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𝘃𝗶𝗶. ⊳ 𝗦𝗲𝗶𝗷𝗮𝗸𝘂.

❛ 𝒀𝒐 𝒅𝒂𝒓𝒆́ 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒆𝒏𝒕𝒆𝒓𝒂 𝒑𝒐𝒓
𝒔𝒂𝒄𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒑𝒆𝒏𝒖𝒎𝒃𝒓𝒂𝒔 ❜

❝ O7. SEIJAKU

BUT DON'T MAKE ME YOUR ENEMY
SO YOU WANNA PLAY WITH MAGIC?
BOY, YOU SHOULD KNOW WHAT YOU'RE FALLIN'
FOR  BABY, DO YOU DARE TO DO THIS?
'CAUSE I'M COMING AT YOU LIKE A DARK HORSE ❜








SEGUIR ADELANTE …suena fácil, pero dejar atrás conlleva no mirar atrás, y mientras todos intentábamos seguir adelante luego de tantas muertes era imposible a veces moverse con ese peso en los hombros para todos…Aun así encontrábamos en cada pequeño vacío un poco de seijaku…calma en medio del caos.

(…)

Los siguientes minutos fueron confusos para todos, la incertidumbre de Me’rah de morir allí, las respiraciones pesadas de Neytiri y Tuk, los ojos acuosos de Neteyam y las manos temblorosas pero firmes de Norm deteniendo la gran hemorragia; se sentía todo totalmente perceptible para los sentidos de la rubia, que con sudor en su rostro, mezclado con lágrimas solo se aferraba a su amigo y la pequeña Tuk. ¿A quien podía pedir ayuda? ¿Eywa? A veces se sentía como si aquella le diera la espalda.

Sus ojos miel se perdían entre tantas cosas que ocurrían y el sonido de las hélices del samson le hacían sentir que cada vez mas su conciencia se apagaba, aunque luchaba porque eso no pasara, e intentaba enfocarse en algo, era imposible.

Los latidos de todos se movían fuertemente, y en especial de Me’rah que con cada bombeada de sangre su cabeza giraba totalmente mientras sus ojos rotaban en busca de algo en que poder fijarse hasta que vio a su padre, asustado como el demonio pero intentando no salir de sus casillas, no podía imaginar su miedo y sin que ella supiera en la mente de su progenitor la muerte de su amada Ga’ia se reproducía sin parar cada vez que veía la sangre de su hija en sus manos.

Me’rah parecía con su voz atascada en la garganta y sin embargo intentaba hablar, sabiendo que solo saldrían quejidos, nada más. Y le daba coraje, que justo cuando de pronto quería verbalizar lo mucho que los quería a cada uno de pronto su voz…ya no salía y en cambio, solo lágrimas que acariciaban sus pestañas se asomaban.

—Me’rah, estamos cerca.—Logró articular Norm viendo a lo lejos el campamento oculto de los Omaticaya entre las montañas.—Resiste, Resiste un poco más, cariño…

Oh, como amaba aquel apodo…hacía un tiempo que no lo escuchaba, pero le asustaba también pues significaba lo asustado que estaba su padre.

—…Pa-…—Intentó hablar con sus fuerzas, pero en vez de eso, su padre atento se aproximó con sus ojos a punto de derramar gotas acuosas sosteniendo con una mano la herida de ella y su mano libre la mejilla rosa de la menor, justo como había hecho con Ga’ia.

—Eres fuerte, Me’rah, ¿me oyes?—Aquella frase salió con una quebrada voz de su progenitor.—E-estaremos bien…lo prometo, cariño…

Y ver entonces a su padre allí, envuelto en la sangre de ella, destruido esperando lo peor solo le partía el alma, lo único que era capaz de hacer fue asentir mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en su rostro lleno de sudor y lágrimas.

Y Norm estaba cayendo a pedazos, pues no podía evitar sentir un vacío en su pecho con solo pensar que también estaba a punto de perder lo último que le quedaba, lo último que le daba una razón para vivir y luchar, la única razón por la que seguía respirando. Tal vez con Ga’ia nunca pudo hacer nada, pero no cometería el mismo error con aquella hermosa rubia que por siempre llevaría consigo una sonrisa que iluminaba cada rincón a donde sea que fuera…

—Oh, gran madre, ¡por favor ayúdanos!—Escuchó a Neytiri gritar al cielo desesperada.—¡Por favor…!

Tuk apretaba su agarre asustada de lo que pudiera pasarle a Avani, sin embargo Neteyam estaba a un costado intentando mantener la calma, acariciando la muñeca de la rubia con suavidad.

—¡Vamos a descender ahora!—Oyeron todos fuerte y claro a Max desde el asiento del piloto mientras atrás había una oleada de sonidos y emociones.

La cabeza de Me’rah daba vueltas y el ruido de las máquinas que le ayudaban con su sangrado, el motor, las hélices, los sollozos de Tuk, las oraciones de Neytiri y la mirada asustada y tacto tembloroso de su padre empezaron a volverse poco nítidas, cada vez más alejándose como eco y en algún momento desvaneciéndose al final. Su cuerpo perdía fuerza y sus pupilas ya no podían quedarse quietas. Sus ojos estaban por cerrarse.

Pero Neteyam lo había notado y con su corazón casi audible de lo fuerte que latía se acercó a ella asustado aunque como no estarlo, no podía perderla, no podía permitirlo, porque si alguno de los dos debía morir prefería él hacerlo primero. Se acercó porque tenía miedo y aunque quisiera decir todo lo que pasaba por su cabeza de pronto sus labios parecían sellados y le frustraba pues la tenía allí, con ese bello rostro cerca al suyo con dolor reflejado y su brillo apagándose lentamente, todo solo para decirlo, pero ¿por qué ninguna palabra salía?

Veía su reflejo en los aguados ojos de la chica y de pronto un repentino tacto en su brazo le hizo girar sorprendido.

Era Me’rah, que había soltado a Tuk y con su mano se aferró a él para no soltarlo, intentando no perderlo con sus pocas fuerzas.

Estaba asustada.

—…No quiero…morir…—Soltó con mucha dificultad y su respiración entrecortada. Sus ojos como los de un cordero en el matadero de pronto fueron como un balde de agua fría para el na’vi.

Sus ojos amarillos se dirigieron solo a ella, a su mejor amiga y la impotencia abarrotaba su cuerpo, quería patear todo, golpear algo, desahogar ese sentimiento, pero por mucho que lo quisiera ella lo necesitaba allí, a su lado. No la dejaría, no podía hacerle eso, no a ella.

—Quédate conmigo.—Le dijo firmemente él, ocultándole todo su miedo y sosteniendo su mano con fuerza.—Me quedaré contigo, pero tu también debes quedarte…

Y entonces ella sonrió.

Oh, aquella sonrisa que iluminó el rostro de Neteyam al instante le hizo saber que cumpliría con su palabra.

—…Lo prometo…—Susurró la rubia asintiendo una vez más con debilidad.

De pronto  el helicóptero tocó suelo con brusquedad y sus hélices empezaron a desacelerar; Norm se apresuró a tomar la humana en sus brazos y con apuro Neytiri y Tuk bajaron del helicóptero, la mas pequeña en brazos de su progenitora.

—¡Necesito un maldito médico, ahora!—Se escuchó impotente Spellman gritándole a algunos humanos que observaban.

Neteyam bajó junto al científico que llevaba a su amiga en brazos y no soltó su pequeña mano humana en ningún momento, sus ojos grandes y dorados captaron de inmediato las miradas del clan a los recién llegados y de repente su ceño se frunció por las miradas chismosas, sin embargo quiso seguir el paso apresurado de Norm hasta que alguien lo haló por el brazo y como un vaso rompiéndose su agarre con el de aquella hermosa rubia se deshizo en segundos.

—Hay que quedarnos aquí.—Habló su madre con tuk en sus brazos.

La mirada impotente del menor se dirigió hacia Norm y ella viendo como varios médicos humanos se acercaban con mucha prisa y Mo’at también se abría paso, llevando a su amiga a toda velocidad directo a una tienda.

¿Sería esa la última vez que la vería?

Su respiración pesada y agitada no le dejaba tranquilo y no podía siquiera pensar que haría si aquella mirada podría ser la última. No quería perderla, pero algo de tranquilidad le daba saber que ahora estaba en las manos correctas.

(…)

Los primeros días para Me’rah fueron solitarios en una sala médica con una máquina marcando los latidos y suero inyectado, solo viendo médicos humanos y a su padre la mayor parte del tiempo. Luego de unos días Neteyam fue el primero en visitarla y pasar horas junto a ella hasta caer dormido junto a la camilla tarde en la noche, con el tiempo Kiri, Lo’ak, Spider y Tuk le visitaban con anécdotas graciosas, Neytiri incluso con más frecuencia pues llevaba cada vez piezas para enseñarle a tejer a Me’rah, quien en su tiempo libre desarrolló una afición por aquella actividad y empezó a crear su propia armadura; tejió para Neteyam un nuevo visor de ikran, unas pequeñas piezas coloridas a Alaska y con un antiguo chaleco de la RDA creó una pequeña armadura de pecho.

Los días se convirtieron en semanas en tanto su recuperación le impedía involucrarse de frente en la nueva guerra que llegaba cada vez más a ella y al clan en contra de la RDA, pero no impidió que tras hablar con Mo’at, Jake y su padre, pudiera ayudar a entrenar a guerreros del clan. No era mucho lo que lograba al principio, pero su movilidad volvía a resurgir de las cenizas, la cicatriz de la herida cada vez sanaba mas y progresivamente volvió a lo que era, sus habilidades seguían intactas y aunque en los nuevos terrenos del campamento Omaticaya guiaba a los aprendices, en el verdadero campo de batalla solo era “una vigía” junto a Lo’ak y Neteyam, quien nunca quiso hablar de lo ocurrido en el helicóptero aquella noche y ella tampoco.

Era mejor fingir que ninguna de aquellas intencionadas miradas habían ocurrido, porque era mejor hacer el de la vista gorda a confrontar, ¿no? Seguir adelante después de todo pero sin saber que algo más peligroso de lo que pensaban se aproximaba con paso lento y sigiloso…

(…)

Meses después.

—¡Me’rah!

El grito de alguien de repente hizo que aquella rubia con su abdomen manchado de azul y piel na’vi dejara de caminar rumbo a su ikran y se girara confundida, sin saber quién la había llamado.

Sus ojos miel se pasaron por el área cercana, frenando al instante que vio a su antiguo aprendiz Ni’agt corriendo en su dirección con su arco en mano.

Esperó en su lugar a que llegara y en cuanto lo tuvo de frente la diferencia de altura entre el na’vi y ella se veía más.

—Ni’agt, ¿no deberías estar con Tarsem?—Preguntó ella curiosa mientras ambos caminaban hasta llegar a la banshee Alaska.—Hoy el entrenamiento lo dará él.

Me’rah escuchando pero a la vez tomando sus flechas con explosivos amarrados en la punta, decidió colocarse con apuro su nueva armadura con detalles en madera, flores y plumas que hacía meses había hecho.

—Si, lo sé, solo me preguntaba si…—Empezó a explicar el na’vi de ojos amarillos atento a los movimientos de ella.—Bueno, en realidad no vine a preguntar…quiero enseñarte algo.

De pronto, con esa frase todo lo que hizo la rubia fue poner su atención en él.

—A que te refieres.—ella solo terminó de acomodar su vestimenta.

El más alto rascó su nuca, al parecer buscando la forma de explicar.

—Hace unos días…cuando el Olo’eyktan y su equipo atacaron de nuevo el tren… junto a mi equipo de vigías encontramos un samson…

Avani arqueó su ceja confundida, pues de esa última vez en el operativo hacia ese tren ella había estado presente y un detalle como esos no lo dejaría pasar tan fácil.

—Ni’agt, cual es tu punto al decirme eso.—Espetó ella terminando de colocar la montura de ikran.

—Tarsem no conoce de eso, y sin su permiso es imposible ir a esa zona…pero…—Suspiró apenado.—contigo si.

—¿Ir los dos solos? ¿Sin protección y sin plan? No lo creo. Además, estamos indefensos, tu tienes 17 y yo 15…definitivamente suena a un muy mal plan.

De pronto el na’vi se paró en frente de ella y con una mirada decisiva espetó:—No por algo el líder y la tsahík te dejaron entrenar varios grupos de guerreros. Sé que eres humana, pero también na’vi y no sólo a mí me ayudó mucho aprender de ti y tu estilo de pelea, así que por eso  pido ir a esa zona contigo, no con Tarsem.

La rubia suspiró sin saber que decir y recostó su frente en el lomo de la banshee pensativa.

Si bien había entrenado algunos guerreros realmente ni había visto lo mucho que su poco aporte había ayudado y si ir a siquiera echar un vistazo a lo que ni'agt quería mostrarle podría ayudar estratégicamente al Clan, entonces lo haría, pero lo haría bien.

Alzó su mirada y se aproximó al saco con cosas que llevaba la montura de Alaska y sacó de allí aquel chaleco de la RDA que había transformado en sus meses en cama y lo tiró al na’vi, quien lo atrapó torpemente.

—Si quieres ir allá deberás llevar algo que te proteja.

El más alto sonrió levemente y colocando con rapidez el chaleco y corrió a su banshee azul oscuro en tanto Me’rah hacia lo mismo.

—¿Listo?—Preguntó ella poniéndose el visor sobre sus ojos y tomando con fuerza a Alaska, lista para salir sin ser vistos del campamento.

Ni’agt más que preparado miró alrededor y asintió, sus ojos conectaron con lo de la rubia y sin más ambos animales se desprendieran del abismo y empezaron ambos a descender en picada, saliendo en segundos de las montañas aleluya sin ser vistos.

Ni’agt tomó un poco la delantera y con la inclinación del ikran los dos tomaron hacia la izquierda, rumbo a aquella locación.

(…)

Sin tener ni idea a donde habían ido, Me’rah descendió en medio del bosque cerca a una cascada junto a Ni’agt, quien bajó del animal al mismo tiempo que ella y tomó su arco.

La rubia reacomodó  aquella armadura decorada con plumas en uno de sus hombros y amarró su cabello todo hacia atrás como una bolita y lo ajustó con un par de plumas púrpura; agarró su arco y flechas con explosivos y finalmente bajó de Alaska de un salto.

—Bien. Muéstrame.—Indicó ella mirando al na’vi que asintió y empezaron a adentrarse entre la alta hierba y árboles.

El silencio en el lugar le inquietaba un poco, y el sonido de sus pisadas le generaban aún más desconfianza, pues conocía muy bien el bosque y jamás estaría tan silencioso. Definitivamente Ni’agt tenía algo de razón con el lugar.

El na'vi pasó debajo de una rama y le siguió en silencio la más baja. Ambos sostenían sus arcos preparados para usarlo, sin embargo sus ojos se dirigían a toda el área con recelo.

Atravesaron unos cuantos árboles y caminaron por 5 minutos, llegando a ver finalmente aquel vehículo en una zona abierta.

Ni’agt fue el primero en tomar la iniciativa de acercarse, no obstante la rubia lo empujó hasta detrás de un arbusto en segundos.

Si bien aquel helicóptero estaba allí en buen estado se veía que no se movía hace días y su posición en tan abierta área realmente parecía un poco extraño.

—Que ocurre.—Susurró él na’vi.

—Puede ser una trampa de la RDA.—Indicó ella mirando atentamente a su alrededor.—Ni’agt, la RDA está cazándonos…observa bien, en el samson no hay nada…no hay municiones, no hay maletas ni reservas de comida…lo dejaron allí para atraernos.

El mayor quedó en silencio por unos segundos:—…¿y si no es una trampa? Podríamos tomarlo y llevarlo con tu papá.

—Eso quiere la RDA…acercarnos a esa cosa.—Espetó ella en voz baja analizando mejor el piso cerca al vehículo.—…hay minas en el césped.

Ambos quedaron en silencio, pensando en qué posibles soluciones podría tener aquel dilema, pero justo antes de que pudieran llegar a descifrarlo el sonido de unas hélices acercándose hicieron que sus orejas se crisparan.

Todo era una trampa.

—atento.—le dijo en silencio al chico mirando el cielo entre los árboles.

De repente una explosión impactó a escasos metros de ellos y al instante se agacharon, pues no esperaban tal cosa. Los helicópteros ya habían llegado.

—¡Vete!—Gritó ella alistando una flecha.

—¡Sepárate!—Exclamó el chico empezando a correr hacia la derecha y listo para disparar las flechas de su arco.—¡Hay que huir, ahora!

Y aunque Me’rah asintió y luego de ver al na’vi perderse entre la maleza sabía que la opción de huir no era la mejor. Debían acabar con ellos.

Su corazón latía rápido y sus dedos temblaban a la vez que su respiración se agitaba pues ahora Ni’agt se había ido y tras de él 3 helicópteros le perseguían.

Debía llegar con Alaska.

Cerró sus ojos y respiró hondo para luego de decidir cómo sería el plan. Tras contados segundos y al parecer con algo en mente, se aferró a su arco y sin más, emprender la huida a toda velocidad a través de la maleza, árboles y hojas que de vez en cuando golpeaban su rostro y brazos.

Sus pequeños pies no eran tan rápidos pero se obligó a que lo fueran. No permitiría que nadie muriera ese día, no podía dejar que Ni’agt lidiara con eso solo.

Giró a toda velocidad por debajo de unas raíces de árbol levantadas y se deslizó por el suelo, notando entonces pesticidas en la tierra. Corrió más, pensando que solo se trataba de una coincidencia pero entre más avanzaba más notaba por qué no habían animales en la zona.

La RDA había desplazado a todos con químicos y entonces el silencio en la zona ya tenía una explicación.

—“¡Me están alcanzando!”—Escuchó de pronto a su compañero a través del comunicador en su oído.

—¡Estoy llegando a posición! ¡salta hacia la cascada!—Espetó ella llegando con apuro hacia los ikrans. Se aproximó al banshee  de Ni’agt  y espantándolo para que tomara vuelo subió en segundos al lomo de Alaska.—¡El banshee va en camino!

El sonido de más explosiones la asustaron pero sabía que era una señal para apresurarse aún más. Alaska abrió sus alas y en segundos alzaron vuelo mientras la rubia se aferraba con fuerza, esperando no llegar muy tarde.

Ni’agt mientras tanto corría  como podía y esperando que su banshee llegara debía primero aproximarse a la cascada que habían visto de camino al samson.

Las explosiones cada vez más lo aturdían y por un segundo esos 3 helicópteros casi lo atrapan, pero no podía parar ni un segundo. Debía salir de allí.

Corrió a toda velocidad y sus ojos dorados miraron hacia atrás un segundo para luego  buscar desesperados el abismo hacia la cascada frente a él.

—“¡Te veo, Ni’agt, a 10 metros está la cascada!”—Escuchó a Me’rah por el comunicador y apresurando su paso corrió con sus últimas fuerzas para finalmente saltar al aire y dejar atrás otra explosión que casi lo alcanza.

Mientras caía tomó su trenza, en segundos vio a su ikran aproximarse y en cuanto logró acercarse cayó en el lomo del animal creando con agilidad  el tsaheylu para después emprender vuelo  a tiempo esquivando las balas de los helicópteros.

Me’rah que ahora estaba por encima de los helicópteros Gritó enojada y cambiando su aspecto a na’vi con Alaska descendieron en picada a toda velocidad llegó hasta el primer helicóptero que atacaba a ni'agt tomándolo con las patas traseras y tirándolo hacia un árbol alto.

—¡Camino libre!—Gritó la ahora pelinegra sin saber que uno de los helicópteros había captado el momento de su cambio a na’vi.—¡Hay que acabar esto aquí, Ni’agt!

—“¡Entendido!”—Fue lo único que dijo el mayor acelerando y con su flecha disparó a uno de los artilleros del segundo samson.

De pronto Avani se aproximó hacía delante del último vehículo y lista para lanzar su flecha con explosivos respiró hondo y sin dudar un poco dejó que la flecha viajara a toda velocidad por el aire y al final impactando en el objetivo haciéndolo explotar.

El trabajo había sido hecho.

Ni’agt la alcanzó con su banshee y alzando su arco en victoria soltó un ululeo eufórico.

—“Hay que irnos”.—Fue lo único que dijo ella mirando brevemente hacia atrás y luego abrirse paso de vuelta al campamento junto a su aprendiz.

(…)

El camino de vuelta fue más largo, pues debían tomar otra ruta para no ser detectados, más en cuanto descendieron de nuevo en el campamento la hija de Spellman curiosamente se veía un poco molesta.

Ni’agt bajó de su banshee con apuro, intentando alcanzar a su compañera que al parecer se dirigía hacia la tienda del Olo’eyktan con paso firme.

—¡Me’rah, espera un segundo!—Le dijo un poco agitado pero eufórico por la victoria.—Hey.—le Reiteró tomándola por el brazo.

Pero de pronto ella reaccionó muy mal y se giró contundentemente hacia él.

—¿Qué te causa alegría? ¿Qué te tiene con euforia?—Preguntó inquisitiva y con el ceño fruncido.—¿No ves que casi nos matan? ¡casi te matan a ti!

Como un bombillo sin luz, la sonrisa del más alto se desvaneció en segundos y se puso serio.

—¿No ves lo que hicimos? ¡Acabamos con 3 helicópteros de la gente del cielo nosotros 2! ¡solos!—Intentó explicar él mirando a los ojos na’vi de Me’rah.

La más baja se puso sus dedos azulados en el tabique de su nariz y suspiró intentando mantener el control.

—Aun así fue un plan estúpido…si te pasaba algo la culpa solo sería mía, ¿lo entiendes, Ni’agt? Que seas bueno en el campo de batalla no quita que estuviste en riesgo de morir.

Entonces él fue ahora quien frunció el ceño Y dijo:—Puedes ser la mejor en el campo de batalla, pero si solo entrenas tu cuerpo  y no tu espiritualidad, entonces no serás nada. No serás nada si no confías en Eywa. No siempre tendrás el control de todo, Me’rah.

Estaba molesta. Definitivamente estaba molesta, pero no con Ni’agt, sino consigo misma y lo tonta que fue tomando la decisión de ir allí, de exponer al peligro al chico, ¿y lo peor de todo? Tenía razón, no sería nada si no podía confiar en ella, ¡pero como se supone que lo haría, si todo el tiempo parecía que ella le daba la espalda! Por eso tal vez sus visitas al árbol de espíritus habían disminuido hasta nunca más volver allí.

¿Estaba por su cuenta? ¿Realmente había algo mal en ella que no le dejaba sentir la presencia de Eywa? Quería saberlo, pero como dijo Ni’agt: no siempre podía tener el control de todo.

—¿Me’rah?—de pronto les Interrumpió Neteyam aproximándose a ellos confundido.—¿Ocurre algo? No te vi esta mañana.

Los ojos un poco tristes de la nombrada se dirigieron a su amigo, que a pesar de no llevar nada especial en su cabello o atuendo de repente se veía bien y sus ojos dorados masculinos estaban llenos de brillo y vida.

—Nos vemos luego.—Se retiró molesto Ni’agt dejando a la pareja solos.

Neteyam confundido, miró al na’vi alejarse y luego posó de nuevo sus orbes en la pensativa Me’rah.

—…¿pasó algo?—insistió preocupado. Dirigió su mirada hacia el cuerpo de ella si estaba herida pero no había nada fuera de lo normal, a excepción de la cicatriz que había dejado su accidente hace unos meses.— ¿por qué Ni’agt se fue furioso?

Pero Me’rah se refutaba a contarle lo que había ocurrido a su amigo. No solo lo preocuparía, sino también se ganaría un regaño por parte de él.

Así que suspiró y sacudió un poco su cabeza, intentando alejar sus pensamientos negativos.

—No pasó nada…sólo que salimos a sobrevolar y falló un tiro.—se Intentó excusar ella empezando a caminar hacia la tienda de los Sully.—¿Sabes donde está tu papá?

Oh, pero Neteyam la conocía tan bien que a veces Me’rah maldecía por ello y no fue sorpresa cuando el más alto riéndose sabía que decía mentiras.

Curiosa, ella se giró hacía él, intrigada por la histérica risa.

—¿Estás hablando en serio, Me’rah?—Preguntó él mirando a través de esos ojos azules poco a poco dejando las carcajadas.—Sabes que me enteraré de lo que ocurrió quieras o no.

Y, si, ella lo sabía más que nadie.

Entonces siseó resignada y sin más escapatoria soltó:—…Ni’agt vio un samson sospechoso mientras vigilaba con un grupo…me dijo que fuéramos a investigar y resultó ser una trampa…3 helicópteros lo empezaron a perseguir.

Él, pasmado parpadeó varias veces en silencio.

—¿Qué?

Me’rah abrió sus labios para repetir, pero el más alto se adelantó.

—¿Qué hiciste qué?

Eso último parecía más un regaño por la expresión seria del chico.

—Net, no voy a discutir contigo eso ahora.—se apresuró la más baja.—Ya pasó y estamos bien. Nadie nos vio, ahora solo debo hablar con Jake y papá, ¿bien?

La ojiazul frunció levemente su ceño y continuó caminando rumbo a la tienda más grande y alejada dentro del campamento donde al parecer Neytiri estaba junto a su esposo y Tuk.

Pero definitivamente el ojidorado no había quedado satisfecho con tal respuesta, por lo que luego de rascar sus cienes, apresuró su paso alcanzando a su amiga que ahora se negaba a verlo.

Ella por su parte le miró un par de veces de reojo pero en total silencio todo el trayecto por el campamento hasta por fin llegar en total silencio y con un paso elegante pero firme se abrió camino hasta la entrada de la tienda.

Carraspeó un poco su garganta obteniendo la atención de todos y cuando menos lo pensó su padre asomó su cabeza detrás de los computadores que manejaba Jake para el clan.

—¿ocurre algo?—Preguntó Sully viendo a su hijo y la ojiazul frente a él, bastante callados y serios.

El repentino silencio de ella hizo a Neteyam verla momentáneamente.

—…Ehm…—Empezó Avani jugando un poco con sus prendas pero con su mirada en alto.—Encontramos un samson de la RDA. 5 Kilómetros al oeste.

De pronto los adultos se miraron entre ellos luego de tal declaración.

—¿Tú sola acabas de salir?—Inquirió seriamente Jake.

Pero Me’rah no podía echar la culpa a Ni’agt, no luego de que él confiara en ella para tal cosa.

—Si-

—Salió con Ni’agt.—Dijo casi al instante Neteyam ganándose una mala mirada de la ojiazul.

—¿Salieron los 2 completamente solos?—Entonces Norm se levantó de su asiento alterado.—Quién los vio.

—Nadie, papá—Intentó explicar ella alzando sus manos para que se calmara.

—Ese samson que ustedes hoy salieron a ver ya lo habíamos visto antes.—Aclaró jake tocando con sus dedos su tabique.—Ya el equipo de Tarsem tenía ese asunto controlado.

Entonces las orejas de la na’vi se agacharon al igual que su rostro pues estaba apenada de cometer tal estupidez. Acomodó la armadura puesta y suspiró.

—¿Acaso no podían preguntar siquiera antes de hacer tal cosa?—Preguntó molesto Norm.—¡Sabes los riesgos que corren allá afuera!

Pero Me’rah se negaba a responder algo y solo podía mirar el suelo entristecida mientras Neytiri que tenía a Tuk observaban en silencio.

—¡Tu más que nadie sabes que hacer tal cosa es un error fatal!—Siguió el científico.

Oh, tal vez quien había cometido un error sido él. Pensó Neteyam para si mismo, quien ahora miraba con impotencia a su amiga siendo regañada por su estúpida aportación al nombrar aquel guerrero.

Y si hubiera pensado un poco en ella y no en esa pequeña enemistad con el na’vi de pronto no estaría viendo a ese pequeño rayito de sol de esa manera, siendo regañada y su cabeza cabizbaja.

—…Lo siento.—lograron sus puntudas orejas escuchar el susurro de la chica a su lado.

—Esta bien, papá, nadie los vio.—Intentó meterse Neteyam pero la mirada de su progenitor lleno de molestia le dejó claro todo.

—Ma’Jake…Norm.—de pronto entró en la conversación una Neytiri preocupada.—Ya aprendió la lección…si nadie los vio no hay que preocuparse.

Ambos hombres bufaron molestos pero se resignaron a no decir más nada.

—¿al menos acabaron con quienes resguardaban la zona?—Preguntó Jake mirando de reojo a Me’rah quien solo asintió en silencio y la mayoría en la tienda sonrió disimuladamente orgullosos.

En especial Neteyam que la tomó por un hombro y sin más se retiró junto a ella de la tienda.

(…)

La noche llegó rápido a Pandora y como si fuera un paisaje pintado por las más finas manos, las estrellas se veían brillantes y su luz parecía solo iluminar aquellos ojos dorados de Neteyam que admiraban a aquella rubia, ahora humana, a las afueras del campamento; sentado uno al lado del otro.

El simple hecho de poder estar con tanta paz y tranquilidad luego del susto que hoy, la misma rubia,  ahora  a su lado, parecía cosa pasada. Sin embargo luego del regaño ninguno parecía querer seguir con el tema.

Tal como siempre hacían últimamente.

Me’rah suspiró con una expresión un poco cansada y preocupada. Su mente seguía sumergida en pensamientos sobre lo del samson, flechazos de dolor perforaban cualquier atisbo de positividad en el asunto y  aunque no quisiera cada vez más la idea de que escaba por su cuenta en el mundo, que Eywa realmente se negaba, que jamás podría sentirla y que jamás sería capaz de aceptarlo parecía más y más real.

Y aunque Neteyam no quisiera, inconscientemente su atención se centraría en aquella rubia aún si estuviera en una sala llena de mujeres.

—¿Ocurre algo?—decidió preguntar él, con un susurro para no deshacer el silencioso ambiente.

Ella se reacomodó en su sitio, sentándose mejor, evitando que su amigo viera su rostro y  haciendo que su cabello cayera para cubrir un poco su cara.

—No es nada…sólo…—Suspiró pesadamente.—a veces siento que Eywa…me da la espalda.

Atento, él también decidió mirar al césped, pues sabía perfectamente que la humana no quería verlo o al menos no preocuparlo.

—Jamás seré del todo una humana o na’vi…tal vez por eso incluso ella trata de…ignorarme. ¿No podía acaso ser como el resto? Solo hoy cuando nos atacaron esos helicópteros parecían que mis piernas eran tan cortas que no llegaría viva…

Oculta detrás de una expresión seria, una lagrima rodó por su mejilla y cayó en el suelo.

—Está bien sentirte diferente…es eso lo que te hace única, Me’rah.—Le dijo el más alto tomando todo el valor para girarse hacia ella y poner sus hebras doradas detrás del pequeño oído humano.

Oh, se veía jodidamente hermosa.

Su cabello detrás del oído dio paso a que esos bendecidos ojos de Sully pudieran admirar la hermosa piel rosada de ella que era adornada con esos pequeños puntos luminiscentes característicos de los na’vis. Era la perfecta combinación de ambas especies y era una lástima que ella no pudiera verlo así.

Nervioso, pero sólo un poco, decidió acercarse a ella para poder verla mejor entre la oscuridad y cuando la tuvo a escasos centímetros sus ojos de pronto conectaron con la mirada de ella.

—Eres capaz de grandes cosas. No cualquiera logra lo que tu haces. No a cualquiera lo nombran para entrenar guerreros…saliste viva de ahí por una razón…tal vez algo más allá de tu control, Me’rah. Pero debes saber que nadie nunca merecerá ni una lagrima tuya.

Sus largos dedos se aproximaron con agilidad hacia la mejilla de la ojimiel y con delicadeza, casi como si tocara porcelana, limpió el rastro de agua que dejó la lagrima pero aún sus ojos seguían a los de ella bailando al compás del silencio.

Y así quedaron, sin apartar la mirada o alejarse.

De pronto para Me’rah ese huracán en su mente se apagó cuando su reflejo vio en esos gigantes ojos dorados e inexplicablemente algo en su pecho se movía con fuerza, ¿Era acaso la única?

Paz.

Era ese el sentimiento que encontraban con la presencia del otro, sin importar qué tan caótico pudiera ser afuera si tenían al otro, solo eso importaba ¿no?

—Papá alguna vez me dijo una expresión de su mundo, un lugar llamado Japón donde…—Intentó explicar el chico en un susurro.— si encontrabas en algún lugar tranquilidad a pesar del caos se le decía..."Seijaku".

Ella sonrió levemente, y con otro susurro respondió:—¿Es esto un seijaku?

Sin saberlo, el pecho del na’vi dio un brinco con esa hermosa voz.

—…Así es…

Ninguno quiso romper el silencio luego de eso último, pues sus ojos parecían unidos con un hilo y si seguían así tal vez ese silencio sería eterno. Pero eso querían justamente. Quedar así, por siempre.

—¡Chicos!

Se escuchaba a lo lejos la voz de Tuk pero ninguno podía al menos fijarse de lo que ocurría alrededor.

—¿Chic…—Entonces llegó la pequeña Na’vi saliendo de la maleza y lo primero que sus pequeños orbes vieron fue a su hermano mayor invadiendo el espacio personal de la rubia.

Al parecer aún no la notaban.

—¡Chicos!—Espetó sonriendo un poco extrañada, pero al instante en que la notaron se separaron exageradamente mucho.

—¡T-tuk!—Me’rah fue la primera en hablar un poco nerviosa.

—¿Qué rayos haces aquí?—Inquirió molesto Neteyam poniéndose de pie.

La pequeña se cruzó de brazos y frunció el ceño:—Eso mismo podría preguntarte yo.

El mayor suspiró y miró fugazmente a la humana sin más alternativa que ir con su hermana menor.

—Mamá los busca para dormir.

—Esta bien…andando, Tuk-tuk.—Sin más el na’vi tomó a su hermana de brazos pero se giró una última vez hacia atrás antes de irse.

Atenta, Avani alzó sus cejas mientras en caso de que tuviera algo más por decir.

—Por cierto, mañana será el operativo al tren maglev de la RDA.

—Cierto. Allí estaré.—Fue lo único que dijo ella con una sonrisa nerviosa para luego con sus orbes miel ver como ambos hermanos se alejaban entre la maleza en silencio, rumbo a la gran fogata que adentro el clan tenía.

Allí estaré…

Para ese momento no sabía que era lo que nos corría pierna arriba…si tan solo hubiéramos quedado atascados en ese momento…calma entre el caos sonaba perfecto para mi y para él, incluso si una tormenta nos tocaba atravesar, estábamos dispuestos si teníamos al otro al lado.

(…)

La mañana siguiente empezó activa y es que bueno, ese día sería, luego de mucho tiempo fuera del campo de batalla el reingreso oficial como guerrera del clan de Me’rah y aunque seguía siendo vigía junto con el resto de jóvenes guerreros, incluidos Neteyam y Lo’ak, llevaba consigo su arco y flechas especiales.

Si bien Ni’agt no traía la misma suerte que ella, pues luego de lo del día anterior fue sancionado y no podría llevar ningún arma ya que solo seria un vigía del cielo, se le veía entusiasmado.

Los ikrans del grupo aéreo atravesaban a toda velocidad el bosque, soltando ululeos como un llanto de batalla, listos para atacar el tren que era escoltado por helicópteros a todo vapor y más que preparados para seguir las órdenes de Jake, quien estaba a la cabeza de ellos.

El viento hacía que las hebras de Me’rah se movieran con fuerza hacia atrás mientras dirigía el grupo de vigías alfa junto a su padre que iba con su avatar piloteando un samson con varios guerreros omaticaya en la parte trasera. Alaska batía sus alas con fuerza llevando un rápido ritmo a través del aire en tanto su jinete rubia apretaba su arco con fuerza y miraba momentáneamente hacia su lado, localizando a su padre en el vehículo.

—“Todos alerta. Tenemos el tren a escasos metros”.—Espetó Norm a través de los comunicadores de los guerreros. Sus ojos dorados se dirigieron hacia su hija y asintiendo con la cabeza le dio la señal de acelerar con los vigías a toda velocidad, sobrepasándolo en segundos.

—“¡Cubran todo el perímetro cerca al tren!”—Inquirió uno de los guerreros a cargo y rápidamente los vigías se abrieron paso a los costados del tren que aumentaba su velocidad con cada segundo. Me’rah movió a Alaska hacia el lado izquierdo y rápidamente un hombre con metralleta apareció desde el techo listo para disparar.

—¡Tenemos compañía!—Indicó ella por el comunicador tomando con rapidez su arco y disparando al instante una flecha al hombre haciéndolo morir y continuar a toda velocidad con su banshee sin dañar la formación.

—“¡Equipo de tierra, ahora!”—se escuchó a Sully dando la señal para que los jinetes de Pa’li que avanzaban a toda velocidad con lanzacohetes dispararán varios de ellos hacia la vía del tren y a los escasos segundos una explosión ocasionara el desvió del vehículo.

La vía se rompió en pedazos y el fuego apareció con apuro hasta que el primer vagón del tren chocara contra el suelo y rodara por el aire deteniéndolo casi al instante.

Los choques entre los vagones traseros hizo que más explosiones aparecieran unas tras otra haciendo a los helicópteros de la RDA retroceder para no alcanzar el fuego que parecía enfurecido y capaz de tragarse cualquier cosa, pero de entre las llamas con agilidad Me’rah fue la primera en atravesarlo con su flecha lista para ser lanzada haciendo a Alaska volar por encima de uno de los samsones y finalmente lograr lanzar la flecha explosiva al vehículo haciéndolo explotar.

—“¡Equipo Vigía alfa, sigan avanzando, el equipo Vigía Delta espera a unos metros!”—Escuchó de repente a su padre desde el comunicador y tras buscar por el perímetro a su grupo, los vio sobrevolando a toda velocidad, y sin más, aceleró hasta alcanzarlos dejando al equipo del Olo’eyktan y de tierra hacer lo suyo con el tren.

La destrucción era inminente pero los ululeos de Neytiri y Jake en sus banshees acabando uno tras otro los helicópteros les daba la ventaja. Hombres uniformados volaban por doquier muertos y los sonidos de las balas se confundía con las explosiones.

Los jinetes de Pa’li ingresaron al campo de batalla a toda velocidad y tras se derribados todos los helicópteros empezaron a tomar todo de los vagones, armas, comida, ropa para los humanos en el clan. Cualquier cosa que les ayudara.

Me’rah siguió con la mirada a su padre que descendió del samson y junto a Jake sully empezaron a ayudar y supervisar la zona desde el suelo.

—“Equipos, nos quedan dos minutos.”—Avisó Sully a través del comunicador dando paso al grupo vigía Delta donde estaban Lo’ak y Neteyam.

Con apuro Me’rah empuñó mejor su arco y aceleró el vuelo de su ikran para unir ambos grupos de vigías en uno solo.

—“¡Grupo Delta, únanse!”—Indicó el líder de los vigías ahora teniendo ambos grupos en su área de visión.

Me’rah cruzó su mirada una última vez alrededor del caos y fuego, y volvió al frente notando al instante a Neteyam en su ikran verde uniéndose a su grupo de vigías y aunque esperaba que al menos le mirara una última vez, el chico se veía concentrado en otra cosa.

En Lo’ak, que se quedaba cada vez más atrás del grupo de vigías.

—“¡Cuiden a su redonda, equipo!”—volvió la rubia a escuchar al líder de vigías pero su atención ya se centraba en los hermanos y tras ver que Neteyam retrocedió,  al instante hizo que Alaska Girara hacia ellos, dejando avanzar al grupo.

—¡Hey!—Gritó ella alcanzándolos y empezando a volar entre ambos ikrans de los hermanos.—¡Que creen que hacen!

—¡Deberíamos bajar!—Exclamó con una sonrisa Lo’ak.

—¡Ni hablar, nos matarían!—Habló de inmediato Neteyam seriamente.

—…Vamos. No seas cobarde.—y como si fuese un juego, el na’vi de 5 dedos se apresuró a bajar.

—¡Lo’ak!—Gritaron Me’rah y Neteyam al tiempo pensando que así lo detendrían, pero el menor ya tenía otros planes.

Ambos vieron el ikran azul alejarse y los ojos miel de la rubia se toparon con los orbes dorados para luego ver como el na’vi siseaba molesto y empezaba a seguir a su hermano.

—¡Quédate aquí, iré por él!—Le dijo firmemente a ella para luego perderse entre el humo y fuego detrás de Lo’ak.

—¡Net-!—Intentó gritar pero ya estaba suficientemente lejos.

Furiosa y preocupada siseó molesta y dando unos golpecitos al lomo de Alaska le indicó acelerar y descender un poco más cerca del suelo.

Con giros y unas cuantas piruetas ella y la banshee lograron esquivar obstáculos y explosiones que seguían activas. Sus ojos buscaban con apuro a los dos hermanos pero en vez de eso solo veía guerreros sacando todo del tren con afán.

Sabía que desde esa altura no podría localizarlos y si quería sacarlos de allí lo antes posible debía bajar, aunque no le gustaba la idea obligó a Alaska descender en picada y empezar a sobrevolar a ras del piso, esquivando fuego, na’vis, pa’lis y humo.

—¡Lo’ak, Neteyam, hay que salir ahora, ¿Dónde están!?—Preguntó con apuro a través del comunicador pero cuando menos lo pensó sus ojos se encontraron con los de su padre y si bien volaba a toda velocidad, en ese instante todo avanzó en cámara lenta. Su padre estaba pasmado, pues verla sobrevolar a sólo metros de él definitivamente era inesperado.

El momento se rompió en el segundo que Me’rah dirigió su mirada al frente y tras girar y esquivar logró ver al ikran de Lo’ak, pero no había rastro de ninguno del par.

—¡Neteyam, Lo’ak, deben salir del área ahora!—Dijo desesperada pero manteniendo la calma por el comunicador.

Conocía las habilidades de ambos y en especial del mayor, era de los mejores guerreros y sabía más que nadie que nada les pasaría mientras Neteyam estuviera con Lo’ak, pero un campo de batalla es impredecible y Neteyam seguía siendo un adolescente al igual que ella, atrapados en una guerra.

Aun no los veía y su padre ya sabía de ella estando en donde no debía estar. El tiempo se estaba acabando.

—“¡Nave de combate se acerca!”—De pronto se escuchó en todos los comunicadores al equipo de vigías y fue solo cuestión de segundos cuando el sonido de las hélices se hizo presente, dando paso a un samson acercándose a toda velocidad.—“¡Hay que irnos, refuerzos están por llegar!”.

La mirada fría y calculadora pero a la vez con miedo de Me’rah se dirigió al helicóptero a escasos metros y sin darle tiempo, del vehículo salieron explosivos cayendo muy cerca de ella, sin embargo logró esquivar con agilidad Alaska y giró hacía él otro lado del Tren, encontrando a Tarsem tomando a sus guerreros y caballos listos para huir.

—¡Hay que irnos, ahora!—Le Gritó ella sobrevolando muy cerca de ellos. Tarsem solo asintió y con un ululeo iniciaron la huida.

Pero aún faltaban Lo’ak y Neteyam.

Sobrevoló casi sintiendo la tierra del suelo y esquivó a varios Guerreros que se retiraban del lugar hasta finalmente ver como un milagro a neteyam y Lo’ak huir a toda velocidad por encima de unos vagones destruidos, pero el samson enemigo tenía otros planes.

Y sin que nadie lo esperara, uno de los explosivos de repente cayó cerca a ambos adolescentes y volaron unos metros lejos.

Pero los ojos de Me’rah de inmediato se centraron en Neteyam que en cuanto aquel explosivo lo alcanzó su corazón se detuvo unos segundos, sus manos temblaron y sus ojos no parpadeaban.

—¡Neteyam!—Gritó aterrada y sin importarle el humo con fuego, se movió a toda velocidad, pasando en segundos a jake que también se dirigía hacia sus hijos y con habilidad hizo que Alaska aterrizara en seco junto a Neteyam.

Se bajó en segundos y cambió su piel y altura a las de Na’vi para luego correr hacia el chico y con su arco en mano, se agachó hasta él.

—¡Net!—Exclamó dejando en el suelo el arma y con sus manos azuladas tomó al chico de las mejillas.—¡Neteyam, responde!

Pero él se veía inconsciente y cada segundo que pasaba solo asustaba a la na’vi ojiazul.

—¡Net!

Unos pasos apurados hacia ellos provocó que sus oídos puntiagudos se crisparan y con velocidad tomó el cuchillo de Neteyam, se agachó un poco más y lo cubrió con su cuerpo, sus ojos grandes alertas hasta que en cuanto alguien apareció de entre él humo le apuntó con el cuchillo a punto de sisear.

Pero era Jake.

—¡Soy yo, Me’rah!—Se apresuró a decir Sully agitado, haciendo que la menor bajara el arma y se quitara del chico preocupada.

—¡Lo’ak, donde está Lo’ak!—Gritó La pelinegra buscándolo desesperada pero en segundos lo vio a unos metros tomar su ikran azul y escapar junto a su madre.

—¡Neteyam no está bien!—se aproximó el líder del clan frenético golpeando las mejillas de su hijo pero no respondía.

Me’rah se acercó  junto al joven y colocó sus dedos sobre su cuello, hallando afortunadamente rápido su pulso.

—Sigue vivo.—Espetó respirando hondo y calmándose un poco ella.

No podía entrar en pánico. Él la necesitaba y no lo dejaría.

—¡Neteyam, despierta!—Gritó el na’vi sacudiendo con cuidado a su hijo.

Las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos azules y sus manos temblaban. Su cuerpo se llenaba de miedo. Miedo de perderlo, miedo de pensar que esa sería la última vez que lo vería, de que todo sería su culpa por permitir que bajaran allí, de que lo hubiera evitado si los hubiera encontrado segundos antes.

Su corazón palpitaba con fuerza y la oleada de pensamientos la azotaban sin compasión.

Pero como una pequeña brisa de aire fresco Neteyam empezó a toser y poco a poco recobrar la consciencia.

—¡Net!—Soltó ella sonriendo y evitando al instante que las lágrimas rodaran.

—¿Me’rah…?—Logró decir el mayor desconcertado y lleno de cenizas y cortaduras.

De inmediato ella tomó la mano de él a la vez que Jake lo giraba para revisar su espalda, solo viendo una herida superficial.

—¿Qué hacías aquí? ¡En que pensabas!—Le dijo al instante muy molesto Sully.

—…Lo lamento…—Fue lo único que dijo antes de que su padre y la pelinegra le ayudaran a levantar.

—Lo llevaré yo en mi banshee.—Indicó con apuro Avani haciendo que Alaska se acercara a ellos y sin tiempo que perder subió al lomo del animal y luego Jake ayudó a subir a Neteyam detrás de la chica.

—Sostente fuerte, hijo.—Espetó Sully haciendo que su primogénito se aferrara de la cintura de su amiga, ambos listos para volar. Los ojos amarillos del hombre se dirigieron a ella y concluyó diciendo:—Llevaré el ikran de él. Tu padre espera en el samson a unos metros.

Sin más que decir ni tiempo que perder la pelinegra asintió y Alaska inició vuelo de inmediato a toda velocidad escapando del humo y fuego, mientras el grupo de vigías se encargaba del samson enemigo haciéndolo explotar en segundos.

Entre más se alejaban más tranquilo se volvía el ambiente, pero eso no ayudaba a que el corazón palpitante y aterrado de Avani se detuviera en ningún momento.

Sus ojos azulados encontraron al samson de su padre y sin detenerse vio como él los empezó a escoltar rumbo al campamento, cada vez más lejos del peligro.

Neteyam estaba adolorido y cansado, pero más que eso estaba preocupado y no por él, sino por el miedo que debía tener su amiga, porque definitivamente nada era la culpa de ella sino de él, por ser irresponsable y poco cuidadoso, por no sacar a su hermano de allí rápidamente, por permitir que Me’rah entrara en el campo de batalla.

Recostó su cabeza en la espalda de la chica y entonces sintió un poco de paz. Con ella estaría a salvo, solo debían volver a casa.

(…)

El numeroso grupo de guerreros avanzaban entre las montañas con sus ikans a toda velocidad avisando con los graznidos de los animales voladores su llegada al campamento y proclamando una nueva victoria más.

Sin embargo para los Sully no eran sonrisas lo que sus rostros reflejaban.

Los banshees de la familia y Me’rah descendieron en el borde del suelo y con cuidado todos bajaron de los animales, la pelinegra ayudando al herido Neteyam.

El samson de Norm también aterrizó cerca a los laboratorios y salió el científico de él con apuro  para acercarse a su hija, pero el regaño de Jake ya estaba por comenzar, por lo que solo se mantuvo a un par de metros de su amigo, esperando por su hija.

—Fórmense.—Espetó él Olo’eyktan parándose frente a su familia mientras Kiri, Spider y Tuk llegaban para saludar.

Me’rah notó a su padre, al igual que Neteyam quien con un susurro le dijo que estaría bien y que fuera con el científico.

Ella le miró con sus ojos azules una última vez y sin más se retiró junto a su padre a una tienda en total silencio, esperando que de nuevo la culpa no le cayera en los hombros a Net.

Se paró en silencio frente a su padre y agachó un poco la mirada, esperando lo que sea que tuviera él por decir.

Norm, calmando un poco sus emociones rascó su mejilla respirando hondo.

—…Que rayos hacías cerca al tren.—Soltó con calma pero a la vez muy molesto.

—Lo sien-

—Se supone que volviste como guerrera vigia, ¡Te dejé entrenar a guerreros jóvenes porque pensé que eras responsable!...—El científico que aún seguía en su avatar tomó un poco de aire.—No solo fue hoy. Ayer también estuviste en peligro, Me’rah, en peligro ¿lo entiendes? Puede que seas muy buena en lo que haces, porque en eso eres como tu madre, pero así como ella eres ¡terca!...Hace casi un año esta guerra te alcanzó a ti, La RDA volvió y te aseguro que no mereces la crueldad de ellos, y si quieres luchar lo harás ¡pero desde el aire! ¡se supone que eres vigía! ¡La última vez que estuviste en peligro casi mueres! ¡No puedo perderte!

El avatar dio un par de pasos para calmarse y continuó.

—Esto cada vez más se pone peligroso. No voy a dejar que te involucres en esta guerra. No pongo en duda de lo que eres capaz, lo demuestras cada vez, pero no permitiré que mueras por una causa que no te corresponde.

El ceño de ella se frunció.

—Esta causa me pertenece tanto como al Clan.

—¡Sólo tienes 15 años, Me’rah!

—¡Y soy mejor que muchos guerreros mayores!

—incumpliste una orden. No solo hoy, ayer también estuvo en riesgo Ni’agt. Si no demuestras que eres capaz de seguir órdenes simples como no salir del campamento o permanecer como vigía entonces no eres digna al parecer aún de volver al campo de batalla.

—¡Pero-!

—Hasta que demuestres estar a la altura, hasta que me demuestres que seguirás las órdenes y que no te pondrás en riesgo inminente como ayer o hoy, no volverás a salir al campo de batalla ni tampoco entrenar a guerreros. Ya está decidido.

Me’rah siseó molesta y sus orejas se echaron para atrás, pero debía aceptar la decisión. Su padre estaba asustado por ella y sabía perfectamente que no era porque fuera guerrera porque desde que empezó a entrenar con Neteyam él fue el primero en apoyarla, todo ese miedo era porque sabía que él no quería repetir la historia con su madre, no quería perderla a ella.

Antes no había peligros que enfrentar como guerrera más allá de cazar o luchar con otros guerreros o incluso pasar el inkimaya pero conocía el peligro que significa la RDA, Sin embargo para eso había entrenado, ¿no? Para ayudar al Clan, para salvar el único lugar donde la aceptaban como era, donde la aceptaron desde el momento en que nació. No podía fallarles, pero tampoco a su padre.

No podía culparlo, solo estaba asustado.

(…)

La tarde se abrió paso y tras ir a alimentar a Alaska ahora estaba en busca Kiri, Lo’ak y el resto, pues luego de hablar con su padre no había visto a ninguno y la duda de si Neteyam estaba bien quedaba en su cabeza.

Caminaba lento pero no muy tranquila, buscando entre todas las tiendas en cual estaba su amigo, sus ojos de vuelta a miel y su piel humana igualmente observaba con cuidado a la vez que su melena rubia se movía con la leve brisa que le tranquilizaba un poco junto con el sonido cotidiano dentro del clan.

Su padre se había ido a revisar con Max y otros científicos las cosas recolectadas del maglev como archivos, armas y demás, por lo que no lo vería por un rato pues luego probablemente estaría el resto de la tarde tomando una ducha y charlando con los integrantes del proyecto avatar.

—¡Duele!...—Escuchó bajito el quejido de Neteyam desde un tienda y con apuro cambió de dirección y se acercó, cada vez más notando afuera a Neytiri y Jake charlando.

Se aproximó e ingresó viendo a Mo’at y a todos los Sully adentro, presenciando como su abuela curaba las heridas del mayor y Kiri le ayudaba.

—¿Todo bien?—Preguntó ella mínimamente sonriente, ganándose la mirada de todos.

—¡Me’rah!—Espetó Spider.—¿Así que hoy hiciste de niñera con estos dos?—Bromeó el rubio haciendo que Tuk y kiri soltaran una corta risa.

—¡Bro! Eso es mentira.—Aclaró Lo’ak negando completamente.

Mientras Kiri le entregaba a Tuk un mejunje y la pequeña se lo daba a Neteyam, Me’rah avanzó hasta quedar de pie al lado de Spider y que a pesar de estar en su forma humana le llevaba 10 centímetros de más, para ninguno era extraño.

—¿Fue grave?—Preguntó la rubia a la anciana tsahík.

—Sólo es un poco llorón.—Inquirió ella limpiando la herida de su espalda y hacer que el chico gimiera de dolor.

—¿Necesitas un besito?—Bromeó de nuevo Spider haciendo que por primera vez Neteyam riera un poco.

Avani miró atenta al mayor de los Sully y sonrió con la comisura de sus labios, otra luego acomodar su cabello en su oído y girar a ver a Kiri.

—Bien, ya es hora.—se levantó Kiri de su lugar y acomodó su cabello.

Me’rah vio a Spider y Lo’ak empezar a salir junto a la na’vi y entonces recordó que todos los días esos 3 siempre visitan el laboratorio donde permanecía el avatar de la Doctora Grace.

—Nos vemos luego, chicos. —Indicó La rubia despidiéndose del trío y tras quedar solo ella, Tuk, Mo’at y Neteyam decidió tomar asiento frente al último para terminar de limpiar sus heridas de los brazos y pecho.

El lugar permanecía en silencio a excepción por los quejidos del mayor de los Sully y las vocecitas de Tuk que jugaba con un toruk de madera.

Las manos pálidas de Me’rah tomaron uno de los trapos y lo humedeció, para luego tomar con delicadeza el brazo de su mejor amigo y pasar el trapo por sus pequeñas cortaduras, limpiando la sangre seca y la sangre que aún salía en pequeñas cantidades.

Ella estaba concentrada en no lastimarlo de más pero sin notarlo los dorados orbes de él se paseaban por su rostro y melena rubia con sutileza.

—Iré a jugar con Hie’tya, nos vemos más tarde.—Se despidió con apuro tuk de su abuela y salió corriendo con el juguete como si este volara por todo el campamento.

Sin Tuk ahora el ambiente se volvía más silencioso lo que obligó a Neteyam a no quejarse tanto o se escucharía más.

—Tienes mucha ceniza encima.—Espetó Me’rah riéndose levemente.

—Si, tal vez fue por la explosión.—Bromeó él soltando unas risas junto a ella.

—Espera, ¿de que explosión hablas?—Siguió ella haciendo que el chico le tirara una piedrita del suelo.

—Ja, ja…—Bromeó él fingiendo que no le había hecho gracia  y por un momento la rubia se puso seria pensando que era verdad hasta que poco a poco una sonrisa emergió del rostro del más alto.

—¡Pensé que te habías molestado!—Soltó ella riendo.

—Bien. Tu herida ya está, Neteyam.—Interrumpió Mo’at levantándose lista para irse.—Iré con el resto de heridos, cuídalo mientras no estoy.

Avani asintió y sin más, al anciana se retiró a paso tranquilo.

—…Lamento que te pasara esto…—Soltó Me’rah terminando de limpiar la última cortadura.—Fue mi culpa.

—…¿De que hablas? Fui yo quien no sacó a tiempo a Lo’ak…

—Aun así-

—No te culpes por algo que no está en tu control, Me’rah…—Espetó él chico colocando su gran mano azul en el hombro de ella.—Estoy bien…

(…)

La RDA no se había quedado atrás los siguientes dos días y el nuevo equipo de recombatientes liderados por el nuevo Coronel Miles Quaritch ya se encontraban en la Bridehead City llevando a cabo un reencuentro bastante inesperado con la General Frances Ardmore…

—Los ataques de Sully son cada vez más audaces y frecuentes.—Empezó la mujer a explicar mientras varias pantallas mostrando los ataques se desplegaban alrededor de ella y Quaritch.—Sus ataques están muy planificados y sus activos aéreos y terrestres están bien coordinados…atacan nuestros sitios periféricos, minas, oleoductos y cortan cadena de suministros. Hace dos días atacaron un tren maglev…

El Coronel se retiró su máscara de aire y preguntó:—¿Y la base de operaciones de Sully?

—Por supuesto…—de pronto un holograma de las montañas aleluya se mostró.—Es un sistema de cuevas en algún lugar de las montañas pero cuando enviamos fuerzas tenemos bajas. Nuestro armamento alborota el avispero e incluso cerca a la zona hemos puesto falsos samsones como carnada pero siempre los explotan sin que nos demos cuenta. Solo bastan 10 minutos en el espacio aéreo enemigo para que estén encima de nosotros.—La mujer se giró hacia el gigante azul.—Coronel, confiamos en usted que con el nuevo aspecto de su equipo no desencadenarán la respuesta inmune.

—¿Y cómo probamos su hipótesis?

—Por las malas.

—…Excelente…—Sonrió a gusto con la idea.

—Puede encargarse de Sully, pero tenemos un objetivo que si nos ayuda obtendrá una gran recompensa…

La mirada inquisitiva del Coronel se dirigió a la mujer, quien en silencio empezó a mostrar en las pantallas lo que parecía ser una grabación previa de un samson hace pocos días.

El video muestra como el helicóptero decide perseguir a un na’vi y segundos después aparece un niña rubia que instantes después su aspecto cambia a la de un na’vi y explota el vehículo con una flecha, cortando el video con una falla.

Era Me’rah.

—Esto fue hace 3 días.—Aclaró Frances para luego mostrar otro video.

Otro samson parece sobrevolar la zona del maglev cuando se ve como la misma rubia baja de un ikran y cambia de nuevo su aspecto al azulado mientras atraviesa el campo de batalla.

—Es un sujeto no reconocido, pero los videos no mienten. Esa niña tiene una habilidad que puede ser una amenaza para la RDA. La necesitamos viva, los científicos del ejército la quieren estudiar. Maten a quien se interponga en su camino para atraparla y si ella se Resiste tienen permiso para acabar con ella.—La mujer empezó a caminar en la sala entre los paneles.—Es del mismo grupo que Sully. No debe ser difícil localizarla. Cuento con ustedes para obtenerla.

—Así será…—Fue lo único que dijo Quaritch observando las imágenes borrosas de los videos, notando entonces curiosamente una pequeña marca azul en el abdomen de la desconocida rubia para todos en la sala.

Definitivamente no sería difícil y mientras el escuadrón de recombatientes discutían, Frances miraba pensativa y en silencio aquel video de la rubia para al final susurrar:

—¿Por qué eres tan importante?...

(…)

Un día pacífico para Pandora y para el clan, o al menos eso creía Avani, que estaba en su tienda terminando de tejer los últimos detalles de su armadura que estaba colgada en un par de palos como maniquíes.

Miró una última vez su arco que de pequeña recibió como regalo de su padre pues pertenecía a su madre, era como recordaba todos los días a su progenitora y aunque para  Avani era un misterio el clan de origen de Ga’ia no importaba porque así como su madre, eran Omaticaya.

Y en tanto Me’rah continuaba tejiendo, un poco alejado estaba Neteyam junto a su Banshee alimentándolo con una expresión  un poco pensativa sobre en donde rayos se habían metido todos pues se suponía que ninguno tenía permiso para salir por seguridad.

Sus heridas ya estaban sanando, no obstante era imposible no mirar su brazo y recordar el delicado tacto de su amiga en las cortaduras, su mirada gentil y amable, su cabello radiante por la luz y una perfecta nariz, su piel rosada pero su patrón de franjas se alcanzaba a ver si lo veías con atención, sus dedos un poco más largos que los humanos y sus piernas de igual forma, que le daban más altura y por alguna razón se veía muy bien así, en especial por aquella marca azul en su abdomen.

Definitivamente su amiga si que debía tener pretendientes.

…¿Pero él? ¿Realmente era lo suficientemente bueno para ella? ¿Estaba haciéndolo bien? ¿Era un buen amigo? ¿Cuántas veces la puso en peligro por su culpa? ¿Realmente merecía alguien como ella? Parecía que cada vez mas se volvía menos digno de tan hermosa persona y vaya que aún se arrepentía de nombrar a Ni’agt mientras su padre la regañaba sólo por un impulso de inculpar al na’vi y terminó metiendo en más problemas a ese rayito de sol que llevaba melena rubia.

—¿Neteyam?—de repente una vocecita lo sacó de sus pensamientos.

Su orbes grandes y amarillos se dirigieron hacia al frente y luego al suelo, encontrando a la pequeña Hie’tya con un juguete de Tuk en su mano.

—¿Haz visto a Tuk?—Preguntó ella.—Hace un rato la vi con sus hermanos pero no ha regresado…

El mayor se arrodilló e inquirió:—¿escuchaste hacía donde iban?

—Sólo al chico humano decir algo de un samson abandonado…—La niña aclaró intentando hacer memoria.—¿Pero la Haz visto?

—Iré a buscarla. Quédate aquí con tu papá, Hie’tya.

Sin más el más alto le dio unas palmaditas a la niña y se dirigió hacia el campamento en busca de sus cosas para salir lo antes posible por ellos. Conocía muy donde estaban si realmente Spider había nombrado un samson olvidado.

Se paseó con apuro a través del campamento pasando por varias tiendas y aunque solo las veía de reojo fue casi un impulso cuando notó en una de ellas a Me’rah y bueno, si que necesitaba una mano con los computadores.

La tienda estaba en silencio y la rubia de espaldas a él, por lo que tuvo que entrar con cuidado de no asustarla.

—Toc toc.—Espetó y al instante ella se giró de inmediato encontrando al na’vi.—¿Estás ocupada?

—Lo estaba. ¿Ocurre algo?—Indicó ella dejando a un lado lo que hacía para prestarle atención.

—Al parecer se fueron al samson abandonado…—Soltó él, cruzándose de brazos.—Necesito que me ayudes a localizar sus comunicadores si realmente están allá.

(…)

Los dos chicos se fueron a toda velocidad hacia los laboratorios y dejándole todo a cargo a Me’rah, Neteyam solo observaba como la humana manejaba los aparatos con habilidad.

—Bien…—Susurró ella concentrada en lograr ver la ubicación de los comunicadores.—Aquí.—Indicó ella señalando en la pantalla un punto en el mapa.—Cerca al viejo conteiner de la pelea de hace 15 años.

El más alto se quedó viendo mientras sostenía su máscara de aire y miró entonces la salida. Debía llamar a sus padres.

—Gracias, MH, te debo una.—Sin más, el na’vi salió a paso largo y cerró de golpe la puerta, apresurándose a tomar su ikran y buscar a sus padres.

Max que estaba cerca a las camillas le miró confundido a la rubia y por fin reaccionando, ella se levantó, tomó una tableta e Intentó alcanzar a su  amigo, pero en cuanto salió de los laboratorios ya estaba lo suficientemente lejos.

—¡Alaska!—Gritó empezando a correr a toda velocidad hacia  el acantilado que era la salida del campamento.

Vio a varios metros adelante a Jake tomar a toda velocidad su banshee al igual que Neytiri y junto a su hijo emprendieron vuelo fuera del campamento.

—Kiri, ¿me escuchas?—Espetó rápidamente la rubia por el comunicador cambiando de canal con la na’vi.

—“¿Me’rah?”—Milagrosamente escuchó a su amiga del otro lado hablando en voz baja.

—¡Que hacen allá! ¡Jake y Neytiri van en camino!

—“Tenemos compañía, al parec-”

Unos segundos en silencio pusieron inquieta a la rubia que ahora presentía que algo malo estaba pasando con ellos.

—¿Kiri? ¿KIRI, ME OYES?

La comunicación se había cortado.

Cambió rápidamente de canal y aceleró su paso ya viendo a su banshee aterrizar cerca al acantilado esperando por ella.

—Papá, los chicos salieron.—Indicó con una respiración entrecortada.—Tengo su ubicación actual, pero necesito ir por ellos, ahora.

—“¿Qué?”—Escuchó al hombre.

—Kiri…kiri me dijo que tienen compañía. Algo malo está pasando.—Explicó con brevedad subiendo al lomo de Alaska.—Papá, sé que estoy desobedeciendo cualquier orden, pero iré por ellos. No dejaré que algo les pase.

Escuchó un siseo molesto de parte de su padre pero tras unos segundos el científico soltó:—Iré en el samson. Alcanza a Jake.

—Recibido.

Solo eso bastó para que Alaska se desprendiera del acantilado y se adentrara a toda velocidad en picada hacia las montañas aleluya y salieran rumbo al bosque.

Miró con cuidado la tableta en su mano y a unos metros vio a los Sully por lo que hizo que Alaska acelerara el paso.

—“Demonio canino”.—De repente la voz de Lo’ak por el comunicador la tomó por sorpresa.—“Aquí ojo de águila, cambio”.

—“ojo de águila, informe”.—Respondió Jake.

Alaska avanzó un poco más y finalmente llegó detrás de Jakesully ganándose la mirada de todos.

—¿Me’rah?—Susurró Neteyam incrédulo.

No otra vez…no de nuevo ella en peligro.

—Tengo la ubicación de ellos.—espetó la rubia al Olo’eyktan entregando la tableta con cuidado al hombre.

—“Informe”.—Reiteró Jake mientras observaba el aparato en su mano.

—…”Veo…a unos tipos”.—Inquirió Lo’ak.—“Parecen avatares pero tienen ropa camuflada y rifles de asalto”.

Neytiri miró asustada a Me’rah.

—“Hay seis de ellos, cambio”.—prosiguió.

—“Cuál es tu posición.”—Preguntó Me’rah por el comunicador.

—…”Él viejo conteiner…cerca al samson abandonado”…—Soltó él menor un poco nervioso.

Neteyam miró de reojo a la rubia quien le devolvió una mirada preocupada, pues aunque le hubiera gustado que la tableta tuviera un error, desgraciadamente no era así.

—“¿con quien estás?”—Inquirió Jake entregando el aparato a Me’rah.

—“Spider, Kiri, yo….y tuk”.

La mirada asustada de Neytiri se acercó a su esposo y a ambos adolescentes.

—“Escúchame bien, hijo. Váyanse de ahí, no hagan ruido. Lárguense ahora”.—Continuó Sully.

—Papá está en camino con un samson.—Le Aclaró la humana al líder.

—“Norm está en camino con un helicóptero, pero deben alejarse para sacarlos de ahí”.

—“Recibido”.

Sin más, la comunicación se cerró y Neteyam con su banshe tomaron la delantera:—Conozco un atajo, por aquí.

El joven giró con el animal hacia la izquierda, rodeando un par de montañas flotantes y empezando a dirigir al grupo hacía el viejo conteiner  aunque Me’rah más que nadie conocía esa vía pues por ahí se tomaba el camino hacia aquella mágica y luminiscente cueva en la que estuvo con net.

El eclipse estaba empezando y a pesar de tomar la vía rápida los demás debían resistir un poco mientras llegaban.

(…)

Tras un tiempo por fin llegaron cerca a la locación y los 4 ikrans aterrizaron sobre un frondoso árbol al tiempo que sus jinetes descendieron con apuro listos para el rescate.

—No se han movido mucho de la locación inicial…algo está mal.—Espetó Me’rah viendo la tableta.

Neteyam tomó su arco y se aproximó a su padre, quien lo detuvo al instante.

—Tu te quedas con Me’rah y los banshees.

—Pero papá, soy un guerrero como tú. Sé supone que debo luchar.

—Neteyam…—Dijo su madre.

—No voy repetirlo, hijo.

—…Si, señor…—Impotente, las orejas del chico se echaron para atrás y dio un par de pasos hasta su animal y acariciar con desdén su lomo.

Los dos adultos tomaron sus armas y sin tiempo que perder arrancaron su camino hacia los chicos y los desconocidos captores, pero algo les decía que terminaría muy mal esa noche.

—a 50 metros a la izquierda están los 4, uno cerca del otro.—Indicó Avani por el intercomunicador con Neytiri y Jake viendo la tableta en sus manos.

—“Entendido, ahora nos encargamos”.—Escuchó a la na’vi para luego finalizar la comunicación.

La rubia solo suspiró estresada y nerviosa con la duda de quienes eran los sujetos, y ahora después del eclipse el bosque se había tornado más oscuro.

—Voy a ir.—Indicó de repente Neteyam tomando de golpe su arco y preparando su cuchillo.

—¿Qué?

—Te vas a quedar aquí y por primera vez Escúchame cuando te digo que te quedes aquí, ¿me oíste?

El más alto se giró para tomar el mismo camino que sus padres pero fue detenido por el agarre de la humana en su muñeca.

—¿A dónde crees que vas?—Preguntó ella seria.—Esto fue un problema hace poco. No cometas el mismo error.

—¿”un problema”?—Reiteró él molesto.—Fue un problema desde que  decidiste entrar al campo de batalla.

—Sabes que lo hacia por sacarte a ti y Lo’ak de allí.

—Te dije que te quedaras fuera y no escuchaste. Ahora estoy diciendo lo mismo y espero no seas tu quien ocasione el “problema”.—De golpe Neteyam se zafó del agarre con el ceño fruncido.

—¿Y que? ¿Qué te pase algo de nuevo? Ya escuchaste a tu papá. Ellos se encargarán, y tú deberías aprender cuando una situación te supera no puedes entrar de frente o saldrás herido. Es lógica básica como guerrero. Eres como un bebé intentando montar un pa’li. Es estúpido. ¡ni siquiera tienes un plan para entrar allá! ¿Qué pretendes? ¿Lanzar flechas? ¿Escapar y listo? No es tan fácil. Son 6 sujetos del tamaño de avatares…probablemente militares. ¡Somos adolescentes!

—¡Sabes que hemos  pasado cosas peores, Me’rah! Derribar 6 tipos no es tan difícil.

—Tienen secuestrados a ellos. No es tan fácil como ir y matarlos. ¡piensa un poco, la vida de Kiri, Lo’ak, Spider y Tuk está en juego!—su ceño se frunció, se acercó al na’vi importándole poco la altura y con sus dedos simuló un arma apuntando a la cabeza de él.—Los tienen amordazados y te apuesto que no tienes ningún plan de ataque y rescate. Si, somos guerreros, pero no quiere decir que tengamos la experiencia para manejar todas las situaciones y si vas solo pasarás a ser un estorbo…un paso en falso y pasas a ser parte del resto. Secuestrado.

—No me importa el riesgo. Son mis hermanos los que están allá, y al parecer a ti no te importa, pero a mi si.—furioso pero manteniendo un tono de voz calmado el chico señaló el pecho de la chica haciéndola retroceder.—No necesito que vengas detrás de mi como si yo no pudiera defenderme por mi cuenta…

—¿Crees que no me importan? Soy tan capaz como tu de dar la vida por ellos. Son mi familia tanto como para ti y no desconfío de lo que puedes hacer pero eres lo que más quiero y ni siquiera debo protegerte, pero si quiero hacerlo.

—Di lo que quieras. Yo iré y me interesa poco si te quedas o vas. Tu misma lo haz dicho, no seas un estorbo.

Sin más, el más alto se dio media vuelta y a paso rápido se alejó de la rubia con un nudo en la garganta y sus orejas calientes por la reciente discusión.

No quería oírla y hasta ese segundo se arrepentía de eso último que le había dicho, porque más que nadie anhelaba que esa chica se quedara junto a los ikrans y no se pusiera en peligro.

Lo único que sabía era que sacaría como fuera a sus hermanos y como Me’rah dijo, debía idear un plan lo más rápido posible. Ser una ayuda para sus padres.

Me’rah por su lado, se quedó viendo como se iba el na’vi hasta perderlo de vista, pensando si realmente todo lo que había dicho realmente lo sentía. ¿Había hecho mal ella? ¿Pero qué?

No podía estancarse en ese momento. Luego lo charlarían, en ese momento necesitaba su cabeza en lo que estaba pasando y no podía quedarse de brazos cruzados. Debía ayudar con lo que tenía desde allí.

Respiró hondo y alejando pensamientos que la distrajeran tomó la tableta y vio como Neteyam avanzaba con cuidado directo a la zona…sólo que girando por un desvió a la derecha de 3 metros.

Se estaba ocultando entre la hierba alta pero cerca de ellos.

Jake y Neytiri también se habían separado y creando un perímetro cerrado alrededor de los captores.

¿Qué podía hacer en esa situación? ¿Cómo ayudar estratégicamente? ¿Cómo darles la ventaja a ellos? Ni siquiera tenía su arco con ella, pero si un viejo revolver entre el equipaje de Alaska que aún tenía un par de balas.

Debía apresurarse si quería llevar a cabo su plan en mente: atacar desde lejos, pero primero dejó la tableta y en cambió tomó el arma, la revisó, la empuñó mejor y emprendió camino hacia el resto.

(…)

Las gotas de lluvia empezaban a humedecer sus hebras doradas y su piel humana se volvía más sensitiva ante el agua. Cada vez se acercaba más por la retaguardia del grupo agachada y oculta entre la maleza.

Vio a lo lejos a Neytiri arriba de un alto árbol y Jake por suelo en la vanguardia del grupo, aún sin ser visto, sin embargo no  había rastro de Neteyam.

De pronto el ululeo de Neytiri se escuchó y los cuatro chicos crisparon sus oídos y se miraron entre sí.

Rápidamente y con dificultad por su mano húmeda cambió de canal el comunicador para hablar con los 4, volvió a tomar el revolver y espetó:—¿Listos para correr?

Avanzó un poco más hacia la retaguardia y se agachó detrás de un árbol logrando ver a Sully tomar su hacha y en silencio acabar con uno de los tipos, luego Neytiri preparó su flecha al tiempo que ella quitaba el seguro del arma y apuntaron al sujeto que tenia a Spider y Kiri.

Respiró hondo y tras contar hasta 3 la bala y flecha viajaron por el aire hasta atravesar la cabeza del avatar.

—¡Nos atacan!—Gritó uno de los tipos y junto al equipo decidieron disparar hacía donde había salido la flecha, sin fijarse alrededor dieron paso una vez más a que Me’rah disparara al cuello del captor de Lo’ak  haciéndolo caer.

—“Lo’ak, ahora”.—Espetó Avani para que al instante el nombrado tomara aún con las manos atadas bombas de humo de uno de los avatares y lanzarlas, finalmente mordió a otro que quería atraparlo y Tuk copió la acción, ambos liberándose de ellos.

—¡Mocosos de Mierda!—Gritaron sin lograr capturarlos pues corrieron a través del humo y salieron de allí.

—¡Lo’ak!—Gritó la pequeña pidiendo ayuda para subir un tronco.

—¡Apresúrate, Tuk!—Fue lo único que dijo él sosteniéndola y continuar corriendo.

—“¡Kiri, spider, su turno!”—Alegó Me’rah apurando a los dos que desde su lugar vio como se levantaban del suelo y el humano con la na’vi emprendían la huida.

—¡Atrápenlos!—Gritó al parecer el líder de ellos y casi al instante una de su equipo tomó a Kiri por su trenza y la jaló hasta el suelo.

Pero Neytiri no estaba jugando ningún juego y sin mente lanzó otra flecha hacia la mujer avatar derribándola.

—¡Hay que irnos!—Escuchó a spider tomando a Kiri y llevándola lejos.—“¡Me’rah, faltas tú!”

—“Ustedes sigan, papá los espera a 60 metros con un samson. Salgan de aquí”.—Inquirió la rubia empezando a moverse en silencio y cautela entre la maleza lista para salir por donde había llegado.

—¡Pónganse al cubierto!—Escuchó el grito del líder de ellos pero eso no evitó que siguiera avanzando sin ser vista hasta que en cuestión de segundos vio pasar por delante de ella a Jake y golpear hasta la muerte a otro de los tipos.

Ya los chicos habían logrado salir, ahora solo faltaba Neteyam. Sabía que saldría de ahí con facilidad pero él no dejaría atrás a sus padres y ella no lo dejaría a él de igual forma.

—¿Es usted, Señora Sully?—La voz del líder de los militares la puso alerta.—¡conozco su tarjeta de presentación!...

De pronto vio al tipo hacerle señas de rodear el perímetro a un secuaz, quien en silencio y con un rifle automático empezó avanzar sin ser visto por Jake ni Neytiri, pero si por la rubia.

—¿Por qué no sale? Ambos tenemos….unos asuntos pendientes…

—¡Demonio! ¡Te mataré las veces que sean necesarias!—Gritó la na’vi desde el árbol.

¿”lo mataría las veces que sean necesarias”? ¿Acaso ese tipo era….?

El Coronel Quaritch.

Todo tenía sentido.

—Supongo que usted y el cabo estuvieron…—prosiguió.— muy ocupados, ¿no?

La respiración agitada de Me’rah no impidió que sus ojos miel a través del oscuro bosque siguieran con sigilo y atención al militar que se movía por el perímetro con lentitud y decidió apuntarle con el revolver en sus húmedas manos.

Sus pies pisaban la fría y aguada tierra, pero permanecia allí en su lugar agachada, con el arma losta y su corazón a mil por segundo, tan paloable qud podia escucharlo.

El militar se había detenido, sus orejas se movian a los lados como receptoras de todos los sonidos y su rifle se alzó en dirección a Neytiri, pero sin que lo notara ahora él estaba también en la mira de Avani

La rubia respiró hondo y teniéndolo frente a la punta de su revolver curiosamente el tipo se notaba con duda en si apretar el gatillo.

Se levantó poco a poco, con movimientos lentos, su respiración controlada y sus manos firmes en el arma, pero el crujir de una rama llamó la atención del militar, quien giró su rifle hacia la rubia.

—Retroceda…—Susurró ella sin ningún tapujo, pero el avatar se veía nervioso y ninguno quería hacer ruido.—Dije que retroceda.

Y sin previo aviso el rifle del tipo se giró hacía Neytiri pero en segundos una flecha atravesó el pecho del avatar y cayó de rodillas al suelo, totalmente muerto.

Sorprendida, Me’rah buscó con la mirada de quien se trataba y vio a Neteyam con su arco a unos metros.

—¡Intrusos!—Exclamó uno de los militares disparando hacia Neteyam, quien por suerte Jake apareció y lo tiró al suelo con apuro.

Era hora de salir.

Dirigió la punta del revolver hacia aquel militar que había disparado hacia Neteyam y lanzó la última bala, para luego salir corriendo entre la maleza esquivando el tiroteo.

—¡Están huyendo!—Logró escuchar a alguno de los militares.

Sin embargo Neytiri, Neteyam y Jake ya estaban en su camino hacia los ikrans al igual que la rubia.

Sus pies humanos se movían con rapidez entre la tierra y plantas, corriendo a toda velocidad entre la lluvia para llegar junto a Neytiri y seguir corriendo entre los árboles y hierba con agilidad.

—¿Estás bien?—Preguntó Neytiri sin detenerse ni un segundo.

Casi las alcanza un explosivo pero nada las podía detener, estaban de salida.

—¡Hay que irnos ahora!—Fue lo único que dijo la rubia moviéndose a toda prisa.

—¡Por el flanco, tras ellos!—Se escuchaban los gritos de los militares  un poco alejados.

El miedo palpitaba en todos, corriendo del enemigo, esquivando balas y explosiones, el miedo llenaba cada centímetro de ellos y aceleraba sus corazones, incluso para Norm que permanecía en el samson sobrevolando el bosque y acercándose más a locación, Tuk también tenía miedo, Lo’ak y Kiri igual, miedo de morir. Todos tenían miedo de lo incierto.

Pero eso era lo que los obligaba a moverse lejos del peligro.

Sus piernas cortas solo  hacían más lenta a Me’rah y si seguía a ese ritmo con Neytiri las alcanzarían, lo sabía muy bien, y aunque no quería tuvo que cambiar su aspecto al na’vi en segundos y sin detenerse, saltó entre ramas y charcos de agua.

Pero en su camino Kiri estaba en el suelo llamando a Spider, quien al parecer había caído unos metros abajo.

Neytiri fue la primera en saltar y obligando a Kiri a continuar la tomó por el brazo.

—¡Hay que irnos!—Le gritó arrastrándola hacia adelante.

—¡No! ¡Spider sigue abajo!—Suplicaba la chica deteniéndose un momento solo para ver como los militares llegaban hasta el humano y lo tomaban por la fuerza.

No había nada que hacer.

—Kiri, Kiri, Escúchame.—La tomó Me’rah con sus manos azuladas.—Él es fuerte. Sobrevivirá, lo prometo, pero debemos avanzar.

Las lágrimas en el rostro de la menor se confundían con la lluvia pero asintió al final.

—Hay que movernos.—Soltó Me’rah continuando entonces la huida con Neytiri y Kiri.

Siguieron corriendo a toda velocidad, pero no pudieron ignorar la gran nave de la RDA que se aproximaba para llevarse aquellos sobrevivientes militares y a spider.

Corrieron como pudieron y finalmente vieron al resto reunidos detrás de un árbol viendo como se marchaba la nave enemiga.

—¿Están bien?—Jake fue el primero en preguntar mientras Tuk corría hacia su madre.

—…Tienen a Spider.—Soltó Kiri triste, ganándose un abrazo de su padre.

—¿Están bien?—Preguntó Avani mirando con sus ojos azules na’vi a Lo’ak y Neteyam, abrazándolos aliviada.

—Ya estamos a salvo….—Susurró Neteyam respondiendo al abrazo.

Luego de unos segundos Jake se unió a ellos y Neytiri fue a abrazar a Kiri y Tuk.

—¡Gracias, Gran madre!—Gritaba aliviada al cielo la na’vi. —¡Gracias!

—Se llevaron a Spider…—Susurró Kiri desesperada a la vez que los abrazos se deshacían.

—No te preocupes, mi niña. Es un muchacho duro.—Susurraba Sully dejando que Kiri llorara en su hombro.

Las luces del samson con Norm de piloto anunció la llegada de él y a los pocos segundos aterrizó a unos metros, saliendo con apuro el pequeño científico.

—¡Papá!—Exclamó Me’rah yendo hacia él y agacharse para poder abrazarlo en su forma Na’vi.

—¿Estás bien?—Preguntó aliviado acariciando la melena negra de su hija y cerrando sus ojos un poco mas calmado luego de tanta incertidumbre.

—…Hay que volver a casa….

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