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Maratón - 3/5
El tren de Hogwarts se desvaneció en el horizonte, dejando a Sebastien de pie en la estación, sintiendo el peso de la Marca en su antebrazo. Habían cuatro días desde que su padre los habia llevado a Theodore y el de Hogwarts, pero el ambiente familiar lo acogió de inmediato. La magia, el bullicio de los estudiantes. Sin embargo, la sombra de la decisión que había tomado con Bellatrix lo siguió como un eco constante.
Pero no se arrepentia.
A medida que se adentraba en el castillo, los pasillos resonaban con el sonido de las conversaciones y el crujido de los zapatos sobre el suelo de piedra. Estaba ansioso por encontrar a sus amigos, especialmente a Izabella, Pero, a la vez, Sebastien sentía que su mundo se desmoronaba. La lealtad hacia su padre y el conocimiento de lo que representaba la Marca pesaban en su corazón.
Mientras caminaba por el pasillo, de repente, se encontró con Harry, que venía en dirección contraria, su expresión era seria, casi ansiosa.
—Sebastien, ¡hey! —llamó Harry, su voz llena de preocupación.
—Harry —respondió Sebastien, forzando una sonrisa mientras sentía que la tensión en su pecho se relajaba un poco.
—¿Te has enterado de las últimas? —preguntó Harry, mirándolo con intensidad—. Hay rumores de que algunos de los mortífagos están en Hogwarts. Escuché que Draco Malfoy está involucrado.
El corazón de Sebastien se detuvo un segundo, ¿qué podía decirle sin levantar sospechas sobre su propia conexión con la Marca?
—No, no he oído nada —dijo, su voz calmada, como si lo que estaba diciendo no fuera más que un eco de una verdad lejana—. Supongo que es solo otro rumor.
Harry frunció el ceño, claramente no convencido.
—¿Estás seguro? Quiero decir, todos los años hay algo raro. Lo de este año no suena bien. Y con la guerra que se avecina, nunca se sabe quién está con quién —dijo Harry, observando a Sebastien con una mezcla de preocupación y desconfianza.
Sebastien sintió una punzada en el estómago. Sabía que Harry estaba a punto de rasgar la superficie de su secreto, pero también había algo en su mirada que le recordaba la lealtad que siempre habían compartido.
—Solo estoy tratando de centrarme en mis estudios, ya sabes cómo es Hogwarts —dijo Sebastien, tratando de desviar la conversación—. Además, tengo cosas más importantes en mente que rumores de mortífagos.
Harry asintió, aunque su expresión mostraba que todavía tenía dudas. Fue entonces cuando Harry notó un moretón en el ojo de Sebastien.
—¿Y eso? —preguntó, señalando el moretón—. ¿Te metiste en otra pelea con Theodore?
Sebastien se encogió de hombros, esperando que su tono casual fuera suficiente para calmar las inquietudes de su amigo.
—Es solo un pequeño accidente. Pequeños roces entre hermanos, ya sabes cómo son las cosas —dijo, intentando restarle importancia.
Harry sonrió, aunque no parecía completamente convencido.
—Si tú lo dices. Solo asegúrate de tener cuidado, ¿sí? No quiero que te metas en problemas. Especialmente con todo esto de los mortífagos —dijo, su voz seria.
Sebastien sintió un alivio momentáneo al ver que Harry estaba convencido por su excusa, aunque sabía que no podría ocultar sus secretos por mucho tiempo.
—Lo haré, lo prometo —respondió, buscando cambiar el tema—. ¿Cómo te ha ido en las clases?
Harry comenzó a hablar de sus materias, y por un breve momento, Sebastien pudo olvidar la sombra que lo seguía. Pero al final de la conversación, cuando Harry se despidió y se alejó por el pasillo, la paz se desvaneció.
No había caminado más de unos pasos cuando de repente, Izabella apareció frente a él, su mirada incisiva y desconfiada.
—Sebastien, ¿puedo hablar contigo? —dijo, cruzándose de brazos, su voz firme como siempre.
Sebastien sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sabía que Izabella no se andaba con rodeos, y que cualquier intento de evasión sería inútil.
—Claro, ¿de qué se trata? —preguntó, tratando de sonar despreocupado.
—He notado que te has estado desapareciendo últimamente —dijo, frunciendo el ceño—. Y no es solo que hayas estado ocupado. Hay algo más, y lo sé.
Sebastien sintió que su corazón se aceleraba. ¿Cómo podía explicarle lo que estaba sucediendo en su vida?
—He estado lidiando con algunas cosas personales. Nada de qué preocuparse —respondió, aunque su voz sonaba más débil de lo que esperaba.
Izabella lo miró con desdén, sus ojos desafiantes.
—No soy tonta, Sebastien. He visto cómo te miran, cómo te tratan. Algo está sucediendo, y necesito que me digas la verdad —dijo, su tono más serio.
—Te lo juro, no es nada —insistió él, aunque sabía que estaba a punto de fallar—. Solo estoy tratando de sobrevivir este año, con todas las tensiones y todo eso.
—¿Sobrevivir? —replicó Izabella, arqueando una ceja—. No me hables de sobrevivir. Sé lo que ha estado pasando con Theodore y cómo te está tratando. No puedes permitir que te haga eso.
—Solo olvidalo Izabella, estoy aquí, es lo que importa.
—No se nada de ti desde hace cuatro días, ni una carta, ni un recardo, ¡Sólo te fuiste, como si yo fuera alguien sin importancia! ¡No sé nada de ti desde hace días! Y ahora me tratas como una medida bolsa de basura.
—Izabella, solo dejalo. —Sebastien apreto los labios en una fina linea. —Solo... Vete. —pidió sin siquiera mostrar algún tipo de emoción.
Pero ella no lo hizo, solo frunció el ceño y notó como el enfado aparecía en su sistema.
—¿Que me vaya? i¿Acaso te oyes Sebastien Nott!? No me voy hasta obtener una maldita explicación de porque actuas como una copia de Draco Malfoy.
—Iza, no lo hagas más difícil.
—¿Qué te ha pasado? Eres mi mejor amigo, Seb, háblame por favor. —pidió con la voz quebrándose cada vez más.
Sebastien sabía lo que tenía que hacer. Debía protegerla, y eso significaba alejarla de él.
—¡Déjame en paz, Izabella! Ahora entiendo porqué la chicas jamás se fijaron en ti, porque Hermione jamás te hizo caso, eres insistente y te crees graciosa, pero solo estás rota y tratas de arrastrar a los demás contigo. —sabía que estaba usando sus puntos más débiles, pero esa era la única forma, aunque no fuera la correcta.
Por primera vez en mucho tiempo la castaña no sabía que hacer o qué decir, simplemente se mantuvo unos segundos ahí parada, tratando de procesar todo el dolor que estaba sintiendo en tan poco tiempo.
El se sentía destrozado, cada palabra era como un golpe sobre él también, estaba haciéndole daño a la única persona que siempre había estado con el, que nunca lo habia dejado de lado, si, tal vez tenia a Harry, Hermione o Ron, pero ninguno se comparaba con Izabella, la dulce Izabella. Su mejor amiga, su hermana, solo la quería proteger, pero ahora, después de aquellas palabras solo podía pensar en lo mucho que le había roto el corazón a la chica que amaba como su propia hermana.
Las manos de Izabella, empujaron el pecho de Sebastien haciéndolo volver a la realidad.
—¿Iza?
—¡Te odio, Sebastien Nott, te odio con todas mis fuerzas! Eres un hipócrita y un idiota, y ahora mismo sólo deseo no haberte conocido. Me he pasado mucho tiempo preguntándome qué hice mal, cuando lo único malo entre nosotros eras tú.
Sollozó enfadada, él la miraba en silencio, arrepentido, pero las palabras ya habían sido dichas, el daño ya estaba hecho.
—¿Sabes todo lo que te quiero idiota? iFuiste el primero en verme por quién era, en quererme por ser diferente! Odio que todos me vean por lo de fuera, que nadie se pregunte cómo soy por dentro, así que vete a la mierda! —gritó enfadada.
—Iza, perdón, yo...—intento acercarse.
—¡No te acerques! Si tan horrible soy, no pierdas más tu tiempo conmigo.
—Iza, espera...—pidió Sebastien, intentando que la chica frenara.
Pero por primera vez en toda su amistad, Izabella no se giró, solo siguió caminando hasta donde pudiera y no apareciera la imagen de Sebastien en su cabeza.
—Lo siento...
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