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CAPÍTULO 44: LA GUERRA DE LOS LOBOS (PARTE II)

—— LA GUERRA DE LOS LOBOS ——

Me sorprende, Elara, que hayas sido tan fácil de manipular.— Dijo Søren apareciendo en el subconsciente de la mujer lobo.

No soy fácil de engañar, creo que lo sabes muy bien, Søren. Pero usar a mis padres... Es tocar la fibra sensible. Porque yo sí tengo sentimientos. Y te aseguro que lo que ha sucedido es solamente un contratiempo. Voy a matarte, y no me importa si con ello me dejó llevar por la oscuridad.— Afirmó la mujer lobo haciendo que el primer Beskyttende sintiera algo de miedo al escucharla con aquella convicción.

No deberías de dejarte llevar por lo que él quiere.— Intervino en ese momento Rasmus haciendo que Elara se girase y le mirara.

Ya te hice caso una vez, Rasmus. Y por hacerte caso estoy, otra vez, en el mismo problema que hace un año. ¿Crees que no intente tener piedad? Tu hermano no puede ser salvado, no porque no se pueda, sino porque él no quiere. Si Søren no quiere ayuda, yo no puedo hacer nada.— Afirmó Elara, haciendo que Rasmus suspirase al entender que ella tenía razón. Él se había pasado siglos esperando poder reunirse con Søren, quería tener aquella esperanza de que podrían salvarlo, de que podría recuperar a su hermano, pero realmente, ya no quedaba ni rastro de aquel hermano al que él quiso y admiro, y por el que hubiera matado dejando de ser un Alfa verdadero.

No quiero que lo salves ya, Elara. Quiero que lo mates. Que hagas justicia a todas las muertes que Søren causó por su deseo de poder. Antes le excusaba diciendo que era por la oscuridad, por lo que suponía ser el Alfa de la muerte, pero ahora... Ya no tiene esperanza. Freya opina igual, y aunque ella lo niegue se que la duele lo que está haciendo, lo que te está haciendo.— Al escucharlo Elara encarnó una ceja, ya que no creía que Søren la estuviera transformando.

Søren no me está haciendo nada, ahora.— Puntualizó.

Sí, lo hace. Tu no eres así Elara. Tu no eras una asesina, pero ahora lo eres. Entiendo que eres el Beskyttende, pero no puedes terminar como él. Nunca has sido como él, por eso teníamos la esperanza de que le pudieras salvar. Pero ahora... Veo oscuridad en tus ojos, no hay ese brillo que antes tenías, y queda lejos aquella chica que vi en el momento en el que Peter Hale te transformó.— Al escucharle la expresión de Elara cambió. —Entiendo que las circunstancias nos cambian, pero lo que te están haciendo a ti... Quieres huir y alejarte de todo, pero las responsabilidades te pueden. Tú tenías una vida por delante y la querías aprovechar, la mordida lo cambio, ¿cierto? Te arrepientes de involucrarte.— Afirmó con firmeza.

Me arrepiento de la mordida, sí. Me arrepiento de haber sido la causante de que mis padres terminarán aquí, y me arrepiento aún más de no haberme ido de aquí con mi familia. De haberlo hecho mi padre no hubiera muerto, y ni Alexander ni yo hubiéramos estado en todos estos problemas y dramas. Pero tampoco puedo cambiar lo sucedido, porque me hubiera perdido el hecho de saber la verdad acerca de lo que soy, no hubiera conocido a mi padre biológico, ni a Brett, ni a Lori ni menos aún a Scarlett, tal vez incluso mi manada hubiera muerto. Pero no me arrepiento de haberme quedado, porque entonces no habría sido madre. Por supuesto hay pros y contras, pero no puedes pretender que no caiga en la oscuridad. Esa misma oscuridad de la que Søren es preso, es la oscuridad que yo necesito para matarlo, para destruirlo, y para alejarlo de mi hija. ¿Es un riesgo enfrentarme a él y dejarme llevar por la oscuridad? Por supuesto que lo es, y es posible que ni salga con vida de esa pelea y que ni vuelva a ver a mi hija, pero ahora entiendo lo que mi madre hizo hace catorce años. Y creeme que yo también estoy dispuesta a hacerlo.— Afirmó Elara mostrando como sus ojos se cristalizaban debido a lo que sabía que podía pasar. —Espero que esto te haya mostrado que no estoy dispuesta a convertirme en lo mismo que él. Yo sí tengo un motivo por el que luchar, un motivo que me espera en Nueva Orleans.— Le tranquilizó con la seguridad suficiente que necesitaba para enfrentarse al primer Alfa de la muerte, haciendo que Rasmus sonriera orgulloso de ella.

Espero que ganes esa batalla, Elara. Espero que vuelvas a casa con tu familia y espero que tras todo esto seas feliz. Tus padres, Heather y Tyler, están orgullosos de ti, al igual que lo están Minerva y Kiernan. Has sacado lo mejor de todos ellos aunque dos de ellos solo sean tus padres adoptivos.— Sonrió el primer Alfa verdadero. —Y yo también lo estoy; de ti, de Scott y de Alexander.— Admitió haciendo que Elara sonriera.

¿Estas en paz, Rasmus?— Preguntó Elara sorprendiendole con su pregunta.

Hoy lo estaré.— La tranquilizó.

***

Sin previo aviso, la piedra que cubría a Elara estalló, mostrando los ojos rojos de la mujer lobo, al mismo tiempo que una mirada asesina por su parte. Tal vez, para algunos aquella era la misma Elara, pero para aquellos que la conocían sabían que aquella no era la misma. En su mirada no había ningún rastro de benevolencia o de compasión, todos aquellos sentimientos habían sido reducidos a sentimientos de odio, desprecio e irá, junto a los deseos de venganza hacía el primer Beskyttende.

Tal vez, se podría decir que Elara estaba fuera de control y que, como en otras veces, era presa de su instinto animal, de aquel instinto primitivo que en más de una vez la había llevado a matar y que la permitió transformarse en un gran lobo, pero no era así. Elara tenía el control completo de ambos lados, porque no era el animal el que predominaba en aquellos momentos, sino el humano, deseoso de terminar con un enfrentamiento que ella misma había pospuesto y evitado por el simple hecho de tener miedo.

Pero era el miedo, también, el precursor de que ella quisiera matarle, porque eran miedos diferentes los que ella tenía, era muy distinto el miedo hacia Søren, que el miedo que ella sentía pensando en que todos podrían morir. Aunque también había un tercer miedo, el de no volver, el de morir y no ver crecer a su hija. Ahora entendía el miedo de Heather y el temor que ella sintió al verla en el limbo, pero si luchar con Søren implicaba no volver a casa con la certeza de que Talía estaría siempre protegida, lo haría sin pensar. Tal vez todos pensarían que estaba enfrentando a la realidad de la que huyó, pero en verdad nadie era consciente de lo difícil que podía ser aquello para ella, de lo que significaba la posibilidad de morir.

Elara salió del instituto y se encaminó al hacia la ciudad, ignorando lo que estaba sucediendo y guiada por el deseo de completar con su objetivo, llegando, irónicamente, hasta el viejo gimnasio que una vez fue como su guarida.

—Finalmente volvemos a encontrarnos, Elara.— Dijo Søren apareciendo frente a ella.

—Ya era hora, ¿no crees, Søren?— Respondió la mujer lobo dejando ver ese lado oscuro que tenía.

—Así que has aceptado la oscuridad que tenemos, interesante. Me sorprendes, Elara. Cada día demuestras ser más digna de ser el Beskyttende. Por desgracia, que estés con vida implica que yo no puedo serlo, y como comprenderás, yo sí quiero ser esto. Yo sí quiero ser un asesino y un monstruo.— Explicó él mientras se acercaba a ella, pero rápidamente Elara mostró sus garras y sus dientes, al mismo tiempo que sus ojos se iluminaban.

—Ya no me creo tus mentiras, Søren. Y no vas a conseguir que no te mate. Voy a hacerlo, y no me importa no salir con vida lo único que me importa es destruirte.— Aseguró la mujer lobo haciendo que él sonriera.

—Entonces no atrasemos lo inevitable, ¿verdad, lobita?— Søren rió tras recibir por parte de Elara un gruñido en señal de advertencia.

Rápidamente ambos empezaron a pelearse, llevándose arañazos y mordiscos, hasta que finalmente Søren adquirió su forma de lobo, aunque Elara sabía que con su transformación, ella era más fuerte y rápida, perdía bastante agilidad, y eso, aunque no lo pareciera, era una gran ventaja frente a él.

Al mismo tiempo, y como si estuvieran sincronizados, ambos rugieron, haciendo que las lámparas del techo y la infraestructura temblarán, pero no fue un estridente ni menos aún fuerte rugido, era bastante normal y, seguramente, imperceptible para cualquier criatura con un oído desarrollado.

—Hace un año tal vez hubieras podido ganar está batalla.— Afirmó Elara golpeándolo. —Pero no ahora.— Afirmó ella haciéndole varios arañazos, al mismo tiempo que agarraba una tubería y se la clavaba en el abdomen, haciendo que el animal soltara un rugido de dolor al mismo tiempo que empezaba a ahogarse con su propia sangre. —Hay algo que me enseñaste muy bien, Søren.— Comentó Elara mientras se acercaba a su cuerpo y le miraba con diversión y maldad. —Y fue a no subestimarte. Lástima que tú siempre lo hicieras.— Alegó poniéndose de pies y dirigiéndose a la parte donde siempre tenía ropa escondida para cambiarse la camiseta ensangrentada y rota que tenía puesta.

Finalmente, ella había ganado. Ella había vencido al primer Beskyttende, convirtiéndose, finalmente, en el Alfa de la muerte. Pero aquello no asustaba a Elara, al contrario, la llenaba de orgullo serlo, y más aún saber que podía volver a casa.

★★★

Se que no es un batalla épica, pero quería que fuera distinta a lo que podríais tener en mente.

Sin duda, creo que esa última escena con Rasmus es de mis favoritas, creo, sinceramente, que es como el final que él realmente necesitaba.

Y creo, que la explicación que Rasmus la da a Elara y la que ella le da a él, es algo que, literalmente, la historia exigía o por lo menos a mí me lo parecía.

Ahora bien.

MAÑANA ES EL GRAN CAPÍTULO

Mañana sí habrá, prácticamente, capítulo Delara. Pero aseguró que no tiene nada de romántico y el drama está asegurado. Aunque os sorprenderá lo que va a suceder en los pocos capítulos que ya quedan.

¿Que os ha parecido el capítulo?

¿Listos para el próximo?

Os leo ❤️

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