempo de recorrer diversas tiendas para regalarle más de una cosa a mi novio
—Antes de eso, ¿podemos hablar?.— preguntó Matteo mirándome —A solas.— añadió
Miré de reojo a mi novio, él se mantenía tenso y no quería darle algún tipo de inseguridad
—No creo.— reí un poco —¿No puedes decir lo que tengas que decir aquí?.—
Él pareció pensarlo un poco y después simplemente asintió con duda
—Solo era por negocios.— aclaró rápidamente —Vos tenes una fundación con el nombre de mi abuelo y pensé que si queres puedo ser la imagen, sé que en vida fui un nieto horrible y quizás sea la culpa pero quiero contribuir en algo que tenga que ver con él.—
Estaba bastante tentada a aceptar su propuesta, justamente necesitaba una nueva imagen para la fundación... sabía que podría ser conveniente aunque eso significaría que seguiríamos trabajando juntos a pesar de la distancia... Debía hablarlo con Rodrigo para evitar que se sintiera mal
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